N.º 4 • III D OMINGO O RDINARIO / C ICLO A
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• 22 de Enero de 2017 •
De las tinieblas al GOZO
nte desavenencias que nos preocupan, en este inicio de año hay una exhortación contundente de la liturgia de este domingo: ¡Pónganse de acuerdo! Apenas avanza el año y abundan las esperanzas renovadas pero también nos damos cuenta de las dificultades. Urge plantearnos la tarea, no de quejarnos sino de encontrar los remedios. Por supuesto, en el nivel que nos corresponda: el personal, familiar, en la comunidad familiar. También encarar los temas más candentes en lo social, económico y político. Es menester llegar a consensos en todos los niveles de las relaciones. Desde lo más íntimo, pasando por la familia; de lo religioso, a lo social y a lo político-económico.
llos tiempos que los lideraran; y había una confusión enorme
El pueblo caminaba en tinieblas Esta es la descripción que hace el profeta Isaías de aquellos pueblos que comerciaban a base de guerras en donde la lucha era a morir. La ley del más fuerte, o el más astuto era y es la que ponía las condiciones entre los pueblos. Como vemos, nada diferente al tiempo presente. No nos hemos salido de ese esquema. Pero... “Habitaban las tierras de sombras y una luz brilló”. Ese es el cambio que entonces fue benigno con los anuncios del Mesías. Hoy, parece que nos obstinamos en seguir viviendo a nuestro modo; con nuestras leyes. Los rezos del pueblo En esos tiempos había, como hoy, pueblos poderosos y pueblos sufridos, ricos y pobres, esclavos y libres. Ante las penas, a la gente no le quedaba mucho; rezar, acostumbrarse al sufrimiento u organizarse para lograr cambios en su estilo de vida. Su oración iba en el sentido de que Dios le ayudara con el yugo del opresor y las cargas enormes que se ponían en las espaldas de los más humildes. Póngase de acuerdo Por supuesto que hay muchos caminos para levantar la dignidad de las personas más desfavorecidas; de los más humildes y sencillos. En los tiempos de Pablo de Tarso, el gran apóstol de los pueblos no judíos, de los llamados gentiles, había una división enorme. Unos invocaban a algún personaje de aque-
y división entre ellos mismos. Pablo les recuerda que es Cristo el que los ha liberado. No habrá que creer en esa chusma de lidercillos políticos, sociales o religiosos que quieren llevar el agua a su molino. El pueblo vio una gran luz Jesús se establece en las comarcas de Israel; anda entre los pueblos humildes. Sitúa su ministerio, su quehacer de profeta. Su predicación es para todos, pero empezando por los sencillos; por aquellos que están dispuestos a escuchar su voz. Los poderosos no lo miran bien Elige un grupo que le ayude... Así inicia una gran tarea.
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