Por qué. Número 118

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EDITORIAL

No somos islas

H EMOS COMENZADO un nuevo curso con la renovada ilusión de vernos y hacer de nuestra Escuela un lugar de encuentro. Y subrayo esto porque la vida actual nos empuja a ser cada vez más individualistas, aunque las redes sociales nos ayuden a relacionarnos de una manera distinta pero que no puede sustituir la relación cara a cara. Necesitamos hablar y sentirnos escuchados; las prisas nos invaden y necesitamos momentos de comunicación, de aprender, de seguir renovándonos con cincuenta, sesenta, setenta u ochenta años ¿qué importancia tiene la edad?, y esta oportunidad nos la puede dar esta Escuela. John Donne (poeta inglés del siglo XVI) dijo que “los hombres no son islas independientes entre sí; todo hombre es un pedazo del continente, una parte del todo”. Necesitamos caminar juntos y esta Escuela creo que puede servir para ayudarnos a avanzar unidos. Libres…y responsables como define el artículo primero de la UNESCO a las personas educadas. No podemos esperar que sean los líderes mundiales los que vayan a promover este camino, pues piensan más en sí mismos que en los problemas reales de la sociedad. Este curso la escuela nos anima a reflexionar que SOMOS, CON Y POR LOS DEMÁS. Es una propuesta para seguir desarrollándonos y necesitando a los demás, para llegar a ser nosotros mismos. “Todo está por hacer y todo es posible…” así lo escribió un poeta catalán. Somos conscientes que somos humanos y por lo tanto iguales a cualquiera; que tenemos las mismas debilidades y deficiencias, y que estas limitaciones nuestras hacen posible que tengamos necesidad de otros y que los otros, a su vez, nos necesiten. No todos tenemos las mismas necesidades y por eso nos necesitamos.

Por eso nuestros éxitos no son sólo nuestros: El camino para ellos fue preparado por otros. No hemos partido de cero sino que hemos recibido una serie de logros y fracasos. Somos responsables de la sociedad en la que vivimos y tenemos la obligación de dejar a los más jóvenes un mundo mejor. La situación a escala planetaria es grave por el deterioro de las condiciones ecológicas, la ampliación de las desigualdades sociales, la marginación de referentes éticos, la economía basada en la especulación. Es cierto que nos indignamos con la pasividad de los dirigentes, pero nosotros no estamos dispuestos a modificar un ápice nuestros hábitos para darle alguna oportunidad a este mundo e incluso, a veces, cometemos el delito del silencio. Esta Escuela nos quiere ayudar a no resignarnos, a mirar de forma distinta hacia el mañana, a participar, a ser actores y nunca espectadores, a caer en la cuenta de que somos parte de este universo, del cambio climático, de lo bueno y menos bueno porque no somos islas. La Carta de la Tierra habla de una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. Y continúa diciendo "debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz"… Me gustaría terminar con una cita de Teilhad de Chardin, filósofo y teólogo: “Somos la suma de todos los que nos precedieron, de todo lo que fue antes que nosotros, de todo lo que hemos visto. Somos toda persona o cosa cuya existencia nos ha influido y a la que hemos influido. Somos todo lo que ocurre cuando ya no existimos, y todo lo que habría sido si no hubiéramos existido”. POR QUÉ

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