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transgresión de las violencias machistas y sociopolíticas, deslegitimando la dominación y hermanándose en pactos políticos y afectivos con otras para el apoyo cotidiano y/o de movilización social y cultural.

Marcela Lagarde42 afirma que todas las mujeres, de una u otra forma, enfrentan la opresión todos los días, solas y aisladas, aunque construyen su emancipación en colectivo, a través de cuatro estrategias que utilizan para enfrentar el poder y el dominio:

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1. Asumiendo la naturalidad del dominio y de la opresión. 2. Resistiendo y desobedeciendo el poder. 3. Subvirtiendo el orden familiar, conyugal, laboral y de todo tipo con acciones opuestas y contrarias. 4. Transgrediendo, que es la síntesis de las tres formas anteriores, mediante el establecimiento de un orden propio, no definido por las normas culturales.

Sin lugar a dudas, es inminente la fuerza con la cual irrumpe en la subjetividad de no pocas mujeres la primera forma de enfrentar el poder identificada por Lagarde, según la cual se llega a hacer del dominio y de la opresión formas naturales de asumirse como mujer y de relacionarse con los otros, las otras, lo otro. Es decir, asumir la opresión y el dominio como determinación cultural, tiene efectos en la constitución de las subjetividades y se inscribe en la posición subjetiva milenaria de naturalizar que las mujeres en la relación con la otredad se convenzan, con frecuencia, de ser menos que los varones, incluso, de valer menos que otras mujeres.

42 LAGARDE, Marcela, 1990. Los cautiverios de las mujeres: madres, esposas, monjas, putas, presas y locas. Universidad Nacional Autónoma de México.

Las características del tejido social de las mujeres, en ocasiones mayoritariamente disperso como estrategia del orden patriarcal, tienen lugar en el capital simbólico que desvaloriza, a partir de la dominación masculina, todo lo vinculado a la feminidad43.

Desde luego, históricamente han existido mujeres que se oponen a esta avasalladora discriminación y subvaloración del mandato patriarcal, a través de diversas y creativas formas de resistencia que descubren en su interior, en su subjetividad, y afloran en forma de coraje y dignidad para no dejarse dominar.

Algunas veces, estas resistencias avanzan hacia ejercicios de agencia expresiva y movilizadora entre mujeres, creando acciones cotidianas que atraviesan los vínculos interpersonales para sanar, reconciliar y cuidar, o pactos políticos frente a las desigualdades estructurales que denuncian problemáticas invisibles, subvaloradas e inclusive negadas o excluidas.

A pesar de las desventajas, las mujeres logran tejer maneras de visibilizar las afectaciones de la dominación, pero también sus contribuciones a la sociedad. Así conquistan avances hacia la desnaturalización de los órdenes patriarcales en los que históricamente se han socializado, son capaces de tejer formas alternativas de relacionarse, de construir y habitar un mundo más humano.

En ese orden de ideas, viene bien la frase de Boaventura de Sousa Santos, cuando precisamente está decantando las condiciones para una reconstrucción intercultural de los derechos humanos y enuncia: “tenemos el derecho de ser iguales cuando la

43 BOURDIEU, Pierre. La dominación masculina. Barcelona: Editorial Anagrama, 2000.

diferencia nos inferioriza y el derecho de ser diferentes cuando la igualdad pone en peligro nuestra identidad”44.

Las capacidades de las mujeres para destejer y tejer han sido desarrolladas por teóricas como Martha Nussbaum bajo el concepto de agencia, descrito como “la capacidad que tienen las personas para convertirse en agentes de cambio de sus propias vidas, que puedan tener voz para perseguir los objetivos que valoran. Deben contar con el respaldo de sus sociedades, brindando oportunidades para alcanzar dichas elecciones y trabajar con otros/as apoyando mutuamente las razones de su valoración”45 .

La agencia, en esta perspectiva, se entiende como un proceso de subjetivación que integra a los sujetos con la matriz compleja de modos de pensamiento, percepción, sentimiento, afecto y reflexión del colectivo, que en un sentido más amplio hablamos del nivel societal. De esta manera, las mujeres rompen con los mandatos de ser invisibles para, además, transgredir la relación antagónica sujeto/sociedad, convirtiéndola en una relación dialógica donde uno no existe sin la otra. Dicho de otra manera, la agencia puede ser comprendida como una reacción o respuesta activa ante relaciones de poder.

En tanto las resistencias comprenden un aspecto subjetivo mediante el cual se busca desnaturalizar las violencias, el trabajo implica desideologizar lo cotidiano, aquello que es aprendido y oponerse mediante rechazo al sistema de opresión o al opresor. La correlación de fuerzas, entonces, deviene en re-crear las condiciones para hermanarse en pactos políticos mediante la organización y la movilización emancipadora.

44 DE SOUSSA SANTOS, Boaventura. Descolonizar el saber, reinventar el poder. Montevideo: Ediciones Trilce y Universidad de la República, 2010, p. 87. [En línea]. Disponible en: http://www.boaventuradesousasantos.pt/ media/Descolonizar%20el%20saber_final%20-%20C%C3%B3pia.pdf 45 NUSSBAUM, Martha y SEN, Amartya (compiladoras). La calidad de vida. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1998, p. 588.