Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 43 • XXX DOMINGO ORDINARIO, Ciclo B
24 de Octubre de 2021
Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106
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El mundo nos espera
n el Evangelio que hoy se proclama, el Maestro pronuncia aquellas palabras de envío a la misión: «Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio» (Mc 16,15). Predicar el Evangelio es la misión que Cristo confía a su Iglesia, es decir, a la entera comunidad de los bautizados. Pero, ¿qué quiere decir propiamente ir por todo el mundo a predicar el Evangelio?, ¿acaso todos debemos partir hacia lugares lejanos para misionar? No necesariamente. Es cierto que, por vocación especial, Dios llama a algunos para trabajar en la evangelización de los pueblos que aún desconocen a Cristo, desplazándose a lugares donde la fe cristiana apenas está surgiendo. Sin embargo, la intención última del Maestro, cuando envía a sus discípulos, es que el Reino de Dios se haga presente en todo el mundo. Se trata, pues, de que el cristiano comparta, transmita y testimonie la alegría de la salvación que ha encontrado en Cristo, y promueva así los valores del Reino por todo el mundo, en donde quiera que se encuentre. A esto seguimos siendo llama-
dos todos los bautizados, discípulos de Jesucristo en este siglo XXI, incluso aunque no salgamos de nuestra tierra. El Domingo Mundial de las Misiones nos da oportunidad de profundizar, primero, en nuestra misión a ser testigos de Cristo y evangelizadores en el ambiente que nos rodea (familia, trabajo, escuela, colonia, etc.), haciendo presente el Reino de Dios mediante la vivencia del amor divino en la misericordia y la caridad para con el prójimo. Pero, también somos invitados a valorar el esfuerzo, sacrificios y fatigas de los que, consagrados a la misión en la evangelización de los pueblos, entregan su vida para favorecer el encuentro de todos con Cristo. Oremos por ellos, apoyémosles en la medida de nuestras posibilidades y promovamos las vocaciones misioneras. Recordemos que, si tenemos el don de la fe cristiana –y por ella el acceso a la salvación– es gracias a que, en su momento, hubo misioneros generosos que vinieron para evangelizar entre nosotros.
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