Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
La Epifanía del Señor, Ciclo B
NO. 1
7 de enero de 2024
Que te adoren, Señor, todos los pueblos E
ra creencia común en otros tiempos y en otros pueblos asociar al nacimiento de cada hombre el nacimiento de una estrella. La estrella de Jesús debió ser una muy grande estrella, con brillo y luz capaz de orientar la mirada y el caminar de todos los pueblos. Ya lo había dicho Isaías: “Caminarán los pueblos a tu luz y los reyes, al resplandor de tu aurora”. Y de Oriente unos magos llegaron a Jerusalén, en tiempos del rey Herodes y preguntaron: “- ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?-” Y, guiados por la estrella, “entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose lo adoraron y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra”. En esos regalos que los magos de Oriente ofrecieron a Jesús, la tradición cristiana ha reconocido desde hace mucho, un homenaje en la fe que se tributa a quien es rey, Dios y hombre: Jesús.
Epifanía Epifanía es palabra griega que significa Manifestación del Señor. En el homenaje que rinden al recién nacido los hombres llegados de Oriente, la Iglesia ha contemplado, desde haceyasiglosysiglos,elhomenaje de reconocimiento que tantos, de tantaspartes,hanrendidoyrinden al Dios hecho hombre en Jesús. Dice el apóstol san Pablo en su carta a las Efesios: “El misterio ha sido revelado ahora porel Espíritu, y por el Evangelio también los paganossonpartícipesdelamisma herencia, del mismo cuerpoyde la misma promesa de Jesucristo. 1
Aún brilla su estrella La estrella de Jesús no ha muerto, ni ha perdido nada de su brillo. Cada día nace de nuevo para los hombres que cada día nacen, y para los hombres que cada día quieren nacer de nuevo; para los que no temen mirar al cielo, para los que lo miran con sencillez y esperanza, despojados de toda soberbia y de todo prejuicio; para los que no temen dejarse guiar por la fe en su caminar por las frías y solitarias noches del desierto; para los que son humildes, sencillos, perseverantes… como los Magos, como los pastores, como José, como María. A nosotros, Jesús se nos manifiesta hoy, una vez más, en la Eucaristía, y nos manda a darlo a conocer a los demás, a manifestarlo a todos con nuestro vivir cristiano de cada día.