N.º 48 • D O M I N G O I
DE
ADVIENTO / CICLO A
• 27 de Noviembre de 2016 •
¡Estén preparados!
“C
uando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos”. Estamos tratando de cerrar el año y como todo lo que termina, nosotros, también algún día terminaremos nuestra carrera en este mundo. Por eso, el tiempo del Adviento es una advertencia, serena pero segura de que el tiempo apremia. Nuestro deber y actitud es, sin duda, estar preparados. Pero en verdad ¿creemos que el Señor vendrá y hará un juicio del mundo? Este tiempo, en las cercanías de fin del calendario, es preciso ensayar nuestras respuestas para cuando llegue el fin. Los profetas advierten. En toda la Biblia encontramos que algunos hombres al servicio de Dios, aparecen preparando el tiempo. Tanto cuando son tiempos malos, para que la gente no se desespere y se anime ante tanto sufrimiento y contrariedades. Pero también en los tiempos de bonanza, para cuidar que no nos confiemos; que siempre sembremos actitudes previsoras para como dice el dicho pueblerino: “tantearle el agua a los camotes”. Es decir, discurrir para tener cambios de actitudes como en cada fin de año para provocar la revisión y ensayar nuevos comportamientos para mejorar.
arca; y cuando menos lo esperaban, llegó el diluvio y se los llevó a todos.” Un discurso escatológico. Es este un nombre extraño, el que usan los especialistas para describir cuando el Señor Jesús habló de los preparativos para un final acorde a nuestras creencias. Pero es, sobre todo, advertencia para tomar actitudes convincentes de nuestra esperanza. Este domingo que inaugura el Adviento, que pone ante nuestros ojos meditativos esa venida de Dios a nuestras vidas; debiera ser la ocasión para mejorar nuestra vida.
“La noche está avanzada, el día se encima”. Habrá que distinguir entre los tiempos buenos, los regulares y los malos y tomar las previsiones convenientes, en los diversos niveles de nuestra vida; la familia, lo profesional... Buscar disposición para ser más congruentes en nuestras creencias religiosas. “La salvación está cerca” advierte San Pablo en la Carta a los Romanos. Por lo tanto “nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas... El Adviento sugiere cambios importantes, necesarios según sea el “pié del cual cojeamos”. “Sobre advertencia no hay engaño”. Los últimos párrafos del Evangelio de Mateo, que este domingo leemos, invitan a revisarnos con pulcritud y conciencia. No sabemos ni el día ni la hora, ni para quienes es el primer turno o el último. La fuerza de la Palabra de Jesús es suficientemente clara y previsora. La predicación de Jesús es previsora. “Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el
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