Edición 975

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El Seminario Mayor corazón de la Diócesis

Seguimos en el desarrollo del Proceso Evangelizador en la Diócesis de Cúcuta y lo hacemos en actitud contemplativa, dejándonos orientar por la luz del Espíritu Santo.

El proceso de evangelización, como ya le hemos mencionado, abarca tres momentos esenciales: acción misionera, acción catequético – iniciatoria y acción pastoral.

La figura del desierto es pues indispensable para comprender la naturaleza de la vida cristiana Cristo es nuestro desierto.

Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta.

Jesús reunido con sus discípulos antes de subir al Cielo les indicó el camino misionero: “ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo; él vendrá sobre ustedes para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los extremos de la tierra” (Hech 1, 8), recibiendo este mandato como su vocación y que lo recoge la Iglesia como su misión esencial, porque “Evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la Santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa” (Evangelii Nuntiandi 14), conscientes que es el Espíritu Santo quien nos da la fuerza y el fervor para evangelizar, pues “no habrá nunca Evangelización posible sin la acción del Espíritu Santo” (EN 75).

La Iglesia tiene el mandato de llevar a todo el mundo la magnífica noticia del acontecimiento que cambia la historia del ser humano y de la sociedad. Cada persona cuando recibe el anuncio de Jesucristo y responde con la conversión, que significa transformación de la propia vida en Cristo, renueva no solamente su vida personal, sino que todo el entorno donde vive comienza a ser iluminado por la gracia, porque el Reino de Dios llega con toda su fuerza para transformar el mundo “El plazo se ha cumplido. El Reino de Dios está llegando. Conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15).

El mensaje es el mismo, pero los contextos cambian y por eso los desafíos para evangelizar necesitan evangeli-

Sean mis testigos en salida misionera

zadores con mucho fervor e ímpetu misionero, que sigamos sin desfallecer en la misión encomendada por Jesús: “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 16 - 20). La certeza que Él está con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos (Cfr Mt 28, 20), nos convoca a ser instrumentos dóciles a la gracia de Dios, poniendo toda la confianza únicamente en Él y dejándonos iluminar cada día por el Espíritu Santo que con sus dones nos capacita para llevar el mensaje de salvación a todas partes.

cambio de mentalidad, es decir transformación de la vida en Cristo, hasta llegar a decir con San Pablo: “Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2, 20), dando testimonio de su proceso de conversión, afirmando “Para mí la vida es Cristo” (Fil 1, 21).

“La Iglesia tiene el mandato de llevar a todo el mundo la magnífica noticia del acontecimiento que cambia la historia del ser humano y de la sociedad”.

La Iglesia siempre actúa con el poder del Espíritu Santo y se ha dejado re- novar por Él. Toda la acción pastoral debe ser dócil a la moción y luz del Espíritu Santo, ya que es Él quien orienta y renueva la misión evangelizadora en la Iglesia. Para dejar obrar el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia es necesario asumir en serio el llamado a la conversión “conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15), que significa el retorno a Dios, el

En nuestra Diócesis de Cúcuta queremos dejarnos iluminar por el Espíritu Santo, siguiendo el Proceso Evangelizador que la Iglesia ha aplicado desde siempre para Evangelizar. Somos conscientes del mandato de Jesús, de ir por todas partes a anunciar el Evangelio y por eso nos disponemos en obediencia a la voluntad de Dios a responder al mandato misionero de Jesús, Sean mis testigos, Crean en el Evangelio, con la certeza que todo tiene que brotar de la oración profundamente contemplativa, para poder tener el discernimiento suficiente que nos impulse al acompañamiento de todas las personas, para que puedan crecer en el fe, la esperanza y la caridad y perseverar en la gracia de Dios y en la conversión.

De esa manera en fidelidad a Jesucristo y a la Iglesia, con renovado fervor pastoral y en salida misionera, nos disponemos a fortalecer el proceso evan-

gelizador, que según lo sintetiza el Directorio General para la Catequesis del año 1997, “está estructurado en etapas o momentos esenciales: La acción misionera para los no creyentes y para los que viven en la indiferencia religiosa; la acción catequética para los que optan por el Evangelio y para los que necesitan completar o reestructurar su iniciación; y la acción pastoral para los fieles cristianos ya maduros, en el seno de la comunidad cristiana. Estos momentos no son etapas cerradas, ya que tratan de dar el alimento evangélico más adecuado al crecimiento espiritual de cada persona o de la misma comunidad” (DGC 49, Cfr DGC, 2020, 31 - 35).

Seguimos en el desarrollo del Proceso Evangelizador en la Diócesis de Cúcuta y lo hacemos en actitud contemplativa, dejándonos orientar por la luz del Espíritu Santo que ilumina nuestros pasos y nos saca de la oscuridad que deja el mal y como fruto del seguimiento de Cristo, alimentados por la Eucaristía, brote un caudal de caridad en nuestra Diócesis, que nos permita hacer presente el mandamiento del amor, que sea luz para muchos que viven en las tinieblas del pecado. Que nuestra caridad sea la voz de Dios para que muchas personas amen a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismos. El camino para crecer y salvarse es vivir plenamente la vida de Jesucristo en la familia y en la parroquia. Hagamos de nuestras familias y ambientes parroquiales lugares de fe, esperanza y caridad que nos lleven a la salvación y que orienten la vida de muchas personas con la luz de Cristo que ilumina nuestra vida, cumpliendo con el mandato misionero: Sean mis testigos, Crean en el Evangelio.

En unión de oraciones, reciban mi bendición.

Por: Mons. José Libardo Garcés
PRESIDENTE
Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta

La Diócesis de Cúcuta celebró a su santo patrono con el Jubileo de los Seminarios Mayor y Menor

El pasado miércoles 19 de marzo desde las 9:00 a.m. se dio inicio a la celebración de la Solemnidad de San José patrono de la Diócesis de Cúcuta, y a su vez el Jubileo del Seminario Mayor y Menor. Con una procesión con la imágenes de Cristo Crucificado y del Custodio de la Sagrada Familia, los asistentes, en medio de cantos y el rezo del Santo Rosario, se dieron cita en el Parque La Victoria (parque Colón), frente a la capilla del Ancianato Rudesindo Soto, para inciar el recorrido que pasó por la calle 12 hasta la avenida 5 del centro de la ciudad, hasta llegar a la Catedral san José para culminar con la Sagrada Eucaristía.

Este momento de gracia contó con la presencis de Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta, quien presidió la procesión en la que estuvo presente el clero diocesano, el rector del Seminario Mayor, presbítero José María Castro Almanza, junto a los seminaristas que allí se forman; el rector del Seminario Menor, presbítero Ruber Carrero López, junto a los estudiantes de dicha institución.

A la peregrinación también asistieron agentes de pastoral de las parroquias, movimientos apostólicos,

devotos de san José y demás fieles bautizados de esta Iglesia Particular que se fueron uniendo a la procesión en el marco de este año de misericordia, convocado por el Papa Francisco bajo el lema: ‘Peregrinos de la esperanza’.

En la celebración de la Eucaristía, durante la homilía, Monseñor Garcés Monsalve, enfatizó en san José como modelo de obediencia quien

permitió que Dios guiara su vida.

Entre sus virtudes destacó que fue un hombre protector y proveedor de la familia; hombre de oración y vida espiritual, lo que lo convierte en un ejemplo para todos los fieles, en lo que se refiere a la vida interior. También ahondó en la necesidad que tenemos todos de vivir en estado de gracia como camino a la santidad.

“San José en su misión de ser custodio del Salvador nos ofrece el ejemplo para saber aceptar la voluntad de Dios”.

Por otra parte, se dirigió a los estudiantes del Seminario Menor, invitándolos a no descartar el sacerdocio como proyecto de vida, para ser servidores de Dios, con la necesidad permanente de reflexionar respecto a la relación con Él, para lograr ser testigos de su amor y bondad.

San José en su misión de ser custodio del Salvador nos ofrece el ejemplo para saber aceptar la voluntad de Dios; ante esto, Monseñor José Li-

bardo manifestó: “Animo a los jóvenes a construir su proyecto de vida preguntando a Jesús: ¿qué quiere él para sus vidas?” … “A cada uno de los integrantes de la Iglesia a saber escuchar, actuar según los designios de Dios. A no tener miedo de decir Sí al Señor y permanecer en el camino correcto, entregando la vida a Jesucristo y a la Iglesia”.

Para concluir instó a todos los fieles de nuestra Diócesis a aprovechar la gracia del Jubileo, recurriendo al sacramento de la reconciliación para mantener sus corazones limpios y así seguir el ejemplo de san José que siguió el camino cuidando de la familia y dedicándose al trabajo, a pesar de las incertidumbres que enfrentó.

Aniversario, graduaciones y día de la Mujer: Una jornada especial en la Fundación Asilo Andresen

El pasado 8 de marzo, las instalaciones de la Fundación Asilo Andresen fueron el escenario de diversas celebraciones, marcadas por momentos de logros alcanzados, reconocimientos y nuevos comienzos.

En un ambiente de alegría y gratitud, se conmemoró el quinto aniversario del Centro de Caridad Infantil ‘La Niña María’, una institución diocesana dedicada al bienestar y la formación de madres de familia. Como parte de esta celebración, dieciocho mujeres culminaron con éxito su capacitación en el curso promovido por la panadería Las Delicias de ‘La Niña María’. Estas madres se formaron entre los meses de noviembre, diciembre y febrero, adquiriendo conocimientos esenciales en manipulación de alimentos, servicio al cliente y preparación de alimentos y bebidas.

El

Banco

Tras recibir sus diplomas y certificaciones con el respaldo del SENA, iniciarán sus prácticas en distintos puntos de venta de la panadería, donde tendrán la oportunidad de aplicar sus habilidades en atención al cliente, preparación de desayunos, jugos y manejo de máquinas de café, fortaleciendo su experiencia y

Diocesano de

Alimentos ha entregado 138 toneladas de ayuda para los desplazados del Catatumbo

La crisis migratoria que se desató por los hechos violentos que se vienen presentando en la zona del Catatumbo desde enero de este año, obligó a un gran número de personas a salir de su territorio para buscar refugio y sustento. Familias enteras con niños, ancianos y enfermos tuvieron que dejar todo para poder conservar su vida.

En los primeros momentos de esta crisis la Diócesis de Cúcuta se hizo presente, no solo con apoyo espiritual para quienes llegaron al estadio General Santander, sino también con donaciones de alimentos, útiles de aseo y bebidas.

La primera ayuda partió desde la parroquia san Pío X el 23 de enero con 6 toneladas de alimentos y suministros de aseo que se destinaron para el epicentro de la crisis. Se entregaron directamente al Obispo de Tibú, para que fuesen distribuidas en este municipio.

La segunda ayuda fue el fruto del llamado que hizo Monseñor José Libardo Garcés Monsalve a todas las comunidades parroquiales de la Diócesis de Cúcuta para recolectar mercado, artículos de aseo, entre otros, y poder hacer otro envío hasta Tibú. El resultado fue de 50 toneladas de ayudas que llevó una comitiva con sacerdotes, funcionarios del Banco de Alimentos de Cúcuta y ABACO; y 8 camiones que fueron descargados en las instalaciones del auditorio diocesano en Tibú, con la presencia de Monseñor Israel Bravo Cortés. quien posteriormente las repartió en albergues, familias y poblaciones afectadas por esta situación.

Como se puede evidenciar a través de los medios de comunicación el conflicto no ha terminado y ante tal realidad el trabajo de la Iglesia ha sido continuo hasta el día de hoy, sumando ya 138 toneladas de ayudas y alimentos que se han entregado en las zonas directamen-

autonomía laboral.

Además de la graduación, la jornada también estuvo marcada por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Las asistentes recibieron detalles especiales y participaron activamente en la elaboración de galletas, empareda-

dos y ponqués, fomentando así un espacio de integración y celebración.

Este evento, lleno de significado y oportunidades, reafirma el compromiso de la Fundación Asilo Andresen y el Centro de Caridad Infantil ‘La Niña María’ en la formación y empoderamiento de las mujeres cabeza de hogar, brindándoles herramientas para su crecimiento personal y profesional.

En este encuentro se contó con la presencia de monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta y el presbítero José Elver Rojas Herrera, rector de la Basílica Menor Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá y representante legal de la Fundación Pía Autónoma Asilo Andresen y director del Centro de Caridad Infantil La Niña María.

te afectadas en las diócesis de Tibú y Ocaña.

De estas 138 toneladas, 27 fueron donaciones por las parroquias de las Diócesis de Cúcuta; por la red de Bancos de Alimentos de Colombia ABACO, Las Pías Discípulas del Divino Maestro, los Movimientos Focolares, la Comunidad de las Hermanas Maristas de las Enseñanza, la Diócesis de la Dorada – Guaduas de Caldas, Fundación Ramírez Moreno, CENS grupo EPM, Fundación Bancolombia y la Fundación Postobón.

Estas ayudas también se han entregado a diferentes puntos de la ciudad de Cúcuta en donde se concentraba la atención a los desplazados, garantizando que la mayor cantidad de víctimas

del conflicto recibieran a través de los sacerdotes de las parroquias donde han reportado presencia de estos hermanos, un poco de la caridad realizada desde el corazón, para se sientan la presencia de Cristo a través de la Iglesia que no los deja solos.

El Banco Diocesano de Alimentos de Cúcuta, hace un llamado a todos los fieles para seguir participando en la labor de caridad que se realiza, de manera que todos podamos aportar para contribuir a menguar el sufrimiento en medio de esta crisis y ante los distintos eventos inesperados que afectan a cualquier población y de la que siempre esta institución está dispuesta a ayudar nombre de Cristo.

Asamblea Bíblica

Anuncios: el Ángel trae una buena noticia a su pueblo

El evangelista san Lucas que podríamos llamar el “historiador de Dios” pretende ofrecernos un relato ordenado de “las cosas” que tuvieron lugar en medio de los testigos oculares, los cuales llegaron a ser “servidores de la Palabra” Este movimiento de trasformación y educación de los “testigos de la Resurrección” se realiza a través de la íntima acción del Espíritu Santo, el cual dona a los “testigos” la valentía para hacerle frente a la predicación del Evangelio en medio de las circunstancias y los contextos sociales normalmente adversos.

Los temas del evangelista Lucas se ocupan de los denominados “relatos de la infancia”, y cabe mencionar que solo san Lucas y san Mateo dedican sus primeras secciones del Evangelio a contarnos cada uno a su estilo la infancia de Jesús.

Aquí en esta “infancia silenciosa” el evangelista nos hace poner nuestra atención en “la Sabiduría hecha persona que empieza a crecer”. Usando diferentes técnicas literarias, el evangelista propone a su lector un trabajo arduo de intimación y de uso de su inteligencia y comprensión.

I. AMBIENTACIÓN

II. ANIMACIÓN

2. Bendición inicial: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

3. Signo: Imagen del anuncio del Ángel a Zacarías.

4. Oración para antes de leer la Biblia.

5. Canto bíblico: El Ángel vino de los cielos…..

Análisis de la realidad:

• ¿Qué es un anuncio?

• ¿Qué anuncios me gustaría recibir?

• ¿Qué otros anuncios bíblicos conocemos?

Dinámica para antes del encuentro: Anuncios

¿Qué anuncios conocemos que estén en la biblia?

MATERIAL PARA LA DINÁMICA

Tres tarjetas de papel o cartulina, cada una tendrá una cita bíblica: Jue 13, 2-24; Lc 1, 5-22; Lc 1, 6-38.

DESARROLLO

Se forman tres grupos entre los asistentes, a cada grupo se le entrega una tarjeta con una de las citas bíblicas. Deberán leerla en la Biblia y preparar una dramatización en forma de mímica. Una vez preparada, cada grupo de la mejor manera representará el anuncio que le correspondió y los demás participantes deberán decir:

Del primer grupo: ¿Quién es el que anuncia?

Del segundo grupo: ¿Quién recibe el anuncio?

Del tercer grupo: ¿A quién anuncia? ¿Cuál fue su misión?

III. TEMA DE ESTUDIO

A continuación, pondremos de manifiesto los elementos que componen un anuncio como “género literario” y el trabajo personal y comunitario podría consistir en tratar de ubicar estos elementos al interno de los anuncios del nacimiento que nos presenta el evangelista en Lc 1, 5-25, llamado anuncio del nacimiento de Juan el bautista. Inicia con una ambientación de tipo histórico: “hubo en los días de Herodes, rey de Judea”, aquí el evangelista ubica los eventos de la salvación al interno de la llamada “gran historia o historia universal”. Si Zacarías e Isabel pueden ser desconocidos para los libros de historia universal, Herodes no lo es.

A continuación, el relato nos presenta dos personajes: Zacarías e Isabel son de familia sacerdotal y por tanto vinculados al culto del templo, con una calificación extremadamente interesante: “los dos eran justos ante Dios y cumplían fielmente todos los mandamientos y preceptos del Señor” la calificación de los personajes es 10 sobre 10, si alguien podría ser digno de recibir las bendiciones divinas eran necesariamente ellos (bendiciones que para el hombre bíblico se concretizan en primera medida mediante la

fecundidad). Aquí el modo como el evangelista pone de relieve el evento de gracia que está por realizarse, es una gratuidad sin límites que abre los senderos de la vida en contra de todas las expectativas humanas.

Y continúa el texto, estos dos personajes tienen dos obstáculos: ellos buenos y justos, “no tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de edad avanzada” con esto se perfila: ¿Cómo avanzará la historia? A la intriga se suman los nombres de los personajes, Zacarías implica la idea del recuerdo e Isabel la idea de juramento o promesa: y una pregunta empieza a palpitar dentro de si ¿ha faltado Dios a su promesa, ha dejado de acordarse de su alianza?

Ahora bien, en esta narración los elementos principales para entender la historia, y proceder a introducirnos un momento en la vida de estos personajes:“en cierta ocasión…” resplandece allí la solemnidad de la presentación:“oficiar delante de Dios…le tocó en suerte entrar en el santuario del Señor para quemar el incienso” esta gran solemnidad del personaje Zacarías y su oficio sacerdotal en el templo, es acompañada por la presentación de un pueblo que afuera en oración participa de esta ofrenda de incienso, y no solo participa sino que comprende, que es capaz de discernir las acciones de Dios. Nos surge una nueva pregunta de la infancia al meditar la vida pública de Jesús:

¿Dónde habita este pueblo que comprende?

Para el evangelista Lucas se trata de constituir un “pueblo” no una “multitud” que normalmente es desinteresada, indiferente y anónima…

En el relato: cuando el salmista oraba decía: “que mi oración sea como incienso para ti, mis manos alzadas, como ofrenda de la tarde” (Sal 141, 2).

A continuación se introduce una

1. Saludo.

San José de Cúcuta, marzo 23 de 2025

nueva presencia, “se le apareció el ángel del Señor…” es la irrupción del mundo celeste en el mundo de los humanos, la reacción es clara, Zacarías que ve: “se sobresalta y el temor se apodera de él” (cfr. Lc 1, 12). Comienza entonces en la historia para hacernos participar del diálogo entre los personajes. De acuerdo con el esquema de los anuncios que hemos puesto de relieve, aquí interesa nombrar un detalle: quien debe colocar el nombre de Juan (Dios que hace gracia) al niño es precisamente su padre. Después el ángel hace toda una presentación del niño por nacer: “será causa de alegría, habitado por el Espíritu Santo, irá con el poder de Elías… para preparar, convertir al Señor un pueblo bien dispuesto” (cfr. Lc 1, 13 -17).

Zacarías toma la palabra y presenta una objeción: “¿en qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer de edad avanzada” (cfr. Lc 1,18). El evangelista nos hacen pensar en Abraham y Sara, Zacarías como sacerdote debería acordarse de que sus obstáculos no lo han sido para Dios. Lo que allí resonaba en forma de pregunta: ¿hay algo difícil para el Señor? (cfr. Gn 18, 1 – 15) sonará explícitamente más adelante en boca al mismo ángel. Y otra gran enseñanza sale a nuestro encuentro, no basta con saber las palabras de la Sagrada Escritura, ni hablar al estilo de sus personajes, lo que en Abraham era una objeción válida al ser el primero, en Zacarías son una falta de fe: “por no haber creído a mis palabras, palabras que se cumplirán a su tiempo” y aquí la consecuencia: “vas a quedar mudo, y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas” (cfr. Lc 1, 19 – 20).

Con esto, deseamos que el ángel nos grite de nuevo con terror divino que Dios escucha, que Dios ve, que Dios se acuerda; así se pondrían al descubierto nuestras incredulidades delante a Dios y recibiríamos la gracia del silencio… lugar contemplativo del Dios que hace maravillas allí en el opacarse de las vidas y es vital recordar que “de este modo, el episodio se convierte en antici-

pación del resto del Evangelio. Si la iniciativa divina encontrando la falta de fe, no la experimenta como un obstáculo irremediable, sino que la integra al servicio de su propia omnipotencia, significa que nada detendrá la salvación.

El último detalle es mencionar el hecho que Isabel permanezca cinco meses recluida. Y pensaba para sí: “el Señor ha hecho esto por mi cuando ha tenido a bien quitar mi oprobio ante la gente” (cfr. Lc 1, 25) ¿Por qué guardar silencio ahora?

IV. LECTIO DIVINA

LA PALABRA ESCUCHADA:

Lucas 1, 3-25

«Un Ángel anuncia el nacimiento de Juan Bautista»

“Buscad leyendo”

LECTURA

MEDITACIÓN

La Palabra comprendida

MEDITACIÓN

su palabra?

Hacer espontáneamente una oración de perdón alabanza, petición o acción de gracias. “Señor de la vida danos tu espíritu para vivir como discípulos”

Un lector proclama el texto; cada uno va siguiendo la proclamación en su propia Biblia; luego guardar un tiempo de silencio para que cada uno recuerde, saboree e interiorice la Palabra de Dios que ha sido es cuchada.

• ¿De qué habla el texto?

• ¿Cuáles son los personajes que participan?

• ¿Qué te llama más la atención en esta visita del ángel Gabriel a Zacarías?

• ¿Cómo reacciona Zacarías?

“Hallareis Meditando”

• ¿Confiamos en que Dios hace las cosas por nuestro bien y para liberarnos?

• ¿Dónde y cómo descubro la misericordia de Dios?

• ¿De qué manera preparo mi corazón para acoger al Señor que viene?

• ¿Cómo podemos ser coherentes con lo que sabemos de Dios y los milagros que puede hacer en nuestra vida?

ORACIÓN

ORACIÓN

CONTEMPLACIÓN

La Palabra se encarna en nuestra vida

CONTEMPLACIÓN

“Os abrirán contemplando”

Repetimos varias veces esta frase para que vaya entrando a nuestro corazón: Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Señor, haz que nuestro corazón sea irreprochable ante Dios y ante los hombres» (cf. Lc 1,6).

DESPEDIDA

Oración para después de leer la Biblia.

- Invitación al próximo tema bíblico y al encuentro eclesial.

- Cántico a la Virgen María.

“Llamad orando”

¿Qué le digo a Dios motivado por

CATEDRAL SAN JOÉ

Fundación: marzo 9 de 1734

Fiesta: 19 de marzo

Párroco: Diego Fernando Huertas Marulanda

Ubicación: Av. 5 # 10-73, barrio Centro

- En el Nombre del Padre, del Hijo... Amén.

CUMPLEAÑOS

Las Adoratrices del Santísimo Sacramento cumplen 30 años de servicio y entrega en Cúcuta

La Congregación de Religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento es una comunidad de religiosas cuyo carisma está en ayudar, rescatar y capacitar específicamente a mujeres que han sido víctimas de diversos flagelos como la trata de personas, trata de blancas, violaciones y prostitución. Animadas por las palabras de su fundadora la hermana María Micaela: “Solo he vivido por Dios y para ellas”, realizan esta noble labor.

A Cúcuta llegaron el 15 de marzo de 1995 las hermanas María Soledad Arias, Betty María Gómez y Cecilia Barón para asumir este desafío, aunque no había una sede de la congregación. Se establecieron inicialmente en el barrio San Miguel, en una casa de paso donde ofrecían apoyo a jóvenes vulnerables y víctimas de prostitución, muchas de ellas rescatadas por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar bajo la dirección del doctor Armando Monsalve. Su labor se centraba en sanar heridas emocionales a través de un ambiente familiar y apoyo psicosocial para facilitar la reintegración a la sociedad y promover la formación académica y laboral de estas jóvenes. Posteriormente, se trasladaron al barrio La Libertad, donde consolidaron sus programas y extendieron su labor a mujeres adultas en situación de vulnerabilidad.

Desde su llegada a Cúcuta, las Adoratrices han mantenido firme su misión de acompañar a las mujeres más vulneradas, brindándoles nue-

vas oportunidades y un camino de esperanza. Con el apoyo de diversas instituciones y el esfuerzo de religiosas y voluntarios, han construido un legado de amor, misericordia y transformación.

Hoy luego de 30 años y ante la crisis política y social en Venezuela, la comunidad lanzó el Proyecto Frontera, enfocado en la protección y

DISEÑAMOS

prevención de riesgos para mujeres migrantes en situación de explotación sexual y vulnerabilidad. Se han establecido ‘Centros de Escucha Ancla’ en puntos claves como el barrio La Parada, el Bulevar Santander y el barrio El Callejón, donde se brinda apoyo psicosocial, formación sobre la trata de personas y talleres de capacitación en belleza y manualidades. A través de estos es-

pacios, se han entregado kits de higiene, alimentos y otros elementos esenciales para la dignidad de las beneficiarias.

El trabajo de las Adoratrices no sería posible sin la colaboración de diversas organizaciones, como el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), Pastoral Social, Profamilia, Red Tamar, Espacios de Mujer, y muchas otras que han contribuido a la formación y bienestar de las beneficiarias. Gracias a estos esfuerzos, las mujeres que se encuentran en estas diversas condiciones han sido capacitadas en talleres de belleza, confección, bisutería y han recibido unidades productivas para emprender sus propios negocios.

Además, el ‘Taller de Vida’ ofrece un espacio de reflexión y fortalecimiento personal, ayudando a las mujeres a reconocer su valor y la presencia del amor de Dios en sus vidas. En 2022, se aprobó el proyecto ‘1, 2, 3 Por Ti’, dirigido a la prevención de la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes en la frontera.

La Comunidad de Adoratrices de Cúcuta ha llevado a cabo la misión y obra de Santa María Micaela en el poder servir y acompañar a las mujeres más vulneradas que han sido víctimas de los diferentes flagelos de la explotación; además el trabajo en equipo y conjunto con las demás organizaciones, instituciones y voluntarios han permitido el beneficio de esta población.

ensar en el ministerio sacerdotal, es pensar que nuestros sacerdotes desarrollan su ministerio en nuestra ciudad de Cúcuta, en las parroquias rurales, en Tibú y Arauca y sus diferentes municipios y que a través de las parroquias atienden pastoralmente a los bautizados. Pensar en los procesos evangelizadores que las pastorales van desarrollando, en la atención cercana a nuestros grupos de pastoral, grupos apostólicos y nuevas comunidades de la Iglesia, es pensar en los sacerdotes que de cerca pastorean todas estas experiencias y que deben ser los ministros que Dios quiere para su Iglesia.

La formación sacerdotal en el contexto El Seminario Mayor corazón 39

La formación al ministerio sacerdotal en contexto actual, una mirada a este mundo amado por Dios

Desde el Seminario Mayor ‘corazón de la Diócesis’, lanzaremos una mirada sobre la experiencia de la formación en el Seminario, sobre los retos que este tiempo presente nos plantea, sobre los desafíos que vamos descubriendo y sobre las experiencias que desarrolla el Seminario a través de los cuales debemos dar respuesta a esta experiencia formativa, en cada una de las dimensiones desde las cuales se aborda al candidato al presbiterado.

Cuando nos acercamos a la dinámica formativa en el Seminario Mayor, puede ayudarnos el contemplar al hombre, a la persona humana en su integralidad en el conjunto de sus dimensiones. En la experiencia de la formación de los candidatos al ministerio se ha ido identificando y organizando: la dimensión humano comunitaria, la dimensión espiritual que está al centro de toda esta experiencia, la intelectual y la pastoral que atraviesa toda la experiencia formativa. Cada una de ellas tiene su puesto e importancia, su dinámica especial en el conjunto del proyecto formativo del discípulo configurado con Cristo y del futuro pastor.

ción libre y voluntaria, de una opción de vida que lo comprometerá para toda la vida en el ministerio al servicio de todos los hombres y mujeres en un ministerio en la Iglesia.

“El Seminario de Cúcuta cuenta con 91 jóvenes, que pertenecen a las diócesis de Tibú, Arauca y Cúcuta. Todo es don de Dios, no es por nuestras propias fuerzas”.

Los grandes desafíos del mundo y de la sociedad actual, retan al candidato a una formación sólida e íntegra en el conjunto de las ciencias humanas, donde la gran herencia de la filosofía tiene elementos adecuados para ofrecer al seminarista las herramientas necesarias para hacerlo un contemplativo del misterio, en los bastos campos de la pastoral que hoy se desarrolla, en una sociedad que nos reta, que nos desafía en su complejidad.

No podemos construir el edificio sin unas buenas bases; hay que edificar sobre la roca y esta es Jesucristo (cf. Mt 7, 24-27), de ahí la importancia de fundamentar bien al ser humano, a la persona, a aquel sobre el que pedimos la gracia del sacramento del orden; este debe ser un hombre en todo el sentido de la palabra, maduro, integrado, bien relacionado, capaz de relaciones sanas, equilibradas y maduras. Un hombre que conscientemente sea capaz de una op-

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Haz tu aporte en las parroquias, en la curia diocesana o en el número de cuenta corriente: Bancolombia 83488404665 convenio 72740

“Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes”. NIT Diócesis de Cúcuta: 890.500.597-1

Un Seminario en la frontera nororiental de Colombia: leer los signos de los tiempos con ojos y corazón de pastor, luces y sombras

Cúcuta: ‘La Perla del Norte, ‘Portón de la frontera’; la gran mayoría de los sacerdotes que se han formado en el Seminario Mayor Diocesano San José de Cúcuta, provienen del contexto cercano a la frontera nororiental de Colombia. Desde la fundación del Seminario, la Diócesis de Cúcuta ha abierto las puertas de esta casa, para que se formen aquí, los seminaristas de otras diócesis especialmente los de Tibú y Arauca, con los cuales compartimos una identidad muy profunda. Residimos en este territorio gente sencilla, muchos migrantes, campesinos desplazados de territorios cercanos, algunos han llegado de otras zonas del país, pasaron a Venezuela en otras épocas en búsqueda de condiciones más favorables, pero al cambiar estas, tuvieron que retornar y hay quienes se asentaron en este territorio fronterizo.

La frontera nos plantea una dinámica

Años

especial en lo social, político, cultural: Si miramos esta realidad ‘con ojos y corazón de pastores’ descubrimos una ciudad pujante, que por estar geográficamente en la frontera es el lugar donde confluyen personas de diferentes partes del país y también extranjeros, que se han ido asentando aquí, con una oferta laboral en diferentes sectores económicos del comercio, empresarial, industrial, minero, agrícola y ganadero, pero con una gran dinámica también de informalidad en el empleo. Con centros de estudio a nivel elemental y básico que atienden suficientemente a la población de niños, adolescentes y jóvenes. Con una educación técnica, profesional y universitaria que podría ser mucho más estructurada para que llegue verdaderamente a un mayor número de jó-

contexto social, político, religioso y eclesial

corazón de la Diócesis

1986 – 2025

corazón de la Diócesis

venes que esperan mejores propuestas para su preparación profesional. Característico de Cúcuta es el fenómeno de los asentamientos en el límite de la ciudad, la periferia urbana, con todas sus problemáticas de marginalidad, en los servicios básicos, con los fenómenos de pobreza, de violencia que allí se viven. Con una atención en salud que ofrece los elementos básicos, pero al que un gran sector de gente pobre y humilde, campesinos, desplazados, migrantes, no pueden acceder con facilidad.

No podemos pasar por alto el fenómeno de la migración interna, al que se agrega la inestabilidad política de nuestro hermano país de Venezuela. La dependencia comercial de estos dos países hermanos, que cambia según la diná-

mica política de sus gobiernos; la informalidad y en ocasiones la ilegalidad por el comercio de la frontera; la siembra, producción y comercialización de estupefacientes a partir de la hoja de coca; el establecimiento y fortalecimiento de grupos guerrilleros y de otros grupos armados que se lucran de la extorción, el secuestro, el comercio de la droga y otras dinámicas económicas complejas, constituyen realmente un gran desafío a todos los actores de la sociedad y más a aquellos que estamos llamados a ser luz en medio de las sombras.

Iglesia se debe involucrar.

“No podemos construir el edificio sin unas buenas bases; hay que edificar sobre la roca y esta es Jesucristo”.

Los sacerdotes y quienes se preparan al ministerio, deben vivir en conciencia y leer con ojos y corazón de pastores lo que los obispos en América Latina han insistido en llamar inspirados en el Evangelio: los signos de los tiempos (cf. Mt 16, 2-3). En la experiencia del pueblo de Israel, los profetas con esta sensibilidad, ayudaron al pueblo a otear el futuro con esperanza. Jesús nos llama a este mismo ejercicio y la Iglesia continúa haciéndolo en sus pastores, con la ayuda del Espíritu.

De parte de todos los protagonistas de esta experiencia formativa experimentamos un constante cuidado y cercanía al corazón de la Diócesis, por parte de los obispos, presbiterio, consagrados y consagradas, las comunidades parroquiales, los laicos, las familias, los docentes en nuestras escuelas y colegios, la riqueza de la experiencia cristiana de los variados grupos apostólicos y nuevas comunidades. Cuando todos somos conscientes de nuestro papel protagónico en este proyecto de Iglesia, experimentamos la vivencia de la sinodalidad, de la espiritualidad de comunión, de la corresponsabilidad, de la ministerialidad; todos ellos elementos constitutivos de la eclesiología del Concilio Vaticano II.

relación con todo tipo de personas, creyentes y no creyentes, capaces de animar, iluminar las diferentes realidades sociales y eclesiales que encontrarán en las parroquias de nuestra realidad urbana y rural. Discípulos configurados con el Señor, a imagen de los doce, han sido llamados de en medio de los hombres para estar con Jesús y tener una profunda experiencia en la escuela de Jesús durante todo el tiempo de su formación inicial en la escucha de su palabra, en la práctica y celebración de los sacramentos. Son los hombres que hablan a Dios de los hombres y a los hombres de Dios, aquí está la verdadera dinámica del ministerio sacerdotal, en la cruz de Cristo encontramos el verdadero icono de este misterio de consagración, Cristo levantado entre el cielo y la tierra ofrece al Padre su verdadero y único sacerdocio.

Cuando miramos las estadísticas de los seminarios en Colombia y en el mundo, podemos contemplar un panorama gris, que preocupa, los números nos ayudan a evidenciar de alguna manera la crisis. El Seminario de Cúcuta cuenta con 91 jóvenes, que pertenecen a las diócesis de Tibú, Arauca y Cúcuta. Todo es don de Dios, no es por nuestras propias fuerzas. Ayuda a este panorama consolador la dinámica especial de la pastoral vocacional, la pastoral juvenil, infantil, familiar y el PEIP: Proceso Evangelizador de la Iglesia Particular, el estado de misión permanente en el que toda la

De una experiencia tan variada, tan enriquecida de Iglesia, de una realidad social, política, religiosa y eclesial a las que nos hemos acercado, es de allí que nos llegan al Seminario los jóvenes candidatos al ministerio, para encontrarse con una institución eclesial, con una rica tradición formativa, especialmente cuidada y orientada por la Iglesia, donde recientemente se ha hecho la experiencia de renovar a nivel universal y nacional las normas básicas de la formación inicial de los candidatos al ministerio en lo que llamamos la Ratio Fundamentalis universal y nacional.

Podríamos aquí colocar algunos elementos que deben caracterizar a los jóvenes sacerdotes egresados de este Seminario Mayor Diocesano San José de Cúcuta: deben ser ministros de Dios, constructores del Reino en cada uno de los ambientes donde serán enviados, para que continúen dando fruto: Personas humanamente maduras, con los elementos esenciales de madurez e integrados personalmente, capaces de

Tomados del mundo y puestos en favor de los hombres, Jesús ha orado por nosotros, “no te pido que los separes del mundo, sino que los preserves del maligno” (cf. Jn 17 15). Testigos de lo eterno, viviendo el ministerio en una especial consagración animados por la vivencia de los consejos evangélicos en pobreza, castidad y obediencia. El sacerdote es aquel que ama a Cristo y ama a la Iglesia, porque esta realidad esponsal de Cristo y de la Iglesia son un gran misterio, un sacramento y el apóstol Pablo dice: “y yo lo refiero a Cristo y a su Iglesia” (Ef. 5, 32).

En el contexto de la recién celebrada fiesta de san José, le invocamos como nuestro padre y protector, pues a él ha sido encomendado el cuidado de nuestro Seminario Mayor. A él consagramos a los candidatos al ministerio ordenado y a los sacerdotes que ya desempeñan su ministerio en los diferentes campos de la Iglesia, confiados en que el Seminario continúa fiel a la misión que se le ha encomendado: formar a los futuros ministros dispensadores de los ministerios de Cristo para la Iglesia y para la humanidad. De María Nuestra Señora y de San José invocamos su protección y confiamos el Seminario y su misión en esta Iglesia Particular.

Un Seminario ‘corazón de la Diócesis’ que mira el futuro con esperanza
Sacerdotes en situación actual

Elementos constitutivos del PEIP, parte II

EL PROCESO EVANGELIZADOR DE LA IGLESIA

El proceso evangelizador de la Iglesia se estructura en etapas progresivas, permitiendo la conversión gradual de los creyentes hasta alcanzar la comunión y la misión de la Iglesia. Este camino se nutre de la fe y la conversión, fortaleciéndose mediante la constante meditación de la Palabra de Dios y la vivencia del don divino. A través de un itinerario de iniciación cristiana, se busca consolidar la fe en todas sus dimensiones.

El proceso de evangelización, como ya le hemos mencionado, abarca tres momentos esenciales: acción misionera, acción catequético – iniciatoria y acción pastoral. La misión se inicia con el primer anuncio (kerigma), seguido de la formación en la fe y vida cristiana, consolidando la comunión y la participación activa en la Iglesia. Este proceso continuo permite a los fieles integrar su fe con su vida diaria, haciéndolos testigos activos del Evangelio.

La Iglesia distingue entre ministerios ordenados (diaconado, presbiterado, episcopado), ministerios instituidos (lectorado y acolitado) y ministerios pastorales de los laicos, estos últimos sujetos a verificación y renovación periódica. Para ser reconocido como ministerio pastoral laical, se deben cumplir cuatro condiciones:

1. Poseer un carisma verificable por el párroco y la comunidad.

2. Recibir capacitación adecuada.

3. Ejercer el ministerio por mandato expreso del párroco.

4. Participar activamente en una comunidad eclesial misionera.

Para garantizar que las comunidades lleguen a ser comunidades misioneras y evangelizadoras, se requieren colaboradores bien formados, capaces de replicar el proceso vivido. La evangelización es permanente y cíclica, iniciando constantemente un nuevo proceso que se puede establecer a través de los distintos espacios: familia, grupos, comunidades parroquiales y la Iglesia en su conjunto. La misión se estructura a través de carismas, ministerios y estructuras pastorales y administrativas, fortaleciendo la acción de la Iglesia. La madurez cristiana se refleja en la elección de un estado de vida dentro de la Iglesia: laicado, vida consagrada o ministerio ordenado. Los laicos, casados o célibes, ani-

man el mundo con los valores del Evangelio. La vida religiosa o consagrada implica una entrega total a Dios en comunidad, mientras que el ministerio ordenado (diaconado, presbiterado y episcopado) asume la tarea de guiar y santificar a la comunidad.

La elección de un estado de vida está vinculada a una sólida formación cristiana y el compromiso con la construcción del Reino de Dios. Cada estado de vida existe para el Cuerpo de Cristo, complementándose mutuamente. La vocación a la santidad es común a todos y requiere una pastoral especializada según las distintas necesidades: infancia, juventud, matrimonio, vida consagrada y ministerio ordenado.

LAS PERSONAS EN LA IGLESIA

Para fortalecer cada vocación, la Iglesia ofrece espacios de acompañamiento y formación. En el caso de los laicos, se promueve su participación en movimientos apostólicos, formación para el matrimonio y pastoral familiar. Y para los reli-

giosos y ministros ordenados, se enfatiza en la pastoral vocacional y la formación permanente.

LA ACCIÓN PASTORAL Y SU ENFOQUE MINISTERIAL

La acción pastoral es el fruto maduro del proceso evangelizador, integrando a los fieles en la comunidad cristiana de forma plena y consciente. Se fundamenta en el modelo de Cristo Buen Pastor y se organiza en tres vertientes fundamentales:

1. Pastoral profética: Ministerio de la Palabra en sus diversas formas, incluyendo la predicación, catequesis y formación doctrinal.

2. Pastoral litúrgica: Dimensión celebrativa del misterio divino a través de los sacramentos y la vida de oración.

3. Pastoral caritativa y social: Práctica del mandamiento del amor mediante acciones solidarias y de justicia social.

Los ministerios fundamentales se vinculan con las etapas del proceso evangelizador: acción misionera, animación comunitaria, catequesis, formación avanzada, liturgia y pastoral caritativa. Existen también ministerios especiales orientados a ámbitos específicos como infancia, juventud, vocaciones, familia, educación, salud, marginados y medio ambiente. Además, algunas jurisdicciones pueden establecer ministerios administrativos como secretaría y finanzas.

Con todo esto, se busca consolidar una acción pastoral ordenada, permanente y con un claro enfoque ministerial, asegurando que la evangelización se lleve a cabo con eficacia y compromiso en cada una de sus dimensiones. La Iglesia, como comunidad de fe, está llamada a renovarse constantemente en su misión, promoviendo el crecimiento espiritual y la participación activa de todos sus miembros en la construcción del Reino de Dios.

Sean mis TESTIGOS ABRIL ANUNCIEN LA RESURRECCIÓN

(Mt 28, 7)

NPor: Pbro. Daniel Alejandro Bolivar Castaño, párroco de Espíritu Santo y vicario de pastoral.

os encontramos en el Año de la Esperanza, virtud que jalona nuestra reflexión en el marco del gran jubileo: “Peregrinos de la Esperanza” convocado por el Papa Francisco en la bula Spes non confundit donde se nos hace un urgente llamado en medio de las tribulaciones del momento presente, a proclamar el Evangelio, la Buena Nueva de Jesucristo, muerto y resucitado, como anuncio de la esperanza que realiza las promesas, conduce a la gloria y fundamentada en el amor, que no defrauda.

Bajo la luz del Espíritu Santo, que es quien irradia en el corazón de los creyentes la luz de la esperanza dando apoyo y vigor a nuestra vida; mantiene encendida la llama del amor Divino e impulsa a los discípulos a ser testigos.

Todo el caminar del discípulo culmina en la mañana de la resurrección, este es el acontecimiento central al que se dirigen todos los eventos sucedidos en su experiencia de discipulado; aquí tiene sentido cada palabra, cada acción realizada, cada milagro, es el culmen de una enseñanza que hará al discípulo como su Maestro. Ante el evento de la resurrección, núcleo y punto culminante de la historia.

En la mañana de la resurrección según el Evangelio de san Mateo, las mujeres que han ido al sepulcro escuchan del mensajero el anuncio de la resurrección y se les encarga la misión de ir a decirles a los discípulos que el Resucitado los espera en Galilea (Mt 28,2-7). Además del anuncio del mensajero, es Jesús mismo quien les sale al encuentro y quien reitera la invitación a los discípulos a Galilea, el lugar donde un día fueron llamados a seguirlo.

La nueva vocación es más exigente, supone la radicalidad de la primera llamada…“dejándolo todo lo siguieron”, y además se muestra como una opción fundamental no solo para un seguimiento sino para un testimonio con la fuerza del Resucitado. El mandato de anunciar la resurrección la realizan no solo como una tarea a cumplir sino una experiencia de vida que transforma vidas. Gracias al encuentro con el Resucitado, ellos pueden pasar del temor a la confianza, del desaliento a la serenidad, de la duda a la certeza. Será entonces la presencia del resucitado la que confirmará los corazones en el contenido del anuncio, no como un conjunto de doctrina sino como una experiencia de amor que vence

todo y sigue llamando, es la fuerza de un testimonio, que los lleva a dar la vida proclamando con las palabras y las acciones que el amor de Dios está vivo.

“Todo el caminar del discípulo culmina en la mañana de la resurrección, este es el acontecimiento central al que se dirigen todos los eventos sucedidos en su experiencia de discipulado”.

Nuestro Proceso Evangelizador requiere en el corazón del testigo un estado de permanente conversión personal, es decir, que el discípulo, guiado por el encuentro continuo con el resucitado, la necesidad de fortalecer su testimonio ante la mirada misericordiosa de Dios, además de un volver a Dios, el transformar su corazón en la experiencia del amor de Dios y un cambio de mentalidad, lo lleve a buscar siempre nuevos horizontes como peregrino de la esperanza.

Sean mis testigos, anuncien la resurrección se convierte en este tiempo pascual en un continuo llamado a vivir la naturaleza misma de la Iglesia, una Iglesia en salida misionera que anuncia el Evangelio a todos. Como Iglesia que responde a su tarea evangelizadora, anuncia la Buena Nueva, la Palabra de Dios que ama morar entre los hombres, la Palabra del Padre, que ama a los suyos y los ama hasta el extremo, de una riqueza inagotable promoviendo en

el corazón de los hombres de todos los lugares y momentos el deseo de Dios, la dignidad humana, la igualdad de todos los seres humanos y el respeto a las diferencias dentro de la única familia humana, el diálogo y la participación, el anhelo de la paz, la acogida como expresión de fraternidad y solidaridad, la tutela responsable de la creación. (Cfr “La conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia” de la Congregación para el clero).

Anuncien la resurrección, es una misión que comporta el corazón mismo del discípulo en su respuesta al seguimiento generoso del Maestro. En el paso fundamental a salir del encierro de las estructuras al encuentro con los hombres y las mujeres de hoy. Es la oportunidad de dar razón de nuestra esperanza en medio de tantos signos de desesperanza. Vayamos pues hermanos a anunciar la resurrección, a hacer discípulos, a vivir la presencia del resucitado a través de los sacramentos, a sanar las heridas llagadas en el cuerpo de tantos hermanos cansados y fatigados en nuestro camino, a tener la certeza que Él siempre está con nosotros.

Triduo Pascual

El significado del desierto ayer y hoy

Significado bíblico del desierto

La significación del desierto se orienta según se piense, en un lugar geográfico o en una época privilegiada de la historia de la salvación. Como lugar geográfico, el desierto es una tierra que no ha bendecido Dios: allí es rara el agua (Gén. 2,5), la vegetación es raquítica y la habitación imposible. En esta tierra infértil habitan demonios (Lev. 16,10) y otras bestias maléficas (Is 13,21). Como época privilegiada de la historia de la salvación y conservando el carácter de lugar desolado, encontramos que en el desierto nació el pueblo de Dios, Él quiso hacer pasar a su pueblo por esta “tierra espantosa” (Dt 1,19) para hacerle entrar en la tierra en la que mana leche y miel.

El desierto es un camino expresamente escogido por Dios (Ex 13,17), en el que Él mismo quería ser el guía de su pueblo (Ex 13,21). En el desierto se revela el corazón del hombre incapaz de triunfar en la prueba a que se le somete y que le ayudará a reconocer que debe vivir de la voluntad de Dios.

Jesús quiso revivir las diferentes etapas del pueblo de Israel, por eso es llevado por el Espíritu al desierto para ser allí sometido a la prueba

(Mt 4, 1-11). Lo que había sido un fracasado en los tiempos del éxodo halla ahora su sentido: Jesús es el Hijo primogénito, en el que se cumple el destino del pueblo elegido.

La figura del desierto es pues indispensable para comprender la naturaleza de la vida cristiana Cristo es nuestro desierto: en Él hemos superado la prueba, en Él tenemos la comunión perfecta con Dios, el desierto como lugar y como tiem-

“El desierto es un camino expresamente escogido por Dios (Ex 13,17), en el que Él mismo quería ser el guía de su pueblo”.

cansancio, la soledad. Cada una de estas realidades se experimentan en el desierto y tienen su eco en nuestra vida, lo cual nos hace pensar que estamos llamados a “pasar” por el desierto, no a “vivir” en el desierto y que esto depende necesariamente de nuestra actitud y de la opción que libremente hagamos. Porque muchas personas hacen una lectura conformista de su situación y caen en la resignación, que no es actitud cristiana y que deriva en una perdida del sentido de la vida, desviándose de lo que Dios espera de ellos y creyendo equivocadamente que nacieron para “vivir” en el desierto y que su suerte no puede cambiar.

po se ha realizado en Jesús. De este modo, nuestra vida permanece bajo el signo de la prueba, en tanto no hayamos entrado en el reposo de Dios (Hb 4,1). Por eso, somos invitados a que, acordándonos de los acontecimientos de otro tiempo, no endurezcamos nuestros corazones porque nuestro “hoy” está seguro del triunfo, ya que somos “participes de Cristo” (Hb 3,14) que permaneció fiel en la prueba.

Cuáles son los desiertos hoy en día, cómo afrontarlos y qué nos enseñan

Hemos dicho que el desierto es el lugar de la prueba. Quedémonos con esa imagen para desde ahí, leer las distintas situaciones por las que atraviesa el ser humano, como por ejemplo: la enfermedad, el sufrimiento, el peligro, la escasez, el

Caso contrario cuando la prueba es tomada como oportunidad para crecer, cuando nos llama a hacer una revisión de nuestra vida, cuando nos reta a dar lo mejor de nosotros, buscando alternativas de superación, entonces podemos decir que “pasamos” por el desierto y que significó para nosotros purificación, reforzó nuestra capacidad de ver la realidad como es y vivirla con intensidad haciéndonos más consientes de que aunque no es fácil la vida, tampoco es imposible vivirla si se tiene a Dios como meta al final del recorrido.

Nuestra existencia humana puede entenderse entonces como una travesía por el desierto: nacer es el comienzo, vivir a pesar de las dificultades, es nuestra estancia en él y morir, llegar a la tierra prometida en la que nos espera Dios de donde salimos. Reavivemos nuestra esperanza y sigamos caminando en medio de las tribulaciones del mundo y los consuelos de Dios, siendo testigos de su presencia y compañía que nos dan valor en la lucha para avanzar.

LEON D. XAVIER. VOCABULARIO DE TEOLOGIA BIBLICA. Segunda edición. Herder. 2009

El pe rdón d e Dios: tra nsforma ndo el pecado e n a mor

Por: Sem. Johan Samir Sepúlveda Delgado, I de discipulado

¡Hola, niños! Hoy vamos a hablar de algo muy importante: el pecado. ¿Sabían que el pecado es como una mancha en nuestro corazón? Es cuando hacemos algo que no le gusta a Dios, como desobedecer a nuestros papás, pelear con nuestros hermanos o no ser amables con los demás.

El pecado nos aleja de Dios, como cuando nos escondemos porque hicimos algo malo. Pero ¡no se preocupen! Dios nos ama tanto que siempre está listo para perdonarnos.

La misericordia es el amor grande que Dios nos tiene, incluso cuando nos equivocamos. Es como cuando mamá o papá nos abrazan después de que les pedimos perdón.

DIOS NO SE ENOJA CON NOSOTROS,

SINO QUE NOS DICE:

—Yo te amo, y siempre estoy aquí para perdonarte.

Para recibir el perdón de Dios, debemos hacer tres cosas:

1. Reconocer que hicimos algo malo.

2. Pedir perdón a Dios con el corazón.

3. Intentar no volver a hacerlo.

Recuerden niños, que el pecado nos aleja de Dios, pero su misericordia es como un abrazo gigante que nos devuelve la paz y la alegría. ¡Dios los ama siempre!

TAREA: Respondo, ¿Cómo podemos recibir el perdón de Dios?

COMPROMI-

SO: Durante estos días pidámosle perdón a Dios y actuemos desde su amor misericordioso.

MOMENTO CREATIVO: Dios quiere que tengamos un corazón como el suyo, colorea el sigiente dibujo:

El niño del PEIP

Sean mis testigos, participemos en la liturgia

III DOMINGO DE CUARESMA (AÑO C)

23

de

marzo (Lc 13, 1-9)

Jesús nos dice con claridad: “Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera” (Lc 13,5). La palabra “conversión” se ha vuelto tan común en nuestro vocabulario cristiano que corremos el riesgo de repetirla sin que realmente transforme nuestra vida. A menudo decimos: “Soy pecador”, pero en el fondo no lo creemos del todo. Más bien, miramos a nuestro alrededor y pensamos: “Sí, soy pecador… pero los demás lo son más”, o nos justificamos diciendo: “Soy así”. Pero Jesús nos llama a algo mucho más profundo: un cambio real, una nueva forma de pensar, sentir y vivir, no ha continuar con un conformismo mediocre.

El Evangelio de este domingo nos ofrece dos noticias trágicas y una parábola. Se mencionan dos hechos: la muerte de unos galileos por orden de Pilato y el derrumbe de una torre en Siloé. La mentalidad de la época (y todavía hoy) interpretaba estas tragedias como castigos divinos. Jesús

rompe con esta lógica y nos deja una advertencia seria: “Si no os convertís, todos pereceréis”. No se trata de ver quién es más pecador o de señalar culpables; se trata de mirar nuestro propio corazón y preguntarnos: ¿Estoy realmente viviendo según Dios?

Este mensaje no es aislado, sino que se enlaza con el camino cuaresmal que hemos recorrido: El Primer Domingo de Cuaresma, Jesús vence las tentaciones en el desierto (Lc 4, 1-13). Nos mostró que la conversión empieza con una lucha interior: no podemos servir a Dios y al mundo al mismo tiempo. El Segundo Domingo de Cuaresma, en la Transfiguración (Lc 9, 28-36), vimos la gloria que nos espera si seguimos el camino de Cristo. Dios nos revela su plan de salvación, pero espera nuestra respuesta. Ahora, en el Tercer Domingo, Jesús nos llama a una conversión urgente. Nos recuerda que la paciencia de Dios tiene un propósito: espera frutos de nuestra vida.

IV DOMINGO DE CUARESMA , LAETARE (AÑO C)

30 de marzo (Lc 15, 1-3.11-32)

En este camino cuaresmal vivimos el día de la alegría de Dios, la alegría de su misericordia, de su abrazo que salva, eleva y devuelve la vida. El Evangelio nos regala uno de los pasajes mas significativos de las palabras de Jesús: la parábola del padre misericordioso o del Hijo prodigo. Una parábola que nos habla de aquellos que se alejan de Dios, de aquellos que necesitan descubrir y experimentar el verdadero amor del Padre, viviendo siempre a su lado.

Hay una frase en la Biblia que dice:

“Habéis abandonado al Señor, fuente de agua viva, y habéis bebido de cisternas rotas”. (Jr 2, 13) Y nuevamente: “Cuidado que no abandones al Señor tu Dios”. “Mi bien es estar cerca de Dios, quien se aleja de Él perece”. (Sal 73, 27-28). Puede existir la ilusión de que sin Dios se puede vivir igual de bien; de hecho, hay quienes piensan que uno es más feliz porque puede hacer lo que le gusta, lo que quiere, se siente libre... pero no se da cuenta de que termina haciéndose esclavo de muchas cosas, condicionado por las diversas realidades en

las que nos encontramos viviendo. Es el clima de secularización en el que estamos inmersos, el clima de indiferencia religiosa o de ateísmo práctico, o de una vivencia religiosa que relega a Dios solo a ciertos momentos de la propia vida.

Esto es lo que nos viene a la mente cuando el hijo pródigo se va de casa... Jesús pronuncia esta parábola tan profunda y conmovedora en una discusión con los escribas y fariseos,

quienes, viendo que todos los publicanos y pecadores se acercaban a él para escucharlo, lo critican diciendo: «Acoge a los pecadores y come con ellos». En este diálogo con los escribas y fariseos, para ayudarles a reflexionar y tomar conciencia de que ellos también necesitan una verdadera relación con el Señor, Jesús les cuenta una parábola en la que les hace entender cómo es Dios: cómo ama, espera, abraza, perdona y salva.

SOPA DE LETRAS

• Conversión

• Jesús

• Evangelio

• Paciencia

• Higuera

• Frutos

• Pecado

• Misericordia

• Padre

• Perdón • Abrazo • Fiesta

• Reconciliación

• Corazón

• Vida

Por: Sem. Luis Francisco Salazar Cucaita, estudiante de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma).

VIERNES 4 DE ABRIL

Hora: 7:00 p.m.

Salida: Centro Cenit - Diagonal

Santander frente a Homecenter

Llegada: Basílica Menor Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá

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