N.º 8 • VII D O M I N GO O RDINARIO / C ICLO A
• 19 de Febrero de 2017 •
EL AMOR, camino que lo
purifica todo
E
n las pláticas recurrentes entre parientes, vecinos, conocidos, es tener “un guardadito” para cuando se ofrezca hacerle daño a prójimos, vecinos e incluso parientes. El Libro del Levítico nos recuerda, en esta ocasión, la ley de convivencia más importante: “No te vengarás, ni guardarás rencor a tus parientes”. Cuando la ley de Talión era usual en los pueblos, con los vecinos los parientes; –esta ley permitía el desquite en igualdad de circunstancias: “ojo por ojo, diente por diente”-. Sería una guerra sin fin. Gandhi alguna vez dijo que eso llevaría a un mundo de ciegos y de chimuelos. En nuestra sociedad, parece que impera, y con creces, esta antiquísima y milenaria norma de convivencia para “emparejarse” o simplemente desquitarse hasta donde se pueda. Ustedes son de Cristo y Cristo de Dios... Cada hombre y cada mujer somos templo, morada de Dios, y hoy por hoy, son muchos los que tratan, de mil formas, anular este mensaje. Porque el ser humano se vende y se compra al mejor postor, se daña, se envenena, se esclaviza, se maltrata y llega a convertirse en mercancía para el mejor postor, en su persona, en su dignidad. Hoy, en la sociedad, el pecado más grande es que hombres y mujeres, siendo santuarios vivos de Dios, han sido profanados por la pobreza, la violencia y la injusticia social; y hasta por sus propios gobiernos. “Ojo por ojo y diente por diente” Esta sigue siendo la ley más “razonable” en el trato de barrios, pueblos y naciones. El amor “antiguo” del Levítico, parece que da permiso de desquitarse con el enemigo como algo natural. Pero Jesús ha traído una nueva Ley: la del amor y un amor extremo, pues invita a amar hasta los enemigos. Algo, por supuesto, que nos parece ilógico, irracional, como si fuera una norma de esclavos
de hombres y mujeres faltos de dignidad; siendo que es todo lo contrario. En vez de desquitarse, está la ley del amor, del perdón; la tolerancia y comprensión para todo tipo de conductas antisociales y de “desquite”. La nueva y única norma de convivencia Santo Tomás de Aquino, uno de los más grandes teólogos de la cristiandad decía; como que el mandamiento del amor, nos parece irracional inalcanzable; una quimera a la que nunca vamos a llegar. Cada ser humano siempre puede aumentar su capacidad de amar, de una cultura a otra; de unos siglos para los siguientes. El amor con entrega, es lo que despierta nuestra generosidad y radicalidad para ser cada día mejores. Si rezan por los que los persiguen de verdad serán “Hijos de Dios”; recuerda hoy el Evangelio.
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