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ILEGALES?
Los longliners de la foto, y otros dos con bandera de Santa Elena, pescaron merluza negra en las Georgias. No debería ser sorpresa: también lo hicieron en 2021autorizados por la ocupación británica. Pero las islas están dentro del perímetro de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), y la novedad de su último encuentro anual, en noviembre del año pasado, fue que por un planteo ruso se bloqueó la posibilidad de esa faena. Ahora llega su encuentro 2022, siempre en Hobart, Australia, y el affaire Georgias está al tope de la agenda, con pronósticos de un debate que moverá los cimientos de la convención.
No es un tema nuevo en estas páginas. Los coleccionistas pueden ponerse al día en la edición 229, donde se explican las razones de aquel bloqueo, su impacto en la mecánica de decisiones que tiene la CCRVMA, y el dilema que plantea la autorización británica. Que no venía siendo objetada, más allá de la reivindicación de soberanía planteada puntualmente por Argentina, y acompañada siempre por la réplica de Londres. Así las cosas, y a partir de un volumen definido por el comité científico de la convención, los palangreros alzaban unas 2.400 toneladas anuales, pero el año pasado, Rusia planteó discrepancias. Y fue más allá: dio el paso sin precedentes de rechazar las medidas de conservación (CM-conservation measures), y en tanto la CCRVMA funciona por consenso, la ausencia de CM implica la suspensión de la temporada de faena en la subárea 48.3.
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Después vino la invasión de Ucrania y se potenció la impopularidad de Rusia, que ya arrastraba un cuestionado comportamiento en el ámbito de la convención. A la vez, y no es un dato menor, se disparó el precio de la merluza negra, que en el cálculo más austero supone un valor de u$s 36 millones para la cosecha de Georgias. Y así, geopolítica y negocios se combinaron para alentar una peligrosa decisión que corroboró el segui-
Dos de los cuatro palangreros que este año, en la convención antártica, serán acusados de ilegales por haber faenado merluza negra en Georgias, sin que se hubiesen acordado medidas de conservación.
ARMADORES Críticas en Chile

“Sin normas de conservación, instrumento que se aprueba anualmente, no hay cuotas de pesca, y sin ellas no hay actividad. En consecuencia, la autorización de Gran Bretaña estuvo fuera de lugar, y los barcos que pescaron en Georgia son ilegales, porque el producto de esa pesca no cuenta con la certificación que extiende la convención”. Esta fue la primera reflexión del chileno Eduardo Infante Larraguibel (foto) en su charla virtual con REDES & Seafood, que recurrió a él por su estrecho vínculo con la actividad. Es gerente general de Globalesca, una de las tres armadoras con cuota de merluza negra en aguas chilenas, y con PescaChile y Pesca Cisne, integra la Asociación Gremial de Operadores de Bacalao de Profundidad de Magallanes (AOBAC).
Un hombre con experiencia, entonces, y familiarizado con la dinámica de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA). En la que Rusia, y viene al caso, ha tenido un rol controvertido en los últimos años. “Coincido, pero jugando con las reglas de la CRUMA, algo que no hizo Gran Bretaña”, insiste Infante. Es que más allá de la coyuntura geopolítica, le importa la convención, tanto por su valor simbólico como real. “Se congelaron los reclamos territoriales, es un ejemplo de convivencia, y todos los días valoramos la biodiversidad y la condición de regulador ambiental que tiene el espacio antártico. Es demasiado capital como para arriesgarlo desconociendo sus reglas”, concluye.

miento satelital. A mediados de mayo se detectó un primer palangrero rumbo a la zona, y con el correr de los días se sumó el resto del cuarteto. La autorización británica era un hecho.
Repercusiones
Previsible, Argentina dio la voz de alarma. Fue a fines de mayo en Berlín, en la 44… Reunión Consultiva del Tratado Antártico (RCTA), donde rechazó la decisión del Reino Unido por considerarla „un grave incumplimiento‰ a las normas del tratado. En su comunicado, la Cancillería informó que le había solicitado a la Secretaría Ejecutiva de CCRVMA que incorpore a los pescadores de Georgias a la „lista de buques que incurren en pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR)‰, y que había instado a los socios de la convención a respaldar la iniciativa y no comerciar pescado de los barcos cuestionados.
Las turbulencias, claro, se extendieron a los frentes comercial y armatorial. En Estados Unidos, mercado clave, no parece haber luz verde para una importación que, por otra parte, carece del certificado de captura legal que emite Hobart. Pero siempre hay atajos y, de hecho, los hay para la sustentabilidad. Este año, la subárea 48.3 carece de medidas de conservación, pero para el Marine Stewardship Council (MSC) parece irrelevante porque la pesquería de toothfish mantiene su sello de sustentable.
Donde se alteró el clima fue en la Coalición de Operadores Legales de Merluza Negra. Sucede que COLTO, como se la conoce por su sigla inglesa, arrancó cautelosa con la decisión británica: „estamos consultando el tema, y como tenemos un amplio rango de socios, debo asegurar la representación de todos‰, respondió Rhys Arangio, director ejecutivo de la organización. Pero R&S, posteriormente, accedió a la minuta de un encuentro protagonizado por el board de la coalición, y allí, invocando consultas de distinto origen, se decanta por un respaldo implícito a la decisión británica, y no considera que los barcos autorizados hubiesen incurrido en pesca IUU (ilegal, unregulated and unreported). Pero si se atiende a la reacción de los socios chilenos (ver recuadro), el respaldo no fue unánime.
Ahora, todos los reflectores apuntan a la sede de Hobart, donde el 24 de octubre arranca la 41…. reunión de la comisión, y donde se descarta un encendido debate sobre lo sucedido en 48.3. Que tiene relación con la disputa de soberanía entre Argentina y el Reino Unido, pero que se proyecta más allá y puede definir cambios en el mecanismo de funcionamiento que tiene la CCRVMA; por ejemplo, abandonar el consenso y recurrir a mayorías en la toma de decisiones. La convención, sin embargo, no es un club de barrio, y cuesta imaginar que la decisión unilateral de Gran Bretaña pueda resultar impune. O sí, pero en tal caso, será otra vuelta de tuerca en el torniquete de la multilateralidad, que ya venía maltrecha por el pleito entre las potencias, y recibió un golpe de nockout tras la invasión rusa.
LOS SOCIOS DE COLTO
Argos Froyanes Austral Fisheries
Reino Unido Australia Australian Longline Australia Consolidated Fisheries Ltd Malvinas Froyanes A.S. Noruega Ervik Havfiske Noruega Georgia Seafoods Malvinas Globalpesca SpA Chile Nueva Pescanova España Nippon Suisan Kaisha Ltd Japon PescaChile Chile Pesquerias Georgia España Polar Seafish Ltd Malvinas Sanford Limited Nueva Zelanda
South African Patagonian Toothfish Industry As.(SAPTIA) Sudafrica Arniston Fish Processors Bato Star Fishing Irvin & Johnson Suidor Fishing Ziyabuya Fishing Syndicat Armements Réunionnais de Palangriers-Congélateurs (SARPC) Francia Armas Peche Cap Bourbon Comata Scapeche Les Armements Réunionnais Sapmer Peche Avenir
Sealord Group Taiyo A & F Co. Ltd Talley’s Group Ltd Terra Trans LLC TNS Industries Inc. Nueva Zelanda Japon Nueva Zelanda Ucrania Corea del Sur




