Ad gentes septiembre–octubre

ISSN: 0185-8424

REVISTA AD GENTES. PUBLICACIÓN BIMESTRAL DE LAS OBRAS MISIONALES PONTIFICIO EPISCOPALES DE MÉXICO A.R.

Año LI No. 596: Nueva época Septiembre - Octubre 2018 Costo: $15.00 M.N OMPE MÉXICO

LOS JÓVENES,

PROTAGONISTAS DE LA MISIÓN

«Los jóvenes mucho pueden hacer y bastante nos pueden enseñar, respecto de la misión».

P. Toribio Tapia Bahena

«Para un joven que quiere seguir a Cristo, lo esencial es la búsqueda y la adhesión a la propia vocación».

MENSAJE DEL DIRECTOR PBRO. JOSÉ AYALA MADRIGAL

Estimados lectores de la revista misionera Ad gentes: Reciban un fraterno y cordial saludo. Pidamos al Señor Jesús, Misionero del Padre, siga conduciendo el caminar misionero de la Iglesia que peregrina en México, y que el Espíritu Santo guíe los pasos y esfuerzos de todos los misioneros que se encuentran fuera de sus tierras desgastando la vida por extender el reino de Dios.

Hace unos días, y después de un largo camino, hemos concluido el V Congreso Americano de Misiones (V CAM), en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. El tema que ha guiado todos los trabajos, momentos de reflexión y la metodología de estudio fue: La alegría del Evangelio, corazón de la misión profética, fuente de reconciliación y comunión. Tema que ha sido el hilo conductor de cinco ponencias centrales, las cuales guiaban los trabajos para las sub asambleas y los talleres; espacios donde se pudo trabajar por comisiones y donde cada participante aportó, a través del diálogo fraterno y desde su experiencia en el trabajo pastoral misionero, sus conocimientos, proponiendo líneas de acción concretas para la Iglesia misionera del continente.

Una experiencia muy enriquecedora fue la misión que se realizó el sábado por la mañana, donde los delegados de los distintos países participantes se organizaron para visitar los hogares de las comunidades parroquiales donde se encontraban hospedados. Este ejercicio de misión fortalece y anima a todos los involucrados, siempre tomando en cuenta el objetivo mismo del congreso: Fortalecer la identidad y el compromiso misionero ad gentes de la Iglesia en América, para anunciar la alegría del Evangelio a todos los pueblos, con particular atención a las periferias del mundo de hoy y al servicio de una sociedad más justa, solidaria y fraterna.

Oremos por nuestros hermanos bolivianos, por todos aquellos que hicieron posible que se llevara a cabo el V CAM a través de las distintas comisiones, donde cada uno realizó su mayor esfuerzo y dedicación para servir desinteresadamente. Oremos y pidamos especialmente por todas las familias que hospedaron a las diferentes delegaciones, que con su amor y cariño nos recibieron en nombre de la Iglesia boliviana. ¡Gracias a todos ellos por tan desprendida entrega y dedicación!

Pido fervorosamente sigamos orando por el caminar de la Iglesia misionera que peregrina en América, para que, a través de la luz y guía del Espíritu Santo, permanezcamos unidos en la fe, en el amor y en la entrega generosa a favor de las misiones en el mundo entero. Que la conclusión del V CAM sea el inicio de numerosos frutos en el trabajo pastoral misionero en cada país del continente. ¡América en misión, el Evangelio es alegría!

Pbro. José Ayala Madrigal Obras Misionales Pontificio Episcopales de México Director Nacional

CONTENIDO

SEPTIEMBRE · OCTUBRE 2018 AÑO LI NO. 596: NUEVA ÉPOCA

BIBLIA Y MISIÓN Los jóvenes y una nueva manera de hacer misión

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AL SERVICIO DE LA MISIÓN DOMUND 2018

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LA MISIÓN HOY Los jóvenes, protagonistas de la misión TESTIMONIOS MISIONEROS

Entrevista al Arzobispo de Maputo, Mozambique

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MISIÓN Y PERSPECTIVA V CAM Santa Cruz, Bolivia

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ESPIRITUALIDAD MISIONERA Éxodo y Profecía

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LA VOZ DEL PAPA Junto a los jóvenes llevemos el Evangelio a todos

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IGLESIA EN SALIDA La Iglesia en salida, cumpliendo su vocación

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CUADRO POR CUADRO Karol

Visítanos: www.ompe.mx Escríbenos: informes@ompe.com.mx

OBRAS MISIONALES PONTIFICIO EPISCOPALES DE MÉXICO A.R. Propietario

PBRO. JOSÉ AYALA MADRIGAL Director General

PBRO. LUIS ALBERTO CASTILLO HERNÁNDEZ

Secretario Nacional de la Pontificia Obra de la PF

DIANA MONROY RODRÍGUEZ Editora

CLAUDIA B. CHÁVEZ RAMÍREZ Diseño

COLABORADORES

Pbro. Toribio Tapia Bahena Hno. Joel Cruz Reyes Comunidad Misionera de Villaregia Pbro. Dr. Luis García Orso Pbro. Marcos Garduño Arias, SX

Revista Adgentes

Fotografía Págs: 20-23. CMV

REVISTA AD GENTES, Año LI, número 596: Nueva época, septiembre · octubre 2018, es una publicación bimestral impresa distribuida por Obras Misionales Pontificio Episcopales de México, A. R., Prolongación Misterios No. 24, Col. Tepeyac Insurgentes.

Delegación Gustavo A. Madero, C.P. 07020, Tel. (01 55) 57500544, www.ompe.mx, informes@ompe.com.mx Editor responsable: José Ayala Madrigal.

Reserva de Derechos No. 04-2008-042412363000-102, ISSN: 0185-8424, Licitud de Título No. 12345.

Licitud de Contenido No. 9908, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación, Permiso SEPOMEX No. PPO9-1848 Impresa por Editorial Esfuerzo S. A. de C. V. Esfuerzo 16-A, Col. Lázaro Cárdenas, C.P. 53560 Naucalpan de Juárez, Estado de México.

Este número se terminó de imprimir el 27 de agosto de 2018, con un tiraje de 10, 000 ejemplares.

El contenido de los artículos que aparecen en cada número es responsabilidad de los autores y no compromete la opinión de los editores.

Septiembre - Octubre 2018

EDITORIAL

Desde el principio de su pontificado, el Papa Francisco ha hecho énfasis en la alegría como característica inherente a la Misión; «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento» (EG 1), dice el Papa Francisco en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, haciendo énfasis en que la Buena Nueva en sí misma es motivo de júbilo y regocijo.

Sin embargo, como sociedad atravesamos una crisis que abarca un gran número de ámbitos en la cotidianidad de las personas y como Iglesia se nos presentan múltiples obstáculos tanto al interior como fuera de las estructuras. Este contexto ha generado un ambiente impregnado por la decepción, la apatía, el estrés y la intolerancia, y bajo estas condiciones no solo la sonrisa se borra de nuestro rostro sino cualquier atisbo de felicidad se aparta de nuestro corazón.

Como misioneros, no estamos exentos a esos sentimientos, pero la firme convicción en el Evangelio nos hace recordar que «con Jesucristo siempre nace y renace la alegría» (EG 1).

En este mundo cambiante no podemos adoptar un estado definitivo, nuestro trabajo y formación deben de ser constantes; no solo no debemos perder el entusiasmo sino mantener la capacidad de involucrarnos. No es casual que el eje temático del V Congreso Americano de Misiones (CAM) haya sido «La alegría del Evangelio, corazón de la misión profética, fuente de reconciliación y comunión». Es necesario, además de reafirmar nuestro compromiso con la propagación de la Buena Nueva, propiciar la actitud del profeta, que con voz clara anuncia y denuncia, entre todos los bautizados. No cubrir nuestros ojos ante el sufrimiento y las injusticias, no dar la espalda a quien pide ayuda ni negar consuelo a quien así lo pide.

Este año el Papa no insta a «junto a los jóvenes llevar el Evangelio a todos», pero sin limitarnos al mero acompañamiento, sino dejarnos contagiar de su ímpetu y entusiasmo; incluso recordando que «las Obras Misionales Pontificias nacieron de corazones jóvenes, con la finalidad de animar el anuncio del Evangelio a todas las gentes, contribuyendo al crecimiento cultural y humano de tanta gente sedienta de Verdad».

BIBLIA Y MISIÓN

P. Toribio Tapia Bahena / Universidad Pontificia de México

Los jóvenes y una nueva

manera de hacer misión El lema que nos ha sugerido el Santo Padre Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones del presente año, «Junto a los jóvenes, llevemos el Evangelio a todos», es en sí mismo desafiante, pues de manera contundente nos invita, por un lado, a descubrir la importancia de sumarnos al ímpetu, así como a la autenticidad que tienen los jóvenes en casi todo lo que hacen; por otro, a retomar el contenido fundamental del mensaje, al mismo tiempo que la universalidad de los interlocutores. Todo esto, con la finalidad, como también afirma el Papa, de llevar la Buena Nueva a los confines de la tierra que para los jóvenes, «hoy son muy relativos y siempre fácilmente navegables», en el mejor de los sentidos.

El chico, Modigliani, Amedeo. 1919. Indianapolis Museum of Art.

El Evangelio garantiza algo muy alentador: una vez que el testimonio es sólido nadie lo puede derrumbar; ni siquiera quien lo da puede ocultarlo

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E

stos confines de la tierra están impregnados, no necesariamente contaminados, de dos realidades que, los jóvenes experimentan cotidianamente y con un alto grado de madurez humana y cristiana: la diversidad cultural y el pluralismo religioso. Estas dos realidades, lejos de ser percibidas por nuestros jóvenes, necesariamente como problemas, las ven como peculiaridades desafiantes y hasta como bendiciones permanentes, que piden una mejor manera de hacer la misión, una misión con rostro joven.

Nuestra propuesta consiste en reflexionar en algunos itinerarios de encuentro, así como en ciertas convicciones que nos permitan vislumbrar un tipo de misión de rostro joven de una Iglesia en salida.

1. Itinerarios de encuentro En cada época todos los pueblos y los individuos han tenido el desafío de la convivencia en la diferencia y diversidad cultural1. Esta interrelación cultural que 1 «Bien entendida, la diversidad cultural no amenaza la unidad de

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supone el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a cada grupo social o sociedad (Gaudium et Spes n. 53), nunca ha sido fácil. Más aún, en determinados momentos ha sido dolorosa y hasta cruenta.

Una peculiaridad de una nueva manera de hacer misión consiste en reconocer la diversidad cultural y el pluralismo religioso2 también como bendiciones y no solo como problemas; por tanto, el otro no es un extraño sino un hermano, no es alguien a quien se haya que convencer —menos vencer—; se trata como a un interlocutor valioso.

Alice, Modigliani, Amedeo. 1918. Statens Museum for Kunst.

2. Convicciones para el encuentro en la misión

Septiembre - Octubre 2018

Ninguna propuesta misionera puede darse la libertad de, con pretextos de un respeto mal entendido hacia sus interlocutores o a causa de los nuevos contextos y coordenadas, bajar la calidad del testimonio y disminuir en la intensidad del anuncio. Por eso quizás, un elemento ineludible en el momento de pretender hablar de misión desde y con los jóvenes, es preguntarnos cuál debería ser el aporte propiamente del cristianismo.

Sería un grave error que una apertura mal entendida a un nuevo modo de ver la misión disminuyera el trabajo misionero pues la Iglesia tiene el deber de predicar siempre y en todo lugar, «a tiempo y a destiempo» (2Tim 4, 2) la plenitud del Evangelio integralmente. Para esto, nos hemos atrevido a retomar elementos del diálogo profético; deseamos mantenernos en el respeto profundo hacia los interlocutores, pero sin sacrificar nuestra responsabilidad de anunciar la Buena Nueva, la Iglesia. Es el Espíritu Santo, enviado por el Padre y el Hijo, quien transforma nuestros corazones y nos hace capaces de entrar en la comunión perfecta de la Santísima Trinidad, donde todo encuentra su unidad. Él construye la comunión y la armonía del Pueblo de Dios» Evangelii Gaudium, 131.

2 «Los creyentes nos sentimos cerca también de quienes, no reconociéndose parte de alguna tradición religiosa, buscan sinceramente la verdad, la bondad y la belleza, que para nosotros tienen su máxima expresión y su fuente en Dios. Los percibimos como preciosos aliados en el empeño por la defensa de la dignidad humana, en la construcción de una convivencia pacífica entre los pueblos y en la custodia de lo creado» Evangelii Gaudium, 257.

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BIBLIA Y MISIÓN

asumiendo con generosidad, algunas exigencias intrínsecas a nuestra fe.

Es importante testimoniar la unidad, ponerla en práctica, la vean o no

2.1 Anunciar la Buena Nueva es una responsabilidad (1Co 9, 15-18) En la misión no basta cualquier tipo de proclamación del Evangelio. Se requiere el esfuerzo por ser fieles a la misma Buena Nueva, más que la obsesión por ser exitosos; urge una proclamación del Evangelio con la que, en lugar de sentirnos merecedores de privilegios, nos convenzamos de que solo estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad y, en todo caso, con un derecho de nuestros interlocutores. Es, pues, indispensable que la proclamación del Evangelio no se convierta en una especie de negocio o empresa personal; tampoco en un medio para rellenar complejos o necesidades afectivas que no hemos sabido solucionar a su debido tiempo. San Pablo, por ejemplo, nos enseña (1Co 9, 15-18) que la tarea evangelizadora no debería ser motivo de vanagloria. Con cierta facilidad, las personas, tenemos el riesgo de hacer, incluso lo más noble, con ciertas ventajas egoístas; algunas ocasiones es por maldad,

El pequeño campesino, Modigliani, Amedeo. 1918. Tate Liverpool.

otras quizás, por inseguridad o por complejos no superados. La tarea de proclamar la Buena Nueva de Jesucristo no escapa de estos peligros pues el misionero puede, en lugar de ser medio, convertirse en el fin; en vez de sentirse siervo de la Verdad que proclama, comportarse como su dueño.

Hasta se tiene el riesgo de ver la proclamación del Evangelio como una función en lugar de percibirla como un ministerio.

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Además, compartir la Buena Nueva es una responsabilidad. Las personas en ocasiones transformamos los deberes y responsabilidades en algo opcional o meritorio. Pablo experimentaba la predicación del Evangelio como un deber; es decir, como algo íntimamente ligado al seguimiento de Jesús. Si se es discípulo se tiene que ser misionero; existe una interrelación fundamental entre aceptar la Buena Nueva y compartirla.

Pero no es algo que genere méritos, reconocimientos o premiaciones pues con cierta facilidad quienes colaboramos en la tarea evangelizadora queremos ser tratados como si estuviéramos haciendo algo extraordinario; incluso existimos personas que debido a que colaboramos en la evangelización nos sintamos con derecho hasta de tener cierto poder y de sentir que la Iglesia y el mundo nos deben la vida; que al final es otra manera de dominio.

2.2 El testimonio es una consecuencia (Mt 5, 13-16) No debería llamarse testimonio a cualquier comportamiento; estrictamente hablando, para que una acción tenga calidad de testimonio, debe orientar, es decir, servir de luz para el correcto caminar de las demás personas; además debe tener como finalidad principal, no que vean al que actúa, sino Septiembre - Octubre 2018

que experimenten sus buenas acciones y «alaben a su Padre que está en los cielos» (Mt 54, 16). No carecemos de buenos comportamientos; faltan verdaderos testimonios.

Veamos de qué manera el evangelio de Mateo nos presenta el testimonio cristiano.

La característica fundamental de la luz en el Evangelio y en la vida cotidiana no es que ilumina sino que sobre todo orienta.

De ahí que, si tomamos en cuenta que en el v. 13 («ustedes son la sal de la tierra…») la fuerza está precisamente en que la sal no es para sí, sino para ser condimento de la comida, podríamos convencernos de que una persona o comunidad solo puede ser punto de referencia orientadora si no vive para sí, si va más allá de sí misma. El Evangelio garantiza algo muy alentador: una vez que el testimonio es sólido nadie lo puede derrumbar; ni siquiera quien lo da puede ocultarlo («No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte», v.

14). Por el contrario el exhibicionismo, esa actitud errónea de hacer las cosas para ser vistos o para parecer buenos (6, 1-18) acaba teniendo su propio alcance: la caducidad inmediata y la autosatisfacción absurda.

Más aún, el Evangelio de Mateo deja claro que ni la persecución y la muerte del enviado acaban con el testimonio (10, 28-31).

A la esperanza alentadora de que la luz no puede ser apagada el Evangelio agrega una responsabilidad: «Tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo de un recipiente» (v. 15). A primera vista podríamos pensar que el testimonio es para mostrarlo; es decir, que la finalidad del testimonio es que sea visto. Sin embargo caeríamos en una trampa que Jesús señala con mucha claridad: «Todas sus obras (los escribas y fariseos) las hacen para ser vistas por los hombres» (23, 5). Pero el testimonio sólo es auténtico si alumbra, es decir, si orienta «a todos los de la casa» (v. 16). Podríamos decir entonces que la finalidad inmediata y más importante del comportamiento del discípulo misionero está en la edificación de la Septiembre - Octubre 2018

comunidad humana, en que realmente sirva para que otros construyan una auténtica comunidad de hermanos. Solo cuando el protagonismo es el comportamiento coherente y no el sujeto se puede hablar de un auténtico alcance misionero del testimonio.

Pero la simple constatación del testimonio expresado en las buenas obras no es suficiente; se hace necesario que el comportamiento conduzca a dar gloria al Padre, que con mucha seguridad consiste en construir la urgente e irrenunciable tarea de la fraternidad (6,7-15).

2.3 La unidad, una exigencia La unidad no debería faltar en el diálogo profético; si deseamos, como cristianos, entrar en comunicación con otros interlocutores necesitamos la unidad, no como estrategia proselitista, sino como una actitud intrínseca a nuestra fe en orden a la reconciliación de la humanidad (Ef 4,1-6). Dios quiere la reconciliación de todos; para esto es indispensable una comunidad que la viva con autenticidad y la proponga con transparencia.

La unidad participa, de una realidad: no a todas las personas les interesa la unidad.

Esta es la realidad al hablar de comunión; y esta es la situación de quien desea vivirla. La

Retrato de Jeanne Hébuterne, Modigliani, Amedeo. 1918. Ohara Museum of Art.

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BIBLIA Y MISIÓN

La unidad es un servicio a los demás, antes que un beneficio personal. Es cierto que la unidad trae ventajas y bendiciones únicas a nivel personal; sin embargo, la finalidad de la vivencia de la unidad no está principalmente en lo que nos puede proporcionar, sino en el impacto que puede provocar para que el mundo crea que Jesucristo es el enviado del Padre (cf. Jn 17, 21). No se trata de dar una exhibición; cuando un grupo de personas quiere exhibir la unidad lo que da es un espectáculo. De ahí que, por otra parte, debamos señalar el testimonio como un elemento primordial en la vivencia de la comunión. Es importante testimoniar la unidad, ponerla en práctica, la vean o no; aunque no sea reconocida o valorada.

Más aún, se trata de vivir la unidad aunque ni siquiera veamos los resultados; lo importante es que sirva como estímulo para que otros crean en Jesucristo.

Podemos afirmar, por último, que la unidad es totalizante, es decir, tiene que abarcar a todos. Por eso Jesús pide la unidad para los discípulos y para quienes vayan creyendo a través de su palabra (v. 21). De aquí que la unidad nunca será algo realizado totalmente, siempre la experimentaremos como algo que se hace permanentemente. Y para lograr esto se necesita la convicción de que, al mismo tiempo que es una tarea, también es una gracia.

Para el Evangelio de Juan, la unidad no se reduce a la práctica de una estrategia sino a la vivencia de un principio. Y es que la unidad solamente se da a causa de y en el amor. No es ninguna casualidad que el capítulo 17 del Evangelio de Juan cierre con 8

El joven aprendiz, Modigliani, Amedeo. 1918-1919. Musée de l'Orangerie.

comunión no se vive, pues, en un ambiente idílico, en el que todos, sin excepción, estemos dispuestos a aceptarla. La comunión, como tal, no se agota en el reconocimiento de la realidad adversa y en la aceptación de la inmediatez generosa de un buen número de personas involucradas en su construcción.

lo que se ha llamado convencionalmente «la sección de los discursos de despedida» de Jesús a los discípulos, que había comenzado en 13, 1. Este testamento de Jesús a sus discípulos abre con el servicio, continúa con el amor y prácticamente cierra con la explicación de la unidad; ambos elementos siempre en relación con el amor. La unidad sin servicio mutuo es apariencia malévola; la unidad sin amor es estrategia hipócrita.

2.4 El servicio a todos, una condición indispensable El cristianismo pudo entrar en contacto con los diferentes y diversos, especialmente, por su actitud diaconal, al estilo de Jesús; más aún de ahí dependía, el impacto soteriológico.

De ahí la importancia de percibir el alcance misionero-salvífico de la diaconía de Jesús, así como la universalidad del servicio de los cristianos.

Los primeros cristianos, desde los del grupo inicial de seguidores que resultaron impactados por las palabras y actuaciones de Jesús antes de la muerte y resurrección, hasta aquellos de la generación inmediata después de estos Septiembre - Octubre 2018

La misión entendida como servicio exige que el servicio sea hacia todos (Mc 9, 33-37).

En el evangelio de Marcos los discípulos discuten sobre quién es el mayor, es decir, quién está por encima de otros, de quién dependen todos los demás (12, 31). No se trata de una grandeza simbólica; es una grandeza que supone el dominio y la dependencia malsana. La gravedad de la discusión pide una instrucción suficientemente clara y seria. El Maestro responde enseñando que si alguien quiere ser importante y grande, entonces tiene que ser servidor de todos.

En realidad, Marcos está tocando el punto medular del servicio cristiano ante una comunidad de servicio unilateral, excluyente y hasta de cierta conveniencia o interés; lo peculiar del cristiano no es el servicio, sino el servicio a todos. La universalidad o totalidad del servicio es una característica inevitable para servir al estilo de Jesús.

3. A modo de conclusión La invitación del Santo Padre Francisco a que, junto a los jóvenes, llevemos el evangelio a todos, debería disponernos a reconocer que la diversidad cultural no es un problema, ni el pluralismo religioso es una desgracia.

Surge el desafío de un conocimiento más adecuado así como de una aceptación más honesta de estas realidades, para que la misión con rostro joven no sume a la pérdida de identidad eclesial, sino a su clarificación y precisión.

Además, desde las convicciones para el encuentro en la misión, deberíamos asumir Septiembre - Octubre 2018

Mujer joven en azul, Modigliani, Amedeo. 1918. Fundación Barnes.

acontecimientos y los de la situación de crisis después del año 70, se vieron en la necesidad de replantar gran parte de su vida en clave de servicio; sabían que era una de las principales maneras, no solo de sobrevivir, sino también generar atracción, pero sobre todo, de ser fieles al Maestro. No había mejor manera de entrar en relación con los interlocutores que constituyéndose en una comunidad diaconal.

que el testimonio no es un fin en sí mismo, la unidad no es un espectáculo y el servicio no es una estrategia. Se presenta el desafío de asumir el diálogo profético como un modo privilegiado de hacer la misión; de este modo, la misión con rostro joven, se convertiría en una bendición permanente que, lejos de socavar nuestra identidad, nos exige ser fieles a ella, pues es la mejor manera, de hacernos coloquio.

Por último, esta misión que hemos denominado con rostro joven, y que en ciertos ámbitos eclesiales se están refiriendo a ella como misión inter gentes, no es la panacea ante las dolencias y enfermedades de ciertos modos de evangelizar; tampoco es una alternativa excluyente ante otras concepciones, igualmente válidas, de hacer misión. Sin embargo, consideramos que, en un mundo donde la diversidad cultural y el pluralismo religioso son una realidad innegable, los jóvenes mucho pueden hacer y bastante nos pueden enseñar, respecto de la misión, pues, como dicen nuestros obispos mexicanos, en ellos «hay un inmenso potencial de bien y de posibilidades creativas» para la Nueva Evangelización3.

3 CEM, Los jóvenes, destinatarios y protagonistas prioritarios de la Nueva Evangelización, 2017, n. 134.

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LA MISIÓN HOY

Pbro. Luis Alberto Castillo Hernández / Pontificia Obra de la Propagación de la Fe, Secretario Nacional

Los jóvenes,

protagonistas de la misión «¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: “Ya reina tu Dios”» (Is 52, 7)

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I

nvitados por el Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2018, se nos exhorta a todos los agentes de pastoral a acompañar de manera especial a los jóvenes en la ardua tarea de la evangelización.

Sí, el Santo Padre nos pone como paradigma el trabajo de los jóvenes, no solo como únicos agentes de pastoral, sino respetando su propio protagonismo y dejándonos contagiar por su alegría.

de esta campaña: «La misión en el corazón de la fe cristiana»; para que no nos vuelva a suceder lo mismo es necesario permear de espíritu jovial, para desentumecer a aquellos que estacionados en la historia (con métodos y proyectos ya caducos), o aun con buenas intenciones, pero con evidente falta de una adecuada programación y desconocimiento de la realidad que nos abofetea en cada acontecimiento y del recto uso de los medios de comunicación como instrumentos actuales de evangelización.

La realidad de la misión, y en especial la misión ad gentes, así como la experiencia de los misioneros nos interpelan para analizar cómo se lleva la pastoral en todas nuestras comunidades. Ya desde Aparecida se nos invita a tener un espíritu profundamente misionero, pero quizá en muchos espacios nunca salió del escritorio y quedó impreso solo en tinta, pero no en el corazón. Como fruto de la campaña DOMUND 2017 podemos decir que ya muchas estructuras e instituciones, pero especialmente en sus agentes, se ha puesto de nuevo el tema de la Misión en sus proyectos pastorales, o como nos decía el lema

Son los jóvenes quienes primerean hoy en día la tarea evangelizadora más concreta: pues habitualmente son quienes mejor conocen el mundo de las comunicaciones sociales; afectados por la movilidad a causa de sus estudios, diversión o simple turismo entran en diálogo con diferentes culturas territoriales y digitales; pero sin duda, para los creyentes y no creyentes, es el compromiso social donde son especialmente sensibles, en las periferias, con los pobres, los marginados, los excluidos, la promoción de la paz, y un largo etcétera.

Desgraciadamente no siempre se encuentran con acciones pastorales adecuadas

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LA MISIÓN HOY

Son los jóvenes quienes primerean hoy en día la tarea evangelizadora más concreta

a ellos, como nos recuerda el Papa Francisco.

«Los jóvenes, en las estructuras habituales, no suelen encontrar respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas» (EG 105).

Con conocimiento, o simplemente porque la realidad los cuestiona, ellos se han dejado fascinar por las oportunidades de servicio en medio de la comunidad, si nos subimos al tren de su entusiasmo podemos revitalizar auténticamente no solo la Pastoral Juvenil, sino toda la Pastoral orgánica de la Iglesia. En particular en México vivimos el Año de la Juventud, si dejamos que este gran acontecimiento se reduzca a una pastoral de eventos nunca podremos pasar de la fase de fascinación, es necesario avanzar a los siguientes pasos (fascinar, escuchar, discernir, convertir). En esta tarea es exigente el acompañamiento, primero, por lo ya expuesto, es decir, permear de juventud las estructuras; segundo, para orientar, promover y quizá hasta corregir si es necesario.

Nos surgen pues dos necesidades, que se presentan como un gran reto para la Iglesia en México y Latinoamérica: 1. Hacer que los jóvenes sean misioneros entre los jóvenes (Cfr. AA 12). Como protagonistas de la misión, que no solo sean requeridos como agentes operativos en las actividades económicas de las comunidades, encargados del mobiliario, del aseo o de acciones que no incluyan la formación y el protagonismo evangélico del cual son capaces. Con esto no quiero decir que no deban hacer lo que la comunidad les pida como servicio, sino que no sea exclusivamente eso. Deseamos una Pastoral Juvenil realmente misionera, en comunión con las demás Dimensiones de la Pastoral que han propuesto nuestros obispos.

Haciendo de la juventud mexicana un agente comprometido con la actividad evangelizadora de la Iglesia con profundo compromiso social. Que los gru-

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pos juveniles no se preocupen solo por la cantidad de jóvenes que militan en sus filas, sino que se trabajen auténticos itinerarios formativos que los hagan más conscientes de su compromiso bautismal, de su importancia en la Iglesia y de la proyección pastoral que pueden tener al interior y exterior de la Iglesia.

2. Promover servicios misioneros de los jóvenes, para que desde el testimonio, la oración y el sacrificio, en comunión con la Dimensión de Misiones del Episcopado Mexicano, sean promotores de vocaciones misioneras ad gentes. Se trata no solo de ver a este servicio como un grupo juvenil más, sino que con plena conciencia de su identidad cristiana, sean fermento de vocaciones para la misión. Es el modo de trabajar de la Liga Misional Juvenil, cuya finalidad es: «Favorecer, especialmente en los jóvenes, la educación en la justicia a través de la información y el conocimiento de la doctrina social de la Iglesia, a fin de estimular a la ayuda, y llevar a cabo una sensibilización misionera Septiembre - Octubre 2018

que los lleve al ofrecimiento de sí mismos a las misiones» (Estatutos de LMJ, Cap. IV, 1.1). Todo esto bajo la orientación de la Pontificia Obra de la Propagación de la Fe. La acción pastoral de estos servicios no es pues juvenil en sentido estricto, sino un servicio misionero hacia todo el pueblo de Dios a través de los jóvenes.

Los retos nos apremian, pero vivimos un auténtico momento de gracia, donde los acontecimientos nos favorecen, comenzando con el Sínodo de los Obispos sobre los Jóvenes para este mes de octubre, la Jornada Mundial de la Juventud (Panamá 2019), el Mes Extraordinario Misionero (convocado por el Papa para octubre de 2019), el Año de la Juventud en México y como corolario el XIII CONAJUM (Congreso Nacional Juvenil Misionero, Tabasco 2019). Seamos constructores de una Civilización del Amor y junto a los jóvenes, llevemos el Evangelio a todos.

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TESTIMONIOS MISIONEROS

Comunidad Misionera de Villaregia

Entrevista al Arzobispo de Maputo, Mozambique Después de 25 años de la firma de los Tratados de Paz, entrevistamos al Arzobispo Francisco Chimoio, Arzobispo de Maputo desde 2003, quien nos dio una visión general, no solo en la dimensión religiosa, sino también del desarrollo político, social y cultural de Mozambique.

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ntre los asuntos tratados: una fe cristiana simple, los desafíos de la Diócesis de Maputo, el diálogo con otras confesiones y religiones, la preciosa contribución que pueden hacer los laicos y los misioneros. Y otra vez: la esperanza de una paz cada vez más concreta, de un país en el camino hacia la democracia plena, pero también el temor de una islamización del continente africano y la amenaza terrorista. Esto y mucho más ha sido dicho por el señor arzobispo de Maputo.

Excelencia, ¿cómo viven los cristianos en Maputo?

La fe cristiana, aquí en Maputo es simple, concreta. Ser cristiano es, como dice San Pablo, ser una nueva criatura, y la novedad consiste en la forma en que vivimos, en la forma en que nos relacionamos con los demás también en el trabajo de todos los días, siempre tratando de ser testigos de la fe en Jesucristo. Y tratamos de ver al otro como un hermano. Aquí en Mozambique tenemos diferentes religiones. La mayoría es de religión tradicional africana, donde 20

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no está la presencia de Jesús, quien nos dio el anuncio de que Dios es el Padre de todos y todos somos hermanos.

¿Cuáles son los desafíos pastorales?

Hay tantas sectas en Maputo, pero esto no debería ser motivo de temor. Es verdad, puede suceder que un cristiano se esté alejando, para nosotros es un sufrimiento, porque significa que no se ha sido capaz de comprender la grandeza de ser cristiano. Entonces, mi invitación es hacer una buena catequesis y una buena formación. No debemos tener prisa para presentar a los catecúmenos al bautismo. Siempre se deben crear incentivos para que la fe se convierta en vida. La prisa es mala consejera.

Otro gran desafío es a nivel pastoral y diocesano. Algunas parroquias no tienen un sacerdote, hay pocos sacerdotes. Afortunadamente, hay misioneros que ayudan en el servicio de la proclamación del Evangelio.

La perseverancia es otro desafío: debemos alentarnos a continuar, después del bautismo, en la formación.

Finalmente, un último gran desafío es la participación de los laicos, que son de gran ayuda para todos nosotros. Las familias y los jóvenes también son una contribución preciosa: es con ellos que podemos tocar la presencia de Dios actuando en los niños.

¿Cómo es la situación política en el país?

Hay un partido dictatorial único (Frelimo), el único presente al frente del país. Creo que en las próximas elecciones Frelimo volverá a ganar y, si no gana, encontrará la manera de hacerlo. Este es otro gran desafío, más a nivel político: hablar de democracia significa proponer cambios.

¿Y a nivel económico?

Hay una gran deuda que pesa sobre la gente cristiana y sobre todo el pueblo de Mozambique.

Este es dinero asignado por el Fondo Monetario Internacional que se utilizará para el desarrollo. Lamentablemente, parte de ello se usó para armas y parte de ello estaba en algunos bolsillos. Pero la deuda pesa, el precio de las necesidades básicas aumenta y los pobres son los que más sufren.

Excelencia, hace 25 años la firma del alto al fuego...

Sí, el 4 de octubre de 1992 se firmó el acuerdo de paz en Roma. El mismo día, 4 de octubre de este año, el partido demócrata asesinó al director y alcalde de Nampula. ¿Quién lo mató?

Nunca se sabrá. Puedo decir que vivimos una paz que todavía no tiene mucha serenidad y que aún no es sólida. Como cristianos, continuamos orando para que el Señor ponga su mano sobre nuestros gobernantes y sobre aquellos que tienen poder, para que recuerden que están allí para servir y no para ser servidos.

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TESTIMONIOS MISIONEROS

El 4 de octubre de 2017 se cumplieron 25 años del Acuerdo General de Paz,

firmado en Roma, por el Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO) y la Resistencia Nacional Mozambiqueña (RENAMO), y que puso fin a los 16 años de guerra civil, en la que murieron más de un millón de personas y cientos de miles más fueron obligadas a refugiarse en países aledaños. Sin embargo, actualmente, Mozambique no ha logrado la estabilidad deseada.

De acuerdo con Amistía Internacional entre 2017 y 2018 «Los préstamos ocultos del gobierno sumieron al país en una crisis económica. Se intensificó la situación de inseguridad alimentaria debido a la adquisición de tierras a gran escala para actividades mineras, que expulsaba a las personas de las tierras de las que dependían para subsistir. Quienes expresaban opiniones críticas o disidentes continuaban sufriendo ataques e intimidación por parte de agresores no identificados o las fuerzas de seguridad. Se calculaba que unas 30,000 personas con albinismo sufrían discriminación y temían por su vida; al menos 13 fueron asesinadas. La violencia contra las mujeres y las niñas seguía siendo generalizada».

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¿En qué punto está el diálogo interreligioso?

En esto tenemos suerte, no hay enfrentamientos o grandes dificultades. Juntos celebramos la fiesta del 4 de octubre en la Plaza de los Héroes. Este año, frente a la catedral, rezamos todas las religiones juntas, incluso con los musulmanes. Aquí no hay conflictos de religiones entre nosotros. Lo único que puede quitar esta serenidad es la llegada de los fundamentalistas.

Hablamos de la islamización del continente africano. ¿Cuál es la situación en Mozambique?

Existe una estrategia del Islam para conquistar el continente africano. Y esto también está ocurriendo en Mozambique: a través del matrimonio (musulmanes que se casan con mujeres cristianas que entonces ya no puede ir a la iglesia), con el apoyo a través de becas (para permitir que la gente vaya a estudiar en los países musulmanes, y cuando vuelven aquí, a Mozambique, ya se han convertido al Islam), a través del apoyo económico con microcréditos para dar oportunidad a las personas para iniciar un trabajo (pero llegando incluso a adquirir una cultura y pensamiento islámico), y la construcción de mezquitas, gracias especialmente la ayuda de Arabia Saudita. Nuestra respuesta es formar mejor a nuestros laicos.

Este es un gran desafío. Mi temor es que los fundamentalistas lleguen y haya un ataque, y luego habrá muchos mártires.

¿Hay algún riesgo?

Espero que no, pero puede suceder. Aquí, en Maputo, uno de los mayores narcotraficantes es musulmán. Mi temor es que los fundamentalistas vengan aquí también. Es necesario prepararse para cualquier eventualidad.

¿La guerra civil todavía es una herida abierta?

Sí, ciertamente. La guerra civil no tenía ninguna razón para estar allí, masacró a muchas personas, arruinó muchas estructuras, creó enemistades y odio en los corazones de la genSeptiembre - Octubre 2018

te. Fue terrible, sufrimos mucho, la maldad humana fue enorme. Hubo personas que se formaban para comer un miserable plato de maíz, pero los adversarios pusieron veneno adentro. Y tantas personas murieron así... Luego, después de la firma de los acuerdos de paz, comenzamos a reconstruir el país. Pero no es fácil, aún no lo es. Y los países que vendieron las armas ahora dicen que quieren ayudar. Esta es la triste realidad. En la firma de la paz en Roma, el 4 de octubre de 1992, los líderes de Mozambique heredaron un país que había sido agotado por 30 años de guerra, primero anticolonial y luego civil. Mozambique se encontraba entre los países más pobres del planeta, aunque el vasto territorio era potencialmente muy rico en recursos y oportunidades económicas.

Este año habrá elecciones.¿Qué espera para el país?

Espero que sean justos, honestos y transparentes. Este año habrá elecciones municipales, mientras que las elecciones presidenciales están programadas para 2019, pero el candidato es solo uno y claramente ganará. Para llegar a una verdadera democracia, todavía hay un largo camino por recorrer. Ya sabemos quién será el nuevo presidente y esto no es bueno: si hay un solo candidato, ¿qué es la democracia? Pero confío en que a pesar de todo este tiempo difícil pasará para la gente y para el país.

¿Qué puede ofrecer la Comunidad Misionera de Villaregia?

Los misioneros y toda la comunidad de Villaregia pueden ofrecer mucho. Con la solidaridad, con el testimonio de sus miembros; pero, sobre todo, con el anuncio de la Palabra, que tiene fuerza en la medida en que los miembros se solidarizan entre sí. Y también en la formación de los laicos.

Como los misioneros ya están haciendo.

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LOS OJOS DE LA MISIÓN

Los jóvenes y adolescentes constituyen la gran mayoría de la población de América Latina y de El Caribe. Representan un enorme potencial para el presente y futuro de la Iglesia y de nuestros pueblos, como discípulos y misioneros del Señor Jesús. Los jóvenes son sensibles a descubrir su vocación a ser amigos y discípulos de Cristo. Están llamados a ser centinelas del mañana, comprometiéndose en la renovación del mundo a la luz del Plan de Dios.

Documento de Aparecida no. 443

MISIÓN Y PERSPECTIVA

Diana Monroy Rodríguez / OMPE México

V CAM Santa Cruz, Bolivia Del 10 al 14 de julio en Santa Cruz, Bolivia, se llevó a cabo el V Congreso Americano Misionero (CAM). Bajo el lema «América en Misión, el Evangelio es alegría» se reunieron más de 3, 000 delegados de 25 países para reafirmar su compromiso misionero. Durante los cinco días que duró el Congreso la reflexión giró en torno al tema: «La alegría del Evangelio, corazón de la misión profética, fuente de reconciliación y comunión» con el objetivo de «fortalecer en la iglesia en América la identidad y compromiso con la misión ad gentes, anunciando la alegría del Evangelio a todos los pueblos, en particular a las periferias del mundo contemporáneo, estando al servicio de una sociedad más justa, solidaria y fraterna».

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Jesús, centro de la Misión El martes 10 de julio dio inicio esta gran fiesta misionera, a los pies de la Catedral Metropolitana Basílica de San Lorenzo en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. En el acto inaugural participaron, además de los delegados de los distintos países, 90 obispos, 5 Cardenales, 450 sacerdotes, y 245 voluntarios. La Misa de apertura fue presidida por el Cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los pueblos.

Durante su homilía, el Cardenal Filoni, enfatizó la importancia de recordar quién es el centro de la actividad misionera: «La obra misionera tiene, en primer lugar, un corazón, un centro, un nombre: Jesús, que, según la terminología hebraica, significa Dios es ayuda»; también subrayó que, la obra misionera es «obra de bendición para todos aquellos a quienes se les anuncia el nombre del Señor. De esto es necesario ser conscientes, para evitar que la obra misionera se reduzca a la filantropía o a nuestras obras de buena voluntad». De igual manera invitó a los misioneros a «ser creíbles, no por la multiplicidad de las palabras sino por el testimonio de la vida recibida en Cristo».

Como ejemplo citó a Madre Nazaria Ignacia, «gran mujer por adopción boliviana, que, bajo el impulso de cuánto Dios había obrado en ella se hizo misionera; no solo asumió el nombre de Jesús, sino que se dio completamente a anunciarlo y a seguir la obra de Cristo».

Al concluir la Misa, se develó un monumento al primer Cardenal nacido en Bolivia, Julio Terrazas, fallecido en 2015.

La alegría apasionante del Evangelio Las actividades de la segunda jornada, 11 de julio, del V CAM, comenzaron con un discurso de Mons. Giovanni Pietro Dal Toso, secretario adjunto de la Congregación para Septiembre - Octubre 2018

la Evangelización de los Pueblos y presidente de las Obras Misionales Pontificias (OMP). Mons. Dal Toso señaló, haciendo referencia a la esencia más intrínseca del ser misionero, que la misión de la Iglesia nace en la vida misma de Dios; pues «El Padre, el Creador, que ha enviado su Hijo, ahora quiere llamarnos a ser continuadores y sus colaboradores en la misión salvífica. La dinámica misionera divina brota incesantemente de la fuente de caridad inagotable del corazón del Padre y se expresa en el envío del Hijo y del Espíritu Santo, y llega hasta nosotros para que nos pongamos a su servicio».

Al concluir su mensaje, el presidente de las OMP, lanzó una pregunta: «¿Por qué debemos reforzar tanto la dimensión misionera y de manera particular la misión ad gentes? El Papa Francisco —continuó— lo ha dicho: la missio ad gentes es el paradigma de la obra de la Iglesia. ¿Buscáis una comunidad cristiana viva? ¡Es una comunidad que evangeliza! ¿Queremos una Iglesia viva? Empeñémonos en construir una Iglesia que evangeliza, que sacrifica algo de sí misma, personal, dinero, energías...para ir a evangelizar», añadió.

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MISIÓN Y PERSPECTIVA

Otra de las actividades de la jornada fue la conferencia «La alegría Apasionante del Evangelio» a cargo de Mons. Guido Charbonnea, obispo de Choluteca, Honduras.

Mons. Charbonnea; quien destacó que «no estamos hechos para ser tristes, sino para ser felices». Puesto que «la misión no es algo frío, toca las fibras más profundas de la persona del misionero… la palabra Evangelio quiere decir buena noticia. En nuestro mundo lleno de malas noticias, el anuncio del Evangelio es el anuncio gozoso de la muerte y resurrección de Jesucristo. Es también “fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree” (Rm 1,16)».

Destacó que «en la presentación del Evangelio es imprescindible la actitud y el tono profético del misionero que vive la Alegría del encuentro con Jesús; no se trata de la comunicación formal y fría de un mensaje sino de la comunicación vital del mismo, pues el encuentro con Cristo ha generado una Alegría que uno no puede contener».

«La alegría del Evangelio tiene su origen en Dios —agregó— y se manifiesta especialmente en el encuentro del ser humano con la persona del Resucitado. El encuentro con Cristo Resucitado es la fuente de la alegría de todo cristiano, con mayor razón del misionero o de la misionera».

Misioneros, testigos alegres de la Buena Nueva La primera ponencia, del tercer día de actividades, estuvo a cargo de Mons. Santiago Silva, presidente de la Conferencia Episcopal de Chile. Durante esta ponencia, titulada «Anunciar el Evangelio al mundo de hoy» Mons. Silva, planteó la necesidad de «mirar a Jesús para aprender de él a anunciar la Buena Noticia al mundo de hoy».

Planteó la importancia de vernos como una comunidad pues «la evangelización no es un trabajo ni menos una carga, sino el fruto de una comunidad en comunión que tiene por fuente el gozo de una misma experiencia: ¡Cristo ha resucitado y lo “hemos visto”! (Lc 24, 33-35; Jn 20, 18)». Haciendo un repaso histórico a través del desarrollo de las primeras comunidades cristianas, señaló que «a diferencia de antes, vivimos en una sociedad que da máxima importancia a la imagen y las sensaciones, sobrevalorando la subjetividad individual por sobre los intentos de objetivación (argumentos, lógica…). En esta sociedad, la primacía de la evangelización la tiene el testimonio, ofrecido como fruto significativo del encuentro con el Resucitado».

También, invitó a los misioneros a ser más creativos, a transmitir el Evangelio de una 28

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PROPUESTAS DE CONVERSIÓN MISIONERA PARA LA IGLESIA EN AMÉRICA

(Síntesis de las primeras conclusiones del V Congreso Americano Misionero en Santa Cruz, Bolivia 2018) •

Educar en la alegría del Resucitado y de las Bienaventuranzas Potenciar el conocimiento y la profundización en el misterio central de la fe cristiana, que es el Misterio Pascual de la muerte y resurrección de Jesús y compartir sistemáticamente con nuestro Pueblo de Dios, la preeminencia del mensaje de las Bienaventuranzas.

•

Salir a las periferias del mundo para ir al encuentro de los “otros” Fomentar espacios de diálogo y de alegría en nuestras comunidades e ir a las periferias del dolor, de la marginación y de la pobreza.

•

Fomentar el conocimiento de la Biblia y de los Evangelios Se propone promover el conocimiento de la Biblia y especialmente de los Evangelios como fuente de renovación cultural, de encuentro entre culturas y pueblos y como camino de paz entre las diversas religiones.

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Promover las Comunidades de vida Misionera Promover y apoyar al máximo las Comunidades de Vida Misionera, desde las Comunidades Eclesiales de Base como desde otras formas de vida comunitaria eclesial y de movimientos eclesiales, como forma concreta de vivir la dimensión misionera de la Iglesia.

•

Promover la comunión de bienes en la Iglesia y con los pobres Crear, fomentar y desarrollar la institución de Cáritas en todas las comunidades cristianas parroquiales y no parroquiales, con el fin de hacerse presente desde la práctica de la caridad y de todas las obras de misericordia.

•

Promover la Reconciliación en todos los ámbitos de la vida fomentar el sacramento del perdón y de la misericordia de Dios así como promover, cuidar y atender la Reconciliación en el ámbito familiar desde nuestras comunidades y parroquias.

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•

Fomentar la conciencia de la misión profética y liberadora en todos los ámbitos sociales Hay que despertar y alimentar la conciencia de la esencia misionera de la Iglesia, cultivando la dinámica vocacional de la Iglesia y de sus miembros en el servicio al mundo entero.

•

La evangelización de la familia como clave cristiana de la transformación social y cultural Trabajar en un diseño específico de atención a la institución de la familia y a los problemas familiares desde la Iglesia.

•

Potenciar una Iglesia misionera más ministerial y laical Potenciar una Iglesia en la que los laicos asuman su gran responsabilidad testimonial y misionera orientada desde la alegría del Evangelio al servicio a los otros, a los que sufren y a los pobres.

•

Promover y cuidar las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa Elaborar proyectos de formación en los seminarios y en los institutos religiosos en los que la entrega misionera para vivir la radicalidad del envío de Cristo muerto y Resucitado sea presentada, cuidada y desarrollada con entusiasmo, con ilusión y con la inmensa alegría del Espíritu de las Bienaventuranzas.

•

Celebrar la fe y la religiosidad popular en clave misionera Cuidar mucho todas las celebraciones de la Eucaristía, cumbre y fuente de nuestra vocación cristiana, y de los sacramentos, y prepararlas con esmero, extremar la acogida, potenciar los gestos y signos, cuidar el lenguaje, la homilía, los cantos, la música, las moniciones, de manera que conecten mejor con la sensibilidad, preocupaciones e inquietudes del hombre de hoy.

manera más «positiva y propositiva, que conservadora y condenadora». «Otro aspecto – comentó – esencial para evangelizar hoy es el diálogo entre la fe y la razón, las ciencias, las culturas, y entre la fe que anunciamos y los múltiples sentidos que aportan los hombres contemporáneos, ansiosos de un sentido unitario y pleno para sus vidas».

Después se llevó a cabo la ponencia «Discípulos testigos de la comunión y de la reconciliación», a cargo del Director General de la agencia de noticias Fides – Bolivia, Sergio Montes Rondón, sacerdote jesuita, quien afirmó que en la misión «la Alegría del Evangelio debe ser el tono vital que acompañe nuestra existencia. Es desde esta sintonía con el Amor y la Alegría del Dios de Jesús que debe constituirse y fortalecerse nuestra acción misionera. Sin Amor y Alegría auténticos la Buena Noticia no podrá ser comunicada con eficacia y con fuerza que anime a la humanidad en su peregrinación por este mundo».

Al concluir su ponencia, el Padre Montes, dijo que «una Iglesia misionera en salida, como ha exhortado insistentemente el Papa Francisco desde la Evangelii Gaudium, implica dejar muchas seguridades y comodidades para remar mar adentro internarse en terrenos de mucha complejidad que claman por acciones y palabras de consuelo».

La misión profética El cuarto día de actividades dio inicio con la ponencia «Profetismo y Misión» de Mons.

Luis Augusto Castro, Arzobispo de Tunja, Colombia. En esta conferencia, Mons. Castro, resaltó las características profeticas de quien no solo se limita a anunciar (el Evangelio) sino también se involucra, y utiliza la palabra a favor del mensaje; a su vez, señaló que antes de ser profeta es necesario ser discípulo; pues «Dios le habla al profeta y el profeta como buen discípulo aprende no solo a partir de la rama del almendro o de los cestos de higos o de las espadas que esperan convertirse en arados, sino también de los hechos sociales, de los pueblos oprimidos que esperan ser liberados de los imperios, de los campesinos pobres que hablan en el tribunal de justicia, de la familia despojada de su campo, del niño vendido como esclavo. En la palabra del hombre y de las cosas, en la palabra de la historia y de los

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MISIÓN Y PERSPECTIVA

«Hemos gozado de un tiempo privilegiado para celebrar nuestra fe, anunciar la Buena Noticia y responder al llamado de Jesús para subir a la montaña de la Casa del Señor».

pueblos, descubre el profeta la palabra de Dios y hace una lectura nueva de la realidad».

«Concluyo con una bella plegaria del obispo antiquísimo Ricardo de Chichister que bien podemos recitar para ser cada vez mejores profetas: “Señor, hoy y siempre te pediré tres cosas: Conocerte más claramente, amarte más tiernamente y seguirte más fielmente. Hoy y siempre te pediré estas tres cosas”. Pero, ¿por qué pido estas tres cosas? Porque quiero ser un profeta o una profetisa de Dios, pequeña, desconocida, no importa, pero como decía Pablo VI, “con fuego en el corazón, palabras en los labios, profecía en la mirada”». Finalizó.

La última conferencia tuvo por nombre «La Misión ad gentes en y desde América» y corrió a cargo de Mons. Vittorino Girardi Obispo emérito de Tilarán-Liberia, Costa Rica, quien resaltó que la Iglesia es esencialmente misionera y que, como tal, «la actividad misionera representa aún hoy día el mayor desafío de la Iglesia y la causa misionera debe ser la primera».

Al finalizar, invitó a no perder la «dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas». «Y ojalá —señaló— que el mundo actual, que busca a veces con angustia, a veces con esperanza, pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo y aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el Reino de Dios y de implantar la Iglesia en el mundo».

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¡América en misión!

El último día de actividades, cada uno de los misioneros congregados tuvieron la oportunidad de salir a las calles de Santa Cruz Bolivia a llevar de puerta en puerta la alegría del Evangelio.

El V Congreso Americano Misionero concluyó con una Misa presidida por Mons. Sergio Gualberti, Arzobispo de Santa Cruz, en el altar donde el Papa Francisco celebró la Eucaristía durante su visita a Bolivia en julio de 2015, y donde bendijo las cruces que recorrieron toda América para convocar al VCAM. Mons. Gualberti, agradeció por el trabajo realizado a lo largo del Congreso: «Hemos gozado de un tiempo privilegiado Septiembre - Octubre 2018

para celebrar nuestra fe, anunciar la Buena Noticia y responder al llamado de Jesús para subir a la montaña de la Casa del Señor».

También agradeció a las familias que acogieron a los peregrinos y expresó su deseo de que el V CAM «haya sido una experiencia misionera auténtica, una gracia del Señor para todos nuestros países».

Para finalizar el encuentro se anunció que Puerto Rico será la próxima Sede del Congreso Americano Misionero, el año 2023.

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ESPIRITUALIDAD MISIONERA

Hno. Joel Cruz Reyes / Misioneros Combonianos

Éxodo y Profecía Misión de los Consagrados

Moisés y los Profetas eran los pilares de la autoridad y credibilidad de Jesús ante la gente y ante los sabios y entendidos de su tiempo. Se los hacía notar, se los explicaba, les recordaba las implicaciones que esto tenía en la persona que decía creer en ellos (Jn 5, 45-47; Lc 24, 27).

J

esús sabía que estas figuras representaban en la conciencia individual y colectiva la esencia de la voluntad de Dios y la fidelidad a Él. La misión de los consagrados, como llamados al seguimiento radical de Jesús, va a la esencia de la religión, es decir, a lo esencial en la relación del ser humano con Dios, porque esto es la religión: una manera particular de relacionarse con Dios, una manera de creer en Dios que tiene consecuencias relacionales en todos los ámbitos de la vida humana.

Mostrar una religión distinta Mirar la religión desde Moisés y los Profetas, así como Jesús, hace de los consagrados personas que trascienden la tradición, las costumbres, la cultura y la legalidad, aspectos que, en tiempos de Jesús, los fariseos, escribas, maestros de La Ley y la mayoría del pueblo eran incapaces de hacer.

Como Jesús, su manera de pensar, de ser, de hablar y de actuar es tan distinta que no puede pasar desapercibida y, por lo mismo, 34

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genera conflictos en la conciencia individual y colectiva así como con la tradición religiosa establecida y con la manera predominante de vivir La Ley (Mc 1, 21-22). Los consagrados no pueden olvidar que Jesús era un hombre religioso distinto porque en su mente estaba arraigada la imagen de Dios-Papá (Abbá) y esta conciencia lo hacía sentirse hijo y hermano; y así miraba y sentía también al ser humano: como hijo y hermano. Una manera de mirar y creer a Dios que lo hacía trascender los muros y límites del templo, sus cuestiones tradicionales, sus leyes, sus figuras ministeriales y, con su persona, hacía ver y sentir a Dios como Emmanuel (Dios-connosotros): cercano, familiar, Papá.

La Vida Religiosa, desde sus orígenes, surgió con una misión muy concreta: recuperar lo esencial de la voluntad de Dios y expresar la fidelidad a Él. Por eso, al mirar la historia de la Iglesia, encontramos diversas formas y estilos, pero todas apuntando a lo esencial para mostrar a la Iglesia y la sociedad qué es lo más importante para Dios y para el ser humano.

1. No es una cuestión sociológica Así como Moisés, los consagrados nos atrevemos a salir de los muros que no nos permiten ver lo que pasa más allá de nuestro pequeño mundo conocido y nos encontramos con rostros de personas víctimas del maltrato y la explotación. Y así como él, que no toleraba la injusticia y quería acabar con el maltrato a los esclavos, nos enrolamos en iniciativas que idealizan a las víctimas y, con frecuencia, terminan decepcionándonos. Y es que, como Moisés, nos imaginamos que los pobres y los esclavos solo son víctimas del imperio y los vemos como incapaces, indefensos e inocentes. Pero el desánimo llega cuando vivimos la experiencia que Moisés tuvo al ver a un hebreo (esclavo) golpear a otro hebreo. ¡Qué decepción! Los esclavos no solo eran víctimas, sino también victimarios de quienes se encontraban en la misma condición de pobreza y esclavitud. El corazón bueno de Moisés, quedó frustrado y decepcionado tanto de los egipcios como de los hebreos… ¡nadie era bueno! ¿Para qué luchar contra la injusticia si Septiembre - Octubre 2018

todos eran injustos? ¿Para qué defender a los esclavos, si no te lo agradecen, y aún más, ellos mismos te traicionan? ¡No vale la pena!

Es mejor escapar de esa realidad e intentar vivir tranquilo, lejos de esta gente. Y Moisés huyó lejos de Egipto.

Así nos pasa a los consagrados cuando asumimos la misión desde el puro plano humano, horizontal, en perspectiva sociológica.

Porque el fundamento de nuestro esfuerzo y entrega son nuestros buenos sentimientos e ideales sociopolíticos, nuestra capacitación y entrenamiento profesional, nuestra experiencia acumulada en los distintos proyectos en los que hemos trabajado; pero todo eso llega hasta donde nos sentimos satisfechos con los resultados y las respuestas de los destinatarios de nuestro trabajo, cuando esto desaparece, simplemente abandonamos Egipto, dejamos a los esclavos a su suerte y comenzamos a ocuparnos de nuestras cosas, de aquello que consideramos proyectos propios de nuestras congregaciones.

2. Alejarse del palacio para dejar sus costumbres Dios es paciente y terco. Esperó a que las circunstancias, la experiencia y el tiempo le quitaran a Moisés esas costumbres de príncipe, ese sentimiento de sentirse superior a cualquiera, esa idea de que los demás eran sus súbditos y servidores. Esperó a que pasara de la mentalidad de príncipe a la mentalidad de pastor. Lejos del palacio del Faraón, Moisés ya no era la persona a la que cuidaban de él, él mismo se volvió responsable de la vida de otros (su familia, el rebaño). Ya había crecido en humanidad, por eso Dios lo llevó al monte donde le habló al corazón. Le recordó lo que había visto en Egipto en un diálogo profundo, íntimo, hecho de súplicas, discusiones, gritos y silencios. Dios y Moisés hablan seriamente sobre la situación de las víctimas del imperio Egipcio. Ya no era Moisés quien quería liberar al esclavo, era Dios quien quería hacer de Moisés su colaborador de confianza, su presencia en medio de los 35

ESPIRITUALIDAD MISIONERA

esclavos que ya se habían resignado a vivir en esas condiciones, porque no veían salida. Y Moisés tuvo miedo, se tapó la cara para no seguir mirando y escuchando a Dios, estaba en juego su comodidad, su tranquilidad, toda su vida construida en torno a su familia y su bienestar personal.

Hablar con Dios lejos de nuestros palacios, aceptar que es Dios quien quiere salvar y liberar a las personas y no nuestra frágil voluntad, es lo que nos hace caminar con el esclavo aun con toda la carga de desilusiones y decepciones, mirarlo no como un amado o preferido nuestro sino de Dios, esto nos hace capaces de caminar con los amados de Dios, aunque nosotros sintamos que no los amamos.

Muchos consagrados venimos de sectores pobres, pero en el contacto con un estilo de vida de palacios en nuestras congregaciones, nos dejamos envolver por el comodismo y el sentimiento de no ser de los pobres, mucho menos ser pobres. Nuestro estilo de vida y estatus eclesial y social nos lo recalcan de diversas maneras y terminan por convencernos de ello. Cuando hablamos con Dios alejados de nuestros palacios de lo que sucede con su pueblo, esa memoria vuelve a nosotros y hace que dejemos esos sentimientos y actitudes de príncipes para asumir una presencia humilde, sencilla, cercana, familiar.

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3. Ser amigos de Dios Muchos dicen que la característica principal de los profetas es «anunciar y denunciar». Una personalidad que encara a reyes y señala un culto que convive tranquilamente con la injusticia es lo primero que salta a la vista y atrae la atención de nuestros oídos. Pero quedarnos en el plano del anuncio y la denuncia no basta para un hombre de Dios, porque sería reconocerse como cualquier persona que es sensible a la injusticia o un simple oportunista. Basta abrir los diarios, ver los noticieros, las campañas políticas, a un periodista, un político, un líder de una organización, un ciudadano común… cualquiera puede anunciar y denunciar. Y por eso ¿son profetas? No. Ciertamente no.

El profeta es el amigo íntimo de Dios, basta leer detenidamente los relatos del llamado de cada uno, los diálogos, las conversaciones y las discusiones que ellos tienen con Dios. Entran al círculo íntimo de Dios, ahí donde no hay ceremonias, ritos o atuendos especiales. Entran a ese espacio afectivo donde Dios y el profeta desnudan sus sentimientos, sus emociones, sus sueños, sus ideales, sus búsquedas, sus temores; comparten sueños, discuten puntos de vista, lloran juntos los males del pueblo, proyectan juntos discursos y caminos de cambio personal y social. El formalismo no Septiembre - Octubre 2018

tiene cabida en la relación entre el profeta y Dios, ahí solo entra la confianza, el afecto y la alianza en un proyecto común. No es raro encontrar al profeta en desacuerdo con Dios, pero al final de cuentas siempre termina haciendo lo que Dios quiere, no porque comulga con Él, sino simplemente porque es su amigo más querido. Solo por eso. Aunque esto implique poner en riesgo su reputación y su vida misma.

Al profeta le duele ver a su amigo preocupado por las injusticias y desigualdades que se dan en el pueblo que Dios ama. Por eso se mete totalmente en la realidad de la gente, la analiza a la luz de la voluntad de Dios y luego habla, juzga, critica y orienta a reyes, ministros políticos, ministros de la religión, al pueblo… todo para no ver y escuchar a su amigo (Dios) preocupado, triste por esas cuestiones que su pueblo genera. El profeta conoce el corazón de Dios, sabe lo que siente por el ser humano, de eso hablan siempre él y Dios, por eso es capaz de gritar a todos en nombre de Dios y les hace conocer los sentimientos de ese corazón. Por eso es capaz de iluminar el presente y orientar el futuro del pueblo.

No es una persona que se queda a un nivel de estudio o reflexión de la realidad, ni se queda solo en el ámbito del templo. Se vuelve una persona pública, una persona que habla en la calle, en las plazas, en todos los lugares donde se reúne la gente, allí donde la realidad hace más necesario el mensaje. Por eso incomoda e incluso provoca la rabia de aquellos que viven de la injusticia. El consagrado, entonces, desde esta perspectiva, es llamado a estar con Dios, esta es su misión. Porque estando con Dios ahí en la intimidad, puede conocer a profundidad el corazón de Dios y luego darlo a conocer al mundo.

4. Volver a la religión de Jesús La misión de los consagrados en el mundo y en la Iglesia es hacer que el ser humano asuma la religión de Jesús, que la encarnen Septiembre - Octubre 2018

La Vida Religiosa, desde sus orígenes, surgió con una misión muy concreta: recuperar lo esencial de la voluntad de Dios y expresar la fidelidad a Él.

en su sociedad. Esa religión en la que creer en Dios y hacer su voluntad implica la ética y la profecía. Un modo de creer en el que el Reino de Dios se hace visible dependiendo de nuestras opciones y comportamientos concretos. Que exige un culto basado en el amor, es verdad, pero es un amor acompañado por la justicia, un amor humanizante de la persona y su entorno. Por eso, el amor al prójimo es la señal del amor a Dios y el mandamiento principal. Esta religión en la que no se puede amar a Dios sin asumir una presencia comprometida en la creación de las condiciones que permitan una vida digna para todos. Sobre todo para los más pobres y en desventaja social, no porque son necesitados en todos los sentidos, sino porque en ellos encontramos al Señor, al menos así nos los dijo Él, basta leer la parábola del juicio final (cf. Mt 25,31-46). Una religión que exige un espíritu que nos permita tener los oídos abiertos al mundo para poder estar de verdad presentes en él, atentos a la vida para ver y escuchar los gritos del pueblo que acompañamos, para darnos cuenta de las sugerencias y la acción del Espíritu en nuestro contexto, y para escuchar las llamadas de Dios que recibimos desde esta realidad. Un espíritu que nos ponga en contacto con las personas que sufren y sea esto lo que arranque el corazón de piedra, que nos hace semejantes a los ídolos, y nos dé un corazón de carne (Ez 36, 22-30) que nos hace semejantes a Dios.

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IGLESIA EN SALIDA

Pbro. Marcos Garduño Arias SX / Misioneros Xaverianos / marcos.garduno77@yahoo.com

La Iglesia en salida, cumpliendo su vocación Muy apreciables hermanos, elevemos nuestros ojos al cielo para agradecer a Dios por estos grandes acontecimientos dentro de nuestra santa madre Iglesia, puesto que, en este año nos vemos favorecidos e iluminados por la realización de este sínodo durante el mes misionero y la celebración del Domingo mundial de las misiones; impregnados por este espíritu joven de la Iglesia que nos llena de esperanza y nos lanza nuevamente a la aventura de ser una Iglesia en salida, poniendo la mirada en la salvación de la humanidad entera, llenándonos nuevamente de una fraternidad que supera todo tipo de barreras de sangre y nacionalistas.

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l lema que el Papa ha elegido para dar su mensaje en ocasión del DOMUND, «Junto a los jóvenes, llevemos el Evangelio a todos», refleja la gran necesidad de concientizar a los jóvenes de que no es posible que ellos sigan intentando caminar solos y que la Iglesia también necesita de su participación activa porque si prescinde de ellos, su tarea principal que es la evangelización, se verá muy mermada. Esto hace necesario que la Iglesia acompañe a sus jóvenes, les haga ver que el sentido pleno de toda existencia es una misión y para un cristiano tiene sus bases en Cristo, que para cumplir con su misión tomó la responsabilidad de entregarse en servicio y aunque ese servicio se volvió en sí mismo denuncia ante las injusticias y las mentiras del mundo, llevándolo al suplicio de la cruz, a la muerte, pero su fidelidad y transparencia confiada en su misión y su Padre lo rescató de la muerte. De la misma manera todos y cada uno de nosotros somos una misión en el mundo, dentro de la

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Iglesia, la existencia de cada uno de nosotros tiene sentido en el descubrimiento de la vocación y la entrega en el servicio con constancia y fidelidad, sin miedo alguno a lo que Dios me pide porque Él va delante de nosotros, además nos acompaña la Iglesia en sus diversas estructuras con diversos movimientos, voluntariados y las diversas manifestaciones de los carismas que el Espíritu derrama sobre ella para cumplir su misión.

Todos esos elementos nos hacen ver que ninguna misión es aislada ni solitaria, aun si el llamado es personal y por nombre, la misión es comunitaria y protagonizada por el Dios de la vida que quiere dar más vida y sentido a la humanidad. En esto no estamos solos sino que compartimos el mismo camino del llamado a la santidad, camino que no puede terminar en nosotros sino que aspira a la unión con el Santo de los santos.

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El Papa es enfático e invita a los jóvenes a no tener miedo a Cristo y a su Iglesia porque aún con las evidentes debilidades humanas, la certeza está en la presencia y guía del gran protagonista de la misión, el Espíritu Santo.

El Papa es enfático e invita a los jóvenes a no tener miedo a Cristo y a su Iglesia porque aún con las evidentes debilidades humanas, la certeza está en la presencia y guía del gran protagonista de la misión, el Espíritu Santo.

Después de dejarnos fascinar y atraer por el ejemplo de Cristo y sus testigos dentro de la historia de la Iglesia y la historia de la salvación, debemos caer en cuenta que somos de la misma manera una misión en el mundo, somos enviados que tenemos la obligación de hacer llegar a los confines de la tierra la buena noticia del Evangelio, fuente de alegría y realización de la

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«Los pescadores ponen los pescados buenos en canastos y tiran los malos» (Mt 13, 47-53)

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oda nuestra vida es un constante discernimiento. A cada momento debemos decidir si una acción, si un instrumento, si un pensamiento, es bueno o malo.

Lo hacemos muchas veces de modo inconsciente y de manera mecánica. Pero hay momentos en que necesitamos detenernos y juzgar a conciencia si lo que estamos haciendo está de acuerdo con lo que Dios espera de nosotros, o por el contrario nos hemos alejado de sus mandamientos.

Los ejemplos de la Biblia son numerosos, y este es muy claro: los pescadores, después de haber pescado, se sientan a escoger los buenos y los malos.

Quienes hemos vivido esta experiencia, o alguna otra parecida por ejemplo al escoger el maíz bueno y separarlo del podrido; igualmente al escoger la fruta y tener que tirar la que no sirve; nos damos cuenta cómo se sufre al descubrir que algo que pudo ser muy bueno, no sirvió para nada.

El dolor de no ver alcanzado un objetivo para lo que fue hecho, el fracaso de haberse quedado a la mitad del camino. Cada acción nuestra, nuestras tradiciones, nuestras fiestas, nuestros propósitos, tendrían que ser evaluados para ver si nos acercan al Reino o estamos muy distantes. Muchas veces se juzga algo o alguien a la primera y nos podemos equivocar. Jesús nos enseña con sus ejemplos que debemos dar una prioridad muy clara al momento de la elección y de la decisión. Pero ahora, me impresiona que la parábola de estos pescados termina de una manera muy drástica y condenando los malos peces al horno encendido, sin ninguna oportunidad de cambio o de conversión.Esa será la última y definitiva etapa de nuestra vida. Pero mientras estamos en camino siempre tendremos la oportunidad del cambio y del arrepentimiento.

Hoy en la primera lectura se nos ofrece un pasaje de Jeremías que a mí se me hace muy enriquecedor. Dios envía a Jeremías a casa del alfarero para que contemple cómo cuando se estropea una vasija, la vuelve a hacer como mejor le parece.

Y concluye el Señor diciendo a Jeremías: «¿Acaso no puedo hacer yo con ustedes lo mismo que hace este alfarero? Como está el barro en las manos del alfarero, así ustedes están en mis manos». No nos da una condena definitiva, siempre nos da la oportunidad para dejarnos modelar por las manos cariñosas de su amor. † Enrique Díaz Díaz /Obispo de Irapuato www.cem.org.mx

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vida humana que si bien está presente en muchas de las culturas y naciones, aparece oculta a muchos seres humanos que siguen buscando sin gran éxito en sus propias fuerzas humanas.

Este hecho de anunciar no consiste en simples palabras, en ofrecer una información más, en memorizar las Sagradas Escrituras por eso es que a pesar de los beneficios de comunicación de los medios tecnológicos y en especial los medios de comunicación, no resultan suficientes, sigue siendo necesario concebirnos como una Iglesia en salida, recorrer distancias y crear relaciones vivas, tener un contacto directo de persona a persona creando verdadera comunicación de vida, pasando del simple conocimiento o información a una experiencia viva de encuentro entre nosotros y que dirige al encuentro con Cristo que sigue vivo entre nosotros, que sigue amando, perdonando, curando, incluyendo, ofreciendo misericordia y entrega. Pero que todo esto solo se puede hacer visible por medio de un testimonio fuerte, convencido, de geneSeptiembre - Octubre 2018

rosidad y entrega que por naturaleza lo posee la juventud, evidentemente, siendo ellos conscientes de la fuerza y compromiso desprendido de la gracia recibida por el bautismo.

Esto exige siempre, disponibilidad para convertirse constantemente en don gratuito, en servicio del bien de la humanidad dejándose transformar por y en Evangelio, no solo para llevar la Palabra, sino para dejarse llevar por ella en obediencia al Espíritu que sigue vivo y que sigue necesitado de gente disponible para enviarnos a donde él lo determine necesario. Y como suele decir el sr. Obispo auxiliar de la III vicaria de la ciudad de México don Adolfo, «yo nunca decidí ser sacerdote, yo decidí responder al llamado que Dios me estaba haciendo», para volver a remarcar que la vocación, la misión y todo lo que tiene que ver con nuestra vida es iniciativa de Dios, nosotros solo podemos someter nuestro desorden al orden de Dios, ello aplicado a cualquier vocación específica puesto que debemos poner más énfasis en la iniciativa Septiembre - Octubre 2018

de Dios y ceder más en nuestro deseo natural de ser protagonistas en todo y para todo, recordemos que nuestro Dios es el hacedor y dueño de la vida, la conoce mejor, nos puede orientar más que nosotros mismos.

Pidamos pues, por todos nuestros jóvenes, de manera que dispongan sus corazones a escuchar constantemente la voz divina de su llamado y se lancen sin miedo a cumplir con tenacidad la misión que Dios les sigue preparando para cada uno, en la realización plena de su vida, acompañada de un amor intenso a nuestra santa madre Iglesia, santa y pecadora.

Oremos también para que los frutos de este importante sínodo, realizado en este tiempo tan especial de concientización misionera, nos hagan reavivar en todos los ámbitos de la Iglesia, nuestra tarea de ser discípulos misioneros en salida, para llevar el testimonio cristiano a todos los rincones de la tierra.

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LA VOZ DEL PAPA

Vaticano, 20 de mayo de 2018, Solemnidad de Pentecostés. Francisco

Junto a los jóvenes, llevemos el Evangelio a todos Mensaje del Santo Padre Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones 2018

Queridos jóvenes, deseo reflexionar con ustedes sobre la misión que Jesús nos ha confiado. Dirigiéndome a ustedes lo hago también a todos los cristianos que viven en la Iglesia la aventura de su existencia como hijos de Dios. Lo que me impulsa a hablar a todos, dialogando con ustedes, es la certeza de que la fe cristiana permanece siempre joven cuando se abre a la misión que Cristo nos confía. «La misión refuerza la fe», escribía san Juan Pablo II (Redemptoris Missio, 2), un Papa que tanto amaba a los jóvenes y que se dedicó mucho a ellos.

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l Sínodo que celebraremos en Roma el próximo mes de octubre, mes misionero, nos ofrece la oportunidad de comprender mejor, a la luz de la fe, lo que el Señor Jesús les quiere decir a los jóvenes y, a través de ustedes, a las comunidades cristianas.

La vida es una misión Cada hombre y mujer es una misión, y esta es la razón por la que se encuentran viviendo en la tierra. Ser atraídos y ser enviados son los dos movimientos que nuestro corazón, sobre todo cuando es joven en edad, siente como fuerzas interiores del amor que prometen un futuro e impulsan hacia adelante nuestra existencia. Nadie mejor que los jóvenes percibe cómo la vida sorprende y atrae.

Vivir con alegría la propia responsabilidad ante el mundo es un gran desafío.

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Conozco bien las luces y sombras del ser joven, y, si pienso en mi juventud y en mi familia, recuerdo lo intensa que era la esperanza en un futuro mejor. El hecho de que estemos en este mundo sin una previa decisión nuestra, nos hace intuir que hay una iniciativa que nos precede y nos llama a la existencia. Cada uno de nosotros está llamado a reflexionar sobre esta realidad: «Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo» (Evangelii Gaudium, 273).

Les anunciamos a Jesucristo La Iglesia, anunciando lo que ha recibido gratuitamente (cf. Mt 10, 8; Hch 3, 6), comparte con ustedes, jóvenes, el camino y la verdad que conducen al sentido de la existencia en esta tierra. Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros, se ofrece a nuestra libertad y la mueve a buscar, descubrir y anunciar este sentido pleno y verdadero. Queridos jóvenes, no tengan miedo de Cristo y de su Iglesia. En ellos se encuentra el tesoro que llena de alegría la vida. Se lo digo por experiencia: gracias a la fe he encontrado el fundamento de mis anhelos y la fuerza para realizarlos. He visto mucho sufrimiento, mucha pobreza, desfigurar el rostro de tantos hermanos y hermanas. Sin embargo, para quien está con Jesús, el mal es un estímulo para amar cada vez más. Por amor al Evangelio, muchos hombres y mujeres, y muchos jóvenes, se han entregado generosamente a sí mismos, a veces hasta el martirio, al servicio de los hermanos. De la cruz de Jesús aprendemos la lógica divina del ofrecimiento de nosotros mismos (cf. 1 Co 1, 17-25), como anuncio del Evangelio para la vida del mundo (cf. Jn 3,16). Estar inflamados por el amor de Cristo consume a quien arde y hace crecer, ilumina y vivifica a quien se ama (cf. 2 Co 5, 14). Siguiendo el ejemplo de los santos, que nos descubren los amplios horizontes de Dios, los invito a preguntarse en todo momento: «¿Qué haría Cristo en mi lugar?».

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Transmitir la fe hasta los confines de la tierra También ustedes, jóvenes, por el Bautismo son miembros vivos de la Iglesia, y juntos tenemos la misión de llevar a todos el Evangelio. Ustedes están abriéndonos a la vida. Crecer en la gracia de la fe, que se nos transmite en los sacramentos de la Iglesia, nos sumerge en una corriente de multitud de generaciones de testigos, donde la sabiduría del que tiene experiencia se convierte en testimonio y aliento para quien se abre al futuro. Y la novedad de los jóvenes se convierte, a su vez, en apoyo y esperanza para quien está cerca de la meta de su camino. En la convivencia entre los hombres de distintas edades, la misión de la Iglesia construye puentes inter-generacionales, en los cuales la fe en Dios y el amor al prójimo constituyen factores de unión profunda.

Esta transmisión de la fe, corazón de la misión de la Iglesia, se realiza por el contagio del amor, en el que la alegría y el entusiasmo expresan el descubrimiento del sentido y la plenitud de la vida. La propagación de la fe por atracción exige corazones abiertos, dilatados por el amor. No se puede poner límites al amor: fuerte como la muerte es el amor (cf. Ct 8, 6). Y esa expansión crea el encuentro, el testimonio, el anuncio; produce la participación en la caridad con todos los que están alejados de la fe y se muestran ante ella indiferentes, a veces opuestos y

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LA VOZ DEL PAPA

contrarios. Ambientes humanos, cultura- y traspasan, difuminan fronteras, borran límiles y religiosos todavía ajenos al Evangelio tes y distancias, reducen las diferencias. Parece de Jesús y a la presencia sacramental de todo al alcance de la mano, todo tan cercano la Iglesia representan las extremas perife- e inmediato. Sin embargo, sin el don comprorias, los confines de la tierra, hacia donde metido de nuestras vidas, podremos tener sus discípulos misioneros son enviados, miles de contactos pero no estaremos nunca desde la Pascua de Jesús, con la certeza de inmersos en una verdadera comunión de vida. tener siempre con ellos a su Señor (cf. Mt La misión hasta los confines de la tierra exige 28, 20; Hch 1, 8). En esto consiste lo que lla- el don de sí en la vocación que nos ha dado mamos missio ad gentes. La periferia más quien nos ha puesto en esta tierra (cf. Lc 9, 23-25). desolada de la humanidad necesitada de Me atrevería a decir que, para un joven que Cristo es la indiferencia hacia la fe o inclu- quiere seguir a Cristo, lo esencial es la búsqueda so el odio contra la plenitud divina de la y la adhesión a la propia vocación. vida. Cualquier pobreza material y espiriTestimoniar el amor tual, cualquier discriminación de hermanos y hermanas es siempre consecuencia del rechazo a Dios y a su amor.

Agradezco a todas las realidades eclesiales que les permiten encontrar personalmente a Cristo Los confines de la tierra, queridos jóvenes, vivo en su Iglesia: las parroquias, asociaciones, son para vosotros hoy muy relativos y movimientos, las comunidades religiosas, las siempre fácilmente navegables. El mundo distintas expresiones de servicio misionero. digital, las redes sociales que nos invaden Muchos jóvenes encuentran en el volunta-

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riado misionero una forma para servir a los más pequeños (cf. Mt 25,40), promoviendo la dignidad humana y testimoniando la alegría de amar y de ser cristianos. Estas experiencias eclesiales hacen que la formación de cada uno no sea solo una preparación para el propio éxito profesional, sino el desarrollo y el cuidado de un don del Señor para servir mejor a los demás. Estas formas loables de servicio misionero temporal son un comienzo fecundo y, en el discernimiento vocacional, pueden ayudarles a decidir el don total de ustedes mismos como misioneros.

Las Obras Misionales Pontificias nacieron de corazones jóvenes, con la finalidad de animar el anuncio del Evangelio a todas las gentes, contribuyendo al crecimiento cultural y humano de tanta gente sedienta de Verdad. La oración y la ayuda material, que generosamente son dadas y distribuidas por las OMP, sirven a la Santa Sede para procurar que quienes las reciben para su propia necesidad puedan, a su vez, ser capaces Septiembre - Octubre 2018

de dar testimonio en su entorno. Nadie es tan pobre que no pueda dar lo que tiene, y antes incluso lo que es. Me gusta repetir la exhortación que dirigí a los jóvenes chilenos: «Nunca pienses que no tienes nada que aportar o que no le haces falta a nadie: Le haces falta a mucha gente y esto piénsalo.

Cada uno de ustedes piénselo en su corazón: Yo le hago falta a mucha gente» (Encuentro con los jóvenes, Santuario de Maipú, 17 de enero de 2018).

Queridos jóvenes: el próximo octubre misionero, en el que se desarrollará el Sínodo que está dedicado a ustedes, será una nueva oportunidad para hacernos discípulos misioneros, cada vez más apasionados por Jesús y su misión, hasta los confines de la tierra. A María, Reina de los Apóstoles, a los santos Francisco Javier y Teresa del Niño Jesús, al beato Pablo Manna, les pido que intercedan por todos nosotros y nos acompañen siempre. Vaticano, 20 de mayo de 2018, Solemnidad de Pentecostés. Francisco 45

CUADRO POR CUADRO

P. Dr. Luis García Orso, S.J.

Karol Título: Karol, un uomo diventato Papa

Director: Giacomo Battiato

Año: 2005

País: Italia-Polonia-Francia Duración: 180 minutos

Reparto: J: Piotr Adamczyk,

Malgorzata Bela, Ken Duken

Género: Biografía, drama religioso, serie de TV Valoración: Una presentación muy atrayente

y ejemplar de la vida de san Juan Pablo II, resaltando los aspectos más humanos

de su personalidad y de su ministerio.

Muy recomendable para todos.

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a Iglesia debe estar donde está el hombre»: el hombre siempre necesitado; el hombre más necesitado.

Con esta convicción inicia en octubre de 1978 el pontificado de Karol Wojtyla como Papa en la película Karol (Karol: The Pope, The Man / Italia-Polonia, 2005). Fiel a ella, el director italiano Giacomo Battiato pone al protagonista siempre en contacto vivo con personas y pueblos que sufren alguna necesidad material o espiritual: indígenas relegados de condiciones sociales dignas, obreros explotados en su trabajo, enfermos de sida, niños con cáncer, mujeres oprimidas por el hecho de ser mujeres, víctimas inocentes de las guerras y el terrorismo…Un mérito de esta recreación de la vida del Papa Juan Pablo II es que no pierde esta línea narrativa escogida. Y lo hace con buen ritmo y fuerza en las imágenes.

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Por supuesto que no intenta el filme contar todo de este largo pontificado de 27 años, y deja de lado otros aspectos, otros temas, otros enfoques. Pero la perspectiva que eligen guionista y director, con base en la misma historia del Papa Juan Pablo, resulta atractiva, actual y estimulante al espectador para actuar también a favor de los demás.

De hecho, Juan Pablo II en su primera encíclica, Redemptor Hominis (Cristo, Redentor del hombre) centra justamente toda su atención en el valor y la dignidad del ser humano y en el sentido pleno de su vida: «La misma dignidad de la persona humana se hace contenido del anuncio» de Cristo y de la Iglesia (núm. 12); es la «solicitud fundamental de la Iglesia, a fin de que la vida en el mundo sea más conforme a la eminente dignidad del hombre, en todos sus aspectos, para hacerla cada vez más humana» (núm. 13); «el hombre es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión, el camino primero y fundamental» (14).

En coherencia con este planteo temático elegido por los realizadores, la cinta presenta una imagen del Papa con cantidad de rasgos profundamente humanos: ríe, bromea, juega,

se entristece, llora, se enoja, abraza a las personas, busca hablar personalmente con algunos, se preocupa, ora, se muestra cansado o debilitado de fuerzas, se enferma y convalece… Para ello cuenta mucho el mismo atractivo del joven actor polaco Piotr Adamczyk, que representa al Papa.

Con solo 34 años de edad (necesarios para filmar la primera parte de la historia, sobre la juventud de Karol Wojtyla), el actor y el maquillista hacen muy buen trabajo.

Sabías que...

El actor Piotr Adamczyk, protagonizó El

hermano de nuestro Dios, film de Krzysztof

Zanussi basado en una obra escrita por el mismísimo Karol Wojtyla.

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CUADRO POR CUADRO

Sabías que...

San Juan Pablo II fue el 264º sucesor de

San Pedro y su pontificado fue el tercero más largo de la historia.

En la defensa de la dignidad del ser humano y de los pueblos, el director recoge del magisterio del Papa Juan Pablo II su lucha contra los dos sistemas sociales que han oprimido esa dignidad: el comunismo y el capitalismo. Es interesante que el autor de la película solamente alude a una encíclica (aparte de las referencias implícitas a la primera encíclica), precisamente cuando está siendo redactada por el Papa, y es aquella que trata de la defensa de la vida y de los derechos de los trabajadores: Laborem Exercens, del año 1981.

En la misma dirección de resaltar el empeño social del Papa Juan Pablo II, la película toma como figuras emblemáticas —a las que, según el guion fílmico, el Papa se encuentra muy ligado— al sacerdote polaco Jerzy Popieluszko, asesinado por el régimen comunista por su participación activa en el sindicato Solidaridad, y —por otra parte— al Obispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 por el mismo régimen militar salvadoreño. Una tercera figura ejemplar, también cercana al Papa, presenta la cinta: la Madre Teresa de Calcuta, para insistir con imágenes en la primacía del amor a los demás, independientemente de su raza, credo religioso o ideología.

La película Karol —como toda película— es la representación fílmica que un realizador ha querido hacer, desde su propio enfoque, convicciones y creatividad, sobre la vida de un personaje notable y santo, y con una dimensión profundamente humana de su ministerio. No es una biografía en sentido estricto, tampoco intenta mitificar la figura de San Juan Pablo II. Pero como toda obra en imágenes cinematográficas, esta mediación fílmica sí nos ayuda a acercarnos a la vida de alguien para quien la fe, la esperanza y el amor cristianos estuvieron en el centro de su misión y de su entrega. Por fortuna, la película se puede encontrar en varios sitios de internet.

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