N.º 2 • E L B A U T I S M O
DEL
SEÑOR / CICLO C
• 10 de Enero de 2016 •
Con el BAUTISMO, empiezan otras tareas
“L
as cosas ordinarias hay que hacerlas de forma extraordinaria”, subraya un dicho popular para invitarnos a mirar las cosas de todos los días con una nueva perspectiva. A las cosas sencillas de cada día habrá que darles un relieve diferente para que tome un mejor sentido nuestra vida. Con la fiesta que hoy celebramos, el Bautismo de Jesús, terminan los grandes tiempos de Navidad y Epifanía, empiezan los días ordinarios. Al tiempo ordinario, a las tareas simples de la vida, debemos ponerles un especial relieve y su importancia debida. Este es el mejor significado del Bautismo de nuestro Señor Jesucristo. Su mundo y su quehacer ordinario, y por eso mismo importante, empieza a ser cuando el Padre Dios dice en esta fiesta: “Este es mi Hijo muy amado. ¡Escúchenlo!”. «Miren a mi siervo, a quien prefiero» Las palabras del profeta vienen a ser una tarea que después entenderemos. Con el Bautismo de Jesús, algo nuevo surge para la humanidad: hacer presente con su vida la actitud misma de Dios para con la humanidad; es decir, plasmar de una manera contundente que Dios quiere la justicia y ofrecer la luz de su verdad y la presencia de su amor por medio de la debilidad del ser humano. Jesús es el primero y después de Él, la invitación está para todos: es tarea de todo bautizado testimoniar que Dios está actuando en su vida.
muchos. A Él, con la fuerza del Espíritu Santo desde el día de su Bautismo, Dios lo ha señalado para que empiece a hacer el bien sin distinción de personas, y ésta es, sin duda, la tarea de todo creyente a raíz del día de nuestro Bautismo personal que hemos recibido. Ninguno de los que recibimos al Espíritu Santo dicho día, tenemos excusa para no hacer el bien; es una tarea ineludible. «Y mientras oraba, se abrió el cielo» Juan el Bautista fue un hombre de credibilidad enorme por su manera recta y austera de vivir; él se dio a la tarea de bautizar como un signo purificador de la vida para limpiar las manchas de nuestras maldades. De tal forma actuó, que mucha gente creía que era el Mesías esperado de las naciones. Y, sin embargo, fue claro y lo dijo: »Yo bautizo con agua, pero detrás de mí viene uno que los bautizará con el Espíritu Santo». La clave del Bautismo es la obediencia a la voluntad del Padre; ésta es la “justicia plena”, que significa, en palabras simples, para que nuestro Bautismo sirva, que hay que aprender a cumplir la voluntad de Dios.
«Pasó haciendo el bien» Jesús es el primero entre
1