XII Domingo Ordinario, Ciclo C 22 de junio de 2025

Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
NO. 25
Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019 INDA-04-2007-103013575500-106
“Tú
eres el Mesías de Dios... El Hijo del
hombre tiene que padecer mucho”
La confesión de fe de Pedro, el anuncio de la pasión de Jesús y la invitación a seguir su ejemplo constituyen una unidad orgánica.
Jesús es el Mesías, pero no como aquel que se lo imaginaban los israelitas. Jesucristo sigue el camino trazado por Dios, el camino de la cruz. Quien quiera seguirlo debe hacerlo en ese camino.
Jesús, después de una noche de oración, pregunta a sus discípulos quién es Él. Los discípulos responden ofreciendo las opiniones de la muchedumbre: “Juan el Bautista, Elías o alguno de los antiguos profetas…”. Pero es Pedro quien responde a nombre de todos los discípulos con una profesión de fe afirmando que Jesús es “El Mesías de Dios”. De inmediato, Jesús añade que será un Mesías sufriente y que quien quiere seguirlo debe tomar su cruz de cada día.
Deber de todo creyente, para ser tal, es estar en continua búsqueda del conocimiento de Jesús… ¿quién es Jesús para mí? ¿Es el mismo de hace 10, 15, 25 años? ¿Al paso de los años lo conozco mejor y más profundamente? ¿De verdad es el guía y el sentido de mi vida? Porque del conocimiento brota el seguimiento.
Jesús – dijo a Pedro – “debe padecer mucho, ser desechado por
los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día”. Después dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz de cada día y me siga”.
El Papa beato Pablo VI escribía: “Jesús no se contenta de ser sólo reconocido por lo que es; si de veras es el camino, la verdad y la vida, no queda sino seguirlo. Entonces no basta detenerse en el conocimiento… Diría que, respecto a Jesús, conocer y seguir son dos verbos inseparables”. Ciertamente, es por este desconocimiento profundo de Jesús que no se en-

cuentra la alegría, el deseo de estar con Él, de interpretar la propia vida a la luz de su vida. Continúa enseñando el Papa Pablo VI: “Debe haber una elección de quien de veras es cristiano ¿cuál elección? La de Cristo. Miren, ustedes ya eligieron, son cristianos, pero ¿qué tipo de cristianos? No es menester observar cómo se comportan tantos cristianos, porque de hecho hay muchos “cristianos cero”, aquellos que no dan el peso, no dan importancia al hecho de ser bautizados; para ellos ser cristianos no significa nada.
Es curioso que en los países de misión esto no sucede nunca: allá un cristiano sabe que tiene que vivir de un modo especial, con un estilo que lo distingue. En cambio, en los países “evangelizados” muchas veces un cristiano es una contradicción viviente, porque su manera de pensar y de vivir es contradictoria con ser hijo de Dios, hermano de Jesucristo y templo del Espíritu Santo.




No solo conocerlo lo seguiMucha diferencia






¿Usted, quién dice que es Jesús? Conociéndolo mejor, mos más




De pie
Señor, concédenos vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre, ya que jamás dejas de proteger a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Zacarías 12, 10-11; 13, 1


Sentados
Esto dice el Señor: “Derramaré sobre la descendencia de David y sobre los habitantes de Jerusalén, un espíritu de piedad y de compasión y ellos volverán sus ojos hacia mí, a quien traspasaron con la lanza. Harán duelo, como se hace duelo por el hijo único y llorarán por él amargamente, como se llora por la muerte del primogénito. En ese día será grande el llanto en Jerusalén, como el llanto en la aldea de Hadad-Rimón, en el valle de Meguido”.
En aquel día brotará una fuente para la casa de David y los habitantes de Jerusalén, que los purifi cará de sus pecados e inmundicias. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 62
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.


Sentados
Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te añora como el suelo reseco añora el agua.
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Para admirar tu gloria y tu poder, con este afán te busco en tu santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te alabarán mis labios.
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos. De lo mejor se saciará mi alma. Te alabaré con jubilosos labios.
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
SEGUNDA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas 3, 26-29
incorporados a Cristo por medio del bautismo, se han revestido de Cristo. Ya no existe diferencia entre judíos y no judíos, entre esclavos y libres, entre varón y mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y si ustedes son de Cristo, son también descendientes de Abraham y la herencia que Dios le prometió les corresponde a ustedes. Palabra de Dios.
ACLAMACI
ÓN ANTES
DEL EVANGELIO Jn 10, 27
R. Aleluya, aleluya
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R. Aleluya.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 18-24






Sentados
Hermanos: Todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, pues, cuantos han sido
U n día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos contestaron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que alguno de los antiguos profetas que ha resucitado”.
Él les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Respondió Pedro: “El Mesías de Dios”. Él les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie. Después les dijo: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”.
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará”. Palabra del Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


pie De pie


Renovados, Señor, por el alimento del sagrado Cuerpo y la preciosa Sangre de tu Hijo, concédenos que lo que realizamos con asidua devoción, lo recibamos convertido en certeza de redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

El gran milagro del amor de Dios
Endías recientes hemos celebrado a quien reconocemos como el Amor de los amores, a Jesús en la Santa Eucaristía, quien la Iglesia celebra con gran solemnidad en la fiesta de Corpus Christi, donde el propósito es resaltar la presencia real y verdadera en la forma consagrada. Es Jesús, quien cumpliendo su promesa de estar con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos, permanece presente en la Santa Eucaristía. Esta solemnidad, mis queridos hermanos, debe provocar en la vida litúrgica, pastoral y vital de los cristianos, una renovación de nuestros corazones al encuentro de este amor, pero también debe acrecentar el amor que nos lleve a manifestar en el cotidiano vivir esta presencia amorosa de Cristo. Sí, la vida de la Iglesia se nutre en este Sacramento, y la vida de la Iglesia es la vida de cada cristiano, que movido por este amor eucarístico, decide manifestar con sus obras la presencia viva y eficaz de Dios que nos salva y santifica. Por éste, además de los bellos o monumentales altares que hayamos elaborado para honrar su presencia, debemos embellecer el más preciado altar que Dios prefiere y que es nuestro corazón. Allí es donde debemos honrar y adorar al Santísimo Sacramento, limpiando el interior, abriéndonos a sus gracias, comulgando y compartiendo la alegría de Jesús en la Eucaristía.


GLORIA
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén

P FESIÓN DE NUESTRA FE
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos; al tercer día, resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén
Padre, ¿qué son las parejas LAT y qué dice la Iglesia sobre ellas?
Una
vez un joven me preguntó:
“Padre, ¿qué son las parejas
LAT y qué dice la Iglesia sobre ellas?
Porque yo tengo un amigo que vive una relación de éstas. Yo, como no sé qué son, mejor quise peguntar”. Yo le respondí: “el término parejas
LAT proviene del inglés ‘Living Apart Together’, que se traduce como ‘Vivir separados, pero juntos’, consiste en estar casados, pero vivir en casas
separadas. Desde hace unos años se empezó a difundir esta tendencia entre muchos nuevos matrimonios en todo el mundo y lamentablemente ha ido tomando más fuerza”.
¿QUÉ
DICE LA EXPERIENCIA DE SIGLOS?
El matrimonio, basado en la convivencia permanente y el compromiso mutuo, ha sido durante siglos la estructura más sólida para la construcción de relaciones estables y familias funcionales. No se trata simplemente de una costumbre social, sino de un modelo que responde a la naturaleza humana en su necesidad de seguridad, confianza y entrega total.
El amor auténtico implica no solo deseo y pasión, sino también responsabilidad y sacrificio por el otro. El matrimonio tradicional fomenta una unión basada en la exclusividad, donde cada miembro de la pareja sabe que puede contar con el otro en todas las dimensiones: física, emocional y espiritual.
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