Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 13 • V DOMINGO DE CUARESMA, Ciclo A
29 de Marzo de 2020
Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106
¡Esta enfermedad
A
no es de muerte!
todos nos abruman las enfermedades serias, porque pensamos en la cercanía y posibilidad de la muerte. Precisamente, para evitar esos sobresaltos, se nos invita en la Cuaresma a "curarnos en salud", es decir, pensar en cómo arreglar la vida para que no nos mortifiquen las decisiones finales. La Cuaresma abruma porque habla de penitencia, de negación, de morir para poder vivir. De ordinario todos pensamos en el costo, no en la ganancia. Este domingo V de la Cuaresma va ya casi guardando las palabras de dolor, de penitencia, para sugerirnos un final de cambio, de brillo, de resurrección. Morir para resucitar, tarea de la Cuaresma Y sin embargo, es menester primero dejar las malas conductas para luego merecer la vida nueva que ofrece Jesús. La muerte y resurrección de Lázaro es ya un anticipo para pensar positivamente y hacer realidad una de las frases más repetidas en Cuaresma y Pascua: “...si con Él morimos, también con Él resucitaremos”. Ante la muerte de su amigo Lázaro, Jesús da una gran enseñanza, siempre hay una esperanza para el que confía en Dios. Les infundiré mi Espíritu A una semana de iniciar los grandes misterios de la fe cristiana que celebramos en la Semana Santa; tiempo que hemos convertido, en nuestra cultura actual, en tiempo de relajación
y descanso; que no es malo, pero sí tenemos la oportunidad de vislumbrar cosas importantes para la vida cristiana. El fragmento del libro de Daniel invita a un cambio importante de nuestra manera de mirar la muerte y la vida, el trabajo y el descanso. ¡Con el Espíritu de Dios, podemos cambiar las cosas! Vivir con el Espíritu de Cristo Todo mundo está sujeto a las tentaciones de la carne; pero el Espíritu de Dios puede ayudarnos a cambiar de opinión, a darle la vuelta a nuestras costumbres aprendidas para ofrecerle un espacio a Dios. Este mismo Espíritu que resucitó a Jesús, si le damos espacio, nos ayudará a cambiar. Anticipo de la Semana Santa “Lázaro ha muerto, y me alegro de que no hayamos estado allí, para que crean. Y ahora vamos a su casa”. Hay una gran seguridad en Jesús, no obstante la incredulidad de la gente, de que Lázaro, que ha muerto, va a resucitar. Es la misma seguridad que siente por nosotros, que no importa lo hundidos que estemos en la maldad, en el pecado, en la hipocresía, porque Dios siempre piensa que podemos cambiar. Jesús va enseñando los caminos por donde estamos todos llamados a transitar. En nuestro tiempo es menester recuperar la fe, hacerla viva para sentir que Cristo está plenamente vivo entre nosotros.
1