N.º 46 • Domingo XXXII Ordinario / Ciclo A • 12 de Noviembre de 2017 •
El final depende del camino que escojamos
L
as lecturas que nos ofrece la Iglesia en estos últimos días del año, poco antes de iniciar el tiempo de Adviento son una invitación a ser prudentes, puesto que el final de nuestra historia, como en todas las cosas, depende de nuestro esfuerzo por hacer el bien. No se trata de una moneda al aire para saber nuestra suerte. El camino se va construyendo con el esfuerzo de cada día.
han acomodado su estilo de vida, a los preceptos de Jesús; por eso entran al banquete del Reino. A todos se nos advierte "ustedes velen, porque no saben el día ni la hora". Noviembre siempre invita a realizar una reflexión de nuestras decisiones buenas o malas durante el año. Sólo así cada uno puede tomar las decisiones convenientes.
Prevenir los tiempos La Parábola de las vírgenes, unas previsoras, otras descuidadas; es una invitación a la reflexión del cómo actuamos en la vida, sobre todo en asuntos de importancia, en donde vamos construyendo nuestro futuro; no precisamente en lo material; sino en el tipo de conducta que tenemos ante nuestras responsabilidades de todo tipo, sobre todo las religiosas.
La sabiduría, actitud previsora La Primera lectura, del Libro de la Sabiduría es una exhortación muy oportuna para mirar, nuestra conducta, el entorno humano, social, económico; buscando siempre, agradar a Dios. Habrá que buscarla como una tarea de todos los días.
Una tarea personal La parábola enseña que el final de cada persona por supuesto depende del camino que se escoja. Terminar bien o mal depende del estilo de vida que cada uno tome. Las necias son las que han escuchado el mensaje de Jesús pero no lo llevan a una práctica real, notoria en su comportamiento de cada día. Por contraparte las muchachas prudentes son las que
El recuerdo de los difuntos ayuda siempre La vida cotidiana siempre tiene sus reglas para mejorar. La más importante es mirar a nuestros fieles difuntos que ya han pasado a otra vida. Dice Pablo el Apóstol: “...no queremos que ignoren la suerte de los difuntos para que no se aflijan, como los que no tienen esperanza. Pues, si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del
mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con Él”. La tarea es aprovechar el momento presente. Hay muchas formas para construir la fraternidad, pero empieza sobre todo por no buscar de manera egoísta solamente nuestro propio bienestar. Toda la vida, en cualquiera de sus etapas es una elección. Nunca creamos imposible corregirnos ya en edades avanzadas. Todo el tiempo, a cualquiera edad existe la oportunidad para revisar, mejorar y purificar.
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