N.º 28 • XV D o m i n g o O r d i n a r i o , C i c l o B
• 15 de Julio de 2018 •
Llamados a Ser Cristianos
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l evangelio de hoy nos invita a revisar nuestra identidad. ¿Somos cristianos? Nos reconocemos cristianos, pero es muy posible que no siempre seamos muy conscientes de lo que somos, es decir, de cómo tenemos que ser y qué tenemos que hacer. Existe una crisis de identidad cristiana. La vocación cristiana Ser cristiano es una vocación. Muchos recordarán aquellas sentencias del viejo catecismo: somos cristianos por la gracia de Dios. Y así es. Ser cristiano es responder a la llamada de Dios. Pablo les recordaba esta verdad entrañable a los cristianos de Éfeso. Antes de que fuese creado el mundo, ya Dios nos había llamado, nos había elegido. En el correr de los tiempos, en Jesús y por Jesús Dios ha derrochado su gracia para que pudiésemos conocer el misterio de su voluntad.
No podemos exorcizar al mundo y a los hombres, si nosotros mismos vivimos encantados de la vida, poseídos de los demonios del egoísmo, la injusticia, la indiferencia y el pecado. Dios proveerá La palabra de Dios es eficaz por ser de Dios. Los discípulos de Jesús no podemos confundir el evangelio con una campaña publicitaria. Predicar no es vender nada, no es abrir mercado, ni forzar a nadie al consumo indiscriminado.
La misión del cristiano Ser cristiano es una tarea, una misión. Cristo es el punto y aparte en la historia. Y es, además, el punto final. Es alfa y omega, el principio de la misión y su recapitulación final. En medio está el cristianismo, estamos los cristianos y nuestra misión como legado de Cristo: el reino de Dios. Para esa tarea, Jesús eligió primero, formó y envió después a sus discípulos, a los cristianos. La misión del cristiano es, en consecuencia, anunciar el reino de Dios y echar del mundo y de los hombres a los demonios. Mal podemos cumplir la misión de anunciar el reino del poder, del dinero, del bienestar, del placer.
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