Hoja Parroquial - 1 de Noviembre de 2015 - Num. 44

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N.º 44 • SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS, CICLO B • 1º de Noviembre de 2015 •

¡Ser SANTOS es tarea de todos!

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a Fiesta de Todos los Santos, que en este día primero del mes de noviembre celebra la Iglesia Universal, tiene razones de más de gratitud y de justicia para celebrarla de una manera universal. En algunas partes de México, las costumbres familiares le han atribuido a este día, que en el calendario es la Víspera de la conmemoración de todos los fieles difuntos, una ocasión para celebrar a todos los “angelitos”, todos los niños y aun a los no bautizados pequeñitos que murieron sin culpa alguna. Pero “Todos los Santos” es mucho más que nuestros “angelitos”. La Fiesta de Todos los Santos es una celebración de reconocimiento a la bondad de Dios; Él llama a todos. Bien se dice que “ni están todos los que son, ni son todos los que están”. Se celebra de una manera particular a los que no están en las listas, los que no tienen una fiesta en el calendario. Hombres y mujeres que han vivido con rectitud, que han hecho el bien sin mirar a quién; es fiesta para todos los que han llevado una vida ejemplar, de bondad, de misericordia, y tal vez desconocidos hasta en su propia familia. Hay otros nombres en los calendarios que se han

agregado, de acuerdo a la tradición o devoción de los fieles. Otros, de quienes no se pudo comprobar su existencia, se borraron del Santoral. Una multitud elegida por Dios El libro del Apocalipsis nos cuenta en este día que los santos son todos aquellos que Dios reconoce en su bondad: «...miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con fuerte voz: “La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero”».

¿Quién hace la lista de los Santos? Una de las Cartas del Apóstol San Juan nos recuerda que Dios nos ha elegido para reconocerlo: según la cita del Apocalipsis antes expuesta, Él elige a aquellos que han vivido las Bienaventuranzas: los pobres de espíritu, los que lloran, los que sufren por la justicia... “No hay sino una tristeza: la de no ser santos”, decía León Bloy, y tenía razón la Madre Teresa cuando, a un periodista que le cuestionó a quemarropa qué se sentía ser reconocida como Santa por todo el mundo, ella respondió: “La santidad no es un lujo, es una necesidad”.

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