Hijita Parroquial #10 7 de febrero 2021

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Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.

N.º 10 • III DOMINGO DE CUARESMA, Ciclo B

7 de Marzo de 2021

Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106

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La Cuaresma, un tiempo para Dios

uestro Dios es un señor celoso. Ama, ofrece toda su misericordia, y perdona de generación en generación. El tiempo cuaresmal es propicio para poner en orden nuestras relaciones personales, familiares y comunitarias; poner en orden nuestra relación con el Señor, nuestro Dios: “No tendrás otros dioses fuera de mí”. Es una afirmación tajante y comprometedora para una sociedad como la nuestra, puede llegar a ser una acusación seria; pero que precisamente podemos corregir en este tiempo de gracia, que es la Cuaresma. En el corazón, la Ley de Dios Vivimos en una sociedad donde casi cualquier ley estorba e interrumpe nuestra manera de vivir. En este sentido, anulamos la Ley de Dios, pero Él es muy claro para hablarnos al corazón: “Durante seis días, trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios”. Esta frase suena lapidaria y exigente. Un Padre que nos ama Dios cuida de nosotros porque nos ama, nos quiere preservar del mal. Quiere estar presente en nuestras vidas, como un amor que trasciende e intenta mejorar el mundo, hoy tan devastado por la maldad y el egoísmo. Es, sin duda, la fuerza de su amor, expresada a través de la Ley, la forma en que Dios reclama un espacio en nuestro corazón,

en nuestro tiempo; en las familias del presente: “Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar”. Un mandamiento muy simple, que acompaña nuestra dignidad y naturaleza humana, que además nos ennoblece cuando lo cumplimos a plenitud. Dios nos pone leyes para el trabajo y el descanso, pero sobre todo para mejorar y resguardar las relaciones humanas. Los mandatos del Señor son rectos Son senderos seguros para la realización, la convivencia humana y la superación de todos nuestros egoísmos. No es honesto alabar a Dios con la boca y hacer el mal con nuestra conducta. La relación con Dios no debe ser por conveniencia, sino familiar, con la alegría de saber, que Dios es Padre para todos. En la Casa del Padre no puede haber comercio ni explotación, es una casa de familia que acoge a quien necesita amor. Jesús muestra amor y autoridad Jesús quiere mostrarnos lo que no debe ser la religión. Al echar a todos fuera del templo con sus ovejas y sus bueyes, declara la invalidez de la religión de los que creen y utilizan la fe como un parche para usarlo de vez en cuando. Jesús declara maligna esa forma de religiosidad que puede ser en sí misma una injusticia.

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