Revista El Caldero Número 8

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RUEDA ESTACIONAL | Imbolc

LA MADRE

EL PADRE

Siento que despierto de un merecido descanso, que lo nuevo que ha de venir comienza a brotar y a emerger, que los bosques, los prados, los montes, los ríos y las criaturas que en ellos habitan reviven una vez más. Es el despertar de la energía femenina, de la energía creadora, a la cual represento.

Ya ha pasado.

Esta noche daré a luz a mi hija, a mi hermana, a esa parte de mi que abarca a la inocencia, la alegría, el ímpetu, la avidez, mi lado más juguetón, incansable, irresistible, sensual… Sí, esta noche la Doncella ha de nacer.

Si. Es tiempo. Es el Momento de dedicar cuidado y cariño a todo lo que nace, para que crezca fuerte y sano durante el periodo que viene.

Es tiempo de un nuevo Tiempo. Un Nuevo Comienzo. Es tiempo de Renovar lo vetusto. De apartar las saladas lágrimas heladas del Invierno, y dar paso a las alegrías que trae consigo el Viento de la Tierra Estival.

Atrás ha quedado el frío, las miradas anhelantes hacia el sol del ocaso, el silencio de bosques nocturnos, la oscuridad, y la muerte.

El también lo sabe y está preparado. Se acerca a presentarme sus respetos y comienza besando mis pies y continúa con tal reverencia, con un amor infinito que el tiempo se para y me parece que estamos solos. Siento que en esos instantes él existe sólo para mi, siento que soy única y al mismo tiempo sé que soy todas las que son, las que han sido y las que serán.

Despierta pues, Amada Mía, de tu merecido letargo. Estira los brazos a la luz del amanecer, pues la tarea que te espera por delante será larga y difícil. Abre los ojos a los reflejos de la nieve en deshielo que fluye ahora por los renovados ríos que arrastran lo viejo.

Se acerca el momento de nuestra unión, pero antes, es tiempo de deshacerse de las cargas para renovarse y comenzar de nuevo, la emoción y la ilusión ante lo nuevo despierta en mí sensaciones casi olvidadas.

Camina descalza por las verdes praderas, alimentando con tu risa el Verde que nos rodea.

Estamos cerca el uno del otro, como tantas veces en otro tiempo, la misma sensación familiar y agradable, pero diferente, el fuego ha dado paso al agua. Pero llegado el momento de unirnos, la madurez y la serenidad desaparecen y durante un instante surge la doncella que una vez fui, que vuelve a mi con una mezcla de duda, desconcierto, timidez y pudor, que hace que retroceda, me alejo…

Inunda de calor y amor el corazón de todo aquel que te contemple en tu nuevo despertar. Si. Es tiempo. Soy El Dios que cuida de la Simiente que Nace: La Doncella. Soy El Consorte que abraza a su Mujer con el amor de los años sobre nuestras mejillas.

El no lo entiende, no sabe qué pasa… es su mirada la que me hace reaccionar, él tiene claro ante quién está, la Madre, la Gran Madre, el origen de todas las cosas, soy todas y ninguna… y al verme reflejada en sus ojos le reconozco, reconozco a mi hijo, a mi hermano, mi esposo, mi Rey… mi Señor… en ese instante él es el único, en ese momento es lo más importante, es lo que más quiero y deseo, por eso…

Soy El Hombre que disfruta del comienzo de la Primavera, con su mujer y su hija, sus amigos y su trabajo; pues cada día hay más luz, se acerca el verano... Y la Vida Hoy Es Hermosa. Si. Es Tiempo.

”Abro para ti la puerta que no tiene llave…”

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