Hora Libre No.2

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Hora Libre

Dios y el tiempo

Julio Peniche

Nunca bastó con ser

Elina Sujhey

Perro-cuento

José Riera

Campeche, Agosto 2023
Segunda edición

Ana la de Tejas Verdes de Lucy Maud Montgomery; Hermano en la tierra de Robert Swindells; Romper el círculo de Collenn Hoover; La Metamorfosis de Kafka; Las ventajas de ser invisible de Stephen Chbosky; Sentimiento del tiempo de Giuseppe Ungaretti; Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe; Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo de Benjamin Alire Saenz; Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes; Mujercitas de Louisa May Alcott; El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien; Guerra y paz de Tolstoi; Nada de Carmen Laforet; Alicia en el país de las Maravillas de Lewis Carrol; Percy Jackson y los dioses del olimpo de Rick Riordan; El higo más dulce de Chris Van Allsburg; La bailarina de Auschwitz de Edith Eger; El conde de Montecristo de Alexandre Dumas; La vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne; Almendra de Won-pyung Sohn; Emma de Jane Austen; La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca; Los juegos del hambre de Suzanne Collins; Los tres mosqueteros de Alexandre Dumas; Las crónicas de Narnia de C.S. Lewis; El Cuervo de Edgar Allan Poe; La muerte feliz de Albert Camus; Las metamorfosis de Ovidio; Edu se viste de princesa de Nuria Diez Fernández y Patricia Moreno; La biblioteca de la media noche de Matt Haig; Los miserables de Victor Hugo; Esta herida llena de peces de Lorena Salazar Masso; Anna Keranina de Tolstoi; El jardín de las mariposas de Dot Hutchison; Llámame por tu nombre de André Aciman; Aristóteles de Carlos Herrero; Pedro Páramo de Juan Rulfo; La melancolía de Haruhi Suzumiya; Un mundo feliz de Aldeus Huxley; Harry Potter de J.K. Rowling; Rebelión en la granja de George Orwell; Antonia de Ignacio Manuel Altamirano; El Zahir de Paulo Coelho; Río subterráneo de Inés Arredondo; Manual para corregir a niños malcriados de Francisco Hinojosa; La odisea de Homero; Hecha de estrellas de Ashley Herring Blake; El principito de Antoine De Saint-Exupéry; Hansel y Gretel de los hermanos Grimm; El ancho mundo de Pierre Lemaitre; Cuando no queden más estrellas que contar de María Martínez; De amor y furia, Epigramísticos de Minerva Margarita Villarreal; Cuento de hadas de Stephen King; La muerte del autor de Barthes; El caso Alaska Sanders de Joël Sanders; Porfiria Pat de Juan de la Cabada; La Eneida de Publio Virgilio; Hombre con minotauro en el pecho de Enrique Serna; Sacrificios humanos de María Fernanda Ampuero; Violeta de Isabel Allende; El viento conoce mi nombre de Isabel Allende; El tercer país de Karina Sainz Borgo; La Celestina de Fernando de Rojas; Cuen- tos para entender el mundo de Eloy Moreno; El árbol del deseo de Ignacio Solares; La chica del tren de Paula Haw - kins; La biblioteca de fuego de Maríz Zaragoza; Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enriquez; La peor señora del mundo de Francisco Hinojosa; No den las gracias de Elena Poniatowska; El capote de Nikolái Gógol; El llano en llamas de Juan Rulfo; Orgullo y prejuicio de Jane Austen; La casa maldita de H.P. Lovecraft; Germinal de Emile Zola; Edipo Rey de Sófocles; El día que dejó de nevar en Alaska de Alice Kellen; La Iliada de Homero; Ana la de Tejas Verdes de Lucy Maud Montgomery; Hermano en la tierra de Robert Swindells; Las ventajas de ser invisible de Stephen Chbosky; Sentimiento del tiempo de Giuseppe Ungaretti; Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe; Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo de Benjamin Alire Saenz; Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes; Mujercitas de Louisa May Alcott; El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien; Guerra y paz de Tolstoi; Nada de Carmen Laforet; Alicia en el país de las Maravillas de Lewis Carrol; Percy Jackson y los dioses del olimpo de Rick Riordan; El higo más dulce de Chris Van Allsburg; La bailarina de Auschwitz de Edith Eger; Esta herida llena de peces de Lorena Salazar Masso; Anna Keranina de Tolstoi; El jardín de las mariposas de Dot Hutchison; Llámame por tu nombre de André Aciman; Aristóteles de Carlos Herrero; Pedro Páramo de Juan Rulfo; La melancolía de Haruhi Suzumiya; Un mundo feliz de Aldeus Huxley; Antonia de Ignacio Manuel Altamirano; El Zahir de Paulo Coelho; Río subterráneo de Inés Arredondo; Manual para corregir a niños malcriados de Francisco Hinojosa; La odisea de Homero; Hecha de estrellas de Ashley Herring Blake; De amor y furia, Epigramísticos de Minerva Margarita Villarreal; Cuento de hadas de Stephen King; La muerte del autor de Barthes; El caso Alaska Sanders de Joël Sanders; Porfiria Pat de Juan de la Cabada; Hombre con minotauro en el pecho de Enrique Serna; Sacrificios humanos de María Fernanda Ampuero; Violeta de Isabel Allende; Las brujas del ayer y del mañana de Alix E. Harrow; El árbol del deseo de Ignacio Solares; La biblioteca de fuego de Maríz Zaragoza; Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enriquez; La peor señora del mundo de Francisco Hinojosa; niatowska; El capote de Nikolái Gógol; El llano en llamas de Juan Rulfo; Orgullo y prejuicio de Jane Austen; La casa maldita de H.P. Lovecraft; Germinal de Emile Zola; Edipo Rey de Sófocles; El día que dejó de nevar en Alaska de Alice Kellen; La Iliada de Homero;

Directorio

Ilustraciones

Nejla de la Torre Santoyo

Edición

Yolotzin Guzmán Sosa

Colaborador

Diego Jaimes Novelo

Carta editorial

Correo: rhoralibre@gmail.com

Facebook: Revista HL

Instagram: @revistahl

Hora Libre nace como un proyecto independiente creado por jóvenes y estudiantes que buscan promover la lectura y escritura como vocación más que como un simple pasatiempo. Además de proponer, alentar y crear un espacio en donde personas de todas las edades puedan compartir sus trabajos en las que han puesto esfuerzo y dedicación. Dentro de Hora Libre encontrarás publicaciones de autores que se identifican con una vocación desde una disciplina: podrás encontrar textos de creación tales como minificciones, poemas, monólogos o cuentos; de divulgación destinado a reseñas, noticias, crónicas y ensayos; así como obra gráfica como ilustraciones, fotografías, cómics, entre otros. Agradecemos a lxs participantes y a lxs lectores por ayudarnos a concretar este proyecto creado por y para las personas que ven en el arte una posibilidad que todos podemos ejercer.

Revista Hora Libre

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Manifiesto

NO

SOMOS ARTESANOS ARROPADOS POR LA INSTITUCIÓN pero para el resto ahí afuera que crea y vive igual a nosotros somos el pilar para la palabra como un medio donde mantener activa esta ciudad que se pausa y muere en vida otro pueblo más fantasma en la Península de Yucatán

Somos los creadores arriba del camión en los pasillos del Mercado y los parques —Patrimonio INCULTURAL de la Humanidad—

nuestra creación no es producto de consumo solo porque nosotros ya somos una pieza vendida en las filas de los supermercados somos el espíritu que asusta en los apagones de luz y que nadie quiere oír pero sí regatear el costo

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somos los escritores que aún no llegan a la categoría para mantener un puesto o ser elogiados como orgullo estatal la carne cruda de los restaurantes caros donde a veces es mejor decir “soy de Campeche pero me fui porque ahí está baja la chamba” y pasa en todos lados

la carne podrida en el mercado las moscas encima de la basura el perro atropellado la gata preñada que ignoran en la calle al pasar por la tienda de la esquina

yo no soy de Campeche ni de ningún lado me reconozco creador pese a la misma mierda porque esta mierda la hago por ustedes y por mí pasaré por las mismas rutas de camión con su horario mal programado a pesar de todo vivo en una ciudad donde los creadores siempre llegan tarde a casa

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Nunca bastó con ser

De ellos, de ti, de mí de todo lo que se escucha en la calle, en tu habitación, en tu cabeza.

Tus pies pisan las calles que solías caminar para ir a casa vuelves para abrazar a tu madre recordar el abandono de tu padre y sostener el peso de los deberes que tendrías que cumplir mientras alimentas a la terrible criatura de exigencias.

Cuando sales miras la grandeza de los edificios y los faros de luz que alumbran las carreteras, donde duele el peso de las cadenas abrazando tus pies y sientes las calles retumbar por los gigantes caminando.

El fuego sofocante que se desprende de tu techo de lámina o el vapor que emanan las personas paradas y sentadas muy cerca

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las unas de las otras conviviendo dentro del transporte público al medio día es lo más cercano que tienes a un lugar cálido.

Eres un extranjero mutilado en tu propia ciudad. Nunca bastó con las menciones honoríficas de la escuela, los premios ganados en tu vida, la falta de sueño por despertar temprano para ir a trabajar, las buenas noches dichas e ignoradas

No bastó con vivir

Nunca bastó con ser en esta ciudad donde los ecos de la exigencia retumban

Eres un extranjero de tu propia ciudad, Ciudad donde naciste ciudad donde hoy has muerto.

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Perro-cuento

Yaestoy acostumbrado a que las pulgas mordisqueen mi piel, pero en esta ocasión me parecía inaguantable. Los trozos de mí que normalmente suelo compartirles no me afectan, pero la tarde de ayer tuve un encuentro con otro perro que mordió mi hocico con gran fuerza y rasguñó la zona derecha de mi barriga, haciendo que brotara una gran cantidad del líquido amarillo que corre por todo mi pelaje, cuando siento un gran dolor, todo por ese hueso de pollo que había escondido entre las bolsas de basura a las afueras del restaurante que, al final, ni pude ganarle al otro perro. Para colmo, cuando había ido a echarme en la fresca entrada del edificio donde los humanos entran para después salir con grandes bolsas de lo que me parece son croquetas (porque los veo tan felices llevándoselas a casa y no imagino nada mejor que una gran bolsa de croquetas para ser feliz), vino corriendo hacia mí un demonio que se había apoderado de uno de los humanos que reparte las croquetas dentro de la tienda. Me niego a creer que siguiera siendo humano, porque la sonrisa tan amable y carismática con la que guardaba las croquetas en la bolsa para los otros humanos desapareció en el instante en que me vio descansando en el fresco aire que sopla desde la parte de arriba de la portezuela. Por ello me vi obligado a vagar por las calles empedradas de la ciudad hasta ir al sitio en el que normalmente me dejan estar echado sin reproches, ahí, en la esquina del edificio

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alto de dos torres con campanas que suenan cada determinado momento, y al que asisten los humanos cada vez que escuchan su llamado, tal y como yo hacía al escuchar mi nombre de la voz del anciano que me dejaba compartir su cama, su techo, su comida. Realmente nunca entendí ni una sola palabra de lo que me decía, tan solo me dedicaba a hacer cosas hasta que el sonido que salía de su boca se transformaba en una risa y una caricia, así aprendí a relacionar sus ruidos con mis acciones. No eran cosas tan difíciles, pero al viejo le fascinaba que yo las hiciera para él: darle la pata, sentarme, echarme, dar vueltas. Aunque el sonido que más me gustaba era aquel que decía simplemente para que yo fuera a su lado, por ello siempre quise creer que ese era mi nombre; pero hace tanto tiempo que no lo escucho que ya hasta se me olvidó. De cualquier modo, al viejo le encantaba decir esa palabra, que yo fuera hasta donde él, me pusiera el lazo para que le ayude a caminar y entonces salir a dar un paseo al parque que tiene el kiosco en medio, temprano en la mañana, para que pudiéramos estar a solas él y yo.

Lo siento por las pulgas, no quisiera parecerme a los demonios que se apoderan de los humanos y simplemente echarlas, pero ahora mismo no tengo ánimos de que me muerdan, así que yo las muerdo para ver si se dispersan o se calman un poco, pues ya interrum pieron mi sueño. Al parecer se me hizo de noche con la siestecita que me tomé; por eso me encanta este sitio, no será tan fresco como la entrada de la tienda, pero al menos puedo quedarme aquí todo el tiempo que quiera, mientras no sea en la entrada enorme que tiene, que por más que yo me estirara, nunca podría tapar del todo. Aun así, si el más pequeño trozo de mi cola se encuentra en la entrada, me echan. Por eso es mejor aquí, en la esquina, donde mi mayor preocupación es intentar adivinar lo que están cenando en las casas que se encuentran en los costados de las calles a partir del aro-

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ma que se desprende de cada hogar, es entonces que me recuesto, cierro mis ojos y comienzo el juego. En algunas hay aromas picantes, aunque nunca se me dio bien comer chile; en otras hay aromas fuertes, de comidas que tenían mucho sabor, las mejores; en algunas hay aromas dulces, aunque el viejo nunca me dejó comer comidas de aromas dulces, pues siempre que yo las intentaba comer las alejaba de mí, entonces se recostaba y se hacía como que quedaba tieso, echado bocarriba como a veces me pedía, con los ojos cerrados. En ese momento yo le ladraba unas veces y le lamía la cara, entonces se despertaba riendo y acariciando mi cabeza y mi lomo. Una vez salimos al parque, el mismo del kiosco. Ya llevábamos algunas vueltas de las que normalmente dábamos, cuando, al querer avanzar, sentí que mi lazo estaba

suelto; volteé hacia atrás y el viejo no lo estaba agarrando, sino que se había puesto sobre sus rodillas, llevándose las manos el centro de su pecho. Me acerqué a él, sin entender qué nuevo juego estaba queriendo hacer. Se recostó bocarriba con los ojos cerrados y entonces lo entendí. Le ladré unas cuantas veces y le lamí el rostro, pero la risa no se escuchó. Le ladré más fuerte y lamí su cara de forma más intensa, pero las caricias jamás llegaron. Lo intenté de nuevo, una y otra vez, de todas las formas posibles, despacio, quedito, fuerte, alocado, desesperado, pero el viejo no me hacía caso. Después de que llegó otro humano, muchos más llegaron pronto, quizá eso estaba esperando el viejo, que hubiera una multitud para que yo pudiera mostrarles nuestro juego, así que lo intenté de nuevo, varias veces, pero el resultado era el mismo. Al poco tiempo, llegó una de esas cajas metálicas con ruedas donde subieron al viejo y nunca más volví a verlo. A veces suelo ir a ese mismo parque para ver si él me está buscando, pero hasta ahora nunca hemos coincidido, creo que simplemente hemos tenido mala suerte.

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Las pulgas ya no me picaban, pero una fuerte luz y una presencia perturbaron mi reposo. Despegué mis ojos para ver de qué se trataba: era un rostro joven que me parecía conocido, mas no creo haberlo visto nunca en mi vida. Se puso en cuclillas delante de mí y nuestras miradas se cruzaron; alzó su mano y la depositó suavemente sobre mi cabeza dándome una caricia; abrió la boca y lo dijo, pronunció aquel sonido que hace tanto no escuchaba. Quitó su mano, aunque se sintió como si no la hubiera despegado, como cuando el viejo me ponía el lazo; se puso de pie y comenzó a caminar. Sin pensarlo mucho me paré, y al hacerlo sentí como si me desprendiera de una gran carga, como saliendo de un cascarón que me había aprisionado desde hace tanto. La sensación me aturdió un poco así que tuve que esperar unos momentos antes de recobrarme. De cualquier modo, estaba decidido a seguir a aquel humano; lo busqué con la mirada y ya se había adelantado bastantes pasos; me preparé, fijé el objetivo, entonces salí disparado detrás de él y corrí, sintiéndome como cuando el viejo me llevaba al parque.

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Eternidad

Alondra Góngora García

Hoy es un día eterno, te quieres alejar de las preguntas que resonarán en tu cabeza sin encontrar respuesta, las que tu amigo preguntón hace, tu madre espera oír una razón para decirte “no te preocupes”, entonces llegas lo más rápido a tu casa después de decir un “hasta mañana”, luego un “ahorita bajo a comer” y te vas derecho a tu patio, el único lugar donde tu casa de solo dos cuartos te deja libre, poniendo todas tus fuerzas en suplicar que nadie salga a interrumpirte. Ves el cielo nublado y deseas que te salgan alas y poder volar invisible hacia fuera del mundo, sentirte sola en la tranquilidad. Unas cálidas patas se posan en tus piernas y unos bigotes en tu oreja te sobresaltan. Por primera vez produces una sonrisa sincera en el día, ver los ojitos curiosos de ese perro que hace unos años rescataste malnutrido y que hasta el día de hoy te agradece; un gatito que ya agarró confianza contigo después de seis meses de nacido ronronea a tu otro lado. Vuelves a mirar el cielo y deseas irte volando acompañada de tus dos cómplices. Quieres que este momento se detenga, te levantas rápido para acomodar el block casi destruido que cubre el hueco por donde hace unas semanas tu gata saltó a la calle para mostrarte que nada es eterno.

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Chantilly Clay almendra

A la basura como mis plantas Ángel Paulino Chan

Cadadía que amanezco tengo la pesada carga de existir. Si tan solo la vida fuera lo suficientemente justa lo entendería y que gusto sería existir, la verdad. Pero esto no es así; entonces me resigno a la labor impostergable de hacer todo lo posible por evitar morirme. Tarea nada sencilla. Por eso me gustaría partirle la cara al hijo de las mil putas –porque estoy seguro de que era un hombre– que vino con la maravillosa idea de que la vida era muy corta y que qué buena idea sería vivir más años. ¿De verdad era necesario vivir tanto? Apenas y podemos llegar a los 30 sin crisis existenciales, ansiedad, estrés y el sentimiento que no estamos yendo a ningún lugar. ¿De verdad hacía falta postergar ese sentimiento otros 30 años? Ahora toca salir a trabajar, sabiendo que el fruto de ese trabajo me dejará, si bien me va, con una propiedad equivalente a una casa de cartón; una vejez que si a los 40 hubiese terminado de forma abrupta, ahora se instalará en mi estúpido cuerpo progresiva y despiadadamente, apagando uno a uno sus interruptores hasta dejarme tendido en el suelo de la deshonra, más inmóvil que una triste planta, que al menos en la continuidad del tiempo se mueve.

¿Será por eso por lo que las cuido tanto? He declinado a la idea de la reproducción y ahora me concentro en las pobres plantas que a pesar de todo se me mueren. Dios, que no exista en algún lugar del cielo un es-

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pacio para las plantas, porque seguro si se enteran que he muerto me dejan fuera por asesino serial de girasoles, albahacas, epazotes, etcétera. De pronto la idea de cuidar de otro ser es tan abrumadora, desesperanzadora. Me provoca tristeza pensar que al ritmo que vamos lo más probable es que la criatura se muera en una guerra, o que sus pulmones colapsen llenos de microplásticos. Apenas y puedo cuidarme a mí mismo, apenas puedo conciliar el hecho de que los sueños son solo eso y que a menos que vuelva a nacer como perro de alguna celebridad viviré la buena vida. Cómo envidio a esos bastardos. Si tan solo me pagaran por cada vida que en esta vida se me ha muerto.

Dios y el tiempo Julio Peniche

Ahora hay una luz un silencio en alguna parte de mí una habitación que fue vacía alguna vez

ahí estoy yo un niño sentado lleno de miedo y temor a sus casi 49 años un niño que pide entender lo que es esto que alguien me da y llega a mí: una sonrisa antes de dormir hacer el amor por las noches y al amanecer

esa mano que me sostiene sin mi temor y que me hace entender que no hay lugar alguno para rendirse para dejarse caer -nunca lo hubo ahora lo sé-

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temo a las cosas que siento al miedo a cada paso que se da en esta vida

que a veces nos aprieta demasiado cuando todo parece marchar bien

temo a las cosas que ahora siento y veo el temor en otros tantos como yo: Antonio, Yolo, Eli, Gaby y quienes comienzan a caminar ahí los jóvenes escritores que han llegado para reclamar su lugar

¿para qué hacemos poesía narrativa? no lo sé

¿para qué esta manía esta locura de escribir crear imaginar inventar?

lo sé este poema no se terminará de escribir esta duda esta inquietud este temor no tendrá respuesta y lo acepto y lo heredo a otros como me lo heredaron a mí

ahora lo sé lo tengo todo todo lo que muchos desean tener

¿por qué no es suficiente?

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Ahora hay una luz un silencio en alguna parte de mí una habitación que fue vacía alguna vez ahí están todos ustedes:

Lupi

Dafne Derek y los jóvenes escritores que veo volar como en ese cuento de Bukowski al salir de una cantina un sábado después de reír

reír sin sentido reír estúpidamente reír por reír y danzar danzar por las calles de esta ciudad

Lo tenemos todo -eso es lo que nos dicen los demáspero hay una duda una pregunta un temor

que heredamos y que heredaremos a los que vienen después

aunque ahora lo sé no se está solo en el camino de la vida

nada es suficiente para justificar la caída no hay paraíso ni infierno ni purgatorio

escribir poesía narrativa

amar o no es también persistir persistir persistir

-siempre lo sabremos jóvenes escritores porque a pesar de mi avanzada edad la pregunta siempre siempre estará ahí latente al amanecer al atardecer al anochecer-

como esa persona a mi lado me dijo: disfruta porque no hay nada que temer

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Versos pal mijo

Amaury Burelo Resistid queridos libritos Atravesad los días como caballeros medievales Y cuidad de mi hijo En los años venideros Biblioteca de Roberto Bolaño.

Llegarás en junio (29/4/22) a Raúl “Francisco”

Desde hace 8 meses deambulas en mi cabeza cómo serás vestirás igual te llamarás diferente

llamarás a tu “Bei”/dirás “MamiOpe”” sacarás la nariz de tu madre el rostro de las mañanas el despeinado amanecer la revolución de carcajadas el parteaguas en la vida y no hay preocupación que deje de invadirme por descubrirte Ya decía mi padre que abobado estaba yo ante la pantalla con imaginarias amistades

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o lo dijo de una forma más elegante/poética así que aquí me vez descifrando cómo serás/seremos y no hay instante en que me blasfeme por no estar preparado para ti tu llegada

Habrá esfinge que cuestionemos que invadamos las paredes de un rajá secuestrador o sólo seremos ante el cristal descifrando descubriendo la incertidumbre de unos dibujitos que apenas y nos hablan nos llagan nos llaman Somos tú tu madre

tus abuelos y abuelas el horizonte que viene a intoxicarnos y yo que apenas y sabré cómo reconocernos hijo y padre

Desintegración

Christopher Vera

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Días de frijol y arroz Antonio

estoy en el punto de la vida donde reconozco lo difícil que a veces es traer un plato a la mesa

veinte años tambaleándome por las calles sin una razón en concreto salvo cuidar dónde caerán mis siguientes pasos

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Nejla de la Torre

hoy pienso en salir a la calle con una razón una respuesta a cada incógnita detrás del poste rodeado de basura una razón entre el pavimento y el terreno baldío entre los animales y personas muertas ocultas pero a la vista de todos

espero encontrar entre la oscuridad de mi barrio una respuesta que esclarezca mis tardes aquí donde mis padres se levantan a las 5 de la mañana cuando el sol apenas empieza a salir y se ganan el día pese a todo como el resto

esta mierda de siempre la hago por ti y por ustedes y estoy a punto de caer pero es el destino que escogí pese a la oscuridad rodeando el Fuerte de San José mientras no veo el camino a casa pero lo reconozco de memoria

esta mierda lo hago por ustedes

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Esmeralda Castro

Sin título

Esta noche escribí pensando en tí. En las cachetadas, risas, mordidas y lágrimas que me diste. Escribí sobre nuestra primera noche juntos, de nuestro primer acercamiento, de tu aroma a tinta y a hojas viejas que me atrapa cada que te pongo en mis manos, te abro / me abres y acaricias mis piernas, mis pechos, mis emociones. Haces que mis palabras broten y que te digan

MÍRAME, ESTOY ESPERANDO QUE ME VEAS ESCRIBIR / CANTAR / DIBUJAR / FOTOGRAFIAR / MORIR DESDE QUE TE CONOCÍ

¡Mírame! ¡no me ignores!

Y es que no sabes cuánta sangre han derramado mis brazos esta noche por esa cuchilla (pincel / lapicero) escribiendo sólo para ti

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Convocatoria

¡Envía tus colaboraciones para el siguiente número de Hora Libre!

- OBRAS ESCRITAS: deberán tener una extensión máxima de 3 cuartillas, escritas en Word, con tipografía Times New Roman a 12 puntos e interlineado de 1.5

- OBRA GRÁFICA: las ilustraciones deben presentarse en formato. jpg, calidad de impresión 300 dpi, en CMYK

- Debe ser inédita y se debe enviar un documento aparte que incluya la semblanza del autor.

- El consejo editorial dictaminará todo el material recibido y no habrá apelaciones sobre su selección.

- Envíe la obra a: rhoralibre@gmail.com

Publicaciones trimestrales

Revistahl
Revistahl

Hora Libre

Te invita a formar parte del taller de creación literaria del proyecto ESCECAM.

—Sábados de 10:00 a.m. a 13:00 p.m. en la Biblioteca Pública Central "Francisco Sosa Escalante", calle #12 entre #61 y #63, en el Centro Histórico.

—Se trabaja poesía y narrativa.

PROYECTO ESCUELA DE ESCRITORES CAMPECHANOS

Ana la de Tejas Verdes de Lucy Maud Montgomery; Hermano en la tierra de Robert Swindells; Romper el círculo de Collenn Hoover; La Metamorfosis de Kafka; Las ventajas de ser invisible de Stephen Chbosky; Sentimiento del tiempo de Giuseppe Ungaretti; Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe; Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo de Benjamin Alire Saenz; Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes; Mujercitas de Louisa May Alcott; El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien; Guerra y paz de Tolstoi; Nada de Carmen Laforet; Alicia en el país de las Maravillas de Lewis Carrol; Percy Jackson y los dioses del olimpo de Rick Riordan; El higo más dulce de Chris Van Allsburg; La bailarina de Auschwitz de Edith Eger; El conde de Montecristo de Alexandre Dumas; La vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne; Almendra de Won-pyung Sohn; Emma de Jane Austen; La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca; Los juegos del hambre de Suzanne Collins; Los tres mosqueteros de Alexandre Dumas; Las crónicas de Narnia de C.S. Lewis; El Cuervo de Edgar Allan Poe; La muerte feliz de Albert Camus; Las metamorfosis de Ovidio; Edu se viste de princesa de Nuria Diez Fernández y Patricia Moreno; La biblioteca de la media noche de Matt Haig; Los miserables de Victor Hugo; Esta herida llena de peces de Lorena Salazar Masso; Anna Keranina de Tolstoi; El jardín de las mariposas de Dot Hut- chison; Llámame por tu nombre de André Aciman; Aristóteles de Carlos Herrero; Pe- dro Páramo de Juan Rulfo; La melancolía de Haruhi Suzumiya; Un mundo feliz de Aldeus Huxley; Harry Potter de J.K. Rowling; Rebelión en la granja de Geor- ge Orwell; Antonia de Ignacio Manuel Altamirano; El Zahir de Paulo Coelho; Río subterráneo de Inés Arredondo; Manual para corregir a niños malcriados de Francisco Hinojosa; La odisea de Homero; Hecha de estrellas de Ashley Herring Blake; El principito de Antoine De Saint-Exupéry; Hansel y Gretel de los hermanos Grimm; El ancho mundo de Pie- rre Lemaitre; Cuando no queden más es- trellas que contar de María Martínez; De amor y furia, Epigramísticos de Minerva Margarita Villarreal; Cuento de hadas de Stephen King; La muerte del autor de Barthes; El caso Alaska Sanders de Joël Sanders; Porfiria Pat de Juan de la Cabada; La Eneida de Publio Virgilio; Hombre con minotauro en el pecho de Enrique Serna; Sacrificios humanos de María Fernanda Ampuero; Violeta de Isabel Allende; Las brujas del ayer y del mañana de Alix E. Harrow; El viento conoce mi nombre de Isabel Allende; El tercer país de Karina Sainz Borgo; La Celestina de Fernando de Rojas; Cuentos para entender el mundo de Eloy Moreno; El árbol del deseo de Ignacio Solares; La chica del tren de Paula Hawkins; La biblioteca de fuego de Maríz Zaragoza; Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enriquez; La peor señora del mundo de Francisco Hinojosa; No den las gracias de Elena Poniatowska; El capote de Nikolái Gógol; El llano en llamas de Juan Rulfo; Orgullo y prejuicio de Jane Austen; La casa maldita de H.P. Lovecraft; Germinal de Emile Zola; Edipo Rey de Sófocles; El día que dejó de nevar en Alaska de Alice Kellen; La Iliada de Homero; Ana la de Tejas Verdes de Lucy Maud Montgomery; Hermano en la tierra de Robert Swindells; Romper el círculo de Collenn Hoover; La Metamorfosis de Kafka; Las ventajas de ser invisible de Stephen Chbosky; Sentimiento del tiempo de Giuseppe Ungaretti; Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe; El principito de Antoine De Saint-Exupe amor y furia, Epigramísticos de Minerva Margarita Villarreal; Cuento de hadas de Stephen

La prueba de la maravillosa singularidad del escritor es que durante esas tan comentadas vacaciones, que comparte fraternalmente con obreros y dependientes, no deja de trabajar, o al menos no deja de producir. Falso trabajador, también es un falso vacacionista. Uno escribe sus recuerdos, otro corrige pruebas, el tercero prepara su próximo libro. Y el que no hace nada lo confiesa como una conducta auténticamente paradojal, una hazaña de vanguardia, que sólo un espíritu fuerte puede permitirse mostrar.

— Roland Barthes

El escritor en vacaciones (fragmento)

rhoralibre@gmail.com

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