Edición 980

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FELIZ DÍA DEL

15 de junio de 2025

Agradecemos a Dios por todos los padres que, con amor y fe, reflejan la paciencia y la misericordia de nuestro Padre celestial.

El ponti cado de León XIV

La Iglesia tiene como centro a Jesucristo que desde el sacrificio redentor en la

Se trata, normalmente, de grupos pequeños entre doce o veinte personas, más o menos, que pueden conocerse y ayudarse en todo el camino de la vida cristiana.

Que San José, protector de la Sagrada Familia, los guíe y fortalezca en su misión de ser pilares, guía y esperanza para sus familias.

Cada vez que alguien le informaba sobre una obra de caridad, respondía con la misma bendición: “Que Dios te pague y te dé el cielo”.

Avanzando en el desarrollo del Plan de Evangelización de nuestra Diócesis, hacemos nuestro el mandato del Señor a la misión que nos dice: Sean mis testigos (Hch 1, 8) y para este mes de junio, “Compartan con el necesitado”, con el momento significativo del Corpus Christi, el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Solemnidad que celebramos el próximo domingo, recordando que Jesús se nos da como alimento que nos lleva a la vida eterna: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6, 54). La eucaristía es el alimento de la vida, que en esta tierra nos da fortaleza para cumplir con nuestra misión y en la eternidad nos da la salvación.

El sacramento de salvación por excelencia es el misterio pascual, que tiene su expresión sacramental en la eucaristía, del cual nace la Iglesia, ya que la Iglesia es Cuerpo de Cristo, porque Cristo ha entregado su cuerpo y su sangre para alimentarnos y llegar a ser uno con Él, “el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: ‘Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía’. Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: ‘Este cáliz es la nueva alianza en mi Sangre; hagan esto cada vez que lo beban, en memoria mía’ (1Cor 11, 23 - 25).

El don de la eucaristía ha sido entregado por Jesús en la última cena, cuando también regaló a la Iglesia el don del sacerdocio y el mandamiento del amor. El memorial de la eucaristía está en estrecha relación con el don

“Hagan esto en memoria mía” (1Cor 11, 24)

del sacerdocio ministerial, cuya institución la Iglesia ha visto vinculada en el mandato del Señor “Hagan esto en memoria mía” (1Cor 11, 25); de tal manera, que son los sacerdotes quienes actualizan ese memorial eucarístico de generación en generación, porque, “la eucaristía es la principal y central razón de ser del sacramento del sacerdocio, nacido efectivamente en el momento de la institución de la eucaristía y a la vez que ella” (Ecclesia De Eucharistia, 31).

La eucaristía es el memorial del Señor, de su pasión, muerte y resurrección, un don hecho de una vez para siempre, que se viene actualizando a lo largo de la historia, donde sucede el sacrificio del Señor que se nos da como alimento y nos entrega la salvación. Así lo expresa san Juan Pablo II: “Cuando la Iglesia celebra la eucaristía, memorial de la muerte y resurrección de su Señor, se hace realmente presente este acontecimiento central de Salvación y se realiza la obra de nuestra redención” (Ibid, 11).

su santa humanidad y, además, de su obra de salvación. Ésta no queda relegada al pasado, pues todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de la eternidad divina y domina así todos los tiempos” (Ibid). De tal manera, que un cristiano no tiene que confundirse buscando apariciones, comprando aceites o llenándose de cosas superficiales. En la eucaristía encontramos lo más sublime, a Jesucristo mismo que nos salva.

“La eucaristía es el alimento de la vida, que en esta tierra nos da fortaleza para cumplir con nuestra misión y en la eternidad nos da la salvación”.

Con esto entendemos que la eucaristía es el don más precioso y más sublime que recibimos cuando comulgamos, porque es el mismo Jesucristo que se nos da como alimento, es la entrega de todo su ser por la salvación de todos nosotros. Así lo enseña san Juan Pablo II: “La Iglesia ha recibido la eucaristía de Cristo, su Señor, no sólo como un don entre otros muchos, aunque sea muy valioso, sino como el don por excelencia, porque es don de sí mismo, de su persona en

La Iglesia tiene como centro a Jesucristo que desde el sacrificio redentor en la cruz, nos ofrece su perdón y reconciliación, para que limpios de corazón podamos llegar hasta el Padre que espera el regreso del hijo que se ha perdido, para acogerlo en la gran fiesta del banquete celestial, que se realiza en esta tierra en cada eucaristía. San Juan Pablo II nos lo enseña cuando afirma: “El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la eucaristía son un único sacrificio. La misa hace presente el sacrificio de la Cruz. La naturaleza sacrificial del misterio eucarístico no puede ser entendida, como algo aparte, independiente de la Cruz o con una referencia indirecta al sacrificio del Calvario” (Ibid, 12).

Así pues, todos los creyentes entendemos que eucaristía y Crucificado forman una unidad, cuando participamos de la eucaristía adoramos a Jesucristo presente en el altar y levantamos la mirada y contemplamos el Crucificado y ahí entendemos todo el misterio pascual de la pasión, muerte y resu-

rrección de Nuestro Señor Jesucristo. Ahí comprendemos el sacrificio redentor, la entrega total de su vida por cada uno de nosotros.

Es muy importante contemplar la unidad que se da en el presbiterio entre altar y crucificado, porque allí está un solo Señor, Jesucristo ofreciéndose por la salvación de todos. Por esto, en el presbiterio siempre se ha de tener en el centro un Crucificado y no una imagen de un santo, ni tampoco ninguna devoción, ni advocación especial. Allí se tendrá la síntesis del sacrificio redentor, que es Jesús Crucificado, que con el altar eucarístico forman una perfecta unidad, de donde brota la oración contemplativa del creyente, de rodillas frente al Santísimo Sacramento, adorando la eucaristía y mirando, abrazando y contemplando el Crucificado.

Oremos todos los días de rodillas frente al Santísimo Sacramento, adorando la eucaristía y contemplando el Crucificado, pidiendo que podamos dar a la eucaristía todo el relieve que merece, poniendo todo el esmero por vivir la eucaristía con la mayor dignidad posible. Que al celebrar el Corpus Christi, podamos tomar conciencia de la grandeza del don que se nos ha dado en la eucaristía. Que la Santísima Virgen María y el Glorioso Patriarca San José que custodiaron a Nuestro Señor Jesucristo, alcancen del Señor para nosotros la gracia de contemplar y adorar la eucaristía con fervor espiritual.

En unión de oraciones, reciban mi bendición.

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta.
PRESIDENTE Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Ordenación de nuevos servidores de Cristo

El sábado 14 de junio, en la Catedral San José de Cúcuta con la presencia de fieles, autoridades eclesiásticas y representantes de la sociedad civil; se realizó una significativa ceremonia para nuestra Diócesis de Cúcuta. La ordenación de dos nuevos presbíteros: José Adrián Arias Quijano, Oscar Julián Ibarra García y los siete diáconos: David Alexander Ochoa Vargas, Robinson Arley Remolina Acevedo, Willinton Rodríguez Castrillón, Luis Alberto Rodríguez

Marciales, Alex Johan Sarmiento Camargo, Albeiro Vargas Pabón, Víctor Julián Flórez Ortíz. Este evento representa un paso fundamental en la vida de estos ministros que han respondido al llamado vocacional para servir a la Iglesia y a sus fieles bautizados.

La ordenación, presidida por el obispo de Cúcuta, José Libardo Garcés Monsalve, incluyó la imposición de manos y la oración consagratoria, mediante las cuales los candidatos

reciben el Sacramento del Orden en sus grados respectivos. Los nuevos diáconos asumirán un ministerio de servicio, asistiendo en la liturgia y en las obras pastorales; mientras que los presbíteros estarán habilitados para celebrar la eucaristía, administrar los sacramentos y guiar espiritualmente a los fieles de esta Iglesia Particular.

Este acontecimiento es fruto de un proceso de formación y discernimiento riguroso que realizan en el Semi-

Profesión de fe

nario Mayor Diocesano San José, que prepara a los candidatos para una entrega total al servicio de la Iglesia y la misión evangelizadora. Estas nuevas ordenaciones fortalecen la fe de la comunidad y aseguran la continuidad del servicio pastoral, reflejando el amor y la entrega que caracterizan el ministerio sacerdotal y diaconal en nuestra región.

Como servidores de la Iglesia el pasado 3 de junio los candidatos al presbiterado y diaconado, realizaron la profesión de fe en la capilla del Seminario Mayor Diocesano San José. Durante la eucaristía presidida por monseñor José Libardo Garcés Monsalve, los candidatos aceptaron su compromiso vocacional para quedar vinculados al servicio pastoral de la Diócesis de Cúcuta.

Con la entrega del crucifijo por parte del Vicario Episcopal de san Luis, presbítero Carlos Arturo Flórez Gómez junto a sus decanos, se realizó la apertura de la visita pastoral a la vicaría san José, El pasado 31 de mayo en la Fiesta de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María.

Durante la celebración eucarística presidida por Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, obispo de la Diócesis de Cúcuta. Manifestó: “Ratificamos el respeto y obediencia al Papa León. La Diócesis en salida misionera para fortalecer la fe, que, aunque

Salida Misionera en la Vicaría san José

exista puede estar apagada. Teniendo como signo el Crucificado, qué es el pergamino de la esperanza, desde la cruz nos ha enseñado perdón y reconciliación para que resolvamos nuestra vida hacia la paz. Miramos y contemplamos al crucificado recordando que la cruz es el camino, el destino es la salvación eterna, la gloria de Dios”.

Los asistentes recibieron la gracia jubilar y la bendición de Dios; poniendo bajo la protección y amparo de la Santísima Virgen María la visita pastoral como un tiempo de gracia, renovación y comunión para toda la Vicaría.

El miércoles 4 de junio, Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta, fue recibido por la comunidad en la parroquia san Martín de Porres; junto a los frailes dominicos Jhon Wilder Alarcón Hincapie y Anderson Aguirre Sánchez, quienes guiaron su visita a la población vulnerable del sector.
En su recorrido por la vicaría san José, el jueves 5 de junio, el obispo de Cúcuta, llegó a la parroquia Inmaculada Concepción ubicada en el barrio Carora. Realizaron el rezo del Santo Rosario junto a los fieles bautizados y el presbítero Víctor Manuel Lazzo Serrano, párroco de la comunidad. La visita pastoral incluyó las instituciones educativas Manuel Fernández de Novoa y Padre Rafael García-Herreros. También la Unidad Básica de Atención Loma de Bolívar.
Durante El pasado viernes 6 de junio Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, fue recibido por el personal del centro de comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta. Posteriormente se reunió con el gremio de peleteros, comerciantes del sector y del centro comercial Alejandría. También visitó los enfermos de la parroquia San Antonio de Padua con su párroco Carlos Alberto Escalante Rodríguez, en la casa de las hermanas pastorcitas.

Asamblea Bíblica

INTRODUCCIÓN

El Jesús de Lucas, el evangelista presenta una imagen multifacética, destaca aspectos esenciales de su ministerio y su impacto en la sociedad de su tiempo.

Este evangelio, dirigido a una audiencia gentil y compuesto por el médico Lucas, se caracteriza por su atención a los detalles históricos y su énfasis en la compasión y la misericordia de Jesús. Se explora tres facetas cruciales de Jesús en el relato lucano:

Jesús como profeta.

Amigo de los marginados.

Maestro en la sinagoga.

Cada una de estas dimensiones de Jesús revela aspectos profundos de su misión y nos invita a una reflexión más profunda sobre su enseñanza y ejemplo.

Jesús como un profeta, similar a los grandes profetas del Antiguo Testamento. Jesús, al igual que ellos, proclama la voluntad de Dios, desafía las injusticias sociales y llama al arrepentimiento. “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la Buena Nueva a los pobres; me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4, 18). Este análisis nos ayudará a comprender la valentía y la audacia de Jesús en su papel profético y cómo su mensaje sigue siendo relevante en nuestra sociedad actual.

I. AMBIENTACIÓN

Momento preparatorio del Encuentro

Se recomienda disponer un altar para destacar la Biblia.

Preparar el texto bíblico, Lucas 7, 11-17.

“Jesús Profeta”

II. ANIMACIÓN

1. Saludo.

2. Bendición inicial: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

3. Signo: Imagen de Jesús con la viuda de Naim y su hijo resucitado.

4. Oración para antes de leer la Biblia.

5. Canto bíblico: “El Profeta”

Dinámica: El moderador previamente debe tener el listado o conocer los libros proféticos de la Biblia, para verificar al realizarse la dinámica.

Se reparten trozos de papel a todos los asistentes y en él deberán escribir el nombre de un libro profético de la Biblia y ¿qué acción profética puedes cumplir hoy?

Análisis de la realidad:

¿Qué observan en el signo?

El sacramento del bautismo nos da una triple misión: ser sacerdote, profeta y rey.

¿Cómo entendemos hoy, ser profeta?

III. TEMA DE ESTUDIO

Jesús como profeta. Tomando la reflexión del padre Lorenzo Ato, es uno de los títulos aplicados a Jesús en su vida terrena, aunque Jesús no se aplica a sí mismo nunca este título, es la gente quien lo utiliza, por ejemplo: La Samaritana “Veo que eres un profeta” (Jn 4, 19). Este profeta se identifica con el Mesías o Cristo (Jn 1, 25). Después del milagro de la multiplicación de los panes, san Juan dice que la gente proclama: “Este es verdaderamente

el profeta que iba a venir al mundo” (Jn 6, 14; 7,41).

En el acercamiento que hacemos al Evangelio de san Lucas, tomamos como referencia a Jesús en la sinagoga de Nazareth donde lee un pasaje del profeta Isaías: Lc 4, 16-21 y concluye diciendo: “hoy se cumple esta Escritura”. El programa de salvación propuesto por Isaías en el nombre del Señor es asumido por Jesús de Nazareth.

El título de profeta permite comprender en parte la obra terrena de Jesús, asociándola con la figura del Siervo sufriente.

El padre Gustavo Baena, teólogo, dice que los profetas salvaron a Israel de la desaparición total de la historia ¿Qué hicieron los profetas? Una censura contra los reyes y sus políticas, detestan una contaminación de la fe por las actitudes de los reyes; falsa seguridad cultual, los

reyes se sentían seguros en Dios y hacían las injusticias más grandes. Hacia el año 520 a.c. se termina la época de los profetas.

En el Evangelio de san Lucas que en la comunidad se tenía la imagen de Jesús como profeta (Lc 9, 1821), en el texto de la viuda de Naín se dice: “Un gran profeta ha surgido entre nosotros”; y en boca de Jesús dice: “…No cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén” (Lc 13, 31-33).

La Iglesia vio a Jesús en su triple dimensión: sacerdote, profeta y rey; así mismo comunica estas realidades a los bautizados que tenemos la misión de volverlas una realidad.

IV. LECTIO DIVINA

La Palabra escuchada:

Lucas 7, 11-17 “Jesús Resucita al hijo de una viuda” “Busquen leyendo”

¿Qué acciones hizo Jesús en este encuentro?

MEDITACIÓN

La Palabra comprendida

CONTEMPLACIÓN

La Palabra se encarna en nuestra vida

Repetimos varias veces esta frase para que vaya entrando a nuestro corazón: “Con entrega Señor a ti venimos”

DESPEDIDA

Un lector proclama el texto; cada uno va siguiendo la proclamación en su propia biblia; luego guardar un tiempo de silencio para que cada uno recuerde, saboree e interiorice la Palabra de Dios que ha sido escuchada.

¿A dónde se dirige Jesús y con quién se encuentra?

¿Cuáles fueron las palabras que le dijo a la viuda?

“Hallarás Meditando”

¿Por cuales acciones, obras y palabras es reconocido Jesús como profeta?

¿Podemos decir que actuamos como Jesús ante el dolor ajeno?

¿Percibo las muchas visitas de Dios en mi vida y en la vida de la gente?

ORACIÓN

La Palabra orada

“Llamen orando”

• ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios motivado por su Palabra?

Sirvan al Señor con alegría, lleguen a Él con júbilo! Sepan que el Señor es Dios, Él nos ha hecho y suyos somos, su pueblo y el rebaño de sus pastos. (Sal 100, 2-3).

“Les abrirán contemplando”

Oración para después de leer la Biblia. Canto Mariano. Bendición final.

Felicidades en su fiesta patronal

INSTITUCIONES EDUCATIVAS

11. Centro Educativo Patria Unida

12. Colegio "El Carmen Teresiano" Hnas Carmelitas Teresas de San José

13. Colegio Argelino Durán Quintero

14. Colegio Calasanz (Cúcuta)

15. Colegio Camilo Daza

16. Colegio El Principito

17. Colegio Gimnasio El Bosque

18. Colegio Integrado Juan Atalaya, sede Cúcuta 75

19. Colegio La Presentación Santa Teresa

20. Colegio María Inmaculada , sede Central

21. Colegio María Reina

22. Colegio Militar General Francisco de Paula Santander

23. Colegio Municipal Aeropuerto

24. Colegio Municipal Loperena, sede Guaimaral Nº 25

25. Colegio Municipal María Concepción Loperena

26. Colegio Oriental Nº 26, barrio Prados Norte

27. Colegio Pablo Neruda, sede Gabriela Mistral

28. Colegio Pablo Neruda, sede principal

29. Colegio Padre Rafael García Herreros

30. Colegio Primero de Mayo

31. Colegio Rodulfo Eloy

32. Colegio San José

33. Colegio San José, sede Cristo Rey

34. Escuela San Vicente de Paúl

35. Gimnasio Campestre Comfaoriente

36. Hogar Infantil Pétalos

37. Institución Educativa Semillitas del Futuro

38. I.E. Agropecuario Juan Frío

39. I.E. Alejandro Gutiérrez Calderón, jornada de la mañana

40. I.E. Alejandro Gutiérrez Calderón, san Juan Bosco

41. I.E. Alejandro Gutiérrez Calderón, sede Cundinamarca, jornada de la mañana

42. I.E. Antonio Nariño

43. I.E. Aventuras del Saber

44. I.E. Carlos Pérez Escalante, sede principal Bachillerato, jornada mañana

45. I.E. Carlos Pérez Escalante (San Luis)

46. I.E. Carlos Ramírez Paris, sede Central

47. I.E. Centro de Atención Especializada

48. I.E. Claudia María Prada

49. I.E. Claudia María Prada, jornada tarde

50. I.E. Club de Leones Central

51. I.E. Colegio Toledo Plata

52. I.E. Colegio Eustorgio Colmenares Baptista, jornada mañana

53. I.E. Comfanorte

54. I.E. Crecer y Crear

55. I.E. Crecer y Crear, jornada mañana

56. I.E. Crecer y Crear, jornada tarde

57. I.E. El Rodeo

58. I.E. Espíritu Santo

59. I.E. Eustorgio Colmenares Baptista, sede Panamericana jornada mañana

60. I.E. Francelena Nava Correa

61. I.E. Francisco José de Caldas

62. I.E. Francisco José de Caldas, jornada tarde

63. I.E. Francisco José de Caldas, sede san Pedro

64. I.E. Francisco José Santísima Trinidad

65. I.E. Fray Bartolomé de las Casas

66. I.E. Fundación Fuentes de Sabiduría

67. I.E. General Santander, sede Santander

68. I.E. Gilma Casado- Jornada Mañana

69. I.E. Gonzalo Rivera Laguado, jornada tarde

70. I.E. Gonzalo Rivera Laguado, sede Espíritu Santo

71. I.E. Gonzalo Rivera Laguado, sede Perpetuo Socorro

72. I.E. Gonzalo Rivera Laguado, sede principal

73. I.E. Guillermo León Valencia

74. I.E. Inem "José Eusebio Caro" Sede Ciudad Jardín

75. I.E. Jaime Garzón

76. I.E. Jaime Garzón, principal

77. I.E. José Aquilino Durán, Ntra. Señora de las Angustias

78. I.E. José Aquilino Durán, principal

79. I.E. José Aquilino Durán, Pedro Fortoul

80. I.E. Juan Pablo I

81. I.E. Juan Pablo I

82. I.E. Juana Rangel de Cuéllar

83. I.E. Julio Pérez Ferrer, sede 1

84. I.E. Julio Pérez Ferrer, sede 2 jornada de la mañana

85. I.E. Julio Pérez Ferrer, sede san Miguel, Jornada de la tarde

86. I.E. Julio Pérez Ferrero

87. I.E. Julio Pérez Ferrero, sede 3 jornada tarde

88. I.E. La Divina Pastora

89. I.E. Luis Carlos Galan Sarmiento

90. I.E. Luis Carlos Galán Sarmiento

91. I.E. Luis Gabriel Castro, sede 1 de mayo

92. I.E. Luis Gabriel Castro, sede Gran Colombia

93. I.E. Luis Gabriel Castro, sede san Pedro

94. I.E. Madre Anna Vitiello

95. I.E. Madre Carmen, Hnas. Siervas de Jesús

96. I.E. Manuel Antonio Fernández, sede Reyes Mantilla

97. I.E. Manuel Antonio Fernández, sede básico, Los Alpes

98. I.E. Manuel Antonio Rueda Jara, sede Nariño

99. I.E. Manuel Antonio Rueda Jara, sede Nariño

100. I.E. Manuel Fernández de Novoa, sede

4 H Y M Pn

101. I.E. Manuel Fernández de Novoa, sede principal

102. I.E. María Goretti

103. I.E. Municipal Aeropuerto

104. I.E. Nstra Sra. de Belén

105. I.E. Nstra Sra. de Belén, sede Rudecindo Soto

106. I.E. Pbro. Juan Carlos Calderón Quintero

107. I.E. Once de Noviembre, sede central y Videlso, Paz Sin Fronteras

$145.000

$23.500

$452.150

$137.900

$233.500

$2.600

$191.600

$47.600

$103.000

$710.000

$292.150

$841.550

$115.200

108. I.E. Pablo Correa León, sede Vallesther

109. I.E. Pablo Neruda, sede La Gruta

110. I.E. Pablo VI (Colegio Jaime Garzón)

111. I.E. Patio Centro, sede La Sabana, jornada tarde

112. I.E. Pbro. Álvaro Suárez, sede central

113. I.E. Pbro. Álvaro Suárez, sede Divino Niño

114. I.E. Pbro. Álvaro Suárez, sede Montevideo

115. I.E. Pbro. Daniel Jordán, sede principal

116. I.E. Pedro Fortul, jornada mañana

117. I.E. Pedro Fortul, jornada tarde

118. I.E. Pedro Fortul, jornada mañana

119. I.E. Rafael Pombo Nº 74

120. I.E. San Bartolomé, sede Comuneros

121. I.E. San Bartolomé, sede A.

122. I.E. San Francisco de Sales

123. I.E. Santa Cecilia

124. I.E. Santísima Trinidad

125. I.E. Santo Ángel

126. I.E. Santo Ángel, Ntra. Sra. del Rosario

127. I.E. Santos Apóstoles, Chapinero, sede 19

128. I.E. Santos Apóstoles, José Celestino Mutis

129. I.E. Sede Atanasio Girardot, dos jornadas tarde

130. I.E. Sede Atanasio Girardot #28, jornada mañana

131. I.E. Sede Centro 1, jornada mañana

132. I.E. Sede Cumbres del Norte, jornada tarde

133. I.E. Sede Educativa Cumbres del Norte, jornada mañana

134. I.E. Sede Gilma Eustorgio, jornada tarde

135. I.E. Sede Luis Carlos Galán Sarmiento

136. I.E. Sede Virgilio Barco, jornada mañana

137. I.E. Sede Virgilio Barco, jornada tarde

138. I.E. Seminarista Marcos Gómez

139. I.E. Simón Bolívar

140. I.E. Técnico Guaimaral, sede B

141. I.E. Turbay Ayala

142. I.E. Carlos Pérez Escalante

143. I.E. INEM "José Eusebio Caro"

144. Instituto Bilingüe Londres

145. Instituto Técnico, sede Montebello

146. Mega-Colegio La Frontera

10. Seminario Menor Diocesano San Jose de Cúcuta $1.000.000
147. Contreras Gutiérrez Ana Romelina

San José de Cúcuta, junio 15 de 2025

a elección del Papa León XIV constituye una ocasión de alegría indiscutida para toda la Iglesia Universal. Tal como sus predecesores, el nuevo pontífice trae consigo una historia que da cuenta de sus carismas personales, formación y sabiduría madurada a lo largo de los años. En el caso que nos convoca, el nuevo Papa dijo ante la ciudad de Roma y el mundo entero desde el balcón de la basílica de San Pedro: Soy un hijo de san Agustín, un agustino, como ningún otro Papa en la historia reciente, declarando su proveniencia. Esta frase, lejos de ser un mero detalle, lo sitúa dentro de una rica tradición teológica y espiritual, originada en la vida y pensamiento de san Agustín, padre y doctor de la Iglesia (354-430) en cuyo seno pueden descifrarse, a modo de claves, las palabras y gestos que, con el correr de los días, van configurando el inicio del ministerio pastoral del nuevo pontífice.

Cristo: Única Verdad y centro de la

vida del cristiano

En el escudo del Papa León XIV se aprecia un emblema formado por un corazón ardiente atravesado por una flecha, sobre un libro cerrado que representa la Palabra de Dios. Este es el escudo de la Orden de san Agustín, a la cual pertenece el nuevo Papa desde la edad de 14 años. Como él mismo relata a una entrevista concedida a la cadena televisiva italiana RAI hace algunos meses, es la

historia de un joven que vive con otros jóvenes, conociéndose a sí mismo y, como hijo de san Agustín, conociendo a los demás, la importancia de la amistad y de una vida comunitaria. Desde esos tempranos años, el hoy Papa conoce y ama el itinerario espiritual que el santo obispo de Hipona plasma en su obra las Confesiones, uno de los grandes monumentos de la literatura espiritual. En ella narra en tono de diálogo profundo, amoroso y a ratos descarnado, sus vicisitudes en el camino interior, desde su nacimiento hasta la conversión definitiva a los 32 años de edad, en la búsqueda de la Verdad que da sentido al anhelo de su corazón inquieto que no hallará reposo sino hasta descansar en Dios. San Agustín comprende al ser humano como un ser en afanosa y continua búsqueda en que queda de relieve el papel del corazón como el centro de su intimidad, afectividad, valores y decisiones. El corazón, en la antropología agustiniana, herido por el pecado original y cansado por la búsqueda infructuosa de Dios, es hallado y encontrado por la gracia de Cristo, que se hace Médico, Salvador y Maestro para el ser humano.

La Iglesia: in illo Uno, unum

El hombre reconciliado con Dios es un hombre que ha abierto su corazón para dejarse transformar por la gracia divina a través de Cristo, único Señor y única Verdad que da sentido a la vida humana. Esta obra salvífica tiene su prolongación en la Iglesia, comunidad de los creyentes renacidos a la vida eterna en Cristo.

La eclesiología agustiniana tiene como referente a san Pablo y su comprensión

El pontificado

Perspectivas de su ministerio petrino a

de la Iglesia como Cuerpo de Cristo (Cf. 1Co 12). El obispo de Hipona comprende a la luz de la Palabra que la Iglesia está llamada a ser Comunión, manifestada en dos dimensiones: en sentido vertical, la comunión del hombre con Dios; y en sentido horizontal, como comunión de los hermanos entre sí.

En su atenta meditación de la Palabra divina, san Agustín descubre la perenne novedad de la vida de los primeros cristianos y lo hace su propio ideal de vida monástica y pastoral: “La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos”. El fundamento de esta comunión no es otro que el amor, entendido por el Santo como un don de Dios, el Espíritu Santo. Sólo Él es capaz de unificar la humanidad fracturada por el pecado y hacer de todos uno solo en Cristo: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”. La comunión es, ante todo, unidad en la diversidad. Nunca una uniformidad, porque el fundamento de la comunión no descansa en los hombres, sino única y exclusivamente en Cristo.

“Su pontificado coincide con un período de renacimiento espiritual y un mayor espíritu religioso que impulsó a la Orden de san Agustín”.

Sólo centrada en Cristo, unida a Él por el amor y manifestando el amor mutuo entre hermanos en su seno, la Iglesia alcanzará la vocación a la cual ha sido llamada: ser un signo de unidad en un mundo dividido. En un párrafo del Comentario al Salmo 127 de san Agustín hallamos la frase que el Papa León XIV ha elegido como lema de su Pontificado.

Son muchos hombres y un hombre solo; muchos cristianos y un solo Cristo. Estos cristianos, con su Cabeza, que subió al cielo, son un solo Cristo; no es El uno y nosotros muchos, sino que, siendo nosotros muchos en Aquel uno, somos uno (In illo Uno, unum). Luego Cristo es uno, Cabeza y Cuerpo. ¿Cuál es su Cuerpo? Su Iglesia, conforme dice el Apóstol: Somos miembros de su Cuerpo; y ustedes son el Cuerpo de Cristo y miembros.

María, Madre del Buen Consejo

En los primeros días de su pontificado hemos intuido el inmenso amor que tiene el nuevo Papa por la Santísima Virgen María. En su escudo, un elocuente signo mariano se revela en la flor de lis de plata, flor de las flores en el

de León XIV:

a partir de la espiritualidad agustiniana

lenguaje heráldico, sobre campo azul. Esta presencia materna ha quedado aún más en evidencia en la visita privada que efectuó el pasado 10 de mayo a un pequeño santuario regido por la Orden de san Agustín en el encantador pueblo medieval de Genazzano, a 56 km de Roma, que custodia una advocación profundamente amada por los agustinos y por muchos devotos en el mundo entero: María, Madre del Buen Consejo. La imagen de esta advocación se hallaba presente, por expresa voluntad del Papa, en la plaza de San Pedro durante la misa de inicio de su pontificado el pasado 18 de mayo. Desde joven, el hoy Papa vio nacer y madurar su amor a la Madre del Señor en el seno de la Orden Agustiniana en su Chicago natal, que tiene como patrona a la Madre del Buen Consejo y a lo largo de su vida, León XIV ha acudido muchas veces como peregrino a Genazzano para encomendar su vida y ministerio de religioso, sacerdote, superior religioso y pastor.

La Santísima Virgen, Madre de Jesús, el Consejero Admirable (Cf. Is 9, 5), es la Consejera por excelencia, siempre atenta a ayudar a sus hijos. Tal como en las bodas de Caná, María nos recuerda siempre las palabras de su Hijo: Hagan todo lo que Él les diga (Jn 2, 5). Por medio de su intercesión podemos obtener ayuda en las pruebas, la incertidumbre y las dificultades de la vida. Así lo confirmó la devoción que tuvieron hacia esta advocación los Papas, desde san Pío V hasta León XIII, quien de niño conoció esta devoción de manos de los agustinos de su pueblo natal, Carpineto Romano y, como Papa, elevó al grado de basílica el Santuario de Genazzano e incluyó la invocación a la Madre del Buen Consejo en las Letanías Lauretanas del Santo Rosario. San Juan XXIII acude a Genazzano en 1959 para encomendar el re-

cientemente anunciado Concilio Vaticano II bajo la protección de la Madre del Buen Consejo. Muchos santos, sobre todo fundadores de familias religiosas, han sido devotos de esta advocación: san Pablo de la Cruz, san Juan Bosco, san Alfonso María de Ligorio, san Luis Orione, san Arnoldo Janssen, santa Teresa de Calcuta, entre otros.

Un lugar en Colombia da un testimonio particularmente vivo de la devoción a este título mariano: el poblado de Jenesano (Departamento de Boyacá) lleva su nombre por evocar el paisaje natural de Genazzano. Pero el vínculo no se queda sólo aquí; su templo parroquial tiene por patrona a la Madre del Buen Consejo y custodia una bella pintura, traída de Italia, que recuerda el milagro mariano. Muchos fieles de Jenesano han sido peregrinos en el Santuario de Genazzano, acudiendo a su patrona que aprendieron a amar desde su infancia en ese bello rincón de Colombia.

El recuerdo de León XIII

“San Agustín descubre la perenne novedad de la vida de los primeros cristianos y lo hace su propio ideal de vida monástica y pastoral”.

Por último, digamos una palabra sobre el nombre que el Papa ha escogido para sí. En el devenir de la historia, luego del pontificado del Beato Pío IX (18461878) y la Unificación Italiana, que selló la pérdida de los Estados Pontificios, el Papa León XIII (18781903) redimensiona la figura del Romano Pontífice con un realce de tono universal: El papado moderno será, desde él en adelante, una fuente de enseñanza moral global. La mejor muestra de ello es la Encíclica Rerum Novarum (1891), documento fundacional de la enseñanza social de la Iglesia ante la situación de los trabajadores y denuncia de las ideologías que preconizaban la revolución como único motor de cambio en el mundo. Consciente de esta figura, la elección de ese nombre ha

sido explicada por el actual Papa en los siguientes términos.

Hay varias razones, pero la principal es porque el Papa León XIII, con la histórica Encíclica Rerum Novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial y hoy la Iglesia ofrece a todos, su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la inteligencia artificial, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo.

En este primer mes, el Papa León XIV ha estado recordando nuevamente la centralidad de Cristo, leyendo en la realidad actual las tensiones que evidencian la necesidad del anuncio de Jesucristo, Príncipe de la Paz y Centro de la Historia. No dejan indiferentes sus primeras palabras como Pontífice, que ha reiterado en otras ocasiones: ¡La paz esté con ustedes!

Por otra parte, León XIII es una figura que goza de un recuerdo entrañable en el seno de la familia agustiniana. Su pontificado coincide con un período de renacimiento espiritual y un mayor espíritu religioso que impulsó a la Orden de san Agustín a profundizar en el apostolado del estudio y en las misiones

en todo el mundo. León XIII, cuya fe se nutrió de la presencia agustiniana en el pueblo de su infancia, concedió a la Orden muchos beneficios para impulsar ulteriormente este renacimiento, como el establecimiento de la nueva Curia General y el Colegio Internacional santa Mónica frente a la Plaza de san Pedro, en Roma, o la restauración de la Basílica de San Pietro in Ciel d’Oro en Pavía como lugar en que reposan los restos de san Agustín, que se hallaban en la catedral de dicha ciudad. La Basílica es encomendada como Santuario y lugar de peregrinación a la Orden Agustiniana, que hasta hoy custodia los restos mortales del más importante Padre de la Iglesia de Occidente.

A cada inicio de pontificado, una tentación recurrente es anticipar cómo serán las cosas. Muchos comentaristas fungen de agoreros en estas primeras horas. Lejos de esa pretensión, la intención de estas líneas ha sido evidenciar claves ya existentes que, desde la historia, espiritualidad y teología agustiniana, van trazando un pontificado con una identidad muy clara. Que Dios otorgue al nuevo Papa la asistencia y la santidad que requiere para gobernar la Iglesia según la voluntad de Cristo.

Mensaje de su santidad Papa Francisco Para la LIX

Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones (cf. 1 P 3, 15-16)

El Papa Francisco inicia su mensaje reconociendo los desafíos que enfrenta la comunicación en la actualidad, marcada por la desinformación, la polarización y el dominio de unos pocos centros de poder sobre un enorme caudal de información. Destaca la importancia fundamental del trabajo de los periodistas y comunicadores, cuyo compromiso es esencial para situar en el centro de la comunicación la responsabilidad hacia el prójimo, tanto a nivel personal como colectivo.

En el marco del Jubileo, que se celebra como un tiempo de gracia en medio de la turbulencia global, el Papa invita a los comunicadores a ser portadores de esperanza, renovando su misión y trabajo inspirados en el Evangelio.

Francisco señala que, con frecuencia, la comunicación actual genera miedo, prejuicio, odio y desesperanza, en vez de esperanza. Se lamenta del uso del lenguaje como arma, de la simplificación de la realidad para provocar reacciones instintivas, y de la manipulación de la opinión pública mediante información falsa o distorsionada. Advierte contra la tendencia a reducir la realidad a simples eslóganes, lo que fomenta la competencia, la contraposición, la manipulación y la búsqueda de dominio.

Asimismo, alerta sobre la “dispersión programada de la atención” provocada por los sistemas digitales, que fragmentan la percepción de la realidad y debilitan la capacidad de comunidad y diálogo. Esta dinámica lleva a ver al otro como enemigo, despojándolo de su dignidad y rostro, lo que imposibilita la generación de esperanza.

El Papa cita a Georges Bernanos, quien afirma que la esperanza es un riesgo que implica renunciar a las falsas seguridades. Para los cristianos, la esperanza no

es opcional, sino esencial y transformadora: “Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva”.

Dar razón con mansedumbre de la esperanza que hay en nosotros

Inspirándose en la Primera Carta de Pedro (3, 15-16), Francisco subraya tres mensajes clave:

Cristo como fuente de esperanza: La esperanza cristiana tiene un rostro, el de Cristo resucitado, cuya presencia y promesa sostienen la esperanza incluso en las circunstancias más difíciles.

Estar preparados para dar razón de la esperanza: El testimonio cristiano no consiste solo en hablar de Dios, sino en reflejar la belleza del amor de Dios a través de una vida transformada. Es el amor vivido el que suscita preguntas y exige respuestas.

Comunicar con delicadeza y respeto: La comunicación debe estar marcada por la

mansedumbre, la proximidad y el respeto, siguiendo el ejemplo de Jesús, el mayor comunicador, que acompañaba y dialogaba con los discípulos en el camino.

El Papa sueña con una comunicación capaz de reavivar la esperanza, de hablar al corazón, de promover la apertura y la amistad, incluso en situaciones desesperadas. Esta comunicación debe generar empatía, compromiso e interés por el otro, ayudando a reconocer la dignidad de cada persona y a cuidar la casa común.

Comunicación que siembra esperanza y evita protagonismos. Francisco advierte contra las “enfermedades” del protagonismo y la autorreferencialidad en la comunicación, así como contra los discursos inútiles. El buen comunicador, señala, es aquel que logra que el receptor se sienta incluido y participe activamente, encontrando lo mejor de sí mismo en las historias narradas.

juntos

pre un proyecto comunitario. El Jubileo invita a todos a recomenzar, a dejarse abrazar por la misericordia de Dios y a emprender un viaje juntos, cruzando la Puerta Santa como comunidad.

El mensaje jubilar tiene profundas implicaciones sociales: llama a la misericordia y esperanza para los presos, a la cercanía con los marginados y a la construcción de la paz. Por ello, Francisco anima a los comunicadores a descubrir y contar historias de bien, a buscar “pepitas de oro” de esperanza en medio de la crónica diaria. Esta labor ayuda a que el mundo sea menos indiferente y más abierto al clamor de los últimos.

No olvidar el corazón

El Papa pone ejemplos de esperanza en situaciones extremas: madres que esperan el regreso de sus hijos de la guerra, padres migrantes que buscan un futuro mejor, niños que sonríen en medio de la pobreza y la violencia.

Ser testigos y promotores de una comunicación no hostil. Francisco concluye invitando a los comunicadores a ser testigos y promotores de una comunicación no hostil, que fomente la cultura del cuidado, construya puentes y derribe muros. Les anima a contar historias llenas de esperanza, conscientes del destino común de la humanidad y de la responsabilidad de escribir juntos la historia del futuro.

El Papa finaliza asegurando su oración y bendición para todos los comunicadores, pidiendo que el Jubileo les ayude a recibir la gracia necesaria para esta misión.

El Papa resalta que la esperanza es siem-
Roma, San Juan de Letrán, 24 de enero de 2025, memoria de san Francisco de Sales.
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La Santa Sede celebró el Jubileo de la Esperanza

El pasado 9 de junio de 2025, la Santa Sede celebró con solemnidad el Jubileo ordinario, una significativa jornada espiritual que tuvo lugar en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. La celebración coincidió con la memoria litúrgica de María, Madre de la Iglesia, lo que aportó una especial inspiración y profundidad espiritual al evento, marcado por la presencia del Espíritu Santo tras la reciente festividad de Pentecostés.

El programa del día incluyó la posibilidad de recibir el sacramento de la Reconciliación, una meditación en presencia del Santo Padre, la procesión con el paso por la Puerta Santa y la santa misa presidida por el Papa León XIV, quien dirigió la ceremonia central en la Basílica. Este Jubileo, conocido también como el Jubileo de la Esperanza bajo el lema “Peregrinos de la Esperanza”, invita a los fieles a reflexionar sobre la misericordia, la solidaridad y la construcción de un mundo más justo a través de la fe y la peregrinación.

este Año Santo como una ocasión para la renovación personal y el enriquecimiento espiritual en unión con toda la Iglesia. En esta segunda parte del año los jubileos en Roma serán: Jubileo de los movimientos, asociaciones y nuevas comunidades, Jubileo del deporte, Jubileo de los gobernantes, Jubileo de los seminaristas, Jubileo de los obispos, Jubileo de los sacerdotes, Jubileo de los jóvenes, Jubileo de los misioneros digitales y de los influencers.

“La celebración coincidió con la memoria litúrgica de María, Madre de la Iglesia”.

En noviembre y diciembre de 2025, el Jubileo pone especial énfasis en la caridad y la esperanza con eventos como el Jubileo de los pobres y el Jubileo de los presos, momentos de oración y reflexión que llaman a la Iglesia a ser signo vivo de misericordia y justicia para los más vulnerables.

La apertura de la Puerta Santa, símbolo de un nuevo comienzo y de la gracia divina, fue un momento emblemático que marcó el inicio del Año Jubilar, permitiendo a los peregrinos acceder a un tiempo de renovación espiritual y reconciliación con Dios. Este evento, de gran importancia espiritual, eclesial y social, fue precedido por una intensa preparación y contó con la colaboración de diversas autoridades civiles y eclesiásticas para garantizar su desarrollo en un ambiente de recogimiento y esperanza.

Este Jubileo se caracteriza por su espíritu de esperanza y renovación, invitando a los creyentes a vivir un tiempo de gracia y misericordia. El Papa Francisco, en su bula de convocatoria “Spes non confundit”, ha exhortado a los fieles a aprovechar

El Jubileo de 2025 no solo es una celebración espiritual, sino también un acontecimiento que impacta en la ciudad de Roma, que se prepara para recibir a millones de peregrinos y turistas. La ciudad eterna se reinventa para esta ocasión, ofreciendo una experiencia única de fe, cultura y tradición, con una amplia programación de eventos y actividades para todos los visitantes.

El Jubileo 2025 se extenderá hasta el 6 de enero de 2026, invitando a los fieles de todo el mundo a peregrinar a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro y a vivir este tiempo de gracia con fe y compromiso renovado.

Tomado de: https://lahora.gt/internacionales/asalay/2025/06/09/papa-leon-xiv-lidera-procesion-conla-cruz-jubilar-hacia-la-puerta-santa/ https://www.vatican.va/content/leo-xiv/es/homilies/2025/documents/20250609-omelia-giubileo-santa-sede.html

https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2025-06/ jubileo-de-la-santa-sede-el-papa-en-procesion-como-peregrino-de.html

Las comunidades eclesiales misioneras Primera parte

Fundamento bíblico y magisterial

En los caminos de la misión para la formación de las Iglesias locales es fundamental la conformación de las Comunidades Eclesiales Misioneras. Se trata de una prioridad en la acción evangelizadora que aparece ya en los Hechos de los Apóstoles, porque bajo el impulso del Espíritu, fue la práctica de las primeras comunidades cristianas.

Hechos de los Apóstoles

2, 42 - 47

“Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones. El temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar”.

Todos los agentes de pastoral deben conocer el proceso evangelizador, ser introducidos en el nuevo paradigma de la evangelización... Ellos deben tener claro, que el ideal del proceso es la conformación de comunidades evangelizadas y evangelizadoras, para que las personas vivan la fe y la expresen en la sociedad con el respaldo de los hermanos en la fe, ejerciendo ministerios pastorales que correspondan a los carismas que Dios, por pura gracia, haya depositado en cada uno de ellos, para la edificación de la misma comunidad cristiana, la parroquia y la Iglesia Particular.

Estas comunidades, que son el espacio adecuado para la formación permanente en la fe y para la oración común, se edifican por la comunión vivida y celebrada, y por la misión que tiene que ver con la evangelización del mundo y con la transformación de la sociedad de acuerdo con los planes de Dios. Se trata, normalmente, de grupos pequeños entre doce o veinte personas, más o menos, que pueden conocerse y ayudarse en todo el camino de la vida cristiana. Como reflejo que la Palabra nos propone en Hch 2, 42-47, estas comunidades reconocerán siempre su origen apostólico y, por lo tanto, se entenderán a sí mismas sólo en y con la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, es decir, en plena comunión, afectiva y efectiva, con su párroco y con su obispo, y por ellos, con las comunidades apostólicas, con la parroquia, con la diócesis y con la Iglesia Universal1 .

Debemos soñar con tener, a la vuelta de un máximo de tres años, muchas iniciativas de búsqueda de los fieles que ahora andan “como ovejas sin pastor” (Mt 9, 36-37). Entonces la experiencia comunitaria debe constituirse en punto de referencia para todos y llegar a ser el centro a partir del cual se irradia el testimonio.

La comunidad se encargará de:

1) Formar y de acompañar a los misioneros en su salida, de acompañarlos con su testimonio de caridad que irradia alegría y con su oración constante.

2) Acoger las conversiones que el Señor, por su celo misionero, siempre suscita y las ayudará a madurar por medio de una catequesis básica integra que ponga los cimientos de la fe.

3) Ofrecer los auxilios de la gracia para el crecimiento permanente de todos los fieles.

Las comunidades eclesiales misioneras es un tema que la Iglesia universal ha estado trabajando desde hace años, destacándolas como pilares fundamentales en la edificación de las Iglesias Particulares; muestra de ello, tenemos a san Pablo VI y san Juan Pablo II que se refirieron a ellas en documentos importantes de su magisterio.

San Pablo VI en la Evangeli Nuntiandi resaltaba las comunidades eclesiales misioneras: “Estas últimas comunidades serán un lugar de evangelización, en beneficio de las comunidades más vastas, especialmente de las Iglesias particulares, y serán una esperanza para la Iglesia universal”. (EN 58)

San Juan Pablo II las veía como: “Un signo de la vitalidad de la Iglesia, instrumento de formación y de evangelización, y un punto de partida valido para una nueva sociedad fundada sobre la civilización del amor”. (Redemptoris Missio 51)

La V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM), celebrada en Aparecida,

Brasil, en 2007; ve en las comunidad eclesiales misioneras la oportunidad de afrontar los desafíos del continente desde el eje del discipulado y la misión, resaltando el carácter misionero que tienen la comunidades eclesiales que continúan evangelizando y evangelizándose.

Ellas son un ámbito propicio para escuchar la Palabra de Dios, para vivir la fraternidad, para animar en la oración, para profundizar procesos de formación en la fe y para fortalecer el exigente compromiso de ser apóstoles en la sociedad de hoy. Ellas son lugares de experiencia cristiana y evangelización que, en medio de la situación cultural que nos afecta, secularizada y hostil a la Iglesia, se hacen todavía mucho más necesarias.

Si se quieren pequeñas comunidades vivas y dinámicas, es necesario suscitar en ellas una espiritualidad sólida, basada en la Palabra de Dios, que las mantenga en plena comunión de vida e ideales con la Iglesia local y, en particular, con la comunidad parroquial. Así la parroquia, por otra parte, como desde hace años nos lo hemos propuesto en América Latina, llegará a ser «comunidad de comunidades».

Señalamos que es preciso reanimar los procesos de formación de pequeñas comunidades en el Continente, pues en ellas tenemos una fuente segura de vocaciones al sacerdocio, a la vida religiosa, y a la vida laical con especial dedicación al apostolado. A través de las pequeñas comunidades, también se podría llegar a los alejados, a los indiferentes y a los que alimentan descontento o resentimientos frente a la Iglesia2

1. Cf. CEC, Muéstranos al Padre, Tomo I, Llamado por el Maestro, pág., 64 2. Documento de Aparecida, 308-310.

MLa caridad abre la puerta del cielo

i experiencia con Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, durante su paso por la Diócesis de Cúcuta como Obispo, está marcada por el testimonio vivo de la caridad. Desde el primer encuentro en un Consejo Económico, quedó claro que su prioridad era el servicio a los más necesitados. Al revisar los balances, tomó el teléfono y, sin titubeos, decidió compartir los recursos con una diócesis pequeña, asegurando que “cuando uno ayuda a un hermano necesitado, la bendición llega a nosotros”.

Su generosidad se manifestó en innumerables ocasiones. Al llegar al Seminario Mayor estando yo como ecónomo, vio las condiciones precarias de la cocina y, lejos de limitarse por la falta de recursos, afirmó con convicción: “San José se encargará”. Con fe y determinación, inició la obra, que en tiempo récord se concretó gracias a los benefactores que él tenía en el exterior.

La crisis migratoria de colombianos retornados y venezolanos fue otro desafío que enfrentó con acciones concretas. Así nació la Casa de Paso “Divina Providencia”, donde, durante tres años, se distribuyeron más de 3.000 almuerzos diarios, hasta la llegada de la pandemia.

Su lema era claro: “Cuando ayudamos a los pobres y a los necesitados, se abren los cielos”. Y cada vez que alguien le informaba sobre una obra de caridad, respondía con la misma bendición: “Que Dios te pague y te dé el cielo”.

Al concluir su labor pastoral en Cúcuta y ser nombrado Obispo de la Diócesis Castrense, su compromiso con la caridad no cesó. Ante la clausura inminente del convento de las Hermanas Clarisas, decidió impulsar la restauración del monaste-

El legado de la caridad como vía de santidad

rio asegurando la continuidad de la vida religiosa en el lugar. Para Monseñor Ochoa, la caridad no era solo un mandato evangélico, sino una expresión de confianza absoluta en la providencia divina. Su certeza se basaba en el abandono total en la voluntad de Dios, convencido de que, si se actuaba con fe, los recursos necesarios llegarían: “Arranquemos, que San José nos va a ayudar”.

Pero confiar en la providencia no implica pasividad. Al contrario, significa actuar con la certeza de que Dios nunca abandona a quienes trabajan en su nombre. Su vida fue prueba de ello.

El desafío de continuar su legado

Su ejemplo nos interpela: ¿cómo podemos convertir la caridad en una práctica constante? ¿Cómo aseguramos que nuestra Diócesis siga siendo un refugio para los más vulnerables? La respuesta no está solo en reflexionar, sino en actuar.

Que su paso por nuestras vidas no sea solo un recuerdo, sino un compromiso firme de seguir el camino que él trazó. Porque, como nos enseñó, la caridad no es únicamente ayuda material, sino la manifestación concreta del amor de Dios en la tierra. Y con cada gesto de entrega y servicio desinteresado, nos acercamos un poco más a la puerta del cielo.

¡Sorpresa en el monte Sinaí! Moisés trae los diez mandamientos de Dios…

Por: Sem. Johan Samir Sepúlveda Delgado, I de discipulado.

¡Hola, pequeños aventureros de la Biblia! Hoy les contaré una historia emocionante sobre Moisés, un gran líder que recibió unas reglas especiales de parte de Dios para ayudar a su pueblo a vivir con amor y sabiduría. ¿Listos para el viaje? ¡Vamos!

Hace mucho tiempo, los israelitas (el pueblo escogido por Dios) eran esclavos en Egipto, trabajando sin descanso. Pero Dios escuchó sus oraciones y eligió a Moisés, un hombre valiente, para liberarlos.

Un día, mientras acampaban cerca del Monte Sinaí, algo increíble pasó: ¡la montaña se llenó de truenos, relámpagos y humo! Dios llamó a Moisés a la cima y le dio Diez Mandamientos o “Reglas de Oro” escritos en dos tablas de piedra. ¡Eran las leyes más importantes para vivir felices y en paz!

Estas 10 Reglas de Oro no son solo viejas historias: ¡son consejos para ser felices! Si las seguimos, viviremos en paz con

Dios, con nuestra familia y amigos. ¿Te animas a practicarlas?

COMPROMISO: Comprométete a cumplir cada uno de los mandamientos que Dios dejó para vivir en completa paz y armonía.

MOMENTO CREATIVO: Los mandamientos están mezclados. ¿Te animas a ordenarlas correctamente?

Sean mis testigos, participemos en la liturgia

Por: Sem. Luis Francisco Salazar Cucaita, estudiante de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma).

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

15 de Junio - Todo lo que tiene el Padre es mío; el Espíritu tomará de lo mío y se los anunciará

En la solemnidad de la Santísima Trinidad, la Iglesia nos invita a adentrarnos en el misterio más profundo de nuestra fe: Dios es uno en esencia, pero tres en Personas —Padre, Hijo y Espíritu Santo— unidos en un dinamismo eterno de amor, comunión y misión. No se trata de una fórmula abstracta, sino de una verdad viva que nos interpela existencialmente.

Desde antes de la creación, Dios ya se manifiesta como generador y donador: en la figura sapiencial del libro de los Proverbios (Pr 8, 22-31), la Sabiduría se presenta como la delicia del Creador, generada por Él y partícipe activa en la obra creadora. Su misión ha sido revelarnos que Dios no es poder frío e impersonal, sino comunión de amor gratuito. Jesús, crucificado y resucitado, nos invita a vivir en comunión con el Padre, en relaciones humanas reconciliadas, respetuosas, fecundas y pacifi-

cadoras. Su entrega culmina en la revelación más íntima del nombre de Dios: Amor (1Jn 4, 8).

El Espíritu Santo, “amor gratuito del Padre unido al Hijo”, continúa la misión trinitaria ahora, en medio de nosotros. Él guía a la Iglesia “a la verdad completa”, transforma nuestros corazones, y derrama el amor divino en ellos. Su obra es silenciosa pero eficaz: establece el Reino de Dios aquí y ahora, haciendo de nuestras relaciones signos vivos de paz, gratuidad y comunión.

La Trinidad es un misterio para acoger y vivir, nos recuerda que solo en la comunión de personas distintas se realiza el amor verdadero. Por eso, nuestras familias, comunidades y relaciones están llamadas a ser “imagen viviente” de este misterio: donde cada uno es distinto, pero todos son uno en el amor.

SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

22 de junio - “El Pan vivo que ha bajado del cielo para caminar con nosotros”

En la solemnidad del Corpus Christi, la Iglesia celebra el don más precioso que ha recibido: la Eucaristía, presencia viva y real de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, en medio de su pueblo. Este misterio, tan profundo como cercano, es el corazón palpitante de la vida cristiana.

Cuando hablamos de la Eucaristía, hablamos del mismo Cristo. Hablamos de la presencia viva y concreta, que se ofrece como alimento para nuestro camino. Lo que adoramos en el sagrario y llevamos en procesión por nuestras

calles no es una representación: es Jesús mismo, verdadero Pan del cielo.

Este misterio, tan sagrado y envuelto de adoración, se une sin embargo a lo más cotidiano de nuestra existencia: el acto simple y universal de alimentarse. Dios ha querido hacerse pan, hacerse comida, hacerse necesidad diaria. Y al hacerlo, consagra nuestra cotidianidad. La sacralidad de la Eucaristía no nos aleja de la vida ordinaria; al contrario, la transforma desde dentro. Camina con nosotros, se mezcla con nuestras alegrías y fatigas, se hace compañero silencioso

en nuestras penas, consuelo en nuestras heridas, fuerza en nuestras decisiones.

Aquí está la belleza desconcertante de este misterio: no comulgamos porque seamos dignos, sino para ser sanados. La Eucaristía no es un premio para los virtuosos, sino el alimento de los pobres, de los cansados, de los pecadores que desean vivir. No es la celebración de nuestra virtud, sino la medicina de nuestra fragilidad.

Por eso, ningún pecado, ninguna herida, ninguna caída debería separarnos de este Pan, si hay en nosotros un deseo sincero de conversión. Jesús no se apartó de los pecadores, sino que comió con ellos, se hizo comida para ellos, y en ellos sembró la semilla de una vida nueva.

En este día, al contemplar la custodia que lleva al Señor por nuestras calles, recordemos que la procesión no es solo un acto litúrgico, sino un signo profético: Cristo camina por nuestras ciudades, quiere entrar en nuestras casas, en nuestros dolores, en nuestros barrios heridos por la indiferencia, la injusticia, la pobreza, y la falta de Dios.

Que esta solemnidad renueve en nosotros la certeza de que Dios no está lejos: está en medio de nosotros, camina con nosotros, se deja tocar, adorar, recibir. Está allí, en el pan partido, esperando que le abramos el corazón. Y cuando lo hacemos, todo se transforma: nuestra pequeñez se vuelve gracia, nuestra pobreza se vuelve don, nuestra vida se vuelve eucaristía.

SOPA DE LETRAS

• TRINIDAD

• COMUNIÓN

• AMOR

• MISIÓN

• ESPÍRITU

• SABIDURÍA

• EUCARISTÍA

• PAN

• PRESENCIA

• MISTERIO

• ENTREGA

• IGLESIA

• REDENCIÓN

• HUMANIDAD

• CONVERSIÓN

• ADORACIÓN

Catedral San José 19 de junio Parroquias 22 de junio

SAGRADO CORAZÓN

La solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús es un recordatorio del amor infinito y misericordioso que Cristo nos tiene. Su corazón, fuente de gracia y compasión, nos invita a confiar plenamente en Él y a vivir con caridad y humildad.

¡Que el Sagrado Corazón de Jesús, sea nuestro refugio y fortaleza!

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