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La alimentación sin conciencia o mindless eating
El estudio de la alimentación consciente ha inspirado a muchos investigadores a profundizar sus análisis y teorías en este campo. La psicóloga Susan Albers, tratante en la Cleveland Clinic de Ohio y autora del libro “Mindfulness y alimentación” así lo confirma. Ella ha realizado un interesante aporte al teorizar acerca de los tipos de alimentación sin conciencia o mindless eating y plantea los siguientes escenarios:
Escenario 1: sobrealimentación inconsciente de alimentos: mindless overeating. Escenario 2: poca alimentación inconsciente de alimentos: mindless undereating. Escenario 3: alimentación caótica: mindless chaotic eating. Escenario 4: un mundo lleno de tentaciones alimenticias.
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La doctora Albers motiva a cada persona a tener en cuenta en qué escenario se ubica y tomar las acciones necesarias para salir del comer sin conciencia. Propone estas cuatro estrategias:
1. Realiza el ejercicio 5 x 5: piensa en cinco cosas que te relajan, cinco cosas que te distraen, cinco lugares en los que te sientes bien, cinco personas con las que te conectas y cinco afirmaciones positivas. 2. Sal del camino del comer emocional: el estrés eleva los niveles de cortisol y, como consecuencia, aumenta el antojo de alimentos dulces y grasosos. Para combatir esta reacción, realiza un automasaje en la planta de los pies, el cuello o la cara. También se ha comprobado que el té negro disminuye hasta en un 47 % los niveles de cortisol, y la goma de mascar con sabor a menta ayuda a bajar los niveles de estrés.
3. Ten pensamientos positivos: los pensamientos influyen en las actitudes hacia la salud. Así como hemos adquirido la capacidad de tener muchos pensamientos negativos, paulatinamente también debemos deshacernos de esta forma de actuar. Recuerda que siempre hay un mañana mejor. Busca el progreso antes que la perfección.
No te compares ni compitas con nadie. Eres tu único parámetro de referencia para mejorar. Toma acciones inmediatas cuando hay un pensamiento que no te gusta. Busca formas de aislarlo y no seguir en “piloto automático”. Enfócate en el presente, en las sensaciones físicas, el sonido del entorno, el paisaje y la temperatura.
4. Ataca el antojo: si reconoces que el hambre es emocional, no cedas ante el antojo. Dile “no” de manera firme y convencida. Sitúate en el aquí y el ahora. Cierra los ojos. Visualiza un limón e imagínate que lo estás comiendo y lo exprimes en tu boca. Mentaliza su sabor, la sensación que te provoca. Esa es una estrategia muy efectiva para decirle no al antojo.
Y si el antojo es muy intenso, la doctora May sugiere como opción, en su libro Am I Hungry?, comer una pequeña porción del alimento que se te antoja. Hazlo sin distracciones, saboreando lentamente y sabiendo que no tienes hambre física, sino que estás nutriendo tu corazón. Los antojos que se satisfacen con conciencia plena no necesitan grandes cantidades de alimento.