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mujer en la sociedad lectura a partir del cuento Julia” de Amparo Dávila

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Señorita Julia”

Señorita Julia”

Por: Diana Isabel Del Río Villamil

ese mundo” (1981, pp. 18-20). Se puede contrastar lo anterior con la descripción de Bermúdez sobre la cuentística de Dávila: “Una cuentística que aborda lo cotidiano, lo real de forma desgarrada, la fatalidad entre los límites de la realidad y de la ficción, donde los personajes no pueden escapar a su destino” (2013, p. 47). El ambiente del cuento es atemporal y crudo, conductas poseedoras de algo de extrañeza merman en la vida de Julia, una mujer que se encuentra, posiblemente, a finales de sus veinte, que es impecable en cada aspecto de su viveza, goza de un empleo estable y mantiene una relación formal próxima a un matrimonio; Julia tiene un destino metódico establecido, siendo así, carece de alternativas. A través del cuento, Dávila describe la realidad de Julia con un tono trágico y frío cuando en esta aparecen situaciones que opacan la vida brillante que suele llevar Julia, muestra con sutileza los roces hacia la fantasía, y por ende, a lo antinatural, lo cual implanta con facilidad en el lector dudas acerca de la sensatez de ese mundo.

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Aunque pareciera que Julia está a un paso de la completa felicidad, ella, con sus hermanas casadas y sus padres muertos, tiene pocas cosas a las cuales aferrarse. Aquellas que se desmoronan con lentitud cuando comienza a perderse a sí misma. “Una noche la había despertado un ruido extraño como de pequeñas patadas y carreras ligeras. Encendió la luz y buscó por toda la casa, sin encontrar nada” (Dávila, 2009, p. 54). El peso que Julia sostiene hace que su salud mental se resquebraje cada noche un poco más que la anterior; se analiza, entonces, la desesperación de Julia por regresar a su antigua vida, a su antiguo papel como mujer. Una pena que ella se encontrara tan hundida en sus propios pensamientos como para poder salvarse.

Un punto imprescindible se fundamenta a partir de que, al final de la trama, las personas a su alrededor advierten de los cambios en Julia y, en lugar de comprenderla, la juzgan tanto como por su actitud, como por su edad; muestra de aquellas actitudes se encuentra en un fragmento del cuento: “La incomprensión y la bajeza de que era capaz la mayoría de la gente la habían destrozado y deprimido por completo” (Dávila, 2009, p. 57). Ser juzgada por personas que no conocen la historia completa, que no saben todo lo que Julia ha tenido que pasar; sólo es cruelmente criticada a partir de lo que se espera de ella y eso la deprime, la marchita. Como mujer, Julia tiene implantadas en su cabeza ideas sobre aquello que debe llegar a ser a cierta edad, de tal manera que cuando las ratas aparecen robando su brillo, entra en desesperación, una con la que no sabe cómo lidiar. Al suponer que a Julia todavía le queda el cariño de su prometido, se pensaría que aún hay esperanza para ella, luego, la pierde cuando él rompe su compromiso, y ese fue el soplido que terminó por apagar la candela de Julia: “El dolor y el desencanto la habían traspasado de tal manera que temía no poder decir ni una sola palabra” (Dávila, 2009, p. 60).

Julia pierde los elementos que le servían como mapa en la vida, al no cumplir con lo que la sociedad le demanda, se queda sola por lo que le resta de vida. Acerca de la soledad en la mujer aparece una crítica social: “Se reportaron algunas ideas encontradas en la población en general, que son prejuicios sobre la mujer sola, tales como: “las mujeres solteras son unas histéricas que se derrumban bajo una profunda crisis de confianza” y “las mujeres sin hijos están deprimidas y desorientadas” (Alborch, 2001, citado en Ríos y Londoño, 2012). Como se muestra en el cuento, Julia teme con arrebato el ser criticada luego de haber perdido todo en la vida; y como reflejo las ratas la atormentan en la oscuridad. En síntesis, para una mujer aquellas determinadas metas de vida son meros constructos sociales cruciales en su individualidad que enmarcan su funcionalidad impuesta dentro de su rol social, Montes (2003) afirma que “La mujer, cualquiera que fuera su posición, siempre sería inferior al hombre; por lo tanto, necesitaba protección y su mérito residía en ser un vientre fértil, entendida la maternidad y el amor maternal en términos de instinto” (p. 153). ¿A qué costo se mantiene un papel en una colectividad cruel? Julia cae en la demencia y, al igual que muchas mujeres, intercambian sus margaritas por narcisos, que al final, sin importar qué tan duro lo intenten, serán pisoteadas por alguna razón.

Bibliografía

Alborch, C. (2001). Solas: gozos y sombras de una manera de vivir. Madrid: Temas de Hoy.

Bermudez Longoría, R. (2013). De la belleza a la fatalidad en la narrativa de Amparo Dávila. Barca de Palabras, 22, p. 47).

Dávila, A. Cuentos Reunidos. México:Fondo de Cultura Económica, 2009.

Lechuga Montenegro, J., Ramírez Argumosa, G., & Guerrero Tostado, M. (2017) . Educación y género. El largo trayecto de la mujer hacia la modernidad en México. Economía UNAM, 15(43), 110-139.

Montes de Ocanavas, E. (2003). La mujer ideal según las revistas femeninas que circularon en México. 1930 - 1950. Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, 10(32), 143-159.

Ríos Zapata, P. C., & Londoño Arredondo, N. H. (2012). Percepción de soledad en la mujer. El Ágora usb, 12(1), 143-164.

Todorov, T. Introducción a la literatura fantástica. Premia Editora, 1981.

Imagen: Isela Guadalupe Garcés Loera

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