Hora Libre No. 3

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Hora Libre

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No. 3
14
Olivares
Costo de la vida Mónica
10
amarillas
Rodríguez
Flores
Ana
20
tu perro
Cain
MARZO 2024
Soy
Canua
CAMPECHE,

Hora Libre

Directorio

Carta editorial

Integrantes

Antonio G. Pérez Castro

Daniel M. Chan Uc

Nejla de la Torre Santoyo

Correo: rhoralibre@gmail.com

Facebook: Revista HL

Instagram: @revistahl

Hora Libre nace como un proyecto independiente creado por jóvenes y estudiantes que buscan promover la lectura y escritura como vocación más que como un simple pasatiempo. Además de proponer, alentar y crear un espacio en donde personas de todas las edades puedan compartir sus trabajos en las que han puesto esfuerzo y dedicación. Dentro de Hora Libre encontrarás publicaciones de autores que se identifican con una vocación desde una disciplina: podrás encontrar textos de creación tales como minificciones, poemas, monólogos o cuentos; de divulgación destinado a reseñas, noticias, crónicas y ensayos; así como obra gráfica como ilustraciones, fotografías, cómics, entre otros. Agradecemos a lxs participantes y a lxs lectores por ayudarnos a concretar este proyecto creado por y para las personas que ven en el arte una posibilidad que todos podemos ejercer.

– Revista Hora Libre

MANIFIESTO QUIÉN ES CONSIDERADO CREADOR

Y

POR QUÉ

Hoy entiendo a la literatura como el fin inmediato después de años de estudio o meses escribiendo, sin parar, en todas las últimas rondas que sirvió la mesera en las noches dentro de la 16. Entiendo y confío en una literatura que vive la calle y se alimenta de tardes en vela y madrugadas con caminatas absolutamente borrachos.

El alcohol es solo un medio en el que el poeta descubre que la comunicación, el lenguaje, es su materia prima y por ende un fin para concluir cada noche dentro o fuera de casa, dentro o fuera de la cantina, sobre o bajo las mesas de una Universidad que se congela ante las discusiones de su alumnado revoltoso.

Confío en la creación del poeta que no es family-friendly y dice las cosas como las entiende y como las recibe a pesar de todo atropello y suicidio estadísticamente contado en esta ciudad que duerme y no descansa. La creación, entonces, es un perro callejero que se rasca las axilas y deja caer sus pulgas y garrapatas que edifican un carácter como murallas entre todo poeta y su Campeche sempiterno. El poeta vive el feeling y busca cómo aprender de ello. El verdadero poeta no es tocado por dios, sin embargo, entiende la diferencia de estar en cuna dorada y vivir por conseguir una cuna dónde caerse rendido al apenas abrir los ojos.

Miro a mis amigos, cómo se mueven por estas calles y conocen las dinámicas entre navajas, misiles y cuentas claras, y entiendo que ellos viven y se adueñan de lo que algunos estudiosos llaman poesía, el ego del creador en el siglo XXI donde se escribe de todos lados y pocas son las distancias que reconocen el trabajo de los poetas callejeros.

Veo a mis amigos, escucho su aliento a alcohol y desayuno de cruda, y entiendo que su vida, como la mía, como los poemas románticos, trágicos y conversacionales, se entienden por sí mismos y para el resto del mundo, y yo hoy entiendo que la creación literaria conlleva un conocimiento de los alrededores desde el “yo” que se poetiza y decide emborracharse para sobrellevar tan triste existencia de reflexiones, contemplar el abismo y no decidir lanzarse, no del todo.

Paulatina decadencia

Gabriela R. D.

Pararte frente al espejo y no poder reconocer lo que miras: una sombra que carcome tu esencia, y tu reflejo, te aparta lentamente de la realidad, te han clavado una cantidad indefinida de apuñaladas en la yugular; deberías morir l-e-n-t-a-m-e-n-t-e y en soledad.

Morir en silencio, morir en mente y alma.

MUERES

por repetir diariamente una espiral sin fin de acciones predeterminadas estúpidamente iguales: caminar por las mismas calles, tomar el camión a la misma hora, mirar hacia fuera cada 5 minutos, mirar la misma planta, una condena que cada vez adquiere más peso.

Ensayo y error, Practicar todos los días, ¿Qué no es ese el proceso natural por el que todo ser humano adquiere un tipo de conocimiento? Ya me cansé de fallar todo el tiempo, y de estar a la merced de alguien que enseña y sigue solamente lo que está estipulado en un libro.

Cobijados por el método ancestral de “mira y aprende”, se refugian los que tienen miedo de que una nueva generación los supere; sin dejar mirar, sin dejar ver, sin dejar ser, en medio de una sociedad abstracta que sufre abstinencia de colores y que cambia con cada pincelada. Se levanta y se deshace un acto de fe mal pronunciado por aquellos cobardes que fingen no temer ante situaciones de adversidad

7

PAY DE ZARZAMORA

—¿Tacos de birria?

—No, me duele la barriga.

—A ti te duele hasta los huevos —la chica limpiaba el plato con la grasa de la carne.

De madrugada, los asientos plateados de la estación de buses de Guadalajara enfriaban de más el trasero del chico. Su compañera estaba comiendo muy tranquila, eran los únicos que esperaban en aquel espacio, iluminado por luces blancas, opacas y silenciosas.

—El guardia de seguridad nos advirtió que esos tacos de la calle pueden causar diarrea —el chico se mostró preocupado.

—Tomaré el riesgo, no comeré en muchas horas y eso no me gusta.

El chico comenzó a reír, pero su boca permaneció cerrada, la chica no reaccionó igual, ella siguió comiendo, se rascó la nariz y miró hacia el exterior, oscuro todavía. Su compañero la miró, parecía apesadumbrado, como si algo lo carcomiese, como si una voz quisiera expresarse.

—Sabes, no tenías que acompañarme —susurró la chica, sin mirarlo.

—Claro que tenía —respondió el chico con cierta sumisión.

—Tú y yo ya no somos nada. ¿Por qué no me dejas ir?

—Te estoy dejando ir. Aquí, en la parada de autobuses.

Ahora la chica se río, pero su risa era burlona, casi maliciosa. El chico se levantó y la enfrentó cara a cara, él miró sus ojos cafés, sus pupilas se encogían, las venas rojas le indicaban el cansancio de tanto tiempo.

—No te confundas —empezó ella—, yo me estoy yendo.

—Hace mucho que te fuiste.

Ella recogió el último taco de birria, el olor era penetrante, salado, pero atractivo. Al chico le pareció que ella se reflejaba en aquel alimento grasoso, dañino, pero delicioso, pensó que la madrugada le provocaba ideas tontas.

—Hay frío en Aguascalientes —le recordó él.

—Ya sabré cómo calentarme —dijo ella.

—¿No sientes nada ahora?

Ella se tragó el taco, mascó con rapidez para saciar la incomodidad. El chico de su pasado le hartaba, pero su mirada suplicante le despertaba miedo, miedo a sus decisiones, miedo a lo que ella había elegido.

—Sí, siento que quiero ese pay de zarzamora —ella apuntó hacia adelante, su dedo estaba al lado de la mejilla del muchacho.

El chico se volteó. Un puesto de repostería acaba de abrir su ventanilla y un exquisito pay blanco, con betún igualmente blanco en ondulaciones, junto a una brillosa jalea morada estaba en plena exhibición.

—Te lo compro, con una condición.

—¿Cual? —la chica lo escuchaba con atención.

—Nunca olvides qué fui para tí.

Una pantalla cuadrada anunciaba que el próximo viaje para Aguascalientes estaba a pocos minutos de partir. El chico y la chica caminaban juntos, separados por unos centímetros al hombro, ella comía su pay con lentitud, él miraba a la mañana que comenzaba a emerger.

—Aquí nos despedimos —dijo ella.

—Suerte, supongo.

—Sí, igual tú.

Él quiso abrazarla, tal vez por impulso, tal vez por nostalgia, quizás por algo más. Eso dio igual, porque ella se giró con su maleta en mano y su plato vacío en la otra, subiendo al camión. Cuando dejó de verla, él se fue, sin ganas de seguir escuchando el motor.

Ella se sentó hasta el fondo. Su ventana permitía observar el nuevo amanecer, un espectáculo que le gustó, le infló sus deseos de abandonar Guadalajara. Entonces, después de una noche de tensión, con sueño y sin hambre, botó su plato a lado de ella y se durmió.

Flores amarillas

Veo flores amarillas camino a casa ese mismo camino que tomábamos Desde pequeña he pensado que esas flores son el final del invierno y que llega la primavera, Se va el invierno las navidades a medias, las reuniones familiares obligadas y no, se va todo, incluso te vas tú.

Y aunque el invierno volverá, tú no lo harás.

Se me hace complicado lograr entender tu partida no la reprocho, pero realmente me hiere aunque las personas me dicen que volveré a conocer a alguien más adelante me hiere aunque ellos me digan que tendré hijos, una casa y gatos en un futuro

Sé que por dentro siempre voy a desear que hayas sido tú. Fuiste corto, como las estaciones,

Tu llegada fue cálida como la primavera me llenó de esperanza, de vida, de color

Tu partida es el invierno, áspero, crudo

¿Cómo le explicó a los hijos que nunca tendremos que lo único que quedó de ti

fueron cuatro gatos que te extrañan, un carro viejo en donde vivimos todas nuestras aventuras, muchos sueños rotos y que te llevaste todo de mí?

Y no creas que es un reclamo que te hayas llevado todo, de todos modos era tuyo, solo sabía que podía haberte dado mucho más de lo que te llevaste, sin embargo, creí que tendríamos más tiempo.

Quedé aquí, en el eterno invierno de tu ausencia, en el frío.

Las flores amarillas me recuerdan la llegada a la primavera, me recuerdan a tu llegada, por eso siempre las dejo sobre tu lápida. Aunque hoy en este invierno representan tu llegada representan la partida de mi alma contigo

No se lo pregunté, me lo confesó. La chica con la que desayunaba dulces había muerto.

La vi hace un año o dos, o tres, o cinco. Perdí la cuenta después de la tercera canícula.

Gritó mi nombre, seguido de un abrazo breve como el filo de sus cejas.

Espontáneamente preguntamos “¿Cómo te va?

¿Le hablaría de mis crisis de ansiedad, de las cicatrices en mis brazos, de la muerte de mi perro, del divorcio de mis padres, del río al que no salté, de los carros que no me atropellaron, de las pastillas que vomité o del mes y medio en el psiquiátrico?

Preferí la respuesta cómoda: “Bien”

¿Cómo te sientes?

Solíamos decir.

Le hablaba de mis clases en el bachillerato, de mis sueños en motocicleta, de la primera vez que escuché a Coltrane,

de mi poesía infantil, llena de chamoy y errores ortográficos, de las películas que todos conocen menos yo, de lo bonita que se veía, y por supuesto de los dulces por desayunar.

Tantos lenguajes del amor, el suyo, enseñar.

La poesía verdadera vive entre las pausas, cada coma, cada punto. Es el momento donde el cerebro conecta con la verdadera verdad. Si logras entenderlo, trascenderás como escritor, serás poeta y si tienes suerte, artista. Hay más de ella en mí de lo podría imaginar.

Los que se saben bien queridos tienen las peores formas de decir adiós.

Quieres hacerme el favor de callarte. Abrázame como me enseñaste:

Cadera relajada, codos sueltos y en la espalda, los brazos en forma de cruz.

Alguien le dijo que iba tarde, No recuerdo a dónde, No recuerdo quién. Yo también iba tarde, No sé a dónde, No sé con quién.

Me hubieras invitado a tu muerte. Llegaría en esmoquin y gafas de sol. Escondido tras un árbol, celebraría la muerte de la niña y el nacimiento de la Reina Axolote.

En la tumba flores, hotcakes y dulces para desayunar.

Es normal

Costo de la vida

Mónica Olivares

Sentirme presionada todo el tiempo

A cumplir con cierta moral

Tan imaginaria

Como pensar que existe la justicia

En un país altamente corrupto

Y violento

Como siempre las noticias

Guardan slogans

Donde pretenden ocultar

Bajo estadísticas y números

Cosas falsas

Como si todos entendiéramos de matemáticas

Sentir la presión

La quijada llena de estrés

Para cubrir todas las deudas abismales

heredadas a través de los años

Cumplir para nadie

Solo soy esa mujer vacía

Sin oportunidades

Para publicar y vivir de la poesía

Estoy inmersa en esta realidad

Con un par de piernas gordas

Propensas a contraer varices, Hiperinflación, espasmos y un trono en el buró de crédito

Con aspiraciones altamente absurdas

Para tonificar mi cuerpo

Por la carencia de ofertas en los alimentos

Y seguridad en las colonias

No tengo nada para nadie

Solo puedo decirme a mí misma

Pero quizá alguien desee escucharme

No tienes nada que cuidar

Ni por quien sacrificarte

Ni reprimirte

Vive

Déjate libre

A nadie le debes

Lealtad

Menos a un país

Que no le importas.

Esmeralda Castro

Entre el alma y el cuerpo

Necesito tener temple en la mente y el alma para poder escribir con el ruido y el disturbio es imposible impactar cada letra, cada texto

Necesito silencio y quietud

Necesito a mi soledad y la calma

los caballos que se forman en las orillas del mar donde se azotan sus olas en las rocas para adormecer al sol

¡Que difícil es esto dios mío!

Qué difícil es escribir cuando hay disturbio cuando hay un alarido en el ambiente a mi alrededor cuando hay el ruido de los carros el ruido de bloques que caen al piso de aquella casa antigua que emana ese olor a humedad

Aquí parada desde la barra de la cafetería en la que laboro

quiero escribir pero me cuesta

porque el ruido me atosiga, me distrae, no me deja pensar para sacar un buen texto, un buen escrito

Aquí al lado de la máquina de café apagada cuando la electricidad falla solo recurro a mi mente y a mis dedos para poder teclear lo que quiero expresar pero sigue siendo difícil poder escribir lo que aquí te digo con este azul tenue del cielo, con este sol que pega en las paredes de las casonas a diario con sus colores y texturas llenas de tiempo transcurrido y mejoras

El escribir es un placer pero ¿cómo llegas al clímax sin ese temple interno entre el alma y el cuerpo?

Peculiar fiesta

Yoshua Collado

En una noche tan tranquila como las otras que hay a inicios de noviembre, donde la luna llena se encontraba espléndida en su punto exacto y los postes de luz iluminaban las calles como pasillos interminables de un laberinto solitario, y ahí, muy al fondo, casi en el olvido, en medio de todas las casas había dentro de una, una muy peculiar fiesta. En la cual se escuchaba una distintiva voz que hablaba con algo de pesadumbre. -¡ES QUE NO LO ENTIENDO¡ ¡DE VERDAD QUE NO COMPRENDO AMIGOS MÍOS! Esta tragedia que tanto me perturba el corazón, que me persigue hasta en las noches más tranquilas y aburridas, es un simple anhelo lo que deseo, si lo tengo que poner de cierta forma, sería como “una aventura de una noche”. He de decir que llevo anhelando que me suceda a mí también, y sí, sí siento algo de envidia cuando alguien me cuenta muy alegre sus anécdotas llenas de descripciones y de cómo los sentidos les llegan a sobrepasar, y como es que, cuando esto le sucede a uno, son tantos los pensamientos que también, hace que uno deseara

que no le suceda nunca más, como si el sentido de lo moral, lo religioso y de la culpa le hicieran rogar a uno que termine; pero el sentimiento del juego y del misterio hacen también que como individuo, a la persona que por azares del destino le tocó vivirlo, se sienta más que vivo. Créanme, cuando digo que siempre he sido una persona buena y honesta, no la más destacable, pero si he obrado de mala manera, me atrevo a decir que no. Como buen cristiano, al menos una vez al mes me dirijo muy a alegre a la iglesia y encomendando mi corazón regreso satisfecho a mi hogar. Y si, lo admito, tal vez he llegado a pecar, tal vez de cierta manera o tal vez no, como ustedes quieran verlo, al caminar por las abandonadas calles de santa lucia, en ciertas ocasiones, alguna bella dama que me llega a poner el ojo encima y haciendo que la observe también, logrando que nuestras miradas se transformen un juego de miradas y de lujuria, en el cual nos llegamos a decir hasta lo impronunciable en un breve instante. Pero para “bien” de los dos ese largo instante solo se convierte en unos segundos jugosamente largos, y al final cada uno muy deseoso por la situación, lamentablemente, hace continúe su camino solitario hasta su hogar. Y sí, sí deseo alguna compañía, y más por estas horas que los gatos maúllan fuertemente, el sereno que golpea las ventanas y la tranquilidad que se encuentra sobre la solitaria noche. Todas estas cosas hacen que yo como persona llena de un vacío personal deseé más que nunca algo que me haga sentir vivo, vivo por sentir cualquier cosa, algo que me haga tener mis pelos de punta, que me haga sudar, que me haga perder la capacidad de asimilar lo que sucede, en otras palabras mis amigos. EL ÉXTASIS DE SENTIRSE PROFUNDA Y COMPLETAMENTE VIVO. No sé ustedes que es lo que opinen, pero he buscado y pidiéndole a Dios y a muchos otros entes que me han llevado a ir por muchos lados, me he metido por los barrios más recónditos y abandonados, unos muy llenos de placer y otros en los que el olor a pesadumbre y a cadáver son muy penetrantes, pero tristemente he fallado horripilantemente, si les soy completamente sincero, ya perdí las ganas de seguir buscando, pues al final si nadie me va acompañar en estas noches solitarias pues qué más da ¿verdad? Pero ya dejemos de hablar de penas, hoy estamos muy a gusto esta noche, y aprovechando que es más de media noche, quisiera hacer un brindis, por esos anhelos que tenemos dentro del corazón y que algún día se cumplan por fin .

Así levantando su copa, y a lo que a él creía ver que eran todos sus invitados levantando sus copas y respondiendo salud al unísono se llevó a cabo el tan esperado brindis. Pero el vecino de al lado que venía llegando de un viaje de negocios se sorprendió, ya que al pasar por enfrente de la casa donde se estaba llevando a cabo la fiesta, pudo ver gracias a la amplia ventana que daba a la casa donde se estaba dando el brindis, que solo había una persona levantando su copa y muy al fondo pegada en la pared un crucifijo, totalmente invertido y que del panteón de Santa Lucia se podía ver una luz roja que iluminaba tétricamente el lugar.

Soy tu perro

Eres el dios, el verdadero ser omnipotente, aquel que me marca con una cruz en mi frente, en mi cuerpo.

Soy tu perro, me tienes adiestrado, ladro para pedirte comida en las noches de guerra solitaria ahí en tu cama junto a los huesos de tus demonios y lloro para beber un poco de tu semen y de aquella agua bendita que sale de tu boca.

Toma este cuerpo de Dios, haz de él tu templo; toda la luz de tu ser introdúcelo en mí y di que soy un buen chico; el favorito de todos, di que te pertenezco, haz una marca con el revés de tu mano en mi nalga para que todos los otros perros sepan que tengo dueño.

Labios envueltos de terciopelo, nudillos de metal, con los golpes que me das en la cara se coagula mi pulpa de durazno

y eso te excita hasta el punto que sigues golpeando mi cuerpo, mis muslos

y no te voy a mentir mis gemidos traspasan las paredes y abres heridas que creí que habían sido cerradas.

Dylan, hay cuchillos en mi garganta que cortan las cuerdas de mi guitarra porque espera que tu saliva haga sonar una nota al rozar tus labios con los míos.

Y me dirás que soy un pervertido, pero me introduzco tu foto en el agujero negro que tengo; la gravedad lo atrae sin piedad alguna y termina desapareciendo en mis intestinos.

Estoy doblado hacia atrás haciendo un puente a tu corazón de una manera que mi cuerpo forma un arco como el de cupido y hace resaltar mis caderas anoréxicas solo para atrapar un poco de la luz que destellan tus ojos.

Siento por todo mi cuerpo un alfiler, el dolor punzante en la mente, te irás como el dinero de tu madre en deudas insignificantes y como tu padre contratando a cada puta de semáforo.

Y te derramarás por los dedos de mi mano, cual agua, pero yo sé que eres vinagre y al tomarte dudo si eres mercurio o aceite.

Y no sé si hablarte o ignorarte porque tus tornados se transforman en monzones que arrasan con todo lo conocido de estas tierras inhóspitas mientras yazco jodido en una cama de cristales rotos en medio del bosque oscuro siendo un cachorro indefenso sin amo a quien lamer.

“¡Soy tu perro!

¡Soy tu perro!”

Todos los días me lo repito para autoconvencerme que hay esperanza de que algún día, de que alguna de estas noches te tropieces conmigo y veas más allá de mis ojos color marrón y mi hocico lleno de baba, espero que veas los cristales ahí en la oscuridad de mi ser donde podrás violar mi alma e incluso mi cuerpo lleno de cortes.

NO SOMOS BORRACHOS

pasa que el derecho al entretenimiento y el descanso se ve mal desde la posición autonombrada de crítico social y teórico de las moscas en la basura que se saben el Quijote de inicio a fin

un grupo de jóvenes poetas de calle poetas de colonias marginales poetas de laburo mal pagado se reúnen los sábados, a veces incluso los martes, después de presentar una revista, a discutir sobre la literatura en una cantina donde nadie puede entrar y decir que la poesía hoy se escribe por arte de magia y sin

ninguna

preparación

a través del pasillo donde nuestra jornada se pierde en desvelos y horas muertas somos universitarios que no conocemos los lazos filiales del c o n o c i m i e n t o salvo cuando salimos a la calle y encontramos que el ventero vendiendo cigarros espera y ve la noche en nuestros mismos ojos cansados de permanecer i g u a l

poesía menor dentro de las chaquetas de mezclilla con olor a humedad y cerveza poesía que se encuentra en la experiencia del escritor de ciudad, de campo o de marte que vive, sufre, calla o grita y entiende por qué es así o cree entender los cortes de luz y las discusiones de críticos literarios que jamás han escrito poemas como se acierta un tiro con arco a la primera

Toma mi mano y te mostraré lo que fue y lo que será en esta calle del centro histórico en donde te pierdes entre sus sombras y tapas del drenaje abiertas donde mueren personas electrocutadas

cada que llega una lluvia a Campeche

mi dolor de espalda y tobillos frágiles demuestran que existe una vida caminando donde ya no se espera nada y ahora aúllas igual que los perros al llamar a la muerte por un final a estos días en que la ciudad permanece apagada en los adentros pero despierta en el consumo turístico de una calle donde abusan de todos

cada día más y más

¿qué cosa es la poesía mexicana? es un jolchoch de críticas, opiniones inciertas, cervezas y paseos en camión donde en el mejor de los casos se coincidirá un hartazgo de vivir en este país mientras

nos decimos antes de dormir: no estoy viviendo en absoluto salario mínimo, desempleo allá donde los poetas se rehúsan a estar después de escribir un poemario sobre la situación de las calles y la casa a través de la voz de los viejos acabados en el salitre del malecón y la palabra no cambia n a d a

aún esperaré tomar tu mano para convencerte que no está mal la comezón que me ha dejado la poesía sobre la espalda en un lugar al que no alcanzan mis manos en esta ciudad donde tal vez no cambie nada y las lágrimas se van por el drenaje igual que nuestras vidas en los apagones de luz todos vemos la ausencia en el silencio de las colonias y la poca iluminación que nos da la luna nos recuerda que estamos aquí para ser olvidados

Enciéndete

Nejla de la Torre Santoyo

En medio de un apagón, tu cara luce como aquella vez que me confesaste tu amor

El sudor te escurre por el rostro y hierve cada que me aproximo

más a ti

En un apagón, mis manos tiemblan como aquel día en la biblioteca, recostados boca abajo sin vernos a la cara

pero con las manos sudorosas bien sujetas

Comprendo que en apagón, la luz se ha ido para sembrar un ardor chillante

en nuestras miradas cabizbajas no te veo

Camino danzante hacia el color ámbar de tus dos luces y decido terminar con esto

e n c i é n d e t e

Acércate a mi.

Nejla de la Torre Santoyo

¡Envía tus colaboraciones para el siguiente número de Hora Libre!

- OBRAS ESCRITAS: deberán tener una extensión máxima de 3 cuartillas, escritas en Word, con tipografia Times New Roman a 12 puntos e interlineado de 1.5

- OBRA GRÁFICA: las ilustraciones deben presentarse en formato jpg, calidad de impresión 300 dpi, en CMYK

- Debe ser inédita y se debe enviar un documento aparte que incluya la semblanza del autor.

-El consejo editorial dictaminará todo el material recibido y no habrá apelaciones sobre su selección.

- Envíe la obra a: rhoralibre@gmail.com

REVISTAHL

REVISTAHL

Marcado por el tedio. Qué importa cuándo empiezan las cosas. Qué importa si van a terminar.

En la mirada surgen sucesos que se esfuman.

rhoralibre@gmail.com

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