Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 05 • IV DOMINGO ORDINARIO, Ciclo B
31 de Enero de 2021
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Hablaba con Autoridad
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n el Evangelio, que hemos escuchado y leído este domingo, la gente se admira no de que Jesús intervenga en la reunión, sino del modo de hacerlo "con autoridad". Es decir, con convicción, con fuerza, con firmeza, con profunda fe, con alegría. Marcos da más importancia al modo de hablar de Jesús que al contenido de su enseñanza. Nos quejamos de la crisis de autoridad actual. Los padres, los profesores, los gobernantes; son contestados todos los días. Parece que nadie tiene autoridad para hacer acatar su palabra. Nuestra generación, como la del tiempo de Jesús, está harta de tanto oír hablar. Miles de palabras resuenan en nuestros oídos, pronunciadas con calor, con técnicas de persuasión, tratando de convencernos de su verdad. Pero, a veces, nos damos cuenta de que nos mienten, de que son mera palabrería. No es frecuente escuchar palabras con el peso suficiente para calarnos hasta dentro. La comercialización de la palabra tiene su mejor exponente en las técnicas de la propaganda, llevadas hasta el absurdo en los anuncios televisivos y durante las campañas electorales. La eficacia de la palabra tenemos que encontrarla en las actitudes del que habla, en la vida que se percibe detrás de esas palabras. Siempre que hablamos en nombre de Dios y tratamos de ser fieles a su palabra, hablamos con autoridad. No con la nuestra: es la misma autoridad de Dios la que da fuerza a nuestras palabras. Siempre que proclamamos la Palabra, siempre que reproducimos fielmente el mensaje evangélico, siempre que con nuestra vida transparente damos testimonio de nuestra fe, Dios habla a través nuestro, y nuestras palabras participan de aquella autoridad con que hablaba Jesús.
Comunicaremos fe si somos creyentes; descubriremos la salvación a los demás si nos sentimos salvados; anunciaremos la liberación si estamos trabajando por ella. En la nueva ley tienen que ir siempre unidos el mensaje y la vida. ¿Está nuestra vida a la altura de nuestras palabras? ¿Tratamos de que esté? ¿La crisis de autoridad no estará fundamentada en la falta de compromiso, en el pedir a los demás lo que nosotros no tratamos de hacer en absoluto?
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