N.º 34 • XXI DOMINGO TIEMPO ORDINARIO CICLO A
• 24 de Agosto de 2014 •
¿Hasta dónde conocemos a
C
JESÚS?
asi todos los habitantes de este mundo tenemos, frecuentemente, delirios de grandeza, somos tremendamente egoístas y faltos de paciencia para con los demás. Dios nos muestra otros caminos nobles para ser sabio; no nos encandila con conceptos difíciles o muy confusos. Los caminos de su poder y grandeza están en el amor con que nos trata; sólo así se pone a nuestra altura para que lo comprendamos y nos sintamos a gusto con Él. Es sabio porque nos deja la tarea para irlo descubriendo por el camino de la fe, la contemplación, el estudio. La mejor sabiduría de Dios se da en el amor; cuando descubre poco a poco lo que llamamos “el destino de la vida”. Hoy podemos encontrar a Dios en las personas, en los pobres, en la naturaleza, cuando ejercitamos la caridad. Cuando Jesús pregunta: «¿Quién ¿Quién dicen que soy yo?».. Y, al final, contesta Pedro, el más sencillo de los apóstoles. Dios siempre se revela en los más sencillos.
ciencia de Dios, su Sabiduría, conocer sus caminos que nos tiene preparados. Cierto de Él son todas las cosas, por lo tanto, tendremos que disponer de tiempo para conocerlo y poder, con más gusto y frecuencia, saberlo escuchar, contemplarlo y, sobre todo, hacer caso a su Palabra; sólo así se nos dará ir mejorando ciertas cosas no tan buenas que estorban mucho en la vida familiar. Estas breves lecturas van mostrando lo importante que son los caminos de Dios en nuestra vida, y es tajante y comprometedor al decir: «No todo el que dice: “Señor, Señor”, entrará en el Reino de los Cielos».
«¿Quién dice la gente que soy Yo?» Hay una pregunta en la vida que podemos dejar pasar por desidia o por andar metidos en “otros rollos”. Cada uno de nosotros, a la pregunta muy directa de Jesús («¿Quién ¿Quién dicen que soy yo?»),), podríamos entretenernos diciendo cosas maravillosas que se nos han pegado de algún libro, de algún sermón, e incluso de alguna buena película. Y luego presumir quién dice sobre Jesús las cosas más maravillosas, más inteligentes… Por estos caminos sólo vamos a repetir algo que ya se dijo; lo importante es dejar que hable nuestro corazón y tener un pensamiento muy personal de su presencia, aunque no sea con palabras brillantes; el amor no está en el cerebro, sino en el corazón. Hay que decir también que el verdadero amor es más fácil decirlo que expresarlo. ¡Tener ganas y tiempo para conocer a Dios! La Segunda Lectura que escuchamos, es el final de la Carta a los Romanos, un pequeño himno, que nos exhorta a saber adentrarnos en la
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