Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 11 • II DOMINGO CUARESMA, Ciclo C
17 de Marzo de 2019
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DIOS nos urge a cambiar
E
n el Tiempo cuaresmal, las lecturas casi siempre van señalando temas fuertes y fundamentales para la vida cristiana; como los de este domingo. En todo ser humano, existe la oportunidad de rectificar, de eliminar conductas. Es algo esencial para la vida cristiana reconocer nuestras limitaciones y enderezar el camino. Jesús anuncia que va a ser entregado, que va a sufrir y, finalmente, a morir. Pero ante estas circunstancias nos da entereza, da también una señal contundente de que el sufrimiento siempre lleva a la esperanza. Muestra un retazo de su gloria al transfigurar su Cuerpo. Señala que no obstante el sufrimiento, la verdad, su amor y su gloria se manifestarán en todos los que creen en Él. Hay dolor en sus discípulos porque anuncia que va a sufrir; pero a la par hay consuelo porque señala que el dolor es necesario para que llegue la Salvación.
«Escúchenlo...» Cuaresma es el tiempo propicio. Suele ser la mejor oportunidad para intentar hacer cambios importantes en nuestra vida personal y social. Se trata de aprovechar la oportunidad con reflexión, la oración y la penitencia propias de este tiempo; es un tiempo particular para darnos la oportunidad de dedicarle un tiempo a Dios. “Escúchenlo” es la palabra clave de este Domingo II de la Cuaresma. En el relato de la subida al monte y la Transfiguración, no es necesario armar
tres tiendas; la cercanía con Dios debe ser para escucharlo, vivir de su palabra. Todos los hombres vamos en una peregrinación, siempre vamos en camino de mejorar. Cuando el sufrimiento nos incomoda y escandaliza, Jesús se transfigura para que veamos que al final del sufrimiento está la luminosidad de la presencia de Dios en nuestras familias y corazones. La Iglesia siempre marcha como en un éxodo, caminando desde la tierra de la esclavitud hacia el lugar de la liberación, en donde solamente confiemos en Dios. Cristo nos transformará Llevamos muchas limitaciones: en lo social, lo económico y, señala san Pablo, también en nuestro propio cuerpo; Jesús lo transformará en un cuerpo glorioso. Éste es, sin duda, el significado de todo el Tiempo cuaresmal. Tiempo de reconocimiento de nuestras debilidades, de los pecados que nos tienen esclavizados; no obstante sabemos que Dios tiene el poder de cambiarlo todo. A Jesús, en su vida entre nosotros, Dios le apreció en justicia. La Cuaresma es la oportunidad para buscar cambios personales que nos den una nueva esperanza en nuestras familias y comunidades. Dios hace alianza con Abraham creyente. «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur, ciudad de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra». Dios dice y cumple sus promesas. Lo hará también con quienes buscan un cambio en el Tiempo cuaresmal.
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