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Agencias y resistencias que fortalecieron la sabiduría de las mujeres y tejieron posibilidades entre ellas y para ellas

Atención a las necesidades de quienes lo precisan, es una demanda de muchas mujeres buscando acceso a derechos. Búsqueda en la que las habita la desesperanza y se sienten pidiendo limosna, según se lee en las palabras de esta mujer entrevistada.

La pretensión de las mujeres de acceder a derechos termina siendo un factor de “desconsuelo y rabia que enferma” y ello ocurrió no solo durante la crisis desencadenada por la pandemia, sino que es un asunto cotidiano en la búsqueda de las mujeres por ser reconocidas como sujetas de derecho, en la búsqueda del derecho a vivir sin violencias.

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Si bien las violencias contra las mujeres no son una pandemia, sino que son perpetradas por alguien con rostro y nombre, por la magnitud y extensión de las mismas en los hogares y a lo largo y ancho del territorio nacional, podría interrogarse por la capacidad o voluntad del Estado para atender, prevenir y sancionar un fenómeno creciente, sistemático y estructural como este.

Agencias y resistencias que fortalecieron la sabiduría de las mujeres y tejieron posibilidades entre ellas y para ellas

La pandemia ha dejado ver la precariedad de un Estado social de derecho, en contraposición a las poderosas acciones de la sociedad civil, la resistencia colectiva de las mujeres y su capacidad de agencia.

El poder de agencia y creación de las mujeres radica en tener prácticas solidarias entre sus grupos. Las redes de apoyo de las mujeres, esas que tejen y sostienen, agrupan, cuidan y protegen, logran lo impensable en las sociedades, pues las une algo más que una teoría o una ideología, las une una realidad continuamente desfavorable y violenta.

Mientras que la vulneración de los derechos de las mujeres evidencia las estructuras de poder que sostienen las relaciones sociales basadas en el uso de la violencia, las mujeres y sus creaciones feministas buscan que las relaciones sociales estén cimentadas en el cuidado y la sororidad.

Por ejemplo, en algunos municipios del Oriente antioqueño, desarrollaron estrategias para apoyar a familias urbanas, como lo relataron en el grupo focal:

Jóvenes de la agrupación Conciencia Colectiva (…) reunieron unos fondos para comprar semillas para que las familias tuvieran una huerta urbana y tuvieran pues como la accesibilidad a ciertas hortalizas en sus casas (…) hicieron las huertas solidarias, en este momento todavía se está implementando esa acción63 .

Solidaridad y cuidado, prácticas cotidianas con las que las mujeres encontraron maneras de hacer para subsistir y aportar a otras durante la pandemia y confinamiento; maneras de hacer, de producir y comercializar que aun en el aislamiento ayudaron a mantener lazos, a generar ingresos y a garantizar la alimentación, como se desprende del testimonio anterior.

En el confinamiento también se fortalecieron maneras de comercializar lo producido en las huertas caseras, en una dinámica al estilo de un circuito solidario donde el producto les generaba ingresos que invertían en la alimentación de la familia, mientas que otras disponían de recursos para apoyarlas a través de la compra de sus productos. El siguiente testimonio aporta en este sentido:

63 Grupo focal con lideresas, Oriente antioqueño, 27 de julio de 2021.

Doña Dora se dedicó en pandemia a la huerta, hasta nombres le puso: María pandemia, COVID. Entonces ella sacaba fríjol, maní, cilantro, yo le mandaba la plata y ella me hacía llegar las cosas64 .

Esa búsqueda por garantizar alimentos para la familia y “hacer llegar las cosas” fueron algunas de las acciones que parecen cotidianas, pero que en el confinamiento y aislamiento social cobraron valor y se fortalecieron en tanto acciones de resistencia entre mujeres. Acciones de solidaridad entre mujeres que fueron fundamentales para el sostenimiento y la seguridad alimentaria de muchas familias en diferentes veredas y corregimientos: Se crearon grupos de apoyo y se daba de lo que sobraba. Por ejemplo, yo tengo dos libritas de arroz, me sobra una y hacía unos paquetes que llevaba a las personas que no tenían cómo sostenerse. Hicimos con la concejala, una campaña muy bonita, que fue recoger productos de higiene y aseo para las mujeres (toallas higiénicas, pañitos, protectores, pastillas anticonceptivas), hicimos unas jornadas de entrega en los barrios y en las veredas como donde había más vulneración -las más vulnerables- porque nadie piensa en eso, en el mercado ¿quién hecha unas toallas higiénicas o anticonceptivos?65 .

Dirigir la mirada y centrar el apoyo hacia mujeres con mayor vulnerabilidad da cuenta no solo del conocimiento y lectura contextual que las mujeres tienen sobre su territorio, sino que sugiere la vulnerabilidad y violencia económica que, con o sin pandemia, constituye el diario vivir de muchas de ellas y sus familias en los diferentes territorios del departamento. Esa vulnerabilidad, en muchas ocasiones, es la razón para juntarse con otras y tejer lazos de apoyo y solidaridad.

64 Grupo focal con líderesas, Norte de Antioquia, realizado el 12 de agosto del 2021. 65 Grupo focal con mujeres, Oriente antioqueño, realizada el 27 de julio de 2021.

Las mujeres, fruto del trabajo que han desarrollado durante años en colectivo, conocían sobre la situación difícil de sus pares antes de la pandemia y supusieron que estas se recrudecerían en el confinamiento, por lo que se las arreglaron para llegar, conversar, acompañar, apoyar, informar sobre ayudas, inscribir a otras en programas. De a una, y sin haberlo planeado previamente, fueron tejiendo acciones psicosociales de acompañamiento y apoyo: Estos grupos entre mujeres que están en todos los municipios se convirtieron en unos espacios de escucha dentro de la pandemia para las mujeres. Ahí las mujeres llevaban como todos sus sentires, las otras las escuchaban, les daban palabras de aliento66 .

Los espacios para la escucha fueron una estrategia no solo incentivada por la institucionalidad para atender las afectaciones de salud mental, sino también una manera en que las mujeres tejieron apoyo y acompañamiento a otras, aun en medio del confinamiento y el distanciamiento social. El siguiente testimonio es muestra de ello: Cuando alguna mujer estaba diagnosticada con COVID, otras iban a las ventanas a visitarla y ahí le hablaban, la acompañaba para que no se sintieran sola67 .

Sentirse solas es algo de lo que se quejan las personas con frecuencia y, de manera particular, las mujeres. En el confinamiento este sentimiento se acentuó: sola para afrontar las implicaciones de la pandemia, sola para asumir las tareas domésticas y de cuidado y, en muchos casos, sola para asumir la manutención de la familia. Sola por el aislamiento preventivo, sola cuando se le diagnosticó positivo para COVID-19, pero otras mujeres, las vecinas, las de la organización, se las arreglaron para acercarse a las ventanas y desde allí acompañar.

66 Ibid. 67 Ibid.

Los procesos organizativos de las mujeres en diversos municipios han logrado consolidar un tejido que permite tener lecturas y ampliar las reflexiones en torno a las realidades de las mujeres antes y durante el confinamiento en territorios apartados. En entrevista realizada a algunas mujeres, se les preguntó por la motivación para juntarse y esta fue una de sus respuestas: Tiene mucho que ver, inicialmente, con lo económico, la autonomía económica es el eje que mueve, digamos, ese querer juntarse con otras para resolver también situaciones materiales, y de encontrarse con otras empiezan también a trabajar, a suceder otras cosas68 .

De la cita anterior se subrayan dos elementos: de un lado, la búsqueda de autonomía económica como eje que mueve el querer juntarse de muchas mujeres, anotando que, según el testimonio, la autonomía económica se orienta a resolver situaciones materiales. De otro lado, se destaca cómo el encuentro con otras permite “trabajar otras cosas”. Aunque en la entrevista no se desarrolla más la idea, está claro que las respuestas de muchas mujeres durante la pandemia, según se señaló anteriormente, podrían inscribirse en esas otras cosas que empiezan a suceder cuando se encuentran y que se tradujeron en maneras de tejer acompañamiento y solidaridad.

La solidaridad fue, en muchos casos, el único apoyo que recibieron algunas mujeres que, aunque se inscribieron y buscaron ayuda del gobierno, se quedaron esperando. Así se recogió en uno de los grupos focales:

Del gobierno nada, los servicios siguen llegando, tengo deudas y eso afecta psicológicamente, tanto pensar en las necesidades y en las deudas, en esta

68 Entrevista a lideresa, Nordeste antioqueño, realizad el 22 de julio del 2021.

incapacidad (…) cuando encuestaron quitaron el trapo rojo y esperaron la ayuda, pero por acá no ha llegado nada, la gente sigue esperando. Yo no, ya no espero nada69 .

No esperar nada termina siendo una posición en la que se sitúan muchas mujeres ante el fracaso de las gestiones realizadas para acceder a sus derechos, no solo durante la pandemia sino en la cotidianidad de la vida, dificultando sin duda no solo las posibilidades de satisfacción de necesidades básicas, sino también las motivaciones y fuerzas para organizarse y sostener la lucha por la defensa de sus derechos.

La pandemia debilitó la dinámica organizativa y dificultó el encuentro y construcción colectiva de la mayoría de organizaciones aunque, por otro lado, la creatividad, resistencias y agencia se pusieron a prueba y los procesos y experiencias de las mujeres organizadas cobraron mayor sentido e importancia al aportar una mirada particular que sin duda amplía la construcción cartográfica del territorio, según se conoció en un grupo focal:

Yo quiero decir una cosa, pero no sé si quede suficientemente clara la situación de las mujeres en el Oriente, es que aquí uno trabaja no simplemente por la reivindicación de las mujeres, sino por la construcción de un territorio con mirada de mujer, aquí la mirada es territorial no sectorial y se sabe que, si tenemos la mirada territorial con mirada de mujer, ahí está la reivindicación (...) no sé si se han dado cuenta que hay una mirada que es muy territorial70 .

La palabra de esta mujer da cuenta del aporte que hacen a la construcción del territorio, pues este, en tanto construcción social, cultural y política, se teje incluyendo a las mujeres,

69 Entrevista a mujer de procesos formativos en el Valle de Aburrá, realizada en junio de 2020. 70 Grupo focal con lideresas, Oriente antioqueño, 2021.

teniendo en cuenta su mirada, su palabra reivindicadora de derechos y sus aportes y, aunque pasen por momentos de desesperanza, con frecuencia superan la reivindicación sectorial en favor de la construcción colectiva del territorio.

De igual manera, se señala como resistencia y agencia el papel de las mujeres en la radio. Cómo no subrayar lo que significa llegar a un pueblo escondido en la majestuosidad de las montañas, pueblos con techos envejecidos y en sus calles y parques una mixtura que da cuenta de la urbe, la ruralidad y el campo. Allí, cada semana, aun en medio de la pandemia, la radio anunció el programa de las mujeres. Allí estaban ellas, hablando de tantos temas que les conciernen, y no para magnificarlas, denigrarlas, cosificarlas, sino para darles un lugar en tanto ciudadanas sujetas de derechos.

Sin duda, la audiencia no siempre imagina o reconoce lo que hay detrás de esas valientes mujeres que, sin ser periodistas o comunicadoras, ni investigadoras, leen, investigan, se informan y se forman para construir semana a semana un guion en el que ordenan un tema que les interesa transmitir con la firme convicción de ser aliadas y voces por los derechos de las mujeres.

Durante la cuarentena y el confinamiento, mujeres en diferentes municipios lograron mantener su presencia en la radio. Artesanalmente y bajo la dinámica de ensayo y error, se ingeniaron llamadas y audios, construyeron complicidades con el personal técnico en las emisoras y así mantuvieron su voz, animando a sus audiencias, invitando al cuidado, alertando sobre posibles riesgos derivados del confinamiento, informando sobre líneas de atención para situaciones de agresión y violencias, reflexionando sobre las recargas y redistribución del trabajo doméstico y el trabajo de cuidado.

Es esperanzador y realmente conmovedor vivenciar lo que hacen y significan las mujeres

y lideresas en cada territorio. Compartir la cotidianidad en un encuentro, acompañarlas en su gestión, atestiguar cómo tejen su quehacer, los nudos y enredos que hacen y deshacen, la combinación obligada entre sus roles como madres, esposas, amas de casa y lideresas. Todo ello, necesariamente obliga a reafirmar lo valioso y necesario de la resistencia, agencia y creaciones de las mujeres en cada territorio.