Hoja Parroquial 22 - 2018

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N.º 22 • I X D o m i n g o O r di n a r i o , C ic l o B

• 3 de Junio de 2018 •

La Ley al Servicio del Hombre

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n el Evangelio de hoy, los fariseos defienden el cumplimiento estricto del descanso sabático. A lo que Jesús no se opone, Jesús hace algo distinto. Nos interesa entenderlo bien porque, como veremos, su actitud repercute en nosotros y en la ley de cualquier mandamiento. Jesús reivindica el auténtico sentido del sábado. El error de los fariseos no era sólo la exageración; su error era que no comprendían qué era la Ley, y menos la ley de Dios. La primera lectura de este domingo nos ha recordado cuál era el sentido auténtico del descanso sabático: un día de reposo para todos, sin excepción (recordemos que la lectura decía "para que descansen tú, el esclavo y la esclava"). Era una ley, por tanto, a favor del hombre, de todos los hombres. Una ley social diríamos hoy. Que después el pueblo judío completó con otro sentido, viendo también en el sábado un recuerdo de la obra creadora de Dios; un recuerdo de la acción liberadora del Señor en la salvación del pueblo de la opresión de Egipto. Por eso el descanso del sábado era una fiesta que invitaba a celebrar el amor de Dios que crea y libera al hombre (el descanso era un símbolo de alegría y libertad). De todo ello, la comunidad judía había hecho

una ley. Pero, para conservar su sentido auténtico, debía ser siempre una ley al servicio del hombre, una ley de libertad. Éste es el sentido que reivindica Jesú. Él no ataca la ley, ni ataca las exageraciones. Cree que es importante entender que la ley, siempre, está al servicio del hombre. Ésta es la importancia del evangelio de hoy. Lo que Jesús dice sobre la ley del sábado, es preciso aplicarlo a todas las normas. El cristiano no debe entender los mandamientos, las leyes, las normas, como prescripciones que deben acatarse ciegamente, como si tuvieran un valor en sí mismas. Cualquier ley cristiana necesita ser un camino de liberación para el hombre, y al servicio del hombre, un camino de crecimiento humano. El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado, dice Jesús. Lo mismo podemos decir de cualquier norma. Las normas de conducta son caminos de progreso humano, de progreso cristiano. Si se convierten, si se entienden, si se observan como normas que esclavizan en vez de liberar, es que se ha trastornado o perdido su sentido. Toda ley que esclaviza al hombre, es antievangélica, porque el evangelio es la salvación para el hombre.

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