Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 20 • Domingo IV de Pascua, Ciclo A • 15 de Mayo de 2011
Fundado el 4 de junio de 1930. Registro postal IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes INDA-04-2007-103013575500-106
Ni rabadán ni mayoral,
Jesús el Buen Pastor
D
esde tiempos antiguos, en la temática de la predicación, este cuarto Domingo de Pascua es considerado el Domingo del Buen Pastor. Desde los albores del cristianismo, la iconografía de esta tan particular tarea de Jesús, describe los riesgos y la valentía de este pastor, que viene a darle un nuevo sentido al quehacer de un pueblo de pastores. Esto tiene, sin duda alguna para la Iglesia, una entrañable emoción, y líneas muy señaladas de trabajo. La acción pastoral de la Iglesia no puede ser de otra manera, sino afrontando los conflictos y resolviendo con eficacia lo que se le ha encomendado. Así entonces, a nivel universal de la Iglesia, hoy es el Domingo Mundial de oración por las Vocaciones.
Una manera breve y cercana de predicar El fragmento del libro de los Hechos de los Apóstoles, de la Pri-mera Lectura, pertenece al discurso de Pedro, y es el primer Pentecostés de la Nueva Alianza ante el pueblo reunido en Jerusalén. Después de interpretarles el fenómeno de las lenguas diversas en que hablaban los discípulos, invadidos por el Espíritu Divino, Pedro les evoca la vida y la obra de Jesús, les anuncia el "Kerygma", ", la proclamación solemne y al mismo tiempo muy familiar. Dicho de una manera emotiva y singular, se debe al gozo que desborda la vida del Apóstol. Así es el anuncio de la Buena Nueva del Evangelio: Cristo ha muerto por nuestros pecados, ha sido sepultado, y al tercer día Dios lo hizo levantarse de la muerte,
librándolo de la corrupción del sepulcro, y sentándolo a su derecha, como habían anunciado los profetas. Se trata de una síntesis maravillosa de la predicación. Dicho sea de paso: es el camino y los modos por los que se nos invita a hacer realidad la Misión Continental.
Un Buen Pastor, singular y modelo Este domingo de Pascua tiene fuertes resonancias en la memo memoria de la Iglesia, puesto que ella misma lleva en su corazón esta imagen como figura central de su ser y su quehacer. En el Evangelio de San Juan, la sencilla y rica parábola de la oveja perdida se convierte en una bella y larga alegoría, en la que Jesús se presenta como el Buen Pastor, dueño del rebaño por el cual se interesa; no como los ladrones y salteadores que escalan las paredes del redil para matar y robar. Él entra por la puerta del redil, el portero le abre; Él saca a las ovejas a pastar, y ellas conocen su voz. Hay muchos detalles que valdría la pena rumiar, y hacer de ellos una reposada contemplación a la manera de Divina. Siquiera una lectura sencilla, en la Lectio Divina la que descubramos qué nos dice Dios; y también encontrar palabras propias para responderle. Jesús es mucho más que rabadán y mayoral: es el dueño que contempla su rebaño con todo el cariño posible; quien regresa a él cuantas veces sea requerido y quien rescata a las ovejas perdidas de las fauces del lobo a riesgo de su propia vida. No es como el asalariado, que al ver peligro, huye abandonando al rebaño. En este día, 15 de mayo, recordamos también al sencillo patrono labrade los campesinos, San Isidro labra dor. Este recordatorio es propicio para encomendarle a Dios todas las tareas del campo, para que nos conceda el hacer fecundo el trabajo del hombre. 1