La Muy 16

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La MUY

EN 1.000 CARACTERES

06 Joselito el Gallo y la contracultura Manuel Grosso OPINIÓN

08 El secreto de los pájaros Rancio

OPINIÓN

10 La gran novela de Los Remedios Fran G. Matute REPORTAJE

14 Lo privado es público Juan Luis Manfredi OPINIÓN

16 Almanaque pop del tiempo

Javier González-Cotta REPORTAJE

Eduardo Cruz Acillona MICRORRELATOS

PANORAMA CREATIVO

32 Bauhaus. En busca de la forma de la modernidad Peter Abbad DISEÑO

36 El nuevo marketing feminista Lourdes Rodríguez MODA

38 La otra Rebeca Marina Galvín OPINIÓN

40 Axel Void La MUY

THE WALL

44 Tempus fugit La MUY

SEVINTAGE

50 Miguel Poveda Alejandro López ES MUY

67 Imagen

José Daniel M. Serrallés POESÍA

68 De fil en aiguille Beatriz C. Bravo EROTISMO

70 Tree logía

Javier González-Cotta RESEÑA LITERARIA

72 Los García, un linaje sevillano para cambiar la música José María Rondón REPORTAJE

74 Myriam Seco A. L.

HEREJES DEL SUR

78 Me des-mallé Paco Brida

OUTSIDERS

20 Adiós a la radio

60 Dieciocho y tres

ANÁLISIS

OPINIÓN

22 La voz de las catedrales

62 José Luis Castillejo

84 Larga vida al rey lascivo

I+D - HISPATALENTOS

FUE MUY

CINE

26 Control remoto

64 Resulta que es fácil

88 Dolor

Óscar Gómez

Fátima Ramírez

Juan Antonio Bermúdez OPINIÓN

Alicia Almárcegui

La Olivetti Mellada

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04 Es la hora

La MUY

66 El final está cerca (IV)

80 Lost Twin. Flujo de consciencia Vidal Romero MÚSICA

Tali Carreto

Taite Cortés

Marina Nosequé

OPINIÓN

VIÑETA

FEBRERO - MARZO

La MUY EDITORIAL

28 Las mentes creativas también van al Garlochí

Número 16 :

03 Dudas

SUMARIO

dieci-seis


Periodista y escritor.

Fran G. Matute

Juan Antonio Bermúdez

Escritor, periodista, crítico de cine y programador audiovisual.

Periodista y profesor universitario. .

Óscar Gómez

Periodista, especializado en ciencia.

Fátima Ramírez Periodista.

Peter Abbad Página 02

Diseñador.

Niccolò Guasti

Periodista y escritor.

Periodista y directora de comunicación.

Marina Galvín Escritora.

Fotógrafo.

E D I TA

Alicia Almárcegui

GLOZ Comunicación Integral S.L. C/ San Isidoro, 19 41004 Sevilla Tlf.: +34 666 912 073

Ha trabajado siempre a caballo entre el periodismo y la historia. Periodista cultural y técnico de publicaciones del Centro de Estudios Andaluces.

José Daniel M. Serrallé.

Poeta y editor. Director de la Casa de los Poetas y las Letras de Sevilla.

Laura Moreno Bruna Fotógrafa.

Alberto Rojas

Beatriz C. Bravo

Sr. Nada

Ilustradora.

Tali Carreto

Gestor cultural y promotor.

Vidal Romero

Arquitecto y crítico musical.

Contacto

Impresión

Gráficas Andalusí

DEPÓSITO LEGAL SE 1355-2015

José María Rondón

Historiadora del Arte y escritora erótica.

Publicidad

comercial@lamuy.es

hola@lamuy.es

AGRADECIMIENTOS

Periodista y escritor.

Jacobo Carmona

Diseño y Maquetación.

Jorge Shoots

Marina Nosequé Ilustradora.

Marcos Fernández Publicidad.

Fotógrafo.

Taite Cortés

Indalecio Rodríguez

Javier González-Cotta.

Lourdes Rodríguez

CEO, Coolhunting community @mlourdesrr.

Cobertura Photo Cristina C. Cruces Rafael Seleka Laura Calvarro Marta Carrasco

Todos los derechos reservados. Prohibido la reproducción total o parcial de lo artículos, ilustraciones, fotografías y demás contenidos publicados. La dirección no se hace responsable de las fotos, textos y opiniones en La Muy, ya que son responsabilidad de las fuentes firmantes.

DISTRIBUCIÓN Sevilla:

CaixaForum, Cicus, Fnac, Espacio Caótica.

Málaga: Fnac.

Granada: Fnac.

EDITORIAL

¿? -

Director y redactor jefe.

Marketing.

Periodista, crítico y gestor cultural.

Juan Luis Manfredi

Alejandro López

L

a entrada de un nuevo año provoca una especie de vértigo. Es la misma sensación que experimentan los paracaidistas antes de saltar: incertidumbre extrema. En el dintel que separa el año viejo del nuevo, como cuando esperamos los resultados de unas pruebas médicas o al disponernos a soplar las velas de nuestro cumpleaños, accedemos a la esencia de la vida, la ausencia de certeza. Y lo que es más estremecedor aún, que nada ni nadie puede proporcionárnosla. Ay, amigos, en ese momento es cuando más vivitos y coleando estamos, en el mismísimo vórtice de las dudas. Porque dudar es echarle salsa chili a la existencia. En ese picor vital brotan la confianza, la fortaleza, la seguridad, la esperanza e, incluso, la posibilidad de la trascendencia. Cierto es que también provoca ardores: la desconfianza, la debilidad, la inseguridad, la desesperanza e, incluso, la posibilidad de la nada. En La Muy iniciamos 2019 con las mismas dudas de siempre. La vida de una publicación no dista mucho de la de los hombres y mujeres porque tras cada página hay, precisamente, hombres y mujeres, que dudamos, y mucho. Pero que también nos ilusionamos con el reto sisífico de publicar una revista sin

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Manuel Grosso

Julio Muñoz, Rancio

FEBRERO - MARZO

DUDAS

EN ESTE NÚMERO Profesor universitario, escritor y promotor cultural.

Número 16 :

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S TA F F

saber si podremos volver a hacerlo. Es como el orgasmo de un desahuciado. C´esta la vie, que diría un Séneca gabacho. Aún así, qué hermosa vida nos brinda esta cabecera, capaz de provocar una montaña rusa de sensaciones fuertes en todos los que la formamos. Sentimos por ella un amor fatal, que, como diría Sabina, no muere ni nos mata. Esperamos que esta adicción hecha revista siga acelerándonos los pulsos en el año recién estrenado. No solo al equipo de La Muy, sino -y ante todo- a ti, admirable lector, que nos apoyas y alientas en esta época de inovelerías. Lectores tan leales como tú exigen lo mejor de nuestra masa gris editorial. 2019 será un año de cambios en la revista con el propósito de seguir creciendo sin traicionar la esencia de la publicación. Moveremos ficha para que la partida no acabe en tablas, nos jugaremos el hígado para que -ahora que Freddie Mercury es trend- the show most go on. Estas novedades irás conociéndolas en próximas revistas… si las dudas nos indultan. Una canción: Un año más de ToteKing.

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COLABORAN

Número 16 :

SOMOS MUY

COLABORADORES


EN 1.000 CARACTERES

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ES LA HORA FOTOGRAFÍA:

Número 16 :

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E

Laura Moreno Bruna

l mestizaje es suma aunque soplen vientos de regresión con ansias de mover la veleta para que indique el peligro de mezclarse. La mezcla es riqueza a pesar de quienes se empeñan en negar lo que su ADN grita, que son hijos del cruce. El cruce es hermosura aun con la resistencia de los que dibujan líneas paralelas -como muros, vallas y corredores de seguridadque jamás se encuentran. El encuentro es apertura por más que algunos levanten torres de rechazo para no mirar a los ojos a quienes llegan con un hálito de esperanza como único equipaje. Un ladrillo sobre otro ladrillo, unidos por la tolerancia, doblan su fortaleza. Una piel blanca sobre otra negra, unidas por el amor, engendran belleza. Es momento de reivindicar lo fuerte hecho de varias debilidades; es ocasión para apostar por lo bello engendrado por las diferencias. Es hora de rechazar a los apóstoles de la pureza y del supremacismo. De no hacerlo, será imposible que una torre y una mujer mestizas se encuentren en una mirada. -


OPINIÓN

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JOSELITO EL GALLO Y LA CONTRACULTURA TEXTO:

Manuel Grosso

Número 16 :

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P

ara que exista la contracultura, que el diccionario de la RAE define como ”Movimiento social que rechaza los valores, modos de vida y cultura dominantes”, es necesario que exista la cultura dominante. En estos tiempos la tauromaquia se ha convertido sin duda en la máxima expresión de la contracultura ante una sociedad que ha alterado sus principios hacia la supremacía de lo que se ha dado en llamar “la posverdad”. No nos engañemos, los valores que sustenta el mundo del toro ya no existen o son contrarios a las nuevas sensibilidades. Quizás el mayor error de los taurinos oficiales consista en creer que la adaptación de la fiesta, que en verdad es un rito, a las nuevas sensibilidades, es la tabla de salvación de un espectáculo que ahora está adulterado y viciado por el sistema imperante. La solución está clara, volver a la pureza del rito, a la verdad implacable de la vida o la muerte. Nadie mejor que Joselito el Gallo, Gallito, para representar esa pureza en el concepto mismo de la lidia, en su revolución, que le llevó a su inmolación un 16 de mayo en la plaza de toros de Talavera de la Reina en 1920. Fecha que para mí marca el inicio del siglo XX en España, el inicio de una época convulsa y en donde los movimientos obreros adquieren una importancia inusitada. Joselito representa como pocos el reconocimiento de que el mundo estaba cambiando y que marchaba hacia otros intereses y otros ideales, en donde lo puramente mercantil daba paso a una pérdida de valores inherentes al mundo estrictamente taurino o social. Su genial idea de las Plazas Monumentales, dando cabida a más espectadores e intentando que no quedara reducida la fiesta a una casta económicamente selectiva y conservadora por definición, era, y aun es, una de las asignaturas pendientes del mundo del toro. Con apenas 22 años entendió que no bastaba con llenar las plaza de toros sino que había que cambiar todo el sistema económico y empresarial que lo sustentaba, y a ello se puso. Empezó con lo más difícil, crear una Monumental en Sevilla, enfrentándose para ello a los maestrantes sevillanos. Finalmente, casi lo consigue no sin dificultades. Joselito,

ídolo de masas, se convierte de repente en un personaje incómodo y socialmente reprochable. Solo la muerte impide que “su” revolución personal quede en una derrota aparente. Afortunadamente el proyecto continuó con la construcción de otras Monumentales, entre ellas la de las Ventas de Madrid, que hoy sustenta a la afición más importante del mundo del toro, que se construye en 1922 y se inaugura en el 29, que curiosamente coincide casi con la II Republica y la caída de la dictadura de Primo de Rivera en 1930. La figura de Gallito es el icono de la pureza en el universo del ideal taurino, frente a Belmonte que representó la revolución de los cánones más estrictos. Belmonte tuvo la inmensa suerte de que Chaves Nogales lo inmortalizara en su libro Juan Belmonte matador de toros, mientras que la figura de Joselito se diluyó en su propia leyenda. Belmonte era la evolución lógica de unas reglas de la lidia que cambiaban a tenor de los gusto de los espectadores, pero jamás intentó cambiar el sistema empresarial que lo rodeaba todo hasta apoderarse de él de forma brutal, algo que sí intentó el Gallo. Es hora de revindicar a los toros como contracultura, como ejercicio de verdad, aunque no coincida con los gustos dominantes de la sociedad; es hora de no contraponer el animalismo a la tauromaquia, es hora de redescubrir a Joselito el Gallo, no solo el que conocemos en las imágenes en blanco y negro, sino al que tenía una filosofía íntegra de lo que constituía la lidia de un toro o aquel que se enfrentó al sistema desde dentro. Esa verdad es la que hoy echan en falta los espectadores y los aficionados, aun sin saberlo, aquí está la revolución pendiente que necesita el rito para seguir siendo rito y no espectáculo viciado y manipulado, que es lo que hoy existe. Hay que profundizar en las ideas de Joselito no solo como torero inmortal que lo es, sino como persona que soñó con cambiar su mundo para ajustarlo a la realidad social y económica que estaba por llegar; dicho de otra manera, devolver al pueblo lo que le pertenecía de propio derecho. -


OPINIÓN

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EL SECRETO DE LOS PÁJAROS -

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TEXTO:

Rancio

H

ay gente que conoces y no te gusta, pero hay algunos que encima son tan amables, honestos y sinceros que, además de no gustarte, te hacen sentir mal por ser un sieso con ellos. Algo así me pasó a mí con ella. Resulta que nuestro cuerpo se hace conservador. Llega un momento en el que ya no le gustan los cambios, si te queda alguna duda sobre esto, échate en un sofá y prueba a ver si tienes ganas de levantarte, o siéntate en una mesa camilla con brasero, tiene que ser terrible el hambre para romper el ecosistema creado.

Número 16 : FEBRERO - MARZO

Hay gente que se ha preocupado y le ha dado una explicación científica a esto de que nos hagamos poco receptivos al cambio, de que a partir de los 30 nos guste más Kiss FM que Radio 3, de que nos vayamos convirtiendo en unos puretas y, de ahí, pasemos a cascarrabias. Por lo visto, entre los 30 y los 40, el cerebro sufre un cambio por el que comienza a recibir más placer químico del reconocimiento que del descubrimiento. Básicamente nos provoca más satisfacción la costumbre que la sorpresa, escuchar una canción por millonésima vez, que una nueva. Eso influyó, claro, pero también que fueras muchos metros más alta que la Giralda. Todos tuvimos un poco la sensación de “Coño, lleva siglos lo de Turris Fortissima Nomen DNI. Proverb.18 siendo el letrero más alto de la ciudad y nos toca siendo nosotros los protagonistas, aceptar que hay otro por encima”. Fue un poco sentirse un guardián que fracasa en una misión secular que todos tus antepasados habían cumplido. En esas andaba yo, dándote tus palitos en Twitter, cuando me invitaron a un acto arriba del todo. Y entonces lo entendí todo. Tú no estás diseñada para hacer sombra, que con el termómetro

de Chapina tan cerca no estaría mal tampoco, tú estás hecha para regalar una Sevilla nueva, la aérea, la que hasta ahora solo tenían las golondrinas y las palomas sin vértigo, la que ves de refilón cuando vas en avión, estás a punto de llegar a San Pablo y un guiri dice, con la nariz pegada en la ventana de plástico, “¡Plaza de Toros!” mientras tú piensas “Joder, ¿tantas piscinas hay en Sevilla, coño?”. Desde arriba, redescubrí la ciudad que siento en cada gota de sangre. Y me pausé. Y miré. Y pensé que lo que había abajo no era una ciudad sino una tarta, que con una vista así, Murillo hubiera sido todavía más grande, que los tejados son tan maravillosos como las esquinas, las azoteas como las plazas, y que, quizá había estado equivocado contigo. Me entraron unas ganas locas de ver la Semana Santa como si fuéramos maravillosos ríos de hormigas, o subir una noche de Feria y ver el incendio de risas de Los Remedios sobre una ciudad oscura. Desde arriba, descubriendo el secreto que llevaban años guardando los pájaros sevillanos, entendí que la Torre Pelli no vino a hacer sombra a la Giralda, sino a regalarnos otra Giralda, una a la que poder mirar a los ojos, y no desde abajo. Y eso es precioso, porque el amor verdadero solo nace cuando se comparte altura, cuando hay línea recta entre pupila y pupila y, sobre todo, cuando hay ganas de descubrir, porque enamorarse es eso, abrazar el cambio, aunque te enamores de lo mismo, lo mismo visto desde arriba. Una canción: Santa Leone de Pájaro.


REPORTAJE

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LA GRAN DE NOVELA DE LOS REMEDIOS TEXTO:

Fran G. Matute

E

n 1968, Con la noche a cuestas, la segunda novela del también periodista y dibujante sevillano Manuel Ferrand, se hacía con el premio Planeta, galardonado con un millón cien mil pesetas. Celebrar su cincuenta aniversario es importante no solo por la gesta editorial (el libro se convirtió en un best seller y ayudó a situar a los novelistas andaluces en el mapa de la narrativa nacional) sino porque sus páginas contienen un retrato literario único de cómo la modernidad se fue aposentando a finales de los sesenta en Sevilla, en concreto en el barrio de Los Remedios, donde vivió el escritor, convertido hoy día, gracias a esta muy reivindicable obra, en el gran cronista de su despertar cultural.

“Había llegado la noche, la que oculta detalles, desdibuja contornos y crea visiones. Enfrente, la cafetería, llena de luz y llena de público. Dentro de poco, una de las camareras, la rubia, terminaría su turno y se iría en una moto con el novio. Ya estaría Castro viendo la televisión. Un taxi se detuvo ante uno de los bloques y en seguida siguió su marcha con una lucecita verde cerca del techo. Nada nuevo. ¿Nada nuevo? Tirso se sentía absurdamente rico, consciente de que el dinero que llevaba ni le sacaba de pobre ni era suyo, pero con la seguridad de quien lleva lo suficiente para decir en un momento determinado: “Aquí estoy yo”.”

Número 16 :

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Tirso y Castro se conocieron hace cincuenta años. Tirso, rodeado de herramientas y materiales de construcción, se calentaba a duras penas en la lumbre de una hoguera improvisada bajo una caseta de obra. Castro, en su ronda vigilante por el barrio, se acercaba religiosamente todos los días a visitarlo. El guarda y el sereno pasaban así las frías y silenciosas horas de la noche hablando sobre lo divino y lo humano, sobre su precaria situación laboral, viendo cómo a su alrededor se levantaba una barriada para gente pudiente cuyo sueño, ironías del destino, tenían que velar. Tan solo el ruido de las ratas y los gatos enredando en los escombros les sobresaltaba. Una billetera olvidada, repleta de billetes, se interpondrá más tarde entre los dos. No se dice nunca, pero aquel proyecto de barriada que Tirso y Castro guardaban a regañadientes era y es Los Remedios, al que la especulación había llegado antes que sus primeros habitantes. Tirso y Castro veían así nacer cafeterías “bonitas, costeadas, con buenas maderas y acero inoxidable” y bloques de pisos lujosos, moldes sociales para sus futuros inquilinos, una cierta clase media adinerada con ganas de formar parte de una falsa alta burguesía. “Usté coge a los de un corral de vecinos y se los trae a un bloque de éstos, y ya son otros. Yo creo que no hay mejor colegio de pago que un piso con terraza”, afirmaba Castro contundente.

Los tiempos, por otro lado, estaban cambiando. Tirso y Castro, ambos de clase trabajadora, curtidos en el campo, lo presenciaban con estupefacción. A finales de la década de 1960, el barrio que más tarde se erigiría como símbolo de lo conservador se edificaba de forma caótica pero al ritmo de lo contemporáneo. Mientras que el 23 de junio de 1968, el mismísimo Caudillo en persona inauguraba el puente de El Generalísimo, a pocos metros de allí, en la calle Virgen de Luján, un joven Nazario esbozaba sus primeros dibujos en la pared de su piso de estudiante. Nuevas estéticas trataban así de imponerse a un día a día narrado en blanco y negro y a unos usos sociales un tanto arcaizantes, que los jóvenes de entonces se negaban a perpetuar. Mientras que Tirso y Castro se seguían hablando de usted, los jóvenes del barrio aprovechaban cualquier descampado para dar rienda suelta a sus ansias de libertad, para escándalo de los biempensantes. “Castro se detuvo ante el recuadro blanco, casi celeste, deslumbrador, de un escaparate. Otro nuevo comercio de lujo. (…) Era una tienda de ropas llamativas, con bordados y encajes como de teatro. Castro también se acercó y vio cómo estaba llena de muchachos con el pelo largo, collares y casacas, y chicas de pelo corto vestidas con pantalón y chaqueta”. Para Tirso y Castro ellos serán “maricas” y ellas “fulanas”. Hippies para el resto del vecindario. Imagina uno entonces a Silvio y a Mane, con sus pelos largos y sus pantalones de campana, camino del “campito de Mane”, donde más tarde se inauguraría el parque de Los Príncipes. Allí se reunirían con los trianeros Gualberto y Antoñito para tocar la guitarra y cantar. Allí, si nos ponemos estupendos, se dio el primer atisbo de fusión entre el flamenco y el rock, el día que Gualberto le tocó a unos gitanitos All Along The Watchtower, en versión de Jimi Hendrix, a ritmo de bulerías. Todos ellos, seguramente, acabarían el día en el número 32 (hoy 22) de la calle Virgen del Valle, en el club Dom Gonzalo, donde Gong o Smash quizás tocarían esa noche. Abierto en diciembre de 1967, Dom Gonzalo fue un lugar insólito para la época, casi tanto como que estuviera en Los Remedios. Fundado por Gonzalo García-Pelayo, a la postre vecino del barrio, y regentado por Pipo Clavero y Camilo Tejera, ambos

entonces comprometidos estudiantes universitarios y con el tiempo personas de peso en la ciudad, el club se convirtió muy pronto en lugar de encuentro de la juventud sevillana más inquieta. Dom Gonzalo destacó sobre todo por su música (rock and roll, soul y psicodelia). Paco Cervantes era el DJ. El local, un antiguo almacén, fue acondicionado para la ocasión por los futuros arquitectos de renombre Cruz y Ortiz. Un gran póster de Ernest Hemingway daba la bienvenida al club, que en 1969 tuvo que ser traspasado (la sala pasó entonces a denominarse Aquarium) por culpa de las constantes protestas vecinales, que obligaron a su cierre en varias ocasiones. Al fin y al cabo, la policía tuvo alguna que otra vez que intervenir el local por culpa de los americanos. Porque, sí, “más de un americano vivía en el barrio”. “Más de una vez había presenciado, desde lo más lejos posible, aquellas broncas espectaculares que duraban el tiempo de llamar por teléfono. En menos que se dice, aparecía la policía militar, daba una paliza al metepatas y lo metían en el coche camino de la prevención. Con los americanos, ni bromas”, escribía Ferrand en su novela. Americanos procedentes de las bases militares de Rota, Morón de la Frontera o San Pablo que luego se asentarían en Los Remedios. “Hay un bar americano ahí detrás, que no cierra. Echa las puertas, pero no cierra en toda la noche, ¿me entiende usté?”, alertaba Castro a Tirso, seguramente refiriéndose a Sloppy Joe’s, abierto en 1962 por Silvia de la Vega, que había trabajado de secretaria en la base de Morón, y Guy Hahn, piloto retirado que, se decía, combatió en Vietnam. Aquella fue la primera pizzería y hamburguesería que hubo en Sevilla y ahí sigue, en la calle Asunción. El nombre coincidía con el del mítico restaurante que Ernest Hemingway regentó en Cayo Hueso. Acodado siempre en la barra, con sus dos metros de altura y su acento chicloso, Guy retaba a los más pequeños. Si eran capaces de terminarse entera su hamburguesa, el refresco corría por cuenta de la casa. Al mediodía era fácil encontrarse por allí a Alfonso Eduardo Pérez Orozco, estrella entonces de una radio musical diferente gracias a programas como Hit Parade, Es grande ser joven o Explosión 68. También se dejaban ver por el restaurante

algunos miembros del grupo de teatro Esperpento, que contaba con una facción en Los Remedios (Pedro ÁlvarezOssorio vivía entonces en Virgen de Loreto). Su relación con el barrio no acababa además ahí, pues en 1970 utilizaron ocasionalmente la sala Aquarium (el antiguo Dom Gonzalo) como lugar de ensayo. Junto a Sloppy Joe’s, el otro gran vestigio de la época que queda en funcionamiento en Los Remedios es la “cabellería” de don Curro, conocida por todos como Silver Barber: “Tijeras de plata para un público de oro”, rezaba de hecho uno de sus múltiples eslóganes. Abierta en 1964 en la esquina de Virgen del Valle con Fernando IV, es hoy no solo una peluquería, también un mausoleo de cachivaches y recuerdos. “El maestro estaría por aquellas horas dándole a la guitarra eléctrica (…). El maestro peluquero tenía, para desconcierto de sus clientes, una abundante melena. Era joven y muchas noches, a la hora de cerrar, se quedaba en la barbería junto a otros más o menos de su edad, para discutir sobre música de conjuntos. Algunas veces se llevaban el tocadiscos, lo ponían encima de uno de los sillones giratorios y escuchaban tres o siete veces la misma grabación hasta que iban sacando a flote cada uno de los detalles, porque aprendían así, de oído y a fuerza de repeticiones”. Aquellas veladas musicales encontrarían pronto su sitio en el bar Los Amigos, que abriría en 1973 el mismo don Curro a la espalda de su peluquería, y donde más de uno pudo encontrarse a Silvio en el lado más insólito de la barra: sirviendo él copas, de camarero. “Tabernícolas” decía siempre el peluquero que fueron. Hoy la peluquería se encuentra hermanada con aquella de Penny Lane a la que cantaron los Beatles, donde se mostraban fotografías “de todas aquellas cabezas que habían tenido el placer de conocer”. Igual hacía don Curro con sus clientes, entre los que en algún momento se pudieron encontrar artistas y nombres de la cultura tan relevantes como Ricardo Pachón, Chus Cantero, Pive Amador, Pedro García-Mauricio, Julio Manuel de la Rosa o Josele, Benito y Máximo Moreno, todos ilustres habitantes de Los Remedios, “el barrio de Madrid más bonito que ha tenido Sevilla”.

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Con la noche a cuestas


La frase es de Antonio Burgos, uno de los más fervientes admiradores del barrio. De sus bares, de sus cafés, de su vida diurna y nocturna, incluso de su estética, por más criticada que ésta haya sido en las propias escuelas de urbanismo y arquitectura. Hablaba, claro, de Los Remedios de finales de los setenta, poco antes de que sus odiados “punkis” (Dogo y compañía) abrieran el Flash y tomaran la calle Monte Carmelo.

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Pero a Burgos no le faltaba razón. El barrio llegó a tener una bulliciosa vida de capital sepultada, eso sí, bajo el cemento de numerosas construcciones funcionales que lo afearon todo. Con todo, en Los Remedios se construyeron, a finales de la década de 1950, algunos de los edificios más modernos e interesantes de la ciudad. Solo hace falta fijarse. Por ejemplo, si uno entra por la plaza de Cuba, podrá admirar, en primer lugar, los mosaicos de Carlos Pascual de Lara y José Antonio Garmendia Gil, que decoran los portales 5 y 6, respectivamente. Por su parte, en los interiores de los portales 3 y 4, si el portero lo permite, se pueden disfrutar de unos impresionantes murales pop, obra de Santiago del Campo. Ya en la calle Asunción resulta obligatorio detenerse en los números 18-20, proyectados en 1957 por Ricardo Espiau Suárez de Viescas, quizás el gran arquitecto de Los Remedios, con sus muy interesantes terrazas y cerrajerías ovaladas y burbujas de pavés de colores. También de Espiau, con la colaboración de José Granados, es el conjunto de edificios más conscientemente contemporáneo

del barrio, el llamado Las Equis, de 1956: dos edificios de viviendas (con forma de X) sitos en la manzana 61, entre las calles Virgen de la Antigua y Fernando IV, en los que a nivel estético destacan las onduladas marquesinas que coronan cada puerta de entrada así como los alambicados dibujos geométricos de las celosías de cristal que separan las terrazas. Las cerrajerías del bloque situado en Virgen de Lujan 20, obra del arquitecto Eduardo Baselga Neyra, son también un interesantísimo ejemplo de diseño geométrico decorativo. De fuerte inspiración mondrianesca, las estructuras de acero que conforman dichas cerrajerías se construyen a partir de una serie de pequeños rectángulos de colores (azul, blanco, rojo, amarillo). La puerta de entrada al edificio, construido en 1959, es todo un cántico a la modernidad. El número 10 de Virgen de Setefilla, construido en 1955 por el arquitecto Juan J. Suárez Aller, se presenta como toda una anomalía estética dentro de Los Remedios. La entrada a este modesto edificio de viviendas se encuentra profusamente revestido por una cerrajería muy avanzada para la época, de formas sinusoidales. La fachada se encuentra a su vez decorada por interesantes mosaicos de cerámica geométricoflorales. Cerca de allí, en 1962, comenzaría a fraguarse el que quizás sea el edificio más singular del barrio, tanto por su estética como por su uso: la Iglesia de Nuestra Señora de Los Remedios. Proyectada por el arquitecto Roberto de Juan Valiente, con fachada obra del escultor José María Subirachs y vidrieras del pintor José Caballero, la parroquia, terminada en 1967, se erige hoy día como una referencia única dentro de la arquitectura religiosa sevillana, pudiéndose observar en ella influencias directas de Mies van der Rohe.

Todas estas construcciones ponen de manifiesto que por más que Los Remedios se construyera de forma escalonada en el tiempo, participando en dicho proceso distintas empresas promotoras y arquitectos, el barrio mantuvo en sus inicios cierta intencionalidad estética, vanguardista incluso, acorde en todo caso con los tiempos. Lo anterior convirtió al vecindario en el más moderno de la ciudad. También en el más caótico. El propio alcalde de Sevilla, José Hernández Díaz, así lo declaró públicamente en 1965 calificando su trazo urbanístico de “desastre”, por su falta de aparcamientos y zonas verdes, problema éste último que no se palió hasta 1973, con la construcción del parque de Los Príncipes (otro gran ejemplo de modernidad), obra del arquitecto Luis Recasens y el jardinista José Elías. Aun así, el verdadero “desastre” de Los Remedios se produjo en el seno del propio Ayuntamiento, al dejarse éste engatusar por el afán especulador de algunas promotoras, ávidas por hincarle el diente a la conocida como barriada Laffitte. Situada al final de Juan Sebastián Elcano, sus terrenos se ubicaban cerca de donde el proyectado puente de El Generalísimo debía desembocar. En 1965 se ordenó gubernamentalmente que más de mil vecinos, la mayoría de clase obrera, fueran expulsados de sus casas (la barriada, humilde, se calificó como chabolista) y reubicados en el polígono San Pablo, quedando el camino expedito para que, al poco, Franco pudiera pasearse triunfante por esos terrenos durante la inauguración del puente que llevaba su nombre, y hoy el de puente de Los Remedios. Estatuas y jardines Desde la ventana de su casa, en la calle Juan Sebastián Elcano, Manuel Ferrand seguro que fue testigo del

desmantelamiento de la barriada Laffitte. También, por qué no, de la inauguración del puente de El Generalísimo, así como de la construcción de la Glorieta de las Cigarrera sus parquecitos colindantes. Los jardines que conforman dicha zona verde llevan hoy de hecho su nombre, en merecido homenaje a quien tanto escribió sobre la naturaleza en Sevilla. Desde aquella ventana, Ferrand imaginó su novela en la que de fondo un barrio se desperezaba y una generación tomaba el relevo de la otra. Desde aquella ventana, Ferrand pudo ver también cómo en 1973 se colocaban en sus futuros jardines Las muchachas al sol, conjunto escultórico muy pop realizado diez años antes por Antonio Cano. Las muchachas volvían así a Los Remedios, pues su primera ubicación había sido la plaza de Cuba. Consideradas en su día el primer monumento moderno levantado en Sevilla, las esculturas recibieron numerosas quejas por parte de los ambientes más conservadores (Romero Murube fue uno de sus principales detractores), por lo que fueron “exiliadas” al parque de María Luisa. Curiosamente, en 1968, el mismo año que Ferrand publicaba Con la noche a cuestas, las estatuas de Cano fueron portada del primer número de la revista musical La Voz del Disco, donde aparecieron sepultadas de discos de vinilo. Sabiéndose luego de la amistad que existió entre Antonio Cano y Manuel Ferrand, uno no puede dejar de elucubrar que el escritor tuviera algo que ver con la decisión de recuperar para el barrio esas estatuas, con las que de alguna manera se cerraba el círculo de la modernidad en Los Remedios. Pero esa novela, y la de cómo todo se fue al garete, la tendrán que escribir otros. Una exposición: Equipo Múltiple (1969-1972) de Quico Rivas.

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REPORTAJE

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El barrio (de Madrid) más bonito que ha tenido Sevilla


OPINIÓN

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LO PRIVADO ES PÚBLICO TEXTO:

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E

Número 16 :

LA MITAD DE LAS ESCUELAS EN SIRIA ESTÁN VACÍAS O DESTRUIDAS

Juan Luis Manfredi

ntre todas las grandes transformaciones de nuestro tiempo hay una que me interesa sobremanera. Se trata de la publicidad de la vida privada, de nuestros comportamientos, gustos, usos y costumbres. Me refiero a la tendencia mayoritaria a compartir y hacer público –hete aquí la raíz de publicidad- qué nos ocurre o qué sucede a nuestro alrededor. Las redes sociales han multiplicado esta capacidad hasta la extenuación, con grupos de mensajería instantánea y redes de imágenes fotográficas que gracias al retoque confunden la realidad con el deseo. La publicidad es efímera, como los mensajes y los intercambios, sin otra finalidad que recoger un instante para pasar enseguida al siguiente. La vida digital efímera se cimenta sobre aspectos privados, por lo que haríamos mal negocio al considerar lo efímero como poco relevante, banal o superficial. Es nuestra vida misma en el espejo deformado del móvil. Esta publicidad activa sucede en la ciudad, el escenario cinematográfico en el que transcurre la mayor parte de nuestra vida. Como escenario, se edita, se recorta, se amplía o se reduce según las necesidades del dramatis personae. Este pensamiento no es tan nuevo ni tan original. En 1969, Kate Millet, la teórica feminista, ya acuñó que lo personal es político en su reconocida obra Sexual Politics, fruto de su tesis doctoral. En 1985, bajo la dirección académica de Philippe Ariès y Georges Duby, se publicaron cinco deliciosos volúmenes intitulados Historia de la vida privada que buceaba en estos comportamientos menos visibles para la ciencia histórica convencional. En el marketing, encontramos ya con referencias permanentes a las tiendas pop-up o las colecciones que duran semanas, cuando no días. Hace solo unos meses, Bansky epataba a la burguesía -es la expresión sesentayochista que se merece- con la autodestrucción de Girl With Ballon tras el abono de 1,2 millones de euros en la galería londinense de Sothebys. Mi reflexión bebe de estas fuentes explora tres grandes transformaciones de lo privado. Las tres son de naturaleza política. O económica. O social. Porque no sé si es posible separar las tres esferas como si no fueran vasos comunicantes de la realidad individual. En todo caso, ahí van mis tres notas. La primera tiene que ver con la capacidad del regulador y el cuerpo legislativo para entender el impacto de sus decisiones en la actividad privada. Es tiempo para pensar cómo se

articula la regulación de los deseos con la protección de los derechos ya adquiridos en la economía industrial. Pienso en la demanda de servicios a través de algoritmos y plataformas que se saltan 150 años de relaciones laborales para crear un mundo nuevo. Por eso, tenemos miedo. Es privado mi empleo, mi seguro social, mi futuro, pero es pública la legislación que sostiene o no el modelo. No encuentro una solución única, pero aspiro a una regulación inteligente, acorde a una sociedad en cambio. La segunda dinámica es la primavera de la diversidad. La acción social más recordada de 2018 será la visibilidad de las demandas feministas en torno al 8 de marzo, porque por fin ha tomado el cuerpo necesario para que no sea una demanda particular, sino un asunto de todos. No será suficiente, pero es un paso de gigante que ahora cueste ver paneles académicos, entregas de premios, decisiones directivas o comisiones políticas sin mujeres. Esta condición privada se expande a otras geografías de la identidad, como son la orientación sexual, la indumentaria, la espiritualidad o participación social. De repente, hemos descubierto que nuestra condición particular es cuestión pública y, por tanto, política. La tercera avenida que se abre es la cuestión de las emociones, el giro afectivo del que habla Manuel Arias Maldonado en su Democracia sentimental. La primacía de la emoción tiene efectos directos en el comportamiento electoral -¿Qué es si no un referendo?– y en el consumo de informaciones. Nos creemos las noticias falsas y la propaganda porque nuestro sesgo emocional nos predispone a querer creer, a querer relacionar logos y ethos. Los nuevos líderes emplean esta gestión de las emociones para beneficio propia con llamadas a la tribu idealizada (Nosotros, el pueblo), con críticas a los intelectuales y los profesionales (¡Qué sabrán en Bruselas de nosotros!) o artificios carismáticos en tuits de consumo fugaz. La vida privada de las emociones, a lo Martha Nussbaum que tanto escribió Sexo y justicia social como Political Emotions, está en la agenda. En nuestras manos está en tales preocupaciones no sean efímeras, sino que inauguren un tiempo nuevo de humanidad política y económica. Lo social lo he dado ya por descontado.

#NuncaSerán Uno de cada tres niños sirios no va a clase Sin educación, los niños y niñas sirios #NuncaSerán lo que sueñan ser. Firma ahora y pide a los líderes que actúen.

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REPORTAJE

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ALMANAQUE POP DEL TIEMPO TEXTO:

Javier González-Cotta

Número 16 :

FEBRERO - MARZO

odos los hemos visto. Todos los seguimos viendo a diario. Se trata de todo ese batiburrillo de carteles y más carteles callejeros, que forman sus bellos mosaicos aquí y allá, casi siempre sobre muros agónicos, comercios cerrados, vallas de contrachapado, fachadas sin vida y oxidadas portezuelas. Es la variopinta, la alegre cartelería de la calle. Una estampación del tiempo que pasa. Para quien la viene contemplando desde la niñez forma parte del almanaque pop del tiempo y, por supuesto, del calendario interior que poco a poco va deshojando sus días.

T

el peluco de un hortera, me llevó a contemplarlo con interés, mientras mi perro procedía a defecar con esa postura y esa carita que siempre se le pone de desvalimiento absoluto. Máxima tasación, decía el anuncio. Pensé, entonces, que comprar relojes de ocasión era lo más parecido a tasar el tiempo, pero un tiempo de ocasión también, que es el tiempo que nos queda, dicho sea todo esto al lírico modo. Miré a mi perro, pero el cánido pareció no entender nada y seguí mi ruta como siempre, creyendo, como siempre, que es el perro el que nos pasea a nosotros y no al revés.

He aquí por tanto, urbanitas y no urbanitas, la gran revolución analógica: carteles, carteles y más carteles encolados. Casi siempre suelen anunciar fechas de conciertos, giras, festivales, discos de cantantes y tunantes, tributos musicales, funciones de teatro… En primavera, pero no necesariamente ya en la época florida, solemos toparnos con los carteles rosa fucsia del Gran Circo Mundial, que anuncian, de año en año, los nuevos números de los transformadores rusos, de los trapecistas y malabaristas, del inefable hombre-láser o, cómo no, de la gran Miss Aurori (sin duda nuestra diva favorita y ensueño de nuestras poluciones más inocuas). A veces, entre tanto cartel, se cuelan los anuncios de alguna que otra academia, no importa si de manicura, si de idiomas, si de quiromasajes o si de especialistas en branding. A veces, también, se cuelan en el mosaico callejero algunos reclamos chillones de COMPRO ORO. Resultan de lo más indiscretos, lo que viene a ser una cruel paradoja, ya que el acuciado transeúnte que observa el reclamo pide discreción para sí mismo, primero, y ante los demás, después.

Repasemos ahora, siquiera alocadamente, el mapa de los lugares donde es visible el tesoro, el almanaque pop del tiempo en la ciudad. Cada cual retiene en su memoria estos focos de gran poesía analógica. Cae así uno en la cuenta, por ejemplo, del largo lienzo de pared que da a la rotonda de la Barqueta. O recuerda la calle Águilas, casi frente a la ojiva de San Esteban, donde la fachada de una farmacia hoy cerrada aparece totalmente empapelada por los cromos gigantes. Más adelante, hacia la Puerta Carmona, llegamos a la Ronda y a la zona de la Florida. Sin duda toda esta parte aledaña a la Florida, con su gran manzana huera y sin uso urbanístico, es uno de esos enclaves donde el almanaque pop del tiempo convierte lo feo y desabrido en un estilo de permanencia triunfal. Tiras y más tiras de carteles que recubren casi toda la manzana siniestra y, sin embargo, tan embriagadora. Como decía al principio, ahí están y ahí no están. Visibles pero invisibles. Visibles porque, en efecto, podemos verlos. Pero invisibles porque mucha gente insensible pasa por delante y no los ve. Sin duda, esta manzana de la ciudad concentra altos índices de nostalgia cómplice.

Aparte del amarillo de COMPRO ORO, a veces nos topamos también con el anuncio de alguna joyería. El anuncio nos tienta con su compra-venta de relojes de ocasión, prometiéndonos el servicio perfecto: máxima tasación, pago al instante, máxima discreción. Que yo recuerde ahora, el anuncio repetido de Joyería Ojeda por los muros, con sus relojes grandes como

Ni que decir tiene que otra de las mejores obras del calendario pop se halla en la doble fachada que el desvalido edificio de Aníbal González tiene por la calle Amor de Dios y por Trajano. El tono almagra del ladrillo, aquel rótulo del viejo Cine X y los papelones que embalsaman las fachadas que dan a la acera siempre formaron un todo, como un fosfón

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Ahí están, pero como si no estuvieran. Tanto da. Presentes pero ausentes. Visibles pero invisibles. Insurrectos pero sumisos. Mudos pero dicharacheros. Coloridos pero a la vez decolorados. Nuevos pero, ay, tan pronto ya anticuados. Y, sin embargo, ahí están, como acabo de decir: estando sin estar, anunciando el tiempo y el olvido, que no es sino el haz y el envés de toda existencia, lo que va de la placenta al último vahído.


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De igual modo, llegando a la Alameda de Hércules, se observan otros muros desconsolados, que suelen coincidir con los de algún edificio en obras y a medio cubrir por una malla, normalmente floja o roída. Todos ellos están empapelados por citas de eventos al pronto olvidables, por más y más convocatorias, por más y más fechas que, al fin y al cabo, no hacen sino propiciar que uno se evada y recurra a sus cavilaciones más declaradamente felices. El concierto de Vetusta Morla lo anuncian para el 24-25 de mayo de ¡2019! Pero, ¿estaremos vivos para entonces? Es más, ¿habremos sobrevivido a la Navidad? ¿Saldremos al fin crucificados por el tiempo en algún paso de Semana Santa y punto y fin? Otras veces sucede que tal o cual concierto ya ha pasado, como los del pesadísimo Manolo García. Pero el cartel sigue anunciando lo caduco. Tal vez hubo un día en que pensamos que la fecha del concierto de Manolo García quedaba lejanísima, como un aerolito del mañana, trémulo pero bonito, visto a distancia. Y, tal vez, pensamos con alegría en lo mismo que ahora pensamos con Vetusta Morla. ¿Y si estaremos muertos para entonces? Pero no, hemos resucitado. De hecho, por razones irónicamente terrenales, no nos queda más remedio que declararnos creyentes en la resurrección. Somos de hecho la pascua del tiempo que nos acompaña. De la cera tiniebla a la luz de albayalde de la vida luminosa. Cierto es que la fecha ya caduca del concierto de Manolo García no ha traído nada fatídico ni ocultaba nada tenebroso o cabalístico. No se ha convertido, como imaginamos con humor y esperanza, en la fecha de nuestro propio responso. Pero ¿y si la fecha de Vetusta Morla para 2019 fuera otro guiño negro, el definitivo? Eso está por ver. En cualquier caso hay que agradecer al almanaque pop que nos haga ver que somos lo más parecido a los cantantes que anuncian su gira entre tanto cartel y entre tanto colorín. Somos el concierto, somos la música, quién sabe si fúnebre, de un mañana incierto. Hace poco se ha celebrado en la ciudad el llamado proyecto Tuenti Urban Art Academy. Ha concitado a varios artistas urbanos, todos ellos al parecer de cierta nombradía. He anotado la visita de Doa Oa, Jaume Gómez, la llamada BTOY, Juan Díaz-Faes, Aleix Gordo, Carlos Callizo y Enric Font. Por riguroso orden, del primero al último, el caso es que no conozco a nadie (ni siquiera a Andrea Michaelsson, alias BTOY). No estoy puesto en el último grito en arte urbano, pese a que siempre me ha atraído el asunto por encima de sus pantomimas y estafas. Me temo que mi tiempo estético quedó tal vez varado, como el viejo ferrocarril, en el cambio de agujas del siglo. Pero no en este último, el que ha ido del homicida siglo XX al XXI, del que queda comprobado que es “el de la era de los tontos impacientes” (Fellini). Me temo que hablo del otro cambio de siglo, el que fue del XIX al XX. Quizá fuese Jules

Laforgue (1860-1887) el primer poeta que ofreció su mirada a los despojos que ofrecía la ciudad, la urbe moderna, recrecida y mutante de antaño. Le gustaba admirar la humedad de los parques, el arcano que insinuaban los cables del telégrafo, los pasajes por donde no pasaba nadie. Aún quedan hoy transeúntes, paseantes, caminadores (expresión ésta deliciosa pero en desuso) atraídos por la escuela de observación urbana que inauguró Jules Laforgue. No necesariamente hay que proyectar la mirada sobre esto o aquello con intención artística (lo cual puede resultar malsano). Simplemente nos vale contemplar la mancha en la tapia, el revoque de una casa, el podrido alcorque de un naranjo podrido. Decía Julio Camba que, de entre los escritores, no había nada peor que los escritores de libros de viaje (él lo fue). Decía que el escritor viajero no valoraba las cosas tal cual eran, sino como susceptibles de ser descritas. Algo parecido puede pasarnos cuando nos detenemos ante un burdo grafito o el reseco chorreón de la verdina en verano, pero que se ha vuelto de color marrón sobre el muro de una antigua iglesia. Julio Cortázar se preguntaba: “¿Pero al fin y al cabo qué es la pureza? Puré y después za”. Pues eso mismo. El grafito es un grafito y no, pongamos por caso, la pintada que nos hiciera pensar en la firma de una conciencia atribulada. De igual modo, el seco chorreón de la iglesia no es más que una mancha sin mayor historia, que no evoca los inviernos, ni la lluvia borgiana que, como todo el mundo sabe, siempre sucede en el pasado. No obstante, guiñando en la distancia a Oscar Wilde, sabemos que somos falibles y que podemos resistirlo todo, menos la tentación. Por eso no podemos evitar mirar las cosas no como son, sino como su filosófico remedo. Me pregunto, retomando a Laforgue, qué habría escrito hoy en sus poemas, a menudo raros e ilegibles, acerca de lo que nos viene ocupando aquí: el almanaque pop del tiempo. Obviamente el concepto pop, como término estetizante, no existía aún en aquella época de primeras modernidades urbanas. Pero, puestos a imaginar, los bancos humedecidos del parque del Luxemburgo de París debieron propiciarle el mismo placer estético con el que ahora observamos los carteles recién puestos y encolados por la Florida o en los bajos macizos del puente de San Bernardo (otro espacio para la cartelería en el que no había reparado). No sé si es mucho imaginar y mucho comparar. Dejémoslo ahí. Hay otra cosa que también me he preguntado cuando observo el triunfo analógico que suponen estos muros y vallas, siempre saturados de carteles, no importa si nuevos o ajados. Como hemos visto, la mayoría obedece a citas para espectáculos de variada laya, si bien predominan los conciertos, los tributos musicales, las promociones de discos (algo inaudito en plena era digital). Uno se pregunta por qué estos espacios mortecinos no sirven como democrático soporte para otros anuncios, digamos que más útiles o prosaicos. Pienso, así a bote pronto, en un montón de carteles repetitivos, a modo de ráfaga impresa, en los que apareciera el reclamo de un brillante agente inmobiliario, con su fotografía, su nombre y el de la agencia, con los servicios que presta, el número del móvil, etcétera. Más de una vez, andando al buen tuntún, nos hemos topado con un cartel de venta de un inmueble, de cuyos balcones cuelga

el mismo reclamo, con los mismos detalles específicos, pero en pequeño (sobre todo nos gusta escudriñar la cara del agente inmobiliario). ¿Por qué no aparecer en formato grande, a media sábana? Imaginemos al imaginario Andrés Quintana, dueño de una imaginaria inmobiliaria, de nombre imaginario: Home Friendly. ¿Y si de pronto nos encontráramos un buen día con el agente inmobiliario Andrés Quintana? ¿Y si viéramos su anuncio repetido por fachadas clandestinas y vallas de contrachapado? Su rostro sería lo más parecido a una impactante metralla de fotomatones, pero a escala XXL. Parece de hecho que lo estamos viendo ya. El cráneo raso, puesto que Andrés está calvo. Gafas de montura un tanto curil, discreta en cualquier caso. Y bajo los lentes, pues esa mirada experta, amparada por una sonrisa de confianza. Y quien dice Andrés Quintana dice también la imaginaria Eva Laguna, cuyo posado, con los brazos cruzados y la jeta amable y descansada, nos remite a esa misma sensación que propaga el lienzo callejeril de su colega: Eva, Eva Laguna también merece nuestra confianza. Lógicamente el amigo imaginario y la amiga improbable se exponen a un alto riesgo de exposición mediática (ríanse de influencers y celebrities). No es de descartar que los pintarrajeen a los dos, probablemente con saña y mal gusto. Al pobre Andrés le podrían poner un diente negro cariado, una parche pirata o un ojo, el que queda libre de mácula, repintado y empastado con largas pestañas, al modo de un Ocaña de la vida o de algún que otro transexual cabaretero. Y a ella, a nuestra pobre Eva, quién sabe si le pondrían un grano indecente en la nariz, incluso un pene aún más indecente en su apacible boca. Hay que valorar los pros y contras que ofrece el democrático soporte de la fama. De igual modo, puesto que la geriatría ya es un gran nicho de empleo (en 2050 España será el primer país más longevo), en estos muros, fachadas y vallas podrían figurar otros carteles igualmente informativos. Digamos que anuncios o avisos de servicio público, con fotografías de hombres y mujeres con experiencia samaritana en la atención a ancianos, a enfermos postrados, a discapacitados mentales. O, por qué no, carteles de profesores particulares, de lectores para enfermos o invidentes, de practicantes a domicilio, de planchadoras, de vendedores de joyas y bisutería, hasta de pitonisas y nigromantes. Oficios, labores que creíamos ya extintos o moribundos. El transeúnte, a poco que sea sensible, se pararía a contemplar sus retratos y leería los servicios que prestan, el grado de cualificación que alcanza el practicante o la pitonisa. Y no sólo los peatones, también los conductores que esperan a que el semáforo se ponga en verde, renunciando a echar mano del móvil, lo que contribuiría, todo hay que decirlo, a la gran fraternidad analógica que habíamos perdido. ¿No sería bonito? Al menos, a mí me parece que sería un magnífico retal ficticio para una novela de Luis Landero. El landerismo, lo llamamos. Alguno podrá protestar diciendo que todo esto nos lleva a desvirtuar la esencia del almanaque pop del tiempo. Podría ser. Sería mejor dejar el almanaque pop tal cual, con sus actuales atributos, como parte de nuestra rutina óptica, como la naturaleza muerta que es y debe seguir siendo. Pero aún así, la tentación de la novela, del landerismo literario,

continuaría ahí, como agazapada, aguardando al milagro de la transfiguración, igual que la del mismísimo Señor Jesucristo sobre el Monte Tabor. Me explico. Pensemos ahora, pero en versión profana, en el milagro de otra transfiguración: tocar, sentir el radiante espíritu de las musas (o de los musos, que para eso son tiempos de igualdad). Y hacer visible y táctil ese mismo espíritu, atrayéndolo, moldeándolo poco a poco, hasta domarlo, hasta reconvertirlo en materia definitiva. Y de ahí, pues negro sobre blanco: habemus novela. Y todo gracias al almanaque pop del tiempo, a su mágica pócima. Porque, por otra parte, ¿quién es quién en este palimpsesto de carteles? ¿Quién es quién en este abigarrado portfolio de artistas y cantantes? Claro está que muchos y muchas de los que aparecen en las fotos de estudio responden a artistas consagrados. Enseguida reconocemos a Andrés Calamaro, con su pelucón africanoide y sus gafas negras. O, por mucho que cambie de afeites y de peinado, al tal Melendi (no por cambiar de imagen cambia el talento). O a Vanesa Martín, a quien jamás hemos escuchado nada pero que sabemos que es ella. Otras veces, si nos detenemos un poco frente al altarcillo de la fama, reparamos en la imagen de Fran Cortés, en la de Ely Silva, en la de Lorenzo Cobo, en la del dueto de las Sky Sisters. Pero no hagamos trampas sibilinas. Porque Fran Cortés es un tipo que existe y dice ser el hijo de Chiquetete. Y la señorita Ely Silva y su nuevo disco ya a la venta, ‘Indomable’, sí que existen también. En cambio ni Lorenzo Cobo ni las Sky Sisters existen, son nombres trompeteros, pero inventados. Así y todo –y he aquí de nuevo el prodigio–, Lorenzo Cobo y las Sky Sisters nos parecen que siempre han existido de toda la vida, a diferencia de Fran Cortés y de la indomable Ely Silva, de quienes no sabíamos apenas nada o nada absolutamente. ¿No resulta prodigioso? Toda esta fantasía, todo este polvo de estrellas, lo propicia el almanaque pop del tiempo. No hemos hablado de la vieja cartelería electoral, la que solía cubrir paredones y largos muretes. Tampoco de los tablones de anuncios en la universidad. Ni de las heroicas cabinas de teléfono, sobre las que suelen pegarse de forma codiciosa pequeños avisos urgentes. Otro día hablaremos de estos otros mosaicos de la calle. Quedémonos con nuestro referente: el calendario pop de un tiempo pop. Disfrutemos del encantador aroma a regresión analógica que nos invade cuando nos topamos con sus carteles por las calles, ya sean visibles o invisibles, estén presentes o ausentes, sean mudos o dicharacheros, etcétera, etcétera, etcétera. Todo al gusto de cada cual, según su actitud, sensible o desdeñosa. El paisaje urbano quedaría incompleto sin la hermosa agonía muda que los reúne en los puntos muertos de la ciudad. El día que desaparezcan los echaremos de menos. Entonces, nos daremos cuenta de que algo falta en el bosque del viandante urbano, como dice Claudio Magris, con todo lo que este espacio boscoso tiene de coro y de soledad. -

Un libro: The Small Stakes: Music Posters de Jason Munn.

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REPORTAJE

de vieja postal o, por mejor decir, una albúmina del tiempo ido. Menos mal que nos reponemos pronto y espantamos la nostalgia con aspavientos (igual que espantamos el olor a caca de nuestro perro cuando la recogemos con sincero amor). “La nostalgia es una masturbación moral y mental”, decía Mark Twain. Aun siendo verdad, cuántas veces, cuantísimas veces nos masturbamos.


ANÁLISIS

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ADIÓS A LA RADIO TEXTO:

Óscar Gómez

E

n la partida de nacimiento de la radio aparece consignada la fecha del 27 de agosto de 1920 como la de la primera emisión, desde el Teatro Coliseo de Buenos Aires. Es el día del nacimiento oficial de este medio de información y de entretenimiento que tuvo durante todo el siglo XX un auténtico poder transformador de la sociedad. Los grandes receptores de válvulas comenzaron a integrarse en elegantes muebles que ocupaban el centro de los salones. Las familias se unían en torno a la radio, pero la verdadera expansión del medio llegó cuando se consiguió reducir el tamaño de los sintonizadores mediante transistores, e incorporarlos al coche. ¡Se podía viajar escuchando noticias y música!

Número 16:

FEBRERO - MARZO

Pasaron los años y llegó la primera amenaza de muerte para la radio: en los años 50 era común escuchar que la recién nacida televisión acabaría con ella. Pero no ocurrió. De la misma manera que el cine no acabó con el teatro. Ni con las novelas. En cuestión de entretenimiento o de información, casi todo llega para quedarse y casi nada termina por desaparecer, sino por modificarse. La radio se enfrenta ahora a una nueva amenaza, doble, en la que se establecen algunas curiosas analogías con sus primeros tiempos. En primer lugar, nos encontramos ante un nuevo apagón analógico, como el que nos obligó a adaptar nuestras antenas de televisión a la TDT mediante decodificadores. En el caso de la radio, se trata del DAB (siglas en inglés para Transmisión Digital de Radio) que ofrece ventajas para oyentes y emisoras como la mayor calidad de la recepción o el hecho de que una emisión pueda codificarse para ser escuchada con independencia del lugar en el que se encuentre el receptor. Y de la misma manera que

ocurre con la televisión digital, no hay interferencias. Se oye, o no se oye. El apagón de las frecuencias FM ya se produjo en Noruega en 2017, y en Alemania está proyectado para 2025, aunque la decisión no ha sido tomada en firme todavía. Pero para escuchar DAB se hace necesario contar con receptores específicos (el precio de uno de bolsillo de calidad media ronda los 60 euros) o con adaptadores de antena para los vehículos. La pregunta es: unos años después del apagón analógico ¿vemos televisión a través de la tecnología TDT? Cada vez menos. La irrupción de las plataformas digitales, que integran las señales de televisión además de un extenso catálogo de cine, series, programas específicos y documentales, ha hecho que los consumidores pasemos al siguiente estadio: el del consumo a la carta, prescindiendo de las emisiones en directo, por ejemplo de las emisiones deportivas específicas, que también se incluyen en la oferta de esas plataformas. Cabe pensar, por tanto, que lo mismo ocurrirá con la radio: que saltaremos directamente de la FM al podcast, pasando de puntillas por el DAB. Principalmente porque el hábito de consumo de radio cae en las estadísticas mes a mes por una cuestión generacional: la generación Y no se sienta delante de la televisión, sino que la consume en internet, a la carta, en Youtube. Y de la misma manera no escucha la radio, sino que se encuentra con formatos podcast en Spotify, junto a la música que centra sus preferencias de entretenimiento. ¿Tiene sentido entonces que las corporaciones de radio hagan inversiones millonarias en la adaptación tecnológica al audio digital, instando también a los oyentes a adaptarse al nuevo formato? ¿O quizás es más lógico que la adaptación sea a la

producción de podcast nativo, para lo que ni radios ni oyentes deben emprender una transición tecnológica? La analogía con la experiencia de la TDT en el ámbito de la televisión parece indicar la segunda opción como más favorable. Con la excepción de Podium Podcast, la plataforma del Grupo Prisa, que produce formatos de ficción, análisis, grandes reportajes o recupera emisiones históricas, las empresas radiofónicas se resisten a dar el paso de producir podcast que no sean simplemente la programación convencional troceada y alojada en la web, con formato de radio a la carta. En ese contexto, y con un crecimiento exponencial de descargas de podcast al smartphone que todos llevamos en nuestro bolsillo, son otros los actores que entran en escena: podcasters aficionados que producen programas dirigidos a un público específico, de nicho, y que llegan a obtener interesantes ingresos por publicidad en sus canales; plataformas independientes como Cuonda.com, que producen contenido propio pero también alojan podcasts de referencia, creando una oferta completa para el oyente, comunicadores a los que la crisis de viabilidad de los medios de comunicación ha reciclado en freelancers o en consultores que ya empiezan a ofrecer el formato podcast dentro de su catálogo de servicios para clientes. El futuro inmediato del podcast ofrece, como se adelantaba al comienzo de este análisis, varias curiosas analogías con la historia de la radio en sus albores. La primera de ellas tiene que ver con el coche: de igual modo que la incorporación de sintonizadores AM y FM supuso la verdadera expansión del medio en el primer cuarto del siglo XX, es más que probable que el hecho de que la eclosión del podcast venga por la incorporación de conexión de datos a la práctica totalidad de

los vehículos, a medio plazo. En las encuestas sobre consumo de audio digital, la conducción ocupa los primeros puestos de actividad complementaria junto a la cocina o a la práctica de algún deporte. Y es esa una de las principales ventajas del formato: que no requiere atención visual permanente, y por tanto puede simultanearse con otra actividad. Otra de las similitudes entre la evolución de la radio y del podcast tiene que ver con el papel de los periódicos. Con la aparición de la difusión de noticias a través de las ondas, los medios impresos vieron peligrar su hegemonía informativa, y enseguida se apuntaron a incorporar estaciones de radio para aprovechar la confianza de los lectores en su marca. Tan es así, que se considera que fue el rotativo The Detroit News quien puso en funcionamiento la primera emisora, en el mismo año en el que nacía la radio. Ahora, y ante el hecho de que las empresas dedicadas a la radiodifusión parecen no estar preocupadas por su continuidad, y de que participan de manera tímida en el debate del podcast (salvo las excepciones descritas unos párrafos atrás), son de nuevo los periódicos; los digitales nativos o las ediciones en internet de los diarios impresos, los que están incorporando formatos de información y de entretenimiento a sus propuestas para los lectores. Es más que probable que a la radio le queden apenas unos años de vida, pero no en cambio al consumo de audio digital, que está adquiriendo día a día un incuestionable protagonismo. De eso se está encargando el smartphone, que nos está acostumbrando, de nuevo, a que una máquina nos hable. Una recomendación: Las fotografías de Miguel Morenatti.

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Circunstancias tecnológicas y de hábitos de consumo hacen que la radio tal y como la conocemos desde 1920 tenga los días contados, apenas un siglo después de la primera emisión. ¿Es el DAB el futuro, o nos pasaremos directamente al podcast?


HISPATALENTOS

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LA VOZ DE LAS CATEDRALES -

TEXTO:

i+D

Fátima Ramírez

A

trás has dejado los ruidos de la calle, el bullicio multilingüe de los turistas y el rugido los motores de los coches. Cuando traspasas el dintel de la puerta, el ambiente te sobrecoge. La luz se vuelve tenue, el frío te eriza la piel y el aroma a incienso te transporta a otro universo. Agudizas los sentidos y entonces, solo entonces, comienzas a ser consciente de que acabas de viajar en el tiempo.

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Quizás no te hayas dado cuenta, pero la Mezquita de Córdoba tiene voz, una voz ronca y melódica, como la de un cantante de acordes rotos por el humo de las noches. Una voz que envejece a lo largo de los tiempos, que dejó atrás su cantarina armonía de niña mora para pasar a la sonoridad de cristiana blanca, como reza el himno compuesto por Medina Azahara. Entre sus paredes todo se vuelve distinto y las voces y la música no podían ser menos. Miles de veces hemos leído o escuchado que la Mezquita de Córdoba es un compendio de arquitectura islámica, gótica, renacentista y barroca. Pero este amalgama de estilos no solo se refleja en la visión que hoy, 1.200 años después, tenemos de este santo lugar, también queda patente en la sonoridad que custodia el templo. ¿Que cómo lo sabemos? La respuesta, como casi siempre, está en la ciencia. Un grupo de expertos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla, liderados por el Catedrático Juan José Sendra, ha desarrollado un estudio en el que determina cómo la reverberación, la claridad o la definición de los sonidos se han visto modificados a causa de los distintos cambios arquitectónicos que ha sufrido la catedral.

“Este trabajo permite descubrir cómo era el sonido en el interior de uno de los edificios más representativos de la arquitectura patrimonial en España, la Mezquita Alhama de Córdoba. Tanto en el espacio original como en las diferentes ampliaciones y transformaciones que han derivado en la actual catedral cristiana. Sonidos que han desaparecido por las transformaciones que se han producido en el espacio original”, asegura Sendra, quien nos introduce de esta forma en la arqueología acústica, un estudio que “permite recrear el sonido de espacios notablemente transformados, así como evaluarlo a través de la denominada percepción subjetiva. Y lo hace a partir de la indagación en sus características espaciales y de uso a lo largo de su historia.” Para ello, el equipo de investigadores sevillanos ha generado modelos sonoros “que reconstruyen el espacio original y sus sucesivas transformaciones en las diferentes etapas históricas” realizando a partir de ello “simulaciones acústicas”. Estas simulaciones están basadas en “mediciones acústicas en el espacio actual, es decir, el consecuente de todas esas transformaciones”. En el caso de la Mezquita, la fuente sonora fue situada en el mihrab y se distribuyeron puntos receptores o micrófonos en el espacio ocupado por fieles en las diferentes configuraciones espaciales. “A partir de las simulaciones de los modelos acústicos se ha obtenido la respuesta al impulso en cada uno de los puntos receptores. Deduciendo los parámetros acústicos más relevantes de cada configuración espacial. Simultáneamente se han generado señales de audio que permiten experimentar, subjetivamente, el sonido

percibido en uno de esos espacios”. Gracias a estas simulaciones sonoras, el equipo de Juan José Sendra ha podido constatar que la reverberación de las primeras palabras que se pronunciaron bajo los arcos de adobe, no tienen nada que ver con el menor susurro que se escuche a día de hoy. El estudio de los investigadores asegura, a su vez, que el templo se construye, en el reinado del primer emir omeya Abderramán I, priorizando su funcionalidad, ya que “responde acústicamente a los requerimientos litúrgicos islámicos”. Sin embargo, la acústica comienza a modificarse a causa de “las sucesivas ampliaciones por repetición que sufre el edificio para dar cabida a aun mayor número de fieles” lo que produjo “una clara variación de la percepción sonora de la mezquita”. Uno de los momentos en los que el templo vio alterada su sonoridad fue con la ampliación que se realizó en tiempos de Almanzor, este “aumento del espacio, primero en profundidad y luego lateralmente, supone una merma de las condiciones acústicas para los fieles más alejados del mihrab”. Una alteración que desde el punto visual “resulta homogénea” y que “sin embargo posee una apreciable multiplicidad sonora”. Pero la mayor modificación del templo se produjo tras la reconquista cristiana en 1236, cuando el rey Fernando III de Castilla ordena convertirla en catedral católica, lo que hace que el espacio sea “una unidad arquitectónica compleja” con

una multiplicidad de lugares sonoros. Características que ya podrían haber influido en su declaración como Bien de Interés Cultural (1882) y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (1985). El equipo de investigadores que han participado en el estudio encabezado por Juan José Sendra forma parte de Arquitectura, Patrimonio y Sostenibilidad: Acústica, Iluminación, Óptica y Energía, un grupo de profesionales de la Universidad de Sevilla que, desde hace más de una década, trabaja “para incorporar la dimensión inmaterial a la valoración patrimonial de los edificios. Queremos recuperar el sonido de los espacios interiores de los edificios patrimoniales”. De todas sus publicaciones hay un ámbito que destaca sobre el resto, donde la historia ha moldeado sus muros según los caprichos del momento y que, generalmente, presentan un buen grado de conservación a la par que son “uno de los tipos más representativos, las catedrales”. Por ello, han evaluado la sonoridad de numerosos templos españoles y, principalmente, andaluces. Como las catedrales de Sevilla, Granada, Málaga y Jaén a las que ahora se suma Córdoba. Gracias al trabajo de estos arquitectos quizás, de otros 1.200 años, alguien querrá volver a escuchar bajo los arcos de Córdoba lo que decimos ahora. -

Una canción: Dame una noche de asilo de Jorge Drexler y Mon Laferte.

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Un grupo de investigadores de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla ha desarrollado un estudio en el que determina cómo los distintos parámetros sonoros se han ido modificando en la Mezquita de Córdoba a lo largo de la historia.


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Número 16:

FEBRERO - MARZO

Disponen de una gran flexibilidad de horarios, con una amplia oferta diaria de clases para cada nivel, ya sea por la mañana, al mediodía o por la tarde, de lunes a viernes, de 9:00 a 22:00 horas, y sábados, de 10:00 a 15:00 horas. El alumno decide el día y la hora de sus clases a través de un área privada del e-campus donde las puede reservar incluso hasta con 2 semanas de antelación.

Social Club.

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OPINIÓN

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CONTROL REMOTO TEXTO:

E

Juan Antonio Bermúdez

l mismo día que cerraron la administración que había en el número 17 de la avenida, comenzaron las obras en el local del número 18. Justo enfrente.

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Gómez de la Serna decía que Admón de Loterías es un nombre bíblico más que una abreviatura. El otro Ramón, el dueño de la Admón de Loterías que había en el número 17, tenía una larga barba turbia que se le derramaba casi hasta la altura del séptimo par de costillas verdaderas. Ante aquel busto de patriarca de las doce tribus, yo pensaba a menudo en greguerías y me costaba concentrarme en el pronóstico del Compostela-Hércules. En el número 18 hubo al menos durante un cuarto de siglo una sucursal de una caja de ahorros. Antes de la última crisis, había cola a su puerta el primer día laborable de todos los meses. Los jubilados conquistaban con parsimonia las ventanillas, retiraban el importe exacto de su pensión, contaban uno a uno los billetes. Solo cuando estaban seguros de que no faltaba un céntimo, lo ingresaban de nuevo. Era un ritual algo sucio, pero hermoso. En la Admón de Ramón, se resistieron a cambiar las pizarras de tiza por monitores planos.

Número 16 : FEBRERO - MARZO

Siempre anotaban la clasificación en amarillo, desafiando a los traductores traidores de Molière. Pero los equipos que ocupaban los puestos de descenso estaban remarcados en un púrpura trágico que para los béticos, cuando se daba el caso, suponía una doble humillación. En el local del 18, los albañiles fueron destripando la sucursal durante mes y medio.

Vi al final el cartel de una casa de apuestas sustituyendo al de la vieja caja. En la administración del 17, el ventilador y el As eran comunales. Las tertulias saltaban con euforia del menisco de Denilson al cambio climático. Pero si alguien pedía con decisión un bolígrafo, se hacía un silencio de viernes enlutado y se le dejaba en paz con los unos, las equis y los doses. Aún sigo soñando con salir en las portadas de un 23 de diciembre, abrazado a la barba de Ramón, flotando en una cascada de champaña. Lo primero que haría sería producir documentales. Siempre he querido ser un tercer Ramón, el Ramón Acín de mis colegas. Atravesar la boca fluorescente de la casa de apuestas es entrar en una cueva sin misterio. En algunas pantallas, galgos dublineses persiguen a una liebre de metal. En otras, un árbitro le sisa un penalti clarísimo al Guangzhou Evergrande. En un rincón, varias tragaperras cumplen con su nombre. Todo sucede lejos. También los ojos alucinados de los dos adolescentes que le chillan a las pantallas en las que gesticulan los futbolistas chinos. También la sexagenaria que ha dejado aparcado a la entrada el carro de la compra (está vacío, no hay miedo, nadie va a llevárselo) y cambia en monedas tres billetes de cincuenta euros. También el rictus fúnebre del guardia de seguridad que vigila con modorra amenazante. Me gustaría hablar con todos ellos. Saber con qué sueñan, preguntarles qué es lo primero que ellos harían tras el champán. Pero aquí dentro cada uno de nosotros habla un idioma intraducible. Cada minuto aquí dentro es un boleto de rasca y pierde.

Vi cómo un mendigo recogía de la cuba de escombros el sillón reclinable de la directora. Mientras el hombre lo hacía rodar por el paso de cebra, su felicidad desdentada iba dejando un rastro opaco, el eco de las sonrisas que habían firmado tantas hipotecas desde su terciopelo azul.

Su globalización era esto. El colmo de la economía especulativa es esto. Compramos ilusiones cada vez más cortas, cada vez más estrechas y más frágiles.

Vi cómo un chatarrero consiguió encaramar a un carro de supermercado el cajero automático y destartalado, vano como una lámpara sin genio.

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Otros se enriquecen por control remoto.

Una película: La Hurdes, tierra sin pan de Luis Buñuel.


PANORAMA CREATIVO

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LAS MENTES CREATIVAS TAMBIÉN VAN AL GARLOCHÍ TEXTO:

La MUY

L

¿Qué balance hacéis del primero OFFF Sevilla?

(Pablo Vinuesa) Probablemente el mayor éxito ha sido ver la emoción del público, lo bien que se lo ha pasado durante todo el OFFF y los preciosos posts en sus redes sociales. Que la gente haya disfrutado es lo que nos reafirma en que traer OFFF a Sevilla, una idea que podía parecer inicialmente un poco loca, tenía sentido.

Número 16 :

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(Virginia Moriche) El último día de OFFF varios creativos, diseñadores e ilustradores de la ciudad y estudiantes de diferentes facultades y centros educativos se nos acercaron para darnos las gracias por haber traído este evento a Sevilla. Unos días después, coincidí en un bar con otro diseñador de uno de los estudios punteros de la ciudad y me comentó que la celebración de OFFF había colocado a Sevilla en el mapa y, una semana después, tomaba café con un clásico del diseño y la ilustración de nuestra ciudad y me contaba lo que le habían movido los artistas que nos han visitado. Me quedo con eso, con lo que ha provocado en la gente esta primera edición. ¿Cómo se “trasplanta” un festival internacional de creatividad nacido en Barcelona a una ciudad como Sevilla?

(P.V.) OFFF siempre ha sido una cita con carácter abierto, multidisciplinar, y con un enfoque internacional, tanto desde sus primeras ediciones en Barcelona hasta los OFFF On Tour por todo el mundo, incluyendo por supuesto sus ediciones oficiales en Oeiras, París o Nueva York, por lo que el gen mutante lo contiene en su ADN propio. Lo que teníamos muy claro desde el principio, como organizadores locales, era que queríamos aportar la capa de talento de aquí para provocar sinergias y sorprender, con nuestra escena creativa, al talento nacional e internacional.

¿OFFF Sevilla es una buena ocasión para derribar algunos tópicos sobre esta ciudad?

(P.V.) Por supuesto. No estamos en contra de la Sevilla más clásica o tradicional, pero sí estamos convencidos de que es necesario reivindicar otra Sevilla, vanguardista y tecnológicamente atrevida, que puede trabajar hacia el mundo y donde nacen y se desarrollan proyectos que no tienen nada que envidiar a los de cualquier otro país. (V.M.) No me gusta pensar que hay que dos Sevillas, prefiero creer que hay una sola, compleja y con contradicciones, algo que, por otra parte, la hace interesante. No creo que la Sevilla tradicional esté tan alejada de la Sevilla de vanguardia. De alguna manera o, de muchas maneras, están conectadas. Sin ir más lejos, el sábado de OFFF, organizadores, artistas, participantes y gente del público, acabamos en el Garlochí. Un gran tópico, sin duda, el llevar al Garlochí a gente que viene de fuera, pero, por otra parte, es un clásico que nunca o, casi nunca, falla. ¿Qué opinión se han llevado los invitados de Sevilla? (P.V.) Por describirlo coloquialmente, han flipado. (V.M.) Yo me quedo con el tuit de Steve Simpson: “He pasado unos días maravillosos en Sevilla. Muchas muchas gracias a los organizadores, ha sido genial”. Que alguien como Steve Simpson diga eso de nuestra primera edición hace que se te quiten los miedos y las inseguridades y te entren ganas de empezar a pensar en OFFF Sevilla 2019. ¿La creatividad está condicionada por la geografía?

(V.M.) Quizás tiene más que ver con apostar por la creatividad como valor asociado a un territorio. Es importante visibilizar, no solo desde Sevilla, sino desde Andalucía, nuestra creatividad y nuestro potencial asociado al campo del diseño,

la ilustración, proyectos creativo-tecnológicos… No deja de sorprendernos cada día el desconocimiento que hay de lo que determinados artistas, creativos y empresas están haciendo y de cómo están contando con ellos entidades internacionales de primer nivel. ¿Cómo calificaría el momento actual de la creatividad? ¿Cuáles son lastendencias?

(P.V.) Es un momento más que interesante, con las nuevas tecnologías estamos viviendo cambios prácticamente diarios y la creatividad se puede mostrar de muchas maneras, cada vez más. Incluso de algunas a las que los que pertenecemos a generaciones anteriores nos puede costar ver, como pueda ser el caso de los youtubers e influencers. Probablemente, por la capacidad de conectar de hoy día, sea el mejor momento imaginable para ser creativo... (V.M.) Lo que más me fascina del momento que vivimos es la convivencia, mezcla y remezcla de procesos analógicos y digitales. Lo hemos vivido en OFFF. Hemos tenido artistas como Paloma Rincón, estudios como Cocolia o el propio Steve Simpson, que crean sus particulares universos con sus propias manos, pero también a Yoshua Davis o Joëlle Snaith que hacen arte con algoritmos y códigos. ¿Y la creatividad en el Sur, en Sevilla, cómo la ven?

(P.V.) En un excelente estado de salud. Sólo hay que ver los proyectos de aquí que han participado en OFFF Sevilla, como Genera Games, Blow Studio, Lugadero, Proyecto Aura o Garden Atlas, artistas en su mejor momento, como María Hesse, la escena que se aglutina detrás de las Chácharas, el Sevilla Design Hub, la Montana Shop Sevilla o Garabattagge Ilustra, para darse cuenta de que las ideas brillantes nos rodean.

Se suele asociar, quizás de manera intencionada, el concepto de creatividad con el de la pérdida de las señas de identidad, ¿hay algo de cierto en esto?

(P.V.) No necesariamente. De hecho, si hay un hilo invisible que conecta a todos los artistas participantes en OFFF Sevilla puede ser precisamente el de ser un poco tozudo, mantener la personalidad y convencer a los clientes de que es necesario seguir siendo inocente y tener ganas de jugar. De todas formas, los procesos creativos son muy personales, probablemente cada cual tenga su opinión. ¿Nos estamos perdiendo algo como sociedad por el excesivo culto a la tradición y a lo local?

(P.V.) Puede ser… En general, lo que nunca hay que perder es la curiosidad. A veces ocurre al contrario, que podemos tender a idealizar lo de fuera y negarnos a descubrir todo lo bueno que nos rodea. En cualquier caso, es cierto que Sevilla puede pecar a veces de ombliguista. (V.M.) Si realmente somos una sociedad con un excesivo culto a la tradición y a lo local, por supuesto que nos estamos perdiendo algo, todo lo que está más allá. Tengo la duda de si realmente somos una sociedad así o es el relato que hemos, o han construido, de nosotros. De algún modo, proyectos como Iniciativa Sevilla Abierta, Lab Sevilla, Caótica, Delimbo, Espacio RES, por citar solo algunos, y, ahora también OFFF, creo que están contribuyendo a transformar ese relato. ¿Qué opina de una corriente creativa que bucea y se inspira en el pasado?

(P.V.) Inspirarnos en el pasado es tan útil como inevitable, probablemente el quid de la cuestión estribe más en lo dicho anteriormente, en no perder la curiosidad, y en ser capaces de

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os capos de la creatividad se reunieron el pasado mes de diciembre en Sevilla para mostrar sus propuestas y señalar cuáles serán las tendencias en diseño e ilustración. Es el OFFF Sevilla, un festival que reúne a los talentos creativos más destacados de todo el mundo y que nació en Barcelona hace más de diez años. Esta especie de club Bilderberg de mentes creativas ofreció durante cuatro días conferencias, talleres, performances, mercadillos y encuentros. Los participantes también conocieron los monumentos y -a fondo- las tabernas más típicas de la ciudad, demostrando que es posible la convivencia armónica de la tradición y la vanguardia. De todo ello hablamos con Pablo Vinuesa y Virginia Moriche, integrantes de la organización del festival.


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PANORAMA CREATIVO

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De izquierda a derecha y de arriba a abajo creatividades de: Musketon, Hey Studio, Joëlle Snaith, Paloma Ricón, Malika Favre y Cocolia.

reconstruir ese pasado y convertirlo en algo nuevo. (V.M.) Si bucear e inspirarse en el pasado es recuperar el lápiz y el papel y el trabajar con las manos y, luego, pasarlo o no por el filtro de las nuevas tecnologías, estoy a favor, siempre que aporte un valor a lo que ya conocemos. Por otra parte, bucear e inspirarse en el pasado es tan válido, tan enriquecedor y tan necesario como bucear e inspirarse en el presente. Conocer qué se ha hecho y qué se hace es fundamental.

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¿Eso es vintage o simplemente una manera de hacer negocio basada en la nostalgia?

(V.M.) La palabra vintage ha invadido nuestra cotidianeidad de tal manera, con todo tipo de productos, que creo que está a punto de perder su valor. Recuerdo una visionaria coreógrafa y bailarina de danza contemporánea de la ciudad que hace ya unos cuantos años, recogiendo un premio, dijo, con cierta ironía: “No soy vieja, soy vintage”. ¿Son las nuevas tecnologías la única llave para el futuro de la creatividad?

(P.V.) Las nuevas tecnologías simplifican los procesos y sobre todo ayudan muchísimo a la hora de conectar con los demás, pero nunca podrán ser la única razón a la hora de afrontar un proceso creativo. Todos los speakers de OFFF, estamos bien seguros, podrían haber despuntado haciendo cosas muy distintas de las que hacen, incluso algunos de ellos muy

volcados en la creación de las herramientas digitales, como puedan ser Joshua Davis o Joëlle Snaith. De hecho, varios de ellos nos han contado en Sevilla algunas de sus reinvenciones personales. Es más una cuestión del trabajo, la perseverancia y la personalidad que del método concreto. ¿Qué planes tiene OFFF Sevilla para el futuro, seguirá celebrándose?

(P.V.) Por supuesto, la idea es convertir OFFF Sevilla en una cita anual, y creemos que el entusiasmo del público ha validado esta iniciativa. (V.M.) Dos planes de futuro de OFFF Sevilla. El primero, seguir trabajando para visibilizar la creatividad local y andaluza. El segundo, conseguir implicar a la comunidad educativa, que la gente que ahora mismo se está formando pueda entrar en contacto con la escena creativa internacional. Imagine que es Ferran Adriá, dígame cuáles son los ingredientes de la receta para ser creativos.

(P.V.) El director de OFFF, Héctor Ayuso, ya acuñaba con cierta sorna, en su día, la frase I’m not a digital artist, I’m an idiot. Aunque pueda sonar un poco punk, un buen resumen puede ser mantener siempre un punto de humor y distancia en todo lo que haces, trabajar mucho y ser humilde. ¿Están de acuerdo con esa tendencia de coaching que

intenta convencernos de que todos somos creativos?

(P.V.) ¡Es que todos lo somos! La cuestión es que no necesariamente hay que labrarse una carrera con ello. Pero siempre será saludable mantener en nuestras vidas las ganas de jugar y de crear, aunque sea simplemente un hobby. Que pueda haber un exceso de coachers con mensajes buenistas ya es otra cuestión… ¿Qué no debemos perdernos de lo que se ha hecho o se está haciendo ahora en Sevilla?

(V.M.) No sabría por dónde empezar. Seguro que se me quedan muchas cosas sin contar, pero no nos podemos perder la ebullición que está viviendo la ilustración local. No nos podemos perder tampoco las iniciativas de diferentes grupos de arquitectos que están trabajando de manera indisciplinar con artistas, programadores, diseñadores, comunicadores... para transformar la ciudad y llevarla a escala humana. Y, por último, no podemos perderle la pista tampoco a determinadas empresas, colectivos y grupos de investigación de la universidad que están desarrollando proyectos tecnológicos innovadores de carácter internacional.

hago mierdas raras!”. Es cierto que estamos hablando de artistas muy punteros, claro, no todos tendremos la oportunidad o el privilegio, pero la posibilidad por supuesto que existe. ¿Quién es la mente más creativa que ha conocido?

(P.V.) Esta pregunta es más que complicada… Hay mentes increíblemente creativas, personas que ven la vida desde una óptica tan personal que uno piensa que han nacido con mirada de artista, pero no necesariamente luego se labran una carrera con ello. No hace falta irse a los grandes estudios ni las grandes agencias, ¡nos rodean a diario! (V.M.) No sabría decir una sola. Me vienen a la mente bastantes nombres, de todas las edades y de disciplinas muy diversas y, lo mejor es que muchas de ellas no están muy lejos. Tienen algo en común, su cabeza nunca para. Recuerdo un momento del documental Impulso sobre la creadora Rocío Molina en el que su madre dice algo así como que tiene miedo de perderla, miedo de que no vuelva del otro mundo en cada nuevo proyecto. -

¿La creatividad está reñida con la rentabilidad y la posibilidad de vivir de ella, o eso es un mito?

(P.V.) Para nada, como el mismo Joshua Davis dijo sobre el escenario del Lope de Vega, y perdonen el lenguaje: “¿Que cómo es que me contratan para hacer mierdas raras? ¡Pues porque Un libro: How to be a graphic designer without losing your soul de Adrian Shaughnessy.


DISEÑO

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BAUHAUS

EN BUSCA DE LA FORMA DE LA MODERNIDAD TEXTO:

Peter Abbad

Un siglo después de su fundación en 1919, como una pequeña escuela de arte y diseño, la Bauhaus todavía se considera el punto de partida del Movimiento Moderno, y sus conceptos educativos conservan vigencia y frescura. Símbolo de lo funcional y racional, ayudó a introducir todas las manifestaciones formales del Diseño en el ámbito de la vida cotidiana y a consagrarlo como una nueva profesión al servicio del mercado de masas, diluyendo de paso la frontera tradicional entre alta y baja cultura, e influyendo en todos los aspectos de nuestra vida.

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D

esde estas agrupaciones (las más conocidas fueron la Deustcher WerKbund y la Wiener Werkstatte) se defendía un concepto de objeto artístico-industrial total, producido en cadena y bajo el paraguas de una única marca comercial. Así, los valores estéticos aparecían unidos de una manera intrínseca a la forma y la función. Una perfecta simbiosis entre arte y tecnología, basada en la calidad del diseño y la manufacturación del objeto, que de algún modo reflejaba la manera de ser germánica. El principal exponente de esta corriente fue Peter Behrens, que produjo diferentes proyectos de arquitectura, mobiliario y publicidad, sobre todo para la compañía AEG. La crisis de ideas y la fractura económica que provocaron la Primera Guerra Mundial y el nacimiento de la República de Weimar propiciaron la evolución de estas asociaciones, y en ese contexto surgió la primera escuela moderna de diseño: la Bauhaus (que significa, literalmente, “casa de construcción”). El fundador y primer director de la escuela, el arquitecto Walter Gropius, provenía de la WerKbund y del estudio de Behrens, lo que le proporcionó las herramientas básicas para dirigir la nueva institución. La Bauhaus basaba su programa educativo en el vínculo entre la forma artística y la técnica (zeigtgeist o kuntswallen), y poseía una visión no historicista, lo que le permitió integrar con facilidad a otros artistas modernos como Kandisnsky, Paul Klee o Johannes Itten entre el profesorado. Su manifiesto, escrito en 1919, definía como principio fundamental que “la meta final de toda actividad artística es la construcción”, entre numerosas ideas enfocadas hacia una educación novedosa, más unitaria, de carácter técnico y con prácticas de taller. Su hallazgo más trascendente fue

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Fachada de la Bauhaus Dessau de Walter Gropius, 1925.

el de hacer trabajar de manera conjunta a los artistas y artesanos, en contraposición a lo que sucedía en las escuelas superiores universitarias y en las de artes y oficios, mucho más tradicionales. En este sentido, una de sus innovaciones académicas más destacadas fue la obligación de realizar un Curso Preliminar, una enseñanza básica obligatoria de dos semestres, tras la que se destinaba al estudiante a un taller. Una formación desarrollada por el pedagogo y artista Johannes Itten, al que posteriormente se unirían otros artistas como Josef Albers y Moholy-Nagy. Destacaba también el aspecto lúdico con el que se entendía la enseñanza, construida sobre la base de la libertad y el respeto mutuo dentro del trabajo en equipo. La formación del maestro artesano era el objetivo educacional de la Bauhaus. El aprendiz firmaba un contrato con la Cámara de los Oficios, y tras tres años de exhaustiva formación en la escuela y un examen final de oficial artesano, recibía el diploma de maestro. Aquel título, como sucedía en otras escuelas superiores, no incluía ninguna nota, sino que detallaba el total de los trabajos realizados. Los talleres conformaban el corazón de la formación en la Bauhaus, y según el programa inicial se podía acceder a la arquitectura después de haber terminado con éxito la estancia de un año en el taller. Al principio existían talleres de vidrio, cerámica, textiles, metal, carpintería, pintura mural y escultura en piedra y madera; en 1925 se añadieron talleres de artes plásticas, escenografía, artes gráficas y encuadernación, y en 1927 aparecieron arquitectura, fotografía, publicidad y arte libre. Otro aspecto interesante de los talleres consistía en que, a la vez que servían a un principio pedagógico, debían ser rentables y eficientes a nivel productivo, porque a través de la venta de los objetos fabricados en ellos se obtenía una parte de la financiación de la escuela.

Hall de entrada, salón de actos y taller de carpintería de la Bauhaus Dessau, 1925; Casa de Maestros de Walter Gropius, 1925.


Moholy Nagy, 1925.

Junto al trabajo en el taller, los estudios teóricos de la forma y el color, con una marcada fijación por las figuras elementales y los colores primarios, constituían la columna vertebral de la enseñanza en la Bauhaus, a diferencia de lo que sucedía en las academias tradicionales, que estaban basadas en el estudio de estilos históricos, el dibujo y la ornamentación. Otro aspecto básico de la formación era su aspiración por crear a un hombre nuevo, lo que incluía la prescripción de innumerables tipos de ejercicios físicos, una alimentación vegetariana y el desarrollo una nueva espiritualidad denominada Lebensreform o “reforma de vida”. Una concepción de las relaciones entre alumnos y profesores inédita, que incluía excursiones a pie, viajes por Europa, baños colectivos sin ropa, dormir al aire libre, llevar el pelo largo, establecer relaciones sexuales desinhibidas, innumerables fiestas nocturnas de disfraces y grandes celebraciones del solsticio. Este nuevo hombre, que constituía un fenómeno metafísico, entendía el Arte como un proceso mental que, a través del movimiento, la impresión del color, la percepción del espacio y la práctica artística dentro de un mundo técnico, lo conduciría a la liberación definitiva. Durante sus catorce años de actividad, la Bauhaus cambió varias veces de planes de estudio, influencias artísticas, directores (todos ellos arquitectos) y ciudades. En la etapa fundacional, entre 1919 y 1925, tuvo su sede en Weimar y estuvo dirigida por Walter Gropius, que en los cuatro primeros años se dejó guiar por las corrientes Expresionistas y después abrazó la Nueva Objetividad (NeueSachlichkeit) y el Constructivismo. En un segundo periodo, la Bauhaus se

mudó a la ciudad de Dessau (1925 -1932), donde se construyó un rutilante edificio-escuela diseñado por el propio Gropius, que mantuvo su puesto de director hasta 1928. Este edificio, que se convirtió en una referencia internacional, contenía en el mismo complejo veintiocho talleres, lavandería, comedor, zona de administración, teatro y zonas residenciales para el alumnado y el profesorado. Como padre espiritual de la escuela, Gropius siempre mantuvo su influencia, tanto a nivel conceptual como de estilo, ejerciendo de ese modo como el gran sacerdote de la modernidad. De hecho, cuando abandonó la Bauhaus le acompañaron otros profesores de renombre, como Herbert Bayer, Marcel Breuer y MoholyNagy. El siguiente director fue el suizo Hannes Meyer, que rigió la institución hasta 1930. Se trata de la época más orientada al Funcionalismo, y también la de mayor politización y giro a la izquierda. El “camarada entre camaradas”, como a él mismo le gustaba definirse, impuso un tipo de diseño cooperativo, social y científico, de clara inspiración comunista, que era “más acorde con las necesidades populares que con el lujo“, y se desvinculaba de cualquier atributo elitista. La escuela sufrió una gran reorganización a todos los niveles, siguiendo tres grandes directrices: máxima rentabilidad, autoadministración de cada célula y pedagogía productiva. Para Meyer, la Bauhaus debía producir diseños para el pueblo y el proletariado, convirtiendo la estandarización del objeto en el concepto principal del trabajo. Su intención pasaba por crear un número limitado de productos básicos y cotidianos que, producidos de manera masiva, fueran asequibles para

De izquerda a derecha: Sillón F51 de Walter Gropius, 1920; Cafetera de Barro esmaltado de Otto Linding, 1923; Ajedrez de Josef Martwig, 1923; Lampara de mesa de Wilhekm Wagenfield, 1924; Lampara Kendem de Marianne Brandt, 1928; Ballet Triadico de OskarSchlemmer, 1922.

la población y se integraran de forma natural y discreta en la vida cotidiana. En plena crisis, ocasionada por el crack económico del 29, y con un ambiente de gran convulsión y agitación política y social, Meyer fue destituido en agosto de 1930 para evitar la deriva socialista de la escuela. Su sustituto fue Ludwig Mies van der Rohe. Como Gropius, también provenía del estudio de Behrens, y ya entonces era uno de los arquitectos alemanes más reputados, incluso había sido escogido por el gobierno de la República para construir el pabellón alemán en la Exposición Universal de Barcelona de 1929. Con él al mando, la Bauhaus se enfocó en la enseñanza superior de Arquitectura, dejando claro que “el objeto del arte constructivo es más que una simple función”, según sus propias palabras, y que la “tipificación y normalización no deben ser sobrevalorados, aún sin olvidar la realidad social”. Para Mies, después de solucionar los problemas funcionales, aparecía una misión de categoría superior: “la experiencia estética del espacio y la luz”. Inaccesible y autoritario, definió un programa educativo que prohibió todo tipo de actividad política y redujo el periodo de formación a seis semestres, en los que el curso preliminar y los talleres se convirtieron en un estadio previo hacia la arquitectura. Con Mies desapareció por completo un aspecto central de la educación de la Bauhaus: la síntesis y equilibrio entre la teoría y la práctica. Ahora lo trascendente era la teoría y el equilibrio analítico entre el espacio, la materia y la proporción. Tras las reducciones de subvenciones y presupuestos por

parte del ayuntamiento de Dessau, la Bauhaus sobrevivió gracias a las patentes y a los derechos de explotación que compró a sus estudiantes. Pero al final tuvo que cerrar sus puertas, debido a las presiones políticas, y en 1932 decidió trasladar su sede a Berlín, donde funcionó como una escuela privada hasta su clausura definitiva el 11 de Abril de 1933, por parte del partido Nazi, para eliminar cualquier rastro de “cosmopolitismo judío” y de arte “decadente y bolchevique”. Parte del profesorado y el alumnado escapó entonces hacia Estados Unidos, donde Moholy-Nagy y Mies refundaron la New Bauhaus en el Institute of Technology of Illinois. Gropius y Breuer, por su parte, impartieron clases en Harvard, algunos viajaron a la Unión Soviética y otros murieron en los campos de concentración durante la guerra. Tras la segunda guerra mundial, el Bauhausstil era ya un fenómeno artístico con reconocimiento internacional, encumbrado a unos altares en los que se santificó la figura de Gropius como profeta del Movimiento Moderno. Su discípulo Mies sobrepasó más tarde la fama de su maestro, para convertirse en un referente de la arquitectura del siglo XX. Los principios de la Bauhaus ejercieron una inmensa influencia en movimientos artísticos posteriores y en la propia reestructuración de la industria, mediante la implantación del Diseño en todos los ámbitos de producción, dando forma a la sociedad contemporánea tal y como lo conocemos. Un libro: La fractura de Philipp Blom.

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DISEÑO

Página 34 FEBRERO - MARZO Número 16:

Herbert Bayer, 1926.


MODA

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EL NUEVO MARKETING FEMINISTA -

TEXTO:

Lourdes Rodríguez

L

os canales y medios sociales brindan plataformas para que las marcas compartan mensajes a favor de las mujeres, y los estantes están asistiendo a la llegada de productos que se conectan con ellas en un nivel mucho más moderno y significativo, entendiendo y atendiendo sus estilos de vida y necesidades. En una escala global, las mujeres están enfrentando el sexismo, la desigualdad social y una serie de temas feministas de frente. Este movimiento, impulsado por la tecnología y las redes sociales, es aclamado como la “cuarta ola de feminismo” y ha dado lugar a una comunidad abierta, de gran alcance y reactiva, tanto online como offline, que no teme poner en evidencia públicamente a individuos, gobiernos, empresas y marcas si consideran que están actuando de manera sexista.

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Lo que no hay que hacer Un gran ejemplo de cómo no publicitar productos para mujeres, fue el criticado lanzamiento de la gama For Her de Bic en 2011, los bolígrafos de color pastel paternalistas, recibieron un diluvio de críticas sarcásticas. En 2015, Bic volvió a verse envuelto en una nueva controversia con una campaña que instaba a las mujeres a “Actuar como chicas, pero a pensar como hombres”, lo cual demuestra cuán profundamente arraigada está la visión anticuada de las mujeres en esta empresa. Pero por otro lado, muchas marcas sí se alinean con la cuarta ola del feminismo con éxito y tienen un impacto

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Se dice que las mujeres son las consumidoras más poderosas del mundo. Sólo en el Reino Unido, influyen en el 80% de las decisiones de compra y se espera que para 2025 posean el 60% de toda la riqueza personal. Si bien el marketing orientado a mujeres ha sido un gran negocio durante décadas, el tono con el que las marcas se comunican con este target está cambiando. Los envases de colores rosa y pastel están siendo eliminados por una nueva ola de marcas que defienden el empoderamiento femenino y anulan los estereotipos de género.

positivo en la autoestima de las mujeres. Como las campañas publicitarias de hace unos años de This Girl Can y Always Like a Girl, excelentes ejemplos de mensajes que se comprometen con las mujeres y las empoderan de una manera auténtica. La marca Femfresh está liderando una nueva categoría de productos que disipan el tabú en torno a la higiene femenina, que a menudo se considera como algo embarazoso que se debe ocultar. Con un packaging llamativo y juvenil, Femfresh refleja el empoderamiento femenino al tiempo que alienta a las mujeres a reubicar y no ocultar la higiene femenina. Además, y de manera paralela, la marca ha creado un canal de educación sexual, shetalks para tratar temas que tradicionalmente no se hablaban abiertamente. Kotex es otra marca que ha implementado este enfoque durante varios años. Su línea de productos U by Kotex, que se lanzó en 2010, tiene un público objetivo adolescente y joven de 14-22 años de edad, y en lugar de adoptar los típicos colores pasteles o estampados de flores, redefinió la categoría con envases negros que atraen la atención en el estante, mientras que los envoltorios interiores son brillantes, coloridos y no uniformes para alentar y expresar la confianza y personalidad de esta categoría de edad. Además, recientemente, y alineados con la tendencia de deporte naturalidad y aceptación de la diversidad, han utilizado como imagen de su producto fitness a la influencer body positive y profesora de yoga Jessamyn. Una canción: Canción total de Maria Arnal i Marcel Bagés.

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Boligrafo BIC for HER. Camiseta “The future is female”. Imagen de la campaña publicitária “Always like a girl”. Imagen corporativa de la campaña “This girl can”. Packacking de productos de higiene femenina Femfresh y Kotex U.


OPINIÓN

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LA OTRA REBECA -

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TEXTO:

Marina Galvín

M

i madre era una cinéfila militante. Había nacido en el año cuarenta y eso debió imprimirle carácter. Era la época de las grandes divas y este tema no podía pasar desapercibido para una muchacha que vivía pared con pared con un cine-teatro que ofrecía sueños por poco dinero. Ella tenía una imaginación a prueba de post-guerra y soñaba con el último actor al que veía en la pantalla grande. Más que soñar, se inventaba una historia completa, al modo clásico, con planteamiento, nudo y desenlace. El desenlace era feliz, salvo en algunos casos en los que se imponía la nostalgia del alejamiento. Concesiones al neorrealismo. Los héroes del cine eran hombres de verdad y no como los que se encontraba en el paseo, por la Alameda, o en las orillas del río. Por cierto, que el río le dio disgustos a menudo, hasta que lo canalizaron y lo convirtieron en un río de mentira, un río sin corriente de agua, una especie de bañera flotante. Un asco. Las salas de cine tenían un misterio especial pero también cierto aire clandestino. Por ejemplo, no se podía asistir sola. Ahora es normal encontrarse en ellas a mujeres de todas las edades, a quienes no les importa pedir una sola entrada sin disimulo. Pero en tiempos de la juventud de mi madre, mediados de la década de los cincuenta, eso era impensable. Estaba muy mal visto y no andaban las reputaciones tan baratas como para perderlas por ver en la pantalla a un señor que, al fin y al cabo, ni siquiera te iba a invitar a un refresco. En ocasiones las películas parecían haberse escapado de la censura o el censor estaba echándose una siesta. Las había bastante sugerentes aunque quizá los quince años de mi madre eran una sugerencia suficiente. A ella le encantaban las de misterio, que hoy llamaríamos thrillers y entonces eran simplemente “de miedo”. Por supuesto que Rebecca era su ideal. Sin embargo, notaba a la chica algo paradita, y se preguntaba a sí misma qué hacía una muchacha tan mona con esa ropa tan cursi y esas pocas ganas de achuchar a Laurence.

Porque mi madre y sus amigas llamaban a los actores por su nombre de pila. Incluso creaban diminutivos bastante especiales, como llamar a Tyrone Power, Tyrone Povito, así como suena, sin el Tai, ni mucho menos. En esas estaba cuando, sin esperárselo, en una de las funciones de andar por casa vio en la pantalla a una Rebeca impresionante, nada de invenciones ni de Manderleys, ni de amas de llaves desquiciadas ni jerseycitos de punto, y se quedó tan impresionada que no entendió por qué aquella muchacha no era una estrella rutilante de las que tienen estrellas en el famoso paseo de las estrellas. Era, nada menos, que Rebeca Iturbide. Por si nunca habéis oído hablar de ella, os diré que era una actriz mexicana a quien llamaban “la Vivien Leigh de México” y mi madre, que era mucho de Vivian Leigh y que, por eso mismo, no soportaba a Leslie Howard y sus ambigüedades en plan Ashley (uno de los manipuladores emocionales más grandes que se han visto), abrazó inmediatamente su causa y creó un club de fans (tal como suena) dedicado a Rebeca Iturbide. La primera consecuencia fue que todas las socias se subieron el largo de la falda, comenzaron a usar pantalones y camisas blancas con el cuello a lo Carolina Herrera, sin que Carolina tuviera arte ni parte en el asunto, y, por supuesto, no tuvieron reparos en criticar abiertamente la actitud de sus pretendientes que, como mi madre decía, “ni tienen conversación ni saben usar los cubiertos de pescado”. Para unas chicas de barrio Rebeca Iturbide y su asombroso ejemplo de mujer cosmopolita e hispana (ambas cosas a la vez no encajaban en los años cincuenta) fue definitiva. Nunca más esperaron a que nadie les pagara la limonada y, más aún, la limonada se convirtió en vermut a pesar de que ojos mal intencionados comenzaron a apodarlas “las modernas”. Una canción: Cine, cine de Luis Eduardo Aute.


THE WALL

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AVEL VOID TEXTO:

La MUY

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Artista multimedia, le interesa el arte de contar historias. Inspirado por la verdad en todas sus formas, las composiciones de Axel se presentan con una intriga casi periodística. Explora las estructuras culturales y sociales que regulan nuestros hábitos e interacciones. Lo ordinario se eleva a través de su apasionada imaginación, y todas las composiciones son inquietantes o caprichosas en busca de un viaje periodístico hacia la verdad. A través de pintura, fotografía, escultura y vídeo instalación, los personajes de Axel ascienden a metáforas de la condición humana.

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e madre haitiana y padre español, Axel Void (Alejandro Hugo Dorda Mevs) nació en Miami en 1986. Desde los tres años, creció en España, donde recibió una fuerte influencia de la pintura y el dibujo clásicos. En contacto con el mundo del grafiti desde 1999, estudió Bellas Artes en Cádiz, Granada y Sevilla, estableciéndose en Berlín hasta fijar su residencia en 2013 en Miami.


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THE WALL

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Mundane, Axel Void, desde el 8 de noviembre de 2108 al 9 de febrero de 2019 en en Delimbo Gallery, Sevilla.


SEVINTAGE

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TEMPUS FUGIT -

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Jorge Shoots

ada vez que pierden un diente, picado de pasado, el ratoncito Pérez deja bajo la almohada un hatillo de recuerdos. Pesadilla de Dorian Gray, crucificados con alcayatas rebaten las teorías de Stephen Hawking. Situados frente a nosotros actúan, sibilinamente, como espejos rotos en una treintena de pedazos que reflejan la vida. Muros de Facebook en celulosa que nos avisa de los santos y días de las comunidades autónomas; perchas donde colgamos citas médicas, reuniones, viajes y llamadas por hacer. Abren ventanas con vistas a nosotros desde donde nos miran Vírgenes y Cristos, toreros y equipos de fútbol, monumentos y tetas monumentales, paisajes oníricos, personas de otras razas sonrientes… y hasta Lola Flores. Ejercen el ministerio fiscal con nuestros sueños y proyectos aunque a veces algunos de sus números sirve de jaula de oro donde apresar los valiosos, y escasos, momentos de gozo. Desde la pared o de sobremesa, cantan, como a Ulises las sirenas, una melodía que repite el estribillo Tempus fugit. Son los almanaques, joyeros de nuestras dichas y desdichas.

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FOTOGRAFÍAS:


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ES MUY

MIGUEL POVEDA TEXTO:

Alejandro López Niccolò Guasti

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s un ex tímido jalado por su inquietud creativa hasta el centro del escenario, allí donde el cañón de luz desnuda todo artificio hasta dejar al aire el talento. Conversa a compás de fado, pausado y acariciador como una pleamar de su Mediterráneo natal, aunque en sus entrañas taconea la necesidad constante de crear; de conocer y conocerse. Construye desde la esencia y el respeto, abomina de los muros y rechaza sentir un miedo impuesto por otros. Lo que empezó siendo un juego a puerta cerrada le ha elevado a cotas que aquel niño de Badalona, introvertido e inseguro, era incapaz de soñar. En treinta años de carrera acumula reconocimientos y galardones como la Lámpara Minera de la Unión, varios Grammys Latinos, unos cuantos Premios Nacionales de la Música y la Medalla de Andalucía, además de incursiones en el cine y un documental biográfico. Pero sin duda su mejor premio se llama Ángel, su hijo, al que buscó, con amor y sin miedos, a través de la gestación subrogada. Así es este cantaor hecho a sí mismo, este artista que ha derribado tópicos y abierto puertas a fuerza de temeridad y pasión. Es Miguel Poveda.

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Vives tu infancia en Badalona escuchando discos de copla y flamenco, ¿te sentías un niño que había nacido en el lugar equivocado?

No, realmente vivía con naturalidad en esa pequeña Andalucía que había en Cataluña. Y de verdad, de pequeño no me planteaba cuestiones, estaba muy virgen en ese aspecto y lo vivía con mucha normalidad. Cuando empiezo a escuchar frases como “Cómo va a hacer flamenco si es catalán”, me sorprendo, porque tampoco he crecido en un entorno muy catalanista. Así que lo vivía con mucha naturalidad.

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Tu cuarto, con aquellos discos de su madre, era una especie de microcosmos que te creaste siendo niño. ¿La música salvó tu infancia y adolescencia?

Me salva la vida. Yo era un niño que tenía muchos complejos, muchos miedos, que salía muy poco a la calle para estar con chavales de mi edad. Me generaba un estado de felicidad entrar en un mundo que era medio fantasía, medio real, porque la música, los discos de mi madre, eran reales, y con ellos yo fantaseaba. Esa fantasía, ese soñar y descubrir voces, me salvó de muchas más cosas. No me sentía un chaval corriente, ni mejor ni peor, pero no era corriente. Y, por supuesto, estoy seguro de que la música me ha servido de terapia. Un niño que fantasea con la música y los artistas, ¿en qué momento te das cuenta de que eso que imaginas se está convirtiendo en realidad?

Yo soñaba, pero, claro, no sentía que pudiese tirar p´alante. Primero porque era tímido y cortado. Un primo mío, que tocaba la guitarra y cantaba en un grupo de rumbas, le dijo a mi madre “Tienes ahí un valor importante y debes apoyarle”; cuando lo escuché, me dio un subidón y se me quedó grabado y luché por ese valor artístico que me había visto mi primo. Me hizo creer en mí mismo. Y eso me ha servido para apoyarme en una cierta seguridad que no tenía como adolescente, ni como ser humano.

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¿Cuántas veces has tenido que escuchar eso de “Estás loco”?

Uy, últimamente cada vez más (risas). El maestro Amargós (Joan Albert) me dice que soy un vicioso del arte. Cuando venimos de gira cansados o en el estudio, yo sigo porque soy un enfermo de esto. Tengo pasión por lo que hago y me canso mucho menos. No sé. Mi energía… y me retroalimento de esto. El maestro Amargós y Guillermo me dicen “Estás loco” porque echo más horas en el escenario o cuando en el estudio les digo que vamos a repetir otras vez más. “¡Para ya, eres un vicioso!”, me gritan. ¿Quiénes son las personas decisivas en tu vida, ésas que te ayudaron a abrir puertas para que se hicieran realidad sus sueños?

Yo mismo conmigo mismo. Con mi fuerza, pasión y tesón he abierto muchas puertas sin darme cuenta. Pero es verdad que tú no caminas solo; en ese camino hay gente que apuesta por ti, que te apoya, te quiere y participa en esta aventura con

la misma pasión con que la vives tú. En el principio fueron mis padres. Mi padre nunca tuvo pereza para acompañarme a las peñas (flamencas), trasnochar y luego, casi sin dormir, se iba el pobre a trabajar. Mi madre también, porque era, y es, una apasionada de la música flamenca y acudía también a las peñas a verme. A lo largo del camino, no sé… amigos, oficinas y demás. Pero en realidad nadie ha tenido que empujarme a nada, al contrario, no he tenido pereza en ese aspecto; he arrastrado más, he contagiado a mi alrededor toda la pasión que siento por esto. ¿Y esos consejos que en su día te molestaron y al cabo del tiempo agradeces?

Mucha gente me da consejos, por supuesto. En el Taller de Music me pusieron como ejemplo a Enrique Morente: él tenía una virtud, que al entrar en un lugar saludaba y decía hola con una sonrisa a todo el mundo. El hecho de pisar la tierra (Miguel lo hace varias veces con su pie izquierdo)… porque cuando eres joven, a veces, sin darte cuenta, te levantas un palmo del suelo (mueve su torso como si de un momento a otro su cuerpo fuera a levitar sobre el sillón de mimbre donde está sentado). Yo no he querido que eso me ocurriese, y le he dicho a mi gente “Si me veis así, me dais dos hostias y me bajáis a la tierra”. ¿Pero elevarse es algo natural, casi inevitable para el artista, no?

Recuerdo cuando hice la película de Bigas Luna (La teta y la luna, 1994) y me vi en el Festival de Venecia. Acababa de ganar en La Unión, salía en todos los periódicos y en los telediarios… Yo estaba acostumbrado a subirme a los andamios, venía de la mili, donde la gente no me trataba bien, y me vi en Venecia, en un estreno en Madrid, en Barcelona, con Javier Bardem… Y entonces yo, en cierta manera, roneé, me creía alguien importante, no desde la soberbia ni la prepotencia, pero sí que alcé los hombros. Es complicado, pero me duró muy poquito. ¿La madurez de un artista es saber dominar ese roneo y no levantarse más de la cuenta del suelo?

Llega un momento en tu vida, tras un recorrido largo y muchas experiencias, de haber visto actitudes de otra gente, en que haces siempre un análisis y autocrítica, e intentas contar hasta diez y empatizar con el de al lado y no tomar en cuenta según qué cosas. Porque todos somos humanos y, a lo mejor, yo también he cometido otros errores. Y eso te lo da la madurez. En ese sentido, sí que estoy mucho más centrado. Luego, también porque a mi alrededor todo está ubicado; he tardado muchos en ubicar mi vida y ya todo está en un plano que te hace tomar conciencia de las cosas. No sé cómo explicarlo… tomar cierta tranquilidad ante las situaciones. ¿Cantante o cantaor?

Las dos cosas. Las dos facetas las hago y las afronto. Canto canciones porque me gusta, afronto la canción con mucho

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“Con mi fuerza, pasión y tesón he abierto muchas puertas sin darme cuenta” -


amor y mucho cariño. Desde chiquitito, yo era muy fan de Chiquete, que era un cantante, pero detrás había un cantaor. Lo mismo ocurrió con Caracol: descubrí a Manolo Caracol, el de la zambra, como mucha gente, el de La niña de fuego, La Salvaora; y cuando profundizas en el artista, te das cuenta de que es un cantaor que en alguna ocasión ha tomado la postura de afrontar otro tipo de canción porque ha tenido su virtud, sus facultades o porque no ha tenido complejos a la hora de afrontarla. No me molesta, porque lo soy, pero mi base, mi tronco, lo que yo me siento, mi núcleo musical es de cantaor. ¿Por qué? Porque es más lo que me llevo del flamenco a otras músicas que lo que me traigo de otras músicas al cantaor. Y cuando eres cantaor…

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Ahí mantengo mucho más la esencia. Entro en lo que es el cante, que todo huela a eso, y si estoy cantando por Cádiz, que todo huela a Cádiz, como por Málaga o por Triana. Pretendo que eso tenga la esencia que tiene que tener la música flamenca. En el mundo del flamenco existen códigos ancestrales, que parecen inamovibles y, algunos, anacrónicos, ¿cómo te manejas con ellos?

Hay que convivir con ciertos aspectos de la música que a lo mejor no son los que a ti te gustan por mentalidad. Pero los respeto también. Y en cierta manera los entiendo, y justifico algunas cuestiones que mantienen los flamencos más conservadores porque debajo de eso hay un amor, un temor a perder la música flamenca tal y como anda el mundo hoy. Yo eso lo entiendo, es muy humano; yo también lo siento, no quiero que se pierda la esencia del cante y se banalice el flamenco. Ellos, por sus vivencias o por sus costumbres, quizás en algunas ocasiones son como muy radicales. Pero al final los mueve una misma cosa, el amor por el cante, y hay que aceptarlo.

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¿Y solo es posible amar al cante aceptando esos códigos?

Hay que aprender a convivir con ciertos aspectos. Desde tu lado, lo defiendes, intentas que esto progrese, que tome otra dimensión, otra conciencia, pero no desde la lucha con espadas, sino desde el amor, con la constancia. Quiero defender la música flamenca, pero también quiero que vaya a un Teatro Real, al Odéon de París, que ya ha ido, no por mí, sino por muchos artistas, yo no tengo ese mérito. Sí que quiero que el flamenco no sea una música conservadora de forma radical; entiendo que hay que preservar las raíces y respetarlas, pero eso no tiene que ser motivo para destruir al que tiene otras inquietudes y se siente un alma libre. ¿Crees que has abierto alguna puerta al flamenco que antes estaba cerrada?

No, sería muy osado decirlo. Lo que siento es que hay otras personas, que en otras épocas mucho más complicadas sí que han hecho esa pelea por romper muros, como fue Paco de Lucía, Camarón, Enrique Morente… Y yo he caminado

por ese lugar donde antes ellos han derribado muros, si no yo no hubiese podido caminar. Eso es lo único que he hecho. Hay otra gente que ha preferido quedarse detrás del muro, de los escombros, incluso que ha querido levantar otra vez el muro. Yo no, en ese aspecto lucho por la libertad artística, por supuesto siempre respetando la esencia del cante y la cultura flamenca. Quiero que el ser humano se sienta libre, no se sienta mutilado, condicionado por lo que digan cuatro señores. ¿Existe el tan traído y llevado duende a la hora de cantar?

Sí, pero es extrapolable a otras artes, no solo en el flamenco. En la pintura, en la fotografía… esa magia alrededor… Creo mucho en la magia y en las energías, y eso se da no solo en el flamenco. Incluso, yo qué sé, en la comunicación: de repente, no sé por qué, pero estaba charlando y había algo, feeling, puede llamarse así o duende. En el flamenco parece que tiene que ser un muñequito que anda por ahí, aparece y se instala (risas). ¿Ese duende está relacionado con la capacidad del artista de tomar riesgos?

Sin duda. Si no hay riesgo, no está viva la historia. Si tú petrificas el arte, pues puede estar correcto, perfecto, pero no existe la sorpresa, sobre todo en el flamenco, que es mucho de eso. Nunca un cante es igual, nunca un tercio es igual, estás siempre al borde del precipicio; hay mucho de riesgo, de abrirte en canal, y todos los días no estás igual. Si no hay ese riesgo, el duende no aparece. Grabaste el disco Coplas del querer y supuso una resurrección de este género. ¿Qué había latente en la copla, y que tú supiste ver, para que se convirtiera en un fenómeno musical?

Quise hacer un disco doble para reivindicar esos textos, que son maravillosos. Yo veía que la gente se burlaba muchas veces de la copla. El flamenco había superado muchos prejuicios, pero la copla todavía no del todo. Leía, escuchaba y analizaba esos textos de Rafael de León; he leído sus Sonetos de amor, que estaban a la altura de cualquier otro poeta. Esa música de Quiroga tan andaluza, tan nuestra, tan bella y emocionante. Y yo decía cómo es posible que haya prejuicios frente a una música tan hermosa. Quise hacer mi lectura particular y recurrí al maestro Amargós, que le dio otro envoltorio a las canciones. Yo me limité a hacerlas como se hacían antiguamente, quizás un poco más actual por la instrumentación que tenía alrededor. Y, luego, pues funcionó para sorpresa de todos nosotros, fue como un boom que no esperábamos; tampoco era ese el objetivo. ¿Fue un disco que te sorprendió?

Me hizo creer más en que hay que seguir luchando para romper prejuicios. La gente se liberó de muchos prejuicios con ese disco. Ya estaban rompiéndose gracias a que Joan Manuel Serrat la había rescatado, también Carlos Cano, que era un

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“A mí me gustaría que la gente que ama y adora a Federico García Lorca tuviese un lugar donde llevarle flores” -


fenómeno, Martirio con otra propuesta diferente… Y luego ya Paco de Lucía, que además me dijo por teléfono “No sabes la labor que has hecho por la copla, esto es una maravilla, la gente del flamenco, no todos, tienen muchos prejuicios frente a esta música. Yo estuve a punto pero no me atrevía”. A mí eso que me dijo Paco me motivó muchísimo. Luego, Paco hizo su disco, que lo tenía en la cabeza.

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En Enlorquecido haces un homenaje a Federico García Lorca, ¿tiene sentido que más de ochenta años después de su asesinato aún no se sepa dónde está su cadáver?

Creo que no. Por otro lado, no sé si por una cuestión de no sentir frustración, le doy una parte poética: al final Federico está en todos lados. Está en su teatro, en toda la gente que lo ama mundialmente, porque es locura y pasión por un ser humano muy especial, y lo puedes encontrar en la Residencia de Estudiantes de Madrid, paseando por la Huerta de San Vicente, por la Gran Vía, por donde iba al estreno de sus obras en el Teatro Fontalba; por todos los lugares que transitaba está. A mí me gustaría que la gente que lo ama y adora tuviese un lugar donde llevarle flores, pero no politizar eso, no son los restos de Franco, que me parece otra cuestión más política. En el caso de Federico no es por levantar ampollas de una etapa pasada sino porque un ser que ha dado tanto tenga un lugar donde sus admiradores puedan llevarle flores como se las llevo a Gardel cada vez que voy a Buenos Aires. Como en gratitud a todo lo que ha dado.

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¿Cómo vives el ascenso de fuerzas políticas con discursos ideológicos de extrema derecha?

Me preocupa tanto la extrema derecha como la extrema izquierda; es decir, los extremos. Los radicalismos me dan miedo. Cuando, por ejemplo, se abordan cuestiones que parecían que teníamos más que superadas, que son tan normales y obvias, eso me preocupa. En este caso más porque ya tengo un hijo. Me preocupa por mí como ciudadano y porque quiero una España moderna y abierta, una España que avance a la vez que avanzan otros países europeos. Pues cuando se dan pasos atrás, me da un poquito de miedo. De todas formas, creo que a veces en las redes y en la información inmediata eso de buscar el titular fuerte… no sé hasta qué punto estamos engañados y manipulados. A mí, realmente me preocupa que se radicalicen cuestiones que van en contra de la naturaleza de cada uno. También en la extrema izquierda. Los extremos no me gustan. Eres catalán y una figura pública, ¿te has sentido presionado para que te posiciones en el conflicto sobre la independencia de Cataluña?

No me siento presionado, yo voy por libre. Lo que no quiero es tener miedo a decir lo que pienso. Empatizo con la gente que se siente realmente de su tierra, que no siente arraigo al resto, yo lo respeto, de la misma forma que necesito ser

respetado también. Yo me siento del mundo entero, y lo digo muchas veces cuando voy a Buenos Aires, que me creo que soy Gardel o Maradona; cuando voy a México, me siento Pancho Villa; y cuando estoy en Andalucía, soy un andaluz más. Me parece que es, aún respetando la ideología y los sentimientos de cada persona, un atraso poner barreras. Pero realmente a mí nadie me va presionar, supongo que también me conocen un poco. ¿Se confunde intencionadamente esa defensa de la libertad personal con determinadas posturas ideológicas?

Yo no me quiero sentir presionado por decir que me siento catalán, también español y del mundo. Y eso no significa que te pongan el sello en la espalda de “eres un facha”. No, perdona, no vamos a mezclar las cosas: yo no soy facha. Que puedo entender al independentista en algunas cosas, eso no quiere decir que yo lo sea; mi padre es de Murcia y mi madre de Ciudad Real, y amo a mi tierra. Y además he defendido la cultura de mi tierra, he hecho castellets en la película de Bigas Luna y me he emocionado con ellos, he cantado un disco en catalán… pero radicalizarme o etiquetarme de algo, o que alguien me presione, es algo que no voy a tolerar nunca porque entonces no me voy a sentir libre. La libertad de cada ser humano es fundamental. ¿Consideras que ideológicamente?

los

artistas

deben

implicarse

Claro, pero socialmente. Yo puedo estar comprometido socialmente pero no políticamente, porque a cada político le puedo dar un tirón de orejas y también valorarle algunas cosas. El artista que diga yo soy de este partido a muerte, y vaya con eso, pues es su elección y me parece respetable. Como yo no siento una predilección fija por un partido, pues no voy a hacer militancia de nada. Socialmente sí, contra todo lo que viole los derechos humanos. En algunas cosas puedo estar de acuerdo con la derecha, en otras con la izquierda, en otras con el medio… Hay que estar implicado con las causas justas del ser humano, pero eso no tiene que estar politizado. Si yo defiendo algunas cuestiones, no quiere decir que yo no esté de acuerdo con… cómo explicarlo… Ponme un ejemplo.

A ver, si yo defiendo la gestación subrogada, no quiere decir que sea militante de Ciudadanos. Si yo denuncio que no quiero políticos que nos roben, no quiere decir que sea un votante de Podemos. Te molesta entonces que los partidos políticos se apropien en exclusiva de determinadas causas…

A veces, aunque puedan estar de acuerdo, me parece que es un error que, como el otro no está de acuerdo, pues ahora yo estoy de acuerdo. Lo hacen como para joder al otro, aunque tu naturaleza diría otra cosa.

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“Yo no me quiero sentir presionado por decir que me siento catalán, también español y del mundo. Y eso no significa que te pongan el sello en la espalda de eres un facha” -


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Que en tus entrevistas -incluida ésta- te sigan preguntando sobre tu sexualidad ¿es un signo de que algo falla en esta sociedad?

Sí, claro, son cuestiones que se plantean en la sociedad y por eso te las preguntan. Desgraciadamente ocurren casos de discriminación y por eso no hay que dormirse. Si además salen partidos que a lo mejor ponen en cuestión que una pareja del mismo sexo no sea natural, pues entonces, hostia, hay que seguir hablando de eso, seguir reivindicando… A mí no me molesta hablar del tema, es una labor que tenemos que hacer para que nadie sienta miedo. Que el que oiga todas esas cosas, siendo homosexual, que todavía no ha salido del armario, y vea cómo algunos políticos tratan el tema, pues yo quiero que nadie viva con miedo ante algo que para mí es tan normal como la otra opción. Yo no soy menos natural que mi hermana, que mis padres, porque mi sentimiento es de amor hacia mi pareja, es que no tendría ni que contarlo… Pero bueno, mientras sigamos viendo casos de discriminación en los colegios, mientras se haga bullying con esto, y encima los adultos se planteen cuestiones que están más que superadas, pues habrá que seguir hablando del tema y reivindicando que somos personas normales y corrientes (dibuja una media sonrisa manchada de un punto de tristeza). ¿En qué te ha cambiado la paternidad?

En todo. Te sensibiliza, te ata a lo más primitivo… No sé cómo explicarte. Te pone los pies en la tierra, saca un lado de ti que te convierte en mejor persona, mucho menos egoísta, vives por y para. Es el amor más grande que yo haya conocido, y conoceré, en mi vida. Fíjate que tenía ganas y que ya sentía amor antes de que naciera, y ahora ya es una cosa… guau… no lo puedo describir. Creo que eso te da una cierta serenidad, relativizas los problemas porque ya sabes que eso, al lado de un problema que pueda tener un hijo, no tiene importancia. Defíneme con un cante cómo era tu vida antes de tu hijo y después.

Antes era una bulería muy rápida, como las que se cantaban antiguamente. Y ahora es cante reposado, maduro, por soleá o por malagueñas (risas). En el amor ¿eres visceral o cerebral?

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Visceral, siempre. ¿Y esa visceralidad va a peor con la edad?

No, de mi visceralidad estoy más calmado ahora (risas). ¿Por qué cosa dejarías los escenarios?

¡Hostia! (risas) Por nada (más risas). No, hombre, por que yo me viese en decadencia como profesional y artista. Mal, sin recursos para estar en un escenario… por cojones no voy a estar. Y luego, por otro lado, lo dejaría por la salud de cualquiera de mi familia, que tuviese que volcarme en cuerpo y alma. Por ejemplo, mi hijo, le ocurre cualquier cosa de salud y yo me busco la vida como sea, pero estoy a su lado las veinticuatro horas.

¿En qué crees?

(Suspira, mira al techo y se toma varios segundos antes de contestar) Creo en el amor. A lo mejor puede sonar cursi, pero creo en eso. Hace poco vi una entrevista a Rocío Jurado antes de morir de Jesús Quintero, y ella decía que los gobernantes del mundo deberían tener una asignatura de cómo entiende usted el amor, porque es lo que rige el mundo; y si, ni sabe y distingue qué significa el amor, usted no está preparado para regir el mundo. Hay que creer en eso porque es lo que mueve montañas y lo que va hacer que seamos personas que nos tratemos mejor. Que abordemos las cosas desde el amor es más inteligente que abordarlas desde la rabia y la ira. Hablemos de tu nuevo trabajo, El tiempo pasa volando. Con este disco he querido únicamente ir al origen. El origen de todo no era el flamenco. Yo escuchaba a Tijeritas, a Manzanita, a Parrita, a Los Chichos, al Zíngaro, al Luis, y eso yo no lo decía mucho en las entrevistas. Yo que tanto he defendido que tenemos que estar liberados de prejuicios, a Los Chunguitos, a esos artistas, los he obviado en las entrevistas. Y he dicho “no, no, me voy a quitar mochilas”. Yo era fan de Tijeritas… Y después de treinta años quiero que la gente sepa de dónde vengo, a quién escuchaba, reivindicar a esos artistas que marcaron una época, a esos que todo el mundo criticaba pero luego todos tenían un disco de Los Chichos, por ejemplo. Y luego he hecho un disco de cante flamenco, que es mi raíz. Este trabajo es mostrar mi punto de partida y lo que soy en esencia, que es cantaor. Forman parte de una trilogía, que empecé por el final con Enlorquecido, donde muestro mi lado más creativo e inquieto, más vanguardista si quieres llamarlo así, con otros sonidos que vienen de los discos de mi padre de The Alan Parsons Project, Pink Floyd, Mike Olfield… es más libre y diverso.

El tiempo pasa volando, este título me ha desconcertado porque no sé si tiene una connotación positiva o negativa. ¿Cómo valoras esa fugacidad del tiempo? Hay que tomar conciencia del tiempo, porque pasa rápido, y eso es negativo. Sin embargo existe una parte positiva, que es lo que quiero transmitir. Cuando eres joven, no le tienes respeto al tiempo, vives como si fueras eterno. El tiempo no hay que malgastarlo, hay que saborearlo para poder aprender, crecer y dedicarlo a las cosas importantes, porque ese tiempo ya no lo recuperas. ¿Te angustia esa sensación de lo irrecuperable?

Cuando me he dado cuenta, de repente, que llevo treinta años cantando, he pensado que no sé si estaré otros treinta. Con el hambre que siento siempre de aprender pienso que voy a tener cada vez menos tiempo de aprender; todavía no he hecho nada para lo que yo quiero hacer. Miguel, ha sido un placer.

Una canción: This is my live de Shirley Bassey.

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ES MUY

“Yo no soy menos natural que mi hermana, que mis padres, porque mi sentimiento es de amor hacia mi pareja, es que no tendría ni que contarlo” -


OPINIÓN

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DIECIOCHO Y TRES -

Número 16 :

FEBRERO - MARZO

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TEXTO:

Alicia Almárcegui

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ieciocho hombres “en camisa, descalzos y con un cirio en la mano” descendieron de la nao Victoria en el puerto de las Muelas de Sevilla el martes 9 de septiembre de 1522. Además de volver con las bodegas repletas de clavo y canela, podían presumir de haber recorrido más de “catorce mil cuatrocientas sesenta leguas, dando la vuelta al mundo completa, navegando siempre del Este al Oeste”, culminando así el mayor hecho de la navegación de la época en 1.084 días. Así lo escribió en su diario uno de los hombres que completó la expedición, el intrépido aventurero italiano Antonio Pigafetta. Y, previsiblemente, así lo recogerán las múltiples crónicas periodísticas que, a lo largo de los próximos tres años, darán cobertura al programa de actos del quinto centenario de la primera Circunnavegación de la Tierra. Los dieciocho de la Victoria bien podría ser el título de alguna película documental que se ruede al calor de la efeméride. Sabemos todos sus nombres: el capitán Juan Sebastián Elcano, los contramaestres Francisco Albo, Miguel de Rodas y Juan de Acurio; el sobresaliente Antonio Pigafetta; el barbero Hernando de Bustamante; el bombardero Hans de Aquisgrán; los marineros Diego Gallego, Antonio Hernández Colmenero, Martín de Yudícibus, Nicolás de Nápoles, Miguel Sánchez, Juan Rodríguez y Diego Carmena; los grumetes Juan de Arratia, Juan de Santander y Vasco Gómez y el paje Juan de Zubileta. Juntos, estos europeos evocan como nadie la épica de los descubrimientos. Pero por una vez podríamos colarnos por las hendiduras de la historia para tratar de averiguar el nombre de otros tres de los que nadie habla. Porque junto a los dieciocho también arribaron al puerto de Sevilla a bordo de la nao Victoria al menos tres nativos de las islas del Pacífico. Eran los únicos

supervivientes de los trece indígenas que Elcano había incorporado a su tripulación poco después de emprender el regreso, navegando hacia occidente y rodeando África, por el camino de los portugueses que el de Guetaria conocía bien. Los otros diez debieron morir, entre el escorbuto, el hambre y la pena. Estos tres moluqueños no dieron la vuelta al mundo, por lo que se les ha vetado la gloria y los titulares de esta historia. Pero nadie podrá negar que sus vidas sufrieron la mayor de las vueltas. El suyo fue un viaje sin retorno en un mundo que, aunque aún tenía un contorno por definir, ya tenía clara la genealogía de los poderes y la gloria. Si, como escribió Stefan Zweig en su biografía de Magallanes, los dieciocho hombres que dieron la vuelta al mundo en la Victoria “habían envejecido diez años durante aquellos tres interminables”, los tres de las Molucas envejecieron solos y olvidados a catorce mil kilómetros de las islas que los vieron nacer. En una famosa carta escrita nada más arribar a Sanlúcar de Barrameda (adquirida en 2014 en subasta por el Archivo de Indias), Elcano solicitaba a Carlos I, para él y sus 17 expedicionarios, una cuarta parte de las ganancias destinadas a la Corona que atesoraban las bodegas de la maltrecha Victoria. “Suplico y pido por merced a su alta majestad, por los muchos trabajos, sudores, hambre, sed, frío y calor que esta gente ha pasado en tu servicio, les hagas merced de la cuarta parte de sus cajas”. El rey se lo concedió. Para los otros tres, ni maravedíes, ni memoria. Un libro: El libro de las especias: Del anís al zumaque de John O’Connell.


FUE MUY

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JOSÉ LUIS CASTILLEJO TEXTO:

La Olivetti Mellada Andaluz de Arte Contemporáneo

DOCUMENTACIÓN: Centro

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e familia aristocrática por línea materna, la del Condesado de Villapineda, José Luis Castillejo nace en la calle San Pablo de Sevilla en 1930. Su padre, Federico Fernández Castillejo, era amigo de Niceto AlcaláZamora, impulsor de la derecha liberal republicana en Sevilla y Córdoba, además de gobernador civil de Valencia y diputado en las Cortes. Durante la Guerra Civil la familia debe abandonar España en febrero de 1937 exiliándose a Marsella y, posteriormente, a Argentina. El exilio finaliza en 1945 al instalarse la familia en Sevilla y, luego, en Madrid. Castillejo se forma en la Universidad de Sevilla y de Poitiers, y en la Escuela Diplomática, finalizando sus estudios en la capital con el premio al mejor expediente universitario. Habla perfectamente inglés y francés, y en un viaje a Inglaterra para perfeccionar el idioma conoce a Churchill. Se gradúa en la Escuela Diplomática y comienza a trabajar en el Ministerio de Asuntos Exteriores hasta que es destinado a la Embajada de Washington (1959). En Madrid colabora con grupos antifranquistas, incluso importa tipos de letras de Alemania para imprimir panfletos clandestinamente.

Número 16 :

FEBRERO - MARZO

En Nueva York conoce a Luis González Robles -sevillano también, que dirigiría el Museo Español de Arte Contemporáneo-, que le aconseja comprar obras de Tàpies; ahí comienza su interés por la pintura y el coleccionismo, que le lleva a conocer a Juana Mordó, la galerista a quien compra obras de Millares, Pablo Serrano y otros artistas. El diplomático, tras ser destinado en Argel, Bonn, Stuttgart y Nigeria, aterriza en Houston en 1987, ciudad donde residirá, compartiendo estancias en Madrid, hasta su fallecimiento el 9 de septiembre de 2014.

Muchas vidas en una vida La apabullante vida de Castillejo y su insaciable curiosidad artística le permitieron participar de las corrientes más

avanzadas del arte y del pensamiento de Estados Unidos y Europa. Reúne una importante colección de pintura abstracta americana y mantiene contacto con los principales artistas y teóricos del arte. Amigos como el influyente crítico de arte Clement Greenberg o el escritor y crítico Marcelin Pleynet sirven de estímulo para su obra literaria además de permitirle trasladar las ideas y las obras de la modernidad y la posmodernidad; incluso las lleva a la España franquista. El Castillejo creador se caracteriza por el intento de alcanzar la comprensión del sentido de la realidad y la libertad a través de la escritura. Su obra es tan absolutamente original que representa el prólogo y el epílogo de su escuela, de la que él mismo es el único exponente, vinculada con la vanguardia de su tiempo. Referente indispensable de la escritura experimental en España, su obra es drásticamente minoritaria, valorada solo por los especialistas y desconocida por el gran público. Tampoco ayuda la escasez de libros que editó en comparación con el volumen inmenso de textos inéditos sin publicar.

Grupo Zaj Gracias a Juan Hidalgo, a quien conoce en uno de sus viajes a Madrid, entra en contacto con el grupo Zaj, fundado en 1964 como una iniciativa pionera de la nueva experimentación en España. El grupo Zaj es pionero en el ámbito nacional en las prácticas del happening y la performance. Castillejo acabará siendo uno de sus miembros más destacados junto a Hidalgo, Esther Ferrer y Walter Marchetti. De hecho, su primer libro, La caída del avión en el terreno baldío (1967), se considera también la primera publicación Zaj. Castillejo no tarda mucho en apostar por la libertad extrema y se independiza de Zaj para construir una obra situada en el arte intermedia -o hibridación- precursora de la posmodernidad. Él prefería definirla como “escritura moderna”, una escritura que debía nacer de sí misma, autónoma, siguiendo la dinámica del “arte piloto” de la modernidad, como llamaba a la pintura.

Funda una nueva escritura con The Book of i’s (1969) apenas tres años después de iniciarse en la creación artística. Aquí es donde Castillejo propone su “escritura moderna” como una declaración de intenciones de ir a contra corriente en pleno auge de la posmodernidad. Siguen a este libro The Book of Eighteen Letters, El libro de la letra, El libro de la J, TLALAATALA o Ventanas. La lista de inéditos es extensísima: El libro del trío, El libro de las consonantes, El libro de los rincones, El libro de los errores, The Fall of Constantinople, Maldoror: La caligrafía del mal o El escritor, entre otros.

El evangelio (de la escritura) según Castillejo Consideraba a la pintura como arte piloto de la modernidad porque había conquistado su autonomía al liberarse de la obligación de imitar la realidad y consagrarse a un juego puramente pictórico con sus elementos consustanciales: el color, el trazo o la línea sobre el lienzo. La escritura, sin embargo, no había llegado aún a la modernidad al seguir sometida al lenguaje, es decir, a la representación de la realidad mediante palabras. Frente a eso propone una escritura abstracta y pura, basada en su esencia… ¿y cuál es? La respuesta es The Book of i’s: la escritura consiste en letras impresas en las páginas de un libro. Castillejo elige un formato vertical mediano y la letra i se dispone en el centro óptico de algunas hojas remitiendo a la lengua inglesa: aparece cuando la palabra que designa el número de la página en inglés tiene una o más íes. El lenguaje queda así abstraído. Elige la i tras un estudio cuidadoso del carácter de las letras: es un grafema compuesto, formado por dos elementos (palo y punto) que, aislados, son arquetipos; al ser una letra dual, es además idónea para activar la página. En inglés la i minúscula es casi una palabra: la disminución de la I mayúscula del Yo, lo que enlaza con la dimensión psicológica de la escritura. También debemos a Castillejo la creación del antialfabeto, compuesto por una secuencia de las veinte consonantes del

alfabeto latino (R M J D X T B Q H L W P Z F S K V G C N). El antialfabeto pretende lograr la autonomía de la letra y emanciparla de “la tradición de nuestra cultura alfabética”, donde “la letra suele pedir otra letra”. La génesis del antialfabeto surge del estudio de la forma orgánica de cada letra consonante y de su capacidad de construir secuencias abiertas: una línea de L H T L H T va “hacia delante y hacia arriba”, inspirando la idea de apertura y liberación. El antialfabeto permitió al artista explorar la escritura no lineal. Con El libro de la letra explora la sensualidad de la escritura: salvo las enes mayúsculas, no hay nada impreso en él, de manera que esta letra se adueña completamente del libro, llegando “a los márgenes, a los sitios íntimos. La intimidad da placer”. Este libro representa también una cima de la abstracción de la escritura moderna al situar el antialfabeto como su código de referencia concreto pero sin ofrecer ninguna clave de lectura que remita a él. La dimensión simbólica de la escritura y su poder, la escritura mecánica como afloramiento de las obsesiones y represiones personales, el sentido decorativo arquitectónico de reminiscencias árabes o moriscas a través de las letras, la escritura abierta, la caligrafía, la personalidad y carga psíquica de los grafemas, son algunas de las muchas experimentaciones que jalonan su obra. Al final de su vida Castillejo adopta una actitud irónica consigo mismo y con su aportación a la modernidad. Opta por el juego y la diversión para flirtear con la “falsa posmodernidad” armado de rotuladores de colores, una impresora y una fotocopiadora. Así nace El escritor (2013), la obra con la que muere el escritor Castillejo, donde reproduce su propio retrato –firmando un catálogo de la exposición del Zaj en el Reina Sofía- hasta setenta veces con letras superpuestas de la palabra “escrito” y de sus libros. Una perfomance: 4´33” de John Cage.

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A los títulos de la ciudad de Sevilla debería sumarse, sin duda, el de La Muy Ingrata. Sin embargo, otro de los títulos aspirantes a ser grabado en su escudo -La Muy Ignorante- actúa de antídoto contra el primero; y es que no se puede ser agradecido con aquello que se ignora. De ahí que la retrospectiva de José Luis Castillejo que acaba de acoger su ciudad natal -la primera que se le dedica- haya constituido para muchos de sus conciudadanos una auténtica epifanía de este artista poliédrico y con una influencia enorme en la escritura contemporánea en España. Libérrimo escritor experimental, pensador, diplomático y coleccionista de arte, dedicó lo mejor de su talento a construir la modernidad con letras y antialfabetos. Así fue esta especie de Emiliano Zapata que luchó por liberar a la escritura de las servidumbres del


OPINIÓN

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RESULTA QUE ES FÁCIL TEXTO:

Taite Cortés Sr. Nada

ILUSTRACIÓN:

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unca nadie quiso quedarse. Nunca nadie despertó mi inquietud para compartir espacios, vida y actividades. Nunca. Nadie. Idas y venidas tormentosas. Relaciones compartidas -injustas y tóxicas- usurpando tiempos y conformándonos con lo mínimo. Amores dubitativos, nuevos conceptos que retuercen algo tan simple como estar. Barreritas que se ponen a la cotidianidad. “No te enamores” de quienes se suben a la atalaya de la indolencia, de la condescendencia, de la superioridad del no sentir. Nunca. Nadie. Amoríos trashumantes, noches finiquitadas y poca opción a asentar elementos que pudieran unir más allá del desayuno. Y una vida llena, a pesar del vacío que todos ven. Llena de ratos con mis amistades, de risas, de viajes compartidos; llena de libros, de música, de chocolates en Le Poeme; llena de actividades propuestas y a proponer, de exposiciones. Llena también de cosas: de ropa, de recuerdos de viaje, (también aquí) de libros. Llena de ganas de estar y de ser. También madre. Porque estar sola y disfrutarlo es una opción. Porque estar sola y vivirlo hace que te plantees mucho renunciar a todo lo que te aporta estar sola en caso de que llegue alguien que te acompañe. Y nunca nadie quiso acompañarme.Y nunca por nadie quise renunciar a mi vida llena.

Número 16 :

FEBRERO - MARZO

Pero resulta que es fácil acompañar y hacer hueco. Resulta que es fácil compartir y estar: sin barreras, sin renuencias, sin advertencias, sin atalayas. Y no por ello renunciar a tu vida llena. Resulta que es fácil deshacerse de cosas, acomodar armarios, hacer de mi casa nuestro hogar, planificar actividades. Resulta que es fácil, que no hay tormentos, ni toxicidades, ni dudas; que todo fluye y encaja. Resulta que era fácil también dejarse ayudar y apoyar; y dejar de demostrar que se es capaz de todo. Y aquí ando hoy con medio armario menos, pero con lecturas y músicas añadidas. Redecorando una casa que tiene uno, dos o cuatro habitantes dependiendo del día del mes, pero que está llena de complicidad, independientemente de quien esté. Un espacio vital que alberga trabajo, tareas escolares y tardes de parchís, cuando sólo estuvo pensada para uso exclusivamente unipersonal.

Y aquí ando yo, pintando de colores la palabra “madrastra”; llenándola de besos, de risas y de generosidad. Y conste que la generosidad es la de ellos tres. Porque hacer hueco en una casa es nada si se compara con hacer hueco en una familia. Y aquí ando yo, comprando belenes y adornos de navidad, descartando también mi faceta de Grinch (de Greenwich, que me dice Mónica) porque sé que esta navidad es para ellos. Y, sobre todo, resulta que es fácil acompañar sin renunciar a ser tú, todo lo tú que eras antes de ser acompañante, sin renunciar a lo esencial que hizo que se acercara, que nos unió. Acompañante, mejor que compañera, porque quiero renovar cada día la vocación de estar y compartir, de sentir y reír, de disfrutar;;quiero que no decaigan los nervios por verle o la ilusión de contarle cosas porque nos coma el día a día. Así que, aquí ando yo, brindando por lo vivido y por lo que queda. Por los besos a deshora, el acompañamiento a 600 km, la vida compartida. Brindando por la puntualidad de renfe, las listas de la compra del iphone, los libros regalados, las canciones bailadas en el salón, los coloretes pintados; por los sitios descubiertos y por descubrir, la bebida, la comida. Por los amigos compartidos, las bodas, los ramos, las risas, los llantos. También por las dificultades, que nos robustecen y consolidan, reafirmándonos en que estamos justo donde queremos estar. Así que, aquí ando yo, brindando por la calidez de su cuello, la que me habla de hogar, de paraísos, de refugios. Así que, aquí ando yo, brindando con chocolate de Le Poeme, el mismo que, vestido de anonimato, me convirtió en acompañante. Una canción: Poéme sur la septième de Johnny Hallyday (Orchestre Symphonique Version)


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Por falta de respaldo, la silla se quedó en banqueta.

Su error fue confesar ante aquellos caníbales que era vegetariano. Lo utilizaron como guarnición.

Tras ser despedido, cambió su ocupación de portero de discoteca por la de portero de fútbol. Durante su primera temporada, el equipo perdió todos los partidos salvo el que disputaron contra el Real Madrid. Y es que en su área no dejaba entrar ni a un solo jugador con calcetines blancos.

—¿Tú qué te llevarías a una isla desierta?... —¿Yo?... El Queen Mary II…

¿Don Quijote convertido en un repugnante escarabajo y recordando una magdalena de su infancia?... El virus campaba a sus anchas por la carpeta de Clásicos del e-book.

POESÍA

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José Daniel M. Serrallé Jai_Pi_Gi

COLLAGE:

Su jefe le siguió hasta la estación para despedirlo…

Decidió suicidarse. Abrió la ventana y se lanzó al vacío… Años después, sigue viviendo en un bajo.

Urgó entre todos sus textos buscando la hache perdida. Y la hencontró en el sitio menos pensado.

El fuego. Pasó días enteros haciendo chocar aquellas dos piedras. Creía que estaba inventando la música...

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Nunca creció tan amable el otoño. Para mí, que tendí sobre sus hojas o bajo la tenue luz de sus bares una imagen posible de la existencia. Pues ahora, de pronto, te trae a ti, tu viveza encendida y tu sonrisa, tu voz suave, brillando descarada desde el fondo de los escaparates. Nunca creció tan amable el otoño. Y el amor ya maduro se desboca persiguiendo la suerte de unos versos para leer demorado en tu espalda. -

Número 16 :

(Poema inédito)

FEBRERO - MARZO

Página 66

De los diez negritos, sólo quedaron nueve… De los nueve negritos, sólo quedaron ocho… Y así hasta que no quedó ningún negrito. Se compró otro paquete de Ducados. De los veinte negritos… Etcétera.

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AUTOR:

Eduardo Cruz Acillona

Número 16 :

MICRORRELATOS

EL FINAL ESTÁ CERCA (IV) TEXTOS:

FEBRERO - MARZO

IMAGEN

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Una canción: Talk to me de Yodelice.


EROTISMO

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DE FIL EN AIGUILLE TEXTO:

Beatriz C. Bravo Jai_Pi_Gi

Página 68

COLLAGE:

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Número 16 :

FEBRERO - MARZO

ncender un cigarrillo parece tan cliché que el humo se encarga de desdibujar su sonrisa en las primeras caladas. Lo dejó tres veces en el pasado y tiene en mente hacerlo una cuarta, así que inhala casi como si fuese la última vez que fumase. Como si fuese la última vez que tuviese sexo, en realidad. No quiere ser agorero, pero cada vez es más difícil sobrevivir en esta cárcel de mierda, encontrar un cigarro que llevarse a la boca o un culo al que follar sin acabar sodomizado por otro. No tendría problema con ello, pero tiene un status aquí dentro y no piensa perderlo por no saber controlar la retaguardia. Val se despereza a su lado, sus rasgos finos del medio este contrastan con la rudeza de los suyos, piel clara contra tez oscura. Le da un azote en el culo, se despereza, le pega un mordisco en el mismo sitio. La nalga se enrojece y se siente orgulloso. Es un culo duro, respingón, siempre hambriento. Poco más puede pedir ahora mismo. - Un día me tienes que dejar a mí.

después de que parezca que le gusta demasiado. Hay gruñidos, pero no sabe distinguir de quién. Se deja desear. Acercándose a su oído aprovecha para morder parte de su mandíbula en el camino. Su barba incipiente choca contra la suya y generan electricidad. - Aún no te has ganado mi culo. Val se sitúa entre sus piernas ante la provocación. El corazón le bombea más rápido la sangre. Primero va la mano, pero casi puede sentir ya la boca, la lengua e incluso el final de su garganta abarcando su pene, asfixiándolo. Se agranda cada vez que desaparece en él, brilla cuando le libera. - Pero me he ganado tu polla. Eso no puede negárselo. -

Le acaricia la espalda, insinuando más allá. Él niega con la cabeza mientras le coge el rostro con una sola mano. Le besa con la lengua antes que con los labios y termina el beso justo Una película: Tom of Finland de Dome Karukoski.


TREE LOGÍA TEXTO:

Javier González-Cotta

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Partida maestra Gozamos hace ya unos años de El arte de la fuga de Vicente Valero (Ibiza, 1963). Con placer y estremecimiento leímos aquellas estampas dedicadas a San Juan de la Cruz, Fernando Pessoa y el poeta romántico Hölderlin. De Valero leímos también su anterior y primera novela Los extraños y, más tarde, Las transiciones, obra ésta que inauguraba lo que el propio narrador, poeta y ensayista define como una serie de novelas cortas de formación. Asimismo Vicente Valero estudió la estancia del escritor Walter Benjamin en la isla de Ibiza, un hecho que en 2018 nos parece inaudito o alucinógeno. Si a alguien podríamos imaginar hoy por hoy en este lugar, asociado tan penosamente a los desates de la noche, es a Benjamin, aquel hombre tan infortunado. Valero publicó su correspondencia ibicenca y Experiencia y pobreza. Walter Benjamin en Ibiza.

Número 16 :

FEBRERO - MARZO

Aparece ahora Duelo de alfiles, que viene a ser un libro híbrido (un líbrido, si se permite la aleación). No es del todo un libro de viajes, ni un ensayo cultural, ni otra cata de estampas en la idea de El arte de la fuga. El ajedrez sirve aquí de vínculo para enhebrar las visitas que el autor realizó a varias ciudades europeas. Dichas visitas se convirtieron luego en rememoraciones, que lo llevaron a revivir algún que otro pasaje en las vidas de Nietzsche, Kafka, Rilke y, de nuevo, Benjamin. En el primer relato Valero visita a su amigo el pintor Jorge Castillo en Helsinborg, en la punta meridional de Suecia. Muy cerca se halla, atravesando el Báltico, la isla danesa de Fiona, donde un verano de 1934 Bertold Brecht y Benjamin disputaron varias partidas de ajedrez en la casa estival del primero. Valero recrea el lugar, la recordada postal de aquellas partidas entre ambos autores. La nevisca cae ahora sobre el presente que se narra y, de añadido, sobre aquel recuerdo. En Turín se desarrolla la segunda pieza. El autor conocerá al matrimonio Ferretti mientras la pareja está jugando al ajedrez en un café. Pero la estancia en la ciudad discurre bajo el evocativo influjo de Nietzsche. Aquí, en Turín, escribió su Ecce Homo y aquí sucumbió, a la par, a la demencia y a la muerte.

El tercer relato se desarrolla en Augsburgo, cerca de Múnich. Valero es invitado a una lectura poética en la ciudad natal de Bertold Brecht. En el acto, un hombre de entre el público le pregunta si ha escrito alguna vez un poema sobre el holocausto. Es el mismo hombre con el que, horas después, disputará una partida de ajedrez en un café. Pero, aparte de la conmoción que le produjo aquella pregunta, lo que evoca Valero es el recuerdo de aquella lectura fallida que Kafka hizo en 1916, en una galería de Múnich, de su relato En la colonia penitenciaria. ¿Resultado? Fracaso total. El último relato nos traslada a Zúrich. El autor acude a esta ciudad atraído por un torneo de ajedrez. Pero de nuevo, a modo de pequeña urdimbre, de levedad entre la recordación y la reseña cultural, Valero visitará el pueblo de Berg am Irchel, donde Rilke intentó acabar, en vano, sus célebres Elegías a Duino, su obra interrumpida por la matraca de la Gran Guerra. Estas cuatro historias contiene Duelo de alfiles, cuyo vínculo es el ajedrez. Se trata a la vez de cuatro incursiones, a través de la cultura, en lo que fue el periodo de entreguerras en Europa. Indicado: Para los sensibles. Para los prófugos. Para quienes levitan y están en Babia. Contraindicado: Para los impacientes. Para los incapaces. Para los burdos. Duelo de alfiles.Vicente Valero. Periférica (160 páginas / 16 €).

El inolvidable Stoner

Aznar ha vuelto

La novela Stoner del norteamericano John Williams (19221994) se ha convertido en realidad en dos novelas. Por un lado, tenemos la propia historia de William Stoner, el hijo de unos padres rústicos de Misuri, que irá a la universidad, se convertirá en profesor de humanidades y, de paso, en héroe y antihéroe de la vida minúscula.

Hace poco el ex general Julián Rodríguez, máxima autoridad castrense española entre 2008 y 2011, conocido ahora como El JEMAD de Podemos, publicó su libro Mi patria es la gente. En la portada del mismo el militar podemita lucía su uniforme azul de Aviación, lo cual provocó el pulla de algún que otro amigo versado en salones castrenses: los del ejército del Aire nunca fueron de fiar.

Por otro lado, tenemos la historia editorial de esta novela, que pasó absolutamente inadvertida entre nosotros hasta que una crítica de Rodrigo Fresán y un artículo de Enrique Vila-Matas comenzó a ponerla en circulación. El resto lo obró la promoción más analógica que pueda concebirse: el boca a boca. Su autor murió en 1994, absolutamente ajeno al éxito que Stoner, escrita en 1965, iba a tener mucho después en Estados Unidos y Europa. Precisamente fue un sello literario español, Baile del Sol, el primero que lanzó la novela a nivel europeo en 2010. Ahora la editorial canaria la ha publicado en versión bolsillo. Stoner, por tanto, no deja de publicarse y de atraer gracias al prodigio de la literatura lenta y del libro de tipo longseller. Dijo el actor Tom Hanks que Stoner sólo es una novela que trata acerca de un tipo que va a la universidad y se convierte en un maestro. “Pero es una de las cosas más fascinantes que jamás he hallado”, añadió. Sin duda la vida de William Stoner nos conmueve por cómo está escrita, como el retrato de un hombre bueno, en el sentido machadiano, que se enfrenta con humildad a las patadas emocionales que le va dando la vida (su esposa histérica, el arribismo entre colegas de universidad). Parece poca cosa. Queremos decir, más bien, que qué gran cosa. Indicado: Para los que aún no han leído Stoner. Para los antihéroes. Para los rectores y decanos de universidad. Contraindicado: Para los que esperan demasiado. Para los trepas. Para la gente ruin. Stoner. John Williams. Traducción de Antonio Díez Fernández. Baile del Sol (280 páginas / 9,95 €).

Pues bien, curados de aquel susto, ahora nos topamos con otro (y morrocotudo). José María Aznar publica El futuro es hoy, libro supuestamente alumbrador, en el que el risueño ex presidente analiza la situación de España en el marco de un cambio de época. Diremos que el señor Aznar nos asiste como en los Ejercicios de San Ignacio de Loyola. Nos habla, entre otros asuntos, de la guerra de Irak, Corea del Norte, la crisis del liberalismo, el populismo, Cataluña, etc. El problema no es que se disienta de todo lo que dice. El problema es quién lo dice. Indicado: Para los que buscan adrenalina. Para los pelotas como regalo al suegro pepero. Para don Mariano Rajoy Brey como complemento al Marca. Contraindicado: Para los estetas del ‘No a la guerra’. Para los populistas. Para los consumidores de antidepresivos. El futuro es hoy. España en el cambio de época. José María Aznar. Península (220 páginas / 19,90 €)

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RESEÑA LITERARIA

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LOS GARCÍA, UN LINAJE SEVILLANO PARA CAMBIAR LA MÚSICA TEXTO:

José María Rondón

La saga de intérpretes y compositores fundada por el tenor hispalense Manuel García está detrás de algunos de los mayores hitos del mundo lírico, desde la primera representación de una ópera en Nueva York a la invención del laringoscopio, fundamental para el estudio y el cuidado de las cuerdas vocales.

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E

n este árbol genealógico se acumulan un par de siglos de músicos que le hacen ritmo en la masa de la sangre. Porque colgados de ese apellido de uso tan corriente hay algunos de los nombres indispensables que ha dado para la ópera y el canto este país ruidoso y olvidadizo, donde tantas veces ha pesado más el mus que las partituras. Hablamos del linaje integrado por Manuel García, tan vinculado a la gestación de El barbero de Sevilla de Rossini e impulsor de la primera temporada lírica en Nueva York, y sus hijos: la diva María Malibrán, la compositora Pauline Viardot, musa de Turguéniev, Saint-Säens, Wagner y Brahms, y Manuel Patricio, profesor de canto e inventor del laringoscopio. En definitiva, gente culta, inteligente y dispuesta al exceso sin redención. “Todos eran tremendamente españoles, hasta diría que en aquel momento de su gloria nos pusieron de moda en Nápoles, en Londres o en París. Pero nos olvidamos de ellos durante demasiado tiempo, e incluso artistas de más allá de nuestras fronteras han sabido sacar más provecho de ellos que nosotros mismos”, asegura la cantante Teresa Berganza en el prólogo del estudio de Andrés Moreno Mengíbar Los García. Una familia para el canto, publicado por el Centro de Estudios Andaluces. Se trata, pues, de la primera biografía colectiva de una saga andaluza a la que la delicadeza, la audacia, la hondura y el riesgo le dejaron sitio en las mejores cumbres del oficio. Eso sí, cada uno con su voz, con su entrega y con sus demonios. Entre ellos, el primero que armó una bulla incalculable en el scalextric del pentagrama fue Manuel García. O, mejor dicho, Manuel del Pópulo Vicente Rodríguez Aguilar, que así nació el 21 de enero de 1775 en el número 3 de la calle de la Cestería, en el barrio sevillano del Arenal. El niño gastaba desde pronto unas cualidades extraordinarias para el canto. Un talento más selvático que académico, al que trató de poner orden Juan Almarcha en la capilla musical de la Colegiata del Salvador. Había en él un delicadísimo sentido

del sonido para entusiasmo de la hidalguía y el populacho, que acudían a los templos de la ciudad, casi la única salida para un cantante en una ciudad sin pulso teatral. Aquel mocoso abría la boca y, al parecer, dejaba turulato a los fieles.

en la definitiva confirmación de un creador que aspiraba a instalar su nombre en los mejores templos musicales de Europa. En París logró que el Teatro Odeón llegara a programar una ópera en español con su firma, El poeta calculista (15 de marzo de 1809). Hacia el otoño de 1811 se ganó un hueco en Milán y Turín, pero triunfó en Nápoles, donde afinó su técnica vocal y sacó tiempo para componer sus primeras óperas italianas. En este terreno se sitúa, acaso, el que será su indiscutible gran éxito como autor: Il califfo di Bagdad (1813). Su gloria culminará con su interpretación en el rol del conde de Almaviva en El barbero de Sevilla (1815), por el que llegó a cobrar el doble que Rossini por componerla.

“En aquella época sólo brillaba por la dulzura, gracia y estilo de su voz; pero era tanta la fama que había adquirido bajo este concepto que las iglesias se llenaban de innumerables personas, atraídas más del encanto de su melodiosa voz que de un sentimiento religioso (…). Cantaba en un estilo tan admirable y con tanta gala de voz que llegaban entusiasmadas familias enteras desde pueblos vecinos”, se anota en un perfil biográfico publicado ya en 1842 por la revista El Orfeo Andaluz. Sin embargo, el cambio de voz y la falta de perspectivas laborales para un cantante en una ciudad sin teatros –prohibidos por Real Orden en 1779, tras la caída en desgracia de Pablo de Olavide- obligaron a aquel joven de dieciséis años a dejar Sevilla e instalarse en Cádiz.

Su estancia en Francia y, sobre todo, en Italia se convirtió

Precisamente, el autor de Los García. Una familia para el canto rescata una anécdota deliciosa ocurrida en los días finales de los días del cantante y compositor sevillano. Asaltados él y toda su compañía por una banda de forajidos cuando marchaban al puerto mexicano de Veracruz, Manuel García les salvó la vida al tomar una guitarra y cantar allí, muy probablemente, su mayor éxito musical, Yo que soy contrabandista, ese polo que le abrió las puertas de la fama internacional al poco de comenzar el siglo. De nuevo en París desde 1829, intentó alargar su carrera de cantante, pero ya no le acompañaron las fuerzas. Una afección de garganta o de pulmón acabó por llevarlo a la tumba el 10 de junio de 1832. A Manuel García le tomó el relevo su primogénito, Manuel Patricio García, quien, además de inventar el laringoscopio, perfeccionó el sistema de enseñanza del canto ideado por su progenitor. ”Es el primero fundamentado en una sólida investigación sobre los mecanismos fisiológicos de la producción de la voz. Manuel Patricio pasa por ser el fundador de la Otorrinolaringología moderna”, apunta Moreno Mengíbar. La hija menor, Pauline, quien adoptó para la escena el apellido Viardot, “triunfó como cantante, pero más importante aún es su faceta como compositora de gran calidad, al margen de una relación más o menos platónica durante cuarenta años con Iván Turguéniev”, señala el autor de Los García. Una familia para el canto.

Pero en ese salto vital adivina Moreno Mengíbar otras razones más allá del porvenir profesional. “Algo que no sabemos tuvo que ocurrirle a Manuel en relación a su familia para, a temprana edad, lanzarse a buscarse la vida en una ciudad desconocida y en un mundo tan desconocido como el teatral”. El crítico musical y doctor en Historia apunta en su estudio a una ruptura familiar trágica a partir de dos hechos trascendentales: la adopción definitiva del apellido García y la inclusión del fallecimiento de sus padres en el acta de su matrimonio con la bailarina y cantante Manuela Morales, hecho completamente incierto. “Sea como fuera –añade-, en Cádiz comenzaría a formarse el carácter y la personalidad, es decir, la máscara del famoso cantante”. De lo que no cabe duda es de que, con esa repentina (y tormentosa) unión con la hija de un afamado actor y director teatral, el cantante ensanchaba el caudal de su carrera con un traslado a Madrid, donde los 91.000 reales de la sustanciosa dote eran un sustento económico imprescindible. Ya instalado en la Corte, Manuel García estrenó sus primeras composiciones (El majo y la maja, en 1788, y La declaración, al año siguiente), ganó puestos en el reparto de las compañías y dirigió su pasión hacia otra cantante, Joaquina Briones, por entonces viuda, a quien se unió hasta el final de sus días. Pese a hacer cumbre –buen gestor, cantante de fama, compositor de éxito-, España se había convertido en un establo agotado para un talento tan agudo como el del sevillano.

los medios dejaban mucho que desear, pero no importó, pues era mayor la fascinación por la novedad y por la irresistible música de Rossini”, explica Andrés Moreno Mengíbar.

Subido a esa ruleta, García lució prestigio durante años por París y Londres, si bien, a medida que se apagaba, apostó por nuevas aventuras. Entre ellas, la enseñanza musical con una academia de canto en la capital británica y la exportación de la ópera a Nueva York, uno de los principales centro urbanos de una joven nación que no conocía el género más allá de las piezas francesas que se representaban en Nueva Orleáns. “El 29 de noviembre de 1925, los neoyorquinos pudieron asistir en el Park Theater al estreno americano de El barbero de Sevilla. La verdad es que el elenco era una mezcla de viejas glorias en decadencia y de jóvenes con escasa experiencia, y

Entre ambos emerge también la segunda hija del compositor y cantante sevillano, María Malibrán, considerada la primera diva romántica. Debutó en la Ópera de París en Semiramide de Rossini y tanta fama acumuló que, tras las actuaciones, el público la seguía fuera del teatro. Tuvo una relación volcánica con su padre, de quien se llegó a contar que intentó asesinarla en el transcurso del último acto de Otello. Para huir de su órbita, se casó muy joven con un empresario americano, si bien pronto metió en su cama al violinista belga Charles de Bériot. Se convirtió en la gran intérprete de las composiciones de Bellini, como La sonnambula y Norma. Sin embargo, una fatal caída desde un caballo puso fin a su vida cuando sólo había cumplido veintiocho años. Para ella, acababa de caer el telón. -

Música: Obertura de El barbero de Sevilla de Gioacchino Rossini.

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REPORTAJE

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HEREJES DEL SUR

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MYRIAM SECO TEXTO:

Alejandro López Inés García Martínez

FOTOGRAFÍA:

S

er un referente internacional en investigación cuando el objeto investigado está a más de 5.000 kilómetros del lugar de tu nacimiento, evidencia la pasión y el talento de nuestra protagonista. A Myriam Seco Álvarez no le importó nacer en Sevilla -en cuya universidad estudió Historia Antigua y se doctor- para convertirse en la egiptóloga más sobresaliente del momento, autora de varios libros y artículos imprescindibles y responsable de numerosas excavaciones en Oriente Medio y Egipto. Completó su formación en la Universidad de Tubinga (Alemania) y se especializó en arqueología submarina, disciplina que compagina con numerosos proyectos arqueológicos en Egipto y otros países. Académica de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla, docente en varias universidades, actualmente dirige el proyecto de excavación del templo de Millones de Años de Tutmosis III (Luxor) en colaboración con el Ministerio de Antigüedades egipcio.

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Efectivamente, a veces hay que trabajar duro y luchar por lo que uno quiere para conseguir los objetivos. Lo fundamental es tener una vocación. ¿Se sintió fascinada por Egipto desde pequeña? Desde niña me sentía atraída por el Próximo Oriente, la historia tanto de Egipto como de Mesopotamia me fascinaba, y me imaginaba viajando a estos lejanos países en busca de informaciones. Sin embargo, cuando inicié los estudios de Geografía e Historia en la Universidad de Sevilla, me incliné por la Egiptología. Ahí tuvo un papel decisivo el catedrático Francisco Presedo, que era un apasionado de Egipto y el que se encargaba de impartir la asignatura de Próximo Oriente. ¿Cómo se puede ser egiptóloga a miles de kilómetros de Egipto?

Hay muchas maneras de ser egiptóloga, se puede investigar sobre el antiguo Egipto desde una excelente biblioteca en Europa, o impartir clases de Egiptología en una Universidad española, u optar por dedicarse a la arqueología y excavar yacimientos en el país del Nilo. ¿Le dijeron muchas veces que estaba loca?

Número 16 :

FEBRERO - MARZO

No, mis padres siempre me apoyaron en todos mis sueños, me dejaron estudiar lo que me gustaba y lo que la gente opinara nunca me importó. ¿Ha tenido que renunciar a muchas cosas para desarrollar su carrera profesional?

Claro, en la vida no se puede tener todo. ¿Qué aconsejaría a un joven que, como usted, tuviera esa vocación? Que haga todo lo que tenga en su mano para seguir su vocación. ¿Por qué sigue ejerciendo tanta fascinación la civilización egipcia?

Por muchos motivos, porque fue una civilización con una

dilatada historia en el tiempo y eso ha dejado una inmensa cantidad de restos arqueológicos que siguen apareciendo cada vez que se abre una nueva excavación. También porque aún quedan muchas incógnitas por resolver, sus conocimientos de los materiales, cómo cortaban y pulían las piedras, la monumentalidad de sus construcciones, cómo transportaban bloques de gran tonelaje. Así mismo, su afán de dejar constancia por escrito de toda su sabiduría, la gran cantidad de textos religiosos, administrativos o económicos. Igualmente, llama mucho la atención su religiosidad, su manera de entender el mundo y su empeño en prepararse para tener vida eterna. ¿Considera el descubrimiento de la Piedra Rosetta uno de los hitos cruciales de la historia de la humanidad?

Sí, fue un hallazgo decisivo y determinante para poder descifrar los jeroglíficos y leer todo lo que los egipcios nos dejaron por escrito. Gracias a este descubrimiento hemos tenido acceso a una gran cantidad de información. ¿Cuántas veces ha imaginado la escena de Howard Carter al penetrar por primera vez en la tumba de Tutankhamón?

Muchas, creo que todo arqueólogo tiene esa imagen grabada en la cabeza. Tengo que decir que disfruté enormemente con el último libro que escribí con Javier Martínez Babón sobre Howard Carter, el duque de Alba y las conferencias de Madrid. Ahí tuve la ocasión de leer las cartas que el duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart, recibió de su amigo Howard Carter, donde éste le explicaba con todo los detalles el descubrimiento de la tumba de Tutankhamón. Ahí el arqueólogo inglés compartía con su amigo, el duque español, las emociones del espectacular hallazgo y le describía con detalle cada momento. ¿Quedan descubrimientos asombrosos aún sobre Egipto?

Creo que la tierra egipcia guarda aún importantes secretos, todavía queda mucho por descubrir y eso es inspirador.

Y a usted personalmente, ¿qué desearía descubrir?

Hay muchas cosas que me ilusionaría descubrir, por ejemplo una tumba intacta del Reino Medio, una estatua completa del faraón Tutmosis III, un papiro con información novedosa o incluso un escondite lleno de momias no saqueadas. ¿Cuál es el enigma de esa civilización que más le intriga? Su habilidad para transportar piezas de gran tonelaje y la capacidad de organizar a los trabajadores. ¿Cuánto nos queda por conocer de la civilización egipcia? Creo que aún mucho. Cada vez que se inician los trabajos en un nuevo yacimiento arqueológico salen numerosos hallazgos. Además, aplicando las nuevas tecnologías a la arqueología podemos tener acceso a informaciones que hasta ahora no se podían obtener. Aún hay mucho por hacer. ¿Cuánto daño han hecho los saqueadores de tumbas? El mayor daño es la pérdida de la información histórica al extraer los objetos y descontextualizarlos. Saqueadores de tumbas ha habido desde los tiempos antiguos, de hecho, casi todas las tumbas ya eran robadas en la antigüedad y muchos de esos ajuares se reciclarían. O sea que en el Egipto antiguo ya existían…

Los antiguos egipcios intentaron camuflar los accesos a sus tumbas para evitar a los saqueadores, en muchos casos sin éxito. Un ejemplo lo tenemos con el enclave de la tumba de Tutmosis III en el Valle de los Reyes, situada arriba en la montaña, en un lugar inaccesible. También tenían una guardia para vigilar y evitar los robos en el Valle de los Reyes. Por tanto, el temor a ser robados ya existía. A eso hay que añadir el peligro de los períodos difíciles de guerras y hambrunas, durante los cuales necrópolis completas eran saqueadas. Y, por último, están los profanadores de tumbas de tiempos más actuales que, al encontrar algún enterramiento, han ido vendiendo parte del ajuar en el mercado, como pasó con la

tumba intacta de las tres esposas extranjeras de Tutmosis III. Aunque los objetos se recuperan y muchos son admirados en museos de todo el mundo, la información histórica del pasado que se obtiene de la excavación se pierde para siempre. ¿Cuáles son los principales riesgos que amenazan el inmenso patrimonio egipcio?

Ahora los egipcios están muy concienciados con su patrimonio, pues supone una fuente importante de ingresos para el país. Hay misiones internacionales y misiones egipcias excavando y restaurando el patrimonio egipcio. Miles de turistas de todo el mundo acuden a Egipto cada año y quedan fascinados por la belleza de sus monumentos. ¿Qué es el Proyecto Tutmosis III?

Actualmente dirijo los trabajos de excavación, restauración y musealización del templo de Millones de Años del famoso faraón Tutmosis III, en Luxor, ciudad situada al sur de Egipto. Es un proyecto que comenzó en el año 2008 fruto de la colaboración entre la Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla y el Ministerio de Antigüedades Egipcio. Hemos cumplido once años de trabajos en este inmenso yacimiento que no ha parado de aportar sorpresas y nuevas informaciones. ¿En qué consiste su trabajo?

Mi trabajo es coordinar al equipo de investigación, gestionar el material y buscar financiación. Contamos con patrocinio de entidades privadas comprometidas con el patrimonio, como Fundación Botín, la empresa Cemex, Fundación Cajasol y Fundación Gaselec. Y tenemos convenio con Santander Universidades para investigar en el Instituto de Egiptología de la Universidad de Tübingen en Alemania. Además, hemos firmado convenios con el departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla y el departamento de Dibujo de la Universidad de Granada. Estos convenios son importantes porque nos permiten tener repercusión en el ámbito académico español y también permitir a estudiantes españoles hacer prácticas en un yacimiento de estas características. Somos un equipo interdisciplinar de más

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¿Quién la sigue la consigue?


HEREJES DEL SUR

de treinta especialistas, egiptólogos, arqueólogos, dibujantes, restauradores, fotógrafos, arquitectos, topógrafos, médicos, antropólogos, que nos unimos para extraer la máxima información de los hallazgos. Trabajamos con egiptólogos egipcios del Ministerio de Antigüedades y un equipo de ciento cincuenta obreros egipcios. Por lo que cuenta debe ser un proyecto de enorme envergadura.

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Investigamos un templo del Reino Nuevo, que estaba construido sobre una necrópolis de época anterior y que, una vez abandonado, se siguieron construyendo tumbas a su alrededor. Es como excavar varios yacimientos al mismo tiempo, en un arco cronológico que abarca más de 1.500 años. Esta circunstancia ha enriquecido enormemente al proyecto y es una característica fundamental a la hora de convertirlo en un museo al aire libre.

Es importante para que el interés por el patrimonio egipcio llegue a más gente. Además, esas piezas salieron de Egipto en una época en la que podían salir y muchas de estas colecciones han despertado el interés por el desarrollo de líneas de investigación y estudios de Egiptología en Universidades e Instituciones que enriquecen el conocimiento sobre el antiguo Egipto. Como arqueóloga, ¿cuáles son los principales retos de la arqueología actual?

La aplicación de las nuevas tecnologías y la puesta en valor de los yacimientos. ¿Conocemos bien Sevilla arqueológicamente, o queda mucho por investigar?

La civilización egipcia asombra por su modernidad en algunos aspectos como por ejemplo el diseño de sus muebles, joyas o vestidos. Si comparamos el mobiliario del ajuar de Tutankhamón con algunos diseños actuales quedamos fascinados, o la inmensa variedad de modelos de trajes representados en las pinturas y relieves, o incluso la forma de maquillarse, la utilización de esencias y cosméticos. Las colecciones de joyas. Hace unos años encontramos una tumba del Reino Medio debajo del templo que, a pesar de estar saqueada en la antigüedad, hallamos a una dama que aún tenía su ajuar intacto. Consistía, entre otras cosas, en dos pulseras de oro con un nudo llamado de rizo, una joya amuleto asociada a la mujer. Hasta hoy en día se sigue utilizando ese mismo nudo e incluso como elemento decorativo.

Sevilla se ha excavado bastante, pero siempre quedan zonas por investigar. Además, la Sevilla actual está sobre la Sevilla antigua y hay zonas a las que no se tiene acceso. Siempre quedará trabajo para las generaciones futuras.

Conocer la civilización egipcia enriquece, ser más o menos soberbios depende de cada persona. ¿Cómo describiría la sensación de entrar por vez primera en una pirámide?

FEBRERO - MARZO

¿Qué opinión le merece que, por ejemplo, el British Museum tenga una importante colección de piezas egipcias?

Tras años de investigación, ¿somos tan diferentes de aquellos egipcios?

¿Conocer la civilización egipcia nos pone en nuestro sitio como sociedad y nos hace ser menos soberbios?

Número 16 :

fragmentos de las paredes del templo con inscripciones. Hay muchos momentos felices.

Eso me hace pensar en la pirámide romboidal de la necrópolis de Dahshur, situada al sur de El Cairo. Ahí trabajé con el Instituto Arqueológico Alemán desde el año 2000 al 2004 y sigue siendo uno de mis lugares favoritos de todo Egipto. Estuvimos investigando el interior de la pirámide romboidal, construida por Snofru, el padre del famoso Kheops, la primera vez en la historia que se intenta hacer una pirámide. Allí realizamos mediciones, tanto en el exterior como en el interior, y lo describiría como una aventura intrigante, misteriosa y emocionante. Solemos ver en reportajes el trabajo de los arqueólogos, que es bastante duro, ¿cuáles son las satisfacciones diarias que usted encuentra?

Las satisfacciones son muchas y siempre vienen de la mano de la información. Cuando terminas de excavar una cuadrícula y entiendes su secuencia estratigráfica, o encuentras una estela con un texto que habla de algún personaje ligado al templo, o

La llaman la Indiana Jones española, ¿cree en la existencia del Santo Grial y del Arca de la Alianza?

No, Indiana Jones es un personaje cinematográfico que nada tiene que ver con la realidad del arqueólogo. Lo que sí hizo la película, en su momento, fue despertar el interés del gran público por la arqueología. En lo personal, ¿resulta complicado tener pareja o formar una familia con su profesión?

Claro, en mi caso no paro de viajar. Paso tres meses de excavaciones en la ciudad de Luxor, cuatro meses trabajo en El Cairo, otros cuatro meses viajo por España y Europa impartiendo cursos y dando conferencias y un mes al año investigo en el Instituto de Egiptología de la Universidad de Tubinga en Alemania. Llevar este ritmo de vida no compagina bien con formar una familia. Además de su profesión, ¿cuáles son sus aficiones?

Aunque parezca mentira, me gusta viajar, pero no por motivos de trabajo. Disfruto los olores, colores y ambientes de nuevos países. Me gustaría visitar América latina y gran parte de África. También me gusta hacer deporte y me encantaría aprender a esquiar. ¿Cómo se ve dentro de 30 años?

Tranquila en mi casa en Sevilla, leyendo libros, con dos o tres perros y disfrutando de tertulias con los amigos. Para terminar, favorito.

dígame

su

personaje

histórico

Me gusta mucho Aristóteles, porque parte de sus ideas siguen siendo de actualidad hoy en día y el arquitecto egipcio Imhotep, gran innovador en materia arquitectónica. -

Una canción: Imagine de Jonh Lennon.


OUTSIDERS

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ME DES-MALLÉ TEXTO:

Paco Brida

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Señores, me acabo de tirar un pedo. Sí, sí, un pedo. He ido a comer a casa de mi madre… y había lentejas. La ecuación no falla: lentejas + una tarde de oficina sentado delante del ordenador = pedo en cuanto te levantas de la silla. El universo pedo me apasiona; los pedos son bonitos y necesarios, hay momentos en los que el sonido de un pedo rompe el hielo y distiende una situación complicada. El secreto: que todos nos peemos. Los médicos los recomiendan.

E

l deporte y el pedo, gran tándem. Por lo visto es muy común peerte cuando estás haciendo deporte. La práctica del running está tan de moda y se realiza al aire libre, entre otras cosas, porque libera el gas de las flatulencias. Quién no ha corrido escuchando en sus cascos Eye of the tiger y, de pronto, ha soltado su cuesco para inmediatamente después mirar atrás por si algún perseguidor se lo ha comido…

Número 16 :

FEBRERO - MARZO

El deporte y el pedo están ligados desde hace tiempo. No hace mucho unos jugadores de dardos se acusaban de haberse peído para mientras el contrario lanzaba su proyectil a la diana, distrayendo su atención. También recuerdo, hace unos años, la expulsión de un jugador británico de fútbol por peerse en las cercanías del trencilla; hay que ser asqueroso, retírese usted un poquito al córner y ponga rubios a los del banco de pista… Este pedo ha sido como la madalena de Proust, y me ha traído a la memoria mi gimnasio, porque con el año nuevo me he apuntado al gimnasio para contrarrestar los excesos de la Navidad… A lo que iba, había un chavalito en el gim que se estaba tirando unos cuescos de campeonato. El gachó muy serio sobre la bici en la clase de spinning, la música a tope, el petaíto de turno motivando y pegando voces al personal. Estábamos arriba, piñón pequeño, máxima resistencia, se escucha la voz del míster: “¡8 y vamos subiendo!”. Y lo que empezó a subir fue un olor a huevo duro, unos cuantos empezamos a toser y la criatura que se

había rajado se dio cuenta, se sentó en su bici, apretó el culo y no volvió a levantarse hasta que la clase terminó. Hizo más abdominales y glúteos que piernas, con tal de no dejar salir la masa gaseosa que llevaba en sus intestinos… En fin, vamos a dejar ya el tema de los pedos y centrémonos en los gimnasios, otro cosmos que me apasiona. Hacía como quince años que no pisaba uno, y la fauna que allí dentro convive es para escribir una Summa Gimnastiae. Hay cada loco que no sabes dónde mirar. Cómo va el personal de preparado: mallas, camisetas, toallas, botellitas de agua, cintas para el pelo, auriculares, muñequeras, guantes, mochilas… una auténtica pasada, como si fueran a competir en unas olimpiadas o a hacer el París-Dakar a patas. Luego está el extremo opuesto, gente con sus calcetines de rombos, con vaqueros, con sudaderas de cuando nació Adolf Dassler y hasta uno con un chemilacoste haciendo pesas. Al outfit para el gim le cabe todo, hasta unos castellanos, que también los he visto. Otro espécimen curioso de los gimnasios es el que se pone a cantar como si estuviera en el festival Riá Pitá o en La Voz. Hay quien llega a la zona de cardio, se enchufa su musiquita, sube el volumen y se cree Marc Anthony. Todavía quien canta latino, puede llegar a tener un pase, pero no las divas –chándal amplio y de brillo, como un farolillo de feria, y muchos oros colgados- que cantan por Rocío Jurado con más años que un candado; se nos rompió el abductor de tanto elongarlo…

Hay un ejemplar que me fascina: andares a lo John Wayne, cuerpo recto y erguido cual Michael Phelps, outfit a la última moda, cuando llega saluda a todo el mundo, es de los pocos usuarios que utilizan la sala de rayos uva, tiene el mejor candado para la taquilla, se trae una manzana para comérsela entre serie y serie, paga la cuota más alta del gimnasio aunque solo venga dos días, estira y calienta todos los músculos y cuando llega a las máquinas… no es capaz de levantar ni un milímetro un “hierro” que pesa menos que un papelón de mortadela del Polvillo. Se levanta con gestos de estar un poco lesionado y resopla. Entonces llega una señora mayor y le dice: “Miarma, quítale el freno que si no te vas a eslomar”. John Wayne, con la cara colorada, recoge sus cosas, duchita y para casa.

gachí embutida en unas mallas del Decathlon, unos botines fosforitos y una botellita de agua, que me dejó anonadado. Se me fue la vista un segundo, me enganché en el cable de los auriculares y, con tal de no pisarlo, comí cinta de correr. Evidentemente la chavalita puso cara de desprecio al verme como una maleta en la cinta del aeropuerto... Hablando de mallas, ¿sabéis el chiste del “Me des-mallé delante del monitor”? Otro día os lo contaré, que me tengo que ir al gim. -

Además de esta fauna, en los gimnasios están las personas conocidas, esa gente de tu barrio, de tu trabajo, de tu familia, y que te encuentras de vez en cuando, aunque no como a ti te gustaría. El otro día me encontré en el vestuario al padre de un colega, los dos en pelotas, nos miramos con cara de circunstancias… le pregunté por la familia y me metí en la ducha de agua fría con tal de largarme pronto de allí. Porque esa es otra, los muchachos que se pasean por el vestuario como Adán, sin prisas y charlando con otros mientras el resto, más recatado, se hace el loco ante este desfile de “elefantes”… Sin embargo, el peor del gimnasio soy yo, sobre todo después del show de ayer. Estaba en la cinta de correr, pasó una Un hábito saludable: Caminar una hora al día y charlar con la gente.


MÚSICA

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LOST TWIN

FLUJO DE CONSCIENCIA -

TEXTO:

Vidal Romero

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C

uenta Carlos R. Pinto (Alcalá de Guadaira, 1986), que su formación fue en gran parte autodidacta. “Estudié piano cuando era niño, aunque sin ir al conservatorio”, explica. “Mi primer contacto con un ordenador fue en 1999, cuando un profesor del instituto trajo a clase un CD con programas de música pirateados, cosas como el Reason o Fruity Loops. Primero los utilizaba como un divertimento, para jugar con mis amigos, pero después me lo empecé a tomar en serio, y poco a poco llegaron mis primeras producciones”, ritmos que le harían ganar en reputación hasta que el mismo Tote King le llamó en el año 2006 para una de sus canciones, Bumm!! Yo soy el Toterreno. Entonces se hacía llamar Neo, un seudónimo mucho más apropiado para el hip hop de vieja escuela que fabricaba, y en el que ya se respiraba el germen de lo que sería su principal aventura, Lost Twin. Teniendo en cuenta tu edad, debiste vivir de cerca tanto los inicios del hip hop sevillano como la última época de la explosión breakbeat en Andalucía. ¿Tuvieron alguna influencia esos dos factores en tu manera de hacer música?

El hip hop por supuesto. Y en cuanto al breakbeat, circulaban muchas cintas de sesiones por el instituto, así que también tuve contacto con ellas. Pero la realidad es que el hip hop era una escena muy sectaria en aquella época, y entendía cualquier otro estilo de música como el enemigo: sólo tienes que escuchar la letra de Nada para mí, en la que Shotta se mete con Dj Kultur, uno de los artistas más famosos de aquel circuito. Así que en su momento no le presté toda la atención que merecía, a pesar de que siempre me han gustado la electrónica y el dub.

W

Te lo preguntaba precisamente por eso, porque tu estilo como productor de hip hop es mucho más abierto que el que solía escucharse en la ciudad.

Muchos de los artistas locales que escuchaba a los dieciocho años, gente como SFDK o La Alta Escuela, han dejado de

interesarme. Ese estilo old skool de hip hop, que tanto gustaba en la ciudad, no ha envejecido bien. Sin embargo, otras propuestas más experimentales, del estilo de las que estaban haciendo Solo Los Solo, me siguen pareciendo válidas. También suelo reivindicar a Punto Final, unos raperos de Huelva que en 2003 publicaron Una selva de ambiente stereo, un disco espléndido, pero muy poco conocido. Sospecho que, en el fondo, siempre me han gustado los discos de culto. Es que en el hip hop de Sevilla y Andalucía, más allá de nombres reconocidos como los de Tote King, Mala Rodríguez o SFDK, sucedieron muchas cosas que ya no se recuerdan. No hay interés por reivindicarlas, algo que sí ha sucedido en otras escenas como las de Barcelona o Zaragoza.

Es cierto que existe muy poca documentación de esa época; lo he hablado varias veces con S Curro, que también piensa que deberíamos intentar contar todo lo que pasó. Yo no viví los inicios porque era demasiado joven, pero conozco a gente que llevaba mucho tiempo trabajando, desde principios de los noventa; gente que introducía un componente andaluz muy potente dentro de sus producciones, y que no tiene el reconocimiento que merece. Pienso por ejemplo en Hippaly, que me parecen buenísimos, y que apenas se dejaban ver por la calle. Supongo que la escena estaba entonces demasiado verde para su propuesta y no se sentían cómodos. Imagino que esa implicación temprana con el hip hop tendrá mucho que ver con la que es tu herramienta preferida a la hora de producir música: el sampler.

Al principio influyó mucho esa sensación de pertenencia al mundo del hip hop, claro, la voluntad por imitar lo que hacían los artistas que escuchaba. Por otro lado, como soy autodidacta, siempre he investigado alrededor del sonido y de las herramientas con las que se puede manipular, y en ese sentido el hip hop es el tipo de música más do it yourself que existe: sólo necesitas un par de loops disparados desde un sampler y un micrófono para rapear. Me gusta esa economía

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Más allá de las caras conocidas, esa primera división en la que destacan SFDK, Tote King o Mala Rodríguez, el tejido del hip hop sevillano ha producido una pequeña constelación de productores, que quizás no sean tan conocidos como los anteriores, pero que fabrican una música colorista y psicodélica, capaz de expandir los límites del género en direcciones inesperadas. Uno de estos productores es Carlos R. Pinto, que como Lost Twin ha publicado un puñado de discos notables, y ha firmado producciones para artistas como Tote King, C. Tangana, Elphomega o Cálido Lehamo. Con dos de sus discos reeditados en vinilo hace unos meses (las dos partes de Twin Talk, que él considera como “ejercicios de flujo de consciencia”), y varios proyectos en marcha, su nombre es sinónimo de futuro.


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Has realizado comparaciones entre técnicas musicales y artísticas. Teniendo en cuenta que estudiaste Bellas Artes, y que te dedicas al diseño gráfico, ¿existe un trasvase de influencias entre tus distintas facetas creativas?

Siempre me ha gustado diseñar las portadas de mis discos y crear imágenes que tuvieran que ver con el contenido musical. Ahora mismo, debido a que tengo un trabajo que es poco creativo y me tiene un poco alienado, esas facetas están separadas por completo. Pero me gustaría recuperar esa conexión en un futuro, incluso llevo algún tiempo acariciando la idea de montar un sello, para publicar cosas que me gustan y definir toda una imagen global a partir de las portadas y los diferentes elementos gráficos. Sólo falta que me decida y arranque. Pasaste varios años en Barcelona. ¿Buscabas un ambiente menos encorsetado?

Fui a Barcelona con una beca Séneca. Quería terminar allí la carrera porque la especialidad de diseño gráfico no tenía muy buena fama en la facultad de Sevilla, pero también me apetecía salir del ambiente de la ciudad y conocer a gente que me interesaba, como los componentes de El Gremio. Cuando aterricé, descubrí que existía una red de grupos y colectivos haciendo fiestas y montando conciertos de manera regular, cosas que en Sevilla nunca habían sucedido. La experiencia se convirtió en un auténtico viaje de iniciación y decidí quedarme allí durante más tiempo.

Número 16:

FEBRERO - MARZO

Luego te mudaste a Brighton, que es un destino curioso para alguien que produce hip hop.

Era la época en la que Myspace estaba de moda. Un colectivo escuchó mis temas y contactó conmigo para que fuera a tocar a la ciudad, y para formar parte de un sello que estaban montando. Cuando vi el mensaje ni siquiera era capaz de señalar dónde estaba Brighton en el mapa, pero atravesaba un mal momento: tenía un trabajo que no me gustaba y el contrato de la casa en la que vivía con dos amigos estaba a punto de acabarse. Así que nos fuimos los tres de viaje y descubrimos una ciudad pequeña y acogedora, en la que la música estaba presente por todas partes. Al final, la aventura duró cuatro años En esa época cambiaste de nombre artístico y publicaste un EP, Saskatchewan Suite (2011), que tuvo mucha visibilidad.

Había sacado una primera maqueta de temas instrumentales, La visión (2008), que tenía un rollo parecido a lo que hacía

David Holmes, con toques latinos y samples de películas. Y desde el sello me convencieron para que cambiara de nombre, porque Neo resultaba muy vago y difuso. Así que empecé a trabajar como Lost Twin, y de camino desarrollé un estilo más barroco y recargado, con una voluntad psicodélica y muchos samples de bandas de rock y pop de los sesenta. Un par de años más tarde llegó el primer volumen de Twin Talk (2013), una colección de miniaturas electrónicas en la que volvías a mirar al hip hop clásico.

La intención era esa, volver a producir temas de rap instrumental, directos y con pocos elementos, en vez de perderme en el interior del magma psicodélico que estaba desarrollando para mis otros temas. Se trataba de divertirme, de trabajar de un modo espontáneo y sencillo, alejado de barroquismos, parecido al flujo de consciencia o la escritura automática. En ese sentido, los dos volúmenes de Twin Talk son como una terapia, porque funcionan a un nivel de conjunto. Dedico mucho tiempo a hacer loops y guardar ideas y bocetos. De repente, descubro conexiones entre varios de esos loops y todo empieza a crecer y tomar forma: escribo nuevos temas que se añaden al conjunto, creo transiciones y pistas que completen la visión. Funciona como una mixtape, esas colecciones de temas, miniaturas e ideas extravagantes que los raperos anglosajones publican para mantener la atención mientras graban otras cosas.

Justo ese es el concepto. Las mixtapes son difíciles de definir, no se ajustan al canon de un álbum o de un EP. No tienen pretensión comercial, son más libres y relajadas, y permiten un mayor margen de experimentación. Mientras tanto estabas trabajando en tu primer álbum, The Mist (Squaring The Circle, 2014), donde por fin explotó esa vena psicodélica y de canciones que me contabas antes. En aquel momento hablaba mucho con Davo, el productor de Punto Final, que había prometido montar un sello aunque sólo fuera para sacarme un disco. Mi intención era grabar canciones completas, y como ya había publicado Twin Talk, me apetecía hacer algo más expansivo; temas más densos, con mucha más textura. También incluye la primera colaboración vocal en uno de mis discos, Ego hunter, con Josephine Ayling. No sé si trip hop es el término adecuado para definirla, pero por ahí anda la idea. Eran también mis últimos días en Brighton, sentía que mi tiempo en la ciudad se había terminado y quería regresar a Sevilla, así que salía poco, me sentía más introspectivo, y eso terminó reflejándose en el disco de algún modo. El disco tuvo bastante éxito, incluso fuera del circuito de hip hop.

A los colegas raperos les gustó menos, porque les parecía demasiado electrónico. Pero es un problema que siempre he tenido: para el público del hip hop hago electrónica, y para el público de la electrónica hago hip hop, así que me quedo en tierra de nadie. Y es algo que también sucede cuando voy a festivales, que no saben a qué hora programarme. Pero volviendo a The Mist, me sorprendió lo bien que se vendió, sobre todo porque nunca tengo demasiadas expectativas

acerca de mi música, y en este caso la tirada se agotó en unos pocos meses.

parte de este negocio que no me gusta y que no se me da bien, así que prefiero que alguien la lleve por mí.

Otra de tus facetas, quizás menos visible, es la de productor, a pesar de que has trabajado con gente como Tote King, Elphomega, Erik Urano o C. Tangana. ¿Cómo enfocas estas colaboraciones? Casi toda la gente con la que he trabajado me conocía, así que muchas veces me llaman porque buscan mi sonido y me preguntan por ritmos e ideas que tengas desarrolladas, para cantar por encima. Después siempre hay ajustes y cambios, pero el esqueleto está ya hecho. En el caso de C. Tangana me llamó para que fuera con él al estudio y colaboráramos en la canción mano a mano. Es un proceso más interesante, porque significa que la canción va a crecer de una manera más orgánica. Aunque siempre con ciertas limitaciones, porque los vocalistas son en general muy divos y no siempre encajan bien las críticas. Por último, hay artistas con los que he grabado muchas veces, a los que creo que he pillado el rollo y les doy lo que necesitan. Con Erik Urano me sucede eso: le hago producciones más frías, industriales, que encajan bien con su estilo.

El EP que has publicado hace un par de meses en Breaking Bass, Odessa keys, muestra unas influencias de la música rave de los noventa que no habían aparecido hasta ahora en tus producciones. ¿Al final, han salido a la luz esas memorias del breakbeat de las que hablábamos al principio?

2018 ha sido un año bastante movido, al menos para tus estándares: has publicado varias colaboraciones, se han editado en vinilo los dos volúmenes de Twin Talk y un EP en el sello Breaking Bass. ¿Estás más cómodo, ahora que has vuelto a tu ciudad?

Entonces, ¿veremos más producciones en esta línea en un futuro próximo?

En realidad, mucho de lo que ha sucedido el año pasado es un goteo que viene desde 2017, que fue un año mucho más productivo. Pero estoy muy contento con la reedición de las dos partes de Twin Talk, porque parece que la gente por fin las ha descubierto, y eso que estaban en mi página de Bandcamp en descarga libre. Pero no me quejo, la promoción es una

Grabo cosas en esa línea desde hace años, con mucho dub y ritmos rotos, pero hasta ahora no me había decidido a enseñarlas. Cuando era adolescente me flipaban los recopilatorios de jungle, o los que publicaba todos los años Sónar, porque siempre descubría artistas que me hacían pensar en la música de otra manera. En cuanto al tipo de sonido, también hay un homenaje a las bandas sonoras para videojuegos de los noventa, que utilizaban este tipo de música. Y por supuesto, discos que tengo interiorizados, aunque no lo tuviera tan claro. Hace poco estuve en la boda de unos amigos en Alcalá de Guadaira, y en un momento en el que sonó Prodigy todo el mundo se volvió loco. El rave es algo que tenía dentro y ahí está, he terminado por sacarle frutos.

Estoy trabajando en un nuevo disco, en una línea parecida a The mist, con un formato más de canciones. Por otro lado, llevo varios años muy interesado en la Library Music italiana. Quiero trascender el rollo del sampler, vampirizar a estos compositores y llegar a resultados parecidos, pero a mi manera. Un libro: Techno rebels: Los renegados de funk electrónico de Dan Sicko.

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MÚSICA

de medios, y de hecho suelo regresar a la simplicidad de buscar un sample o de cortar un loop para refrescarme cuando estoy atascado con producciones más complejas. Además, trabajar con loops y con samplers es una manera de componer muy agradecida, y que va dejando poso, porque poco a poco descubres las inmensas posibilidades que esconde. Es como el collage en pintura, una técnica perfectamente válida, que permite desvelar significados ocultos en los materiales que utilizas para la mezcla. Con el añadido de que samplear te obliga a escuchar muchos discos de diferentes estilos mientras estás buscando material, y a reflexionar e investigar acerca cómo están hechos. Y eso siempre expande tu conocimiento y percepción de la música.


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LARGA VIDA AL REY LASCIVO TEXTO:

Tali Carreto

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La forja de un hombre caliente ¿Quién pensaría que el hijo de un policía y una enfermera acabaría un día atentando contra el orden y las sanas costumbres de la puritana sociedad estadounidense? Russell Albion Meyer, el Walt Disney del porno, también apodado King Leer en un lascivo juego de palabras con el rey shakespeariano, nació el 21 de marzo de 1922 en Oakland (California), en el seno de la típica familia yanqui de clase media. Ya saben: ésas asiduas a barbacoas en el jardín y noches en el porche. Se entiende pues que el joven Russell metiera un pie en la juventud al mismo tiempo que se enrolaba en el ejército. Allí alimentó esa pasión por la fotografía que despertara en él, a temprana edad, una cámara que le regaló su madre para que se entretuviera mientras sus papás, siempre tan ocupados, hacían sus respectivas rondas. También en el frente -recordemos que el púber patriota se hallaba en mitad de un fregado de mil demonios: la II Guerra Mundial- Russell alimentó otros deseos más prosaicos: en una noche, ebrio de lujuria parisina, le desvirgó una prostituta. Dato para los mitómanos: los servicios de tan grata compañía los pagó su amigo Ernest Hemingway, el celebérrimo escritor, con quien había hecho buenas migas durante la contienda. Tal vez fue ahí donde le picó ese gusanillo del eros... Pero el bueno de Russell no perdió el tiempo en las alcobas. Fotografió a diestro y siniestro; tanto que las imágenes que rodó de combates se usaron posteriormente en filmes como Patton, cuando los efectos visuales de las pelis bélicas aun se hacían saqueando documentales o volando maquetas por los aires. Tanto trabajo y arrojo endureció el carácter del joven con pretensiones de cineasta: a partir de entonces, se tomaría cada rodaje, del primero al último, como si de una batalla se tratara, ajustando horarios y presupuestos con nociones de economía de guerrilla e imbuyendo a su tropa de una moral por los cielos. Así que, cuando los últimos disparos aun resonaban en su cabeza, Russell volvió a casa convencido hasta la médula de convertirse en cineasta. Y puso en ese sueño todo su empeño: rodó películas

corporativas para empresas, realizó mil y un oficios en clásicos como Gigante o Guys & Dolls y acabó por colarse como fotógrafo habitual en las páginas de Playboy. Una modelo, Tempest Storm, también bailarina profesional (ya imaginan que no del ballet nacional ruso precisamente), le presentó al mecenas idóneo presto a dejarse seducir por la labia de Russell. A un tal Peter DeCenzie, hombre de negocios turbios –locales de striptease, barras americanas y demás lindezas- y bolsillo fácil, debemos el honor de financiar las dos primeras películas del aun imberbe director. La primera, The French Peep Show, era un puro disparate: una hora de metraje dilapidado en los contoneos de una stripper. Sin argumento, sin diálogos. Sin nada más. Aberrante. No me hago a la idea del provecho que le sacaría David Lynch a tan ilustradora secuencia. La segunda de ellas, en cambio, marcó una época. The Inmoral Mr. Teas (1959) se rodó en cuatro días, costó 24.000 dólares y estuvo explotándose en circuitos comerciales hasta una década después de su estreno. Imaginen los beneficios. Russell y DeCenzie compartían una idea: en EE. UU. había un público potencial para una peli como aquélla, con chicas desnudas por doquier. Era usual por entonces importar nudies europeas, películas que llegaban del Viejo Continente sin trabas ni censuras. Tan sólo había que hilvanar las secuencias gratuitas con una historia medianamente atractiva –en este caso, las tribulaciones de un muchacho capaz de desnudar mentalmente a cualquiera que se propusiera- y voilà, el éxito estaba asegurado. Y no fallaron en sus predicciones. The Inmoral Mr. Teas no sólo fue un descomunal éxito de público: en 1962 había provocado más de 150 imitaciones, mientras que la copia original era, y sigue siendo, un auténtico misterio. ¿La razón? En aquellas fechas de represión, los proyeccionistas más avispados recortaban fotogramas para guardarlos y disfrutar de sus encantos en la soledad de sus cabinas. Así que tan sólo tres años después de su estreno, las copias que rotaban de pueblo en pueblo, sometidas a tantos recortes y a discretas aportaciones que los ladrones de celuloide calenturiento birlaban de otros filmes, eran algo completamente diferente a lo rodado por nuestro querido

Russell. Pero poco importaba ya: desde el preciso instante en que las hazañas de Mr. Teas se convirtieron en un fenómeno cultural y en un boom taquillero, Russell dejó atrás la vida que llevaba hasta ese momento. Incluso dejó atrás su nombre. A partir de entonces, el mundo le conocería como Russ. O Mr. Meyer, como prefieran. ¡Autor! ¡Autor!

Con el valor que le inoculó tal taquillazo, Russ Meyer se lanzó a rodar compulsivamente: Eve and The Handyman, Erotica, Wild Gals of The Naked West!, Europe in the Raw, Heavenly Bodies... En todas el astuto director explotaba las (escasas) virtudes de su segundo filme, creando clones que iban perdiendo fuelle -y gracia- con las sucesivas entregas. Eso sí, la primera de ellas le sirvió a Russ para conocer a su segunda esposa, la despampanante Eve Meyer. Y fue además una de las primeras películas en intuir los nuevos caminos de la publicidad en el mundo del cine, años antes del merchadising de Star Wars: a los 10.000 primeros espectadores que acudieran a ver el engendro, se les obsequiaba con un desatascador igualito al que portaba el fontanero protagonista. Ríanse ustedes de las espadas láser.
La audiencia, reacia aun a propuestas tan atractivas, empezó a declinar las ofertas. Y Meyer contraatacó con un cambio de registro que, además, sería el principio de una longeva trayectoria y la primera piedra de un universo propio. Y de toda una mitología. En 1964 se estrenaba Lorna, un desaforado drama rural en la que se perfilaron los rasgos del cine de su director:

heroínas insatisfechas con enormes glándulas mamarias y apetito sexual aun mayor, hombres agrestes con mucho músculo y poco cerebro, sexo camp lubrificado con dosis de fetichismo, y finales abrasivos en un clímax tan violento como demencial. “La culpa la tiene Al Capp, el dibujante de Li´ l Abner”, confesaría Meyer en una entrevista. “Dibujaba todas esas mujeres con grandes tetas, salvo a la Abuela. Los hombres eran musculosos y estúpidos, con la clase de trabajo que tienen en mis filmes”. Meyer no escondía tan decisiva influencia: “A los 14 años empecé a copiar sus dibujos, pero hacía las tetas mucho más grandes...”. Rope of Flesh, Motor Psycho, la endiosada Faster, Pussycat! Kill! Kill!, Mondo Topless, Good Morning... and Goodbye! y la primera de toda una saga, Vixen! contenían todos los ingredientes del cóctel habitual del director. Y entregaban de paso al respetable una galería de berracas –con perdón- de padre y señor mío: la exótica Haji, la dominatrix Tura Satana, la teutona Rena Horten (a la que, al no tener ni idea de inglés, regaló un personaje de sordomuda sólo porque apareciera en pantalla), la impresionante Babette Bardot, la febril Alaina Capri y la boombástica Lorna Maitland, la protagonista de Vixen! encumbrada efímeramente como estrella mediática, entre otras, se ganaron a pecho descubierto su entrada en el olimpo meyeriano. El cachondo cineasta sólo se apartó de este sendero tan dado a las curvas de infarto en dos ocasiones, que se saldaron además con sendos fracasos. Fanny Hill (1964), encargo del productor alemán Alfred Zugsmith, que había trabajado con Orson Welles y Douglas Sirk, y que Meyer afrontó con más

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En este 2019 se cumplirán 20 primaveras nada verdes desde que nos dejara Russ Meyer: la noche del 22 de septiembre de 2004 su bigote se movió socarronamente por última vez. Antes, en 82 años de vida, había producido, guionizado, montado y dirigido más de una veintena de películas con chicas tan ligeras de ropa como de cascos. Tachado de pornográfico, él siempre se defendió alegando que sus filmes hablaban de “la lucha entre lo bello y lo maligno”. No es extraño que fuera amigo
de Hemingway: nadie como el viejo Russ conocía mejor las contradicciones del género humano. Revalorizado con los años por la devoción del populacho, los críticos menos ramplones y los cineastas más viscerales, Meyer llegó a visionar cómo mucho antes de su muerte le salían discípulos
a mansalva: cineastas como John Waters y Tarantino, bandas como The Cramps y Mudhoney y personajes como Austin Powers le deben la mitad de su nómina. Y media existencia. Donde quiera que ande ahora y con tan excelsa descendencia, el tío Russ puede dormir tranquilo.


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desgana que ilusión, pasó sin pena ni gloria por la cartelera y los críticos la atacaron con fiereza, a pesar de contar con actrices de la talla de Miriam Hopkins en su reparto. Y Cherry, Harry & Raquel, curiosa incursión del cineasta en la psique masculina, con un papel protagonista, por vez primera desde aquel Mr. Teas, para un hombre (Charles Napier, auténtico actor de culto), sembró carcajadas entre las plateas. Tras la debacle que supuso esta historia sobre un tumultuoso menage a trois, Meyer andaba desorientado, sin saber si avanzar en busca de nuevas tendencias o retroceder al primitivismo de sus anteriores trabajos. O sea, o considerarse un Fellini de la América rural o hacer, directamente, otra más de tetas y culos. Y entonces llegó la Fox.

Número 16 :

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¡Qué verde era mi valle!

Bien mirado, no resulta extraño que un zorro busque una zorra. Entiéndanme: el enorme éxito de Vixen! (en español, la traducción sería un expeditivo ¡Zorra!) abrió los ojos de los ejecutivos de la 20th Century... Fox (sí, “zorro”, ¿captan entonces el chiste? ¡Je, je!). A pesar del siguiente batacazo en las taquillas del siguiente filme de Meyer, el citado Cherry, Harry & Raquel, la Fox confiaba en las
virtudes de un hombre que tan bien conocía los gustos de los
demás hombres. Contra todo
pronóstico, ofrecieron a
Meyer rodar la secuela de
El valle de las muñecas,
adaptación de Mark Robson
-con una bellísima Sharon
 Tate- del best seller escrito
por Jacqueline Susann, que
tres años antes había arrasado
en las taquillas. Ni corto ni
perezoso, el director contrató al prestigioso crítico
de cine galardonado con el
Pulitzer, y aun hoy en activo, Roger Ebert, amigo,
fan número uno del cine de
Meyer y defensor a ultranza
de los desmanes de éste. Casi a espaldas del estudio, y sirviéndose de un humor autoparódico rayano en lo grosero, rodaron lo que, según palabras del propio Ebert, era “el primer musical camp con toques de cine de terror”. Y para ello no escatimaron argucias: Meyer no les dijo a sus actrices en ningún momento que la película no iba en serio, por lo que se esforzaron al máximo en conseguir grandes actuaciones melodramáticas. Increíblemente, la película fue un taquillazo. Incluso hoy, reeditada en blu-ray, sigue ganando adeptos. Y en cualquier club trendy de capital uno puede encontrarse modernos bailando el tema central de los Sandpipers. No pregunten

cómo lo lograron, pero todo el mundo se tragó el anzuelo. Y los zorros de la Fox, tan contentos. Hasta que la volvió a pifiar. El bueno de Russ no había aprendido de sus dos tropiezos, y volvió a darse de bruces con la misma piedra. Su siguiente película sería la segunda para la Fox... y la última. Nadie supo qué hacer con The Seven Minutes: ¿cómo promocionar una peli de juicios dirigida por el Walt Disney del porno, con estrellas trasnochadas como John Carradine e Yvonne De Carlo en el reparto? Meyer intentó salir del embrollo volviendo al cine independiente. La idea: rodar una blaxplotation con excusa artie, ambientada en la época esclavista, en las Barbados. Blacksnake!, se llamó el invento. Al parecer, al ministro de Turismo de las islas puso todos los medios a disposición de Meyer porque le pareció una genial idea para promocionar el paradisíaco enclave... hasta que vio la película en el estreno. No fue el único en salir despavorido del cine; el público hizo otro tanto. El estrepitoso fracaso comercial de sus dos últimas intentonas para escapar de la cárcel que él mismo se había creado le hicieron entrar en razón. Meyer captó el mensaje, alto y claro. Si el público quería tetas y culos, los tendrían. ¡Y vive Dios si los tendrían! En Supervixens, Megavixens Up! y Beneath the Valley of the Ultravixens, estrenadas en 1975, 1976 y 1979, respectivamente, un Meyer descocadísimo reincidía en sus manías y costumbres, pero multiplicadas hasta el infinito. Ubres de dimensiones épicas, escenas subídisimas de tono, violencia gráficamente virulenta y hasta iconografía nazi se alternaban en un delirium tremens que, por obra y gracia del milagro meyeriano, no dejaba de tener su encanto. Entre medias, el encargo de Malcom McLaren de rodar una película con los Sex Pistols, Who Killed Bambi?, que se fue al garete tras un día y medio de rodaje, y ese larguísimo documental –cuya duración se estimaba en ¡24 horas!- que proyectaba sobre su propia figura y que le restaba horas de sueño y metros de película. Hasta que una neumonía le brindó por última vez una fiebre la noche del 18 del septiembre de 2004. No podía morir de otra cosa este viejo verde: de un calentón. La de risas que se tiene que estar echando el cabrón en el cielo... Si no es verdad que allí los ángeles no tienen sexo, claro. Un libro: The Big Book of Breasts de TASCHEN.


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VIÑETA



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