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por Daniel Varela / Página

De estigmatizaciones y estereotipos de la prensa Sobre mi “barrio sitiado”

“Remedios de Escalada, otro barrio sitiado”, se titula un informe de La Voz del Interior, publicado en febrero de 2012, que en su bajada dice: “Los vecinos denuncian que en una cuadra hay al menos cuatro ‘quioscos’. Además, hay disparos, peleas y agresiones a toda hora”. No se puede generalizar como lo hace este diario. Como vecino de allí, tengo derecho a desmentir tantas barbaridades escritas sobre mi barrio y mis vecinos. El informe lleva la firma de Juan Federico y la espantosa ilustración es de Juan Pérez Gaudio.

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La Voz del Interior y el poder político

por Miguel Apontes miento de las instituciones democráticas”.

En 2004, cuando Luis Juez era inten- Así, sin fisuras, todas las fuerzas polítidente municipal de la ciudad de Córdoba cas expresaron su apoyo incondicional al -el mismo que alguna vez fue miembro del diario del Grupo Clarín. directorio de Papel Prensa representando nada menos que al Estado Nacional-, en el El único lugar en el mundo Concejo Deliberante se debatió el proyecto Hoy, el diario La Voz del Interior, a través del oficialismo para colocar el nombre de de su director Carlos Jornet -a la vez presiLa Voz del Interior a una importante arteria. dente de ADEPA (Asociación de Entidades

Se expresaron algunos concejales, se- Periodísticas Argentinas) y quien permagún La Voz del Interior del 12 de marzo de nentemente manifiesta su preocupación por 2004. Beatriz Halac, de Unión por Córdoba, el “hostigamiento del Estado Nacional, del dijo: “Durante décadas, La Voz del Interior kirchnerismo, a la prensa libre e indepenha sido testigo privilegiado de los episodios diente”- es el mismo medio que aceptó que más trascendentes de la historia política y el poder político -algo inadmisible cuando social de la provincia de Córdoba y desde se habla de la independencia de un medio sus editoriales brindó a sus lectores, con de prensa- en 2004, siendo Luis Juez inlealtad, su interpretación de la realidad tendente y a través del Concejo Deliberante cordobesa generando adhesiones y discre- donde se trató el proyecto, le haya puesto pancias en la sociedad”. La radical Dolores a la avenida donde se ubica su “sede inteBecerra puso énfasis en el compromiso en gral” (redacción y talleres) el nombre de La “la defensa del sistema democrático, aún Voz del Interior. Quizás hubiera sido más en los momentos más difíciles en que los atinado que La Voz del Interior propusiera derechos civiles y políticos se encontraban para su calle el nombre de algún periodista proscriptos”. (Sin pudor por la mentira, o ícono en cuanto a valores de compromiso y desconociendo el papel de este diario du- libertad de expresión, como Rodolfo Walsh, rante la dictadura). A su vez, Laura Villalba, Paco Urondo, o Haroldo Conti... todos del Partido Nuevo, señaló que el camino ellos desaparecidos por la última dictadura trazado por el diario “en defensa de los militar. Digo, para evitar tanto sesgo. Ese principios del federalismo, la democracia, la sesgo del que acusan permanentemente libertad y la justicia”, quedó “signado desde al Gobierno nacional, cuando reclaman su primera edición”. por “la hegemonía” que pretende instalar la

Juan Carlos Rabat, el rector de la Uni- presidenta Cristina Fernández de Kirchner. versidad Siglo XXI, por entonces edil de No se conoce que en Washington DC Córdoba en Acción, también adhirió al ho- haya una avenida llamada “Washington menaje: “En el árbol de la sociedad, La Voz Post”, ni que en Nueva York una se denodel Interior constituye una de sus raíces mine “New York Times”. Tampoco que en principales, la que nos ancla a las mejores Madrid haya alguna arteria llamada “ABC” tradiciones de los cordobeses”. A su turno, o en Santiago de Chile alguna llamada “El la socialista Laura Sesma opinó que el Mercurio”. Ni siquiera Macri se animó a dediario “ha contribuido coherentemente en nominar a una calle “Clarín” o “La Nación”. estos cien años al sostenimiento y mejora- Esto sólo sucede en nuestra aldea.

por Daniel Varela

Se habla de mi barrio, donde yo vivo. Pienso que cualquier persona que lea esta nota y no viva en el barrio, se imaginará lo peor. Que si viene al barrio, será asaltado o hasta asesinado.

Yo quiero aclarar que esto no es así; vivo desde hace 23 años allí, de los cuales 12 fueron en plena villa, en un pasillo al costado de la vía. Es decir que conozco cómo es la cosa acá, y no es como lo dice el diario. Ni aún fue así cuando vivía en la villa que forma parte del mismo barrio.

Debo decir que de ninguna manera la mayoría roba; reconozco que hay delincuencia, pero en la villa la gente trabaja, en obras, en fábricas o depósitos. Si hay quien roba, son los chicos, que tampoco son “choros”, apenas “ratas”. Quiero decir, roban cosas chicas, como celulares, bicicletas y carteras. Cosas que uno se deja en la vereda y al volver ya no están. Acá no se meten a las casas, sólo son excepciones. Y si lo hacen, no son del barrio.

En toda mi vida jamás escuche que aquí, en el barrio, a alguien le hayan tiroteado la casa. Los pibes están en algunas esquinas y si pasás no te dicen nada, nadie te anda insultando si vas por la calle.

En verano, los vecinos del barrio sacan los televisores a la vereda, los colocan en las ventanas y se sientan a comer, mientras miran “Cosquín” o “Jesús María”; dejan la casa abierta para que entre aire, y nadie roba nada. Las fiestas de fin de año se hacen en una cuadra; cortan toda la calle y colocan una mesa larga para cenar todos los vecinos. Nadie les hace nada.

La última vez que me enteré de que robaran en el barrio fue a un coche de la línea R 12, a las 6 de la mañana. Apuñalaron al chofer, que fue dado de alta el mismo día, y el que le robó y lo agredió no era del barrio. Es que cuando pasa algo así, acá se sabe todo, siempre alguien ve algo y comenta; es raro que pase algo y uno no se entere, aun de alguna “rateada” en la calle.

Supe de más robos en barrio Jorge Newbery que en Remedios de Escalada.

Y hablando de ese barrio, el diario La Voz del Interior, cuando marcó en un mapa dónde queda mi barrio, lo hizo señalando la mitad de Newbery, no Remedios de

PENSAR UN PAIS CON JUSTICIA SOCIAL

Escalada.

Esto demuestra que están hablando sin saber dónde está el barrio, que jamás han estado en el barrio; aunque parezca cerca, hay una distancia de tres kilómetros.

Lo que más alarma de esa nota, son las imágenes que han colocado, la ilustración que eligieron. Hay una imagen de una persona borrosa, con una especie de niebla y diez cables con zapatillas colgando por todos lados; y a su base, el título: “Acorralados por los males de la droga”.

La nota, en toda una página, con el dibujo donde aparecen casas con una especie de enredadera de hojas de marihuana, cables con zapatillas, un arma y un muerto. Eso no es algo que se vea en el barrio.

Aquí, cuando roban, no matan a nadie. Tal vez te pueden golpear si te resistís; que hayan disparado a personas es algo excepcional. Mi barrio no es el barrio perfecto, roban como en cualquier barrio, pero nunca como lo pinta el diario.

En cuanto a la venta de droga, eso se da en todos los barrios de Córdoba. A quien menciona el diario, fue preso y quedó libre hace tiempo. Otro que vendía también fue detenido, en un operativo en el cual un policía se hizo pasar por comprador. Después de eso, los chicos ya no compran en el barrio, se van a otro lugar o a la villa, pasando las vías del tren.

También se menciona que en el barrio la Policía no anda, pero a mí se han cansado de pararme. La Policía está siempre, ¡si la Seccional 17 está en el barrio!

Increíble: la nota dice que en el barrio no hay luz, que no hay gas si no es por garrafas y que no hay agua corriente; que cuando llueve se hace un “mar de barro” y eso no es cierto. A lo mejor, habla de la villa, pero no lo aclara, aunque ellos tienen agua corriente y hasta teléfonos fijos. Pienso que cuando relata eso se refiere en realidad a Guiñazú Sur, pero sin especificar.

Quiero decir que en el barrio contamos con tendido de corriente eléctrica con cables pre-ensamblados, con medidores en

La Voz del Interior, del Grupo Clarín La noticia, una construcción

Se sabe: los medios son los responsables de la “construcción social de la realidad”. Cómo se reflejan los acontecimientos sociales -el insumo que se convertirá en noticia- no está exento de ideologías. Qué se privilegia y qué se oculta. La noticia publicada como tal no es otra cosa que “un recorte de la realidad”; la tan mentada “objetividad periodística”, como tarea intelectual que importa la profesión, no es ajena a subjetividades. Tampoco la “independencia”, puesta en cuestión, saludablemente, en estos tiempos que corren en la Argentina.

Un hecho dado no tendrá un único enunciado; el que se adopte finalmente será fruto de una elección entre distintas alternativas. La determinación sobre qué es noticia y qué no lo es, está en manos de la arbitrariedad de un editor, de un jefe de redacción.

La visión que los medios transmiten sobre “lo real” debe considerarse, primero, como una percepción -influida por el interés y la ideología- de los medios. Ahora, cuando esa percepción pasa a considerarse “sentido común”, como “verdad instalada”, a partir de la legitimidad alcanzada por el medio en la sociedad, la consecuencia no es desdeñable: lo percibido y creado como noticia es “verdad” y cualquier opinión en contrario quedará relegada, estableciéndose una curiosa relación de fuerzas desfavorable, inequitativa, para el receptor, o sea la sociedad.

por Miguel Apontes

Inseguridad: de sensación a confirmación

En el momento que vivimos en el país, el papel de los medios está puesto en cuestión. Discutimos la propiedad concentrada de esos medios, su influencia política y los condicionamientos que ejercen. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, de 2009, constituyó un verdadero ícono para la lucha de los que bregamos por una comunicación más democrática y por poner freno a las corporaciones. Y la reacción de los grupos económicos afectados no se hizo esperar.

En este sentido, el diario La Voz del Interior, que pertenece al grupo monopólico Clarín, no es ingenuo cuando aborda la cuestión de la “inseguridad”; cuando lo hace con total impunidad, como en el caso de la nota que analizamos.

Se trata del informe “Remedios de Escalada, otro barrio sitiado”, del 13 de febrero de 2012 (http://www.lavoz.com.ar/noticias/ sucesos/remedios-escalada-otro-barriositiado).

Aquí nada es ingenuo, más allá de alguna desprolijidad del periodista. Es resultado de una clara intencionalidad por instalar la “inseguridad” como tema de agenda. Con todo lo que implica, en cuanto a la demanda subyacente del propio medio (los intereses que representa) al poder político cada casa, agua potable por cañerías de agua corriente, gas natural, asfalto, alumbrado público, línea de teléfono fijo, cable de TV y hasta Internet.

Luego, La Voz del Interior agrega en un recuadro: “Dos asesinatos que encendieron la alarma”. El primero sucedió en 2009. Da un nombre, pero no recuerdo bien si el hecho fue en mi barrio o en el barrio del frente. Y el segundo, lo puedo asegurar, no fue en mi barrio: fue en Villa El Pocito, cerca del barrio Juan B. Justo, a unos cinco kilómetros de Remedios de Escalada.

y la interpelación a la sociedad: mayor represión, pánico social y solidaridad de cierta “clase” social permeable a la idea de castigar antes que prevenir.

La nota tiene una connotación ideológica, que deja al cronista y al medio bastante lejos de la “objetividad” y la “independencia”. Se puede afirmar que raya la discriminación y la estigmatización de los vecinos de Remedios de Escalada.

Las poco claras fuentes que cita, las generalizaciones en que incurre y la provocadora ilustración de la nota motivaron que un joven militante de la JP Descamisados, que nació y vive en el barrio, reclame, desde un humilde lugar, como vecino insultado y estigmatizado gratuitamente, el derecho a refutar tantas aseveraciones erróneas y tanto irrespeto a los habitantes de esa barriada.

El recorte de la información que hacen los medios, también lo hacen los consumidores. En este caso, los lectores. Quienes leyeron este informe, que describe a un barrio de Córdoba como se describiría a Medellín, con la muerte a la vuelta de la esquina, lo tomaron como cierto y es poco probable que una desmentida revierta la idea de “barrio sitiado” que buscó instalar el medio.

La irresponsabilidad social del diario es necesario ponerla también en debate; debemos hablar de La Voz del Interior y su papel en la sociedad cordobesa.

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