N.º 52 • N AT I V I D A D
DEL
SEÑOR / CICLO A
• 25 de Diciembre de 2016 •
LA PALABRA, de rostro humano entre nosotros
E
s Navidad. Dios habla y se hace presente en una ternura muy nuestra. Dios ha querido estar entre nosotros como personita temblorosa que se deja abrazar, atento a todo lo que nos pasa. Es uno más que sufre cercano a nosotros, al compartir las vicisitudes humanas. Un Dios que se vuelve susurro de amor, y, en su personita, ofrece todos los caminos de la felicidad. Es Palabra que se deja querer, que arrulla. Es la presencia de Dios en un Verbo que vive entre nosotros; escucha y cauteriza contra el sufrimiento del mal. Navidad, es mucho más que fiesta, que vacaciones, que compras y regalos. Está más allá de los abrazos y felicitaciones que a todo mundo nos gustan en estos días. Cierto, es todo eso; pero mucho más; es un ser humano que muestra un estilo diferente para vivir. Es promesa que se cumple Isaías profeta, trae el mejor augurio de todos los tiempos. Basta ya de sufrimiento causado por la opresión de los malvados. La humanidad explota en villancicos sonoros y en la fuerza de una alegría armoniosa porque ahora sí puede ver cara a cara a Dios mismo. Está siempre presente para consolar a su pueblo. Es Navidad el tiempo en que se puede palpar la cercanía del mismo Dios. Dios ha hablado de distintas formas. Pero ninguna como
ésta; en la persona de su Hijo. Él quiere estar cercano y en la necesidad de una simple creatura; es el Dios del pesebre, que sale al encuentro de los sencillos; de quienes buscan alguna respuesta al sufrimiento. Dios ha tomado rostro humano “En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres.” La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió... Desde el momento de llegar, Dios mismo se queja de la falta de solidaridad de los hombres y mujeres de esta tierra, porque destrozamos la ternura de un Niño que es Dios entre nosotros. Dios ha puesto su casa entre nosotros, no como un Rey distanciado de la pobrería de su reino, sino como un Rey que hace de la humanidad, del hecho de ser humano, la mejor forma de entender a Dios como alguien cercano a todas las vicisitudes de esta tierra. Este nacimiento de un niño indefenso, invita a toda la creación –mares, ríos y montes- a levantar nuestra mirada para construir un mundo diferente; es Dios que llega en un Niño a juzgar el mundo con justicia y a todos los pueblos con cariño total. En la gran fiesta de la Navidad, en los festejos que hacemos; recibimos a Dios mismo que llega en la ternura de una creatura.
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