Parroquial Hoja
N.º 2 • Bautismo del Señor / Ciclo C
• 13 de Enero de 2013 • Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106
Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
"Miren a mi Siervo, a quien prefiero..."
E
n estos tiempos de la "ultramodernidad", muchos hombres y mujeres estamos demasiado expuestos a darle cabida a cualquier creencia, e incluso contaminar las más puras creencias religiosas auténticas, con opiniones y recelos contrarios a lo que significa una fe ilustrada y verdadera en la vida cristiana. En el pensamiento acerca del Bautismo de los niños, de manera desorientada se cree, por algunos, que se trata de un ritual cuasi-mágico que le da una nueva dimensión a todo ser humano. En la última parte estamos en lo cierto: efectivamente, le da una nueva dimensión a su humanidad. Equivocados estamos en el aspecto esotérico, mágico; al concebirlo como una fuerza extraña para "neutralizar las potencias ocultas del mal". El mal no desaparece si no lo rechazamos "de a de veras". Hay quienes lo identifican como un rito que hay que cumplir para evitar desgracias; y en el peor de los casos, simplemente como una celebración social que da empaque y distinción. El Bautismo de Jesús Al celebrar esta Fiesta del Bautismo de Jesús, casi iniciando el año, cabalmente podemos entender mejor lo que significa estar bautizado. La escena del Bautismo de Jesús se realiza en la presencia del Padre y del Espíritu Santo. La voz del Padre se hace escuchar: «Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado». Ahora se habla de un Bautismo no sólo de agua sino en el Espíritu. Jesús, el Siervo de Yavéh, ha sido elegido y asistido con la fuerza del Espíritu Santo para llevar a cabo una tarea, una misión: hacer presente la vida de Dios en todas las circunstancias personales y sociales. Y ni duda cabe de que ésta es la verdadera dimensión de nuestro Bautismo. Dios nos elige para llevar a cabo una tarea; Él quiere estar presente en el mundo a través
de nuestras actividades diarias. Somos ciertamente sus hijos y quiere que hagamos realidad su presencia en este mundo. Mundo que, por su parte y de muchas maneras, se obstina en expulsarlo. Hoy, algunos hombres y mujeres, en la práctica, viven la ausencia de Dios. Como dice el Profeta Isaías: si Jesús es elegido de Dios, así por nuestro Bautismo, Dios nos da su Espíritu y nos escoge para misiones importantes. Dios nos invita a realizar el bien Nadie está desechado por Dios, somos obra de sus manos; nos recuerda el Libro de los Hechos de los Apóstoles que «todo el que practica la Justicia le es grato». También nos recuerda que «Jesús fue Ungido por el Espíritu y pasó haciendo el bien». Precisamente cuando hemos sido bautizados, de igual manera se nos ha dado este mismo Espíritu y nuestra tarea no es otra diferente sino que –de la misma forma, ahí en donde estemos, en nuestro ambiente social, en todas nuestras relaciones– pasemos haciendo el bien.
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