Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
II Domingo Ordinario, Ciclo B
14 de enero de 2024
NO. 2
Una verdadera experiencia de Cristo otra pregunta; “¿Dónde vives Maestro?” La respuesta de Cristo no les resuelve su pregunta, pues la pedagogía de Jesús es diferente a la nuestra. Les invita a Juan y a Andrés, a que ellos mismos hagan la experiencia de convivir con Él. No los fuerza. Respeta profundamente su libertad. Hasta el punto que ellos mismos ven dónde vivía y decidieron permanecer con Él.
E
n el Evangelio de hoy se nos presentan dos momentos en la vida de Juan y Andrés, quienes eran seguidores de Juan el Bautista. A ellos les llama la atención la predicación de Jesús, y siguen a Jesús en su caminar en un momento, Jesús se vuelve y les pregunta: ¿Qué buscan? Los discípulos le responden con
¿Qué buscamos? Lo que les atrajo no era tanto el lugar donde vivía el Maestro, eso más bien era un pretexto para acercarse a Él y conocerlo más íntimamente. Su testimonio les impactó tanto que interiormente lo único que deseaban era quedarse a su lado. 1
Podemos hacernos nosotros mismos las preguntas: ¿Qué busco en mi vida? ¿Busco algo? ¿Busco a Alguien? Buscar es importante porque ayuda a tener claro el fin de mi vida, y así poner los medios para alcanzarlo. Los apóstoles buscaban a alguien que les llenara la vida de felicidad, que satisficiera sus necesidades más profundas. ¿Qué es lo que queremos en la vida? ¿Qué sentido le damos al tiempo? ¿Cómo es nuestra historia personal? ¿Tenemos presente nuestra contribución al bien de todos? Todas estas preguntas tienen una respuesta: ‘Vengan a ver’, respuesta que se mantiene como un modelo para todos los peregrinos que buscamos la verdad Nadie puede hacer una verdadera experiencia de Cristo y no quedar con alguna huella en su corazón. De discipulo a misionero En este Evangelio se nos muestra cómo el conocimiento de Cristo lleva a tener una necesidad muy grande de trasmitirlo a los demás. El mismo Andrés no duda en llevar la buena noticia de que han encontrado al Mesías a su hermano Simón, para después presentarlo con el Señor y que Cristo lo elija para seguirlo también. Quien ha experimentado el amor de Dios en su alma, en el aquí y en el ahora, desea ardientemente que los demás también puedan gozar de este maravilloso encuentro con Jesús; entonces le brota de todo corazón el apostolado, como una exigencia de compartir esta experiencia de haber encontrado a Dios. Si en nuestro interior hemos experimentado el amor de Dios en nuestro corazón, debemos tratar que los demás también puedan gozar de este maravilloso encuentro personal con Jesús.