Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 46 • XXXIII DOMINGO ORDINARIO, Ciclo C
13 de Noviembre de 2022
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¿El fin del mundo?
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n el Evangelio de este domingo Jesús nos habla de la destrucción del Templo de Jerusalén y del fin del mundo. San Lucas quiere explicar que no se sabe cuándo ocurrirá el fin del mundo, y al preguntar los discípulos a Jesús cuándo vendrá el día, la respuesta consiste en decir que deben suceder muchas cosas que parecerán el fin sin serlo. Lo que importa, pues, no es conocer la fecha de la parusía, sino tener claro que «antes de todo eso» los discípulos serán perseguidos. No serán unas persecuciones reservadas al �empo final, sino que la persecución se conver�rá en caracterís�ca fundamental de la vida del cris�ano mientras dure la historia del mundo. Dice San Agus�n: «Se nos ha ocultado esa hora, para que seamos fieles durante todos los días». Y los discípulos, es decir, nosotros, los cris�anos, tenemos que afrontar este �empo intermedio, con fidelidad a la palabra de Dios, dando pruebas de lucidez contra las suges�ones de los falsos mesías-salvadores y estando siempre dispuestos a
dar tes�monio de nuestra fe frente a cualquiera y a cualquier precio. En todo caso, hay que recordar que el final del mundo ocurre para cada uno de nosotros en nuestra propia muerte. Es ese día, cuando ocurre la caída de todas las estrellas que nos pudieron seducir anteriormente. El pensamiento de la posibilidad de nuestra muerte nos ayuda a vivir con más corrección y seriedad. Charles de Foucauld decía: «Vivan cada día como si hoy fueran a ser már�res»; recomendaba, en el fondo, vivir con la intensidad de que quien sabe que está midiéndose los pasos con la muerte, con su fin del mundo, a la espera del Día del Señor. Fijémonos en la oración que hemos dicho hoy al empezar la misa. A veces, al empezar la misa, venimos con prisas de la calle (e incluso llegamos tarde) y no nos enteramos. Como sea que es un buen resumen del mensaje de las lecturas de hoy, fijémonos ahora en esta oración. Dice así: Señor, Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a �, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero.
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