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Bryan Lema (+), el impacto de una amistad

Por: Kerly Pesántez

Me atrevería a decir que hablar de Bryan Lema es mencionar un sinnúmero de cualidades. Quienes compartimos con él, fuimos afortunados. Bryan inspiraba confianza, no solo porque era franco y directo o porque se tomaba la molestia de conocerte realmente, sino porque le resultaba imposible actuar de manera hipócrita con los demás; él prefería no hablar antes que mentir.

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Brindaba seguridad, porque era capaz de enfrentarse a las injusticias con vehemencia y no temía arriesgar su carrera o su propia vida si se trataba de defender lo que consideraba justo o de proteger a quien consideraba su familia y su amigo.

La primera impresión que obtenías de él, era la de un hombre serio o formal, sin embargo, cuando lo llegabas a conocer despertaba ternura, al mirarlo a los ojos, podías observar un alma conmovedora, lo que parecía que reforzaba ese carácter entrañable. Era un hombre amable, talentoso y decente.

Ahora la banca que estaba ocupada por un amigo, es solo parte de la “decoración”. Los primeros días nos sumergimos en un silencio, porque a veces las palabras se convierten en filosas dagas que van cercenando nuestro entusiasmo; dejan en nuestro corazón innecesarias frustraciones, que de a poco, pueden llenar el lugar con dolor. Nos despojaron de su presencia y nos quedaron los recuerdos, que se convirtieron en el único vínculo que nos mantiene juntos.

Al principio pronunciar su nombre era insostenible, porque golpeaba en la sensibilidad de cada uno de nosotros, jamás imaginamos encontrarnos en esta situación, pero nos mantuvimos en pie por su legado y nos llenamos de esperanza, esperando de que todo mejorara.

Por: Damaris Tobar

Tras los acontecimientos suscitados en el medio político, se ha dado un comentario muy cuestionable por parte del presidente de la República, Guillermo Lasso, “los comunicadores son mercenarios del entretenimiento” y estos “buscan sus 15 minutos de fama”, frases que contradicen la palabra del antiguo candidato a la presidencia, quien dijo que los comunicadores tendrían una ley de libre comunicación y expresión.

Pero ¿somos realmente lo que dicen?, si bien la falta de ética de algunos compañeros periodistas ha ayudado a que la mala fama crezca, pero existe la otra parte de quienes nos regimos por nuestra ética y moral, puesto que nosotros como comunicadores en formación, lo que buscamos es que la información que se difunda mediante cualquier medio de comunicación sea confiable para quien la lea o escuche.

Viéndolo desde mi perspectiva personal, también consideraba que los periodistas solo trataban de buscar e implantar información falsa, puesto que antes de entrar a estudiar esta carrera tenía el pensamiento de que el periodismo era una clase de formación sin importancia, pero tras haber cursado cuatro semestres, en los que analizamos como debe ser la ética de un profesional, como buscar fuentes de información verídicas, y también que comunicación no solo se basa en formar periodistas con un buen profesionalismo. Un comunicador es más que periodismo, un comunicador también es un locutor, un diseñador, un fotógrafo, un articulista y hasta un bloguero, los comunicadores vivimos lo que amamos, en esta carrera que en principio no me atraía, me sentía incómoda y que una y mil veces pensé en retirarme para estar en otra carrera que me “apasionara”, pero luego con pequeños proyectos como un programa de radio en segundo semestre, un sondeo del cual varios de nosotros no pudimos dormir en tercero, y hacer una revista, redactando notas periodísticas, realizando la diagramación y también escribiendo guiones para tener una idea de como se realizan las películas o programas de radio y televisión, todo esto y lo que se aproxima en los demás semestres que cursaremos, es algo que tanto a mi como a los demás compañeros de esta carrera inspira para seguir en “la mejor profesión del mundo”, como diría el gran Gabriel García Márquez.

Como periodista supo formarse, levantando una pirámide, primero unos cimientos sólidos en su paso por CRO, el cual le dio la oportunidad de ingresar en el medio periodístico y luego progresó cuidadosamente en Enfoquec, a base de su potencial, conocimiento, versatilidad e investigación local.

Bryan era accesible siempre estuvo dispuesto a ayudar a los demás sin importar la hora, a él se lo podía llamar en la madrugada y estaba disponible para acogerte con sus palabras sinceras pero sensibles hacia la situación que vivías; era portador de un sentido extra, con el que era capaz de detectar cuando alguien requería de su apoyo, su consejo o su acción.

La lista de virtudes podría extenderse mucho más, pero voy a resumirlo en una palabra ‘noble’. Odiaba que lo adularan y se reservaba los agradecimientos personales, pues jamás persiguió la figuración.

Le interesaba ser protagonista en aquello que amaba: su madre, su carrera, sus amigos, sus ideales. Y lo logró, estoy completamente segura de eso y nos dejó a nosotros como testigos y prueba de su simiente.

Asumir la muerte de un amigo como Bryan fue uno de los peores golpes que la vida pudo traernos a cada uno de quienes tuvimos el gusto de conocerlo.

Nos tocó fortalecer nuestros corazones y volver al salón donde recibíamos clase juntos.

Su “Team Verdura” sigue estando para apoyarse entre sí y a los demás, obsequiando una sonrisa, un abrazo, un consejo, una bebida o una comida. Lo extrañaremos mucho y lo recordaremos con tantísimo cariño.

Un abrazo grande y lleno de gratitud de la familia de cuarto semestre de Comunicación, quienes hacemos esta edición en tu honor.

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