Encontrando la Paz Durante la Guerra Por Chris Killian y Lando para Now Kalamazoo Hace una década, dos enemigos que viven en Kalamazoo dejaron las armas. Tras dos años consecutivos de cifras récord de violencia con armas de fuego en la ciudad, su programa de intervención se mantiene especialmente atento para ayudar a otros a tomar la decisión de desarmarse, o de no tomar jamás un arma. Este artículo se publica en colaboración con The Trace, una oficina de prensa sin ánimo de lucro dedicada a cubrir la crisis de la violencia armada en el país. Suscríbase a sus boletines de noticias en https:// www.thetrace.org/newsletter/. Kalamazoo, MI - En un día de finales de marzo que todavía parecía invierno, un niño de 11 años estaba sentado en la cabecera de una mesa de conferencias, mirando a una pared de grafitis que representaban a un niño disparando una pistola. El niño se encontraba en un aprieto. Llevaba una sudadera con capucha y una máscara, dejando sólo los ojos al descubierto mientras Yafinceio “Big B” Harris le hablaba. “Estoy muy contento de que hayas aparecido”, dijo Harris. “Eso es importante, muchacho”. El chico permaneció callado, apenas se escuchaban sus respuestas a las preguntas de Harris sobre lo que le había llevado hasta allí, y sobre lo que vendría después. La sala de conferencias en la que se encuentran fue apodada como “ salón de guerra”, en el sótano de un edificio de oficinas en el barrio de Edison, y es el corazón de Peace During War, un grupo de apoyo y sensibilización contra la violencia armada en las calles. Desde 2011, los cofundadores Michael Wilder, de 49 años, y Harris, de 46, han luchado por persuadir a las personas -de una en una, en la cárcel o en la sede de su organización, en picnics y fiestas familiares, ante grupos de escolares- de la posibilidad de vivir sin armas, y también sin una sentencia de muerte temprana o de cárcel. Peace During War (Paz Durante la Guerra) ayuda a las personas a afrontar su pasado y a encontrar esperanza en su futuro, aprovechando otras organizaciones y recursos para prevenir más violencia con armas de fuego, un alivio comprobado pero paulatino en una batalla que cada vez se hace más cuesta arriba. El joven con el que Harris intentaba comunicarse había sido expulsado temporalmente de la escuela por llevar una botella de licor; después, un robo le ocasionó cuatro cargos. Harris conoció al chico unos días antes, cuando el programa de Intervención Grupal Contra la Violencia (GVI), uno de los aliados de Peace During War, lo convocó a una reunión en un hogar de menores para apartarlo de su camino, utilizando autenticidad y empatía. Allí, Harris le invitó a reunirse de nuevo, y así fue como el joven se encontró sentado con un pequeño grupo de miembros de Peace During War y GVI en menos de una semana después de ser liberado. Harris se dirigió a la madre del chico, sentada en un sofá de la esquina: “Quiero que sepa que tiene gente con la que puede hablar, que tiene a alguien a quien llamar”. “¡Sí, señor!”, gritó un colega en señal de afirmación desde el extremo de la mesa. Harris le preguntó por qué traía licor a la escuela, y para quién era. El joven no dijo mucho hasta que su madre le preguntó directamente por qué no respondía a ese hombre, que le ofrecía ayuda. “Tú eres el que me pidió que te trajera a verlo aquí”, le dijo. El silencio del joven les hizo preguntarse si la vergüenza o el miedo le impedían hablar. Sin decir una palabra, todos salieron de la habitación excepto Harris, un colega, el chico y su madre, un grupo más pequeño donde el chico se sentiría más seguro. Descubrieron que el novio de la madre era abusivo, pero que, sin el poder para detenerlo ni las herramientas para procesarlo, el niño recurrió a una red de apoyo improvisada de niños mayores. Esa interacción demostró el enfoque de Peace During War: semejantes que intentan que otros de sus comunidades se alejen de la cultura de las armas. “Ambos tenemos un amplio historial de delitos. Hemos estado en la cárcel varias veces. De acuerdo con el estado de Michigan, somos criminales de carrera”, dijo Wilder en una entrevista sentado en la entrada de su casa, donde se recuperaba de una operación de corazón con cuádruple bypass. “Estamos utilizando nuestro pasado negativo para ayudar al futuro de estos jóvenes”. En una ciudad del tamaño de Kalamazoo, con 76.000 habitantes, la violencia con armas de fuego ha alcanzado cifras históricas con números todavía lo suficientemente pequeños como para sentirse como algo personal: 13 personas fueron asesinadas a tiros en 2020 y 2021, respectivamente, frente a cuatro en 2018 y siete en 2019. Los asaltos con arma de fuego se duplicaron, pasando de 211 en 2018 a 401 en 2021; ya hubo más de 92 hasta
Yafinceio Harris habla con un joven que acaba de salir del centro de menores, en el “salón de guerra” de Peace During War, en el barrio de Edison. Ben Lando | NowKalamazoo abril de este año. Los funcionarios públicos están alertando para solucionar rápidamente un problema que lleva décadas gestándose. Los gobiernos de la ciudad y del condado de Kalamazoo han prometido cada uno de ellos, un millón de dólares para acabar con la violencia armada, y actualmente están elaborando planes de desembolso. El mes pasado, la ciudad asignó un millón de dólares más de los fondos de estímulo de la pandemia a programas juveniles destinados a mantener a los niños demasiado ocupados y comprometidos como para empuñar un arma, incluyendo un estimado de medio millón en una liga deportiva. Los funcionarios de seguridad pública saben que no pueden resolver el problema solos. En una declaración escrita sobre el valor primordial de las asociaciones, el Jefe del Departamento de Seguridad Pública de Kalamazoo, Vernon Coakley, dijo que “los miembros de la comunidad con autoridad moral sobre los miembros que forman el grupo transmiten un mensaje moral creíble contra la violencia”. Este enfoque no es nuevo ni hipotético para Harris y Wilder. Pero cuesta tiempo y dinero. Han aceptado trabajos relevantes en otras organizaciones para pagar las facturas asociadas a Peace During War. Los pequeños gastos, como llevar a los niños a comer o a divertirse o a comprar ropa nueva, y dejarlos con una bolsa llena de alimentos en una casa con un refrigerador vacío, pueden sumar. También invierten su tiempo en estar preparados para responder a una llamada y presentarse para evitar que alguien tome un arma. Podrían hacer más, dicen tan-
matara al primo de Harris. “No voy a parar hasta que Michael esté muerto”, dice Harris que se dijo a sí mismo en aquel momento. Después de una temporada en la prisión estatal de Jackson, Harris se encontró con Wilder en el Kalamazoo Valley Community College, donde ambos eran estudiantes. Hacía más de un año que no se veían. Por separado, cada uno había tomado la decisión durante su último encarcelamiento de darse una oportunidad, pero en el campus Wilder no reconoció a Harris y éste no estaba seguro de si la charla inspiradora de Wilder en clase -o su nueva vida centrada en el Evangelio- era una actuación. Juzgar mal a un enemigo puede ser un error fatal. Así que Harris mantuvo una fachada durante un mes, hasta que se dio cuenta de que Wilder era sincero. “El pasado quedó en el pasado”, dijo Harris. “Había que dejar de lado lo sucedido para seguir adelante”. Harris, originario de Arkansas, acabó convenciendo a Wilder, oriundo de Chicago, para que se reuniera con él en un bar y salón de billar, donde empezaron a soñar con Peace During War. (El profesor de su clase les puso en contacto con un programa de radio nacional de NPR para que contaran su historia. Tras muchos intentos de llevar su historia a los adolescentes, un instituto alternativo local les invitó a un evento. Peace During War (Paz durante la guerra) fue, con mucha ventaja, la presentación más popular, y atrajo la atención de los chicos más difíciles de abordar de la universidad, además de desencadenar la carrera de Harris y Wilder como oradores. Luego, en 2014, una fundación local
Michael Wilder habla con un grupo de jóvenes. De su minidocumental de 2014 Peace During War. to Harris como Wilder, si tuvieran otro apoyo tangible, como dinero, de los líderes de la comunidad. Los fundadores En muchos sentidos, Peace During War es la razón por la que Harris y Wilder, que se conocieron por primera vez como enemigos mortales, siguen vivos. Wilder era un agente callejero y traficante de drogas enfrentado a Harris en un ciclo de represalias por un asesinato: Wilder es culpable de que uno de sus amigos
y un profesor de la Western Michigan University de Kalamazoo les ayudaron a realizar un minidocumental. Desde entonces, los dos hombres han desarrollado su propia red de apoyo. Para pagar sus propias facturas, siguen trabajando para otras organizaciones locales que realizan una labor similar. Harris trabaja para Urban Alliance, una organización comunitaria del barrio de Edison que acoge a Peace During War, como “coordinador de conexiones”, apro-