Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
II Domingo de Adviento, Ciclo A 7 de diciembre de 2025 NO. 49
Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019 INDA-04-2007-103013575500-106
“Preparen el camino del Señor”
El Adviento nos invita a detenernos y mirar con atención hacia lo esencial. En este segundo domingo, la Palabra de Dios (Mateo 3, 1-12), nos presenta a Juan el Bautista, quien proclama en el desierto un llamado urgente: “Conviértanse, porque está cerca el Reino de los Cielos”.
La figura de Juan el Bautista es fuerte, incómoda, pero profundamente necesaria.
Él no endulza el mensaje, no busca halagar. Su voz en el
desierto es la de un profeta que nos sacude y nos recuerda que la llegada del Señor exige un corazón preparado, un espíritu abierto y una vida coherente.
“Preparar el camino” no signifi ca únicamente esperar con devoción el nacimiento del Niño Dios en el pesebre. Significa también allanar las montañas de nuestro orgullo, enderezar los senderos torcidos de nuestras incoherencias y limpiar las piedras del egoísmo que entorpecen nuestras relaciones. Adviento
es tiempo de limpieza interior, de conversión sincera y de reconciliación con Dios y con los hermanos.
Juan nos advierte: no basta con confiar en pertenencias externas o tradiciones heredadas. Lo que cuenta es dar frutos de conversión. Frutos que se hacen visibles en obras de justicia, de misericordia y de solidaridad.
El Adviento nos reta a preguntarnos: ¿qué frutos concretos estoy ofreciendo al Señor? ¿Cómo se nota en mi vida el paso de Dios?
el centro
En un mundo donde las voces del consumismo y la prisa buscan distraernos, el llamado de Juan el Bautista resuena actual: pongamos en el centro a Cristo.
No reduzcamos la Navidad a luces y regalos; hagamos de este tiempo un camino hacia una experiencia más profunda del amor de Dios.
Abramos espacio en nuestra vida para la oración personal y en familia, para el sacramento de la Reconciliación, para gestos de caridad hacia los más necesitados. Ese es el modo de preparar el corazón: no con palabras vacías, sino con gestos concretos que reflejen el rostro misericordioso del Señor.
Que la voz del Bautista no quede como un eco lejano, sino como una guía clara que nos ayude a reconocer que la salvación está cerca. El Mesías viene a traer luz a nuestras tinieblas y a encender la esperanza. Caminemos, pues, con alegría, preparando con esmero el camino del Señor en nuestra vida y en nuestra comunidad.
Tiempo de conversión
Cristo en
ORACI
ÓN COLECTA
De pie
Dios omnipotente y misericordioso, haz que ninguna ocupación terrena sirva de obstáculo a quienes van presurosos al encuentro de tu Hijo, antes bien, que el aprendizaje de la sabiduría celestial, nos lleve a gozar de su presencia. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 11, 1-10
Sentados
En aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se posará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de piedad y temor de Dios. No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas; defenderá con justicia al desamparado y con equidad dará sentencia al pobre; herirá al violento con el látigo de su boca, con el soplo de sus labios matará al impío. Será la justicia su ceñidor, la fidelidad apretará su cintura. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará. La vaca pastará con la osa y sus crías vivirán juntas. El león comerá paja con el buey. El niño jugará sobre el agujero de la víbora; la creatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No hará daño ni estrago por todo mi monte santo, porque así como las aguas colman el mar, así está lleno el país de la ciencia del Señor.
Aquel día la raíz de Jesé se alzará como bandera de los pueblos, la buscarán todas las naciones y será gloriosa su morada. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 71
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
Sentados
Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra.
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz
Al débil librará del poderoso y ayudará al que se
encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado.
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz
Que bendigan al Señor eternamente y tanto como el sol, viva su nombre. Que sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones.
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
SEGUNDA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 15, 4-9
Sentados
Hermanos: Todo lo que en el pasado ha sido escrito en los libros santos, se escribió para instrucción nuestra, a fin de que, por la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza.
Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, les conceda a ustedes vivir en perfecta armonía unos con otros, conforme al espíritu de Cristo Jesús, para que, con un solo corazón y una sola voz alaben a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Por lo tanto, acójanse los unos a los otros como Cristo los acogió a ustedes, para gloria de Dios. Quiero decir con esto, que Cristo se puso al servicio del pueblo judío, para demostrar la fi delidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas y que por su misericordia los paganos alaban a Dios, según aquello que dice la Escritura: Por eso te alabaré y cantaré himnos a tu nombre. Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES
DEL EVANGELIO Cfr. Lc 3, 4. 6
R. Aleluya, aleluya
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador. R. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según según san Mateo 3, 1-12
De pie
En aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo: “Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca”. Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.
Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de
saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río.
Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: “Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su arrepentimiento y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé fruto, será cortado y arrojado al fuego.
Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han arrepentido; pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. Él tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue”. Palabra del Señor.
ORACIÓN DESPUÉS
DE LA COMUNIÓN
De pie
Saciados por el alimento que nutre nuestro espíritu, te rogamos, Señor, que, por nuestra participación en estos misterios, nos enseñes a valorar sabiamente las cosas de la tierra y a poner nuestro corazón en las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Extracto tomado del Nican Mopohua sobre las Apariciones de Ntra. Sra. de Guadalupe.
Ella le dijo: “Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?” Él respondió:
“Señora y Niña mía, tengo que llegar a tu casa de México Tlatilolco, a seguir cosas divinas, que nos dan y enseñan nuestros sacerdotes, delegados de nuestro Señor”.
Ella luego le habló y le descubrió su santa voluntad, le dijo: “Sabe y ten entendido, tú, el más pequeño de mis hijos, que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive; del Creador cabe quien está todo; Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre; a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en mí confíen; oír allí sus lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y dolores. Y para realizar lo que mi clemencia pretende, ve al palacio del obispo de México y le dirás cómo yo te envío a manifestarle lo que mucho deseo, que aquí en el llano me edifique un templo: le contarás puntualmente cuanto has visto y admirado y lo que has oído.
CREDO NICENO
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
Encierta ocasión, un joven me preguntó: “Padre, ¿puede un católico creer en la suerte?, porque yo he escuchado desde niño que muchas cosas en la vida pasan por la suerte, pero una vez oí a un predicador decir que un creyente no debe creer en la suerte, sino en la providencia de Dios, yo ya no supe qué pensar y por eso vine a preguntarle”. Entonces yo le dije: “La Iglesia desalienta la creencia en la suerte, porque esto lleva a la superstición y a alejarnos de la verdadera fe en la providencia de Dios. Los católicos debemos poner nuestra confianza en Dios y en su plan amoroso, y evitar prácticas que atribuyen poder a la suerte o al azar. La verdadera
“Padre, ¿puede un católico creer en la suerte?”
seguridad y protección de un creyente se encuentran en su fe y en su relación con Dios”.
La Iglesia exhorta a no creer en la suerte, porque esto lleva a la superstición y aleja a los fieles de la confianza en la providencia de Dios. Los católicos debemos poner nuestra confianza en Dios y en su plan amoroso, y evitar todo tipo de prácticas que atribuyen poder a la suerte o al azar. La verdadera seguridad
y protección de un creyente se encuentran en su fe y en su relación con Dios.
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