

EL RENACER DEL STOPMOTION
Los cineastas Roy y Arturo Ambriz transforman su pasión por la animación en una obra pionera: la primera película mexicana realizada con esta técnica. Un proyecto que demuestra que la imaginación puede enfrentar y superar incluso a los monstruos de la industria cinematográfica. La Revista Cameo recorrió los sets y descubrió cómo se creó esta verdadera magia.
Por Carlos Aguillón
Fotos Carlos Mora
En el universo de Soy Frankelda nada se mueve por azar: cada gesto, cada pestañeo y cada sombra ha sido esculpida cuadro a cuadro por manos que creen en la magia tangible del cine. Así lo cuentan los hermanos Roy y Arturo Ambriz, directores y fundadores del estudio Cinema Fantasma, responsables de la primera película mexicana realizada totalmente en stop motion, una hazaña que ha cautivado al público en festivales y que prepara su gran estreno en México.
La génesis del proyecto es casi legendaria. “Nosotros le presentamos a Cartoon Network una idea sobre cuentos de sabiduría, una antología animada. Les gustó todo menos el tema; nos pidieron algo de terror. En una semana no dormimos y rehicimos todo: nació Frankelda, una escritora fantasma inspirada en Mary Shelley, pero mexicana”, re-
cuerda Arturo Ambriz. El piloto fue un éxito rotundo, y de aquella serie surgió la película que hoy celebra un punto de inflexión para la animación en América Latina.
Soy Frankelda no solo representa un triunfo técnico, sino también emocional. “Hacer cine en México es difícil; hacer animación lo es más, y en stop motion es el máximo grado de dificultad”, admite Roy Ambriz. “Pero esto lo hacemos por pasión. No me imagino volver al live action. El stop motion te permite estar en contacto con todas las artes: pintura, escultura, fotografía. Es un trabajo artesanal que enamora”.
El proceso fue monumental: 60 sets, más de 200 marionetas y 20 unidades de animación simultáneas, un ejército de más de 120 artistas y técnicos que crecieron junto al proyecto. “Casi todos debutaban en su primer largometraje”, dice Arturo.
“Muchos fueron nuestros alumnos en universidades; los trajimos al estudio porque queríamos que su primer crédito fuera en cine. Generar comunidad es lo más importante”. El presupuesto fue mínimo comparado con producciones internacionales. “De los últimos 25 años de películas en stop motion, esta es la que menos presupuesto ha tenido”, confiesa Roy.
“Lo logramos gracias a alianzas: estudios de sonido, postproducción, artistas que se sumaron por amor al proyecto. Más que dinero, hubo mucha colaboración”. En esta odisea, el director mexicano Guillermo del Toro fue una presencia luminosa. “Su enseñanza más importante es que vale la pena”, confiesa Arturo. “Hacer cine sin recursos es durísimo, pero él nos dio esperanza. Hay días
en que no sabes cómo levantarte, y Guillermo te dice: ‘Aférrate, vas a salir’. Su humanidad es lo que más nos inspira”. La película, que expande el universo de la serie Los Sustos Ocultos de Frankelda, propone una reflexión sobre el arte y la resistencia creativa. “Habla de una artista que solo quiere contar sus historias en un mundo que le pone obstáculos. Es un espejo de nuestra experiencia: nos hemos
enfrentado a quienes intentaron impedir que hiciéramos nuestras películas, pero canalizamos esa frustración en esta historia”, explica Roy. Soy Frankelda es también una declaración estética frente a la automatización. “El stop motion celebra los procesos —dice Arturo—. Agarrar una marioneta, moverle un dedo, sentir la textura… eso no te lo da la inteligencia artificial.No
FRANKELDA: CREACIÓN Y PESADILLAS
Dónde ver:
La Galería de la Cineteca Nacional México
Hasta el 6 de enero de 2026
Martes a domingo, de 11:00 a 20:00 hrs.
Costo de entrada:
Adultos: $50 MXN
Niños: $35 MXN
Entrada gratuita presentando el boleto de la película “Soy Frankelda” vista en la Cineteca Nacional México.
buscamos eficiencia ni dinero, sino disfrutar lo que hacemos”.
El auge del stop motion en México es ya una realidad: talleres como El Taller del Chucho en Guadalajara, Cráneo en Puebla, Animatitlán en Morelos o artistas independientes como Muerte al Buen Cine, forman parte de una red creciente. “Hay un movimiento hermoso que está naciendo. Queremos que Soy Frankelda abra puertas para que los productores vean que este tipo de cine también vende, que el público lo quiere ver”, subraya Roy.
Y vaya que el público lo quiere: la cinta ha generado una sólida base de seguidores desde su paso por festivales. “En Guadalajara, durante la inauguración, había fans vendiendo su propio merch inspirado en Frankelda”, cuenta Arturo entre risas. “Hay niñas que ponen sus canciones en sus XV años. Eso es lo que más nos conmueve: ver que este personaje ya le pertenece a la gente.”
Cinema Fantasma no se detiene. Mientras afinaban los últimos detalles de Soy Frankelda, el estudio trabajaba en la serie Mujeres con hombreras para Apple TV+, y ya preparan tres guiones nuevos y dos cortometrajes originales. “Queremos que esta película no sea un esfuerzo único. Que se siga haciendo cine stop motion en todo México. Este es sólo el principio”, asegura Roy.
Cabe resaltar que la Cineteca Nacional ofrece una exposición con marionetas y escenarios originales del filme: un homenaje al esfuerzo de más de una década de trabajo independiente. Y cuando las luces se apaguen en las salas, Frankelda —esa escritora fantasma que nació de la imagina ción y el insomnio— seguirá recordando a los espectadores que el verdadero arte, como los sueños, se construye a mano.
A 25 años de "Amores Perros", los cineastas sellaron la paz en Bellas Artes, devolviendo al cine mexicano una de sus duplas más emblemáticas.
El Palacio de Bellas Artes fue testigo de un momento que pocos imaginaron posible. En el marco del 25 aniversario de Amores Perros, Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriaga se reencontraron sobre el mismo escenario que los vio separados durante casi dos décadas.
El público, de pie, los recibió con una ovación que mezcló sorpresa, nostalgia y alivio: el director y el guionista, creadores de una de las películas más influyentes del cine mexicano, anunciaban su reconciliación.
La función reunió a los dos cineastas en un gesto que trascendió la celebración f ílmica para convertirse en un acto simbólico de unidad.
“Luego de años enemistados, hemos resuelto dejar atrás nuestras des-
avenencias y retornar a la amistad que nos unió”, leyeron ambos, tomados del mismo micrófono, en una declaración conjunta que el público interrumpió con aplausos.
“En un mundo cada vez más polarizado —añadieron—, creemos que dar este paso puede brindar un ejemplo de concordia y de voluntad. Hoy pesan más las voces de nuestras familias y de la gente que nos quiere, que nos impulsaron a reconocer la valía del afecto perdido entre nosotros y que hemos decidido recuperar”, comentó Alejandro Iñárritu.
El abrazo con el que sellaron sus palabras fue breve, pero contundente. Iñárritu sonrió; Arriaga, visiblemente conmovido, alzó el pulgar. En la platea, cineastas, actores, técnicos y seguidores del cine nacional aplaudieron de pie durante varios
minutos. “Fue como ver cerrarse un círculo de la historia del cine mexicano”, comentó una espectadora entre lágrimas.
Tras el emotivo reencuentro, se proyectó la versión restaurada de Amores Perros, realizada en 2020 por Criterion Collection, Estudio México Films y Altavista Films, con la supervisión de Iñárritu y del director de fotograf ía Rodrigo Priet
La restauración, a partir del negativo original en 35 mm escaneado en 4K, devuelve al filme su textura y rugosidad originales,
aquellas que convirtieron al debut de Iñárritu en un hito del realismo urbano.
La velada cerró con un concierto especial de Gustavo Santaolalla, compositor de la banda sonora original, quien interpretó en vivo las piezas que acompañaron los momentos más intensos del filme. “Hace 25 años, esta música se mezcló con la furia y la ternura de una ciudad. Hoy suena con la misma fuerza, pero con más amor”, dijo antes de tocar los primeros acordes de Amores perros (Tema principal).
A un cuarto de siglo de su estreno, Amores Perros sigue siendo un punto de inflexión: la película que redefinió la narrativa mexicana del siglo XXI, que abrió camino a una generación de realizadores y que unió —y ahora vuelve a unir— a dos de las figuras más poderosas del cine nacional.
La reconciliación de Iñárritu y Arriaga, gestada a la sombra de su obra más icónica, quedará registrada no solo como un reencuentro entre artistas, sino como una lección de humanidad: que incluso las heridas más hondas pueden encontrar redención en el arte.
Por Carlos Aguillón
AEl título mutó como la ciudad. “Primero se llamaba Amor y Rabia, luego Perro Negro, Perro Blanco y cuando estaba editando se me ocurrió Amores perros, mi esposa me bendijo el título.”
La brutalidad del realismo también fue literal: el célebre choque casi se sale de cuadro —y de control— cuando “a efectos especiales se les olvidó el freno automático”. El coche voló y terminó arriba de un taxi verde que, paradójicamente, salvó a todos. Esa tensión entre azar y rigor define su método: “El accidente es un regalo, dirigir es estar vivo, enfrentando a cada segundo dos realidades o siete realidades distintas”.
25 años de su ópera prima, Alejandro González Iñárritu vuelve al punto de partida con el pulso en alto: la versión remasterizada de Amores perros regresa a las pantallas y su memoria se expande en una instalación que, dice, es “un mosaico sónico de imágenes humanas”. “Los invito a que la vean porque es muy humana, toda la arquitectura sónica es espectacular, es un mosaico de texturas, de olores, profundamente triste también, de ver el tiempo congelado”, comparte desde la masterclass que tuvo en la Cineteca Nacional. Ese “mosaico” dialoga con Sueño Perro, la exposición que está abierta en la Fondazione Prada de Milán, y en México, en LagoAlgo, ubicado en la primera sección del Bosque de Chapultepec. El viaje hacia Amores perros arrancó mucho antes del set, en una adolescencia de pérdidas, libros y música. “Ese año me dediqué a leer y a oír música, todo el día, y eso me salvó la vida… en la cultura empecé a sentir mi identidad”, recuerda sobre su mudanza a casa de la abuela y el descubrimiento de Borges, Sábato, Pink Floyd y Led Zeppelin. De ahí nace la necesidad de tener una mirada propia y armar su “familia cinematográfica”: “Me dijeron: ‘el que no tenga familia cinematográfica, que se la busque’. Dije: tendré que crear mi familia, Pelayo, Martín Hernández, Rodrigo Prieto; empezamos a hacer cortos, series que no aceptaron y con Guillermo Arriaga empezamos a planear once historias”.
Adriana Paz regresa al estado de Morelos con una sonrisa que mezcla orgullo y nostalgia, pues en Jiutepec están sus raíces familiares.
Ahora en el marco de festival Cinema Planeta, llevado a cabo en Cuernavaca, la actriz comparte en un encuentro con jóvenes estudiantes sus vivencias, “me gusta mucho hablar con los ellos. Estar en este estado me conecta con mi infancia, con mi familia.
Además, este festival une algo fundamental: la conciencia por el planeta, nuestros consumos y la infancia. Es bien bonito cómo trabaja este festival con los niños”.
La mexicana que ha sido reconocida en el Festival Internacional de Cannes, Francia; además de ser ganadora de premios como el Ariel, cuenta con una carrera que está trascendido fronteras, sin pierde la sencillez que la caracteriza.
Confiesa que no se siente distinta a aquella joven que hace años repartía currículums y fotos en busca de una oportunidad: “Una de las cosas que ya no tengo es la ansiedad de entonces. Pasé ese lugar. Ahora me llena de paz saber que
conf ían en mí por mi trabajo, que la gente me busca por lo que hago. Y al mismo tiempo, me gusta regresar a mi barrio, ir al mercado, a la escuela con mi hijo. Ese balance entre lo público y lo privado me mantiene fuerte”.
En retrospectiva, Paz recuerda con ternura a la Adriana de hace dos décadas, con carpetas repletas de fotos: “El otro día le enseñaba a mi hijo esas imágenes y me preguntó: ‘¿Por qué tienes tantas?’ Y le dije: porque tenía que llevarlas a todas las agencias. Esa Adriana tenía hambre de hacer cine. Y hoy siento tranquilidad porque logré que mi trabajo hablara por mí”.
SUS PROYECTOS
Su presente artístico no da tregua. Viene de rodar con Diego Luna su próxima película Ceniza en la boca, adaptación de la novela de Brenda Navarro, que califica de “desgarradora”.
“Lo leí en cuatro horas, lloré todo el tiempo. Fue durísimo, pero hermoso trabajar con Diego como director y con Luisa Huertas como mi madre en la ficción”.
A ello se suma la cinta Animals, producción de Ben Affleck junto a Luis
Gerardo Méndez, y una comedia filmada en República Dominicana con Julieta Rodríguez.
Paz no se ha limitado a los géneros. De la intensidad del filme La cazadora, grabada en Ciudad Juárez bajo la dirección de Susana Andrews, pasó al terror con Day of the Dead, estrenada en Knoxville, y a la frescura de la comedia caribeña. “Me gusta probarme en lo que no domino, porque el que no arriesga no gana”, afirma convencida.
Pero quizás su reto más ambicioso es el que ya prepara para el próximo año: dar vida a Hilda Gadea, la primera esposa del Che Guevara, en un proyecto dirigido y escrito por mujeres. “Ella fue clave en despertar la conciencia política del Che, pero quedó en la sombra de la historia. Me emociona rescatar su figura. Es un desaf ío enorme, además de trabajar el acento peruano”.
El vértigo de su agenda le ha pasado factura, reconoce. Tras rodar cuatro películas de corrido, entendió que debía aprender a cuidar su salud: “Fue agotador. Terminé una película despué s de los Oscares. Pero la adrenalina me sostuvo. Ahora
aprendí a cuidar mis horas de sueño, a guardar energías. Un trabajo creativo necesita un cuerpo y una mente despejados”.
Más allá de los premios, festivales y estrenos internacionales, Adriana Paz conserva el mismo norte: su familia. “Me gusta convivir con mi hijo, estar con mi esposo, mis padres. Ellos son mi centro. Eso me construye tanto como los proyectos”.
La actriz insiste en que la clave de su carrera ha sido aprender a decir no: “Siempre intento elegir personajes que me pongan la piel chinita, que hablen de algo que me interesa. Si no conecto con el guion, no lo hago. Aunque sea dif ícil, prefiero esperar. Porque lo que importa es trabajar en algo que me haga vibrar”. Hoy, a la mitad de una trayectoria sólida y cada vez más internacional, Adriana sigue reafirmando que el éxito no le ha hecho perder el piso: “Me siento muy afortunada y muy feliz del lugar en el que estoy. Lo agradezco mucho. Mi meta es seguir haciendo cine, producirlo, y sobre todo, mantenerme fiel a mis raíces. Al final, mi trabajo siempre habla por mí”, concluyó.
Encuentros que la conectan con sus orígenes y con nuevas generaciones; proyectos que consolidan una carrera internacional sin perder el arraigo familiar.
Por Carlos Aguillón
Ariel Miramontes, conocido y querido por el público gracias a su entrañable Albertano Santa Cruz, da un paso decisivo en su carrera con su debut en cine. Tras años de hacer reír en televisión y conquistar al teatro musical, el actor protagoniza Desastre de familia, en la que interpreta un rol completamente distinto. “Me llamaron por teléfono para proponerme el guion, lo leí y me encantó. No dudé en hacerlo porque era la oportunidad de salir de mi zona de confort, probar algo nuevo y mostrar otras facetas de mí como actor”, comenta. La película donde comparte créditos con Itatí Cantoral, Diego Peniche y Carla Gaitán, es una comedia familiar basada en un enredo de intercambio de cuerpos. Miramontes revela que el rodaje fue tan divertido como desafiante: “Tuve que interpretar al papel de mi hijo, mientras Itatí hacía a la hija y viceversa. Tomamos talleres para observar cómo caminaba, hablaba o se comportaba el otro. Fue un
ejercicio muy enriquecedor, incluso tuvimos que ensayar coreografías porque la cinta incluye números de baile”. Para Miramontes, lo que más le emocionó fue enfrentarse al resultado final en pantalla grande: “Me sentí increíble. Fue padrísimo verme fuera de Albertano y confirmar que puedo moverme en otros registros. Siempre que se presenta la oportunidad de hacer algo distinto, lo tomo. Ya lo había experimentado en teatro con el musical Sugar, donde descubrí otra dimensión de mi carrera”.
Sobre Sugar, montaje que protagonizó al lado del actor Arath de la Torre que lo marcó profundamente, recuerda con cariño: “Amé esa obra. Gané el premio Metro como mejor actor de comedia musical, algo que me sorprendió mucho porque era mi primera obra como protagonista. Hicimos una mancuerna increíble y el público la disfrutó tanto como yo. Ojalá en algún momento la repongan”.
Aunque su personaje de Albertano sigue siendo su carta más popular, Mira-
El actor deja atrás a Albertano para protagonizar Desastre de familia junto a Itatí Cantoral. En entrevista con la Revista Cameo, habla sobre esta nueva etapa.
Por Carlos Aguillón
montes asegura que no le pesa llevar ese personaje a cuestas. “Me han llamado para otros proyectos, pero no me convencían. Prefiero esperar hasta que llegue un papel que realmente me guste o que mi representante Alejandro Gou me diga: este tienes que hacerlo. Así pasó con Desastre de familia”.
El actor vive un momento prolífico: está por concluir la exitosa temporada de la obra de teatro Lagunilla, mi barrio, que tiene más de tres años en cartelera. “Fue un proyecto que me dio enormes satisfacciones porque pude adaptar la película ochentera a un musical, seleccionando canciones que conectaran con diferentes generaciones. El público lo hizo suyo”. Ahora, se prepara para integrarse al Tenorio Cómico, con adaptación de Daniel Chávez y Freddy Ortega, y para una nueva temporada de la serie El Príncipe del Barrio en 2026. Mirando hacia adelante, el actor confiesa su anhelo de seguir en la pantalla grande: “Me gustó mucho hacer cine, quiero más proyectos así. Me intere-
sa demostrar que puedo encarnar personajes que no tengan nada que ver conmigo ni con Albertano. Eso es lo que más me motiva”. En cuanto a la comedia actual, observa cambios claros: “Antes se prestaba mucho al albur, al doble sentido o a lo sexoso. Hoy todo está más restringido porque ya no es políticamente correcto. Pero no me afecta, porque el humor de Albertano siempre ha sido muy blanco, nunca ofende. Eso ayuda mucho a conectar con públicos diversos”. Sin embargo, reconoce que el reto de hacer reír sin esos recursos es mayor: “En televisión está más limitado, pero en el teatro se vale. Al final, los mexicanos somos picosos y nos gusta el chile que pica mucho, hay que darle al público lo que disfruta”. Miramontes cierra la charla con gratitud: “He tenido la suerte de trabajar con compañeros muy talentosos, eso enriquece cualquier proyecto. Y ahora que entré al cine, quiero seguir explorando. Ojalá sea apenas el comienzo de una nueva etapa”.
El cine de terror mexicano vive un momento de expansión y No me sigas es uno de los proyectos que mejor sintetiza esa ola: una historia que fusiona mitos urbanos de la Ciudad de México, crítica al mundo de los influencers y una narrativa multiformato con celulares, cámaras de seguridad y recursos de found footage.
La pel í cula marca la colaboración entre Maligno World House, la productora fundada por los hermanos Eduardo y Jimena Garc í a Lecuona, y el gigante estadounidense Blumhouse, reconocido globalmente por franquicias como Paranormal Activity y The Purge.
Para Eduardo García Lecuona, director del filme, el reto fue enorme pero estimulante. “Jimena y yo somos fans del terror desde niños; crecimos viendo clásicos como La bruja de Blair, Frankenstein o El hombre invisible, y con esta película quisimos rendir homenaje a ese cine, pero con un sello propio, inspirado en leyendas y edificios embrujados de la CDMX”, afirma. Su hermana Jimena escribió el guion, concebido desde una premisa clara: el miedo no solo proviene de lo sobrenatural, sino también de lo que proyectamos en redes sociales.
El director explica que Blumhouse confió en el proyecto sin imponer líneas creativas, un gesto que les permitió filmar con plena libertad. “Lo más valioso fue que nos apoyaron con su expe-
riencia, pero nos dejaron contar nuestra historia; eso hace que No me sigas se sienta como un relato auténticamente mexicano con calidad internacional”, añade.
Los rodajes se llevaron a cabo en locaciones emblemáticas de la capital, entre ellas el Edificio Canadá en Insurgentes, un lugar cargado de historias de incendios, desalojos y muertes, donde los actores relatan haber vivido sucesos extra ñ os. “Durante una escena dijimos la palabra ‘fantasmas’ y los cuadros de la habitación se cayeron solos”, recuerda Yankel Stevan, quien interpreta a Andr é s. “Nos miramos sin poder cortar la escena, pero s í hubo una interacción que sentimos muy real”.
La actriz Karla Coronado, que da vida a una influencer que finge grabar videos paranormales, asegura que filmar en espacios insalubres, rodeados de polvo, ratas y vestigios del pasado, ayudó a darle veracidad a su interpretación: “Estar en lugares así te mete de lleno en la película; era imposible no sentir la atmósfera”.
Por su parte, Julia Maqueo, quien interpreta a Sam, subraya que nunca había trabajado en el género y que el proceso le cambió por completo: “El personaje era alguien muy distinto a mí; incluso hice una playlist para entrar en su tono y terminé creando un alter ego. Es un reto enorme actuar con lo invisible, con lo que no existe físicamente, pero descubrí una manera nueva de actuar”.
"No me sigas" fusiona mitos urbanos de la CDMX, crítica a las redes sociales y found footage. Dirigida por Eduardo García Lecuona y escrita por Jimena García Lecuona, la película combina terror clásico con un enfoque auténticamente mexicano, filmada en locaciones emblemáticas con experiencias paranormales reales.
Uno de los sellos que García Lecuona quiso imprimir a No me sigas fue la apuesta por efectos prácticos, en lugar de depender de animaciones digitales. “Queríamos que el ente se sintiera cercano, tangible, que pareciera estar al lado del espectador. Nada de CGI ni de inteligencia artificial, sino recursos f ísicos, como en el mejor terror clásico”.
La filmación se completó en apenas cuatro semanas, pero implicó jornadas agotadoras: “Lo más complejo fue rodar en un edificio de 17 pisos cuyo elevador dejó de funcionar. Teníamos que subir y bajar escaleras cargando equipo; era un reto f ísico además de creativo”, recuerda el director.
El cineasta subraya que la fuerza de No me sigas está en equilibrar lo local con lo universal. “La premisa es global porque habla de influencers y redes sociales, pero el corazón es mexicano: nuestras leyendas, nuestras locaciones, nuestro lenguaje. Aquí el fanatismo por lo paranormal es enorme; crecemos con la Llorona, la Planchada o el Robachicos, y esa tradición se refleja en la película”, apunta.
Para los actores, esta mezcla se percibe en cada detalle. “El lenguaje de la película es muy generacional: hablábamos como hablamos los jóvenes de 18 o 20 años. Tuvimos un mes de ensayos donde podíamos proponer cambios, y eso dio naturalidad a los diálogos”, recuerda Julia Maqueo.
Consciente de la explosión de proyectos mexicanos en el género — Huesera, Mal de ojo, Turno nocturno—, García Lecuona cree que No me sigas es parte de un movimiento más amplio: “El terror en México dejó de ser marginal; ahora se reconoce que hay un público enorme y exigente. Nuestra misión en Maligno es producir una película de terror al año, siempre con el objetivo de llevar historias latinoamericanas a audiencias globales”.
Sin revelar spoilers, el director asegura que lo novedoso está en la concepción del ente central: “Sí es una historia de casa embrujada, pero el origen del fantasma no se ha visto antes en ninguna otra película. Queríamos evitar repetir fórmulas”, concluyó el cineasta.
“NO
ME SIGAS”: TODA UNA EXPERIENCIA EN SIX FLAGS
El Festival del Terror 2025 en Six Flags México presenta una de sus principales atracciones: la casa del terror basada en la película No Me Sigas. La experiencia permite a los visitantes adentrarse en el universo de la película y vivir de cerca los sustos y la tensión que la cinta promete.
La cinta dirigida por Ximena García Lecuona y Eduardo Lecuona, es la primera película original en español de Blumhouse Productions. La historia sigue a Carla, una joven influencer que, al fingir una aparición fan-
tasmal, libera accidentalmente a una entidad maligna que transforma su vida en una pesadilla. La película se estrenará en México el 30 de octubre de 2025, y mientras tanto, los fans pueden vivir parte de su mundo en la atracción del parque.
La casa del terror se encuentra en el Pueblo Polinesio de Six Flags y destaca por sus escenarios realistas, efectos especiales y actores interactuando con los visitantes, quienes se sumergen en una experiencia que combina miedo, adrenalina y sorpresas
en cada esquina. Los elementos originales de la película, como vestuarios y objetos, aumentan la sensación de estar dentro de la historia.
Para acceder, es necesario contar con una entrada al parque y se recomienda el Pase de Atracciones de Terror, que agiliza la entrada a las casas de miedo, incluyendo No Me Sigas. La atracción abre sus puertas al caer la noche y está diseñada para un público adulto. El Festival del Terror se realiza hasta el 10 de noviembre de este año.
El documental Lachatao, dirigido por Natalia Bruschtein, nos transporta a Santa Catarina Lachatao, un pequeño pueblo enclavado en la sierra de Oaxaca que alguna vez albergó cerca de dos mil habitantes, pero que hoy apenas cuenta con alrededor de doscientas personas. En esta comunidad que aún se rige por usos y costumbres, el documental observa cómo la vida cotidiana, la educación y la relación con la tierra se entrelazan para mantener viva una forma de existencia que, a pesar de las adversidades, resiste con dignidad.
“Llegué por casualidad — recuerda Bruschtein—. Una vecina me pidió grabar un pequeño video sobre el proyecto escolar del pueblo, pero cuando estuve ahí, me conmovió la relación entre los niños y los adultos. Entendí que había algo más grande que contar”.
UN ENCUENTRO QUE
SE VUELVE DESTINO
Lachatao nació sin pretensiones, pero con el tiempo se convirtió en una exploración íntima sobre la infancia, la comunidad y el sentido de pertenencia. Bruschtein comenzó a filmar en 2018 y concluyó en 2023, tras cinco años de trabajo intermitente marcados por la pandemia. Durante ese tiempo, la directora realizó seis viajes a la comunidad, con la confianza de sus habitantes y el aval de la asamblea local.
“Fue un proceso muy lindo y muy tierno —dice—. Estar con los niños me recordó lo inteligentes que son, lo mucho que saben del mundo cuando se les da espacio para expresarse”.
El proyecto escolar que conoció fue el punto de partida: un esfuerzo comunitario que busca que los niños no tengan que salir del pueblo para estudiar. Aunque el modelo educativo no ha sido reconocido por la SEP, los habitantes siguen enseñando los niveles básicos por su cuenta; al terminar, los jóvenes hacen exámenes en línea y, si pueden, continúan en la universidad de Oaxaca.
La cámara de Bruschtein observa a los niños aprender no solo a leer y escribir, sino también a cuidar la tierra, sembrar y cosechar, y preservar su lengua zapoteca. En Lachatao, el aprendizaje es inseparable de la naturaleza. “Les enseñan que la tierra no nos pertenece, sino que nosotros pertenecemos a la tierra”, cuenta la directora. “Esa idea me marcó profundamente. Es algo que en las ciudades olvidamos con facilidad”.
MIGRAR O
PERMANECER
Uno de los temas más poderosos del documental es la migración, una realidad que ha transformado a la comunidad. “En algún momento llegaron a ser 1,500 habitantes. Hoy solo quedan 200”, dice Bruschtein. “La principal causa fue la falta de escuelas. Los niños tenían que salir para
En entrevista con la Revista Cameo, la directora del documental Natalia Bruschtein habla de la vida en Santa Catarina Lachatao, un pequeño pueblo enclavado en la sierra de Oaxaca, que resiste desde la educación, la lengua y la comunidad.
Por Carlos Mora
continuar sus estudios, y las familias terminaban migrando con ellos. Muchos ya no regresan”.
En contraste, los pobladores que permanecen en Lachatao trabajan para sembrar el deseo de regresar, no por obligación, sino por arraigo y convicción.
“Los padres me decían: queremos que los niños se queden, no para siempre, sino para que sientan que este es su lugar, y que algún día regresen con su conocimiento y su corazón”, comparte la directora.
La película ofrece también un espejo a quienes viven en las ciudades.
“Creo que la calidad de vida cambia según la etapa en la que estamos”, reflexiona Bruschtein. “Una mujer del pueblo me decía: ‘Allá en Estados Unidos ganaba dólares, tenía lujos, pero no podía disfrutar nada porque trabajaba todo el día. Aquí tengo menos, pero puedo criar a mis hijas, vivir en paz y no pagar renta’. Eso me hizo pensar mucho en qué entendemos por bienestar”.
UNA INVITACIÓN A REENTENDER
EL TIEMPO
El documental no solo observa: propone. Nos invita a mirar con calma, a revalorizar el tiempo, la comunidad y el vínculo con lo que nos rodea. “Yo no soy una persona del campo”, confiesa Bruschtein, “pero vivo en la Ciudad de México y me impresiona que, siendo 22 millones de habitantes, cada vez estemos más aislados. Nuestros
niños ya no pueden crecer en la calle ni tener contacto con otros. Nos estamos desconectando de la vida en comunidad”.
Para la directora, Lachatao es también una forma de resistencia. “El cine documental tiene esa fuerza: la de compartir otras realidades, otras maneras de enten der el mundo. No se trata de decir que todos debamos irnos al campo, sino de recuperar la empatía, el sentido de colectividad y de pertenencia”.
El trabajo visual de Miguel Ángel Tovar, el diseño sonoro de Federico Schmucler y la música original de Alejandro Castaños conforman una experiencia sensorial que transporta al espectador al corazón de la sierra. “Ellos lograron cerrar la película de una manera muy poética”, dice Bruschtein. “El sonido, la música y las imágenes nos llevan a un tiempo distinto, donde todo se respira más lento”.
“Ojalá la gente le pierda el miedo al documental — añade—. El cine documental nos invita a experimentar otros espacios, a sentir de otra manera. Lachatao es una película que te pide que escuches, que observes, y que recuerdes lo que significa vivir en comunidad”.
Lachatao da una mirada íntima, honesta y profundamente humana a la vida de un pueblo oaxaqueño que, con sus niños al frente, sigue enseñando cómo se puede vivir con dignidad, identidad y esperanza.
El pintor cubano Tomás Sánchez, uno de los artistas latinoamericanos vivos más reconocidos a nivel internacional, vuelve a escena, esta vez desde el cine. Su vida y su obra —entrelazadas por la espiritualidad, la naturaleza y la perseverancia— llegan a la gran pantalla con Perseverancia. Un ensayo documental sobre Tomás Sánchez, dirigido por Juan Carlos Martín.
El documental, ofrece un retrato profundo y sensible de un creador que ha hecho de la contemplación una forma de vida. A través de la voz del propio Sánchez, la película recorre los episodios más significativos de su trayectoria: su infancia en Cuba, su paso por la Escuela Nacional de Arte, su participación en la emblemática exposición Volumen Uno, el Premio Joan Miró de 1980 y los años de exilio voluntario que lo llevaron a residir en
México, Miami y Costa Rica. Todo ello acompañado de su mirada introspectiva y de la serenidad que caracteriza tanto su discurso como sus paisajes pictóricos.
EL
El vínculo entre Martín y Sánchez no es reciente. Los une una amistad de más de tres décadas, marcada por el intercambio constante de ideas sobre arte, cine, filosofía y espiritualidad. “Somos amigos hace más de treinta años”, cuenta el pintor. “He visto su obra cinematográfica, sus documentales sobre Gabriel Brusco, y siempre me impresionó su sensibilidad. Cuando me llamó para decirme que quería hacer un documental sobre mí, pensé que mi pintura no le interesaría, que preferiría algo más conceptual. Pero desde el principio me di cuenta de que comprendía lo que hago”.
Esa complicidad se percibe en cada plano. Perseverancia no intenta explicar a Tomás Sánchez desde fuera, sino acompañarlo desde dentro: seguir el pulso de su respiración, el ritmo pausado de su pensamiento y esa conexión entre silencio y paisaje que define su universo creativo. “El documental no lo muestra como un ícono ni como un mito”, explica Martín, “sino como un hombre que ha encontrado en la meditación una forma de mirar el mundo”.
A lo largo del filme, Sánchez repasa con serenidad los caminos que lo alejaron de Cuba, aunque prefiere no llamar a eso exilio. “Yo no tuve exilio —dice con calma—. Vivía en México y regresaba constantemente a Cuba. Pero llegó un momento en que las instituciones oficiales manejaban
En entrevista con la Revista Cameo, el pintor cubano habla de su documental donde reflexiona sobre su vida, su obra y el estreno del documental “Perseverancia. Un ensayo sobre Tomás Sánchez”, dirigido por Juan Carlos Martín, que retrata su constante búsqueda de paz, contemplación y libertad interior.
Por Carlos Mora
muy mal los precios de mi obra. Intenté fundar una institución que apoyara proyectos artísticos y sociales, pero me lo impidieron. Me dijeron que no podían permitir tanto poder en manos privadas. Entonces decidí no regresar.”
Aquella decisión, sin embargo, no implicó una ruptura emocional con la isla. “Nunca he dejado de sentirme cubano. Lo que más extraño es la luz de Cuba, esa claridad que no he vuelto a encontrar en ningún otro lugar. La luz del Caribe mexicano se parece, sí, pero Cuba tiene momentos de una luminosidad especial, una vibración que no existe en otro sitio.” Esa nostalgia no se limita a la geografía. También es una forma de resistencia. “Estoy en contra de la represión y de la falta de libertad”, reconoce. “El problema de Cuba no es solo el embargo estadounidense, sino una larga historia de
mala administración, de dependencia y destrucción. Lo que me hiere es ver cómo un país lleno de belleza se ha ido quedando en la oscuridad.”
EL PAISAJE COMO ESTADO DEL ALMA
Desde hace años, Tomás Sánchez vive en Costa Rica, donde continúa pintando y meditando cada día. Su vida, como su arte, se rige por un principio de armonía interior. “Descubrí la meditación en 1970 y desde entonces ha sido parte esencial de mi vida. Siempre me gustó perderme en la naturaleza, subir montañas, caminar por los bosques o las playas. En Costa Rica encontré un país pequeño pero lleno de contrastes: en menos de una hora pasas del mar a la montaña. Es un lugar ideal para la contemplación.”
Sus paisajes, explica, no pertenecen a ningún sitio en particular. “No pinto un lugar real, sino una mezcla
de los lugares que habitan mi memoria: Cuba, México, Costa Rica. Mi pintura surge del recuerdo y de la emoción. Cuando medito, a veces entro en un estado en el que no hay pensamiento, solo conciencia y paz. Ese mismo espacio interior es el que intento trasladar al lienzo. Por eso mis paisajes no son naturales: son espirituales.”La pintura, para Sánchez, es una forma de meditación en movimiento. “Cuando pinto, no represento el mundo exterior, sino el espacio interior que se abre cuando la mente se aquieta. Es una manera de conectar con algo más grande.”
El documental de Martín teje su narrativa a partir de múltiples voces: amigos, críticos, antiguos compañeros de escuela, familiares y vecinos que, desde distintas perspectivas, reconstruyen la vida del artista. “Me conmovió mucho escuchar a tanta gente —dice Sán-
chez—, desde un vecino de mi infancia hasta críticos de arte en Estados Unidos. Hay testimonios valientes, como el de mi cuñada, que sigue viviendo en Cuba y se atrevió a hablar con sinceridad sobre la situación del país.” “Pinto para conectar con el silencio —dice Tomás—. Con la naturaleza que está afuera, pero también con la que está dentro. Esa es mi verdadera patria.”
En Perseverancia, esa patria interior se convierte en imagen: la cámara observa al artista en su estudio, rodeado de verdes, de cielos infinitos, de ríos que parecen espejos del alma.
Tomás Sánchez no pinta un paisaje: pinta un estado de conciencia. Y esa conciencia —silenciosa, luminosa, persistente— es la que ahora habita en este documental que, fiel a su título, celebra una vida guiada por la perseverancia, la búsqueda espiritual y la luz que nunca deja de volver.
El festival celebra su aniversario con una edición que reafirma su compromiso con el cine de no ficción, la memoria colectiva y las historias que transforman la mirada sobre el mundo.
Por Carlos Mora
El Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (DocsMX) cumple 20 años y lo celebra con una edición que reafirma su compromiso con el cine de no ficción como espacio de memoria, imaginación y transformación. Este año, del 23 al 30 de octubre de 2025, el festival se desplegará en 11 sedes de la CDMX, en una plataforma virtual (docsenlinea.com) y, a través de la red colaborativa Doctubre Mx, en 197 sedes de 30 estados de la República. Con 119 documentales (60 mexicanos, 49 cortometrajes) y 157
funciones, esta vigésima edición ofrece seis secciones competitivas con 72 películas en disputa por 6 galardones, en competencias internacionales y nacionales que representan a 26 países. Además, habrá 89 proyecciones gratuitas y 18 funciones al aire libre, acercando el documental a distintos públicos.
El DocsForum reunirá a cinco especialistas de la no ficción —Joe Berlinger, Jean-Gabriel Périot, María José Cuevas, Javier Corcuera y Raúl de la Fuente— para conversar sobre los retos y los futuros del género documental. La película inaugural será Chronicle of a City, de Nadine Gomez. Uno de los momentos
más apasionantes serán los retos de creación de un documental en 100 horas, que pondrán a prueba la imaginación y el espíritu colectivo de realizadores emergentes.
En estas dos décadas, DocsMX ha tejido vínculos con comunidades, cineastas, productoras, medios, voluntarios y público. Gracias a este entramado vivo, ha podido crecer, reinventarse y extenderse más allá de los muros de la ciudad.
La identidad gráfica del 20 aniversario, diseñada por Sebastián Salas, está inspirada en el árbol de la vida: símbolo de raíces, crecimiento y transformación colectiva. Sus
ramas evocan las historias proyectadas, las vivencias compartidas y las crecientes conexiones futuras. DocsMX celebra su pasado, pero sobre todo sus raíces y las ramas que siguen extendiéndose hacia el porvenir. Porque documentar la vida es sembrar memoria para las generaciones que vienen. Para consultar sedes, programación y registro, visita docsmx.org y docsenlinea.com. No dejes pasar esta fiesta de cine documental que llegará también a tu ciudad con Doctubre Mx, y acompáñanos en esta celebración de 20 años de no ficción, voces y memorias que laten en cada pantalla.
Aconsecuencia de un traumático episodio de violencia del cual fue víctima, Víctor (Raúl Briones) padece un agudo caso de agorafobia, y por ello es incapaz de salir siquiera al umbral de la puerta de su propia casa. Por ello, decide vivir solo y encerrarse en su hogar, buscando protegerse detrás de alarmas electrónicas y puertas con múltiples cerrojos.
Así, durante su confinamiento solitario se gana la vida como diseñador publicitario haciendo Home Office, ordenando su comida y víveres a domicilio. Pasa sus ratos de ocio con videojuegos, viendo películas y caricaturas, o simplemente sentado en su sala, en penumbras, en silencio. Sus únicos contactos con el mundo exterior son a través del correo electrónico, o de las
sesiones a distancia que mantiene con un psicólogo (Sergio Quiñones) quien trata de ayudarle a mejorar su situación… pero sin mucho éxito.
Ocasionalmente le asaltan flashbacks del terrible hecho que experimentó, y ello desencadena en él ataques de ansiedad, los cuales logra mitigar al repetir en voz alta el trabalenguas de los Tres
Tristes Tigres. De hecho, comienza a desarrollar una especie de hábito compulsivo en torno al número tres. Y así, Víctor ve pasar los días, encerrado con su soledad y sus miedos.
Pero las cosas cambian cuando en su vida irrumpe (literalmente) Santiago (Mateo Díaz Garza), un niño vecino suyo quien sufre un accidente en las inmediaciones de su casa, obligándole a reaccionar y por un instante,
desafiar sus fobias. A partir de ese incidente, el menor sigue volviendo con insistencia a su hogar, alterando la rutinaria existencia del diseñador, desquiciándole a veces. Pero gradualmente comienza a surgir entre ellos un vínculo especial, ya que a pesar de la diferencia de edades y contextos, tienen más cosas en común de las que puedan verse a simple vista.
Esta es la premisa de Un mundo mejor, segundo largometraje de la realizadora regiomontana Janett Juárez. Rodado en Monterrey y con un sabor a cine independiente, Juárez relata como la existencia de un hombre, ensombrecida por un funesto acontecimiento, es tocada por otro ser humano el cual atraviesa por su propio duelo personal, lo que posibilita el surgimiento de un lazo empá-
tico entre ellos. Y es gracias a esto que el personaje central -y su coprotagonista-, recuperan algo de su luz menguada por los giros del destino.
A pesar de presentar algunas imperfecciones y fallas (los esperados en una producción rodada de forma independiente y con presupuesto limitado), el trabajo de Juárez ostenta también varias fortalezas, siendo las más notorias la fuerza interpretativa de Briones, y la de un argumento sencillo y preciso que tiene muy claro lo que quiere contar y cómo contarlo, dando como resultado un filme esperanzador el cual, parafraseando la famosa cita de Ernest Hemingway, plantea que el mundo no siempre es un buen lugar, pero vale la pena luchar por él. Y especialmente, si se lucha en compañía de otros.
Ala población de Creel, Chihuahua, llegan en tren Emina (Sofía Espinosa) y su pequeño hijo Benjamín (Alex De la Torre). La razón de su viaje y presencia allí no es por una cuestión turística o de convivencia familiar, sino por un asunto más serio: el menor padece de un cáncer inoperable, y se le ha pronosticado poco tiempo de vida. Por ello, su madre decide trasladarse con él a esa comunidad en busca de Edo (Roberto Sosa), un curandero rarámuri en el cual confía ciegamente -aunque en realidad no lo conoce-, con la esperanza de que él pueda ayudarle con tan desesperada situación.
Pero la búsqueda de Edo no resulta fácil: los pobladores son un tanto renuentes a hablar o darle información sobre su paradero. Luego descubre que el curandero se encuentra en un sitio bastante apartado de su ubicación, así que comienza un peregrinar para hallar al misterioso personaje, donde se topará tanto con gente que busca ayudarle, como con otros que solo quieren engañarle, así como con situaciones que les ponen en riesgo. Pero Emina está determinada a encontrar al curandero a toda costa.
Esta es la premisa de La puerta verde ópera prima del realizador Guillermo Vejar, escrita por él mismo e inspirada en experiencias personales, la cual fue rodada en escenarios naturales del estado de Chihuahua y Sonora, contando tanto con apoyos provenientes del estímulo fiscal EFICINE, como de otras fuentes
provenientes de Bosnia y Herzegovina.
A través de las peripecias de sus personajes centrales, el filme reflexiona por un lado acerca de lo que estamos dispuestos a hacer (y a sacrificar) en pos del bienestar de un ser querido. Y en contraste, aborda también el tema del duelo, y de comprender cuándo es el momento de dejar de luchar, bajar los brazos y dejar ir.
Aunque la trama cojea un poco, deja un par de cabos sueltos, y no acaba de desarrollar plenamente algunos de sus personajes ni de las situaciones que propone, resulta un trabajo interesante más por tratarse de un viaje (tanto físico como interior) con momentos fascinantes, así como de una especie de catarsis cinematográfica y travesía sanadora para su autor, la cual puede resonar empáticamente entre aquellos espectadores que pasan o hayan pasado por un trance similar. Además de que siempre es de agradecer poder ver en pantalla narrativas que provienen de otros estados de la república, y que hagan contrapeso al centralismo que impera en el cine mexicano actual.
En 2024, La puerta verde ganó el premio a Mejor Largometraje en el Festival Internacional de Cine de la Paz, y ese mismo año participó en el Festival Internacional de Cine de Monterrey (FIC), así como en el Festival de Cine de Girona, España. Recientemente, formó parte de la sección Oculus Aurora en Transmutación, Festival de Cine Contemporáneo celebrado en la Ciudad de México.
Por Alejandra Lomelí
Steve, la nueva película de Cillian Murphy para Netflix es una mirada áspera y directa a la educación de reinserción. En su aparente sencillez, la cinta dirigida por Tim Mielants desarrolla un drama que subraya los vacíos de un sistema educativo rebasado en la atención de estudiantes con problemas de conducta, a la vez que cuestiona el desinterés político y la indiferencia social.
Con guion de Max Porter, quien más que adaptar reescribió su aclamada novela Shy, la historia traslada el foco al personaje de Steve (Murphy), director de un instituto subsidiado por el gobierno en lo que alguna vez fue una
lujosa escuela privada con un modelo de rehabilitación para jóvenes “maleducados”.
Desarrollándose en tan solo 24 horas vertiginosas donde somos testigos del agotador trabajo de los profesores, cuyo rol va más allá de la docencia, en los pasillos no faltan los conflictos cotidianos entre alumnos. Aunque parece un día normal, ocurren dos sucesos que marcan el ritmo emocional y el conflicto que llevará a Steve al borde del colapso, reviviendo viejos traumas: el anuncio del cierre definitivo de la escuela y la grabación de un documental sobre las deficiencias del enfoque educativo.
Mielants se esfuerza
por construir una narrativa intimista en la que prioriza los primeros planos para acercarnos al desgaste emocional que implica para estos profesores laborar en un ambiente de abandono y violencia latente, y aunque se apoya en un estilo documental para obtener la nota realista, no consigue trazar un retrato elocuente sobre la pertinencia de la pedagogía, esa que permite descubrir virtudes ocultas tras la rabia y la frustración de sus alumnos.
Si bien el filme carece a ratos del pulso dramático necesario para erigirse como un retrato generacional sobre la educación y la violencia juvenil, Steve consigue impactar al situar la salud mental
como su eje central, focalizándose tanto en las crisis de Steve y Shy, personaje interpretado brillantemente por Jay Lycurgo, el adolescente que da título a la afamada novela y quien se convierte en nuestra guía en la contraparte. Su encuentro sostiene un clímax emocional donde la compasión se impone como el único camino posible hacia la redención.
Si Steve es apenas un asomo a una realidad que incomoda y a la desgastante vida en las aulas, es en los personajes donde laten las ideas más desafiantes que como espectadores nos conmueven y donde podemos deleitarnos con las comprometidas actuaciones del elenco.
wayne “La Roca” Johnson se aleja de sus habituales papeles de acción para asumir un reto actoral diferente en La Máquina , pel í cula dirigida por Benny Safdie que narra la vida del luchador de MMA Mark Kerr. La cinta explora los rincones más oscuros del mundo de las artes marciales mixtas, abordando temas como la adicción, la fama y las complejidades de las relaciones personales.
Por Alejandra Lomelí
Para interpretar a Kerr, Johnson se sometió a un exigente r é gimen de entrenamiento y nutrición que transformó su f í sico, pero lo más destacado de su actuación es la vulnerabilidad que logra transmitir. Su interpretación ha sido considerada por cr í ticos como una de las más sólidas de su carrera, mostrando un rostro más humano y emocional del luchador.
La dirección de Safdie aporta un realismo crudo a la narrativa. Con planos cerrados y un dise ñ o de sonido minimalista, la pel í cula evita los clich é s de los biopics deportivos y ofrece una mirada honesta a la lucha personal del protagonista. La relación de Kerr con su novia, interpretada por Emily Blunt, a ñ ade una dimensión emocional importante, mostrando la complejidad de la vida al lado
de alguien que pelea tanto dentro como fuera del ring.
La Máquina es una pel í cula que desaf í a los parámetros de los biopics deportivos y se centra en la autenticidad de sus personajes. La actuación de Johnson, acompa ñ ada por una narrativa sincera y emocional, convierte a esta cinta en una propuesta que merece ser vista, especialmente para quienes buscan historias que trascienden los logros deportivos y muestran las dificultades humanas que se esconden detrás del éxito.
Además, La Máquina abre un espacio de reflexión sobre la presión y el sacrificio que implica la fama en el deporte de alto rendimiento. La historia de Kerr no solo muestra los triunfos y derrotas en el ring, sino tambi é n las decisiones personales que lo marcaron fuera de é l.
En la comunidad de Kettle Springs, Missouri, se lleva a cabo una celebración anual donde el tema central es el maíz, materia prima del jarabe que allí se produce, y que es la base de la economía del lugar. En dicha festividad se reverencia también a Frendo, un payaso quién es el emblema de la marca Baypen la cual comercializa dicho producto, cuya fábrica se incendió recientemente y los lugareños responsabilizan a un grupo de jóvenes del incidente.
Un tanto a manera de venganza por esas acusaciones, dicho grupo de jóvenes han usado a Frendo como tema central de una serie de videos donde lo han transformado en un ser siniestro que comete brutales asesinatos, los cuales dramatizan y suben a Internet. Pero tras la llegada de Quinn Maybrook (Katie Douglas) y su
padre Glenn (Aaron Abrams) quienes se han mudado recientemente a ese poblado, y al acercarse el festejo anual antes mencionado, lo que comenzó como un juego para pasar el rato (y conseguir views en redes sociales), comienza a transformarse en una escalofriante realidad.
Tras ocho años de ausencia de la pantalla grande, el estadounidense Eli Craig (Tucker & Dale vs. Evil, Little Evil) regresa con El payaso del maizal (Clown in a Cornfield, EU, 2025), su tercer largometraje donde (al igual que en sus filmes previos) combina el horror con la comedia.
Basado en la novela del mismo nombre escrita por Adam Cesare, Craig presenta ahora un slasher que lleva como eje central a un personaje que guarda semejanzas obvias como otros malévolos payasos del cine como Pennywise (Eso, Muschietti, 2017-2019), Capitán Spaulding (La casa de los 1000 muertos, Zombie, 2003), Horny (Drive-Thru, Kuhn & Cowles, 2007) o Art the Clown (Terrifier, Leone, 2011-2024). Pero en su segunda mitad, muta hacia algo más similar a El hombre de mimbre (The Wicker Man, Hardy, 1973 / LaBute, 2006) o Niños diabólicos (Children of the Corn, Kiersch, 1984).
Asimismo, toma las reglas y los lugares comunes del género, y juguetea con ellos como lo hiciera Wes Craven en las primeras entregas de Scream (19962011), pero con un tono más cercano a la parodia, aunque evitando caer en lo bufonesco como pasa con la franquicia de Scary Movie (2000-2013).
Transversalmente, el cineasta aborda diversos temas, enfocados principalmente en las brechas generacionales. Y particularmente en los prejuicios existentes entre la generación X y la Z, haciendo un par de chistes a expensas de estos últimos y señalando cómo los primeros les culpan automáticamente de todo lo que va mal en el mundo. Y conforme la trama avanza, se evidencia que los de la generación X terminarán siendo los verdaderos villanos de la historia.
En ese sentido, El payaso del maizal nos remite un poco a filmes como Nación asesina (Assassination Nation, Levinson, 2018) o Muerte muerte muerte (Bodies Bodies Bodies, Reijn, 2022), pero no llega a ser tan panfletaria como la primera, ni tan mordaz como la segunda. Y se conforma con ser una película de horror ligero para pasar el rato, enfocada principalmente para el consumo de generaciones más jóvenes.
Por Carlos Mora
Tron: Ares llega con una propuesta que promete llevar el universo Tron a un nuevo nivel visual y sonoro. Dirigida por Joachim Rønning, la película busca combinar el legado de la franquicia con una esté tica moderna que mezcla tecnología, acción y un diseño digital que impacta desde el primer fotograma. Desde la dirección de fotograf ía hasta los efectos especiales, cada detalle parece pensado para sumergir al espectador en un mundo futurista donde la luz, el color y el movimiento son protagonistas.
Uno de los elementos más destacados de esta entrega es su banda sonora, compuesta por Nine Inch Nails (Trent Reznor y Atticus Ross). Su música industrial y electrónica no solo acompaña la acción, sino que potencia la tensión y el ritmo de la película, creando una experiencia sensorial completa. La fusión de sonido y visuales convierte a Tron: Ares en un espectáculo que parece diseñado para salas de cine con tecnología de punta, donde cada neón, cada destello y cada pulso electrónico se perciben con intensidad.
El elenco de la película combina talento veterano con nuevas incorporaciones que aportan frescura. Jared Leto, en el papel principal, entrega una interpretación contenida pero intensa,
aportando misterio y presencia a su personaje. Jeff Bridges regresa como Kevin Flynn, un guiño al legado de la saga que conecta emocionalmente a los fanáticos con las entregas originales. A su lado, figuras como Greta Lee, Evan Peters, Jodie Turner-Smith y Gillian Anderson refuerzan la narrativa con actuaciones que, aunque algunos personajes quedan menos explorados, aportan peso y diversidad al conjunto.
Tron: Ares sobresale en estética y diseño visual. Los mundos digitales, los contrastes de luz y sombra, y las secuencias de acción coreografiadas con precisión generan un impacto que hace que la película se disfrute especialmente en pantalla grande. En este sentido, Rønning logra conjugar el espíritu futurista de Tron con una mirada contemporánea, haciendo que la franquicia se sienta renovada y relevante para un público moderno, al tiempo que conserva elementos que los fanáticos reconocen y aprecian. La cinta se consolida como una apuesta ambiciosa dentro del cine de ciencia ficción contemporáneo. La combinación de efectos especiales, música, diseño visual y legado de la saga convierte a la película en un referente de estética digital, capaz de atraer tanto a fanáticos de Tron como a espectadores que disfrutan del cine de acción y tecnología.
TRON: ARES
Distribuidora: Disney
En esta edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) participa con diez cortometrajes realizados por estudiantes de diferentes estados de México, como Colima, Estado de México, Guanajuato, Oaxaca, Querétaro y Ciudad de México, así como de países como Costa Rica y El Salvador. Cuatro de estas producciones tendrán su estreno mundial, marcando su primer encuentro con el público en un festival de prestigio internacional.
Entre las propuestas destacadas se encuentra Casa Chica, dirigido por Lau Charles, una obra que surge de experiencias personales y reflexiona sobre la memoria, la familia y la infancia. Para Charles, participar en el festival representa una “gran emoción”, sobre todo por la posibilidad de ver otras películas y compartir su trabajo en un espacio que celebra el cine y los cortometrajes. “Ir a ver todas las películas, estar inmersa en el festival, es lo que más me emociona”, comenta la directora.
El cortometraje es autorreferencial y nace de una vivencia familiar: Charles tiene una media hermana con quien comparte apenas unos días de diferencia de edad, y durante la pandemia, mientras realizaba un documental con su madre y su hermano sobre su padre ausente, se encontró con distintas versiones de la misma historia. “Cada quien recordaba cosas muy distintas, y eso fue un punto de partida para explorar la doble perspectiva y cómo se guarda la memoria de manera distinta”, explica.
El trabajo con el actor Raúl Brio-
Lau Charles presenta un cortometraje sobre memoria y familia en el Festival de Morelia.
Por Carlos Mora
Presencia garantizada en web, redes y newsletters Informes: cameo.revista@gmail.com o al cel.
nes, ganador del Ariel, también fue fundamental. “Es muy generoso y comprometido con las historias que le mueven. Todo el reconocimiento que tiene no lo busca, sino que se enamora de los proyectos y se entrega por completo. Para mí fue maravilloso trabajar con él, porque abrazó al personaje de manera profunda y auténtica”, comparte Charles. La directora destaca cómo la construcción del personaje combinó recuerdos personales, metodologías actorales y la interacción con los niños del cortometraje, generando una experiencia orgánica y colaborativa.
Sobre la realización de cortometrajes en México, Charles reconoce que el principal reto es económico, aunque valora la formación y el acompañamiento recibido en el CCC. “Es difícil hacer cine en México, pero tuve la fortuna de estar muy acompañada por maestros y compañeros, lo que permitió que el proyecto avanzara de manera orgánica”, comenta.
La directora también reflexiona sobre la creciente presencia de mujeres cineastas. “Siempre ha habido cineastas mujeres; lo importante es que se les dé visibilidad. Lo que cuenta es que la película sea vista y apreciada. Estar en festivales como Morelia ya es un triunfo”, asegura.
Finalmente, Lau Charles subraya la relevancia del cortometraje como formato artístico: “Es un espacio de experimentación, libre de intereses comerciales, donde puedes contar historias complejas en poco tiempo. Consumir cortometrajes te abre ventanas a lo que se siente y piensa en distintos lugares del mundo. Es un formato valiente que merece difusión y reconocimiento”.
Por Carlos Mora
EL CORTOMETRAJE Era más grande la tierra, dirigido por Carlos A. Pineda, se estrenará en el Festival Internacional de Cine de Morelia. El realizador comparte su emoción y el proceso detrás de la producción.
“Me siento muy agradecido con el proyecto. Ha sido laborioso, pero llegar a Morelia me da mucha satisfacción, no solo por mí, sino por todo el equipo”, comenta Pineda.
El director explica que la historia surge de su curiosidad por cómo los jóvenes en México crecen con sueños similares, pero marcados por la violencia. “Tuve experiencias personales que me hicieron preguntarme cómo se desarrollan los jóvenes en estos entornos. Eso me llevó a explorar este tema desde antes de estudiar cine, incluso durante mi formación en comunicación social en la UNAM”, señala.
El apoyo del CCC fue clave en la realización: “No ponen trabas para expresarte y además me dieron la oportunidad de grabar en 35 mm, lo que fue increíble.
Ya en esta etapa de la carrera uno tiene experiencia con el rodaje y el trabajo con actores y profesores, así que todo fluyó bien”.
En cuanto al casting, Pineda buscó actores no reconocidos, con excepción de dos, para mantener la autenticidad del relato. “El actor principal viene del teatro penitenciario; su hermano estuvo en prisión por asesinato, y esa energía fue muy importante para el personaje.
Era más grande la tierra promete ser un reflejo honesto de la juventud enfrentando la violencia, con una mirada cercana y potente que refleja la visión de su director.
Adal Ramones sostiene que esta etapa representa un renacimiento profesional y ético. En su rol como conductor de La Granja VIP de TV Azteca, Ramones plantea un experimento televisivo radical: “aquí no hay trampa ni chanchullo”, dice, afirmando que los televidentes podrán constatar quién realmente trabaja y quién no lo hace bajo presión. El conductor comenta: “esto no admite
mano negra…, tú lo vas a ver 24/7 y además vas a ver quién trabaja o no trabaja. Es muy distinto a estar de baquetón en un camastro”. En este reality, los participantes, algunos nombres ya confirmados como Alfredo Adame, Jawy Méndez, Kim Shantal, Sandra Itzel, Alberto del Río, César Doroteo, Manola Díez, Kike Mayagoitia, Carolina Ross y Lis Vega, abandonan lujos para ordeñar cabras, cui-
El conductor inicia el reality show junto a Krystal Silva, con una apuesta de realismo total y un equipo de 450 personas. Al mismo tiempo, revive "Otro Rollo" en vivo con su emblemático elenco.
Por Carlos Aguillón
dar vacas, cultivar la tierra y convivir en condiciones austera. Adal asegura que estos desafíos obligarán a las celebridades a demostrar integridad, disciplina y capacidad emocional; una promesa de que la cámara no perdona siquiera el más mínimo intento de simular esfuerzo. En redes también ha bromeado diciendo que la granja está levantada en “un terreno que tiene”, con la condición de que dejen todo
listo, algo que deja entrever su involucramiento personal con el proyecto. Todos los días, los participantes tendrán trabajo, competencias y dinámicas que los llevarán al extremo, no solo en lo físico, sino en lo emocional y lo mental. Los lunes realizarán la competencia del capataz, los martes serán de nominación, los miércoles habrá asamblea, los jueves la salvación y los viernes se llevará a cabo la traición.
los granjeros, orillándolos a generar alianzas y hacer equipo entre ellos mismos, a pesar de que no todos coinciden en personalidades y mundos.
“Me resistía a conducir realities de encierro, porque no me gustan. Ya me habían ofrecido conducir La casa de los famosos en Telemundo, pero no acepté. Fue hasta que llegó esta propuesta, la cual me tardé en aceptar, porque no había visto la magnitud del proyecto, que es algo innovador que sé que va a enganchar al público. Entonces, cuando vi que era algo nuevo para la TV en México, es donde dije, de aquí soy”, resaltó el también actor.
Pero Adal no limita su ambición al rancho; simultáneamente prepara el regreso de Otro Rollo con
que reunirá al elenco original: Yordi Rosado, Roxana Castellanos, Mauricio Castillo, Gaby Platas, Lalo España y otros. Este proyecto, Adal lo define como un reencuentro, “un gran regalo que nos hacemos nosotros mismos para el corazón, y es un regalo que le queremos dar al público que nos vio en aquel momento y al que se ha ido sumando por las redes”. l conductor añade que esta versión en vivo rescata lo icónico del programa original, pero con una revisión moderna: “vamos a hacer una comedia actualizada… ninguno de nosotros ha dejado de hacer comedia”.
La gira arranca en 2026 con paradas ya confirmadas en diversas ciudades del país. Desde Monterrey, el 24 de enero en la Arena Mobil, hasta plazas más pequeñas, el show se compactará para que cada público
proyecto nació en plena pandemia, cuando el elenco empezó a soñar con un regreso: “en la pandemia comenzamos a decir: cómo es la posibilidad de hacer una gira de show y comedia, no el programa de televisión… este es un gran regalo que nos hacemos nosotros mismos para el corazón”.
La dualidad entre La Granja VIP y Enrollados evidencia el deseo de Adal de reconectar con audiencias que lo vieron crecer y al mismo tiempo desafiarse a sí mismo en terrenos nuevos. En la granja, reclama autenticidad sin artificios; sobre el escenario revive memorias colectivas con un espectáculo saludable, libre de pretensiones televisivas. El presente lo encuentra con el sombrero de capataz en el campo y el micrófono listo bajo un reflector: el viejo Adal Ramones renace, con todo.
Sonia Couoh está viviendo un momento de intensa actividad artística, pero su entusiasmo se centra en su participación en Las muertas, la primera serie de Luis Estrada basada en la novela homónima de Jorge Ibargüengoitia. La historia sigue a las hermanas Arcángela y Serafina Baladro, quienes construyeron un imperio de burdeles en el México de los años 60 y se consolidaron como las asesinas seriales más temidas del país. La serie, con seis episodios, mezcla sátira, grotesco y un humor muy mexicano para retratar una realidad tan desmesurada que solo podía contarse a través de la mirada crítica y aguda de Estrada.
Filmada en Estudios Churubusco y locaciones de Veracruz, San Luis Potosí y Guanajuato, Las muertas cuenta con un elenco estelar.
Para Couoh, formar parte de esta serie fue un privilegio y un reto artístico: “Trabajar con Luis Estrada siempre es una delicia. Tiene una visión muy clara, piensa en el gran público, pero también
nos invita a reflexionar sobre la sociedad, la política y nuestra cultura. Que estas historias lleguen a tanta gente es un fenómeno impresionante”.
La actriz recuerda cómo llegó al proyecto: “Hice el casting como cualquier otro actor, pero ser seleccionada para Las muertas fue una verdadera fortuna. Luis Estrada me da la oportunidad de explorar personajes complejos, y en este caso, participar en una producción de tal magnitud, con un diseño de arte tan minucioso y detallado, fue una experiencia inolvidable”. Couoh destaca especialmente el trabajo del equipo de arte y producción: “Salvador Parra y su equipo crearon sets que son aut é nticos universos. Casas, burdeles, calles de los a ñ os 60: cada espacio nos transporta directamente a esa é poca.
Como actriz, te obliga a habitar tu personaje desde el primer instante, porque todo el entorno y la atmósfera están construidos para contar la historia de manera intensa y veros í mil”.
La serie no solo destaca por su riqueza visual, sino también por su profundidad narrativa. Couoh reflexiona sobre el valor cultural de la obra: “Ibargüengoitia siempre tuvo un humor muy mexicano, que es crítico pero también divertido. Esta serie logra mostrar la violencia, la ambición y la complejidad de los personajes sin moralismos, con un humor ácido que hace que la historia sea memorable. Es un espejo de nuestra historia y de nuestras dinámicas sociales, familiares y culturales”.
El trabajo de Couoh se complementa con la interacción con un elenco talentoso y experimentado: “Es un placer trabajar con actores como Paulina Gaitán, Arcelia Ramírez o Joaquín Cosío. Cada uno aporta algo único, y eso enriquece la narrativa de la serie. Luis Estrada logra coordinar un equipo enorme y diverso de manera que todos podamos contribuir al mismo objetivo: contar esta historia de la manera más fiel y potente posible”.
La actriz también resalta la importancia de que historias como Las muertas puedan llegar a un público internacional: “Es un orgullo mostrar el talento mexicano al mundo. Nuestra literatura, nuestros escritores, nuestra historia y nuestra idiosincrasia tienen un valor enorme, y esta serie permite que el mundo lo conozca. Si alguien ve Las muertas y se lleva entretenimiento, reflexión o conocimiento de nuestra historia, significa que estamos haciendo bien nuestro trabajo”.
Finalmente, Couoh enfatiza la relevancia de la serie dentro del panorama del cine y la televisión mexicana: “Proyectos de esta calidad, con un diseño de producción impecable y un equipo comprometido, son pocos. Que podamos contar historias de México con esta escala
y nivel creativo es un logro enorme. La serie no solo entretiene, también educa y genera reflexión. Eso es lo que hace que Las muertas sea una producción que trasciende”.
Con Las muertas, Sonia Couoh se consolida como una actriz que no solo participa en historias de gran calidad, sino que también contribuye a proyectar la cultura y la narrativa mexicana al mundo, mostrando la riqueza de nuestro talento y la profundidad de nuestras historias.
Convertirse en la hija de un personaje tan icónico como Rosario Tijeras no era tarea sencilla, pero Samantha Acuña asumió el reto con entrega total. En la cuarta temporada de la exitosa serie, que se encuentra ya disponible en Netflix y emitiéndose en TV Azteca, interpreta a Rubí, una joven marcada por la violencia y las decisiones del pasado, papel que definió como “una escuela gigantesca”.
“Nunca había hecho televisión de esta magnitud, y fue una experiencia que me exigió estar completamente presente. Todo se graba tan rápido que tienes que conectar de inmediato con el personaje. Antes de grabar, hice un trabajo de mesa muy profundo para construir la historia de Rubí, su vida antes de lo que el público ve”, comparte la actriz.
Acuña trabajó de la mano de Bárbara de Regil, protagonista de la serie, a quien define como “una guía generosa y cómplice”. “Bárbara tuvo desde el principio la apertura de hablarme, explicarme su visión de Rosario y de cómo quería que fuera Rubí. Me ayudó muchísimo a sentirme en una zona segura y a crear un personaje que la gente esperaba con muchas expectativas”, recuerda.
Sobre el impacto de su papel, reconoce entre risas que incluso en casa provocó emociones encontradas: “Mi mamá me hablaba y me decía: ‘ya no quiero ver, estoy harta de Rubí’, y yo le decía: ‘¡ya sé!’ Pero eso también significa que la gente se involucra con el personaje, y eso es lo más bonito”.
Mientras la cuarta temporada continúa su recorrido internacional, Samantha Acuña ya graba la quinta entrega, de la cual adelanta que “viene revolucionada de acción”.
La actriz encarna a Rubí, la hija de "Rosario Tijeras", en la cuarta temporada de la serie; comparte su proceso para construir al personaje y adelanta que la quinta entrega traerá más acción y evolución.
“Algo que los fans querían era más adrenalina, y esta temporada lo cumple. Van a ver a otra Rubí, una que sigue evolucionando, que sigue creciendo y transformándose. Estoy emocionada porque la gente la va a disfrutar mucho”, afirma, aunque aclara que aún no hay fecha de estreno definida.
El rodaje, cuenta, ha sido intenso: “Llevamos alrededor de tres meses y estoy completamente enfocada. Este proyecto requiere toda mi energía; quiero hacerlo bien y que el público siga disfrutando de Rosario Tijeras con la misma pasión de siempre”.
Más allá de la televisión, la actriz diversifica su carrera con proyectos cinematográficos. “Se va a estrenar una película que me emociona mucho, Game Over, de Carlos Marín, una ópera prima de terror. Nunca había hecho algo en este género y me abrió una puerta que me encantó. Fue una gozadera grabarla”, revela. También protagoniza Kokoro, cinta independiente dirigida por Mao Medina, que llegará a un festival en Los Ángeles este octubre. “Kokoro significa corazón, y fue una película que hicimos con muchísimo amor. Tardamos casi tres años en completarla, así que verla comenzar su recorrido festivalero es una alegría enorme”, comenta.
Aunque muchos la conocieron como Alex en Control Z, donde participó en las tres temporadas, Samantha confiesa que su camino no comenzó en un set. “Yo estudié gastronomía, jamás imaginé dedicarme a la actuación. Empecé haciendo comerciales, y ahí descubrí que esto me apasionaba. Con el tiempo, encontré a mi mánager, me metí a cursos y terminé quedándome en Control Z. Ahí empezó todo”, concluye.
En entrevista con la Revista Cameo, el actor habla sobre su regreso a la televisión con Chad Powers, la comedia donde un quarterback en caída busca redención a través de un extravagante disfraz.
Por Alejandra Lomelí
No ha pasado mucho tiempo desde que vimos a Glen Powell recurrir a prótesis y maquillaje para transformarse en otros personajes.
Primero lo hizo en el
filme Hit Man (Cómplices del engaño), y ahora lo vuelve a hacer en la serie Chad Powers, con la que regresa a la televisión tras diez años de ausencia.
La historia se desarrolla en el competitivo mundo del deporte, donde la victoria o la derrota marcan el destino de los atletas.
“Siempre me encantó la idea de que la máscara te enseña algo”, expresó Powell, reflexionando sobre cómo cambiar mediante lo que calificó como un proceso artesanal puede conducir a la empatía, el crecimiento personal y el respeto.
Basada en un sketch del programa de ESPN Eli’s Places, creado por el exjugador de fútbol americano Eli Manning, donde él usaba prostéticos y peluca para infiltrarse en las pruebas anuales de fútbol
americano de Penn State (inspirado a su vez en Peyton’s Places, desarrollado por su hermano Peyton Manning), Chad Powers sigue la historia de Russ Holliday (Powell), un quarterback universitario caído en desgracia. Ocho años después de un incidente viral que arruinó su prometedora carrera, Russ intenta revivir su sueño disfrazándose como Chad Powe rs, un talentoso pero excéntrico jugador que se une a los Catfish de Georgia, un equipo en plena mala racha.
“Al descifrar a este personaje, analizábamos cómo funciona la cultura de la cancelación. A menudo ocurre que un evento te define —o las personas te lo imponen— hasta que se convierte en parte de tu identidad. Lo divertido de Russ Holliday es que, en el escenario más grande del mundo, tuvo una crisis y se desplomó. Eso no representaba quién quería ser, y sin embargo, es como todos lo recuerdan. En lugar de asumir su responsabilidad durante esos ocho años, toma otra ruta inmadura para revivir sus días de gloria y se convierte en una
especie de señora Doubtfire (papel que hizo el actor Robin Williams)”, explicó el actor, que además funge como coguionista, cocreador junto a Michael Waldron, y productor ejecutivo del programa.
La serie también aborda la idea de las segundas oportunidades, construyendo una historia sobre la transformación interna que experimenta Russ al convertirse en Chad —un chico totalmente opuesto al atractivo Russ— y cómo, a través de su alter ego, encuentra un camino hacia la redención.
“En este mundo está arraigada la idea de la redención; es una emoción muy universal. Es difícil mirar atrás e imaginar que nuestros mejores días quedaron atrás. Nadie tiene una vida perfecta, todos cometemos errores, y muchos quisiéramos corregirlos. Lo que me encanta de este concepto es que trata de un tipo que, en vez de decir ‘lo siento’ a sí mismo y al mundo, decide inventarse una nueva cara, una nueva identidad, y hacerlo bien en esa segunda oportunidad”.
Para introducir a un personaje tan excéntrico dentro de una historia de resonancia actual.
“Lo más importante fue fundamentarlo en un mundo real. Asegurarnos de que los equipos contra los que jugábamos fueran reales: los jerseys, los uniformes, los estadios… nunca escatimamos
en esfuerzos para que, sin importar lo alocado del punto de partida, el mundo y las actuaciones se sintieran auténticos”, explicó el actor, quien junto con Waldron desarrolló el proyecto desde una perspectiva cinematográfica y creíble.
Ese realismo también se extendió al trabajo con las prótesis faciales. Para Powell era esencial mostrar el proceso detrás de la transformación y rendir homenaje a los artistas del maquillaje y los efectos especiales de Hollywood.
“Cuando ves una película como Mrs. Doubtfire, parece que la máscara es una sola pieza, pero no funciona así: hay muchas partes que se superponen. Estoy muy orgulloso del episodio en el que las piezas se despegan, porque realmente puedes apreciar el proceso".
Más que retomar géneros, Glen Powell dice sentirse atraído por historias sobre la transformación de sus protagonistas. “Chad Powers representa algo que me gustaría ver ahora mismo. No queríamos casarnos con un género o con sus clichés: hay comedia, drama, romance, emoción y la presión de sostener una gran mentira en el centro de todo. No he visto algo así ni en televisión ni en cine, así que decidimos crearlo Michael Waldron y yo.”
Producida por los hermanos Eli y Peyton Manning, la serie consta de seis episodios.
Grace Van Patten habla sobre la importancia de recuperar tu propia historia en "Amanda Knox: Una historia retorcida", que narra la lucha de Amanda por la verdad tras ser condenada injustamente y enfrentar el acoso mediático.
Por Alejandra Lomelí
“Espero tener la oportunidad de interpretar más personajes como Amanda Knox a lo largo de mi carrera”, confiesa Grace Van Patten en entrevista exclusiva para la Revista Cameo.
Amanda Knox: Una historia retorcida narra la historia de la joven que, en 2007, fue condenada injustamente por el asesinato de su compañera de piso, Meredith Kercher, mientras estudiaban en Italia.
A casi 20 a ñ os de los hechos, Amanda Knox retoma su historia para contarla desde su propia perspectiva, algo que en su momento le fue arrebatado por los medios de comunicación, que construyeron una narrativa sensacionalista y sexista.
judicial, el acoso mediático, el escarnio público e incluso las barreras del idioma.
Esto se sumó a un proceso judicial irregular, que incluyó la contaminación de la escena del crimen y culminó en un veredicto de culpabilidad. El show, que cuenta con la producción ejecutiva de Amanda Knox y su esposo Chris Robinson, así como de Monica Lewinsky —quien también enfrentó un juicio público y mediático en su juventud—, busca reivindicar a Amanda al exponer los sesgos del sistema
“Siempre ha habido y siempre habrá opiniones muy polarizadas sobre Amanda y sobre este caso, pero nuestro objetivo era exponer los hechos y, con suerte, la gente entienda a Amanda como un ser humano y como una joven que pasa por esta situación”, expresó Van Patten.
Amanda Knox: Una historia retorcida se inspira en los 16 años durante los cuales Amanda luchó por recuperar su libertad y ser exonerada de los cargos mientras permanecía en prisión en Perugia, Italia.
Durante ese tiempo, aprendió italiano con fluidez y vivió una profunda transformación emocional. Van Patten espera que quienes vean la producción puedan replantearse su percepción sobre la historia:
“Ojalá que, para el final de la serie, la gente pueda formarse una opinión basada en estos hechos, en contraposición al sesgo que se impuso en aquel momento. Esa es nuestra meta”.
Creada y producida por K.J. Steinberg, la miniserie se suma al boom de producciones basadas en crímenes reales que dominan las plataformas de streaming.
Sin embargo, a diferencia de otras, la serie se enfoca en la figura del falso culpable en la era digital, mostrando cómo la manipulación mediática y los
errores judiciales pueden afectar profundamente la vida de una persona.
“Creo que es muy importante porque Amanda nunca tuvo la oportunidad de contar su propia historia. Ser parte de estas narrativas ya conocidas me hace sentir muy agradecida de poder contribuir al esfuerzo de alguien que pudo recuperar su historia”, comentó Grace Van Patten sobre la relevancia de la historia de Amanda Knox en el auge actual del género true crime.
Tras protagonizar la serie Tell Me Lies y con créditos en películas como Los Meyerowitz, El misterio de Silver Lake y Nine Perfect Strangers, Van Patten considera que interpretar a Amanda Knox ha sido una oportunidad única:
AMANDA KNOX: UNA HISTORIA RETORCIDA Dónde ver: Disney
“Como actriz, es un sueño interpretar un personaje con profundidad y capas emocionales. En este caso, pude interpretar a una persona real, lo cual fue nuevo para mí y extremadamente satisfactorio, porque pude conversar con ella y no tuve que imaginarme al personaje; estaba allí para mí. Solo tenía que interpretarla y retratarla lo más auténticamente posible. Espero interpretar más personajes como este a lo largo de mi carrera”, declaró emocionada.
Los ocho episodios de Amanda Knox: Una historia retorcida ya están disponibles. La miniserie también cuenta con las actuaciones de Sharon Horgan, John Hoogenakker, Francesco Acquaroli, Giuseppe De Domenico y Roberta Mattei.
La actriz, hija de los también artistas Mariana Garza y Pablo Perroni, se prepara para el estreno de Papás x Siempre, segunda temporada de la telenovela Papás por conveniencia, producida por Rosy Ocampo, donde interpreta a Chofis Chamorro, un personaje que ha evolucionado con ella.
“Ha sido todo un privilegio crecer junto con Chofis. Creo que ha sido uno de los retos actorales más grandes porque me toca interpretar a una chica de 19 años cuando yo tengo 17. Es un personaje que pasó por experiencias fuertes y ahora busca ayudar a otros a no repetirlas”, explica María con entusiasmo.
En esta nueva entrega, la historia da un salto temporal de cinco años. Chofis deja atrás la adolescencia para convertirse en una joven universitaria comprometida con el cambio social.
“Desde la temporada pasada se vio que le gustaban los servicios sociales, ayudar para que otros no pasen lo mismo que ella vivió: abuso de poder, desinformación, y situaciones difíciles. Ahora su misión es transformar esas experiencias en empatía y acción”, comparte la actriz.
Más allá de la ficción, Papás x Siempre continúa la alianza entre TelevisaUnivision y organizaciones como Population Media Center (PMC) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), con el fin de generar conciencia sobre temas como la prevención del embarazo adolescente, las infecciones de transmisión sexual
La intérprete regresa en la telenovela "Papás x Siempre" en un papel más maduro y con un mensaje social profundo; a sus 17 años, suma una década de carrera que ha moldeado su disciplina y sensibilidad artística.
Por Carlos Aguillón
y la violencia de género. “Es un proyecto con mucha responsabilidad, no solo por lo actoral, sino por el mensaje que lleva. Estamos hablando de temas que importan y que deben conversarse en familia”, dice María.
La joven intérprete reconoce la guía de la productora, con quien ha trabajado en otros proyectos. “Rosy siempre busca que sus historias eduquen y aporten. Coincido totalmente con su visión de que la televisión puede ser una herramienta poderosa para cambiar mentalidades”, afirma.
Aunque su nombre se ha consolidado en la pantalla chica, María tiene una sólida trayectoria en teatro musical. “Llevo diez años dedicándome profesionalmente a la actuación. Empecé en Anita, la huerfanita, luego Billy Elliot, Los funerales y después llegaron las telenovelas como Vencer el pasado. En 2021 tuve mi primer papel en televisión y desde entonces no he parado”, recuerda. Hija de artistas, María ha aprendido el valor del esfuerzo. “Mis papás siempre me han apoyado y me enseñaron a hacer las cosas con todo el corazón. Me dicen que observe a mi alrededor, que de todo se aprende y que la sensibilidad no es una debilidad, sino una fortaleza”, comparte. Sobre el legado familiar, añade con orgullo: “Verlos trabajar en el Teatro Milán y Lucerna, y cómo impulsan la comunidad teatral, me inspira muchísimo. Ellos me enseñaron que este arte también es colaboración, empatía y compromiso”, concluyó.
FESTEJA 50 AÑOS DE TRAYECTORIA TEATRAL
Celebrar cincuenta años de carrera es, en el caso de Arturo Ríos, mucho más que soplar las velas de un aniversario. Es mirar atrás con lucidez y humor, sin nostalgia pero con gratitud, para reconocer en el teatro no solo una profesión, sino un refugio, un oficio que lo sostuvo durante medio siglo y que, todavía hoy, sigue dándole razones para estar vivo.
En el Teatro El Granero Xavier Rojas, del Centro Cultural del Bosque, el actor presenta la tercera temporada de El final, de Samuel Beckett, dirigida por Ana Graham y traducida por Antonio Vega. Un monólogo que, por su densidad y su desolado sentido del humor, parece el espejo perfecto para esta etapa de su vida.
“Nunca me imaginé que iba a estar festejando 50 años de trayectoria artística”, dice entre risas, todavía sorprendido. “Me la he pasado muy bien. Los proyectos que he hecho, en su mayoría, han sido cosas que he elegido con libertad. Y eso, en este medio, es un privilegio. El teatro me ha dado todo: mi trabajo, mis amigos, mis amores, mi casa... absolutamente todo”.
LA VIDA ANTES DEL TEATRO
Ríos recuerda su llegada al escenario como un acontecimiento fundacional. “Antes de empezar, yo estaba perdido, sin saber quién era ni qué quería. A los 17 años, cuando me jaló el teatro, encontré un propósito. El teatro me cambió por completo la vida: me dio identidad, sentido y comunidad. A partir de entonces supe quién era y para qué estaba aquí”.
Ese encuentro inicial se convirtió en una forma de vida. “Desde entonces, mi cuerpo, mi tiempo, mi pensamiento y mis emociones pertenecen al teatro. Todo lo que soy proviene de ahí”. No es una declaración poética, sino casi biológica: para Ríos, el teatro no se actúa, se habita.
A lo largo de estas cinco décadas ha trabajado con directores y dramaturgos fundamentales de la escena mexicana, ha participado en telenovelas, cine, series, y en incontables montajes. Pero, como él mismo dice, “el teatro es donde uno realmente se prueba”.
“El teatro es el laboratorio donde uno se conoce y se confronta con lo que teme. Ah í no hay cortes, ni maqui -
EL FINAL DÓNDE:
Hasta el 9 de noviembre de 2025.
El histrión celebra 50 años de trayectoria con "El final", de Samuel Beckett. En entrevisa con la Revista Cameo, el actor reflexiona sobre el paso del tiempo y la vigencia del arte escénico.
llaje que te salve, ni edición que te favorezca. Estás tú y el público, respirando al mismo tiempo. Esa cercan í a, esa verdad, es lo que más me gusta y lo que más miedo me da”, explica.
BECKETT Y LA IRONÍA DEL FIN
En El final, Ríos interpreta a un hombre viejo que, tras ser expulsado de su refugio, deambula por las calles de Dublín en un mundo que parece haber olvidado la compasión. El texto —uno de los menos representados de Beckett— tiene la precisión de una partitura y la ferocidad de un testamento.
“Beckett escribe desde el borde. En sus obras, los personajes están siempre al límite: f ísica, emocional o existencialmente. Pero lo que me encanta de él es que siempre hay humor. Un humor negro, sarcástico, pero humano. Te ríes de la tragedia, y eso te salva. Beckett no se burla de la miseria, la ilumina”, comenta.
Hablar sobre el monólogo es hablar de miedo, pero también de deseo. “Uno de los grandes retos es estar solo. No tienes compañeros, ni réplicas, ni pausas para respirar. Cada función es como saltar al vacío. Antes de cada ensayo me daban ganas de ir al baño, como niño que va a ser inyectado y busca cualquier pretexto para escaparse”, dice con humor.
Con el tiempo, sin embargo, el miedo se convierte en motor. “Una vez que empieza la función, ya no hay vuelta atrás. El cuerpo entra en trance. Es una mezcla de concentración, cansancio y gozo. Te vacías por completo, y cuando termina, quedas exhausto pero feliz”.
LA VEJEZ, LA VISIBILIDAD Y LA REINVENCIÓN
El texto de Beckett habla, en el fondo, del abandono: de un hombre viejo arrojado al mundo por una sociedad que ya no tiene lugar para él. Y Ríos, sin proponérselo, conecta con esa mirada desde su propia experiencia.
“En esta obra hay algo que me toca profundamente. Habla de un hombre viejo, desamparado, que tiene que sobrevivir los últimos días de su vida. Es cruel, pero real”. “Pero tampoco se trata de victimizarse. Todos, de alguna manera, enfrentamos esa rueda de la fortuna. A veces estás arriba, otras abajo. Lo importante es moverse, adaptarse, no quedarse quieto. Cuando me he sentido fuera, he buscado otras rutas. Me he inventado mis propios proyectos, mis obras, mis colaboraciones. El teatro independiente es eso: resistir”.
Durante la pandemia, esa incertidumbre se volvió tangible. “Hubo momentos dif íciles. No había trabajo, no había público. Y uno se pregunta: ‘¿y ahora qué?’. A mis setenta y tantos, tuve que volver a empezar. Y eso, lejos de deprimirme, me dio energía. Me recordó que sigo vivo”.
Ese mismo impulso lo llevó recientemente a recibir el reconocimiento como actor emérito de la Compañía Nacional de Teatro, un homenaje de sus propios compañeros que lo conmovió profundamente. A sus más de siete décadas, no piensa en el retiro. “No me veo fuera del teatro. Si un día ya no puedo actuar, dirigiré o leeré
Pero mientras pueda subirme a un escenario, lo haré. El teatro no te deja en paz. Te necesita y lo necesitas”.
Alejandro Speitzer protagoniza y produce "Cruise: Mi última noche en la tierra", un monólogo sobre la vida de un joven con VIH en los años ochenta, que combina música, emoción y reflexión sobre resiliencia y valentía. Texto y fotos Carlos Mora
Alejandro Speitzer se prepara para regresar al teatro con Cruise: Mi última noche en la tierra, un monólogo que narra la vida de un joven con VIH en la tumultuosa década de los ochenta.
La obra, éxito teatral en Inglaterra y reconocida como el primer espectáculo post pandemia, llegará próximamente a México, producida por Sergio Gabriel, Óscar Uriel y el propio Speitzer y bajo la dirección de Alonso Íñiguez.
En esta ocasión, Alejandro no solo actúa, sino que también participa como productor.
Además de actuar, también eres productor.
¿Qué implica para ti asumir ese rol?
Alejandro Speitzer: S í , estoy en todo, (risas).
Estar en la producción me hace más consciente y perfeccionista. Quiero que todo salga bien, que cada detalle est é cuidado.
Para m í , producir es tambi é n garantizar que la historia se cuente de la manera más honesta posible. Eso me emociona y me desaf í a al mismo tiempo.
¿Cómo vives internamente el proceso de preparar un proyecto tan intenso?
Speitzer: La verdad… ansioso. Pero tomo todo con mucha responsabilidad, y eso a veces me afecta personalmente. Este proyecto es una manera de canalizar toda mi creatividad y mi energ í a.
Siento que, si no lo hago, no s é qui é n ser í a ni cómo ser í a. Tiene que ver con madurar como int é rprete y creativo. Llevo tiempo produciendo y trabajando en cine, y quiero involucrarme en historias que realmente me importan.
La obra aborda la crisis del VIH en los años ochenta. ¿Por qué es importante contar esta historia hoy?
Speitzer: Es fundamental que las nuevas generaciones comprendan lo que pasó. Cruise habla de personajes valientes, resilientes, que siguieron adelante pese al dolor y la represión. No hay que olvidar que para muchos hombres homosexuales en esa época, el VIH era una marca de “defecto de por vida”, como dice un libro que me recomendó Alonso. Estas historias no llegan solas; hay que buscarlas, y contarlas es nuestra responsabilidad.
Esta obra también llega justo cuando cumples 25 años de carrera. ¿Qué significa para ti?
Speitzer: Ha pasado muy rápido. Creo que esa es una buena señal cuando disfrutas lo que haces. Entender el privilegio de hacer lo que me apasiona, sobre todo en un país donde nos faltan tantas oportunidades, me hace sentir muy agradecido. Miro hacia atrás y me siento orgulloso de todo el esfuerzo y la dedicación que he puesto para seguir. Esto es una carrera de fondo; muchos deseamos ciertos lugares, pero mantenernos ahí requiere sacrificios.
Interpretar un monólogo con tantos personajes, ¿qué representa para ti?
Speitzer: Es un mundo completamente diferente. Trabajar diferentes personajes implica cortar la energía de uno y entrar en la del otro, mantener un ritmo y una coherencia. Hay mucho por explorar. Cada ensayo me enseña algo nuevo y eso me emociona. Me permite descubrir posibilidades que nunca había experimentado, incluso en teatro.
¿Qué ha sido lo más desafiante de asumir también el rol de productor?
Speitzer: Ser productor significa tomar decisiones, tener ojo para reunir a las piezas correctas y confiar en el equipo. No se trata de controlar todo, sino de guiar y acompañar. Saber quiénes son nuestros aliados, cómo cada persona aporta al proyecto… eso es un reto y, al mismo tiempo, un aprendizaje constante. Cuando tienes un buen equipo, todo fluye, pero hay que estar presente y comprometido.
¿Cómo te sientes al regresar al escenario teatral en México, frente al público?
CRUISE
DÓNDE:
Teatro Milán Viernes, sábado y domingo. A partir del 28 de octubre
Speitzer: Estoy temblando, sí, pero quiero compartirlo. Es importante que los jóvenes actores sepan que incluso alguien con experiencia siente miedo. Navegar ese miedo es un acto de valentía. Además, el teatro tiene un poder sanador: no solo cuenta historias, también nos permite confrontar emociones, sanar y crecer como personas. Estar tan cerca del público, sentir sus reacciones en tiempo real, es algo que no se experimenta frente a una cámara.
¿Qué mensaje esperas que los espectadores se lleven de la obra?
Speitzer: Que estas historias de amor, resiliencia, amistad y valentía sigan vivas. La obra es divertida, musical, sensual, pero también conmovedora. Es un homenaje a quienes enfrentaron discriminación y un recordatorio de que todos debemos valorar la dignidad, la valentía y el amor. Quiero que el público entienda que estas vidas existieron y que nos enseñan algo que todavía nos impacta hoy.
¿Qué significa Cruise para ti como intérprete y ser humano?
Speitzer: Para mí, representa un camino de maduración. Hablar del VIH podría parecer lejano, pero no lo es; no hace tanto que pasó. Esta obra me conecta con la comunidad, con la mú-
sica, con la amistad, con la necesidad de encontrarnos un espacio seguro y de sentir que pertenecemos. Es un recordatorio de lo que somos capaces de superar, de cómo celebramos la vida pese a todo.
Con humor, música y emoción, Cruise: Mi última noche en la tierra se perfila como una experiencia que conecta pasado y presente, celebrando la fuerza de quienes enfrentaron la discriminación y destacando la importancia de la comunidad, el amor y la resiliencia. Alejandro Speitzer demuestra, con este proyecto, su compromiso artístico y social, así como su deseo de contar historias que importan y conmueven.
Alejandra Ambrosi vuelve al Foro Shakespeare con Hilos, el monólogo que ha transformado su carrera y su forma de mirar el arte. La actriz, conocida por su trayectoria en televisión, teatro y cine, celebra la tercera temporada de una obra que ha conmovido a cientos de espectadores por su fuerza emocional y su mensaje de reflexión sobre la violencia normalizada.
“Decidí producir y dirigir porque quería elegir lo que quiero decir, tener voz y voto desde el arte”, afirma Ambrosi, quien encontró en este texto de la dramaturga inglesa Abi Zakarian una historia que dialoga con la desigualdad, los patrones heredados y la necesidad de sanar a travé s del reconocimiento.
La artista escénica estrena la tercera temporada de "Hilos", obra que combina arte y activismo contra la violencia; con este proyecto se consolida también como directora y productora teatral.
Por Carlos Aguillón
Hilos cuenta la historia de Emma, una mujer que tras un evento doloroso se enfrenta a sí misma, rodeada de cajas y recuerdos, para desatar los nudos de su pasado. “Es una metáfora de cómo muchas veces callamos, no validamos nuestras emociones y repetimos conductas aprendidas. La violencia, más que un acto individual, está en el tejido social”, explica la actriz.
Desde su estreno, la obra ha sido recibida con ovaciones. Ambrosi ha llevado Hilos a Monterrey, Guadalajara y Saltillo, donde las funciones provocaron reacciones profundas del público. “Una mujer se me acercó llorando y me dijo: ‘No sabía que había vivido violencia hasta que vi tu obra’. Así de normalizada la tenemos”, comparte conmovida.
Producir, dirigir y actuar al mismo tiempo fue un reto que la llevó a nuevos aprendizajes:
“Nunca había sido la capitana del barco. Aprendí a levantar proyectos, hacer presupuestos, conseguir financiamiento y organizar giras. Fue una escuelita que me enseñó a confiar en mí misma”.
Ambrosi reconoce que levantar un proyecto independiente es un acto de fe y de resistencia. “En nuestra industria hay momentos en que no hay trabajo, y muchos actores están aprendiendo a crear sus propias oportunidades. Si no te dan papeles, créalos tú. Toca puertas o constrúyelas. Eso es lo que me ha enseñado Hilos”, sostiene.
La actriz también celebra su incorporación a la puesta Los monólogos de la vagina, donde comparte escenario con destacadas intérpretes. “Fue curioso porque Hilos me llevó ahí Morris vio la obra, le encantó, y me invitó. Después, Eve Ensler —la autora de Monólogos— me
conoció en un foro de mujeres y también quiso que me sumara. Es otro tipo de historia, con humor, pero sigue tocando el mismo tema: qué significa ser mujer en un mundo que tantas veces busca silenciarnos”.
Con esta tercera temporada, Ambrosi planea cerrar un ciclo: “La estoy anunciando como la última, aunque no me niego a volver. Quiero concentrar mi energía en nuevos proyectos, pero siento que este es un cierre necesario”.
Como en las temporadas anteriores, cada función contará con invitadas especiales, entre ellas Denise Dresser, Olimpia Coral Melo y otras voces femeninas que promueven la conciencia social. “Me gusta compartir el escenario con mujeres que levantan la voz desde sus trincheras. Hilos no es solo una obra, es un acto de encuentro y de empatía”, concluyó.
HILOS
DÓNDE: Foro Shakespeare
HORARIO: Todos los lunes a las 20:30 p.m Del 20 de octubre al 1 de diciembre.
En entrevista con la Revista Cameo, José Uriel García Solís presenta "Después de Peter", obra de Marcelo Treviño que explora el amor y la memoria en tiempos del VIH, ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Joven 2024.
Por Carlos Mora
Peter y David son dos nombres que, más allá de ser personajes, encarnan la voz silenciada de una generación entera que enfrentó la indiferencia social, el estigma y la muerte durante la crisis del VIH en los años ochenta. Este años, sus historias cobran nueva vida en Después de Peter, la obra escrita por Marcelo Treviño y dirigida por José Uriel García Solís, ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia
Joven Gerardo Mancebo del Castillo Trejo 2024. El montaje, protagonizado por Antonio Saavedra y Gerardo Gallardo.
La pieza, inspirada en la vida y obra de los artistas y activistas David Wojnarowicz y Peter Hujar, se adentra en los límites entre la memoria y el olvido, entre el arte y la enfermedad, entre el amor y la pérdida. Su estreno coincide con el 25 aniversario luctuoso de Gerardo Mancebo del Castillo Trejo, uno
de los dramaturgos más influyentes de su generación y cuyo nombre da identidad al premio que reconoce a nuevas voces de la escena nacional.
Para el director José Uriel García Solís, este estreno marca el inicio de una nueva etapa creativa y también de escucha: “Nos sentimos muy contentos. Ahora viene una fase igual de importante: observar cómo el público percibe la obra. Esa retroalimentación es esencial. Mis procesos funcionan así: una vez que veo la respuesta de la audiencia, ajusto, afino, reacomodo. El teatro no termina en el estreno, comienza con el público.”
El montaje reúne por primera vez a García Solís con los actores Antonio Saavedra y Gerardo Gallardo, en un proceso que, según cuenta, ha sido profundamente colaborativo y humano:
“Ha sido una experiencia enriquecedora. Cada uno viene de una formación distinta, y eso ha permitido un diálogo
muy interesante. Los tres somos parte de la comunidad LGBTQ+, y nuestras vivencias han aportado capas de sensibilidad al texto. Creo que esa diversidad de miradas le da a la puesta una profundidad emocional que se siente en escena.”
El texto de Treviño, originario de Monterrey, combina lenguaje poé tico y fragmentario, creando una estructura donde los recuerdos, las imágenes y los silencios se convierten en materia teatral. Para García Solís, dirigir esta obra no sólo fue un reto esté tico, sino también un ejercicio de memoria colectiva:
“Me siento honrado de llevar al escenario un texto que ganó este premio tan importante. Es una gran responsabilidad hacerlo con dignidad y coherencia con lo que el dramaturgo propone. Además, conocer a Marcelo ha sido una experiencia valiosa; su escritura es sensible, honesta y profundamente política.”
DESPUÉS DE PETER
DÓNDE: Foro La Gruta
Miércoles y jueves
Después de Peter no se limita a evocar una época. Su propuesta invita a repensar el presente desde las huellas del pasado. En palabras del director:
“Hablar del VIH en 2025 sigue siendo necesario. Nos permite reconocer lo que hemos avanzado, pero también lo que falta. Recordar cómo se enfrentaron aquellos años de estigma y desatención médica nos obliga a no repetir los mismos errores. El teatro tiene esa
capacidad de hacernos conscientes, de invitar a la reflexión y a la empatía.”
El director define la obra como una experiencia de duelo y transformación: un hombre que, tras la pérdida de su pareja, se enfrenta a su propia memoria, reconstruyendo fragmentos de su vida y su amor a travé s de imágenes y recuerdos. “Es un rompecabezas emocional —dice— donde cada pieza se une para dar forma a algo más grande: la posi-
bilidad de sanar.”
Con una esté tica íntima, actuaciones contenidas y una dramaturgia que apuesta por la sutileza, Despué s de Peter se consolida como una de las propuestas escénicas más sensibles del año. “Busco que la puesta abone a causas mayores —afirma García Solís—, a aquellas que tienen que ver con la dignidad humana y con la necesidad de reconocernos unos a otros, más allá del miedo o los prejuicios.”
Fotos y texto Carlos Mora
TRAS más de un año en cartelera y 350 funciones, Mon Laferte concluyó su participación en el musical Cabaret, donde interpretó a Sally Bowles, personaje emblemático del teatro musical.
La cantante chilena se despidió del escenario con un mensaje lleno de emoción: “Mi corazón está confundido, estoy triste porque se acabó Cabaret, pero estoy feliz de la hermosa experiencia.”
La última función se llevó a cabo en el Teatro de los Insurgentes y contó con un público que ovacionó a la artista de pie. Como gesto de agradecimiento, Laferte regaló una pintura de su autoría inspirada en la obra, la cual simboliza el vínculo emocional que estableció con el proyecto y su elenco.
La participación de la cantante representó su debut en el teatro musical y una expansión de su trayectoria artística, en la que ha
explorado con igual pasión la música y las artes visuales.
“Sally me enseñó a no tener miedo a mostrarme frágil. A veces el escenario es un espejo que te devuelve lo que eres y lo que temes", comentó.
LA OBRA F**cking Men llega al escenario para romper estereotipos y recordarnos que, al final, el amor es amor y punto. A través de su narrativa ágil y provocadora, la puesta en escena aborda con honestidad las complejidades del deseo, la identidad y las relaciones afectivas, sin caer en moralismos ni clichés. Es una historia que cuestiona las normas sociales que intentan definir cómo y a quién se debe amar, celebrando en cambio la libertad de sentir y conectar con
otros. En escena, Pablo Perroni, David Montalvo y Mariano Aguirre se multiplican en una serie de personajes que van del humor más desbordante a la tensión erótica y la fragilidad emocional, mostrando la riqueza y diversidad de las experiencias humanas. Su interpretación logra un equilibrio perfecto: divertido, sensual y profundamente humano, sin recurrir a lecciones ni juicios, solo a la autenticidad de cada historia que representan. La obra combina momentos de comedia,
erotismo y emoción contenida, generando un espacio donde la audiencia puede reconocerse, reír, conmoverse y reflexionar sobre la amplitud del amor y las relaciones. F**cking Men no solo es un espectáculo teatral: es una invitación a abrazar la diversidad afectiva y a celebrar el derecho de cada persona a amar sin etiquetas, prejuicios ni límites. Una experiencia que deja una marca emocional y un mensaje claro: amar es, simplemente, amar.
F**CKING MEN
DÓNDE: Lucerna, viernes, sábado y domingo. Hasta diciembre
TESTOSTERONA
DÓNDE: Foro de la Librería Rosario Castellanos HORARIO: Hasta el 30 de noviembre.
Fotos y texto Carlos Mora
LA OBRA Testosterona presenta un juego de poder, ambición y tensión sexual en el corazón de un periódico de gran influencia. La trama gira en torno a la elección del sucesor del Director: Beteta (Álvaro Guerrero), su antiguo compañero en las guerras de Asia y actual Subdirector de Información, o Alex (Itatí Cantoral), su discípula en filosofía e historia, hoy Subdirectora de Contenidos. Una tormenta de nieve obliga a Alex y al Director a pasar la noche juntos, confrontando no solo sus diferencias profesionales sino también la atracción
que surge entre ellos. Lo que comienza como un conflicto de poder se transforma en un terreno donde la testosterona y las feromonas se mezclan, desatando tensiones inesperadas. Testosterona invita al público a explorar los límites del deseo, la ambición y la lucha por el control en un espacio donde cada palabra y mirada cuentan. Una comedia ácida, cargada de humor y carga emocional, protagonizada por Itatí Cantoral y Álvaro Guerrero, que promete mantener a la audiencia al filo de la intriga y el deseo.
ENTREVISTAS CON FEY FLANS
CELEBRA SU REGRESO CON MÚSICA Y EXPERIENCIA
Tras quince años de silencio discográfico, el cantante regresa con un nuevo sencillo. Con la madurez que le han dado el teatro y la vida, se prepara para un show íntimo y transformador en el Teatro Metropólitan.
Por Carlos Aguillón
El tiempo se escurre como un truco de magia. Han pasado quince a ñ os desde que Benny Ibarra presentó un disco de estudio, aunque su voz nunca dejó de sonar. Lo escuchamos en el teatro — El hombre de la Mancha, Jesucristo Súper Estrella, Vaselina —, lo vimos compartir escenario con Sasha y Erik, reinventarse en proyectos noventeros, filmar pel í culas y atravesar una pandemia que lo cambió como artista y como ser humano. Hoy, ese cúmulo de experiencias se condensa en un nuevo
sencillo, “Siente el fuego”, que anuncia su regreso a la música y en un concierto en solitario en el Teatro Metropólitan, donde promete desnudarse en lo más esencial: su voz, su historia y sus canciones.
“Lo promet í durante diez a ñ os y ahora s í , ya viene”, dice con alivio y complicidad. “No es que estuviera distra í do, la vida me puso en proyectos que me exigieron mucho crecimiento personal y profesional. Ahora entiendo que ten í a que pasar por todo eso para poder cantar de otra manera”.
El intérprete reconoce que su voz no es la misma: “La gente me dice: ‘así no cantabas’. Y es cierto. Hoy sé cómo acceder a la emoción desde otro lugar. Cantar no es solo afinar, es poner intención en cada nota, acompañarla de una vivencia. Esa madurez me la dio el teatro, pero también los descalabros, las pérdidas y los amores”.
La industria de la música cambió mientras él estaba ocupado viviendo. Benny, sin embargo, se aferra a una convicción: la transparencia. “Pensar en lo que quiere la industria o el público a la hora de componer es debilitante. Lo que buscan en mis discos es honestidad, saber si tuve los pantalones para abrir un poco más el corazón. Ese es el único compromiso real que tengo como artista”, afirma. Esa honestidad tambi é n lo gu í a al reinterpretar sus clásicos. Cielo, Tonto corazón o Llueve luz , aparecerán con nuevos arreglos: “La idea no es presumir que puedo cambiarlas, sino conmover otra vez. Que un chavo de 18 a ñ os escuche Cielo y diga: ‘¿es nueva?’. Ese es el reto: hacerlas sonar frescas, con vida”.
BENNY GIRA NACER UNA VEZ MÁS DÓNDE: Teatro Metropólitan, CDMX 31 de octubre, 20:30 p.m.
Su regreso al Teatro Metropólitan no será un recital más. Benny lo concibe como un viaje de transformación: “Será como un autolavado musical. La gente entrará pensando que va a escuchar lo de siempre y saldrá distinta, con el alma rechinando de limpio. Eso es lo que quiero provocar”.
El espectáculo tendrá “mucho Benny, cero Timbiriche”. Así lo subraya: “Quiero que se sienta la diferencia. Si quieren verme cantar con Sasha y Erik, ese es otro boleto. Este concierto es otro viaje, un encuentro conmigo mismo y con quienes me han acompañado todos estos años”.
Hoy, Benny también se mira en el espejo de sus hijos adultos. Su hija María se ha convertido en su curadora musical: “Hace playlists fascinantes en Spotify, me abre a mundos nuevos. Nunca le puse un disco de hip-hop, y ahora me enseña cosas que me sorprenden. Es un intercambio hermoso”.
Hablar de Timbiriche es inevitable. Él no lo evade, pero tampoco lo fuerza: “Nos adoramos, sabemos que la gente quiere vernos juntos y seguramente pasará otra vez. Pero coordinar a siete adultos con sus familias es un reto mayúsculo. Cuando suceda, será porque todos estemos listos. Mientras tanto, este momento es mío”.
Benny no reniega de su pasado, pero su apuesta está en el presente. “La música que escribo hoy me representa. No sé si en el futuro será igual, pero hoy es lo que soy. Eso es lo bonito: descubrir que una canción que grabaste hace veinte años puede significar más ahora que en su estreno. Es un aprendizaje constante”.
Con esa certeza, el artista se prepara para subir al escenario en solitario, dispuesto a entregar versiones renovadas de sí mismo y de sus canciones. “Mi trabajo no es darles lo que esperan, sino mostrarles otro camino. Esa es mi chamba como artista. Y lo más poderoso es que todavía me sorprende lo que una canción puede provocar en mí… y en los demás”, concluyó.
La cantante celebra 30 años de carrera con el Fey Hits Tour y asegura: “Sigo emocionándome como el primer día”.
Texto y fotos Carlos Mora
La cantante mexicana Fey, ícono indiscutible del pop en español, celebra tres décadas con elz que marca un reencuentro con su público y con su propia historia artística”.
En conferencia de prensa, la intérprete de Media naranja, Azúcar amargo y Subidón se mostró conmovida y agradecida por la respuesta del público a lo largo de los años. “No tengo la menor idea de cómo puede ser que después de 30 años sigamos emocionándonos juntos. Yo también me emociono. No hay nervios, hay emoción. Siento que voy a ver a mi familia”, compartió.
Fey, quien ostenta el récord como la artista femenina con más presentaciones en el Auditorio Nacional, confesó que ese recinto tiene un lugar especial en su corazón: “El Auditorio es mi lugar favorito en el mundo mundial. Me siento apapachada, me siento como en casa. Es un escenario elegante, un espacio que me ha acompañado en diferentes etapas de mi vida. Desde 1996 tengo recuerdos imborrables y este año he regresado varias veces. Cada visita significa algo muy importante para mí”. Sobre su próxima gira, adelantó que el show será grabado en vivo y que incluirá invitados sorpresa:
“Va a ser un concierto muy padre para celebrarnos juntos. Quiero que el público sea parte de esta historia, que salgan en cámara, que canten conmigo, que estemos más cerca que nunca. También habrá muchas sorpresitas, entre ellas algunos invitados especiales”. La cantante también reveló que en 2026 llevará su espectáculo fuera de México. “Voy primero al Pride de Madrid y de ahí seguiré con presentaciones en varias ciudades de Europa. Estoy muy feliz por eso. Es un sueño poder compartir mi música con nuevos públicos y regresar a lugares donde me han recibido con tanto cariño”, explicó.
Durante el encuentro, Fey habló de su carrera, su filosofía de vida y su visión del éxito. “El verdadero éxito, para mí, es sentirte amado y amar. Es respetarte a ti mismo y tratar bonito a los demás. Cuando haces las cosas con amor, ese amor se nota. Y eso es lo que te sostiene, más allá de la fama o de los premios”. También reflexionó sobre la transformación de la industria musical: “Hoy parece que todo dura dos días. Hay máquinas que cantan sin corazón. Por eso valoro tanto el tiempo que le ponemos los humanos a nuestro trabajo, la pasión, el amor. Eso le da sentido a lo que hacemos”.
Sobre la posibilidad de contar su historia en una bioserie o libro, la artista confesó que ha recibido propuestas, pero que aún no se decide: “Me han preguntado si quiero contar mi vida, pero no sé si sea tan escandalosa o emocionante como para una serie. Para mí, lo más importante son mis raíces, la historia de mis abuelos y mis padres, mi sueño desde niña y la gente maravillosa que me ha ayudado en el camino. Mi historia ha sido pura emoción y mucho amor del público”.
Fey también aprovechó el momento para agradecer a colegas que la han reconocido como una influencia. “Es
un honor enorme que artistas como Kenia OS o Belinda digan que se inspiran en mí. Eso te hace sentir bien, te recuerda que lo que haces deja huella. Me encantaría colaborar con ellas algún día”, dijo emocionada. Sobre la viralidad de su más reciente sencillo Azúcar amargo junto a la cantante española Marta Sánchez, destacó la relación cercana que las une: “Con Marta hay una conexión hermosa, de cariño y respeto. Hemos disfrutado muchísimo trabajar juntas. Ella vive en otro continente, pero ojalá pronto podamos cantar de nuevo juntas”.
Cuando se le preguntó por posibles duetos con otros artistas, Fey
respondió entre risas: “Me voy con Ricky, con Marc, adiós”, para después añadir con sinceridad: “Para mí, más que la fama, importa la emoción que me genera un artista. Esa conexión, eso que te mueve por dentro. Eso es lo que busco cuando pienso en un dueto. Si me emocionan, ya con eso basta”. La intérprete también habló del orgullo de ver crecer a nuevas generaciones de artistas y de mantener viva la esencia del pop: “No hay que quedarse en el pasado, hay que seguir jugando con la música, con la vida. Hay que fluir, bailar con lo que está pasando. Cuando fluyes, las cosas se sienten más ligeras”.
Al recordar su carrera, Fey se mostró agradecida con las lecciones que el tiempo le ha dado. “Si pudiera decirle algo a mi yo de niña sería: no seas tan perfeccionista, suéltate el pelo, juega más. No dejes de jugar”, compartió con emoción. Con 30 años de trayectoria, Fey reafirma su lugar como una de las figuras más queridas y vigentes del pop mexicano. Con humor, gratitud y energía inagotable, la artista cierra esta etapa mirando hacia el futuro: “#Forever17, porque todos somos retro, pero seguimos soñando. Y los sueños, cuando se viven con amor, no tienen fecha de caducidad”.
Con un concierto lleno de emoción y símbolos de renovación, Natalia Lafourcade cerró con broche de oro su Cancionera Tour, espectáculo que marca el inicio de una nueva etapa en su carrera y en su vida personal. Acompañada por una orquesta que dio nuevos matices a su repertorio, la artista ofreció un recorrido sonoro que fusionó sus raíces veracruzanas con los temas más representativos de su trayectoria.
Durante poco más de una hora y cuarenta minutos, Lafourcade alternó canciones de su más reciente disco con clásicos que el público coreó de principio a fin. Apareció en el escenario vestida de blanco, con bordados rojos y zapatos del mismo tono: una imagen sencilla, luminosa y profundamente simbólica.
“Buenas noches, México, qué bonito estar aquí. Muchas mariposas y libélulas, todo tipo de sensaciones en la barrigota que traigo. Estoy cocinando un pastel de amor”, dijo entre sonrisas, compartiendo así con el público su embarazo y celebrándolo como parte esencial de este nuevo capítulo artístico.
El concierto abrió con “Lágrimas
Natalia Lafourcade celebró la vida y la música en el Auditorio Nacional con "Cancionera Tour", un concierto que marcó el inicio de una nueva etapa personal y artística.
Por Carlos Aguillón Fotos Carlos Mora
cancioneras” y “Cancionera”, piezas que establecieron el tono íntimo y reflexivo de la velada. “La canción es compañera, maestra, amparo. La compuse en un momento roto, para recordarme que la vida se vive con libertad”, explicó la cantautora, revelando la conexión emocional detrás de su más reciente obra.
El repertorio continuó con “De todas las flores”, “Pajarito colibrí”, “María la curandera” y versiones orquestadas de sus éxitos “Nunca es suficiente”, “Tú sí sabes quererme” y “Lo que construimos”. La parte más festiva llegó con “Mi tierra veracruzana” y “La bamba”, que pusieron al público de pie en una celebración colectiva.
Lafourcade, visiblemente conmovida, agradeció el cariño del público y la complicidad de sus invitados. “Todos llevamos un pajarito colibrí en el alma que nos va guiando; esta noche es para cantarle a mi propio guía interior”, expresó antes de cerrar con “Cocos”, dejando al público con la sensación de haber presenciado no sólo un recital, sino un acto de afirmación vital.
Más que un concierto, Cancionera Tour fue una celebración de la vida, del arte y de los nuevos comienzos.
El Estadio GNP vibró con un concierto lleno de clásicos, nuevos temas y momentos emotivos que cautivaron al público.
Por
Maribel De Luna
Zoé volvió a encender al público con un concierto inolvidable en el Estadio GNP, ofreciendo un recorrido por su trayectoria musical que combinó sus éxitos históricos con sus más recientes propuestas. La banda de rock alternativo se entregó por completo desde el primer tema, generando una conexión única con los fans que esperaron pacientemente, incluso bajo la lluvia, para disfrutar de cada instante del espectáculo.
El show comenzó con “Memo Rex”, marcando el inicio de una velada que prometía emociones intensas. Los integrantes agradecieron a la audiencia por su apoyo incondicional y celebraron que las condiciones climáticas finalmente permitieran un concierto en las
mejores condiciones. La interacción con el público fue constante: risas, vítores y aplausos acompañaron cada canción, demostrando la complicidad entre la banda y sus seguidores.
El repertorio incluyó clásicos como “Vinyl” y “Vía Láctea”, que los fans corearon con entusiasmo, mientras “No me destruyas” encendió el ambiente y puso a bailar a gran parte del público. Las luces y los efectos visuales del escenario jugaron un papel fundamental: pantallas holográficas proyectaron figuras tridimensionales y escenas alusivas a las canciones, simulando objetos flotando en el espacio y creando profundidad y dinamismo que eran visibles desde cualquier ángulo del estadio.
Uno de los momentos más emotivos de la noche llegó con “Paula”.
La interpretación de la banda y la respuesta del público generaron un ambiente cargado de nostalgia y sentimiento, con la piel erizada y la emoción a flor de piel. Más adelante, la canción “Paz” llevó un mensaje político y social, proyectando la bandera de Palestina acompañada del texto “Palestina libre”, haciendo un alto reflexivo dentro del espectáculo. El público acompañó con palmas la melodía de “No hay mal”, mientras que “Karmadame” fue recibida con gritos y cantada de principio a fin, reafirmando su estatus como uno de los himnos más coreados de la banda. Zoé también sorprendió con la interpretación de sus más recientes sencillos: “Campo de fuerza” y “Rexsexsex”, ambos lanzados este año, dejando entrever la posibilidad de un nuevo álbum que fusiona la identidad sonora de la banda con
experimentaciones actuales.
Durante “Arrullo de estrellas”, un momento de magia colectiva surgió cuando todos los asistentes encendieron sus celulares, iluminando el estadio y creando una atmósfera única de comunión con la banda. En “Labios rotos”, León Larregui invitó al público a repetir la icónica frase “amor, amor”, un instante que sintetiza la cercanía emocional entre Zoé y sus seguidores. Canciones fundamentales como “Azul” e “Hielo” también fueron interpretadas, consolidando un setlist que combinó nostalgia y vigencia.
El concierto estuvo acompañado de una selección de videos históricos de la banda, rescatados de sus primeros años y proyectados durante el show, ofreciendo a los asistentes un viaje audiovisual por la historia de Zoé. Estos fragmentos
permitieron revivir la evolución de la banda y recordar los momentos que los consolidaron como un referente del rock alternativo.
La alineación estuvo encabezada por León Larregui en la voz, Sergio Acosta en la guitarra, Jesús Báez en los teclados, Ángel Mosqueda en el bajo y Rodrigo Guardiola en la batería, quienes juntos ofrecieron más de dos horas de música, mezclando pasado y presente en un concierto que mantuvo al público atento y emocionado en todo momento.
La gran sorpresa de la noche llegó con “Luna”, interpretada junto a Denise Gutiérrez, cuya voz magistral estremeció al público. Los sonidos de instrumentos ancestrales durante esta canción transportaron a los asistentes a un espacio lleno de magia, tradición y sensibilidad, demostrando la capacidad de Zoé
para fusionar distintos elementos culturales dentro de su propuesta musical.
El cierre del espectáculo fue igualmente memorable. “Soñé” y “Dead” pusieron punto final a una noche cargada de música, emoción y momentos inolvidables, dejando a la audiencia con un sabor de boca gratificante, aunque algunos se quedaron con ganas de escuchar “Love”.
Zoé reafirmó así su vigencia y su conexión con sus fans, consolidando un espectáculo que combinó potencia, emoción, innovación visual y musical, y un profundo respeto por su historia y trayectoria. El concierto no solo celebró la música, sino también la relación única entre la banda y su público, dejando una experiencia imborrable en la memoria de todos los presentes.
Cuatro décadas después de su irrupción en Siempre en Domingo, Flans vuelve a mover el tablero con una apuesta que mira hacia adelante. Ilse y Mimí no renuncian a la memoria: “Bazar”, “No Controles”, “Las Mil y Una Noches”, pero hoy el foco está en la creación y el riesgo. “Somos las reivindicadoras del pop”, suelta Mimí entre carcajadas y convicción. “Hoy por hoy no es sencillo cuadrar un tema inédito, pero dijimos ‘va’, y nos encontramos a un personaje totalmente loco que creyó en nosotras”. Ese “personaje” es el productor Manu Jalil, quien reunió a un equipo de jóvenes compositores para escribirles canciones a la medida.
El resultado inmediato es “Si mañana es nunca”, un tema que las obligó a moverse de su zona segura. “Nos sacaron de la zona de confort para hacer esta canción porque tiene inflexiones diferentes a las que hacíamos”, reconoce Ilse. “Al final del día hicimos un buen equipo: él, con lo actual y un poco más alternativo; nosotras, con nuestro trabajo vocal y armonías”. La dupla suena fresca, afinada a 2025, sin perder la identidad que las convirtió en referencia del pop femenino en español.
Texto y fotos Carlos Mora
El grupo conformado por Ilse & Mimí, reescriben el presente con un sencillo inédito; alterno a esto, lanzan un vinilo remasterizado para los fans de corazón
Por Carlos Aguillón
El camino no ha sido lineal. “Nos ha tocado la montaña rusa completa”, confiesa Mimí. “A mí y a Ilse nos tocó perder una hermana, nos tocó divorciarnos, y todo eso mientras seguíamos trabajando. Luego la salida de Ivonne…”. La ausencia dolió, pero también afianzó una ética compartida: seguir sin impostar reemplazos. “Sentíamos que no nos íbamos a hallar con nadie que no fuera Ivonne”, admite Ilse. “Le dijimos: ‘Aquí cuidamos el changarro en lo que haces lo que sientes creativamente’”.
Esa reinvención se sostiene en una relación franca con el público. Lo constatan en cada show, muchas veces al lado de Pandora, donde confluyen tres generaciones. “Nos sorprende ver familias completas: papá, mamá y tres hijos; los niños se saben perfectas las coreografías”, cuenta Mimí. “No sabemos cómo fue la fórmula. Lo único
es que nunca hemos sido pretenciosas: somos accesibles, honestas, nos reímos de todo. No tenemos el miedo al ridículo: si sale un gallo o pasa algo, lo convertimos en parte del espectáculo”.
CELEBRAN CON VINILO Y FIRMA DE AUTÓGRAFOS
El 40 aniversario también mira al objeto de culto. Universal lanzó un vinilo especial del primer álbum de Flans, con portada icónica y remasterizaciones para plataformas. “Se acabó luego, luego”, celebran. “Van a sacar más y habrá firma de autógrafos para los de corazón”. El regreso al acetato dialoga con una reflexión generacional que Ilse enuncia con ironía pedagógica: “Antes el tocadiscos te obligaba a escuchar todo el disco; te sentabas a ver créditos, fotos, letras. Era un ritual”. Entre lo analógico y
lo digital, su apuesta es clara: canciones nuevas que convivan con el legado.
La conversación deriva inevitablemente hacia el tiempo y los cuerpos. Mimí pone sobre la mesa una consigna que les ha ganado empatías: “No opines de los cuerpos ajenos, ni de la edad de la gente, ni del físico; no hay edad para hacer lo que quieras hacer”. Y remata, con esa mezcla de humor y firmeza que la caracteriza: “Seguimos arriba del escenario porque se nos pega la gana”. La frase no es bravata; es declaración de principios para una industria que históricamente midió a las mujeres por estándares ajenos a la música.
La plenitud actual también nace de historias íntimas que reconfiguran el sentido de estar en un escenario. Ilse recuerda a un niño dentro del espectro autista que se sabía cada letra y cada paso: “Su mamá nos contó que, gracias a las canciones de Flans, empezó a comunicarse”. Mimí asiente: “Con eso ya estamos hechas”.
Al lado de esas epifanías, hay renuncias y ausencias inevitables: “A veces estamos en el escenario cuando quisiéramos estar en otro lugar, pero el público nos devuelve todo con su cariño”.
Mientras tanto, la agenda no frena: promoción, presentaciones, estudio, familia. La logística del pop en 2025 exige elasticidad. “Antes dejábamos de trabajar dos meses para grabar un disco; hoy grabas, te vas de gira, haces promoción, atiendes a tu familia… y sacas un sencillo”, describe Ilse con naturalidad. Por eso, cuando les preguntan por colaboraciones, responden con prudencia y deseo abierto: ajustar calendarios es la nueva odisea. “Nos divierte salir de la zona de confort, dice Mimí. Donde haya nuevas armonías, ahí estaremos”.
Si algo explica la vigencia del dueto es esa mezcla de disciplina, humor y gratitud. A los números: más de 315 millones de reproducciones digitales y 3.5 millones de oyentes, los acompañan canciones que sobrevivieron al vinilo, al CD, al MP3 y al streaming. Entre pasado y horizonte, Ilse y Mimí siguen girando la manivela de la memoria con material flamante. “Hoy lo disfrutamos más”, concluye Ilse. “Seguimos pedaleando la bicicleta, con el corazón lleno y la música por delante”.
En entrevista, Emir Pabón habla de la histórica colaboración entre Grupo Cañaveral y Grupo Niche con “Mi Mundo Al Revés”, fusionando cumbia y salsa para rendir homenaje a Humberto Pabón y conectar con nuevas generaciones.
Texto y fotos Carlos Mora
La música tropical mexicana y colombiana vive un momento único. Grupo Cañaveral y Grupo Niche, dos de las instituciones más importantes de sus respectivos países, se unieron en una colaboración histórica que promete revolucionar los escenarios y la industria musical: el sencillo “Mi Mundo Al Revés”. Esta canción no solo marca un encuentro musical sin precedentes, sino que también forma parte del ambicioso proyecto Tributo a una Leyenda: Humberto Pabón, Vol. 2, un homenaje en vida al maestro Humberto Pabón que celebra su legado artístico y cultural.
“Queremos que la gente no solo escuche a dos agrupaciones, queremos que vivan una experiencia completa, que salgan con una sensación de alegría y energía”, explica Emir Pabón, líder de Cañaveral. La dinámica en el escenario será única: bloques de Niche y Cañaveral se alternarán y se mezclarán, generando interacciones orgánicas entre los músicos y el público, haciendo que cada presentación sea un espectáculo vibrante.
“Lo chévere es que las dos agrupaciones prácticamente tienen la misma dotación de músicos, entonces 1+1 es más que 2. No será un bloque de Niche y luego uno de Cañaveral; será un concierto lleno de dinamismo, sorpresas y momentos inolvidables”, agrega Pabón.
El sencillo “Mi Mundo Al Revés” surge como un homenaje a la cumbia y la salsa, fusionando ritmos y arreglos de ambas agrupaciones. La letra transmite un mensaje de amor y unión, acompañado de una melodía vibrante que invita al baile. La producción estuvo a cargo de Emir Pabón junto a José Aguirre, director de Grupo Niche y responsable del arreglo, logrando un equilibrio perfecto entre la energía de Cañaveral y la elegancia de Niche.
“La colaboración surgió de manera muy orgánica. Mi padre y el maestro Jairo Varela de Niche compartieron amistad y admiración durante décadas, y hoy podemos traducir esa historia en música que conecta con nuevas generaciones. Esto no solo honra la trayectoria de nuestros padres, sino que también nos permite
innovar sin perder la esencia de nuestras raíces”, señala Emir Pabón.
Grupo Cañaveral, fundado en 1995 por Humberto Pabón Olivares y hoy liderado por Emir, se ha consolidado como uno de los referentes más importantes de la cumbia mexicana. Con éxitos como “Tiene Espinas el Rosal”, “Malo le Voy a Perdonar” y “Echarme al Olvido”, la banda ha acumulado millones de streams, múltiples certificaciones de disco de oro y platino, y ha llevado su música a México, Estados Unidos, Latinoamérica y Europa.
Por su parte, Grupo Niche, fundado en 1979 por Jairo Varela en Bogotá y radicado en Cali, es un ícono absoluto de la salsa colombiana. Su legado incluye clásicos que han trascendido generaciones y continentes, convirtiéndose en un referente de elegancia y precisión musical dentro del género.
Pabón resalta que la música no tiene edad ni fronteras: “Puedes escuchar una canción de hace 50 años y sigue sonando actual. Lo importante es conectar con las nuevas generaciones, y cuando lo logras,
sabes que estás en el camino correcto. La música es universal y, sobre todo, transmite emociones que no entienden de edades ni nacionalidades”.
El proyecto del tributo a Humberto Pabón ha reunido a artistas de México, Colombia, Argentina y otros países de Latinoamérica, con colaboraciones que incluyen tanto temas clásicos como inéditos. Entre ellos, destacan la banda argentina Los Caligaris y la cantante Yuri, quienes aportan su talento y visión a este homenaje en vida.
“Cada canción que sale es una historia que queremos que llegue a la gente. Este proyecto ha crecido de 12 a casi 40 canciones, y cada una tiene un mensaje de amor, unión y alegría que resuena con todos, sin importar la edad ni la generación”, explica Pabón.
Con esta colaboración, Grupo Cañaveral y Grupo Niche no solo celebran la historia de la música tropical, sino que también muestran cómo el legado de sus fundadores puede reinventarse y conectar con nuevas audiencias.
El artista puertorriqueño Jhayco, reconocido por su capacidad de redefinir géneros dentro de la música urbana latina, marca su esperado regreso con el lanzamiento de “Scorpio”, su primer sencillo del año y el inicio de una nueva etapa en su carrera. El estreno llega tras momentos clave que consolidaron su estatus como una de las figuras más influyentes de la industria, incluyendo dos presentaciones consecutivas y totalmente agotadas de la ‘Murci Experience’ en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot en enero, así como apariciones sorpresa junto a Bad Bunny durante su histórica residencia No Me Quiero Ir De Aquí.
“Scorpio revela un lado más oscuro y visceral, llevándome a territorios inexplorados sin perder intensidad”, explica Jhayco sobre el sencillo, que nació durante un viaje en solitario por los Everglades. Entre casinos cerrados, camiones cromados y comunidades latinas vibrantes, el artista encontró la inspiración para un tema que combina una estética cinematográfica con la intensidad y pasión que caracterizan su estilo inconfundible. Con este lanzamiento, Jhayco inicia una era audaz y provocadora, mostrando un lado más íntimo y experimental sin perder la fuerza que lo ha colocado en la cima del género.
El sencillo fusiona la energía de la vida nocturna con el alt-reggaetón, ritmos atrevidos y lírica provocadora, destacando el flow que desafía géneros y el juego de palabras evocador que lo ha definido. A lo largo de su carrera, Jhayco ha logrado más de 20 mil millones de reproducciones globales, con éxitos como Dakiti junto a Bad Bunny, 911 con Sech, Fiel con Los Legendarios y Wisin, Tarot y No Me Conoce, temas que no solo encabezaron listas, sino que ayudaron a consolidar la música urbana latina a nivel internacional.
Durante su regreso a El Choli, Jhayco encendió al público junto a Bad Bunny con hits como Dakiti, Tarot, No Me Conoce (Remix) y Como Se Siente (Remix). En su segunda aparición, sorprendió con un set extendido que incluyó sus propios himnos “512” y “Holanda”, reafirmando su poder estelar y su capacidad de marcar tendencias en la industria. Como afirma el propio artista, “esta nueva era será la más poderosa de mi carrera”, frase que refleja la ambición de este nuevo capítulo.
El artista inicia una nueva era con su primer lanzamiento del año, mostrando un lado más oscuro y visceral que reafirma su liderazgo en la música urbana latina.
Por Carlos Mora
Con “Scorpio”, Jhayco no solo reafirma su liderazgo en la música urbana latina, sino que también abre un nuevo capítulo lleno de creatividad, riesgo y experimentación, dejando claro que lo mejor de su carrera todavía está por venir. “Fusiona la energía de
la vida nocturna con mi estilo de alt-reggaetón, ritmos atrevidos y lírica provocadora”, agrega el artista, definiendo el espíritu de un sencillo que promete ser un himno para sus fans y un punto de partida para una nueva etapa musical.
Val’Quirico se llena de vino, gastronomía y música en un fin de semana único; Mauricio López Ruiz destaca la magia del lugar y la celebración del vino.
Por Carlos Mora
El festival Aire Tinto regresa los próximos 18 y 19 de octubre en Val’Quirico, un destino a solo hora y media de la Ciudad de México, que se transforma en un escenario donde el vino, la gastronomía, la música y el arte se entrelazan para crear una experiencia sensorial inolvidable. En entrevista con la Revista Cameo, Mauricio López Ruiz, director del festival, destacó que Aire Tinto nació con el objetivo de crear experiencias únicas para marcas y consumidores. “Nosotros lo hacemos sabiendo las necesidades de las marcas, conociendo las preferencias de los consumidores y armando experiencias que realmente conecten con la gente”, explica.
El director subraya que la magia de Val’Quirico hace que el festival sea diferente a cualquier otro: “La atmósfera del pueblo es única. No conozco otro festival que tenga un lugar así como escenografía. Caminar por sus calles con una copa en la mano es simplemente incomparable”.
Mauricio López Ruiz comenta: “Los asistentes podrán recorrer los clústers de vino, conversar con sommeliers y enólogos, participar en catas, talleres y actividades que muestran la diversidad de estilos y regiones. Cada copa, cada platillo y cada acorde están pensados para disfrutarse al máximo”.
UN FESTIVAL PARA TODOS LOS PÚBLICOS
Aire Tinto se distingue por ser accesible y familiar. “Vienen papás con hijos, jóvenes, adultos mayores… Es una celebración de la vida y del vino. No importa si sabes mucho de vino o apenas estás empezando, aquí todos son bienvenidos”, asegura López Ruiz. Además, subraya que el festival cuida la experiencia de la comunidad local: “La gente de la zona lo espera con entusiasmo. Todo mundo gana: los residentes, la economía local y los visitantes. Hemos trabajado para que se mantenga un ambiente seguro, familiar y agradable, sin excesos”.
MÁS ALLÁ DEL VINO: ARTE, MÚSICA Y EXPERIENCIAS
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El festival combina gastronomía, música y arte para crear un ambiente totalmente sensorial. Sus calles empedradas se llenan de actividades culturales, tiendas boutique, galerías de arte y entretenimiento para niños, convirtiéndose en un evento para toda la familia, incluso con opciones pet friendly.
López Ruiz resalta: “Queremos que la gente se relaje, disfrute y viva algo memorable. Cada edición es diferente, pero siempre buscamos que sea un fin de semana que valga la pena recordar. La idea es que cada persona se lleve la sensación de haber vivido algo único”.
Asimismo, comenta sobre la cultura del vino en México: “El consumo per cápita está creciendo y cada vez más jóvenes experimentan y valoran el vino. Eventos como Aire Tinto ayudan a promover el vino mexicano y a dar visibilidad a etiquetas emergentes que no encontrarías en otro lugar”.
Aire Tinto 2025 reunirá a más de 50 bodegas nacionales e internacionales, desde etiquetas clásicas hasta propuestas innovadoras. Entre las casas participantes destacan Monte Xanic, Casa Madero, Bodegas de Santo Tomás, Château Camou, Barón Balché, Madera 5 y Alto Tinto.
También estarán presentes proyectos emergentes que están redefiniendo la cultura del vino en México, como Vinícola Hasen (Aguascalientes), Vinos LT (Valle de Guadalupe), Vinícola San Juanito (Querétaro), y etiquetas frescas que comienzan a resonar con fuerza como Melodía, Hilo de Amor y Vinos 804 / Cava del Sagrado. Los invitados internacionales incluyen a Montes Toscanini, una joya del vino uruguayo, y Raventós Codorníu, el grupo bodeguero más antiguo de España, entre otros.
Con Aire Tinto 2025, Val’Quirico se consolida como un escenario donde el vino, la gastronomía, la música y la belleza del lugar se unen, ofreciendo un fin de semana perfecto para reconectar con los sentidos y celebrar la vida.
En el norte de Guanajuato, tres municipios concentran parte del espíritu más genuino del estado: San Felipe, San Diego de la Unión y Ocampo, territorios donde la tradición, la naturaleza y el sabor local se entrelazan en una experiencia que sorprende al viajero curioso.
San Felipe, San Diego de la Unión y Ocampo revelan el lado más auténtico del estado; entre mezcal, naturaleza y ruinas ancestrales, estos municipios invitan a descubrir una ruta distinta llena de historia y encanto.
Por Carlos Aguillón
Entre llanos y montañas, San Felipe resguarda una rica herencia artesanal y espiritual. En la mezcalera Villasuso, se produce un mezcal de forma artesasanal, con denominación de origen que puede degustarse junto a platillos típicos de la región. Cuentan con un abanico de presentaciones, ya que también importan sus productos al extranjero. Cada año, el municipio celebra con orgullo la Feria de San Miguel Arcángel, una de las más importantes del norte guanajuatense. Misiones, danzas, música, y la representación de la tradicional batalla de moros contra cristianos llenan las calles de color y fe. Además, en sus alrededores se esconden rincones naturales. Para la comida es imperdible pasar por las “gorditas doña Mago”, un lugar de cocina tradicional, que ofrece antojitos mexicanos, provocando chuparse hasta los dedos.
Considerado uno de los municipios más limpios de Guanajuato, San Diego de la Unión ofrece un equilibrio entre patrimonio histórico y aventura al aire libre. Su Parroquia Principal de San Diego de Alcalá y los templos que conforman el circuito religioso atraen a cientos de peregrinos cada año, especialmente durante la festividad del 13 de noviembre. Para los amantes de la naturaleza, la Área Natural Protegida de Peña Alta es un tesoro ecológico, lleno de hermosas flores y plantas medicinales, donde se puede practicar senderismo, ciclismo, pesca o acampar bajo un cielo estrellado. En la Presa de San Franco destaca una tirolesa doble que cruza el cuerpo de agua, una de las experiencias más emocionantes de la región. Además, cada año tienen el torneo de pesca, el cual reúne a competidores de diferentes partes del país.
OCAMPO: VESTIGIO DE LOS ANTIGUOS CAMINOS
Más al norte, Ocampo guarda un secreto arqueológico que asombra a quienes lo descubren: la Zona Arqueológica El Cóporo, uno de los sitios más importantes del occidente prehispánico, habitado entre los años 500 y 900 d.C. Ubicado sobre un cerro, el complejo muestra basamentos, plazas y recintos ceremoniales desde los que se aprecia el vasto horizonte de la sierra.
El Cóporo, cuyo nombre en purépecha significa “sobre el gran camino”, conserva apenas un 5 % explorado de su extensión total, lo que hace del sitio un destino místico y poco transitado. Además, el municipio ofrece otros atractivos como el Parque El Saucito, la Parroquia de San Juan Bautista y los paisajes de la Presa del Torreón, perfecta para un paseo tranquilo entre naturaleza.
Esta ruta norteña de Guanajuato invita a vivir el estado desde otra perspectiva: entre el mezcal de San Felipe, los paisajes serenos de San Diego y la historia ancestral de Ocampo. Tres destinos distintos, unidos por el mismo encanto hospitalario que caracteriza a la tierra guanajuatense.
Por Carlos Aguillón
La marca mexicana de tenis presenta una colección inspirada en botanas clásicas; una colaboración que conecta generaciones y celebra el espíritu local a través del diseño y la identidad.
Cuando dos marcas tan queridas por los mexicanos unen fuerzas, el resultado no puede ser otro que un golpe directo a la memoria colectiva. Panam, la firma de calzado urbano con más de seis décadas de historia, presentó su nueva colección Totis x Panam, una línea limitada de tenis que mezcla el ingenio, la nostalgia y el humor que caracteriza a ambas empresas.
“Unir el legado de dos marcas tan queridas y auténticamente mexicanas ha sido un proceso orgánico y muy emocionante. Más que un lanzamiento, es una celebración de nuestra identidad, un producto que conecta con la nostalgia y el orgullo de la gente”, comenta Paola Reglín, directora de marketing y comunicación de Panam.
La colección que ya está disponible en tiendas físicas y en línea, se inspira en la silueta Meztli, que se tiñe de verde Totis con detalles amarillos que evocan los empaques de la botana. Cada par lleva impresa en la suela la frase “¡Ponte Orejas! ¡Ponte Panam!”, un guiño al famoso conejito Totis y a la picardía nacional. Además, los cordones incluyen pequeños aros que imitan las icónicas donitas de maíz, haciendo de cada paso una referencia al sabor de la infancia.
“Totis se acercó a nosotros con la inquietud de hacer algo distinto y familiar, algo que representara su esencia y la nuestra. Lo más bonito es que, a diferencia de otras colaboraciones, aquí lanzamos tallas desde bebé hasta adulto. Es un producto pensado para toda la familia”, explica Reglín. Solo se produjeron 3,500 pares, reafirmando el carácter coleccionable de la edición.
La diseñadora de marketing detalla que el proceso creativo parte de una colaboración real entre ambos equipos: “Nos gusta dar libertad total a nuestros aliados para que plasmen su esencia. Nosotros sugerimos siluetas icónicas de Panam y trabajamos en materiales
100% mexicanos, sin piel animal. Buscamos siempre ese balance entre tradición, autenticidad y responsabilidad”.
Estas alianzas no son nuevas para Panam, pero sí marcan una estrategia clave en su crecimiento. La empresa ha logrado mantenerse vigente gracias a colaboraciones que despiertan el interés del público y blindan a la marca frente a la falsificación. “Las colaboraciones nos han permitido llegar a nuevas audiencias y evitar ser clonados. Han sido una manera de defendernos frente a lo que llamamos ‘la clonación’ del calzado”, afirma Reglín.
El fenómeno ha ido más allá de la moda: Panam se ha convertido en objeto de culto para los sneakerheads mexicanos. “Tenemos un público que está pendiente solo de nuestras colaboraciones. El coleccionista, el amante del diseño urbano, ya sabe que cada modelo tiene una historia detrás”, apunta la ejecutiva. Y la historia no termina aquí. Para cerrar el año, Panam prepara nuevos lanzamientos con el Consejo Mundial de Lucha Libre, Cerveza Victoria,con una edición inspirada en el Día de Muertos, y una colaboración especial con COMEX basada en el color del año. También sumarán esfuerzos con la creadora digital Ary Tenorio, quien diseñará un modelo disruptivo enfocado en el público joven.
“Nos emociona seguir colaborando con marcas que representan lo mexicano, pero también con aliados internacionales como Disney, Marvel o Netflix. Todo nace del amor a la autenticidad”, asegura Reglín.
Con 63 años de historia y una expansión que incluye 35 tiendas propias y más de 200 franquicias, Panam mantiene vivo su espíritu de barrio al mismo tiempo que pisa fuerte en los centros comerciales del país. Su crecimiento en comercio electrónico, que ha aumentado un 20% en los últimos años, confirma que su sello “Hecho en México” sigue calzando la identidad urbana contemporánea.
El canal gastronómico de la región celebra su aniversario, mostrando cómo la cocina conecta memoria, mercados e innovación a través de las experiencias de chefs y productores.
Por Carlos Aguillón
Cuando el Gourmet nació hace 25 años, la televisión de cocina aún era un experimento. Hoy, la señal es un referente continental que ha cruzado fronteras, generaciones y estilos, manteniendo viva una premisa: cocinar también es narrar.
“El Gourmet nació con la misión de contar la cultura latinoamericana a través de su gastronomía, y México fue el país que mejor celebró esta idea, quizá porque aquí se ama hablar de comida y comer a toda hora”, dice entre risas Verónica Rondinoni, directora de producción y programación del canal. Bajo su dirección, la señal ha ampliado horizontes: además de recetas, propone documentales, viajes y crónicas que mezclan historia, identidad y sazón.
secretos ni trucos, solo el gusto por compartir”.
Para Eduardo Ozuna, autor de México en 44 platos, el Gourmet es una escuela viva: “Recorrí los 32 estados buscando su platillo ícono. Más que cocinar, aprendí a escuchar los sabores de cada región. La televisión te permite contar esas historias que un plato guarda en silencio”.
Entre las nuevas producciones, Rondinoni adelanta un especial del Día de Muertos en Pátzcuaro y la serie Pueblos para comérselos, grabada en comunidades de Hidalgo, Puebla y Querétaro. “Tenemos más de 20 ideas en desarrollo en México. Las historias no se acaban; siempre surgen nuevas en una charla, un mercado o una sobremesa”. Detrás de la pantalla, los cocineros que han hecho del Gourmet una marca de confianza celebran el aniversario como parte de su propia historia. Mauricio Romo, creador de Los sándwiches de Roma, sonríe al definir la esencia de su programa: “Queríamos demostrar que todo lo que hacemos taco, también puede hacerse sándwich. Lo importante es que cualquiera pueda replicar las recetas en casa. No hay
Desde Oaxaca, Alex Ruiz representa la raíz campesina que da sentido a la cocina mexicana. “Desde niño sembraba maíz y mi madre cocinaba en barro y leña. Esa primera tortilla que salía del comal era mi privilegio, y ahora compartirlo en televisión es un acto de memoria y agradecimiento”, confiesa el chef, quien ha filmado series como México en una tortilla y Cocina del Pacífico, esta última grabada entre playas, palmeras y largas jornadas que terminan, inevitablemente, con una carcajada y un chapuzón. Más allá del fogón, todos coinciden en un punto: la cocina es movimiento. “La gente ya no tolera los tiempos de antes; ahora busca procesos abreviados, recetas ágiles, pero lo que nunca cambia es el deseo de escuchar una buena historia alrededor de la comida”, reflexiona Rondinoni. Por eso, a lo largo de 25 años, el Gourmet no solo enseñó a cocinar; enseñó a mirar el continente a través de sus sabores. Un cuarto de siglo después, su lema La comida nos une sigue vigente, recordando que cada platillo, cada ingrediente y cada voz detrás del fuego son parte de una misma mesa que aún tiene mucho por servir.
Entre el mar y las estrellas, Puerto Vallarta celebró la 67ª entrega de los Premios Ariel, donde "Sujo" y "Pedro Páramo" brillaron con fuerza. La Revista Cameo fue testigo de esta noche de cine y memoria.
Puerto Vallarta se convirtió en el epicentro del cine mexicano al albergar, por primera vez, la 67ª edición de los Premios Ariel, organizada por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC). La ceremonia se realizó en el Centro Internacional de Convenciones y reunió a más de 800 personalidades del cine nacional e internacional.
La gran ganadora de la noche fue Sujo, dirigida por Astrid Rondero y Fernanda Valadez, que se llevó tres premios, incluyendo Mejor Dirección y Mejor Coactuación Femenina para Yadira Pérez Esteban. Por su parte, Pedro Páramo, adaptación de la obra de Juan Rulfo dirigida por Rodrigo
Prieto, obtuvo siete Arieles, destacando Mejor Coactuación Masculina para Héctor Kotsifakis y Mejor Fotograf ía para el propio Prieto. En las categorías actorales, Raúl Briones se alzó con el Ariel a Mejor Actor por La cocina, mientras que Luisa Huertas recibió el reconocimiento a Mejor Actriz por su papel en No nos moverán.
La ceremonia también rindió homenaje a figuras emblemáticas del cine mexicano. Se otorgaron los Arieles de Oro a Patricia Reyes Spíndola y Jacqueline Andere por su trayectoria, así como al Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC) en conmemoración de su 80 aniversario. Además, el cineasta Guillermo del Toro recibió el Recono-
cimiento al Mérito Cinematográfico Internacional, aunque no pudo asistir a la ceremonia y agradeció el galardón a través de un mensaje.
La elección de Puerto Vallarta como sede de esta edición marcó un hito en la historia del cine mexicano.
La ciudad, reconocida por su belleza natural y su oferta cultural, ofreció un escenario ideal para una noche de glamour y celebración del séptimo arte, consolidándose como un destino cultural de primer orden capaz de albergar eventos de relevancia internacional.
Con esta entrega, los Premios Ariel no solo celebraron lo mejor del cine nacional, sino que también destacaron la importancia de Puerto Vallarta en el panorama cultural global.