Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 48 • CRISTO REY DEL UNIVERSO, Ciclo A
26 de Noviembre de 2023
Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106
Cristo reina en el corazón y en la inteligencia del hombre
L
a celebración de la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, cierra el año litúrgico en el que se ha meditado sobre todo el misterio de su vida, su predicación y el anuncio del Reino de Dios. Durante el anuncio del Reino, Jesús nos muestra lo que éste significa para nosotros como Salvación, Revelación y Reconciliación ante las realidades de pecado que existen en el mundo. Jesús responde a Pilatos cuando le pregunta si en verdad Él es el Rey de los judíos: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de
aquí" (Jn 18, 36). Jesús no es el Rey de un mundo de miedo, mentira y pecado, Él es el Rey del Reino de Dios que trae y al que nos conduce. Esta fiesta celebra a Cristo como el Rey bondadoso y sencillo que como pastor guía a su Iglesia peregrina hacia el Reino Celestial y le otorga la comunión con este Reino para que pueda transformar el mundo en el cual peregrina, y que nada –persona o ley humana– está por encima de Dios. Cristo es Señor del tiempo y de la historia, como es Señor de todo lo creado. La Solemnidad de "Cristo, Rey del Universo" fue instituida por el Papa Pío XI en 1925. Con ella, la Santa Madre Iglesia quiere que volvamos los ojos al Señor, rey bondadoso y sencillo, y nos dejemos conducir por Él. Jesucristo, como buen pastor, guía a la Iglesia que peregrina en la tierra hacia su destino final: el Reino de Dios. Después de la Primera guerra Mundial, en la época en que el mundo presionaba para que los cristianos restringieran sus fiestas religiosas y fueran más leales a sus gobiernos, el Papa Pío XI escribió: "Porque si a Cristo Nuestro Señor le ha sido dado todo poder en el Cielo y en la Tierra; si los hombres, por haber sido redimidos con su sangre, están sujetos por un nuevo título a su autoridad. Es, pues, necesario que Cristo reine en la inteligencia del hombre, la cual, con perfecto acatamiento, ha de asentir firme y constantemente a las verdades reveladas y a la doctrina de Cristo; es necesario que reine en la voluntad, la cual ha de obedecer a las leyes y preceptos divinos; es necesario que reine en el corazón, el cual, posponiendo los efectos naturales, ha de amar a Dios sobre todas las cosas". ¡Que viva Cristo Rey!
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