

El salir para la misión no es una opción para el ministro de Dios, es la tarea que constituye su esencia, su vocación y misión “Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos y bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Conozca un breve perfil sobre los nuevos diáconos y los neo-presbíteros que serán ordenados el próximo sábado 14 de junio de 2025.
En estas “dimensiones de la pastoral” encontramos la unidad bien sólida en el encuentro con Cristo, la fe y la conversión.
la Diócesis de Cúcuta.
Caminamos en este tiempo pascual viviendo la Resurrección del Señor y preparándonos para recibir el don del Espíritu Santo, en la solemnidad de Pentecostés que celebramos el próximo domingo, cuando los apóstoles estaban todos reunidos y recibieron esa gracia que es el don de Dios que los capacita para salir a predicar. “Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, semejante a una ráfaga de viento impetuoso, y llenó toda la casa donde se encontraban. Todos quedaron llenos de Espíritu Santo” (Hch 2, 1-2.4), haciendo que en adelante no tuvieran miedo para ser misioneros, predicando el mensaje de la salvación aún en medio de las adversidades e incluso las persecuciones.
El Espíritu Santo abre el camino de la Iglesia dándole vitalidad y fortaleza para ir en salida misionera al anuncio gozoso del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Así lo expresa Aparecida cuando afirma: “A partir de Pentecostés, la Iglesia experimenta de inmediato fecundas irrupciones del Espíritu, vitalidad divina que se expresa en diversos dones y carismas y variados oficios que edifican la Iglesia y sirven a la evangelización” (Documento de Aparecida 150), manifestación de carismas que el Espíritu otorga a cada uno para la edificación de Iglesia y para el bien común (Cf. Hch 12, 7), teniendo en cuenta que el carisma tiene validez cuando el cristiano está en comunión con la Iglesia.
En el proceso de evangelización de nuestra Diócesis estamos comprometidos con la salida misionera, siguiendo el mandato del Señor de ser sus
testigos para llevar por todas partes el mensaje de salvación. Estamos en salida misionera buscando la oveja perdida y regresándola al redil, donde habita el único pastor, Nuestro Señor Jesucristo. Tenemos la certeza de recibir el mandato del Señor de ser sus testigos para confirmar en la fe a nuestros hermanos. “Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo; Él vendrá sobre ustedes para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los extremos de la tierra” (Hech 1, 8).
Este mandato es para ir por los lugares donde Jesucristo aún no es conocido o incluso es rechazado (Cfr Evangelii Gaudium 14).
Con este mandato del Señor a ser sus testigos la actitud del discípulo es la de ser misionero, salir de la propia comodidad para transmitir la persona, el mensaje y la palabra de Nuestro Señor Jesucristo. Así lo pide al Papa Francisco cuando afirma: “Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20).
“En el proceso de evangelización de nuestra Diócesis estamos comprometidos con la salida misionera, siguiendo el mandato del Señor de ser sus testigos para llevar por todas partes el mensaje de salvación”.
por obra todo lo que les he mandado” (Mt 28, 19 - 20), con la certeza que el Espíritu Santo está con nosotros porque es el alma de la Iglesia, tal como lo enseña San Pablo VI: “Gracias al apoyo del Espíritu Santo, la Iglesia crece. Él es el alma de esta Iglesia. Él es quien explica a los fieles el sentido profundo de las enseñanzas de Jesús y su misterio. Él es quien, hoy igual que en los comienzos de la Iglesia actúa en cada evangelizador que se deja poseer y conducir por Él, y pone en los labios las palabras que por sí solo no podría hallar, predisponiendo también el alma del que escucha para hacerla abierta y acogedora de la Buena Nueva y del reino anunciado” (Evangelii Nuntiandi75).
acción del Espíritu Santo” (EN 75).
Conscientes que el Espíritu Santo es quien conduce la evangelización en la Iglesia, queda de nuestra parte entregarnos a Jesucristo con todo lo que hemos recibido de Él, para ponerlo al servicio de la misión. Aparecida nos ha hecho conscientes del impulso misionero que nos da el Espíritu Santo cuando dice: “El Espíritu en la Iglesia forja misioneros decididos y valientes como Pedro y Pablo, señala los lugares que deben ser evangelizados y elige a quienes deben hacerlo” (DA 150), basta estar atentos para escuchar su voz y saber discernir lo que nos pide en cada momento de nuestra vida, para anunciar la Palabra de Dios en cada uno de los ambientes donde vivimos y nos movemos.
El salir para la misión no es una opción para el ministro de Dios, es la tarea que constituye su esencia, su vocación y misión “Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos y bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a poner
Con la certeza que el Espíritu Santo es quien guía a la Iglesia, ponemos en marcha la obra evangelizadora, con la conciencia que la tarea no es nuestra, somos instrumentos dóciles del Señor, elegidos por Él, llamados y enviados por la Iglesia para la maravillosa tarea de la evangelización. El Espíritu Santo será quien pondrá en nuestros labios las palabras adecuadas, que lleven a muchos al encuentro con Jesucristo resucitado, sin pretender obtener resultados para nuestro beneficio y vanagloria personal, porque es ese mismo Espíritu quien ayuda a quien escucha el anuncio para que abra su corazón y acoja la Buena noticia del Evangelio. Así lo ratifica San Pablo VI cuando enseña: “No habrá nunca evangelización posible sin la
En el desarrollo de nuestro proceso de evangelización estamos cumpliendo el mandato del Señor que nos dice: Sean mis testigos, y esto es posible vivirlo desde el corazón si estamos iluminados por el Espíritu Santo, que nos ayuda a vivir en comunión, unidos a Jesucristo resucitado que fortalece nuestra fe. Preparémonos para la solemnidad de Pentecostés con la disposición de los apóstoles y el llamado que nos ha hecho el Papa León XIV en la homilía del inicio de su ministerio Petrino: “Con la luz y la fuerza el Espíritu Santo, construyamos una Iglesia fundada en el amor de Dios y signo de unidad, una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra, que se deja cuestionar por la historia, y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad”.
En unión de oraciones, reciban mi bendición.
l pasado 19 y 20 de mayo se llevó a cabo el encuentro de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Nueva Pamplona en Tibú. Donde Monseñor Israel Bravo Cortés, obispo de la diócesis de Tibú; recibió a Monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, arzobispo de Nueva Pamplona, a Monseñor Orlando Olave Villanoba, obispo de la diócesis de Ocaña y Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, obispo de la diócesis de Cúcuta; quienes escucharon y fueron testigos de las diferentes situaciones que vive esta Iglesia Parti-
El pasado sábado 24 de mayo, se realizó en el templo jubilar de los Santos Apóstoles del barrio chapinero, la celebración eucarística presidida por Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, en acción de gracias por los 23 años de la Fundación Banco de Alimentos de nuestra diócesis, donde fueron invitados, las asociaciones e instituciones que se benefician y también instituciones y empresas que apoyan la misión del Banco de alimentos.
Durante la homilía, monseñor Garcés Monsalve, resalto: “en las tormentas, en las dificultades, en las catástrofes humanas, en las necesidades que tantas personas sufren, la Iglesia en nuestro caso, es la primera que llega y es la que nunca se va; siempre está presente haciendo la caridad de Cristo”.
A lo largo de estos 23 años la fundación ha sido un puente de solidaridad, apoyando programas de niños, adultos mayores, familias, mujeres cabeza de hogar, emprendedores y comedores comunitarios. El presbítero Carlos Eduardo Escalante Escalante, director de la fundación banco de alimentos expresó: “hemos hecho acompañamiento no solo en el área metropolitana y en el departamento Norte de Santander; también a la realidad de la población migratoria de Venezuela y el Catatumbo”.
Al finalizar la Sagrada Eucaristía, la fundación recibió un reconocimiento por parte de la Corporación Organización Minuto de Dios, que la destacó como un gran aliado por realizar una obra al servicio y en beneficio de la población vulnerable en esta zona de frontera.
cular. Por medio de las celebraciones y su presencia se han manifestado con un mensaje de paz y esperanza a los fieles presentes en el Catatumbo.
Durante la celebración de la Sagrada Eucaristía clamaron por las necesidades del pueblo de Dios animando a no desfallecer por la construcción de la paz y el tejido social. También visitaron el refugio de familias desplazadas a causa de la violencia y posteriormente sostuvieron un encuentro con trabajadores de Ecopetrol.
Toma posesión el nuevo Director del Centro de Comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta.
Por gracia de Dios y para bien de la Iglesia han sido llamados al orden del presbiterado y diaconado. Conozca un breve perfil sobre los nuevos diáconos y los neo-presbíteros responden a una pregunta donde evidencian su capacidad de dicernimiento.
Diác. José Adrián Arias Quijano
¿Qué significado tiene para usted iniciar su ministerio en un año Jubilar?
El año jubilar es un tiempo de gracia que permite experimentar la misericordia de Dios Padre que nos
EDiác. Oscar Julián Ibarra García
¿Tiene fundamentos llamar “padre” al sacerdote?
n el Antiguo Testamento, cada familia judía era encabezada por un “pater familias” (padre de familia) y así, muchas culturas y épocas.
ha amado inmensamente y que no deja de llamarnos a permanecer en su amor. Así, he descubierto en mi vocación el misterio del amor de Dios, asumo el llamado al Orden Sacerdotal como un don de Dios, es el Señor quien se ha fijado con misericordia en mi pobre humanidad para hacerme instrumento de su gracia al servicio de la Iglesia.
Me he inspirado en el texto de San Pablo a los Corintios: “mi gracia te basta, pues mi fuerza se realiza en la debilidad” (12, 9), para iluminar mi camino de ministerio sacerdotal. Precisamente,
Sem. David Alexander Ochoa Vargas
Recuerdo al Papa Francisco en el libro de su autobiografía donde enseñaba que la vida es nuestra bolsa de viaje, y que “la
al encontrarnos en este año jubilar, resuena en mi corazón el llamado a vivir en comunión eclesial.
Ser ordenado sacerdote en este año jubilar genera en mí sentimientos de profunda alegría. La gran esperanza que tengo como cristiano es alcanzar la vida eterna, pero para llegar a esa meta debo aprender el significado de ser peregrino: esto implica tener los mismos sentimientos de Cristo, poder ser “Alter Christus”, es decir, “otro Cristo”, y permitirle al Señor que su fortaleza se desarrolle en mi debilidad. Mi esperanza como ministro
ordenado es poder cuidar y permanecer fiel al llamado de Dios, aprender a ser un buen pastor según el corazón de Cristo y vivir el sacerdocio en camino de santidad. Ser un sacerdote joven con un corazón lleno de esperanza debe ser un signo para nuestra sociedad donde se ha perdido el sentido de trascendencia, es la invitación vocacional a muchos jóvenes para que no teman al llamado de Dios y puedan abrir de par en par las puertas de su corazón a Cristo.
Su ejercicio radicaba en ser la cabeza visible de la familia, quien ejercía autoridad en ella, y velaba por las necesidades.
Cuando nos acercamos a esta imagen del sacerdote, debemos tener presente las características propias de un padre: como aquel que engendra, cuida, anima, forma, sostiene, alimenta, ama, imagen de autoridad, etc… Por tanto, el fundamento de llamar padre al sacerdote, es por las mismas cualidades que posee este rol, pero a nivel espiritual. El ministro ordenado, por medio del sacramento del bautismo, engedra
hijos a la Iglesia; ejerce como cabeza visible de la comunidad, cuida y anima a sus hijos con los sacramentos, los alimenta con la Palabra y la Eucaristía, está dispuesto a dar su vida por ellos. El sacerdote es padre, porque por amor, está dispuesto a dar lo que ha recibido por la ordenación, todas las gracias a sus hijos, incluso su vida.
¿Cómo entiende la paternidad sacerdotal que está llamado a vivir?
Estoy llamado a vivirla como un hombre apasionado por Cristo y la Iglesia, que está dispuesto a escuchar, guiar e
iluminar a cada uno de mis hermanos y hermanas. También, la paternidad estoy llamado a vivirla desde la alegría del Evangelio, es decir, servir desde el Evangelio con alegría, misericordia, piedad y fe a todo el pueblo de Dios. Y por último, siendo consciente que el pueblo tiene hambre y sed de Dios, y que como padre, estoy llamado a comunicar la gracia de Dios a todos por medio de los sacramentos, la proclamación de la Palabra, la escucha de sus necesidades, la capacidad de iluminar sus realidades.
memoria no es solo lo que recordamos, sino también lo que nos rodea”.
Nació el 13 de mayo del año 2000 en la ciudad de Cúcuta, en el seno de una familia noble, sencilla y trabajadora; hijo de Alexander Ochoa Molina y Dexy Fabiola Vargas Sepúlveda, siendo el hermano mayor de Fabián Esteban y Johan Sebastián. Criado y formado en la casa de sus abuelos maternos Lorenzo y Sara en el barrio la Ermita, donde
recibió la fe y las buenas costumbres de mi familia.
Desde niño anduvo con un corazón inquieto y soñador, y sus necedades juveniles afanaban sus días. El colegio Cristo Obrero le formó en su estapa estudiantil. Hoy descubre que la providencia de Dios ha acompañado toda su historia personal. Su participación en la Iglesia era poco frecuente, pero fue en la capilla, hoy parroquia Jesús Cautivo, donde sin percibirlo recibió la llamada del
Señor con la invitación a formarse como sacerdote. Es en el Seminario Mayor San José de Cúcuta donde ha recibido sus estudios en filosofía y teología y toda su formación integral. Hoy, tras nueve años de formación, agradece al Señor por confirmarle su amor y llamarle a ser su instrumento en la Iglesia. A Él, confío, este misterio de amor, a la intercesión de la Santísima Virgen María y San José.
Acevedo
lores Acevedo Sepúlveda. Pertenece a una familia de cinco hermanos; ocupa el segundo entre ellos: Ana Mileydy, Paola Andrea, Yesica Alejandra y Yerin Daniela. Una familia campesina, humilde y sencilla, con principios católicos y practicantes de su fe. Su infancia y adolescencia la vivió en el mismo lugar.
Realizó sus estudios de primaria en la Sede Educativa Rural Las Violetas entre los años 2006 al 2010, en este tiempo aprendió lo básico y fundamental de
guez Rodero († 20/01/216) y de María Selmira Castrillón Lopera. Es el tercero de cuatro hermanos: Vanesa, Jefferson, Ronal Alexis y Sara Sofía.
Se crió en una familia con principios y valores arraigados en la vida cristiana, su madre lo llevó a vivir los sacramentos. Realizó los estudios de primaria en el colegio Buenos Aires y los de secundaria en el colegio Cristo Obrero donde en el 2015 se graduó de bachiller. Se acercó a la parroquia Jesús Cautivo, al grupo Juvenil por invi-
ació el 25 de septiembre de 1994, oriundo del municipio de Arboledas, Norte de Santander; es el quinto de seis hermanos, cinco varones y una mujer. Sus padres, tam
Sem. Alex Johan
ació el 12 de noviembre de 1999 en la ciudad de Cúcuta y es oriundo del municipio de El Zulia, Norte de Santander. Hijo del matrimonio de
Sonia Camargo Peña y Gerson Yovani Sarmiento Rueda. Siendo el hermano mayor de dos hijos, su hermana Johana Valentina Sarmiento Camargo. Pero fue su abuela materna Ana Francisca Peña, quien le infundó la fe y el amor a Dios.
Durante su etapa estudiantil, cursó primaria en la Escuela San José (El Zulia) entre 2005 - 2010. Seguidamente secundaria en el colegio integrado Marco Fidel Suárez. Reconoce a estas instituciones educativas y de manera especial
San José de Cúcuta, junio 1 de 2025
la vida cristiana. En su casa aprendió los trabajos del campo gracias a las enseñanzas de su papá y aprendió el verdadero valor de la familia gracias a su mamá y hermanas, siempre se ha mostrado como un ejemplo a seguir gracias a su dedicación y esfuerzo por salir adelante.
En el 2011 inició los estudios de secundaria en el colegio Instituto Técnico Agropecuario (Gramalote) hasta el año 2016. En ese mismo año fue elegido personero de esta institución. Además,
tación del padre Omar Arias Quijano y en 2016 año en el que fallece su padre empezó hacer el proceso para entrar al seminario, mientras trabajaba en la construcción.
Ingresó al Seminario Mayor San José de Cúcuta en el año 2017 con el sueño grande de entregarle su vida a Dios y fue respondiendo con generosidad a las exigencias del camino de Dios. Los servicios pastorales los realizó en la parroquia María Reina de todos los Santos; Centro de Pastoral Natura y
silio (CSB) y se encuentra actualmente en la diócesis de Riohacha, donde presta su servicio pastoral.
Desde el año 2002 al 2006, realizó los estudios de primaria, en la Escuela de Playoncito y la Escuela Laguna Negra, del municipio de Arboledas. Retomó estudios de secundaria en el año 2013 en la ciudad de Cúcuta y culminó en el año 2015; Bachiller egresado del Insti-
a sus profesores, su amor por el conocimiento y el deseo de la construcción de una mejor sociedad.
Sus primeros pasos vocacionales iniciaron en la capilla de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, perteneciente a la Parroquia San Antonio de Padua (El Zulia). De manera misteriosa como Dios bien sabe hacerlo, fue llamándolo y seduciéndolo hasta que su compromiso con su comunidad parroquial se fue afianzando. El párroco y el seminarista de año de pastoral (de la época),
surgió lo que para él es ahora su gran motivo de alegría; su inquietud vocacional, la cual fortaleció a través de la oración y acompañamiento por parte de los encargados de la pastoral vocacional.
Ingresó al Seminario Mayor Diocesano San José de Cúcuta en el año 2017 donde realizó el año de propedéutico, el ciclo de discipulado y actualmente su ciclo de configuración. Este año acompaña la comisión de la pastoral vocacional de la Diócesis de Cúcuta.
Canela; parroquia la Candelaria; año de pastoral lo realizó en la parroquia del Carmen de Nazaret y Nuestra Señora de las Victorias, en el corregimiento de La Victoria de Sardinata; Luego estuvo en la parroquia Sagrada Eucaristía; parroquia Espíritu Santo y actualmente es acompañante de propedéutico, el grupo de jóvenes que hace el primer año del Seminario.
tuto Bolivariano Esdiseños. Ingresó al Seminario Mayor Diocesano San José de Cúcuta en el 2017, donde realizó sus estudios de filosofía y actualmente está terminando los estudios de teología.
Este año, acompaña la pastoral juvenil de la Diócesis.
ayudaron a discernir el llamado que Dios en el silencio le estaba haciendo.
En el 2017 ingresó al Seminario Mayor San José, casa y escuela de Jesús. Tras nueve años de formación espiritual, académica, comunitaria y pastoral, acompañado y guiado por los sacerdotes de la compañía de San Sulpicio y sacerdotes de nuestro clero diocesano, Dios lo llama a través del Obispo a este ministerio del Diaconado, que encomienda a María Santísima y San José.
Sem. Albeiro Vargas
Pabón N
ació el 24 de
viva y sencilla que le vio crecer. Hijo de Calixto Vargas Rojas y Elda María Pabón Velázquez, en el seno de su familia creció junto a sus hermanos Yidelssi, Jhon Jairo y Johan Gabriel, ocupando el tercer lugar entre ellos. Desde pequeño, su vida estuvo marcada por el ambiente cálido de su hogar y la cercanía con su comunidad parroquial: Nuestra Señora de la Esperanza. Allí comenzaron a sembrarse las primeras inquietudes vocacionales que, con el tiempo, fueron madurando en el cora-
zón de Albeiro.
Sem. Víctor
Julián Flórez
Ortíz
Nació el 24 de agosto de 1996, es originario del municipio de
Villacaro, Norte de Santander. Sus padres son Álvaro Flórez y Elisabet Ortiz. Tiene tres hermanos, el mayor Álvaro Omar ya en el cielo; Yajahira Isabel y José Rodolfo; dos sobrinos, Ostín José y María Guadalupe. Proviene de una familia, humilde, trabajadora y cristiana, de rezo del rosario todas las noches. Creció en una finca y durante su estadía con sus papás alternó estudios y trabajos del campo. Realizó todos sus estudios
Realizó sus estudios de primaria en la escuela Gabriel García Márquez y secundaria en el colegio Integrado Juan Atalaya. Más adelante, movido por el interés en las ciencias, se formó como Tecnólogo Químico en la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), experiencia que le brindó herramientas humanas e intelectuales que hoy reconoce como dones que Dios ha puesto en su camino. Sin embargo, sentió un
en el actual colegio San Pedro Apóstol.
Terminó los estudios en el 2012. Entró al Seminario Mayor San José en el 2014; en diciembre del 2017 inició su servicio de año pastoral en el Centro de Comunicaciones de la Diócesis y, en agosto del 2018, por decisiones del obispo, junto con el Padre Jesús Fajardo, inició la experiencia de formación en la ciudad de Roma. Allá realizó 3 años de estudios
llamado profundo a seguir más de cerca al Señor. Lo que lo llevó a ingresar al Seminario Mayor San José de Cúcuta, donde actualmente cursa el cuarto año del ciclo de Configuración. El Orden del Diaconado, es un paso significativo en su camino hacia el sacerdocio ministerial. Recibe este don con humildad, sabiendo que no se trata de un mérito personal, sino de la gracia de Dios que actúa en la debilidad.
teológicos en la Universidad Pontificio Ateneo Regina Apostolorum y, posteriormente 3 años de estudios de Historia de la Iglesia en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Regresó de Italia, en junio del 2024 y fue asignado a la parroquia Nuestra Señora de la Esperanza donde actualmente se encuentra acompañando esta comunidad parroquial.
Profundizar con los fieles de las comunidades eclesiales misioneras el significado de la Eucaristía como un sacramento que nos une a Cristo y nos llama a vivir la solidaridad en nuestra vida cotidiana, con un compromiso renovado de ser servidores de todos, siguiendo el ejemplo de Jesús, quien compartió su vida con los más necesitados.
del mes.
Preparar un atril con la Palabra de Dios.
Sacar copias de los cantos.
Invocación Trinitaria: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
compromiso de compartir nuestros bienes, nuestro tiempo y nuestros talentos con quienes menos tienen, como una expresión diaria de la fe.
“Sean mis testigos: Compartan con el necesitado”
(Repetir varias veces el lema y recordar los de los meses anteriores).
Profundizar el lema
Para el desarrollo del encuentro los invitamos a tener presente las siguientes indicaciones:
Invitar a los vecinos al encuentro. Ambientar el lugar con el lema
Canto de ambientación: El amor del Señor es maravilloso.
Oración al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Amén.
En la Eucaristía, sacramento que nos une a Cristo celebramos un llamado a vivir la solidaridad en nuestro día a día. Al compartir el pan y el vino con nuestros hermanos en la fe, renovamos nuestro compromiso de ser como Cristo: un servidor de todos.
En un mundo marcado por la desigualdad, la celebración de Corpus Christi, nos recuerda que somos parte de una gran familia humana. Al igual que Jesús compartió su vida con los más necesitados, nosotros estamos llamados a hacer lo mismo. Cada vez que nos acercamos a la mesa del Señor, renovamos nuestro
En la celebración eucarística, encontramos la fuerza para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo. Al compartir el pan y el vino, experimentamos la comunión con Cristo y con nuestros hermanos. Salgamos de la Iglesia dispuestos a ser testigos del amor de Dios, llevando esperanza y consuelo a quienes más lo necesitan al vivir como agentes de cambio en nuestras comunidades, trabajando para erradicar la pobreza y la exclusión.
Del Evangelio según san Mateo 25, 40
“Y el Rey les dirá: “En verdad les digo que cuanto
hicieron a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron”.
Palabra del Señor
¿A qué tipo de acciones concretas invita este versículo?
¿Cuál es la promesa que Jesús hace a quienes se comprometen con acciones misericordiosas?
¿Qué implica este versículo para nuestra vida diaria?
Llegará un día en que cada uno de nosotros comparecerá ante el juicio de Dios. En ese momento, se revelará la verdadera naturaleza de nuestros corazones y se nos juzgará por nuestras acciones.
Jesús nos advierte que nuestras acciones hacia los demás, especialmente hacia los más necesitados, son en realidad acciones hacia Él mismo. Cuando ayudamos a alguien
vida no misericordiosa. que sufre, visitamos a un enfermo o damos de comer al hambriento, es como si lo estuviéramos haciendo a Jesús. Por lo tanto, las buenas obras que realizamos por amor a Dios y al prójimo son una expresión de nuestra fe y nos acercan más al Reino de los cielos.
La recompensa por nuestras buenas acciones es la comunión eterna con Dios. Esta meta no es algo que podamos ganar exclusivamente por nuestros propios méritos, sino una gracia que recibimos de Dios por medio de Jesucristo. Sin embargo, nuestras buenas obras son una evidencia de que hemos recibido esta gracia al celebrar los sacramentos, de modo especial la Eucaristía.
Por otro lado, aquellos que rechazan a Dios no tendrán excusa, ya que Dios les ha dado todas las oportunidades para arrepentirse y cambiar la
Fundación: mayo 2 de 2005
Fiesta: 22 de mayo
Párroco: Eduard Reynel Támara Rojas
Ubicación: barrio Daniel Jordán
Fundación: enero 31 de 1973
Fiesta: 22 de mayo
Párroco: John Ernesto Beltrán García
Ubicación: barrio Popular
Fundación: septiembre 22 de 2000
Fiesta: 31 de mayo
Párroco: Javier Antonio Bermúdez Osorio
Ubicación: barrio Divina Pastora Felicidades en su fiesta
Comparte la siguiente pregunta:
¿Qué relación encuentra entre la Eucaristía y la solidaridad con los más necesitados?
Elevar una oración de acción de gracias por el don de la Eucaristía, también pedir la gracia de vivir la fe de manera más comprometida y solidaria.
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti.
Elaborar un plan de acción concreto para vivir la solidaridad en su comunidad.
Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén.
Semana de la Familia
DEL 7 AL 14 DE JUNIO DE 2025
Durante la Semana de la Familia, les proponemos tres acciones significativas para realizar cada día y publicar en sus redes sociales con las etiquetas #SemanaDeLaFamilia #PeriódicoLaVerdad.
Bendigan a sus hijos y los hijos a sus padres al iniciar y al terminar el día.
Tengan un momento de oración familiar, antes de comer juntos, para dar gracias al Señor.
Oren a la Virgen María para que la peregrinación al templo o santuario jubilar elegido, sea un encuentro tan profundo con Jesús que sintamos el impulso incontenible de su Espíritu para salir y dar testimonio de que Jesús está vivo.
La esperanza, la fuerza que impulsa la vida familiar.
La vida de cada persona y familia está marcada por las fragilidades, dolores y pecados que afrontan en la vida, pero sobre todo por los signos de esperanza y gozo que le permiten crecer en la vocación y misión familiar.
1. A la escucha de la Palabra de Dios Evangelio según san Lucas 1, 26-38.
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.
Palabra del Señor.
2. Signo del día
El ancla
Desde los primeros años del cristianismo, el ancla es un símbolo que representa la esperanza y la salvación en medio de las dificultades y desafíos de la vida. Ella es un símbolo de Cristo, quien es la esperanza y la salvación para todos los que creen en Él. La carta a los Hebreos describe la promesa de Dios como un ancla segura y firme para el espíritu (Heb 6, 18-19).
En María vemos una mujer que le da un sí a la vida a pesar del contexto que rodeaba la anunciación del nacimiento de Jesús. La posibilidad de que fuera repudiada en público por José, su esposo, con consecuencias graves como el apedreamiento hasta la muerte, le presenta a María un futuro lleno de incertidumbre, pero ella decide confiar. Su firme decisión reafirma en ella el llamado que nos hace Dios a tener esperanza del mañana. El que espera mantiene el deseo de un bien futuro y, este deseo, le permite fortalecer su carácter para afrontar las dificultades propias de la vida, como María, quien renunció al miedo esperando recibir la gracia de Dios.
Pensemos, cuántas veces el miedo nos ha impedido disfrutar del amor de Dios; cuántas madres han decidido renunciar al amor de sus hijos abrumadas por el mañana, cuántos hijos han decidido terminar con su propia vida por el desaliento o desconsuelo del mundo; cuántas personas han caído en las drogas buscando satisfacciones inmediatas sin encontrar la verdadera felicidad. No nos permitimos disfrutar la espera, la dulce espera del mañana con la certeza de que Dios es quien nos acompaña a esperar con constancia y consuelo.
Si los cristianos perdemos el don de esperar con confianza, perdemos el sentido de la vida presente que nos lleva a un futuro en gracia de Dios, pues, la vida cristiana se fundamenta en la fe de la vida eterna, ya que, para el cristiano la muerte no pone fin a la vida, sino que ésta es transformada gracias al encuentro con el Señor.
Pidamos a Dios que nos ayude a esperar con amor, confianza, serenidad, perseverancia, paciencia y gratitud, que la espera consciente oriente y direccione nuestras decisiones. María, la Madre de Dios, es el testimonio más alto de la esperanza debido a su fe, confianza y aceptación de la voluntad de Dios en su vida, incluso en momentos de dificultad y adversidad. Su ejemplo es un modelo para nuestras familias que buscan cultivar la esperanza y la fe en su vida.
4. Preguntas de reflexión y diálogo en familia
a) ¿Qué nos enseña María sobre la fe y la confianza en Dios?
b) ¿Cómo María enfrentó los desafíos y dificultades en su vida, y qué podemos aprender de su ejemplo?
c) ¿Qué papel juega la esperanza en nuestra vida familiar, especialmente en momentos de adversidad?
d) ¿Cómo podemos cultivar la esperanza en nuestra vida familiar?
5. Videos de apoyo
Peregrinar, en familia, al encuentro con Dios
La palabra «peregrinar» deriva del latín “per ager”, que significa “a través de los campos” o «per eger», que significa “cruce de frontera”; ambas raíces señalan el aspecto distintivo de emprender un viaje. Para nosotros como cristianos peregrinar es hacer un camino exterior que expresa el camino interior que renueva la vida y la hace ser según el plan y el proyecto de Dios, es ir al encuentro con el Señor.
1. A la escucha de la Palabra de Dios Evangelio según san Lucas 2, 41-52
Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándole y preguntándole; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» El les dijo: «Y ¿por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.
Palabra del Señor.
2. Signo del día Foto familiar.
Imagen, estampa o dibujo de La familia de Nazareth, y una foto familiar.
3. Meditación
En la vida de fe se podrían plantear varias etapas que el peregrino recorre en su caminar espiritual:
a. La partida pone de manifiesto su decisión de avanzar hacia la meta y alcanzar los objetivos espirituales de su vocación bautismal.
b. Emprender el camino juntos como comunidad de fe, ayudándonos los unos a los otros.
c. Próximos a llegar la meta, una pausa para la preparación necesaria del encuentro con el Señor.
d. La visita al santuario invita a la escucha de la Palabra de Dios y a la celebración sacramental, momento de encuentro con Dios vivo que nos habla.
e. El retorno, con el corazón ardiendo a la manera de los discípulos de Emaús, sintiendo la necesidad de anunciar al mundo que Dios está vivo, misión de toda familia cristiana que se hace testigo de la salvación y constructora de la paz.
San José de Cúcuta, junio 1 de 2025
Como familia, encontramos en el Antiguo Testamento a Elcaná y Ana que hicieron peregrinación hacia el templo de Siló para consagrar a su hijo Samuel al Señor.
En el Nuevo Testamento encontramos la visita de los Reyes Magos a Jesús en el día de su nacimiento, la cual se revela como una “peregrinación significativa, marcada por la entrega de regalos con profundos simbolismos y una búsqueda espiritual que trasciende las limitaciones del tiempo y el espacio”. Aparece también José, María y Jesús, familia de Nazaret, quienes cada año emprenden su viaje a Jerusalén para la fiesta de la Pascua, así, en el tejido de la historia, este relato atemporal continúa inspirando a aquellos que emprenden su propio camino de peregrinaje en busca de significado y conexión con lo divino. Todos estos hechos bíblicos son lecciones de como la vida familiar y comunitaria, son un permanente peregrinar al encuentro con el Señor.
4. Preguntas de reflexión y diálogo en familia
a. ¿Qué condiciones y/o circunstancias de nuestra vida familiar percibimos como obstáculos para peregrinar de manera decidida al Encuentro con el Señor en la oración, en el diálogo conyugal y familiar, en la participación de la eucaristía, en la vida de parroquia?
b. En familia, aceptando la invitación de SS León XIV a vivir el Jubileo de la Esperanza, planeen su peregrinación a un Templo Jubilar de la Diócesis.
c. Como familia misionera, pensar en la manera de ayudar a otra familia haciéndola partícipe de nuestra peregrinación, compartiendo los frutos espirituales obtenidos en cada momento desde su preparación y salida hasta el regreso a casa.
Para concluir este momento, inviten a la Virgen María a caminar con ustedes, ella está en marcha para ayudarnos como a Isabel. Nos acompaña en nuestras dificultades y dolores como a Jesús en el Calvario y en profunda oración nos lleva “por los caminos de la fe para llegar al final al cenáculo, donde junto a ella se recibirá de su Hijo el don del Espíritu Santo”.
6. Video de apoyo
La peregrinación, en familia, un viaje de crecimiento en la fe y el amor.
La oración, en familia y con la Iglesia, nos ejercita en la esperanza
La oración del cristiano, nos ha enseñado el papa Francisco, “nace, de una revelación: el “Tú” no ha permanecido envuelto en el misterio, sino que ha entrado en relación con nosotros”. Por tanto, siempre será útil para todos profundizar en la oración, para poder descubrir y redescubrir el rostro más tierno de Dios. Y desde la oración vivir el encuentro con Dios en nuestra familia.
1. A la escucha de la Palabra de Dios Evangelio según san Marcos 10, 46-52.
Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!». Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo». Llaman al ciego, diciéndole: «¡Ánimo, levántate! Te llama». Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!» Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.
Palabra del Señor.
2. Signo del día Un corazón
El corazón es donde los seres concretos tienen la fuente y la raíz de todas sus potencias, convicciones, pasiones, elecciones, de donde debe brotar la oración personal, para encontrarse con el corazón de Cristo. (Tener un corazón para entregar a cada persona que participe).
3. Meditación
En el texto de Bartimeo, se nos presenta una hermosa oración de súplica: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!». Una forma dentro de muchas otras formas que tenemos para hacer oración.
Esa oración que brota del corazón del ser humano, puede ser oración de bendición y de adoración, la oración de petición como súplica, la oración de petición de perdón, la petición de búsqueda del Reino, la oración de intercesión, la oración de acción de gracias, la oración de alabanza. Ciertamente, la Eucaristía, que contiene y expresa todas las formas de oración: es la “ofrenda pura” de todo el Cuerpo de Cristo a la gloria de su Nombre (cf. Ml 1, 11); “el sacrificio de alabanza”, siempre será un momento propicio para la oración en familia. Pensar en que solo hay unos momentos para la oración en familia, puede limitar la forma de ver la oración. En familia hay un llamado a orar por el Papa, que expresa nuestro vínculo profundo con la Iglesia, en la que hemos nacido a la fe, en la que crecemos y nos alimentamos y en la que estamos llamados a servir a la humanidad. Esta oración indica la comunión eclesial y el vínculo de unidad con la Iglesia universal.
4. Preguntas de reflexión y diálogo en familia
a) ¿Qué queda en el corazón luego de lo escuchado hoy?
b) ¿Cómo se puede promover la oración cotidiana en la familia?
c) ¿Considera que vivir más tiempos de oración en familia puede traer mayor bien?
5. Video de apoyo
Pbro. Ángel Espinosa de los Monteros, “La necesidad de la oración”
La Eucaristía, en la vida familiar, fuente y culmen de la vida cristiana
La eucaristía es presencia real de Cristo. El fruto central de la eucaristía es la unión íntima con el Señor Jesús. En el matrimonio, al construir la familia, los esposos se unen íntimamente. Esta unidad se expresa en distintos aspectos: la unión del esposo con su esposa, la unidad de los esposos con sus hijos y la unidad de la familia con la comunidad. Por tanto, el matrimonio como sacramento, que sirve a la comunidad, se hace comunión con los demás.
1. A la escucha de la Palabra de Dios Evangelio según san Juan 6, 47-59
En verdad, en verdad les digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo. Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Jesús les dijo: «En verdad, en verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del hombre, y no beben su sangre, no tendrán vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre». Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.
Palabra del Señor.
2. Signo del día
Pan y Vino
En el Antiguo Testamento el maná fue el alimento físico, pero también espiritual provisto por Dios a los israelitas en el desierto, siendo un milagro que marcó un símbolo de la alianza con Dios y el pueblo. Este representa el amor, cuidado y providencia de parte de Dios, así como un signo de su compromiso con la redención final, el cual estableció, además, el nuevo pacto que se cumple en Jesús. El maná prefigura la eucaristía en el Cuerpo y la Sangre del unigénito de Dios, convirtiéndose en signo de la verdadera fuente de alimento espiritual y de la vida eterna.
La eucaristía está llamada a alimentar la vida en familia. Nos ponemos en su presencia para contemplar profundamente el gran misterio de la eucaristía en nuestra vida familiar. Señor, danos la gracia de ver lo que quieres que veamos y comprender lo que Tú deseas que comprendamos para ser levadura en la sociedad. Ahora bien, meditemos lo que Dios nos dice: “Permanezcan en mí y Yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí solo si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no pertenecen en mí” (Jn 15, 4).
En la santa Misa es donde nace y se alimenta la vida matrimonial, siendo fuente y raíz. Es precisamente en este encuentro personal con Cristo donde la familia como escuela, fecunda virtudes cristianas, es fuente de vocaciones y santuario que siembra e inspira la vida. Solo mediante esta comunión íntima con Cristo se es posible dar fruto. La eucaristía es un alimento que se nos ofrece como un gran regalo, un don que fortalece y estimula a los esposos para vivir la alianza matrimonial y familiar.
En este sentido, se extiende la invitación de mantener un propósito que implique una respuesta de hacer visible la Eucaristía en la vida familiar. La riqueza de la eucaristía en el seno de la familia está en ser signo de esperanza al recordarnos que somos una comunidad de fe que se apoya mutuamente, la unidad de la eucaristía con la familia acrecienta la unión de Dios con ella, la fortalece, la bendice y la santifica.
4. Preguntas de reflexión y diálogo en familia
a. ¿Qué papel juega la eucaristía en nuestra vida familiar?
b. ¿Cómo afecta la desvinculación de la familia a la eucarística?
c. ¿Cómo se fortalece la unidad familiar con la participación eucarística?
5. Video de apoyo
Nota de referencia: Los contenidos temáticos abordados en el presente documento se basan en el material oficial publicado por la Conferencia Episcopal de Colombia, el cual sirvió como fuente y guía para su elaboración.
(Mt 25, 40)
secretario de la Vicaría Pastoral.
Los apóstoles como testigos de la resurrección del Señor, se encargaron de anunciar a Cristo resucitado para nuestra salvación, (1Cor 15, 12); este anuncio kerigmático fue esencial para el establecimiento de las primeras comunidades cristianas, y se ha mantenido a lo largo de nuestra historia de salvación dentro de la Iglesia. En nuestro proceso evangelizador, es fundamental que los cristianos volvamos a profundizar este primer anuncio, desde donde inicia y confluye la acción de la Iglesia.
Siguiendo los lineamientos del PEIP, durante este mes de junio, se nos invita a profundizar en la experiencia del amor, teniendo como punto de partida a Dios que sale a nuestro encuentro, enviando a su Unigénito para hacer realidad el plan de redención.
Nuestra Iglesia Particular nos dice: “Sean mis testigos; compartan con el necesitado” haciendo énfasis en el Evangelio de Mateo (25, 40), cuando el rey recibe en su reino a los que han practicado la caridad con el necesitado. Y surge la pregunta ¿por qué se nos invita a compartir durante este mes? Después de la experiencia pascual y Pentecostés, nos adentra-
mos en el tiempo ordinario, el cual esta guiado por Solemnidades que enriquecen la experiencia cotidiana de la Iglesia desde la liturgia, como Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote; la Santísima Trinidad; El Sagrado Corazón de Jesús, la Natividad de Juan Bautista; San Pedro y San Pablo; y Corpus Christi. Este último es la invitación propia a compartir los dones y gracias de Dios con los demás.
¿Por
qué es importante la Solemnidad de Corpus Christi?
La Eucaristía es la “fuente y culmen de la vida cristiana” (Lumen Gentium, 11). En la Eucaristía, Jesús mismo vuelve a presentar su sacrificio en el Calvario (Lc 22, 19-20; 1 Cor 11, 26-29) para beneficio nuestro y se nos da en la santa Comunión (Ex 16, 4; Jn 6, 1-14, 48-51), y se queda con nosotros hasta el fin de los tiempos (Lc 24, 13-35; Mt 28, 18-20). Viene a nosotros en esta humilde forma, haciéndose vulnerable por amor a cada uno. Sin embargo, es Dios mismo, y por tanto el Cuerpo y la Sangre de Cristo merecen nuestro mayor respeto y amor, y también adoración.
En el himno “Tantum Ergo” de Santo Tomás de Aquino, rezamos: “veneremos, pues, inclinados, tan grande Sacramento; y la antigua figura ceda el puesto al nuevo rito; la fe supla la incapacidad de los sentidos”.
San Francisco de Asís expresó: “en este mundo, no veo al Altísimo Hijo de Dios, pero sí a Su Santísimo Cuerpo y Sangre”.
¿Qué relación hay entre Eucaristía y caridad?
Benedicto XVI en su exhortación apostólica Sacramentum Caritatis, expresa que la Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre. En este admirable sacramento se manifiesta el amor más grande, aquel que impulsa a «dar la vida por los propios amigos» (cf. Jn 15, 13).
“La Iglesia ve en esta solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre del Señor, una invitación directa a compartir con el necesitado como acto de amor y entrega; si un miembro del cuerpo sufre, todo el cuerpo sufre”.
Haciendo caso a este mandato de Cristo –dar la vida por sus amigos–la Iglesia ve en esta solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre del Señor, una invitación directa a compartir con el necesitado como acto de amor
y entrega; si un miembro del cuerpo sufre, todo el cuerpo sufre dice San Pablo, por eso el sufrimiento, el dolor y las necesidades de nuestros hermanos también nos compete a todos como Iglesia.
En el Sacramento del altar, el Señor viene al encuentro del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1, 27), acompañándole en su camino. En efecto, en este sacramento el Señor se hace comida para el hombre hambriento de verdad y libertad. Puesto que sólo la verdad nos hace auténticamente libres (cf. Jn 8, 36), Cristo se convierte para nosotros en alimento de la Verdad. (SC 2)
¿Qué podemos hacer?
La invitación de nuestra Diócesis es a prepararnos con oración como acto de amor y entrega, a los demás; si somos hombres y mujeres eucarísticos estamos llamados a testimoniarlo a través de las obras de misericordia; por eso en junio dar de comer al hambriento es la tarea, llevemos a nuestros templos parroquiales alimentos no perecederos para compartir con los demás, aprovechemos la actividad diocesana de la 16º Mercatón para hacer de nuestras comunidades, una Iglesia que sea testigo del Señor, y comparta con el necesitado.
Por: Sem. Johan Samir Sepúlveda Delgado, I de discipulado.
¡Niños!, ¿Sabían que el Espíritu Santo es como un superpoder de Dios? Durante la fiesta de Pentecostés, celebramos el día en que Jesús envió a sus amigos un fuego especial que les dio valentía, alegría y amor para cambiar el mundo. ¡Y también está en nosotros!
Hace muchos, muchos años, después de que Jesús resucitó y volvió al cielo, sus amigos se reunieron en una casa para orar juntos. De repente, sucedió algo increíble: ¡un viento fuerte llenó el lugar y lenguas de fuego aparecieron sobre sus cabezas! Pero no era fuego que quemaba, sino una señal de que el Espíritu Santo había llegado para darles fuerza y valentía.
Antes, los amigos de Jesús tenían miedo de hablar sobre Él. Pero, cuando recibieron el Espíritu Santo, se sintieron llenos de alegría y comenzaron a compartir el mensaje de Jesús con todos.
¡Pentecostés es una fiesta llena de alegría y esperanza! Nos recuerda que nunca estamos solos, porque el Espíritu Santo siempre está con nosotros.
TAREA: Responder, ¿Cómo cree que se sintieron los amigos de Jesús cuando recibieron el Espíritu Santo y empezaron a hablar en diferentes idiomas?
COMPROMISO: Comprometámonos a dejar que el Espíritu Santo ilumine el corazón y guie nuestros pasos…
MOMENTO CREATIVO: Cambia los números por letras y descubre el motivo de la celebración de Pentecostés...
El niño del PEIP
1 de Junio (Lc 24, 46-53)
Queridos amigos vamos llegando al final de este tiempo pascual, después de su resurrección, Jesús se manifiesta a sus discípulos, los instruye y fortalece su fe. Pero llega el momento en que debe regresar al Padre, y lo hace ascendiendo al cielo. Este acontecimiento, más que una despedida, es el inicio de una nueva etapa: la misión de la Iglesia impulsada por el Espíritu Santo.
San Lucas, en su Evangelio y en los Hechos de los Apóstoles, nos ofrece un doble testimonio de la Ascensión. No solo es el final del tiempo de Jesús entre los suyos, sino el comienzo del tiempo de la Iglesia. La misión que Él confía a sus discípulos —“sean mis testigos” (Hch 1, 8)— sigue viva hoy.
La Ascensión también es una llamada a la esperanza. Aunque invisible, Cristo no se aleja de nosotros. Su presencia permanece en la vida de cada creyente, a través del don del Espíritu Santo. Él es el camino, la verdad y la vida (Jn 14, 6) y nos invita a seguirlo, sabiendo que
nuestra patria está en los cielos (Fil 3, 20).
La Ascensión de Jesús implica una vida en comunión con Dios, impulsada por la fe, la esperanza y el amor. No es una llamada a evadir la realidad, sino a transformarla desde la esperanza que nace de Cristo glorificado.
La Ascensión no es solo un evento del pasado, sino una realidad que debe tocar nuestra vida. En cada Eucaristía, celebramos que Cristo ha entrado en el santuario celestial, y desde allí nos bendice y nos acompaña.
Que, como los discípulos, sepamos vivir con alegría, conscientes de que Cristo nos acompaña siempre, y que su bendición permanece en nuestras vidas. Que nuestra mirada se eleve al cielo, pero que nuestros corazones vivan desde esa esperanza que transforma el mundo y trasforma cada una de nuestras realidades.
8 de junio (Jn 14, 15-16.23-26)
Hoy celebramos Pentecostés, una fiesta que llega justo después de la Ascensión de Jesús al cielo. En esta celebración, recordamos un momento fundamental que nos relata la primera lectura del libro de los Hechos: la venida visible del Espíritu Santo sobre los apóstoles y los primeros seguidores de Jesús. En pocas palabras, mientras Jesús «sube» al cielo, el Espíritu «baja» a la tierra. Aunque usamos estos términos de “subir” y “bajar” para entenderlo mejor, en realidad son formas humanas de expresar la diferencia entre lo que es visible y lo que es trascendente. Pero, más allá de las palabras, estos términos reflejan
una relación constante entre el mundo humano y el divino.
Hoy también reconocemos el don constante del Espíritu Santo, que Dios, en su infinita bondad, nos sigue regalando a través del bautismo, la confirmación y todos los sacramentos.
La presencia del Espíritu Santo no es solo para los apóstoles; es una realidad que sigue viva en todos los cristianos, es decir, en toda la Iglesia. Por eso las Sagradas Escrituras hablan tanto de Él. El domingo pasado, escuchamos que antes de subir al cielo, Jesús pidió a los
apóstoles que se quedaran en Jerusalén hasta recibir el Espíritu Santo. Pero esta promesa no era nueva. Ya antes, durante la Última Cena, Jesús les había hablado del Espíritu, como escuchamos hoy en el Evangelio (Jn 14, 15-26): «Yo rogaré al Padre, y Él les dará otro Paráclito, para que esté siempre con vosotros... El Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre les enseñará todo y les recordará todo lo que les he dicho».
Jesús utiliza la palabra “Paráclito” para
describir al Espíritu. Es una palabra que significa amigo, consejero, defensor y consolador. Y también nos dice que este Espíritu es un regalo del Padre, pedido por Jesús y fruto de su Pascua. Además, Jesús deja claro uno de los roles del Espíritu: enseñar y recordar. Los Evangelios, las cartas de Pablo y todo el Nuevo Testamento son, de hecho, el fruto de esta guía del Espíritu, que ayudó a los primeros cristianos a recordar y comprender las palabras y acciones de Jesús.
Horizontales
4. Signo visible de la presencia de Dios.
5. Envío de la Iglesia para anunciar el Evangelio.
8. Morada eterna de Dios y de los bienaventurados.
9. Tercera persona de la Santísima Trinidad, guía y consolador.
10. Garantía del envío del Espíritu Santo.
12. Aquellos que proclaman el mensaje de Jesús.
13. Sacramento que otorga el Espíritu Santo y nos hace hijos de Dios.
14. Dios, origen y meta de toda vida.
Verticales
1. Elevación de Jesús al cielo después de su Resurrección.
2. Espíritu Santo, defensor y guía de los cristianos.
3. Aquellos que siguen y aprenden de Jesús.
6. Cuerpo místico de Cristo.
7. Fiesta que celebra la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles.
11. Autoridad de enseñanza de la Iglesia.
“Porque
Azúcar Granos
Harinas
Panela
Elementos
“A todos los campesinos de la Diócesis de Cúcuta, mi saludo, mi oración y mi bendición. Oramos por la misión que desarrollan en el campo, para llevar el pan a sus hogares y a la vez contribuyendo para que todos nosotros podamos tener alimento en nuestras mesas”.
Que el Señor bendiga su generosidad en este trabajo.
Monseñor José Libardo Garcés Monsalve
El 8 de junio celebramos la gran solemnidad de Pentecostés, fiesta que conmemora la venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles, cincuenta días después de la Resurrección de Jesucristo. Este acontecimiento marca el nacimiento de la Iglesia y el inicio de su misión evangelizadora en el mundo.
Que esta celebración nos inspire a vivir con alegría y compromiso, conscientes de que el Espíritu Santo nos guía y fortalece en nuestro camino como Iglesia.
¡Feliz Pentecostés!