N.º 26 • DOMINGO XIII ORDINARIO, CICLO B
• 28 de Junio de 2015 •
Enfermedad y muerte para el cristiano
C
uando vamos a rezar, hay que hacerlo con convicción, no importan los problemas que tengamos, siempre que la fe arrope nuestras peticiones para tener confianza en Dios. Algunos piensan que se molesta a Dios pidiéndole que nos dé vida buena y saludable, que nos alivie las penas. No han descubierto que «Él ha venido para que tengan vida y vida abundante», como dice el evangelista Juan. Pero hay situaciones en que solamente somos convenencieros. En la salud y la alegría casi no invocamos a Dios. En toda circunstancia, Jesús va a repetirnos: «No temas, ten fe y basta...». La muerte entró en el mundo por la envidia del diablo Dios no inventó la muerte para destruir su obra; la muerte llega por el pecado, pero Dios aprovecha la muerte para regresarnos con Él; por eso nos invita a confiar en su amor, su justicia es inmortal;
siempre va a preocuparse de nosotros. Recuerda a todos que lo que importa es vivir bien. En nuestro entorno, hay violencia y muerte, enfermedades provocadas por la pobreza, muchos sufrimientos familiares; la tarea de los cristianos es luchar por una mejor vida para todos. Distíngase por su generosidad En toda situación, los cristianos tenemos obligación de ayudar a los demás. En la Carta a los corintios, segunda lectura de hoy, Pablo exhorta a las iglesias de todos los tiempos: «Ya que sobresalen en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que me tienen, distínganse también ahora por la generosidad. No se trata de alivianar a otros, pasando ustedes por estrecheces; se trata de igualar». Para todo tipo de males, la única medicina que cura es hacer el bien a quien lo necesite. «Denle de comer a la niña» En nuestra Iglesia, a veces vieja o con muy poco entusiasmo en algunos o en muchos creyentes, incluso pastores, da la impresión de poco deseo y colaboración para sanar los males del mundo. Se quiere mantener ciertas formas de religión, como un Evangelio a gusto del cliente, alejados del corazón del Evangelio. En este relato, se le recuerda a la Iglesia pensamientos fundamentales: ¡que Dios quiere ir a donde lo necesitan! Hoy es tarea de los cristianos salir para ayudar a los demás. Darse tiempo para los demás. ¡Mientras camina va haciendo el bien! Una mujer quiere ser curada pero no quiere retardar al Maestro; sin embargo Él se detiene, escucha y atiende sus necesidades. Cuando la gente dice que ya no hay nada que hacer, Él es capaz de devolver la vida. Y finaliza con mucha ternura, pidiendo que le den de comer a la niña.
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