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MARTÍ Y LA FORMACIÓN DE VALORES

La sensibilidad y el afecto son componentes indispensables en la expresión de amor a la madre, esa madre querida que hace latir el pecho de un hijo. Martí encuentra solidaridad universal en quien lee estos versos, al reconocer a un joven de apenas 15 años de edad, que nunca se olvida de la que vida le dio. El lector siente como el dolor y la pena se mezclan con la belleza de este amor puro y fiel.

Martí extraña las caricias y la mirada de su madre, quien le seduce y hace latir el pecho de quien quiere por siempre sentir el beso ardiente sobre su frente. Aquí se desgarra el alma del lector, se llenan la virtud de pasión ante la belleza de esta imagen.

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El lector descubre a través de la expresión un puente entre sensación y emoción, idea y pensamiento, sentimiento con la razón y la imaginación con la creación. Sin duda, un proceso favorecedor para la educación y el desarrollo de un ser humano más digno y virtuoso.

Este camino reconoce al sujeto lector, como sujeto de aprendizaje psico-estético- comunicativo- educativo de la creación literaria. La vivencia, la experiencia conforma un espacio de encuentros sensibles que tributa a la integración del conocimiento con los sentimientos, la libertad con la responsabilidad, el esfuerzo con la voluntad y el canon con la parquedad. Martí dice que la madre, esté lejos o cerca de nosotros, es el sostén de nuestra vida. Algo nos guía y ampara mientras ella no muere. La tierra, cuando ella muere, se are debajo de los pies

Otro elemento a tener en cuenta es la potencialidad de la obra desde una estética que vincula el arte con la cotidianidad, arte con cultura popular, arte con la educación y con la vida social.

Este tema brinda un arquetipo popular entre el amor y el rechazo; cómo lidiar con el amor a la madre y con los conflictos y frustraciones que generan los desacuerdos y la incomprensión que lacera el corazón, para irrumpir el sueño y la añoranza.

Sin duda, presenta una dialéctica entre la libertad y la responsabilidad, el respeto y la identidad. Martí y su madre Leonor Pérez, tenían una relación complicada, con discrepancia en varias ideas. Pero las raíces fueron sembradas. Leonor desde muy temprano inculcó en su hijo profundas convicciones, valores morales y un espíritu de lucha inquebrantable, que se refleja en su capacidad, voluntad y actitud ante la vida.

Por otra parte, la forma en que se aprecia la obra, permite comprender desde lo humano cómo la sensibilidad, identidad, el placer por el gusto estético y el sentido de libertad e integración encuentran coherencia y armonía en todo el sentimiento, pensamiento y acción de Martí.

A la hora de abordar este encuentro el lector como sujeto perceptor debe partir de sus propios recursos culturales, como ser humano sensible, que le permite intimar con los referentes comunicativos que aborda el autor en su obra; en ese arte de compactar a través de la palabra y las imágenes las más ricas y diversas vivencias y expresiones.

Cuando se aborda el proceso de percepción desde tales presupuestos el arte como un modo de conocer sirve de enlace y acercamiento entre la obra de arte, el sujeto - individuo - autor y el sujeto - individuo - lector, y apunto a la categoría individua porque es precisamente en él donde se proporciona la riqueza y dinámica social; el modo en que el hombre se comunica, extiende y construye su propio aprendizaje cultural; en un desnudar o vestir de códigos cotidianos y estéticos.

Martí sentía un gran amor y respeto por los niños de América que fue inspiración de su obra “La Edad de Oro”. Presente en el contenido, forma y dimensión de sus poemas, cuentos e historias que conforman cada página.

Martí siempre tuvo claro que el niño tiene que identificarse con lo que hace y señala con fuerza: es necesario que él niño en la sociedad, esté preparado para saber lo que piensa, decir lo que siente y pueda ayudar a construir el mundo que le rodea.

Abrió la madre los brazos, Se echo Pilar en su pecho, y sacó el traje deshecho, Sin adorno y sin lazos.

Martí enuncia: "el hombre es el mismo en todas partes, aparece y crece de la misma manera, hace y piensa las mismas cosas, sin más diferencia que la de la tierra en que vive. ‘‘

Se vio sacar los pañuelos

A una rusa y a una inglesa, El Aya de la Francesa

Se quito los espejuelos.

En este sencillo verso se encuentra al hombre universal. Martí alude a la amistad de los países como conversión del impulso ante el amor y el dolor, la protección y el despojo, el respaldo y el encuentro; impulso de poder humano que toma imagen en la expresión metafórica en un sacar de pañuelo y un quitar de espejuelos. Intentando un cierre… Acercarse a la obra y vida de José Martí nunca debe ser un acto pasivo. El proceso de formación de valores es una responsabilidad de la familia, la escuela y la sociedad, como instituciones determinantes en la formación y crecimiento de la personalidad del hombre. Este trabajo invita a la lectura como un acto psico-estético-comunicativo-educativo que integra tiempos, espacios, culturas, pueblos y valores para extenderlo por toda nuestra América. Martí me dijo que los niños de antes y de ahora juegan a las mismas cosas; con él aprendí que los niños romanos jugaban a las bolas, lo mismo que nosotros. También aprendí, que el juego de la gallinita ciega surgió por la historia de un caballero muy valiente que vivió en Francia.

En fin, mucho hay que hacer, pero en dialéctica de contradicciones, sin expresión no se dará tal cambio.

Ángeles amados

Será que llegara el día, dios, en que entenderé " ¿por qué? " Esa pregunta más de cien veces me la hice.

Lleva bebés, niños, adolescentes jóvenes llenos de vida, de bondad.

Viví en carne propia a otros conocidos, cuantas más personas buenas como ángeles parecidas a los Querubines tienen el brillo como el sol. Ángeles de la ternura, fueron amando en esta vida, ángeles, se dejaban inundar por su propia luz interior, no sabían odiar eran justos, vivían siempre con una sonrisa, era incapaz de perjudicar a nadie, haciendo siempre bien al prójimo, eran paz, luz, amor.

El día en que tuve que perder a mí hermano, no entendí nada , sufrí mucho , llore, me enojé. Mi pregunta ¿Por qué?. Mí hermano mayor y yo charlamos con un sacerdote, nos dijo que acepte la voluntad de Dios. Nos hablo mucho, mí razón entendió completamente ¿Cómo explicar a mí corazón? Este sentimiento que llevo dentro de mí, a medida que pasa el tiempo voy procesando, aprendo a vivir con el recuerdo, me entrego al amor de dios. A todos ellos los llamo ángeles de la perfección, ángeles de la ternura, ángeles del dolor que parten para ser ángeles de la guarda, ángeles amado protectores.

Bello despertar con la melodía de los pájaro

Despierto a las cuatros de la mañana con el canto de las aves madrugadoras

A las cincos el silbido de varios pajaritos ,formando

Melodías ,me alegran mi despertar

Media mañana empiezan los monos, anunciando

Habrá vientos norte nunca se equivocan

El misterio oculto de las noches

Hay aves, gritando

Seguro hay gentes

En la oscuridad

Los pájaros, son sabios por naturaleza, tesoros preciosos

Donde nací y crecí en mi zona Rural

Mi lugar es como el agua infaltable en mi vida, no podría vivir sin el canto de los avecillas imposible dejar escuchar a estos seres creados por Dios

Me hacen imaginar un mundo maravillo- so,donde todos es armonías

Mi zona somos gentes buenas, sencillas Tímidas

Por la tarde miramos el bello atardecer rojizo

Al días siguientes, Nuevamente Los cantos de los pájaros Son notas sublime incapaz de olvidar

Los sueños son pensamientos van y vienen con el tiempo

Mi lugar donde crecí es mágico Como si fuese un mundo aparte Más pasa el tiempo mas lo quiero Sería difícil mis diaño tener un bello despertar con la melodía de los pájaros.

AMOR DE POBRE

El pobre también ama, amor de pobre se puede amar, crear el universo con fuego y pasión, con mucho amor. El sol también brilla para todos más aún, aquellos que sienten el verdaderos amor. Te dan felicidad te protegen del mal y la traición, con un profundo amor, mucha decisión; ser pobre no es delito

María B Marastoni Chaco Argentina

Derechos reservados

María Bernarda Marastoni, nació un 3 de julio 1958, proviene de una familia ligada al arte, sus hermanos actores y escritores, actualmente ayuda a jóvenes con interés en la literatura, vive en Chaco,

Arroz con fideos

1 vaso de arroz

2 cucharadas de fideos

2 vasos de agua hirviendo

2 cucharadas de aceite

Sal

1- Lavar el arroz

2- Calentar el aceite y freír los fideos hasta que estén dorados, sacar del aceite.

3- Freír el arroz en el mismo aceite ( moviendo constantemente para evitar que se pegue )

4- Añadir el agua hervida y la sal, dejar hervir, añadir los fideos y mover.

5- Cuando absorba el agua bajar el fuego al máximo ( 30 minutos ).

6- Servir con verduras. Arroz con queso

1 vaso de arroz

2 cucharadas de queso manchego rallado

2 vasos de leche

Carne picada "Assag" para relleno Sal Pimienta

1- Lavar el arroz , cocer en 1 vaso de agua y sal.

2- Poner la 1/2 del arroz en una fuente de barro ( para horno ), una capa de Assag encima, luego el resto del arroz.

3- Echar queso rallado en el vaso de leche, sal, pimienta; mover.

4- Echar la mezcla sobre el arroz, esparcir un poco de queso en la superficie. Meter la fuente enhorno caliente hasta que este la superficie dorada.

Arroz mufalfal -pilaf-

1 vaso de arroz

1 cebolla pequeña rallada

1 cuchara de aceite

1 vaso de tomate triturado / o salsa de tomate

1/2 vaso de agua Sal

Pimienta y especias

1- Freír la cebolla en el aceite hasta dorarla.

2- Añadir el tomate + el agua, la sal y las especias, dejar hervir

3- Añadir el arroz lavado, dejar hervir, bajar el fuego hasta que absorba toda el agua, volver a bajarlo al máximo y dejar cocer 25 minutos.

3 cucharadas grandes de aceite 1/2 vaso de arroz lavado Sal

Pimienta y especias

1- Calentar el aceite , freír la cebolla hasta que esté dorada.

2- Cortar la carne y lavarla, echarla en la cebolla, mover hasta que se seque el agua.

3-Añadir el tomate y dejar cocer a fuego lento.

4-Echar el arroz y dejar cocer a fuego lento.

5-Añadir u poco de agua en caso de necesitarlo. Gazpacho andaluz Tomates Ajos Pimientos

Cebollas Pepinos Sal Vinagre (opcional)

Miga de pan

Aceite de oliva extra virgen

Mezclar todo según cantidad de comensales.

Cus-Cus

Ingredientes 8, 10 personas.

1 kg. de sémola de Cus Cus.

2 cucharadas de aceite oliva. 60 gr. de mantequilla, sal 1/4 l. de aceite de oliva.

1 kg. carne magra, sin hueso, cortada en cubos de unos 5 cm., puesta dentro de un trapo de cocina para poder estrujarla.

6 cebollas finamente picadas.

4 zanahorias medianas cortadas en trozos de unos 5 cm.

4 nabos medianos, cortados también en trozos de 5 cm.

1 repollo, quitado el centro y cortado en trozos.

1 kg. de garbanzos cocidos.

3 tomates medianos, cortados en cuartos.

6 patatas medianas, cortadas en dados, cómo no, de 5 cm.

500 gr. de calabaza cortada en cubos de ¿lo adivináis?, en efecto, de 5 cm.

4 calabacines cortados en dados de (más de lo anterior).

Pimienta de Jamaica (unos granos). Pimienta negra recién molida.

Harissa (salsa picante): 8 cucharaditas de pimienta Cayena, 4 cucharadita de comino en polvo y 2 cucharaditas de sal.

Preparación: preparas la "harissa" mezclando todos los ingredientes con una cucharada de agua. Ponerlo en un bol pequeño y revolver.

Poner la sémola de Cus Cus en una fuente algo profunda. Agregarle 1/2 litro de agua salada y el aceite, gota a gota, mientras se frota suavemente con las manos para que los granos se humedezcan todos por igual. Cubrirlo con papel de aluminio y dejarlo en reposo, a temperatura ambiente, un cuarto hora.

Calentar el aceite en una cacerola. Poner la carne y la cebolla. Agregar la pimienta de Jamaica, sal, un pizca de pimienta negra y dorar a fuego vivo durante unos minutos.

Agregar las zanahorias, los nabos, el repollo y los tomates. Cubrir con agua y cocer hasta que comience a hervir. Bajar la intensidad del fuego. Poner sobre la cacerola un colador plano (como el que se utiliza para cocer verduras al vapor) y cubrirlo con un paño de cocina. Poner el cus cus sobre el trapo, poco a poco, frotándolo con las manos para que le llegue el vapor antes de seguir agregando más. Dejar cocer descubierto y sin tocarlo más durante 20 minutos.

Retirar el cus cus y ponerlo en una fuente. Incorporar la patatas, la calabaza, el calabacín y los garbanzos cocidos la cacerola. Agregar más agua hirviendo si fuera necesario, para que las verduras queden cubiertas. Dejar hervir a fuego vivo 15 minutos. Bajar la intensidad del fuego y continuar la cocción hasta que todo esté tierno.

Mientras tanto, derretir la mantequilla y verterla sobre el cus cus. Salpicarlo con dos cucharadas de agua y amasarlo hasta mezclarlo bien.

Ponerlo nuevamente en el colador con el trapo y apoyarlo sobre los ingredientes de la cacerola. Cocinar durante 15 minutos más. Poner los ingredientes de la cacerola en una fuente, el cus cus en otra, y sacar a la mesa junto con la "harissa".

AMADO NERVO

(1870-1919) Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz

Amado Nervo, "Nací en Tepic, pequeña ciudad de la costa del Pacífico, el 27 de agosto de 1870.

Mi apellido es Ruiz de Nervo; mi padre lo modificó, encogiéndolo.

Se llamaba Amado y me dio su nombre. Resulté, pues, Amado Nervo, y, esto que parecía seudónimo -así lo creyeron muchos en América-,y que en todo caso era raro, me valió quizá no poco para mi fortuna literaria.

¡Quién sabe cuál habría sido mi suerte con el Ruiz de Nervo ancestral, o si me hubiera llamado Pérez y Pérez".

En su otra confesión autobiográfica, casi desconocida, dice más aún: "Soy descendiente de una vieja familia española que se estableció en San Blas a principios del siglo pasado. Hice mi instrucción primaria en las modestas escuelas de mi ciudad natal; muerto mi padre cuando yo tenía nueve años, mi madre me envió a un Colegio de Padres Romanos, al de Jacona, en Michoacán, que entonces gozaba de cierta fama. En este colegio y después en el seminario de Zamora, Michoacán, hice mis estudios preparatorios, empezando, naturalmente, por el latín. Quise seguir la carrera de abogado y estudié dos años, pero el quebrantamiento rápido de la herencia paterna me obligó a volver a Tepic a ponerme al frente de lo poco que nos quedaba y a trabajar para ayudar a mi familia, que era numerosa. Después, buscando mejor destino, marché a Mazatlán, donde escribí en el Correo de la Tarde mis primeros artículos. Más tarde me dirigí a la Capital (en 1894) y ahí con los esfuerzos y penalidades consiguientes, logré abrirme camino".

Con frecuencia se refieren sus biógrafos a estas penalidades, entre las que mencionan que tuvo que lucrar el pan de "estanquillero" y hasta de "tablajero" en el Rastro, y quizás a ello alude el mismo Nervo cuando asegura que el escritor "vive regularmente o de un empleo, o de algo más prosaico; a veces es tendero, a veces carnicero, a veces "coyote" y a veces, muy raras... Negociante en grande". Mayores aún fueron sus penas morales, como la pérdida de su hermano Luiscomerciante ocasional y asimismo poeta-, quien, sin la fortaleza de Amado, desertó de la vida en plena lucha. Años después consignará en sus Apuntes para un libro que no escribiré nunca, estas palabras: "Yo he visto el rayo verde, que trae ventura. Lo vimos en una playa mazatleca mi hermano y yo, una tarde de julio. Mi hermano se suicidó y yo... etcétera".

Escribió en EL Mundo Ilustrado, El Nacional, El Mundo, EL Imparcia y en las mejores revistas literarias. Fue copiosa su producción y variada: cuentos, semblanzas, artículos humorísticos, reseñas teatrales, crítica de libros, artículos dialogados, crónicas, etc.

Y, además, muchos versos. Los que leyó ante el sepulcro de Manuel Gutiérrez Nájera, en el primer aniversario de su muerte, merecieron el aplauso unánime de los poetas y señalaron el punto de partida de su ascensión lírica.

Pero, en realidad, su nombre comenzó a difundirse en 1895 con la publicación de su primer libro, que no fue una colección poética, sino una novela corta: El Bachiller. "Por lo audaz e imprevisto de su forma -dice Nervo, y especialmente de su desenlace, ocasionó en América tal escándalo, que me sirvió grandemente para que me conocieran". Juzgada a la distancia de los años, queda como una buena obra inicial que refleja mucho del ambiente zamorano y de sus propias vivencias de seminarista.

Místicas fue su primer libro de versos publicado (1898), si bien no el primero que escribió, pues tal prioridad corresponde a Perlas Negras -obra de adolescencia- que salió a luz en el mismo año. Místicas le situó desde luego entre los poetas jóvenes de más claro porvenir: allí aparecía diferente a los demás y sin competidores en la poesía religiosa, que en este libro sonaba de una manera insólita y refinada. Después de El Bachiller publicó su atrayente narración fantasista titulada El Donador de Almas. Ambas novelitas, juntas con Pascual Aguilera -obra primeriza- formaron el volumen impreso en Barcelona con el título de Otras Vidas.

En esta época comienza a manifestar sus conocimientos astronómicos en que fue iniciado por Luis G. León. En 1899 se representó en el Teatro Principal una zarzuela suya, Consuelo, con la que pretendía ensayarse en otro género literario y trabajar por al advenimiento de un arte racional. No insistió en estos propósitos. Como todos los poetas finiseculares, amaba a París y pudo conocerlo en 1900.

Fue enviado como corresponsal de El Mundo; pero, no obstante que Nervo cumplía eficazmente con su encargo y de que a los lectores les parecían muy bellas sus correspondencias –"de México me dicen que dicen que se ha desàrrollado mucho mi talento en París"-, pronto fue despedido en forma inopinada por el gerente de la empresa. Y volvió a encontrarse con la pobreza, pero también se encontró con el amor; con el grande amor "para toda la vida"; es decir, con Ana Cecilia Luisa Dailliez, la dulce mujer que fue su compañera durante más de diez años- "encontrada en el camino de la vida el 31 de agosto de 1901. Perdida (¿para siempre?), el 7 de enero de 1912"-y cuya muerte l causó "la amputación más dolorosa de sí mismo".

Fruto de este dolor fue un libro de versos muy leído: La Amada Inmóvil.

En París conoció a Verlaine, a Moreas, a Wilde, etc., y fue amigo de los escritores y poetas hispanoamericanos que residían o pasaban por aquella Lutecia que tanto encandiló a la generación de los modernistas.

Allí selló su amistad con Rubén Darío; amistad sin quebrantos ni recelos, excepcional entre los grandes artistas y justamente calificada de ejemplar. En París publicó la versión francesa de El Bachiller -con el título de Orígene- y una obra poética, Poemas, que había de extender su celebridad en los países de habla española. Uno de estos poemas, La Hermana Agua, cuenta entre sus mayores aciertos. Ya de regreso en México (1902), publicó su bello libro de prosa y verso llamado El Éxodo y Las Flores del Camino y colaboró asiduamente en la Revista Moderna, compartiendo después su dirección con Jesús E. Valenzuela. En el mismo año publicó Lira Heroica. Merced a los sufragios del grupo modernista, en 1903 alcanzó el triunfo de primacía entre los poetas mexicanos. De 1902 a 1905 trabajó nuevamente en El Mundo, El Imparcial y El Mundo Ilustrado.

Sacó a luz otro libro de versos: Los Jardines Interiores, que es el mismo que había comenzado a preparar con el título de Savia Enferma. En esa misma época obtuvo, por oposición, el cargo de profesor de lengua castellana en la Escuela Nacional Preparatoria.

En 1905 ingresó en el servicio diplomático con la categoría de segundo secretario adscrito a la Legación de México en Madrid. De allá enviaba sus correspondencias a su periódico, El Mando, y a la vez escribía jugosos informes sobre lengua y literatura para el Boletín de la Secretaría de Instrucción Pública. Más tarde colaboró en periódico de Buenos Aires y La Habana. En España escribió muchos de sus mejores libros, entre los cuales descuellan En Voz Baja, Juana de Asbaje, Serenidad, La Amada Inmóvil, Elevación y Plenitud.

En I9I4, con motivo de los sucesos políticos de nuestro país, cesó en su cargo de primer secretario y volvió una vez más a su bien amada pobreza. El cariño que había sembrado inspiró a sus amigos españoles la idea de solicitar de las Cortes una pensión para el poeta; pero éste, con el decoro propio de su carácter, se apresuró a declinarla gentilmente. Más tarde fue restituido en su puesto por el Gobierno de México y, en I918, llamado para conferirle un nuevo cargo. Con credenciales de Ministro Plenipotenciario y Enviado Plenipotenciario ante los Gobiernos de Argentina y Uruguay, partió de México a principios de 1919. Fue recibido en ambos países con insólitas muestras de admiración y afecto. Minado por sus males, tuvo fuerzas, sin embargo, para amar una vez más; en Buenos Aires encontró -dice Alfonso Méndez Plancarte-"su último amor humano, todo cándida limpidez y hecho por partes iguales de admiración, piedad y ternura". Murió en Montevideo el 24 de mayo de 1919. Su retorno a la patria y sus funerales constituyeron una verdadera apoteosis. Yacen sus restos en la Rotonda de los Hombres Ilustres. Tópico muy repetido por Amado Nervo en sus diversas páginas autobiográficas, fue el de que carecía de historia. En 1895 escribía: "Semejante al rey del cuento de Juan de Dios Peza, soy un hombre a quien jamás le sucedió cosa alguna". En su breve autobiografía de 1906, insistía: "Mi vida ha sido muy poco interesante: como los pueblos felices y las mujeres honradas, yo no tengo historia", palabras que después puso en sílabas contadas: ¿Versos autobiográficos? Ahí están mis canciones, allí están mis poemas: yo, como las naciones venturosas, y a ejemplo de la mujer honrada, no tengo historia: nunca me ha sucedido nada. No obstante la afirmación, en su vida se entretejieron armoniosamente los sucesos dignos de mención, ya adversos, ya venturosos. Escribió muchos libros; fue combatido, pero a la vez amado y ensalzado; fue afortunado capitán en las filas del movimiento literario más importante que ha tenido América. Por el camino de la sinceridad, de la sencillez y del trabajo silencioso, llegó a situaciones brillantes. Justo es lo que dijo en su momento de plenitud: Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.

¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

En 1909 publica En voz baja, obra que supone el inicio de su andadura hacia la paz espiritual que, a raíz de la muerte de su amada, dará paso a la profunda transformación que vivirá el poeta y que, en consecuencia, impregnará toda su obra; no puede olvidarse que los conmovidos versos de La amada inmóvil fueron escritos en 1912, aunque sólo aparecieran póstumamente, en 1920. A la misma época pertenece también Serenidad (1914).

Luego, el lírico evoluciona cada vez más hacia una renunciación que pretende llevar hasta el terreno literario; hay en él una curiosa influencia de las doctrinas orientales, y su primitivo sentido más o menos místico se convierte ahora en una especie de aspiración al Nirvana. "La muerte es la libertad absoluta", nos dice en la prosa de Plenitud; este espíritu lo sostiene en el verso de Elevación, El arquero divino (de publicación póstuma) y El estanque de los lotos (1917).

Sus actividades como prosista se iniciaron con El Bachiller (1896), novela corta de carácter autobiográfico. Son evidentes en la narración las influencias y las aspiraciones naturalistas, sobre todo en lo que respecta a la presentación de los aspectos más desagradables y sórdidos de la realidad. Autor prolífico, hizo también numerosas incursiones en otros muchos géneros, como el cuento breve, el ensayo y la crónica; destaca entre ellos su estudio sobre sor Juana Inés de la Cruz, publicado con el título de Juana de Asbaje (1910).

Una recopilación de sus obras en prosa ya conocidas y de otras inéditas hasta entonces apareció póstumamente en la edición que, en 1938, publicó Alfonso Méndez Plancarte, acompañándola por el estudio Mañana del poeta. Entre sus obras narrativas merecen citarse Pascual Aguilera, El domador de almas, los cuentos de Almas que pasan (1906) y algunas de las novelas cortas y narraciones escritas en los años postreros de su vida. Sus Obras completas, ordenadas por el escritor y humanista Alfonso Reyes, que se encargó de la edición, aparecieron en Madrid, de 1920 a 1928, en veintinueve volúmenes.

Fuente

NERVO, Amado (2006): Lunes de Mazatlán: crónicas 1892-1894, Obras de Amado Nervo; edición, estudio y notas de Gustavo Jiménez Aguirre. México: Universidad Nacional Autónoma de México

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