N.º 5 • P r e s e n ta c i ó n
H
del
Señor. Ciclo A
• 2 de Febrero de 2014 •
CRISTO, Luz de las Naciones
oy celebramos la Fiesta de la Presentación del Señor. En esta fiesta, la Virgen es vista con su Hijo en brazos entrando en el templo de Jerusalén como portadora de aquel que es la Luz del mundo, como declara, lleno de gozo por haber contemplado al Salvador, el anciano Simeón: «Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel» (Lc 2, 30-32). María es contemplada, al tiempo que como Madre de Dios, también como Madre de la luz o portadora de la luz divina que nos ha llegado en su Hijo. Así la contempla la Iglesia, que ve en ella la figura de la Iglesia descrita en el Apocalipsis: «vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona
de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12, 1-2). María es la figura de la Iglesia, portadora de la Luz de Cristo al mundo: «Luz de lo alto que nos ha visitado para alumbrar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz» (Lc 1, 78-79). En María, presentando a su Hijo en el templo, se prefigura y anticipa el misterio de la Iglesia y su misión. Los cristianos están así llamados, como dice el Apóstol, a comportarse «como hijos de Dios sin tacha en medio de una generación incrédula y perversa [cf. Mt 17,17], en medio de la cual brillan como estrellas en el mundo, manteniendo en alto la palabra de la vida» (Fil 2, 15-16). Este es el sentido de esta bella y simbólica celebración que, en la liturgia de la Misa, inicia con una procesión de antorchas o velas caminando.
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