N.º 44 • D OMINGO XXXI O RDINARIO / C ICLO C
L
• 30 de Octubre de 2016 •
¡...le RESTITUIRÉ cuatro veces más!
a justicia entre nosotros siempre anda enredada. Creemos que nos hacen injusticia los demás y no miramos que somos “los demás de los demás”. Es seguro que hacemos injusticias, escondidas y tramposas. Casi todos preguntamos ¿Cuándo nos hará justicia el gobierno, o la empresa con mi sueldo...? Pero pocas veces pensamos ¿Cuándo le haré justicia a mi familia o aquellos que he defraudado?
de ver a Jesús. Ahí empieza otra historia que trae consecuencias profundas en la vida de aquel estafador.
El hombre, obra maestra de Dios Cada persona, en el corazón de Dios es alguien singular y nunca Dios quiere que se pierda. Pero habrá que darnos cuenta de lo que valemos ante Dios y lo importante que somos para Él. “Porque tú amas todo cuanto existe y no aborreces nada de lo que has hecho; pues si hubieras aborrecido alguna cosa, no lo habrías creado”.
Una nueva actitud Lucas, el Evangelista, dice que Zaqueo logró hacer a un lado a la multitud que le impedía ver a Jesús. Aquí empieza otra historia con aquel patrañero en sus relaciones comerciales con los demás. Este relato tiene joyas de sucesos increíbles que hacen que Jesús, con su sola mirada, con su atención benévola, desnude la maldad ajena y la rehabilite para en adelante hacer el bien.
Querer ver a Jesús. Para arreglar las cosas del mundo, de la familia, hay que ponernos a la mirada de Jesús. Saber responderle a la altura de sus ojos con nuestra propia mirada. Es decir, mirar hasta el fondo de la verdad que Jesús tiene de mí. Miradas sin fingimiento. Yo no soy el bueno y los malos todos los demás. Uno de los ricachones de aquel tiempo, siente la curiosidad
Escoger un buen lugar para ver a Jesús. En la vida, pareciera que andamos más bien en donde la conciencia no nos moleste; en donde la religión no nos abrume la conciencia. La vida nuestra se atiborra de tantas preocupaciones que ya nos impiden ver a Jesús. Es tiempo de tomar otro lugar y mirar las cosas importantes que suceden en mi vida en relación a Dios.
Un mundo de arriba y abajo. Cada persona se contempla en una realidad mejor; no queremos ser de los “de abajo”, se busca un lugar donde seamos importantes. Existe un primer mundo y un mundo último. Todos queremos ser de los importantes. A la manera de Zaqueo; pero Jesús le va a cambiar su historia en cuanto Él reconoce que ha hecho mal. Y ya no quiere ser despreciable por defraudar a los demás. Hemos de superar la vergüenza y sentirnos mirados por Jesús.
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