Hora Libre
Poemas de los hechos

Carlos Mass
Pequeña aventura

Yoshua Collado
Pensar luego existir
Gabriela R.D.
Primera edición
Carlos Mass
Pequeña aventura
Yoshua Collado
Pensar luego existir
Gabriela R.D.
Primera edición
Director
Antonio G. Pérez Castro
Consejo editorial
Nejla de la Torre Santoyo
Israel Cab Chay
Equipo de diseño
Karen Anneth Cruz García
Yolotzin Guzmán Sosa
Daniel M. Chan Uc
Nejla de la Torre Santoyo
Equipo de publicidad
Antonio G. Pérez Castro
Karen Anneth Cruz García
Yolotzin Guzmán Sosa
Colaborador
Amós Isaí Cahuich Pech
Correo: rhoralibre@gmail.com
Facebook: Revista HL
Instagram: @revistahl
Hora Libre nace como un proyecto totalmente independiente creado por jóvenes y estudiantes que buscan promover la lectura y escritura como vocación más que como un simple pasatiempo. Además de proponer, alentar y crear un espacio en donde personas de todas las edades puedan compartir sus textos. Encontrarás publicaciones de jóvenes autores que se identifican con una vocación escritora desde una disciplina y un esfuerzo mental. En el apartado de creación se abordarán propuestas de todo tipo, algunas más cercanas o lejanas de la tradición, pero siempre manteniendo una; el área de divulgación cualquier tema que competa temas culturales, de arte o crítica en generla serán bienvenidos. Gracias a los participantes y a los lectores por ayudarnos a concretar este proyecto creado por y para las personas que ven más allá de simples letras y trabajan por aquello en lo que creen.
— Revista Hora Libre
No miraremos hacia el futuro hasta que este represente un último boleto de viaje para dejar esta ciudad donde nadie se cansa, pero sus manos ya están hartas de ser hombres. A la fecha son nueve individuos los que piensan a la literatura como una necesidad básica para los jóvenes campechanos, así como respirar, tomar agua o comer pollo asado en el almuerzo con las personas que de verdad amas. La tibieza y el aburrimiento son parte de la estructura en cada inmueble que habitamos. Las universidades y centros culturales han sido absorbidos por la bruma del “aquí nunca pasa nada” que se menciona con Campeche en la misma oración de cada día. Y salir de aquí ya no es una opción. Yolo, Amós, Nejla, Salma, Karen,
GamalielYoshua, Israel, Daniel y Antonio son un grupo pequeño de –pobres muchachos, diría Witz hace 25 años– que hoy se organizan pese al caos y los baches de las calles para poder hacer de la literatura un refugio antibombas al que todos pueden entrar, sin preferencia alguna, pero sí partiendo con el objetivo de que la juventud, esa generación inexistente de escritores (hasta el momento), pueda hacerse de un espacio entre todos los poetas, narradores, dramaturgos, catedráticos, vacas sagradas y críticos de la literatura que se cansan de contar las nubes y se encierran en una cueva de la Colonia Bosques cuando empieza a lloviznar en Campeche. Y todavía son más los nombres que aún no suenan pero reciben los gol-
pes, la saliva escupida y el calor de San Román y el Centro Histórico sin recibir nada a cambio. En mayor o menor medida hemos vivido la literatura desde las calles y los barrios y colonias que nadie menciona y todos olvidan al hablar de Cultura en el Estado de Campeche. Escribimos para no ahogarnos en la figura idílica de los barrios e iglesias tradicionales cuando se lee en la calle al lado de un montón de basura y palomas muertas, pero la palabra dicha gana un valor más alto que la mencionada día con día en la oficina y las re uniones con cientos de fotografías y un titular en letras ma yúsculas: REVOLU CIÓN CULTURAL.
Las opciones siempre están entre ser un ahogado, un suicida o un dueño de despacho con oficina con vista al mar (una fotografía del patrón en turno).
Nadie nos dijo cómo es escribir dentro de estas murallas, pero ahora el cansancio en los
ojos de nuestros padres y maestros nos recuerda que asimilar los vergazos es solo abstenerse a que nunca acabarán de llegar.
“He visto las mejores mentes de CAMPECHE destruidas por la locura...” o algo así...
Revista Hora libre será una revista literaria como cualquier otra en cualquier otro momento histórico en que Campeche se mantiene como un lugar aburrido despectivamente, y aquí se divierten más los gringos y quienes cargan suficiente lana para regatearle a los ambulantes mientras toman fotos de las calles donde miles luchan por sobrevivir.
Julio, José, Natalia y Mónica nos demuestran que no es tan malo pasarse al lado oscuro de la poesía, y que también se vale llorar en la Biblioteca porque, a fin de cuentas, es más importante disfrutar el proceso y después echar chisme de lo bue-
no o malo que te haya traído escribir diciendo lo que quieres decir. Hoy afirmo que sin ellos, nadie sabría que en esta ciudad de muelles y colonias marginales, han vivido, viven y vivirán más escritores que Justo Sierra y Brígido Redondo (chingones pero de diferente forma). El sábado por la mañana nos reuniremos como siempre a escribir y trabajar nuestros textos, y después haremos otra actividad típica de los desquéhacerados estudiantes de Humanidades que tienen tanto tiempo libre como para prestar atención al entorno cultural fuera de la Licenciatura en Literatura, donde a veces vale más una fotografía y un reconocimiento que aceptar una vocación, con y para, los estudiantes. Escribiremos para dejar claro que hay y habrá muchos más que harán lo mismo en Campeche, tal vez tomándose una hora libre en medio del tráfico, la jornada o las clases, para hacerlo y aceptarlo como lo que es.
Recuerda las primeras horas en Damasco, el lujo de morir lejos, los años ofrecidos a la insulina, a esparcirla sin remover toda belleza de tu piel septuagenaria que hace décadas escarba un fino detalle de resentimiento, la estación de ferrocarril de Hejaz, madre, cada día menos hospitalaria, inútil de Damasco Siria a La Meca, 400 kilómetros de tu destino con la pierna gangrenada e inmejorable Recuerda adónde, si aún persisten los azulejos, algún hijo, esta misiva en un vagón cerca del Mar Rojo. ***
A Beirut le falta Damasco casi tanto como ocurre viceversa
Dejé a la embaja el material suficiente para hacerles entender que no soy musulmán sino etíope y el mismo día en una localidad libanesa de Baalbek un soldado disparó contra un presunto fugitivo llamado Abbas al Masri,
nombre además de los cientos de al Masri nacidos sólo desde la crisis económica del 75 la que ahora presenta Clara Carvajal en Madrid con documentación de Beirut y de un señor fotógrafo llamado Emile Boulos Divers 39 cuadros entre ellos La mujer de A muse, los hombres de My way, cuatro niños en la bahía biselada del Mediterráneo, como si se detuvieran a hundir árnica a beber del cansado amor y el mismo gesto que hacen al irse Nadie habrá visto mi regreso mi oficio como empleado doméstico ni todo el mar la galería el fugitivo, y por eso seré juzgado. ***
Incluso temo por mí en la noche en que mi cuerpo ya es uno más junto a los cuerpos apilados bajo la árida tierra Como ellos y yo purga en ti hasta desconocerte Abrázame cuando tu labio cuya palabra quede adherido a la mía y la cal me vista o sea mi lluvia y lo que era tendón puro aire perdido, y cuando tema aún más y sea cuña mi llanto a cualquiera afuera le diré apaga la mecha que a mi lado ya quema mis quehaceres. ***
Lo que fue en tus dominios ya gangrena, y todo cuanto animal orinó en mis pastos, y mi camino me reservó sus viles acuerdos, mentiras que así catalogué para la dicha de algunos, el parte médico y el amor emancipado de sus jarrones vacíos,
hasta el joven migrante que no supo leer en tus papeles y pregunta por qué a tu nombre llegan estas horas, y reiteradamente te dice (aunque lo dudes) que halló en el largo poema de los hechos tu mala letra.
Le abruma esa imponente presencia del mar. Siempre lo desorienta y piensa lo pequeño que es ante el mundo. Algo le deslumbra la vista, como si fuera un desesperado intento de llamarle la atención. La suave arena se siente bien con cada paso que da para acercarse. Es una botella encorchada. Intenta abrirla, pero no puede, así que recurre a sus instintos más bárbaros para quebrarla. Encontró entre la arena y los restos una hoja enrollada y un fragmento rocoso, al verlo le provocó una ligera sonrisa. Desenrolló la hoja.
«¡Me llamaron loco! Les dije que existían y que este viaje iba a valer la pena.
Amor, solo han sido dos meses que no he estado contigo, pero nos volveremos a reencontrar, solo tienen que seguir todas las indicaciones que les dije en las juntas. Tú, que estás leyendo este mensaje, soy Bolno Arein de México, búscame en tu chip cerebral y sabrás donde ubicar mi trabajo. Diles que las bestias existen, esos que hace quinientos años llamaban “Dragones”.
¡Tienen un lenguaje, además de la capacidad de comunicarse con los demás seres vivos a través de las ideas, son seres mágicos! ¡Tenemos que investigarlos, son el descubrimiento de la humanidad! Por favor quien seas que seas, ayúdame a que me encuentren y a seguir con el proyecto de mi vida.
No podía leer los símbolos, no era su lenguaje. Las ideas de la carta se manifestaron en su mente gracias a sus aptitudes mágicas. Quemó la carta con su aliento. Se alejó para volver a su forma original. La metamorfosis tuvo efecto y con las brillantes alas subió a vuelo. “Los humanos no pudieron prosperar con sus errores en la Madre Tierra. No supieron que hacer al momento que nos manifestamos… hartos de su arrogancia.”
Divago en un azul en el cual todos estamos varados, la ausencia de gravedad sobre mis piernas recae, ¿Hasta cuándo?
El día pasa, un nuevo día comienza, todo vuelve a repetirse, pasan las horas y simplemente no estoy, solo pienso hasta que algo me libere del piloto automático y me regrese a manual.
Mi alma y mi mente por los bulevares más insólitos divagan, observo todo a mi alrededor, ¿Quién eres, y dónde estás?
El día pasa, un nuevo día comienza, todo vuelve a repetirse, pasan las horas y simplemente no estoy, solo pienso hasta que algo me libere. A veces, me siento como un cadáver putrefacto, con la mente en blanco; flotando cual puntos de luz, en este azul en el cual todos estamos varados. Dispersos pensamientos me carcomen.
El día pasa, un nuevo día comienza, todo vuelve a repetirse, pasan las horas y simplemente no estoy.
Ausencia de luz, infinita oscuridad, ¿Cuándo cambiará?
El día pasa, un nuevo día comienza, todo vuelve a repetirse, pasan las horas.
Divago en este azul en el cual todos estamos varados, la ausencia de gravedad sobre mi cuerpo recae, ¿Hasta dónde? Ni siquiera puedo sentir el incesante cosquilleo del palpitar de mi ser.
El día pasa, un nuevo día comienza, todo vuelve a repetirse.
Mi alma y mente divagan en ausencia infinita de luz y en tan brumo-
sa oscuridad, ¿Cómo romper con este infinito mecanismo?
El día pasa, un nuevo día comienza. El deseo por frenar todo cada vez es más inevitable, me doy cuenta de que ese no es mi deseo, quiero escapar de esta realidad, correr fuera de este mundo que es tan cruel, olvidar todo, y por un instante romper el mecanismo; anhelar vivir como los demás, es algo que no deseo, quiero que mi alma pueda tener paz y tranquilidad. El día pasa.
— ¿Estás bien?
Le pregunto, y sus desgarradas pupilas me responden con un estruendoso aullido lleno de un dolor teñido en silencio, sin embargo, las palabras que salen de su boca contrastan en suma totalidad con lo deplorable de su mirar.
— Claro que lo estoy.
Me sonríe. Tiene una sonrisa innegable en su rostro, pero ¿qué es una sonrisa cuando no hay nada detrás que le dé sustento?
Es un simple gesto, una simetría vacua, una nada absoluta. — ¿Estás seguro? — Sí.
Me maravilla que su gesto disfrute de una veracidad envolvente, como un sol que se esfuerza por irradiar un brillo que logre ocultar todo el frío y hosco espacio detrás de él. Jamás en mi vida me hallé frente a tal máscara y sus moldeadas mentiras con la forma exacta para cubrir el dolor del alma.
— ¿Me estás mintiendo?
— ¿Por qué te mentiría? En eso tiene razón. ¿Por qué me mentiría? ¿Cuál era el sentido de ocultármelo a mí en particular? ¿Por qué engañar al único ser que puede ver a través de esa máscara perfectamente confeccionada, y que es consciente de su falso y desgastado disfraz?
— Entonces, seme sincero, por fa vor... ¿Eres feliz?
La pregunta del mi llón y mi interlocutor se enfrasca en sere nar el peso que ha tomado al ambiente con una risa. Él cree que la risa le ayuda rá laboriosamente a silenciar el lamento interpuesto en cada una de sus palabras:
— Te digo que sí — su tono se regocija en una dicha sinies tra, que se vuelve frá gil con el pasar de las sílabas en su discurso, hasta el punto de temer ser destruida por el soplo más nimio del viento—. Tengo una pareja estupenda, adoro a esa mujer. También tengo muchas amistades, bastantes, de hecho... mi familia
es buena, convivo bien con ellos y los aprecio como no te puedes imaginar... eh... me va bien en la escuela, estoy saludable y soy apuesto —se escucha algo semejante a una risa, semejante únicamente en el sonido, más no en lo que se supone debe contener. Hay en esa risa algo aterrador—. ¿Por qué debería estar triste cuando tengo todas esas cosas? Dime, ¿por qué deberías de creer que sufro cuando todo se ve en orden conmigo? El silencio que sigue a su respuesta pesa más que todas las estrellas en el cielo. Afuera, el día irradia luces vivaces que se reparten por doquier y tiñen el mundo con su calidez, pero aquí adentro, esas luces no nos alcanzan.
— Sí, ya sé que todo se ve bien, pero...
— Pero ¿qué?
Esa sonrisa asfixiada por sofocantes mentiras persiste, dándole una ficticia iluminación a las sombras que se pasean por su rostro.
— Pero incluso así, te sientes mal. Parpadea un par de veces y las tinieblas que habitan en sus ojeras me saludan y logran hacerme temblar.
— Qué disparates dices, soy feliz
— Quizá no mienta, puede que se haya olvidado de lo que es la felicidad, y realmente sienta que el gris de su sonrisa encaja con ese concepto lejano y perdido—, ¿por qué estaría triste? Eso es absurdo. Lo que a mí me resulta absurdo es que el mar aprisionado en sus ojos siga resistiendo las embestidas tormentosas que le azotan y le incitan a querer escapar.
— No es absurdo. Puede estar todo bien, pero a la vez sentirte vacío y triste... o también, puede “parecer” que todo está bien, cuando cosas malas suceden. Veo como el mar empuja desde sus adentros, desea deslizarse e intentar purificar el alma contaminada.
— No, no, no... te digo que estoy bien. Sonríe, oh sonríe... pero no hay nada en este mundo que logre rescatar su acto, no existe ni existirá una manera de que esa sonrisa contenga la felicidad o tranquilidad que se considera debe contener.
— No estás bien.
Una lágrima destiñe el maquillaje en su rostro. Luego, más de
ellas le ayudan a cubrir por completo su gesto, y, tal como la lluvia, salen una tras otra hasta aumentar significativamente su cantidad. Pronto escurren incesantes y arrasan con su falsedad.
— No estoy bien.
Al fin sus palabras son congruentes con su expresión. El desconsuelo firma su llanto, la descomposición de su gesto es extenuante, y su mirar produce ondas que viajan por el aire y crean rastros de la oscuridad que reside en su interior.
— No estoy bien.
Me repite. El cansancio se postra fervientemente sobre su ser, la aflicción en su corazón y su deprimente lamentar son un clamor de su alma rota.
— Ayúdame, por favor, no estoy bien.
Me mira y me tambaleo ante esa tétrica oscuridad que transmite y que termina por poseerme. Luego aullamos de dolor juntos, como uno mismo. Siendo el espejo de mi habitación el único testigo de nuestra tragedia.
Madre, soy tan tuyo como de la muerte. Soy de agua, soy de rama.
Madre, yo también soy verde.
Escucha mis latidos en el pulmón de los árboles. Hojas sopladas, hojas recién nacidas, verde y salvaje ella me quiere. En el musgo en el mar flotando en el aire. Yo la escucho, ¿tú también?
Carlos Martín Briceño, un autor reconocido e importante para la comunidad literaria del sureste del país, cuenta con una gran variedad de obras que resaltan más que nada por el estilo peculiar que abarcan, tales como la venganza, el desamor, los finales crudos, y sobre todo, el peculiar manejo de las palabras que, muy aparte de tener un estilo propio, Briceño sabe jugar con ello, siendo la versatilidad en cuanto a palabras, un distintivo que es de admirar dentro de sus compilaciones de cuentos. En este caso hablaré de una de sus obras más icónicas, destacadas, premiadas y por supuesto, mencionadas: “Montezuma’s Revenge”.
Dentro de esta obra, hay mucho de qué hablar, pensar e incluso sentir, pero en este caso el enfoque se hará hacia el personaje principal masculino, sobre todo, a sus pensamientos sobre la joven europea llamada Page. En este cuento es imposible ignorar la manera singular que tiene este hombre de percibir a la chica, lo que me lleva a la siguiente pregunta: ¿estamos viendo el panorama a través de los ojos y raciocinios de una persona con problemas antisociales o sólo estamos frente a una exposición social cruda?
Lo que sin duda llama la atención de los lectores, es la manera en la que (dentro de toda la
narrativa) se habla sobre Page: “Por eso me obsesioné con ella”(Briceño, 2017, p.179), admite el personaje principal de "Montezuma’s Revenge", tras describir el físico de la europea, “Si me hubiera dado las nalgas otra cosa sería” (Briceño, 2017, p.180), es el primer pensamiento que tiene el personaje masculino cuando se entera que Page tuvo un intento de suicido, nada empático y sobre todo bastante sexual . Este aspecto se muestra aún más cuando va al encuentro con la inglesa y el hombre sigue pensando de una manera lujuriosa sobre ella a pesar de que sabe y es totalmente consciente de que luce enferma y demacrada: “cadavérica”. Él no muestra una verdadera empatía, o siquiera remordimiento por pensar de manera lujuriosa hacia ella aun sabiendo su estado crítico de salud, y sabiendo que podría desatar el desprecio de Page si dice lo que pasa por su mente, opta por mentir tras decir: “—Page, me gustas mucho, no estoy bromeando” (Briceño, 2017, p.181).
Más adelante, somos testigos de las causas que dan pie a la venganza disfrazada de tragedia: la liberación de Page por consumo
de drogas, en donde el abogado (el personaje principal) la ayuda con tal de ser el héroe y merecedor de una recompensa: sexo con Page. Sin embargo, nos encontramos con que nuestra protagonista no es ninguna princesa en apuros a pesar de tener la apariencia de una, lo que hace sentir abatido al hombre, esto es un punto importante.
Las características por resaltar con base en estos ejemplos son la falta empática del personaje principal hacia Page a pesar de saber el contexto “emocional”, la manipulación (que se podría llamar tanto emocional y circunstancial en este caso) con tal de obtener beneficios, y el hecho de actuar de una manera impulsiva, (el ofrecer el viaje a la Isla Pájaros sería un ejemplo perfecto, derivado del deseo del momento).
López y Núñez, en su investigación sobre la psicopatía y su constante confusión con la sociopatía y el trastorno de antisocial de la personalidad (2009), enlistan un buen número de características y diferencias entre estos trastornos, así mismo, mencionan que se necesita una cierta cantidad de características para ser diagnosticados con su respectivo padecimiento.
Algo sumamente importante a tener en cuenta es que todas las características mencionadas por López y Núñez (2009) es que estas (en el caso de la psicopatía: encanto externo, falta de culpabilidad, vergüenza y remordimiento, entre otros) se observan y desarrollan desde que la persona es un infante hasta que es un adulto, lapso en donde pueden desarrollarse, definirse o agravarse estas condiciones, mientras que, por lo que podemos observar en el relato de Carlos Martín Briceño, las circunstancias son las que obligan al personaje a actuar de esa manera. Poot (2015) dice: “(…) Personajes que se vengan, narrador que se venga, páginas que se vengan por el peso a que las ha sometido” respecto a los personajes creados por la pluma del autor antes mencionado, y que se puede observar, se cumple perfectamente en este cuento. En el relato de "Montezuma’s Revenge", podemos notar que el personaje en cuestión sabe a lo que estaba sujeto al señalar palabras como “exclamó teatralmente” y “sabía que todo era actuación”, y sin embargo él seguía con su empresa de conquista que
terminó en un asesinato circunstancial, avivado tanto por los celos y el odio hacia Charles y Page, además del racismo sufrido por el hombre americano hacia el personaje principal, no porque se haya planeado desde el inicio. La intención no es querer justificar las acciones viles e incluso monstruosas que el personaje principal masculino llevó a cabo, sino exponer las razones detrás: un divorcio, una mala experiencia amorosa, la necesidad de tener contacto físico con otra persona que bien podría derivar al sentimiento similar de ser amado o aceptado e incluso sentirse reconocido y validado por todos los favores y regalos hechos, acciones que no fueron devueltas ni reconocidas más allá de un par de besos fingidos, causas comunes. En cualquiera de los relatos de este autor sobresaliente, quedan claros ciertos temas o aspectos: “La actividad sexual como placer, pero también como peligro. Erotismo y violencia, deseo y catástrofe” (Carrera, 2018, p.73). Temas que el falso pudor de la sociedad intenta hacer invisible con tal de mantener la idea de la relación, familia, educación
e incluso léxico impecable y perfecto, negando los aspectos oscuros e incluso macabros que se puede vivir o experimentar como son los casos presentes del soborno, el uso de drogas y el racismo presentes en esta narrativa en particular, lo que me lleva a la siguiente conclusión: Estamos frente a una denuncia poética, y el hecho de que impacte tanto en el lector es porque sabe muy secreta e internamente que esto puede ocurrir (y ocurre) en la realidad, tal y como el narrador lo describe, con esa crudeza y sin reservas: el lado “animal” que una persona, por más educada que esté, pueda presentar. Sin duda una intención del autor es visibilizar el hecho de que existan personas como el perso naje principal, pero tampoco las normaliza a pesar de que, en esta ocasión, el hombre se salió con la suya y logró su felicidad, es solo el hecho de exponer y saber que existen personas como estas lo que pone tan ansiosos a los lecto res, la manera tan clara en la que nuestra imaginación puede llegar a recrearlo. Es como atreverse a mirar por la ventana a medianoche, temiendo lo que podamos ver entre las sombras
Estoy sentado detrás de un desconocido, empieza la sensación de dolor dentro del pecho, no deja respirar. Un movimiento hermético de los dedos, hermenéutico. Búsqueda de sentido en este otro viaje, a casa, a otro lugar donde sucederá lo mismo de siempre. Me proyecto en el camión de al lado, me proyecto en uno de sus asientos, en una calle distinta, un sitio distinto a este cubierto de piel y pelo; callosidades del espíritu que alguna vez fue un ser humano.
Antes creía en las estrellas como luces que adornaban la ciudad. Ahora las pienso ocultas en cada uno de nosotros. En cada rincón de esta ciudad donde no llegan los reflejos de sus habitantes.
Sentado o caminando, es igual. Todavía duele el quejido de la acera que aguanta nuestros pasos.
La dura tarea le fue encomendada aquella mañana de verano al peque ño aventurero, que con grandeza que recaía por herencia sobre sus hombros, sabía que cumplirla si quería enorgullecer a toda su familia. Salió a paso apresurado, pues la tarea debía lograrse a tiempo. El pequeño aventurero ya conocía el punto al que tenía que lograr llegar, debía llegar con el mercader conocido como Lord Greg, y sin embargo en el trayecto había que salir vence dor en tres hazañas que elevarían el nombre de nuestro aventurero al nivel de los más famo sos guerreros, como el rey Arturo Pendragon, el fuerte Hércules, el
poderoso Sansón, Aquiles de los pies ligeros, etc.
Estas tareas que debía cumplir eran: bajar la gran montaña de Saint Luiz, atravesar sano y salvo el cruce de la muerte y vencer a la bestia guardián que protege la entrada del mercader Greg. Durante su bajada, la montaña se mostró dura e imponente, el equilibrio y un pie firme eran cruciales para viajar sin problemas y, por otra parte había que bajar rápido pues el castigo del sol aumentaba a cada paso. Lo siguiente era pasar con vida el cruce de la muerte, los sentidos de la vista y el oído eran de suma importancia para sobrevivir, un paso en falso podría significar la muerte, así que había que tener muy buen ojo antes de avanzar, con paso cauteloso nuestro aventurero logró cruzar y en tomando un breve respiro pues el tiempo apresura, siguió su camino hasta llegar a las puertas del castillo del mercader. Ante él estaba la última prueba, vencer a la bestia llamada Drittesta, con ingenio recordó el consejo que le dio su tío Merlino y sacó de su bolcillo un bocadillo así logrando engañar a la temible bestia, y llegando con el Mercader, ahi le pidió que le vendiera cierta cantidad de elixir y alimento bendito por dioses. El mercader se los brindo a nuestro aventurero, que con un orgullo enorme regreso feliz a su hogar.
-¡MÁMA! Ya traje el refresco y las tortillas. Dijo el aventurero con sudor en su frente.
-¡Qué bueno mijito! Apúrate que ya hace hambre y la comida ya está lista.
¡Envía tus colaboraciones para el siguiente número de Hora Libre!
- OBRAS ESCRITAS: deberán tener una extensión máxima de 3 cuartillas, escritas en Word, con tipografía Times New Roman a 12 puntos e interlineado de 1.5
- OBRA GRÁFICA: las ilustraciones deben presentarse en formato.
jpg, calidad de impresión 300 dpi, en CMYK
- Debe ser inédita y se debe enviar un documento aparte que incluya la semblanza del autor.
- El consejo editorial dictaminará todo el material recibido y no habrá apelaciones sobre su selección.
- Envíe la obra a: rhoralibre@gmail.com
Te invita a formar parte del taller de creación literaria del proyecto ESCECAM.
—Sábados de 10:00 a.m. a 13:00 p.m. en la Biblioteca Pública Central "Francisco Sosa Escalante", calle #12 entre #61 y #63, en el Centro Histórico.
—Se trabaja poesía y narrativa.
Proyecto Escuela de Escritores Campechanos
Nada ha mantenido más viva a esta ciudad olvidada sino los vicios y adicciones. En sus falsos brazos otorga las caricias más cálidas que hacen a uno olvidar todo lo demás.
Nada nos ha motivado más que perseguir sueños que no serán. Aferrados al idílico futuro incierto impulsado por los sueños, anhelos y esperanzas que el corazón bombea.
Los cuerpos bailan por los espasmos del éxtasis cuando mi mente divaga en ondas de música que se pierde en el vacío. Las otras almas, ahora fantasmas, como espectros de la gloria del pecado.
Y las miradas hirvientes / hirientes de lujuria / las hirvientes miradas lujuriosas sufren el destello de las luces intermitentes que sus pupilas dilata / delata mientras se queman los pulmones por placer de mi corazón que su sangre destila
— H.L.rhoralibre@gmail.com