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La moneda digital china

La moneda digital china: ¿Desplazará al dólar estadounidense en las transacciones internacionales?

Por el Lic. Cesár Fernández

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Las nuevas formas de dinero que están surgiendo en el mundo – entre ellas, la moneda virtual china - apuntan a cambiar la manera como las personas pagarán sus consumos cotidianos, tanto de bienes como de servicios. Resta saber si estas formas de moneda cumplirán con todas las funciones que el dinero desempeña desde que los países comenzaron a utilizar monedas y billetes y así reemplazaron al trueque como la forma de intercambiar bienes y servicios utilizada antiguamente. A modo de introducción a esta cuestión, es necesario recordar las tres funciones que el dinero debe cumplir para ser aceptado como tal. 1. En primer lugar, la moneda debe ser el medio de pago reconocido por la comunidad y el Estado para completar las transacciones y transferir los derechos de propiedad entre los agentes económicos de un mismo país.

2. Además de servir como medio de pago legal con poder cancelatorio, la moneda debe cumplir con la función de unidad de cuenta. El dinero como unidad de cuenta permite determinar las unidades de valor que cuesta cada bien o servicio que deseamos adquirir y como tal, se constituye en el punto de referencia de los precios y contratos. En nuestro país, el ejemplo más significativo de esta función como unidad de cuenta es cuando algunos bienes durables (como los automóviles, maquinarias u otros bienes de capital) se cotizan en dólares pero la transacción de los mismos termina realizándose en pesos argentinos a una tasa de conversión determinada entre los dólares y la moneda local. En estos casos, el dólar reemplaza a la moneda nacional como unidad de cuenta mientras que el medio de pago utilizado para perfeccionar la transacción es la moneda de curso legal del país.

3. La tercera función del dinero tiene que ver con la conservación de valor en el tiempo. Cuando la moneda tiene esta capacidad, permite que las personas que

cuentan con capacidad de ahorro busquen esta moneda estable para ahorrar o para invertir, acción que les permitirá recuperar su capital en un periodo futuro sin que él mismo haya perdido su valor de origen.

Las definiciones anteriores nos permiten concluir que si bien en muchos países, el dinero cumple con estas funciones, en otros no sucede que la moneda de curso legal cumple con todas. Es el caso de la moneda de nuestro país, tan afectada por los procesos inflacionarios que hace que la misma pierda valor constantemente y por lo tanto no siempre es utilizada como unidad de cuenta y rara vez a la comunidad le sirve como medio de reserva de valor en el tiempo.

También es necesario recordar que hay otras formas o sucedáneos de dinero que han reemplazado a la moneda física en circulación; estos sucedáneos han incluido desde las letras de cambio hasta los cheques bancarios y han expandido la cantidad de medios de pago a disposición de la comunidad para realizar transacciones. Con la aparición y aceptación de las tarjetas de crédito como formas de pago diferido, estos sucedáneos del dinero han expandido la masa monetaria a disposición de la comunidad.

Aunque estos agregados monetarios han aumentado la cantidad de medios de pago en circulación, estas formas de dinero no cumplen con todas las funciones del dinero enunciadas precedentemente; en general cumplen con la función de servir como medio de pago, pero se sigue dependiendo de otras formas de dinero como unidad de cuenta o como reserva de valor en el tiempo. En esta reseña no nos ocuparemos de las criptomonedas que son nuevas formas de dinero privadas que sirven para algunas transacciones de manera virtual pero carecen de respaldo de los gobiernos y tienen cierta volatilidad. Esta característica de las criptomonedas por ahora no les permite cumplir con las funciones del dinero enunciadas precedentemente.

Hechas estas consideraciones previas, pasemos a considerar las pruebas que están realizando varios países – entre ellos la República Popular China - de hacer circular monedas digitales respaldadas por sus propios bancos centrales para aumentar la cantidad de billetes y monedas en circulación y eventualmente reemplazarlos.

Hace pocas semanas, el gobierno chino anunció la puesta en circulación del e-RMB, una moneda virtual como medio de pago de curso legal respaldada por el Banco Popular de China (que en rigor actúa como Banco Central) en Suzhou, Chengdu y Shenzhen, entre otras ciudades. Con esta decisión, se va materializando un proceso iniciado hace algunos años para reemplazar al yuan de manera física en las transacciones habituales.

En un principio la moneda digital no se emitirá en grandes cantidades y el Banco Popular la ofrecerá a los bancos comerciales en tanto que el público podrá transferir el dinero existente en sus cuentas bancarias a la versión digital del yuan y depositarlo en billeteras electrónicas.

Aparentemente en el contexto de la pandemia actual, esta iniciativa ha despertado el interés de la población china ya que, aunque el virus puede permanecer activo en billetes y monedas poco tiempo, el público parece preferir hacer pagos con moneda digital, método que podría funcionar con sólo acercar dos teléfonos celulares sin otro contacto físico.

Algunos especialistas financieros consideran que al disponer de una moneda sólo digital, el gobierno chino podría aumentar el control sobre las familias y las empresas ya que con la moneda digital sería más fácil rastrear las transacciones en bienes y servicios y aumentar la eficiencia fiscal. Esta moneda virtual eliminaría el anonimato del uso de efectivo y aumentaría el control y rastreo financiero; con la moneda virtual el Banco Popular podría eventualmente prescindir de los bancos privados, reduciendo así el poder de la intermediación financiera.

Aunque la economía china sigue creciendo y se estima que en 10 a 15 años se convertirá en la mayor economía del mundo, el rol que todavía posee el dólar estadounidense para ejercer las tres funciones del dinero en las transacciones internacionales sigue siendo fundamental. Ese rol fue consagrado por los acuerdos de Bretton Woods en 1945 cuando al término de la Segunda Guerra Mundial se sentaron las bases económicas, financieras y políticas para el mundo de la posguerra. Además del FMI, el Banco Mundial y el sistema del GATT-OMC, se crearon el Consejo de Seguridad de la ONU, la OTAN y otros mecanismos de integración para la reconstrucción de los países devastados por el conflicto bélico.

ha tenido participación en la denominación de los préstamos bancarios, las inversiones y emisiones de deuda, en los contratos de comercio internacional y como reserva de divisas de bancos centrales. En la actualidad, dos tercios de los activos de reserva de los bancos centrales están nominados en dólares estadounidenses. En abril de 2020, el 44% de las transacciones internacionales registradas se liquidaron en dólares; el euro aparecía como la segunda moneda más negociada con 30 % de los pagos, seguido por el yen con 4 %, el yuan y el dólar canadiense con 2 % respectivamente.

A pesar de este predominio de la divisa estadounidense, hay especialistas que observan que se está conformando un mundo financiero emergente alejado del sistema internacional económico y cultural dominado por la divisa estadounidense que estuvo detrás de la economía mundial en los últimos setenta años. Hay varias cuestiones que abonan esta observación, desde la crisis financiera del 2008, cuando Estados Unidos aumentó sus activos monetarios cinco veces para preservar el sistema bancario y el bienestar de su propia población, hasta el impacto del Covid 19 que puede desintegrar el comercio mundial en espacios regionales abriendo la posibilidad a la República Popular para que ésta escriba sus propias reglas empezando en el área de influencia de los países comprendidos por la Nueva Ruta de la Seda.

La posibilidad que China domine el sistema monetario y financiero global con una moneda digital dependerá del comportamiento de Estados Unidos y de cómo la comunidad internacional reaccione frente al creciente poderío chino y a la aceptación de su moneda real o digital. Desde esta perspectiva, la entrada en vigencia de una moneda totalmente digital aceptada universalmente dependerá no sólo de la preferencia de la comunidad internacional de sus cualidades como unidad de cuenta y reserva de valor sino de la pérdida de confianza del resto del mundo en el dólar, en el poder global de Estados Unidos y en el sistema bancario internacional.

Por último, hay que recordar que los países no son más ricos ni más pobres por la cantidad de dinero que poseen sino por la cantidad de bienes y servicios que producen en un período determinado y por la dotación de bienes de capital y de infraestructura que ponen a disposición de la producción de dichos bienes y servicios. Por lo tanto, que la cantidad de dinero que posea sea material o virtual carece de importancia para medir el poderío económico y político de un país.

Si bien China va camino a convertirse en la economía más grande del mundo y la utilización de una moneda digital conlleva ciertas ventajas para realizar las transacciones habituales, parece aún lejano el momento en el cual el yuan digital reemplace al dólar como unidad de cuenta internacional y que lo sustituya como medio de reserva de valor para la mayoría de los países.

César A. Fernández es Licenciado en Economía Política (UBA)

Contacto: cafer@fibertel.com.ar

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