Hoja Parroquial - 18 de Diciembre de 2016 - Num. 51

Page 1

N.º 51 • IV D OMINGO

L

DE

A DVIENTO / C ICLO A

• 18 de Diciembre de 2016 •

DIOS con nosotros

a gran profecía que se dijo ocho siglos antes de Cristo, tuvo una realización sorprendente. “La Virgen concebirá y dará a luz un hijo... Dios-connosotros...”. No podía sospechar Isaías cuánta verdad encerraban sus palabras. Ahora, las celebramos; palabras hechas carne de niño, misterios de Encarnación y Navidad. Y siempre las celebramos, misterio de un Dios que se ha quedado con nosotros. La verdad del Enmanuel, es una de las cosas que más identifican al cristiano. A nosotros no nos basta creer en Dios que dialoga con el hombre. Nosotros hemos de creer en un Dios que se hace hombre y se queda con el hombre. Un Dios que ama tanto al hombre, que nos entrega a su Hijo y se mete de lleno en nuestra historia. Un Dios que ha establecido tal relación, tal alianza con el hombre, que ya no pueden separarse ni entenderse el uno sin el otro. Dios es ya algo más que su divinidad, es también humanidad. Y el hombre ya es o está llamado a ser algo más que su humanidad, es también divinidad. En el hombre Cristo Jesús esto es realidad; en nosotros es, al menos, vocación y esperanza. Este misterio debería llenarnos de emoción

y asombro constantes. A veces, hemos pensado, o han querido hacernos ver, que Dios era rival del hombre, como si nos exigiera estar de rodillas ante Él, como si nos obligara a entregarle nuestros mejores talentos y nuestros más hermosos frutos, como si no nos dejara libertad y nos prohibiera crecer. Y resulta que es todo lo contrario. Dios se acerca a nosotros, no para humillarnos, sino para levantarnos. Dios no sólo no nos exige el sacrificio de nuestros valores o nuestros hijos, sino que nos regala a su propio Hijo. Dios no sólo no nos quita libertad, sino que nos hace verdaderamente libres. Dios y el hombre no se restan, sino que se suman y complementan, al menos desde la vertiente humana. Dios hace crecer al hombre hasta límites insospechados, la trascendencia. Cuanto más se llena el hombre de lo divino, no sólo crece, sino que se hace más humano. Dios viene para eso, para salvar al hombre y devolverle su dignidad. ¡Qué ridículos aquellos reyes y gobernadores que temían que Jesucristo venía a quitarles sus tronos y sus poderes! El no venía a quitar nada, sino a dárnoslo todo. Venía a quitar, si acaso, los impedimentos que nos esclavizaban y no nos dejaban ser reyes.

1


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.