LaMUY 17

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DIECISIETE 03 Nuestras vacaciones de mierda

24 RAMS, el príncipe del buen diseño

EDITORIAL

DISEÑO

04 Sin escapatoria

28 El futuro no existe

La MUY

La MUY

EN 1.000 CARACTERES

06 Juego de cromos Manuel Grosso OPINIÓN

08 QUIQUE SETIÉN, la revolución del fracaso que compensa Rancio

OPINIÓN

10 JOAQUÍN SALVADOR, gurú del underground sevillano Fran G. Matute REPORTAJE

14 Ciudades poderosas

Peter Abbad

Lourdes Rodríguez

30 HELL´O MONSTERS La MUY

THE WALL

34 La Sevilla que me mata Andrés Herrera Pájaro OPINIÓN

36 Abre la puerta, niña Jorge Shoots SEVINTAGE

42 Howard Jackson Alejandro López ES MUY

OPINIÓN

52 MIGUEL DE MOLINA Rojo y maricón

La Muy

I+D, HISPATALENTOS

22 El primer libro global Alicia Almárcegui OPINIÓN

Eduardo Cruz Acillona MICRORRELATOS

58 Preguntas

Victoria León POESÍA

MODA

Juan Luis Manfredi

16 SMART IOT LABS Mi casa será mi mejor amiga

57 El final está cerca (V)

La Olivetti Mellada FUE MUY

56 TEL AVIV en seis ciudades

Enrique R. de Lope VIAJES

lamuy . sumario

59 El acecho

Beatriz C. Bravo EROTISMO

60 Díptico de Sevilla en los comienzos de la fotografía José María Rondón FOTOGRAFÍA

62 ALBERTO GONZÁLEZ TROYANO César Rina

HEREJES DEL SUR

66 PHIL MANZANERA En la frontera Vidal Romero MÚSICA

70 Fan films. ¡Para ti, que eres fan! Tali Carreto CINE

74 Con firma Sr. Nada VIÑETA


2 COLABORADORES

COLABORAN

3 S TA F F

Nuestras vacaciones de mierda

EN ESTE NÚMERO Manuel Grosso

Profesor universitario, escritor y promotor cultural.

Julio Muñoz, Rancio Periodista y escritor.

Alicia Almárcegui

Periodista cultural y técnico de publicaciones del Centro de Estudios Andaluces.

Fran G. Matute

Periodista, crítico y gestor cultural.

Juan Luis Manfredi

César Rina

Profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Extremadura y escritor.

Andrés Herrera Pájaro Músico.

Enrique R. de Lope

Abogado y periodista de vocación.

Helena Maldonado Fotógrafa.

Periodista y profesor universitario.

Peter Abbad Diseñador.

Vicotira León Poeta.

AGRADECIMIENTOS Lourdes Rodríguez

CEO, Coolhunting community @mlourdesrr.

Niccolò Guasti Fotografo.

José María Rondón

Alberto Rojas Cobertura Photo Rafael Seleka Laura Calvarro

Periodista y escritor.

Alejandro López

Director y redactor jefe.

Marcos Fernández Publicidad.

Diseño y Maquetación.

E D I TA GLOZ Comunicación Integral S.L. C/ San Isidoro, 19 41004 Sevilla Tlf.: +34 666 912 073

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Sr. Nada Ilustradora .

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Sevilla:

Gestor cultural y promotor.

CaixaForum, Cicus, Fnac, Espacio Caótica, La Casa del Libro.

. Vidal Romero Arquitecto y crítico musical.

Málaga: Fnac.

Jorge Shoots Fotógrafo.

Granada: Fnac.

lamuy . somos muy

POR LA MUY

Jacobo Carmona

E

l verano llegó, y con él las vacaciones. Nuestros “amigos” en las redes sociales nos refregarán por la face… book fotografías en lugares paradisíacos, vídeos de planazos superdivertidos, stories de cosas que molan, haciéndonos sentir unos pringaos mientras clavamos la sombrilla en el metro cuadrado de playa que a duras penas hemos conquistado. Hago miles de cosas en mis vacas, luego existo, parecen gritarnos desde selfis que provocan nuestra menos sana envidia. Este desajuste cernudiano entre el deseo y la realidad genera ansiedad por lo no hecho y desatención a lo que estamos haciendo. Suscita en nosotros un sentimiento -nada banal- de fracaso, que nos lleva a considerar que nuestras vacaciones son una gran mierda frente a la de los otros. El periodo vacacional, como el resto del año ordinario, se ha contaminado del virus de la beautiful life que celebrities, influencers y deportistas millonarios muestran en sus redes sociales. Nos hacen sentir que nuestras vacaciones no valen nada porque nadie las retuitea ni le dedica un triste like. A este fenómeno de autodesprecio se une la paradoja de que el verano, y sus vacaciones, nos sumerge en un estado de soledad a pesar de estar rodeados de gente. Tenemos más tiempo para mirar al espejo desde el que nos interrogamos nosotros mismos sin misericordia: ¿Sigues enamorado de tu pareja, esta misma que ves entrar en el mar? ¿De verdad deseaste tener hijos, estos mismos que ahora te ponen perdido de arena? ¿Por qué eres amable con tu cuñado si lo aborreces? ¿En serio quieres volver a tu trabajo y aguantar a tu jefa? ¿Te compensó abandonar tus planes por esta estabilidad que te aburre? Las respuestas a estas preguntas, y a muchas más, se podrían resumir con este dato: uno de cada tres divorcios y separaciones se produce tras las vacaciones estivales.

El verano nos examina de sinceridad, y es muy difícil encarar la prueba cuando agentes exógenos distorsionan nuestra realidad forzándonos, sin saberlo, a desear algo que solo existe en las pantallas de nuestros móviles. Seamos sinceros: cuando despertamos, no gritamos exultantes “Buenos días, mundo” ni decimos “Holi, ¿cómo estáis hoy, corazones?” porque recién levantados no tenemos el humor como para eso y al mundo, además, le importa un carajo que estemos ya despiertos. Afrontemos este verano que empieza como un periodo de insumisión a los planazos superdivertidos que nos imponen. Tomémosnos estas vacaciones en actitud sediciosa contra el orden establecido por multimillonarios tatuados que bailan grotescamente en vídeos virales. Asumamos en este estío que somos, en el buen sentido, gente vulgar y ordinaria, normal en definitiva. Reclamemos nuestro derecho a no hacer absolutamente nada en las vacaciones o, dicho de otro modo, a hacer todo lo que no tiene valor en la realidad de las redes: leamos, conversemos, durmamos, paseemos, callemos, observemos, deseemos, amemos, pensemos, acariciemos, riamos, lloremos, riñamos, abracemos, maldigamos, holgazaneemos, bebamos, comamos, engordemos, conozcamos y, definitivamente, nos conozcamos más a nosotros mismos. Cada uno de nuestros veranos es tan valioso como el de cualquier influencer, y lo es porque es el nuestro, el que tenemos. No hay más. Así que disfrutad -y sufrid- de vuestras vacaciones. Nos vemos en septiembre, amigos.

Una canción: Here comes the sun de The Beatles

lamuy . editorial


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Sin escapatoria FOTOGRAFÍA DE HELENA MALDONADO

Estar entre la espada y la pared es un topicazo. Lo jodido es estar entre uno mismo y la pared, ahí no existe evasión posible. Cuando la pared se convierte en paredón y el pelotón de fusilamiento somos nosotros mismos, la esperanza se naja rauda como un colibrí desplumado. Desde pequeños nos castigaron poniéndonos mirando a la pared; mayores ya, nos castigamos de cara a un muro renunciando a cualquier horizonte, abdicamos del futuro y apostamos por un non plus ultra atado a un par de columnas de desesperanza.

También hay paredes jubilosas, espejos ciegos del sexo. Dos cuerpos desnudos contra la pared, fundidos y confundidos, irreconocibles. Una mano convertida en sarmiento por el placer, garra que intenta aferrarse a la vida antes de la nada pasajera del orgasmo. Sombras que se aman sobre fondo neutro; hasta creemos oír los gemidos amplificados por la bóveda vertical de gotelé. Pieles entrelazadas o uno mismo contra el muro, qué más da. Lo único cierto es que ya no hay escapatoria...

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Juego de cromos POR MANUEL GROSSO

A

l final hemos convertido la política nacional en una patética operación de cambio de cromos. Nos hemos llevado años quejándonos del bipartidismo y ahora todo se ha transformado en un juego de patio de colegio donde todo resulta tan evidente como manipulador. Siento desafectación por el sistema, que sé que es legal pero no por ello convincente. Las urnas han dado unos resultados, en algunos casos confusos, pero más evidentes de lo que parecían. Curiosamente, a día de hoy las distintas combinaciones pueden alterar significativamente el espectro final del ejercicio del poder, que es de lo que se trata. Esto, unido al más que evidente centralismo en el que estamos instalados, hace que los intereses de Madrid -y en menor medida de Barcelona- prevalezcan sobre el resto del territorio, llamémosle nacional, si lo desean. De este modo, un cromo de Ávila o Soria realmente nada valen a la hora de tomar decisiones. Se juega con la voluntad popular sin ningún tipo de pudor en aras de aglomerar lo que no es posible. Da igual que sea a nivel local o autonómico, al fin y al cabo qué les importa a las altas esferas de los partidos quién sea alcalde de un pueblo o presidente de una comunidad que ellos consideran de segunda. Se vuelve a lo que todos los partidos parecían haber rechazado, a la política, ya caduca y obsoleta, de izquierdas y derechas. Aquí cada cual suma y resta a su antojo según sus intereses y a los votantes que le den… De esta manera, los “diablos malvados” de Vox o de Podemos, o los recalcitrantes nacionalistas, combinan según los espacios o son denigrados como auténticos pervertidos de ideologías imposibles. Todo ello según intereses partidistas. En medio de este cinismo generalizado, Ciudadanos, sin ganar, son los que al final intentan sacar peces en río revuelto con el único objetivo de tocar poder.

Me aburre muchísimo hablar de política, debe ser cosa de la edad, pero más me indigna el mercadeo y el engaño al que estamos sometidos. Nadie parece recordar palabras como ética, moral o dignidad, ni tan siquiera ideología; ahora todo vale con tal de tocar poder y repartir prebendas. A pesar de que todos marcan lo que eufemísticamente llaman líneas rojas, en realidad no existen. Son meras libras de intereses. ¿Consistirá en esto la política, en la habilidad para el regateo? Llámenme anticuado si quieren, pero esto me parece totalmente inaceptable, éticamente básico para la convivencia, para las reglas del juego. Es curioso contemplar a las distintas formaciones políticas cómo denigran a sus posibles compañeros de viaje a la par de pedir su colaboración solo por simples intereses. Por otro lado, a todos se les ve el plumero con el tema de los nacionalismos, algo tan decimonónico como desfasado, cuando todos saben que al final suele ser estos quienes se llevan el gato al agua; en el fondo y en la forma son los más listos con diferencia. Cuando lean estas líneas, tendrán la ventaja sobre mí de que ya conocerán los ajustes finales con los que habrá que convivir unos años. Al final, todo quedará más o menos igual, los mismos clichés y las mismas mentiras de promesas incumplidas, y lo que es peor: la desafectación al sistema democrático. La imagen de los políticos como tahúres o trileros es, si me apuran, peor aún que la de corruptos. Da ganas de pedir la devolución del voto en algunos casos o lo que seria más fácil instaurar la llamada segunda vuelta. Sea lo que sea esta burda manipulación, debería desaparecer de algún modo; tarde o temprano todos lo pagaremos desgraciadamente.

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Una sinfonía: Main Title, Games of Thrones

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QUIQUE SETIÉN, la revolución del fracaso que compensa POR RANCIO

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l fútbol se empeña en explicarnos la vida. Por eso, no siempre es una pérdida de tiempo hablar de él.

Yo soy bético y, desde un tiempo, setienista. Lo explico. Cuando tú haces un equipo de algo, lo haces para intentar ganar. No existe en el mundo ningún grupo de deportistas que tenga en su lema principal la derrota, bueno solo uno. Ese suicidio poético solo se le ocurre al Betis. El Viva el Betis manque pierda supone incorporar la no competitividad a tu ADN, y eso es tan contradictorio, que lo hace único. Ser un equipo de fútbol y valorar la derrota es infrecuente, pero todavía más extraordinario es que ese equipo cruce su camino con un entrenador que diga que el resultado no es tan importante. Nos hemos tragado la del chalet más grande, el coche que corre más o el reloj más caro. Nos hemos comido la de la hipercompetitividad y el resultadismo, y se nos ha olvidado que, a lo mejor, esto no va de ganar, sino de cómo intentar ganar. Pongo un ejemplo de bares, que yo así me explico mejor. En un bar hay un millonario mirando la carta. Se pide un plato de jamón Joselito y una botella de Flor de Pingus. En ese momento, por la puerta entra alguien a tomarse una cervecita. El del bar sirve al millonario con educación y respeto, pero ve entrar al gachó de la cervecita y va, lo abraza con alegría sincera, le gasta un par de bromas y le invita a lo que pide, una cervecita y una tapita de ensaladilla. El jamón y el Pingus quizá estén más ricos que una cerveza y una ensaladilla, pero cuando lo pides, lo que estás comprando no es jamón o vino, estás comprando emociones. Que no nos engañen, la emoción es lo que de verdad mueve al mundo. Y para mí, al que reconocen e invitan a ensaladilla sintió mejores emociones en ese bar. Eso, por cierto, es un concepto sociológico, lo llaman “capital social”. Para mí, ser setienista es preferir que te inviten a una ensaladilla a poder pagarte cualquier jamón. Es un poco raro, pero ¿se entiende?

Dejadme que intente traducir a Setién a nuestras vidas. El jugar bien como vehículo para ganar es apostar por la belleza en vez de por el informe, por el pincel en vez de por el tornillo. Perder en Valladolid y ganar en San Siro es vivir a picos. Yo no recuerdo nada de algunas temporadas en las que el Betis se metió en Europa, ahora, el deliciosamente irresponsable caño de Loren en San Siro me lo pongo cada vez que estoy triste. El que te empaten en el último minuto cuando vas ganando porque no dejas de atacar puede joder, claro, pero es sentirte vivo, niñato, loco. La posesión y no el resultado es disfrutar del camino sin obsesionarse con el destino. El ser un sieso en las ruedas de prensa, (que lo eres, Quique) es no dar ojana, y arriesgarse a salir de los lugares comunes. El fútbol no nos da de comer a casi ninguno, ¿también le vamos a pedir resultados? Pidámosle resultados al detergente que quita las manchas de la ropa o a los medicamentos que necesitamos para estar sanos, pero al fútbol pidámosle belleza, que nos divierta y que nos haga vivir riesgos sabiendo que seguiremos intactos cuando acabe el partido. Pidámosle que le enseñe a nuestros hijos que esforzarse y perder vale más que ganar a toda costa y que hay que ser buena persona independientemente de que te estén mirando o no. ¿Por qué no permitirnos el lujo de pedirle al fútbol “solo” que nos haga más felices, mejores? ¿Y saben lo más curioso? Que aunque sea dato de periódico deportivo y no de La Muy, con todo esta chapa que he dado, Setién por lo visto es el entrenador con más de 60 partidos que más porcentajes de victorias ha conseguido en la historia del Betis. Eso no es importante no porque se gane, sino porque creer que la victoria o la fama son siempre una consecuencia y nunca un objetivo, por alguna extraña razón cósmica, sigue compensando a la larga.

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Una canción: Bajo la piel de Alice Wonder


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JOAQUÍN SALVADOR, gurú del underground sevillano POR FRAN G. MATUTE

Para Yedra y Sergio. El juicio es unánime. Todos los que a finales de los sesenta tuvieron la suerte de escuchar su mítico programa Nata y fresas, coinciden en señalar que Joaquín Salvador fue el locutor de radio más avanzado del momento. “Lo que dijera Joaquín era la verdad del rock en Sevilla”, sentenció hace poco, en una entrevista, Ricardo Pachón. Sin embargo, tras su fallecimiento, nadie le dedicó unas líneas. Salvador llevaba para entonces muchos años fuera de los focos, tiempo más que suficiente para crearse a su alrededor cierta fama de estrafalario, lo que sin duda potenció su aislamiento. La última vez que se le vio en acción fue en el documental Underground. La ciudad del Arco Iris, de Gervasio Iglesias, donde aprovechó para reivindicarse como un “reyezuelo” dentro de la escena musical de la ciudad. Pero Joaquín Salvador fue mucho más, como demuestra el siguiente retrato, el más completo realizado hasta la fecha, del que fuera el gran gurú del underground sevillano. Transmitiendo en modulación de frecuencias Joaquín Salvador Barrios (Sevilla, 1947-2011) iba para médico, pero los Rolling Stones se interpusieron en su camino. Hasta entonces, Salvador había demostrado ser un brillante e inteligente estudiante, con un expediente impoluto repleto de matrículas de honor. No obstante, desde el primer momento se supo que la medicina no iba a ser lo suyo. Ávido por encontrar en los ambientes universitarios otras formas de estar en el mundo participó en la reactivación del Aula de Cultura de la Facultad de Medicina, desde la que se organizaron interesantes charlas relacionadas sobre todo con el teatro y la literatura. La poesía parecía en aquellos años colmar ciertas ansias intelectuales 1, pero para entonces, su obsesión por la música, de la que siempre fue un gran amante, se había convertido en algo casi patológico. Su interés por la filosofía existencial y por los movimientos contraculturales le hicieron pronto ver que la única forma de entender lo que estaba pasando en el mundo era a través de la música rock. Sevilla, con su incesante tráfico de influencias extranjeras, parecía entonces un buen lugar para experimentar nuevas formas de vida. Salvador lo fue dejando todo poco a poco, se echó a la calle y junto a algunos de sus compañeros de facultad inauguraron uno de los primeros grupúsculos hippies de la ciudad, con sede en las escalinatas del Archivo de Indias. Siendo su padre un reconocido militar, la noticia del abandono paulatino de sus estudios universitarios no sentó

nada bien en casa de Joaquín Salvador. Había que encontrarle pronto otra ocupación. Con la ayuda de su tío, el reputado escritor y periodista Manolo Barrios, y la connivencia de Manuel Alonso Vicedo, entonces subdirector de Radio Sevilla, Salvador comenzó a colaborar en dicha emisora. Su profundo conocimiento musical y su fuerte personalidad frente al micrófono llamaron pronto la atención, hasta el punto de que, a mediados de 1968, se le ofreció presentar en la FM de Radio Sevilla el programa Los 40 Principales, que había iniciado un par de años antes la Cadena SER en Madrid. Salvador se hizo acompañar para esta aventura por Juan Carlos Sánchez 2, compañero de facultad. Manuel Alonso Vicedo les había dado libertad absoluta de programación. Salvador comenzó a indagar entonces en los sonidos más avanzados del momento, así como en una nueva forma de hacer radio que daría mucho que hablar con el tiempo. “Esto es Radio Sevilla, transmitiendo en modulación de frecuencias de 103.2 megahercios”, solía repetir a lo largo de su programa.

sus contactos con los norteamericanos asentados en Morón de la Frontera alrededor de la figura de Diego del Gastor le dieron a conocer a bandas como los Doors, Steppenwolf o Country Joe & The Fish. Más allá de rarezas o discos inencontrables en España, lo cierto es que en sus inicios tuvo acceso directo a los fondos de los almacenes de Vivas Hermanos, entonces la gran tienda de discos de la ciudad. A lo largo de 1968, Vivas Hermanos publicó una modesta revista mensual llamada La Voz del Disco, en la que Joaquín Salvador colaboró muy activamente, reseñando a página completa obras punteras como Magical Mystery Tour de los Beatles, Axis: Bold As Love de Jimi Hendrix o Disraeli Gears de Cream, y presentando brevemente las novedades pop más destacadas del mercado. Sorprende encontrar en esta publicación referencias tan precisas a grupos como Pink Floyd, Small Faces, Herd o Canned Heat, cuyos discos teóricamente podían adquirirse en las estanterías de Vivas Hermanos, o sonar, por qué no, en el que pronto se convertiría en su buque insignia radiofónico, el programa Nata y fresas.

Nata y fresas Nunca se había escuchado en Sevilla a un locutor como Joaquín Salvador, como tampoco nunca se había escuchado en una radio local una música como aquella. ¿Dónde encontraba todos esos discos? El hecho de que su casa se hubiera convertido en lugar de peregrinaje para muchos hippies extranjeros tuvo seguro que ver con aquella insólita selección musical. También

El recuerdo de aquel espacio se mantiene hoy inmaculado. Todos los que lo escucharon afirman que fue revolucionario. Radio Sevilla permitía por aquel entonces la entrada de público durante las emisiones. Salvador pronto se rodeó de una camarilla de jóvenes que religiosamente se dejaban caer por las oficinas de la emisora, en la calle Rafael González Abreu. Uno de aquellos jóvenes, Juan Luis Valseca, acabó convirtiéndose

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extraoficialmente en el sustituto de Juan Carlos Sánchez, ya plenamente dedicado al teatro. Con Valseca, Salvador continuó llevando a su manera Los 40 Principales (organizando combates radiofónicos entre los Beatles y los Rolling Stones, permitiendo que sonara completa una de las caras de la Super Session de Bloomfield, Kooper y Stills), hasta que las presiones empezaron a hacerse notar. El problema no era solo que hicieran caso omiso a las canciones que venían sugeridas desde Madrid, sino que la propia forma de hacer radio de Salvador los incomodaba cada día más. Salvador se especializó en leer en directo fragmentos de las letras de las canciones que radiaba, letras que no habían pasado previamente por ningún filtro de censura. Se trataba de traducciones realizadas por él mismo de letras cuyo mensaje luego interpretaba a su manera. De algún modo, Salvador hacía de médium entre las canciones y sus oyentes, desentrañando supuestos significados ocultos que abrían conciencias, que daban pie a reflexionar sobre intereses más profundos. Pocas veces se ha visto a un locutor comprometerse tanto con su material. En ocasiones, sus soliloquios podían igualar en tiempo a la música que seleccionaba. Pronto, aquella forma de hacer radio dejó de tener cabida en un programa como Los 40 Principales. A Salvador se le permitió entonces vehicular su incontrolable personalidad a través de un programa nuevo, quizás menos vigilado, en el que poder desplegar sin cortapisas su innegable talento radiofónico. En

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12 enero de 1969 nacía oficialmente Nata y fresas. Para entonces, Joaquín Salvador ya se había convertido por derecho propio en el altavoz del underground sevillano. Del Sonetto al Ottenos En mayo de 1969, Smash debutaba en directo ante un gran público en el Teatro San Fernando con una actuación que todos recuerdan apoteósica. El encargado de presentarlos fue Joaquín Salvador, ya convertido en una estrella de la radio musical en Sevilla. Se iniciaba ahí una pequeña pero intensa relación que llevaría al locutor, durante algunos meses, a integrarse en el grupo como percusionista 3. De acuerdo con los créditos del primer álbum de Smash, Salvador toca los bongos en Ottenos, corte instrumental que no era más que un fragmento de Sonetto, la cara B de su primer single, reproducido al revés. Nata y fresas duró poco más de un año, pues dejó de emitirse en febrero de 1970. Según Salvador, su salida de la radio fue algo voluntario. Aquello comenzaba a exigirle demasiado tiempo y esfuerzo. En la interesante entrevista que le hizo Ángel Casas para su libro 45 revoluciones en España, Salvador confiesa que lo dejó todo para poder acompañar a Smash. En dicho texto asume su posición no solo como miembro del grupo por derecho, también como ideólogo: “¿Que si nuestra música es underground? Dentro de las limitaciones que esta actitud supone en España, sí. Ahora bien, ser consecuente con una actitud underground creo que no lo es ningún grupo en este país, porque para ser auténticamente así hay que replantearse las cosas muy profundamente. Hay que revolucionar las costumbres, los hábitos, la escala de valores. El subconsciente, lo onírico, debería pasar a primer plano. Es todo eso de la psicodelia, que es algo más que una palabra de moda”. El tiempo con Smash fue un tiempo de excesos para Joaquín Salvador. Todo apunta a que el consumo de alucinógenos le abrió puertas que quizás no supo bien cerrar. Sus discursos se volvieron un tanto crípticos. Resultaba cada vez más difícil estar en su onda. Según Salvador, hubo roces con García-Pelayo, entonces mánager de Smash, quien lo consideraba un elemento “peligroso”, desestabilizador, para la banda. A Salvador no le quedó otra que alejarse del grupo, entre otras porque se vio obligado a cumplir con el servicio militar, donde, ironías del destino, coincidió con Manuel Molina. Salvador fue así testigo de cómo el de El Tardón se libraba de aquel infierno para unirse definitivamente al grupo al que él no pudo o no supo acceder. Antólogo del underground Con el hippismo sevillano en clara desintegración, Joaquín Salvador se dejó ver poco durante la primera mitad de la década de 1970. Se sabe que siguió tocando los bongos, que se sumergió profundamente en la filosofía, que no dejó nunca de escribir y que llegó incluso a dar un recital de su poesía en la librería Fulmen. Su figura reaparece no obstante con fuerza en 1974, cuando encontró asilo en casa del crítico de arte y agitador Quico Rivas, donde estuvo viviendo una buena temporada. Aquella estancia coincidió con la inauguración del Centro de Arte M-11, que Quico Rivas y Juan Manuel Bonet habían puesto en marcha ese mismo año. El reputado diseñador Alberto Corazón

13 fue el encargado de realizar todos los catálogos de la galería. Corazón acababa entonces de lanzar su propio sello editorial, que contaba con una sección exclusiva dedicada a la poesía más transgresora. De este modo, en 1975, en la hoy célebre Colección Visor del sello Alberto Corazón Editor vio la luz una extraña antología anónima de canciones underground. En la portada de aquel libro, obra del propio Corazón, podía verse una mano entregando a otra una papelina de LSD. Arriba, el nombre estampado de una serie de grupos de rock, como The Who, The Band o Jethro Tull. Y ninguna otra información. Solo al mirar los créditos interiores se podía saber que la citada antología no era más que un compendio de letras de canciones de estos grupos, traducidas por el propio Salvador. Lo más interesante estaba, no obstante, en su introducción, quizás el texto más idiosincrásico de cuantos publicó Joaquín Salvador. En él puede leerse: “Resulta muy difícil separar al intelectual del estudiante, del hippie (¿superficial?), del drogadicto (¿escoria?), del vagabundo, del músico, del hastiado, del marginado”, para acto seguido perderse en una un tanto psicótica disquisición sobre el peso de la contracultura, salpicada de referencias a Freud, Marx, Tzara, Sartre, Huxley, Leary, Ginsberg, Osborne, Manson, los Who, los Beatles… Aquel texto daba buena cuenta del estado de genialidad, o de confusión permanente, en el que se encontraba entonces Joaquín Salvador. Estado que quedó refrendado el día que Quico Rivas se encontró su casa empapelada con sus revistas de arte. La Guardia Civil apareció a los pocos días: por lo visto, un tal Joaquín Salvador les había avisado de que había tres cadáveres entre los muros de aquella habitación. The Seville Disaster A lo largo de los setenta Joaquín Salvador comenzó a desarrollar una intensa labor como periodista musical. Su paso por La Voz del Disco en 1968 así como algunas breves colaboraciones en los primeros números de la revista El Musical avivaron sin duda su vocación de escritor. Significativo es en este sentido su intento por empezar a colaborar con la editorial clandestina Ruedo Ibérico, a cuya sede en París acudió recomendado por su tío Manolo Barrios y el ya entonces muy reputado escritor Alfonso Grosso, sin demasiada fortuna. Salvador quería escribir, pero sus intereses no parecían tener cabida en ninguna publicación de la época. Al menos hasta que la prensa underground cogió fuerza en España, gracias a revistas como Star y Ajoblanco, con las que tuvo sus escarceos. En Star, Salvador llegó a publicar dos artículos en 1975, uno sobre las relaciones entre la contracultura y la antipsiquiatría y otro dedicado a Frank Zappa, su gran mentor, de quien se decía conservaba dedicado un autógrafo 4 . Su relación con Ajoblanco fue algo más tortuosa. De ella da buena cuenta Pepe Ribas en Los 70 a destajo, sus impagables memorias. Fue a Ribas a quien se le ocurrió encargarle un dossier sobre el movimiento underground sevillano. The Seville Disaster, lo bautizaría más tarde Salvador en una de las cartas que le envió al editor de Ajoblanco. Pero aquel dossier, por desgracia, nunca se materializó. Salvador terminó encontrando su sitio en 1976 en una recién creada publicación local llamada Torneo, centrada en el mundo del deporte y el toreo, si bien lo cierto es que en su consejo de redacción se encontraba infiltrado el PSOE sevillano.

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La revista duró muy poco, algo más de un año, pero en ella Salvador pudo explayarse a doble página en una sección propia titulada Mundo Pop, donde escribió sobre los Allman Brothers, Captain Beefheart o Caravan, o sobre escritores como William S. Burroughs, Murray Bookchin o Nik Cohn, vertiendo entre medias pequeñas reflexiones sobre el tantra o las culturas de posguerra, sobre las relaciones entre música y política, sobre el carácter revulsivo de los libros… Todos los particulares mundos intelectuales de Joaquín Salvador por fin desplegados e interconectados en plenitud.

noche fue agredido por unos individuos que le robaron su famosa capa. Joaquín Salvador le cogió miedo a la calle y se refugió solo en casa, con sus demonios, para siempre. El tiempo hizo el resto. Su figura cayó en el olvido, hasta hoy. _______________________________________________ 1

En 1967, Joaquín Salvador ganó el segundo premio del I Certamen de Poetas Universitarios Andaluces.

De El Café Mágico a la Magia Negra Inaugurado por todo lo alto en 1978, El Café Mágico fue el lugar donde Joaquín Salvador se despidió públicamente de la música, y podríamos decir también que del mundo que le rodeaba. Durante aproximadamente un par de años fue el DJ oficial del local. Contaba, al igual que en sus gloriosos días en la radio, con libertad absoluta para poner lo que le viniera en gana, de modo que las “genialidades” no tardaron en llegar. Salvador comenzó en aquel local a introducir la lectura de textos sobre bases rítmicas. Hay quien recuerda haberlo visto recitar a Nietzsche o a Alfred Jarry sobre música electrónica.

2 A finales de 1968, Juan Carlos Sánchez se convertiría en uno de los fundadores del grupo de teatro Esperpento.

“Fue mi realización definitiva”, dejó dicho en su última entrevista, pero también fue su canto del cisne, pues la noche sevillana terminó cebándose con él. Su interés por el ocultismo y la magia negra había crecido mucho en los últimos años. Llevaba a todos lados una capa negra, que todo el mundo recuerda, con la que deambulaba entre las sombras repartiendo su particular tarjeta de visita en la que se autodenominaba “profesor de ciencias ocultas”, “adivino”, “caballero templario”, “esquizoanalista”, miembro de la “Sagrada y Real Orden de Tantrikas”, amén de unas cuantas excentricidades más. Una

Este artículo no hubiera sido posible sin los recuerdos de Paquico Navarro, Remedios Melero, Juan Luis Valseca (DEP), Ricardo Pachón, Juan Carlos Sánchez, Gualberto García, Antonio “Smash”, Javier García-Pelayo, Pive Amador, Pedro Valle, Diego Carrasco, Pepe Benavides, Manolo Moreno, Luis Clemente y Pepe Ribas. Mi inmenso agradecimiento a todos ellos, también a La Zanfoña, por permitirme ver la entrevista completa que se le hizo en su día a Joaquín Salvador para el documental Underground. La ciudad del Arco Iris.

3

Joaquín Salvador ya había demostrado ser un solvente batería en The Knack, grupo formado junto a César Herrera dedicado exclusivamente a hacer versiones del repertorio de los Beatles y los Rolling Stones. 4

Fue Gualberto García quien le consiguió a Joaquín Salvador el autógrafo de Frank Zappa, tras su encuentro en Central Park el 2 de agosto de 1969.

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Ciudades poderosas POR JUAN LUIS MANFREDI

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a ciudad es la unidad de medida más interesante en ciencia política contemporánea. En estos tiempos de disrupciones, transformaciones digitales, identidades y comunidades imaginadas y otros fenómenos del marketing político, la ciudad mantiene su esencia. No es un constructo teórico político como la Unión Europea ni tampoco padece los problemas del Estado nación convencional, apretado por identidades excluyentes que no se acomodan o por problemas fiscales. La ciudad es una construcción política especial, que no tiene competencia en la ola de globalizaciones posibles. La concatenación de cambios de la globalización ha afectado al modo y uso de organizar la geografía política urbana. No parece que las ciudades vayan a ser polis independientes en materia de seguridad nacional, contraterrorismo o sistema financiero global, pero sí que serán los ejes de las relaciones internacionales para el ciudadano. La estructura que se repite es la agregación de ciudades que comparten un interés o proyecto común. La Nueva Agenda Urbana, la conferencia de Naciones Unidas en el marco de Hábitat III, apuesta por asentamientos urbanos sostenibles, que puedan afrontar los problemas del cambio climático. Con la nueva perspectiva hacia la que se acercan los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la agenda 2030, las ciudades y las empresas adquieren un mayor protagonismo en la consecución de estos objetivos frente a los estados que lideraron los Objetivos de Desarrollo del Milenio hasta 2015. Ya existen proyectos internacionales que miden el cumplimiento de los ODS en el entorno urbano como British Columbia 2030 y Baltimore Neighbourhood Indicator Alliance (BNIA), City of Winnipeg’s Community Indicator System o Hawaii Green Growth’s Aloha+ Challenge. En esta línea, en España, la Red Española para el Desarrollo Sostenible ha cerrado en septiembre de 2018 una consulta pública para medir el grado de cumplimiento de los ODS en un centenar de municipios españoles. En el plano tecnológico, sin duda, serán los núcleos urbanos acabarán por imponer los estándares de uso, desarrollo y aplicación de las redes 5G, el Internet de las Cosas, las redes de movilidad en coche compartido y cuantas innovaciones surjan. Madrid, Berlín, Londres, París, Roma, Bruselas, Lisboa y alguna urbe más impondrá el modelo europeo de consumo digital. Las huelgas de taxi o de hoteles no se darán en territorios rurales ni en capitales con bajos flujos de intensidad turística, sino en localidades que reciben miles y miles de visitantes. Son ellos, que al fin y al cabo somos nosotros, quienes determinarán el cómo y el qué de los desarrollos digitales.

En turismo, las ciudades dedicarán más recursos para crear una marca territorio bien diferenciada, que permita sobreexponer los atributos que interesan a una audiencia concreta. Se busca capturar inversiones, organizar eventos, incrementar el número de turistas, renovar la imagen o proyectar una imagen dada. Ya no basta con el logo y el eslogan, sino que veremos la comercialización de los monumentos, las tradiciones, los objetos, la gastronomía o los intangibles, como la música o la oralidad. Veremos más individualización en las experiencias de destino, en la que el viajero organiza su propio trayecto y personaliza su historia: cada visitante decide cuánto caminar con ayuda del GPS, dónde parar con el apoyo de valoraciones de usuarios anónimos o qué visitar, según la guía de blogueros turísticos.

LA MITAD DE LAS ESCUELAS EN SIRIA ESTÁN VACÍAS O DESTRUIDAS

En economía, se adivinan ya las externalidades. Se va a producir un incremento de las desigualdades entre territorios, una suerte de efecto San Mateo de naturaleza urbana. Las ciudades que tengan más recursos y población obtendrán mejores réditos de la globalización y, en consecuencia, incrementarán la distancia con su competencia. Si ahora nos parece que todo se concentra en Madrid y, a lo sumo Barcelona, la nueva ola puede terminar de vacíar las provincias limítrofes y provocar una concentración poblacional en seis o siete puntos de España. Fuera de ellos, encontraremos ciudades para funcionarios, servicios de poco valor añadido y escasa afluencia turística. La lucha comercial que viene se centrará en la construcción de hubs y clusters que articulen la producción industrial y los servicios de valor añadido. La concentración de compañías producirá un mercado laboral más dinámico en unos territorios, mientras que extraerá rentas -¡y talento!de sus vecinos. Los polos industriales, antes encorsetados en zonas francas o portuarias, serán la base de la competitividad digital. Tales son las consecuencias de la globalización en perspectiva urbana. No es un escenario distópico, sino que refleja un universo de oportunidades polisémicas. La capacidad que tengan los nuevos ayuntamientos de institucionalizar los cambios y aprovechar las oleadas en su beneficio serán diferenciales. Es el momento de abandonar la política minúscula para pensar unas políticas públicas que coloquen nuestra ciudad en el circuito abierto de generación de proyectos tecnológicos, económicamente relevante y socialmente sostenibles. Tenemos la base cimentada para una ciudad dinámica y bien conectada: ¿estaremos abiertos al cambio?

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SMART IOT LABS Mi casa será mi mejor amiga POR LA MUY

Sentir, razonar, decidir, cuidar, atender serán verbos que en un futuro próximo aplicaremos a nuestros hogares. Las casas dejarán de ser simples edificios para ser habitados y se convertirán en espacios con un cerebro inteligente y capacidad para interactuar con sus habitadores. No es ciencia ficción, es una realidad en la que ya trabaja la starup sevillana Smart loT Labs, fundada en 2017 por profesionales senior con experiencia a nivel internacional en empresas de software y hardware de primer nivel. Su oficina es un living lab, situado en Sanlúcar la Mayor. Hablamos con José Murillo, CEO y fundador de la compañía. ¿Cómo nace la idea de crear Smart IoT Labs? Pues llevaba algún tiempo en mi cabeza, siempre me ha encantado la tecnología y desde hace años compraba o me construía gadgets para casa. Hace cuatro o cinco años, cuando empezó a despuntar el Internet de las Cosas y la Inteligencia Artificial, empecé a ver el potencial de estas nuevas tecnologías para poder construir algo que realmente aportase un valor diario a usuarios no técnicos más allá de controlar dispositivos con el móvil. ¿Y a qué se dedican concretamente en Smart IoT Labs? Estamos construyendo lo que creemos que será la siguiente generación de asistentes virtuales para los hogares, que permitirán a nuestras casas sentir, razonar, decidir y actuar de forma autónoma, anticipándose a nuestras necesidades. Digamos que será el futuro cerebro inteligente de las casas. ¿Cuáles son las aplicaciones prácticas de la tecnología que desarrollan? Son muchas y variadas, de hecho, esa es nuestra propuesta, que el usuario adquiera un único producto para el hogar y tenga a su disposición múltiples servicios o

habilidades que pueda descargarse. Desde un asistente que cuide de nuestros mayores y nos avise cuando haya cualquier anomalía -que no se levante, que haya ido mucho al baño, que no haya almorzado, que camine lentamente, etc.- hasta un asistente que nos ayude a ahorrar energía analizando nuestras pautas de consumo, dándonos sugerencias o controlando por nosotros la calefacción u otros dispositivos; pasando por un asistente que cuide de nuestras mascotas mientras no estamos en casa, avise de intrusiones mediante alarma o prevenga accidentes como fuegos o inundaciones. ¿Tecnología que mejora la vida diaria de las personas? Esta es justo nuestra apuesta, no queremos centrarlo tanto en los casos de uso habituales de domótica (control remoto o monitorización de dispositivos), sino en casos de uso que aporten un valor real en términos de ahorro o seguridad. Creemos que hasta ahora el enfoque de las Smart Home está muy orientado a personas aficionadas a la tecnología, con un cuestionable valor. Queremos centrarnos en casos de uso que realmente resuelvan problemáticas diarias, y encender una luz con el móvil o la voz no lo es. ¿Cualquier persona puede permitirse adquirir sus productos? Totalmente. No queremos ser una empresa que venda dispositivos para casas de lujo; queremos sacar un kit asequible para todos y servicios de pago por uso, donde los usuarios paguen por las funcionalidades y servicios que utilicen y necesiten. ¿Es difícil innovar y montar una startup desde Sevilla? No concretamente desde Sevilla, diría que sí desde España. Me explico: en Sevilla tenemos acceso a buenos perfiles técnicos, la calidad de vida es buena y tenemos baja rotación en los empleados. Acabamos de volver de San Francisco y un equipo de ingenieros como este sería casi imposible tenerlo allí, al menos de forma estable y por este coste. Mandamos a fabricar semanalmente a China y recibimos los pedidos apenas en 3 o 4 semanas, eso era impensable hace años, cualquier cosa que necesitemos la tenemos a un par de clics por Internet. Pero tenemos un problema de acceso a financiación generalizado en España, especialmente para empresas con una alta componente de innovación -y por lo tanto, riesgo-, y aún más en fases tempranas, como es la nuestra. El 95% del capital actual para mantener a doce personas ha venido de los bolsillos de los propios socios, y algo de ayuda de Wayra

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(Telefónica) y ENISA, pero cada ronda de financiación es muy dura en estas condiciones. ¿Han valorado la posibilidad de instalarse fuera de Sevilla? Como decía, acabamos de volver de San Francisco para valorar esta opción, no con el equipo de ingenieros, pero sí con la sede fiscal para poder capturar inversión de EE. UU. No podemos cerrar ninguna puerta, pero desde luego nos encantaría diseñar y vender desde Sevilla, incluso fabricar en España si fuese posible. Y eso a pesar de las innumerables trabas legales y laborales que nos ponen a las startups (control de horario, incentivos para retención de talento, impuestos aun cuando no se factura, etc.). ¿Qué obstáculos han tenido que vencer en Sevilla que quizás en otro lugar no habrían tenido que superar? De nuevo, diría que en España en general. El primero, que ya hemos comentado, acceso a financiación, y el segundo, e igual de importante, acceso al conocimiento. Montar y crecer una startup sigue una metodología muy concreta, un proceso muy repetible. Esto, que en otros lugares como Silicon Valley lo aprenden e interiorizan desde pequeños, aquí hay que aprenderlo a base de errores; hay pocos modelos alrededor en los que fijarte y pocas personas experimentadas a quien pedir consejo. En el tiempo que hemos estado allí puedes ver cada tarde una media de quince eventos de emprendedores donde todos se juntan y comparten conocimientos. Hemos optado por incorporar un asesor de allí al comité para tener esta especie de “cordón umbilical” de conocimiento con la Costa Oeste. ¿Cómo se convierte un negocio en universal desde lo local? Lo primero, sin miedo: cogiendo un avión, yendo, viendo que son personas normales, tan preparadas como nosotros y dedicándole mucho esfuerzo para conocer las particularidades

de esos mercados. Es muy importante también pensar en global desde el primer día, hay decisiones que se toman muy al principio que pueden lastrar después la expansión. De hecho, para nosotros, nuestro primer mercado desde el punto de vista comercial es el de EE. UU., incluso antes que España. Lo que ocurre es que a efectos prácticos, y mientras validamos el producto, los primeros acuerdos están siendo aquí. ¿Qué le falta, según usted, a Sevilla para convertirse en un territorio atractivo para el talento y la innovación? A mi juicio, más abundancia de talento, y ahí la universidad tiene una responsabilidad enorme. Y segundo, por supuesto, mentalidad emprendedora. Cada vez que lanzamos un proceso de contratación el 95% de las personas que vienen siguen buscando un trabajo clásico de ocho horas, sin complicaciones, vemos poco “brillo en los ojos”, poca predisposición por el riego. Mientras que los estudiantes que salgan de las universidades sigan con esa mentalidad, no tendremos un ecosistema potente de emprendedores. ¿Cómo retener el talento que emigra? Lo primero es generar esa oferta, empresas atractivas locales que sepan reconocer y, sobre todo, recompensar adecuadamente ese talento. Jugamos con una ventaja: los que somos de aquí valoramos mucho esta calidad de vida, así que cuando decidimos marcharnos -como yo hice hace años-, lo hacemos sacrificando mucho y deseando poder volver. Un ejemplo es gran parte del equipo de ingenieros que tenemos en Smart, que podrían estar trabajando en cualquier multinacional en cualquier parte del mundo, con salarios muchísimo más altos, pero todos hemos decidido quedarnos aquí buscando ese balance entre la calidad de vida y un trabajo apasionante como el que hacemos, y que nos llena. Volvamos a Smart IoT Labs. ¿En qué trabajan ahora mismo? Tenemos varias líneas abiertas. En la parte de ingeniería

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18 y en cuanto al hardware (sensores) estamos ya en la última fase, la certificación de los mismos para su venta. En el área de Inteligencia Artificial seguimos enseñando nuevas habilidades a nuestro cerebro, es decir, entrenando nuevos algoritmos que permitan sacar más petróleo de los datos, extraer los hábitos de las familias. En la parte comercial, cerrando acuerdos con los primeros clientes, preparando una campaña de Kickstarter para empezar a construir una futura comunidad de desarrolladores de algoritmos y servicios. Y siempre, buscando más dinero de inversores para poder agilizar el desarrollo y seguir avanzando. ¿Cuál es el volumen de negocio anual de la empresa? De momento muy bajo, seguimos en lo que se conoce como fase semilla, la evolución del producto, pilotaje, validación en los primeros clientes… Hemos cerrado proyectos con algunos clientes importantes como Telefónica y justo en estos momentos estamos empezando a aproximarnos, ya con una primera versión de un producto que puede ser vendido, a diferentes clientes. La acogida está siendo muy positiva, vemos en estas primeras conversaciones cómo aportamos un valor y nos ven como una pieza que podría sin duda ayudarles a desplegar nuevos servicios en los hogares y ser más competitivos. ¿Es un sector muy competitivo? Tremendamente, se está desencadenando una batalla dentro de los hogares por los datos de los usuarios -y la mayoría de estos aún no se han dado cuenta-, y empresas como Google o Amazon ya han colocado su primera ficha. Las barreras tradicionales que hasta ahora separaban los negocios en los hogares (telecomunicaciones, contenidos digitales, energía, seguridad, etc.) se están difuminando. Los Altavoces Inteligentes están ganando una posición valiosísima en los hogares y son la punta de lanza para que estas compañías puedan expandirse horizontalmente a otras áreas, y estas empresas tradicionales ya empiezan a ver una amenaza en sus negocios habituales. ¿La clave para liderar su sector es siempre la innovación? Yo diría que la innovación es sin duda una de ellas, pero sobre todo la rapidez. Las grandes corporaciones tienen grandes ideas, tienen muchísima gente muy inteligente, tienen presupuestos enormes, pero se pierden y diluyen en la burocracia, en el corto plazo que les marca sus accionistas. La clave en estos momentos creo que es la rapidez de ejecución, probar, fallar cuanto antes y virar, así una y otra vez hasta ir encontrando nichos. Y siempre estar muy cerca de los clientes y sus necesidades. ¿Cuáles serán las tendencias de futuro en su sector? Creemos que sin duda la Inteligencia Artificial jugará un papel fundamental, por eso hemos apostado por ella. Los sistemas de Smart Home tendrán que ir evolucionando desde sistemas reactivos como los actuales (comando y reacción) a sistemas proactivos, que aprendan y sean autosuficientes. La privacidad irá cada vez también teniendo más relevancia, los usuarios se irán educando en este sentido y exigirán más regulación.

¿Cuánto tardarán en llegar los hogares domóticos “de serie”? Yo creo que eso vendrá cuando realmente esa tecnología aporte algo más a los usuarios, y para ello hay que ofrecer nuevos servicios que van mucho más allá de la domótica (automatización de dispositivos). Cuando esta tecnología ayude realmente en el ahorro energético, la seguridad o el cuidado de las personas, entonces esta demanda de los usuarios probablemente hará que las constructoras se decidan a ofrecer este valor diferencial. A día de hoy, por desgracia, la domótica como la conocemos no es un valor diferencial para la mayoría de las personas. ¿Qué será lo más “flipante” que veamos de aquí a pocos años? Que las casas y sus elementos tendrán “vida propia”. Como siempre, el cine va por delante y películas como Her muestran el camino de lo que serán los asistentes virtuales, seguramente nos costará diferenciar un asistente virtual de una persona real en una conversación, la tecnología se fusionará con la realidad de forma transparente para nosotros. La casa tendrá esa vida, personalidad y voz propia, nos monitorizará: nuestra salud, nuestro estado de ánimo, se regulará a sí misma de forma autónoma para eficientar el consumo energético. Tareas que no aportan valor serán automatizadas completamente: la colada, la limpieza, robots en la cocina replicarán a la perfección recetas caseras, harán la compra. Creo que la tecnología nos volverá a cambiar la vida como lo ha hecho en tantas ocasiones en la historia pasada. ¿Las posibilidades que nos abre la tecnología requieren de una madurez humana para usarlas adecuadamente? Sin duda, el móvil es el mejor ejemplo. El uso de la tecnología de forma responsable requiere de educación. La tecnología ofrece recompensas inmediatas (juegos, amigos) pero crea una alta adicción, ya lo estamos viendo hace años. El problema actual es que la mayoría de los padres se han visto obligados a educar a los hijos en algo que no conocen, es más, la mayoría siguen sin saber aún que en esta tecnología hay un riesgo para sus hijos. ¿Cree que las nuevas tecnologías nos hacen más libres o más esclavos? De nuevo, depende del uso que le demos. Creo que la tecnología puede potenciar las capacidades del ser humano; la Inteligencia Artificial es un ejemplo, debe trabajar de forma conjunta con las personas para potenciarlas, no sustituirlas. Debe aportarnos valor en áreas concretas, pero no hacernos más vagos. ¿Cómo ve la empresa dentro de quince años? Dentro de 15 años nos encantaría ver nuestra tecnología en la mayoría de los hogares del mundo, haciendo más fácil la vida a las personas y cuidando de ellos.

Una película: Wall·E de Andrew Stanton

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* SEVILLA: CAIXAFORUM, CICUS, FNAC, ESPACIO CAÓTICA, CASA DEL LIBRO _ MÁLAGA: FNAC _ GRANADA: FNAC


ROYAL BLISS, complicarse la vida es maravilloso

Coca-Cola presenta una gama de mixers versátil e innovadora, haciendo frente a un mundo en el que estamos acostumbrados a que nos digan qué, cómo y cuándo podemos combinar.

Holanda, Noruega, Francia y Suecia.

Royal Bliss es un lanzamiento pionero, adaptado al consumidor español. Una apuesta de Coca-Cola por la innovación con 8 referencias de forma simultánea y presentado como un mixer perfecto para combinar.

El lanzamiento de Royal Bliss ha supuesto la puesta en marcha de un plan de canal de apoyo a los clientes de la marca, una apuesta potente del sistema Coca-Cola a través de activaciones para incentivar la rotación, menús maridaje que permiten a los clientes vivir una experiencia gastronómica, materiales de visibilidad y formaciones a los bartenders de sus clientes. Todo esto no hubiera sido posible sin el lanzamiento de un potente plan a consumidor. Un plan de medios 360º y la presencia de la marca en algunos eventos destacados de alta percepción por los consumidores como serían MadCool o siendo patrocinador oficial MBFW y Vogue FashionNightOut. Además, Royal Bliss ha sido durante dos años patrocinador de la Gala Guía Michelin, ha sido mixer oficial de la Feria Internacional Cocktail Bar (FIBAR) y además cuenta con el aval de los 10 top bartenders de España: THE CREW.

Tras su introducción en el mercado español en 2017, la buena acogida por parte del consumidor ha provocado la ampliación del surtido. Con el objetivo de dar respuesta a las nuevas demandas y tendencias, Coca-Cola ha presentado este 2019 Royal Bliss Refreshing Lime y Royal Bliss Sensationy Brave Ginger Beer. Desde su lanzamiento hace dos años más de 77.000 clientes han comprado Royal Bliss, con un 27% de crecimiento anual de forma consecutiva desde su presentación como marca. Dado el éxito que ha supuesto esta gama de mixers en el mercado español, situando a España como líder en el lanzamiento de Royal Bliss, Coca-Cola ha iniciado la expansión de este producto a otros países europeos. Actualmente, encontramos Royal Bliss en Alemania, Hungría, Austria, Suiza e Italia con una previsión de lanzamiento próximo este 2019 en

Su presencia en las barras de bares y en hoteles va in crescendo. Actualmente, Royal Bliss se sitúa como la 3ª marca más conocida de tónicas por encima de FeverTree, con una aceptación notable del consumidor. El 97% de los consumidores que lo prueban repiten.

La mejora y el trabajo continuo de Royal Bliss tienen como objetivo convertir la marca en un mixer de referencia en el canal de hostelería y tener presencia y realizar patrocinios en eventos de referencia en el mundo de la mixología y la gastronomía.

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Royal Bliss y su logotipo son una marca registrada de The Coca-Cola Company.

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El primer libro global POR ALICIA ALMÁRCEGUI

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n unos meses cumplirá 450 años, pero no es probable que sea objeto de grandes celebraciones. Pocos son quienes conocen su nombre o tienen alguna noción de cómo se fraguó la brillante idea. Sin embargo, aparece reproducido con bastante asiduidad en portadas de libros, pósteres, productos diversos de merchandising e, incluso, en ilustraciones para cabeceras de cuentas en redes sociales.

Al calor de su éxito, y sólo dos años después de haber visto la luz, se editó un atlas con vistas de las ciudades, en el que también colaboró Ortelius. Impulsado por el clérigo alemán Georg Braun, el Civitates Orbis Terrarum (Ciudades del Orbe Terrestre) recogió vistas existentes y encargó otras nuevas a dibujantes que recorrieron Europa, norte de África, Nuevo Mundo y Oriente Próximo para retratar sus ciudades desde originales ángulos y perspectivas.

Me refiero al primer atlas moderno, el Theatrum Orbis Terrarum (Teatro del Orbe Terrestre) de Abraham Ortelius, en quien recae el honor de haber dado inicio al Siglo de Oro de la cartografía flamenca. A iniciativa de otro gran cartógrafo, el también flamenco Gerardus Mercator, Ortelius (Amberes, 1527-1598) emprendió una magna aventura empresarial y editorial. Recuperó los mejores mapas disponibles de los cartógrafos de su tiempo, citando a sus respectivos autores, y los reunió en un único volumen, al que dotó de una estructura lógica al organizar sus contenidos bajo una sencilla premisa, ir de lo general a lo particular. Así, en primer lugar, incluyó un mapamundi, seguido de las cartografía de los continentes: Europa, Asia, África y el Nuevo Mundo. El volumen concluía con un buen número de mapas detallados de los países y las regiones . Ortelius ordenó los mapas geográficamente y en el reverso de cada uno añadió descripciones físicas y culturales, con referencias a costumbres, clima, monumentos, gastronomía, etc. Ya no había que buscar representaciones del mundo en pergaminos sueltos, ni en costosos grabados. Toda la información se reunía bajo una única cubierta en un volumen, del que, al parecer, no se separaba ni el mismísimo Felipe II, quien reconoció a Ortelius con el título de “cosmógrafo real”.

Entre 1672 y 1617 se publicaron los seis tomos del Civitates con un total de 546 vistas de ciudades, 44 de ellas españolas. Entre ellas había 32 vistas pertenecientes a ciudades andaluzas, con Sevilla en la vanguardia. A la ciudad “en la que latía el corazón del mundo”- en palabras del hispanista Fernand Braudel- le dedicaron cuatro vistas, más que ninguna otra. Además de útiles, estos atlas eran muy bellos. No renunciaban a incluir animales mitológicos, embarcaciones con las velas desplegadas y tipos populares de todos los rincones del Globo. Algunas ediciones colorearon los mapas y si, era menester y había demanda, los volúmenes eran desmenuzados para vender vistas o cartas como hojas sueltas.

El éxito de la empresa fue colosal. En poco más de cuarenta años sumó 31 ediciones, pasando de los 70 mapas y 87 referencias de su primer volumen en 1570, a 167 y 183 respectivamente en su impresión de 1612. Se editó y reeditó en latín, holandés, alemán, francés, español, inglés e italiano. Hasta 1724 se hicieron 76 impresiones y llegó a tener una popular versión de bolsillo.

Theatrum y Civitates tuvieron pronto continuadores e imitadores. A la muerte de los impresores, dibujantes y editores originales, los derechos y las planchas de metal sobre las que se grababan los mapas fueron vendidos a nuevos postores. Así fue como pasaron a reimprimirse una y otra vez con mayor o menor fortuna. La gente quería saber. El descubrimiento de nuevos territorios y rutas, el desarrollo de la imprenta, y, sobre todo, la audacia comercial y profesional de un puñado de empresarios dieron con una fórmula eficaz. Todos y cada uno de los atlas posteriores -inlcluyendo los de National Geographic o las presentaciones de Google Maps y Google Earth-, no han hecho sino seguir el modelo trazado por este audaz impresor y cartógrafo flamenco.

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Una canción: Atlas de Battles


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RAMS, el príncipe del buen diseño POR PEDRO ABBAD

Qué es el buen diseño y cuál es su papel en la sociedad actual. Estas preguntas constituyen un tema clásico de discusión, que ha cobrado especial relevancia en el momento actual, dominado por crisis económicas y medioambientales. Y pocas personas las han sabido responder con tanta claridad como Dieter Rams, uno de los grandes padrinos del diseño, cuyo pensamiento ejerce una enorme influencia en nuestro tiempo.

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acido el veinte de mayo de 1932 en Wiesbaden (Alemania), Dieter Rams es uno de los máximos exponentes del Funcionalismo Alemán, un movimiento con base en la Escuela de Ulm, que propugnaba un acercamiento al diseño desde puntos de vista científicos y objetivos. Rams aplicó estas ideas en numerosos objetos, creados fundamentalmente para la multinacional de electrónica de consumo Braun y la firma de mobiliario Vitsoe. Dos compañías que, a principios de los años cincuenta, todavía entendían el diseño como una actividad emocional y decorativa, más cercana a la artesanía que a la tecnología. Rams, que tenía formación de arquitecto, entró en Braun en 1955 como diseñador de interiores, pero su fascinación por los objetos de consumo cotidiano le llevó a centrarse en el departamento de diseño. Su papel allí fue fundamental porque ayudó a tender puentes entre los encargados del diseño exterior de aquellos aparatos, que hasta entonces se habían movido por modas o caprichos estéticos, y los responsables de la tecnología situada en su interior. Su intención era conectar la forma y la función, eliminando en el proceso cualquier elemento superfluo. Una manera innovadora de pensar, que se tradujo en trabajos de gran carga identitaria, que destacan

por su pureza y sobriedad, y que sigue estando en la base del mejor diseño industrial actual. Lo demuestra, por ejemplo, el trabajo de Johnatan Ive, creador de productos icónicos para la firma norteamericana Apple, y seguidor confeso del diseñador alemán. Claro que Rams no se limitaba a diseñar objetos estilizados y funcionales. Los impregnaba también de un pensamiento filosófico, con el que cuestionaba el materialismo y el consumismo superfluo, decantándose por la creatividad y la sostenibilidad. Según él, “cuando los objetos establecen conexiones emocionales con el usuario, el diseño funciona y se logra algo positivo para la humanidad”. También sostenía que “un buen diseño consiste en crear algo comprensible y memorable, mientras que un gran diseño pasa por crear algo memorable y que tenga sentido”. Máximas que se reconocen en creaciones que hoy se consideran icónicas, como el tocadiscos El ataúd de Blanca Nieves y el transistor de bolsillo T3, ambos para Braun, así como el sistema de estanterías universales 606, los asientos 620 y las mesas 621 para Vitsoe. El diseñador era también avanzado a su tiempo porque intuía los problemas que conlleva el exceso de consumismo.

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· Radio RT 20, 1961; Pocket Radio T3, 1958; Tocadiscos SK55, 1963; Exprimidor MPZ 22, 1972. Para Braum.

· Sistema de asientos 620; Estantería universal 606 para Vitsoe; Programa de sillas y mesas 740; Mesa de café 621. Para Vitsoe.

Opinaba que “el buen diseño es duradero y evita ser una moda, por lo que nunca quedará anticuado, incluso para una sociedad como la actual en la que todo es desechable”. Su trabajo es, por tanto, un ejercicio de reduccionismo constante de la forma y la función, para que el resultado final “implique tan poco diseño como sea posible”. Se vislumbra así un interés manifiesto por la sostenibilidad del producto, antes que la reivindicación de un ascetismo filosófico. Toda esta filosofía se resume en su decálogo particular sobre el buen diseño, en el que manifiesta que este debe ser eminentemente innovador, para aprovechar las constantes oportunidades que brinda el desarrollo tecnológico. También que debe ser ante todo útil, dejando en un plano secundario la satisfacción de estándares psicológicos y estéticos. Aún así, también opina que todo buen diseño tiene que ser estético, pues no debe carecer de belleza. El buen diseño hace a un producto

comprensible, al simplificarlo y hacer su uso más intuitivo. Y debe ser también honesto, sin intentar manipular al consumidor con la promesa de falsas expectativas. Por otro lado, el buen diseño debe ser discreto, pues todo producto tiene que tener un acabado sobrio y neutro. Y, insistiendo en este aspecto, el buen diseño debe tener una vida larga y ser atemporal, evitando las modas pasajeras y subjetivas. El decálogo también subraya que el buen diseño debe ser consecuente con sus detalles, sin dejar nada al azar, diseñando con una exhaustiva precisión en cada detalle, como muestra de respeto hacia el consumidor final. Y debe respetar el medio ambiente, mediante la utilización racional de los recursos y la minimización de la contaminación física y visual. Toda una serie de condicionantes que se resume en dos sentencias: una, que “el buen diseño es diseño en su mínima expresión”, y otra, aún más contundente y con cierta

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ironía respecto a Mies Van Der Rohe y los mandamientos del funcionalismo: ”Menos, pero con mejor ejecución”. Este enfoque radical fomenta los aspectos esenciales de cada producto, y evita recargarlos con aquello que no sea fundamental. Así, el resultado final siempre deberá ser un objeto de la mayor pureza y simplicidad posible. En estos tiempos tempestuosos, en los que productos y diseñadores se ven sometidos a una uniformidad banal, basada en tendencias e influencers de dudosa reputación, las ideas de Dieter Rams adquieren más importancia que nunca. Frente al oportunismo y la superficialidad reinantes, se plantea como imprescindible una gran reflexión sobre si el diseño es sólo una filosofía o una manera de vivir. Y es que, como vaticinaba el diseñador alemán, si queremos construir un mundo mejor “el tiempo del diseño irreflexivo para el consumo irreflexivo se ha terminado”.

La figura de Rams y sus planteamientos forman parte de la actualidad por otros dos motivos. A finales del año pasado, se estrenó el magnífico documental Rams, del director Gary Hustwit, autor de la reconocida “trilogía del diseño”, que incluye películas sobre tipografía (Helvetica, de 2007), diseño industrial (Objectified, de 2009) y diseño urbano (Urbanized, de 2011). Además, su figura será el eje central de la decimocuarta edición de la Barcelona Design Week en 2019, que con el título Good Desinis… reflexionará en torno a los principios del buen diseño en el presente y el futuro.

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Un libro: Ten Principles For Good Design de Dieter Rams


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El futuro no existe POR LOURDES RODRÍGUEZ

Entonces el pasado tampoco… Pero, ¿qué es la existencia? Disculpadme, no, no nos vamos a poner profundos ni trascendentales, no es el objetivo de este artículo, es sólo que me parecía una buena manera de comenzar a cuestionarnos todo lo que nos llega como afirmación hoy en día, como verdad inmutable, como hecho. Mi objetivo es que nos paremos a reflexionar, de manera crítica, al menos por un momento, en lo que sabemos sobre el futuro.

¿Qué es el futuro?, ¿se puede predecir?, ¿se puede estudiar?, ¿podemos influir en él con nuestros actos individuales?… Estas y muchas otras preguntas forman parte de lo que, desde los comienzos de la civilización, han sido preocupaciones o cuestiones que, de una u otra manera, han estado presentes en el imaginario de las personas. En la base está nuestro deseo, y también nuestra necesidad, de reducir la incertidumbre, de poder controlar, de poder anticipar eventos, de inferir qué puede pasar mañana, el mes que viene o el año que viene.

occidental, capitalista (Hollywood y/o Silicon Valley), mayoritariamente masculino…

Ahora bien, si pensamos en un futuro a 50-100 años ¿cuáles son las imágenes que nos vienen a la cabeza? ¿Son imágenes nuevas, o están influidas por el imaginario Black Mirror? Por otro lado, si un grupo significativamente grande de personas tiene una imagen de futuro compartida, ¿será más probable que se cumpla esa idea de futuro? Y por último, ¿quiénes deciden cuáles son las imágenes de futuros compartidas, mayoritarias o más influyentes?

Estas consideraciones están muy presentes en la actualidad ya que todo parece ir muy rápido, vivimos en un mundo acelerado y en pro del “avance”, donde se prioriza la innovación y la tecnología, dejando en un segundo plano la conciencia crítica, las reflexiones sobre consecuencias no intencionadas o los dilemas éticos y morales.

Y en este punto sería interesante incorporar el concepto de hiperstición, muy bien explicado por el autor del blog La Industria del Poder como: “la profecía autocumplida, narrativas que proponen un determinado futuro como inevitable y, si son aceptadas como verdaderas por el cuerpo social al que van dirigidas, terminan por hacerse realidad. El ejemplo más extendido del comportamiento hipersticioso es la bolsa de valores, pues en cuanto prolifera un rumor del tipo mañana bajará la bolsa, dicha predicción termina por confirmarse una vez que los inversores aceptan que el augurio es más que probable. Este concepto pone en consideración el poder creativo inminente de los discursos.” Dicho esto, si las imágenes de futuro que actualmente tenemos en nuestro inconsciente son distópicas, negativas y mayoritariamente pensadas y casi impuestas, por un sólo tipo de perfil, quiero decir, que viene de un entorno privilegiado,

Es decir, si el imaginario común viene pensado desde un contexto único y poco diverso, ¿estamos abocados a un futuro también único y poco diverso? ¿un futuro por defecto? Os habéis parado a pensar alguna vez ¿cómo se imaginan el futuro otras personas de diferentes culturas, países, creencias? ¿Cómo piensan sobre el futuro diferentes minorías?

El futuro está de moda En los últimos años ha vuelto a surgir el interés en lo que se denominan los Estudios de Futuros y el pensamiento de futuros. Desde organismos públicos como la UNESCO con su iniciativa Futures Literacy o la OCDE, hasta medios de comunicación de referencia como The Economist con su What if (Que pasaría si…) o la BBC Futures. Además de por supuesto la ciencia ficción, pero también el diseño especulativo, diseño crítico o artefactos de futuro. Estos últimos conceptos tienen como objetivo traer al presente reflexiones críticas sobre el futuro a través de objetos, relatos, imágenes, representaciones teatrales… cualquier medio es valido mientras logre despertar consideraciones nunca antes tenidas en cuenta. Algunos ejemplos de diseño especulativo son el catálogo de IKEA del futuro, propuesto por The Near Future Laboratory o el prototipo Pure Human de Tina Gorjanc que consistía en

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una chaqueta y una mochila de piel creadas a partir de ADN humano. Son objetos que conectan con nuestro presente, y a través de los cuales es fácil plantear escenarios futuros posibles y hacer despertar preguntas y reflexiones éticas interesantes y necesarias, en relación a hacia dónde vamos y si de verdad queremos seguir ciertas direcciones, tendencias o debemos, por el contrario, empezar a tomar decisiones y elegir otros futuros más deseables a través de nuestras acciones en el presente. Diseños de futuros Habíamos dicho que el futuro no existe, pero ¿podemos diseñar el futuro? ¿Podemos hacer que nuestros futuros más deseables se vuelvan más probables? ¿Estamos “todos” de acuerdo en qué es lo más deseable? ¿Estamos dispuestos a

escuchar voces minoritarias y diversas en esta conversación sobre co-creación de futuros? No tengo respuestas a estas preguntas, pero sí que me parecen un magnífico punto de partida para reflexionar y al menos ser más conscientes de que nuestros actos tienen consecuencias, y que no existe un único futuro al que debemos dirigirnos, o al que estemos abocados a asistir, sino más bien, pensar de manera crítica quienes están dictando nuestro imaginario de futuro, por qué lo están dictando, y sobre todo para qué y para quién.

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Una novela: La Carretera de Cormac McCarthy


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HELL’O MONSTERS Jérôme Meynen, François Dieltiens y Antoine Detaille forman este colectivo artístico belga. Los tres artistas combinan con éxito sus estilos individuales para crear un universo imaginario ocupado por personajes híbridos: monstruos con múltiples ojos, animales mutados, humanos con las cabezas abiertas… A pesar de su aspecto colorido y feliz, sus creaciones son comentarios cáusticos, visiones abrasivas sobre el mundo adulto, la naturaleza humana y la sociedad. lamuy . the wall

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· Desde el 13 de junio en DELIMBO Gallery Sevilla.

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La Sevilla que me mata POR ANDRÉS HERRERA PÁJARO

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ací en esta maravilla de ciudad en 1963. Vivíamos en un barrio fuera del centro y todas las mañanas mi padre, en su Seat 600, me llevaba al colegio. Era un trabajador que se mataba currando para que su hijo estudiara en las Escuelas Francesas. Mi padre, además de funcionario del ayuntamiento, proyectaba cine por las noches. Le ofrecieron trabajar en los cines de Torreblanca además de un piso de esos de sesenta metros cuadrados que el animador de hacer familias numerosas nos cedió; por supuesto pagándolo. El hombre no quería que saliera por ese barrio, y ese fue el motivo de más peso para ir a ese colegio que se salía del presupuesto familiar. Para un niño de siete años hacer ese paseo entre tantas calles hasta llegar justo a la mismísima rue Abades. Era lo más interesante del mundo. Me encantaba la estatua de Pedro I, Cabeza del Rey Don Pedro. Mi padre empezaba a contarme las historias y leyendas de este “cruel”, y conseguía que fuera a la escuela con más alegría. Todo era un rosario de calles, a cual más fascinante. La mezcla de olores; el azahar se fundía con la humedad que aún quedaba de las riadas que sufrió esta magna ciudad. La llegada a la escuela era lo mejor. En la calle Abades éramos de los pocos que podíamos entrar porque la curva que había justo pasado el colegio era tan cerrada que los cochazos que llevaban muchos padres se quedaban atrapados, o tenían que dar marcha atrás porque no pasaban ni con el capataz del Pilatos de San Benito.

El caso es que en la escuela era el chaval de Torreblanca y en el barrio el del colegio de “pijos”. Era muy difícil que no me diera cuenta de que existía marginación por ambos lados. Me vestía con mi ropa del Betis y me ponía a dar balonazos en el pisito hasta que venía mi madre… y se acababa el partido. Mi madre cocinaba y, como casi todas las de esa época, usaba Avecrem. Como éramos muchos en la mesa, se usaba bastante ese caldo, que yo pensaba que eran las cenizas de una gallina. Traía detrás de la cajita unos puntos de regalo; cuantos más tenías, más importante era el premio. Pues bien… ¡podía elegir entre un reloj o una guitarra! Elegimos la guitarra. En un principio, tenía prohibido bajo pena de un alpargataso cogerla. Ni siquiera podía mirarla. Mis hermanas empezaron acudir a clases de guitarra en su escuela. El típico colegio de monjas con rondalla incluida. Ahí empezó mi vida. Miraba cómo mi hermana ponía sus dedos y, con memoria del Mossad, me quedaba con todo lo que hacía. Así, como un ladrón, empecé a coger la guitarra, ya con el permiso de mi madre; y a espaldas de mis hermanas podía oler el agujero de la guitarra y hacerla cada día mas mía. Ahí fue cuando decidí ser lo que soy… guitarrista.

Una canción: Voodo Shoes de Los Saxos del Averno

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Tienen el poder del desvelamiento y, en consecuencia, también el de la ocultación. Las hay locuaces, otras silenciosas. Algunas son chivatas, otras celosas de los secretos que custodian. Pueden jugar a engañarnos, a defraudar nuestras expectativas; o ser coherentes y honestas, adelantándonos la verdad que esconden. Pero todas, unas y otras, de madera o metálicas, señoriales o

ABRE LA PUERTA, NIÑA humildes, clásicas o vanguardistas, nuevas o viejas, todas resucitan en el viandante la fascinación infantil que creía perdida, aquella que obliga al niño a empujarlas para ver que hay detrás. La ciudad está salpicada de estos pasaportes multicolores para viajar a la curiosidad. Son las bocas verticales que nos susurran desde las fachadas de las casas.

FOTOGRAFÍAS DE JORGE SHOOTS

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HOWARD JACKSON

43 ¿Quién es Howard Jackson? Ahora es un hombre, pero ayer fue un chico, nacido en Jamaica, que se instaló con sus padres en Liberia, de donde era mi padre. Llegué con ocho años y allí empezó mi vida infantil y mis estudios. Después de ocho o nueve años fui forzado, con muchas lágrimas y tristeza, a abandonar mi país y buscar para sobrevivir en cualquier otra parte del mundo. Y al final encontré Sevilla.

De su vida se sacarían varias docenas de vidas para muchos de nosotros. Cada episodio de su existencia daría para escribir un guion. Si no fuera por lo terrible que es, su historia podría contarse como la apasionante aventura de un niño liberiano de clase media que se convirtió en fugitivo, recorrió medio África, sintió su muerte en varias ocasiones, conoció la vileza y la bondad humanas en toda su radicalidad, y finalmente llegó sin saber cómo a Sevilla. Con un semáforo, decenas de disfraces, paquetes de pañuelos de papel y una alegría inquebrantable levantó en esa urbe un imperio, el de su libertad. Este apátrida, que estudia Derecho para ser algún día juez, es un tratado de resiliencia, un búnker donde siempre late la esperanza, un tapaboca a nuestra endeble y quejumbrosa sociedad, que hace que enrojezcamos de vergüenza cuando nos muestra lo fácil que es ser feliz. Se llama Howard Jackson, un personaje imprescindible ya en el paisaje urbano de la ciudad. [El español de Howard no es del todo bueno. Hemos optado por corregir los errores gramaticales y sintácticos orales a la hora de transcribir sus respuestas para una mejor comprensión]

POR ALEJANDRO LÓPEZ FOTOGRAFÍAS DE NICCOLÒ GUASTI

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¿El pequeño Howard vio cosas en Liberia que un niño no debería ver? Sí, y no por mi voluntad. Fui forzado por los políticos en la guerra de mi país. Y no solo yo, también niños más chicos que fueron forzados a llevar armas y a matarse entre ellos. Vi cosas terribles por la guerra. Tuve que participar, aunque no estuve mucho porque aproveché la oportunidad de escapar. ¿Qué pasó con su familia cuando estalló la guerra civil? Abandoné a toda mi familia en Liberia. Cuando empezó la guerra fuertemente… porque en la guerra nadie busca a nadie… todo el mundo está saliendo y no sabía dónde estaban mis padres. Luego, llegué a España y perdí el contacto con mi familia. Intenté comunicarme por carta o por cualquier otro medio, y fue imposible. Me llevé unos diez años a ver si podía encontrar a alguien de mi familia; cuando tenía información sobre alguno de ellos, era porque habían muerto (se le oscurece la voz y desaparece su eterna sonrisa. Luego, un largo silencio). ¿Sabe dónde está ahora su familia? Sí, muertos. Mi madre, mi padre, mi tía y mi hermana… muertos. ¿Cómo era la vida que imaginaste en Liberia y que la guerra cambió? Quería conseguir una buena vida a través del apoyo de mi familia para estudiar y ser algún día un hombre que pudiera defenderse y trabajar por mi país. Quería ayudar a mi país políticamente, trabajar como funcionario, era mi ilusión, pero esto fue como un sueño perdido… muy triste, muy triste. Y en cambio de encontró con… Tres años viajando desde Liberia a Europa. Y fue duro, porque viajé sin documentos, ni dinero, ni alimentación; sin nada. ¿Y cuál fue su recorrido? Primero, Costa de Marfil, de ahí a Mali y a Argelia. Pero era muy difícil y tuve que dar otra vuelta: de Mali otra vez a Costa de Marfil, y de ahí a Burkina Faso, Nigeria, Níger República y entré en Argelia. De Argelia crucé a Marruecos, y de ahí a Melilla. La Subdelegación del Gobierno en Melilla me asistió para reconocerme como una circunstancia excepcional, un indocumentado de Liberia. Mi país estaba en guerra y no me podían rechazar. Conseguí un documento para entrar en la península, y me mandaron directamente a Sevilla Acoge. Aquí me acogieron y me dieron orientaciones como el idioma, asistencia médica y jurídica, y alojamiento por tres meses. Me consiguieron un permiso de residencia y después me echaron

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“Fui forzado por los políticos en la guerra de mi país. Y no solo yo, también niños más chicos que fueron forzados a llevar armas y a matarse entre ellos. Vi cosas terribles por la guerra” a la calle porque decían que ya no podían hacer más por mí y había más inmigrantes que atender. ¿En esta odisea se ha encontrado a más personas buenas que malas? Sí. Estuve a punto de morir en el desierto de Níger República y Argelia, porque no tenía dinero y éramos muchos, como trescientos, que queríamos cruzar a Argelia en coches de la mafia. Si no hay dinero, te dejaban allí. Sin árboles, sin sombra, solo arena caliente. Se fueron todos los coches con hombres y mujeres que tenían dinero, y yo me quedé solo. Era un sitio donde venía gente de Nigeria, Libia, Níger, Somalia… Solo. Por las noches frío, olas de viento, calor, no tenía ni zapatos. Miedo. Nervioso. Qué hago, no tengo brújula. Arena como el océano, no sabía dónde estaba la izquierda o la derecha. Solo miedo. E inmediatamente enfermé. Pensaba “Es mi último día de vida”. Clamé a Dios, porque soy creyente: le dije “Si fuera así, no pasa nada, pero si me muero ahora mismo y me recoges, no me condenes. Como tú veas Señor”. Después de esto caí, y no sé si estuve durmiendo o soñando. El viento me cubrió de arena y, si me tapaba entero, no podría respirar y moriría. Como había creído que ese era mi fin, ya no tenía miedo porque sabía que había muerto. Desperté, pero no tenía fuerza para levantarme. Intenté andar pero no sabía adónde iba. Pero tuve suerte. Esta historia es increíble. Vi huellas de animales. De camello. “Dios, tú me has contestado, me quieres salvar”. Donde vayan estas huellas, voy a perseguirlas. Seguí estas huellas y no muy lejos vi tres árabes, sentados haciendo su te con los camellos. Me mareé otra vez y caí. Uno vino a mí, hablando en árabe, no entendía. Llamó a sus amigos y me recogieron. Me dieron agua y luego un poco de pan. Y me empecé a recuperar. Les dije que me habían salvado la vida. Dios trabaja a través de gente buena, y estos tres hombres me salvaron la vida. ¿Y luego? Me llevaron como su hijo, me asistieron muy bien y me quedé con ellos por tres semanas. Como no tenía dinero, tuve que trabajar, llevando cualquier cosa a otros pueblos con los camellos. Después de tres semanas, me dieron dinero. Y pude pagarme el transporte hasta Argelia. ¿Qué siente al ver las terribles escenas en la valla de Melilla o al escuchar anuncios como el muro de Trump en la frontera con México? Me hace recordar… Y me siento muy mal, porque yo llegué a la valla de Melilla. Allí los soldados de Marruecos van con perros y armas… estamos para entrar por la valla y empiezan a disparar (hace el ruido de un fusil) y sueltan los perros (imita unos ladridos pavorosos), y nosotros corriendo. Me caí en un pozo y los soldados me llevaron otra vez a Níger República. ¿Qué es Europa para un chico de Liberia o cualquier

país africano? En casi todos los países africanos hay embajadas de países europeos, donde dicen que puedes conseguir visado para viajar a Europa. Pero si no eres hijo de un ministro, consejero, policía o político, no vas a conseguir visado para entrar en Europa. Europa es para los ricos que están allí en África y tienen sus amigos aquí en Europa. Entonces ¿Europa solo existe para los ricos? Si eres un chico pobre, no piensas que Europa es tuya, es para los chicos de los padres ricos. Esos chicos, cuando vienen a Europa para conseguir educación como médicos o abogados, necesitan pobres para poder pisar sus cabezas. La verdad es la verdad, hay que estar allí y ver la distancia entre pobres y ricos, y lo tienen todo manipulado. Los pobres saben que pueden ir a Europa andando y entrar en Melilla, donde asociaciones como Cruz Roja o Cáritas te pueden ayudar a conseguir un sitio donde por lo menos respirar tranquilo. Porque aquí hay paz; allí no hay respiro, de verdad, tú puedes estar con tu madre y un político, que ve que eres un niño que puede tener futuro, entra en tu casa, te matan y dicen que ha sido un ladrón. ¿A los pobres les merece la pena arriesgarse a morir buscando Europa? Merece mucho la pena. Si no vienes de familia con influencias, no hay sitio para ti. El problema son las clases diferenciales. Los ricos no quieren que los pobres progresen. Aquí la gente está tranquila. Cuando gente aquí empieza a decir “no, pero esto; no, pero…” (remeda un tono de queja exacerbada), me sorprende. Si tuviéramos allí un quince por ciento de la vida de aquí, no habría ningún problema. Aquí puedo hablar, bailar, cantar en mi semáforo… ¿quién eres para hablar en África? No solo en Liberia, sino en otros países, si abres la boca para criticar a un político, al día siguiente no vas a estar vivo. Hablar sale caro en África. ¿Sigue la actualidad de su país? Ya no entro más en Youtube. Todos los días lo mismo en África: secuestros, asesinatos, todos los días lo mismo… lloro, no me deja estar en paz. ¿Qué piensa de la ultraderecha que ha aparecido en el panorama política andaluz y español? Cuando vi al señor Abascal, me dije: habla sin pensar. Si esta persona consigue el poder, seguramente aplicará lo que está diciendo y será malo para nosotros, las personas de los países del tercer mundo, los refugiados que no hemos conseguido todavía la nacionalidad española. ¿Sigue siendo un apátrida? Lo sigo siendo. Llevo casi seis años esperando que me contesten sobre la nacionalidad. Tengo todos los requisitos que piden: más de diez años de residencia, dos exámenes aprobados

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“Estuve a punto de morir en el desierto de Níger República y Argelia, porque no tenía dinero y éramos muchos, como trescientos, que queríamos cruzar a Argelia en coches de la mafia” de conocimiento de la cultura y la Constitución españolas, tengo el empadronamiento… Y me dicen que debo que tener reconocimiento de Liberia y un certificado de no poseer antecedentes penales. Fui a la embajada de Liberia hasta tres veces con acta notarial solicitando mi reconocimiento; toman nota de mis datos pero al final dicen desde allí que no me reconocen. He ganado tres juicios, y sigue sin reconocerme el gobierno de Liberia. Tenía una orden de expulsión de España, pero mi abogado puso un recurso. Dijo “¿Dónde vamos a llevar a Howard si no es reconocido por Liberia?”. El fallo fue favorable para mí. Si yo he hecho todo oficialmente y legalmente, el problema es el gobierno de Liberia, al que hemos invitado al juicio, pero se niegan a ir al tribunal. Así que sigo sin tener patria… ¿Es un hombre de esperanza? Exacto. Llevo cinco años en la facultad intentando estudiar Derecho. No es fácil: primero, no tengo suficiente dinero para financiar mis estudios; no tengo trabajo que me pueda dejar tiempo porque tengo que estar en el semáforo. Mi vida ahora mismo depende de la voluntad de los demás. Y si los demás no tienen, entonces quedaré yo con hambre. Yo quiero trabajar, pero dónde. Lo he intentado mucho. Tengo permiso de residencia, de trabajo, tengo formación laboral en limpieza inmuebles, estoy inscrito en el SAE… pero no puedo trabajar. Y a pesar de todo, es usted alegre. (Risas) No sé por qué. No sé de dónde viene mi alegría. Tendría que ser un hombre muy triste por todo lo que me ha pasado. No debería tener esta sonrisa, pero no sé. No fumo marihuana ni drogas, que pueden provocar artificialmente la alegría (más risas). Mi alegría puede estar basada en los sevillanos que pasan por mí semáforo: si yo estoy triste, ellos me transmiten su energía positiva por su cara limpia y cómo me acogieron. Un día reflexioné y me dije “No pierdo nada, estoy ganando”, y desde entonces soy feliz (ríe). ¿Cómo es un día de la vida de Howard Jackson? Me despierto, me ducho y desayuno, cojo mi canasto y al semáforo. Antes estaba hasta las dos de la madrugada. Ahora, por mis estudios, llego a las diez al semáforo y a las cuatro recojo para descansar un poco y luego estudiar. Estudio durante la madrugada. Estoy estudiando por UNED la carrera de Derecho. Tengo clases presenciales una vez a la semana. ¿Y cómo empezó a disfrazarse en el semáforo? Cuando salí de Sevilla Acoge… pero quiero decir algo antes. Pues dígalo, Howard. A los inmigrantes no solo hay que acogerlos, no. Hay que ver su nivel de educación y si se les puede conseguir formación laboral para que puedan integrarse socialmente a través del trabajo. Conozco algunos negros como yo, dos guineanos y dos

de Ghana, que no tenían documentos ni medios… y tres de ellos murieron en las calles de Sevilla. Si acoges estas personas y luego las abandona… porque todos no son Howard, hay muchos débiles y que necesitan alimentación, techo y alguien para renovarles documentos y empadronamiento. Estos chicos pierden toda esperanza y se van a la calle, como locos, no se duchan… se dejan morir. Es necesario que estas asociaciones ofrezcan junto con los ayuntamientos formación laboral. Para mí, es la única manera. Hay que ofrecerles una salida profesional. Están en Europa, ven buenas casas, coches… pero no saben cómo conseguirlo, y algunos se equivocan y piensan que pueden consumiendo drogas. Si consumes drogas, debes tener familia que te cuide y una casa; droga es basura, y esos chicos han sufrido esto y han muerto. Me estaba contando cómo descubre los disfraces. Como no tenía trabajo cuando salí de Sevilla Acoge, me fijé en una asociación que vendía las revistas La Farola y La Calle. Fui a ver al director, un negro, porque quería vender la revista. Me pidió dinero. No tengo. Me dijo que no, y me cerró la puerta. Tenía que pagar para vender La Farola. Me puse a aparcar coches para conseguir el dinero y volví. Me puse a vender la revista en el semáforo. Un día llegó una chica con un coche. Me llama y me pregunta el nombre. Me propone trabajar en su empresa vestido de rey Baltasar para llevar regalos en Navidad. Como era negro, no me tenía que pintar. Mi primer disfraz fue de Rey Mago. En mi país los disfraces no existen para los pobres. Y de rey Baltasar a Caperucita Roja… En los colegios los niños creían que de verdad era Baltasar, los veía sorprenderse, querían tocarme… Después de Navidad fui a una tienda de disfraces donde me mandé la chica, a Osorno. Les pregunté si podía ponerme uno de sus disfraces en el semáforo y me dijeron que cogiera cualquiera gratis. Y elegí el de Caperucita Roja, que fue mi primer disfraz en el semáforo. Y allí ¡guau! Primer día del negro disfrazado de Caperucita fue un éxito, todos querían verme. Y vendía más. Fui de nuevo a Osorno y dije “Es magia, dame más”. Al día siguiente ¡guau, Cleopatra! ¡Guau, un pollo! ¡Guau, de araña! Vino la televisión, Jesús Quintero, Manu Sánchez… y me hice famoso. ¿Y cómo se convierte en vendedor de pañuelos de papel? Dejé la revista porque quien la compraba hoy la leía y la tiraba. Pensé en vender algo que se podía usar. Quería dar algo. Pensé “Estoy recibiendo pero sin dar”. Y entonces se me ocurrió vender pañuelos. Los pañuelos me permiten ganarme la vida dignamente y pagar mis estudios. En una vida tan intensa y con tantos imprevistos, ¿ha tenido tiempo para conocer el amor? No, y me hace falta. Los amigos que tenía eran de salidas,

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“Europa es para los ricos que están allí en África y tienen sus amigos aquí en Europa”

beber y fumar mucho. Y luego se iba cada uno con su pareja y Howard se quedaba solo. En los momentos duros me gustaría, por lo menos, tener un abrazo, el cariño que no tengo. Es difícil y llevo tiempo sufriendo esto… no sé… Cuando recibí la noticia de que mi madre había muerto, estaba llorando y pensé “Yo voy a pedir a la Virgen que cuide a mi madre”. Fue en Semana Santa, yo estaba en el semáforo y pasaba por la calle Reyes Católicos la Virgen de la Esperanza de Triana. Fui a buscarla y, cuando la Virgen pasaba, me puse a llorar y empecé a hablarle, contándole mis problemas: primero, que cuidara de mi madre y, luego, que ya era tiempo de tener una pareja, que me hacía falta, fuera hombre o mujer, no me importaba, ya no podía más estar solo. ¿Obtuvo respuesta a sus plegarias? Vivía dentro de un volkswagen porque me habían desahuciado de mi casa. Estaba dormido y en mi sueño la misma imagen de la Virgen me hablaba. “Me pediste por tu madre, y ella está bien, está con Dios”, y además me dijo que todo estaba organizado para mí. Desperté y pensé “Es solo un sueño”. A los cuatro días (risa de timidez)… ya… [Howard nos confiesa que ha encontrado un amor y nos pide que respetemos su decisión de no contar nada más. Con la grabadora apagada, nos relata esta asombrosa historia que, como todo en su vida, es algo extraordinario, rayano en lo milagroso. Es el Howard más tierno, que ha decidido preservar este secreto para proteger a su pareja y evitar que las opiniones condicionen su relación. Para él, es algo valioso y frágil, por eso no seremos nosotros quienes mancillemos esta hermosa historia de amor. Howard nos mira finalmente y dice: “Esto sí podéis publicarlo”]

¿Estaría dispuesto a volver a su país para trabajar a favor de la justicia? No, trabajar en mi país no, porque no tengo su reconocimiento. Quiero trabajar en España. Y si trabajo por España, de alguna forma también estaré trabajando por el mundo. Quiero contribuir mucho a la justicia desde este sitio y tener oportunidades para hacer cosas beneficiosas para las personas desfavorecidas. ¿Y eso para cuándo? Mis estudios todavía son complicados porque no puedo manejar bien el idioma español, y Derecho es lioso si no tienes vocabulario. Si no manejas el idioma, es muy complicado; por eso estoy haciendo estudios de Derecho con una Universidad en Londres en inglés, que es mi idioma materno. Las dos cosas me pueden abrir camino para ser un buen juez algún día. ¿Cuál su opinión respecto de la Memoria Histórica? Hay que recordar para restituir la justicia. Porque si no recuerdas, ¿cómo mejoramos el futuro? Si sabemos del pasado, podemos mejorar el futuro con la experiencia de lo que ha pasado antes. ¿Y con los restos de Franco, qué haría? Estoy a favor de retirar los restos de Franco porque no lo merece y este dictador no debería estar allí; son sitios donde deben estar los santos y las personas que han hecho algo beneficioso para la sociedad.

¿Se define ideológicamente? Los políticos, en todas las partes del mundo, son iguales, pero me gusta más la izquierda. Me gusta la filosofía de Pablo Iglesias y algunos del PSOE…

Le preguntaré sobre otro tema polémico de la actualidad del país. ¿Qué piensa sobre el conflicto catalán? (Risas) Si estamos defendiendo cuatro derechos fundamentales, también tenemos que no obligar a nadie a hacer cosas que no quieren hacer… También hay mucha debilidad en la construcción de las leyes que tenemos, que deberían soportar que alguien que quiere ser libre y ser independiente manifieste su opinión. Tienen que tener su derecho. Estaría a favor de referéndum con garantías legales. Si un grupo de personas que tienen mayoría de más del cincuenta por ciento de la comunidad dicen no queremos esto y tienen su cultura y su idioma, ¿por qué no dejarle que se vaya? Si con el Brexit un país tiene el derecho de salir de una unión europea, entonces ¿por qué Cataluña no tiene derecho para intentar salir legalmente de España?

¿Y se siente comprometido con alguna causa? Si consigo estudiar Derecho, me gustaría hacer una oposición a ver si puedo conseguir ser juez. Creo que con la independencia de un juez, que no es parcial, podría alegrar mucho la vida de allí (Liberia). A ver cómo puedo ayudar a conseguir justicia en mi país…

Lo que usted defiende es, en teoría, incuestionable, ¿no? Si queremos mejorar el mundo, tenemos que echar mucha cuenta de estos aspectos. Si no queremos conflictos, por qué no hacemos que cada uno pueda gobernarse y ahora voluntariamente ser hermanos otra vez, como bajo un paraguas

Puedes decir que Howard está enamorado… ¿Se plantea tener hijos? Sí, cuando estemos bien, nos gustaría tenerlos, adoptados o de madre de alquiler. Cuando estemos casados y bien, que podamos cuidar un niño.

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“Si consigo estudiar Derecho, me gustaría hacer una oposición a ver si puedo conseguir ser juez”

común… no lo entiendo. ¿Qué cosas le apasionan? Me apasionan los estudios de leyes. Porque se abre mucho la mente. Con la historia del Derecho vemos de dónde venimos y dónde estamos ahora mismo. Me gustaría que todo el mundo supiera esto, así no deberíamos tener muchas dificultades para resolver problemas, por ejemplo el de Cataluña. Cada rama del derecho es muy bonita. Ha recorrido medio mundo hasta recalar en Sevilla. ¿Qué le ha hecho decidirse a quedarse en esta ciudad? Su gente. Es lo que más me gusta porque estoy en un sitio donde puedo ver a mucha gente. Estas personas que pasan por el semáforo me ayudan igual que a mis compañeros, que han venido de muy lejos y con muchas dificultades. Los sevillanos son muy abiertos, es gente acogedora. Me encanta cuando celebran sus fiestas, ponen su corazón y hacen sus cosas colectivamente. Me gusta cómo defienden su cultura. Hablando de las fiestas de la ciudad, ¿es hermano de alguna Hermandad? Tengo en mi agenda hacerme hermano de Nuestra Señora de Guía, en La Pañoleta. Esta gente es muy buena conmigo, me ayudaron mucho en esa parroquia. Alguien como usted que ha vivido tantas experiencias aterradoras para cualquier persona, ¿a qué tiene miedo a estas alturas? Mi miedo ya se ha pasado. Estoy protegido aquí. No tengo ningún tipo de miedo: estoy en un sitio donde no hay racismo, no hay envidia, al revés, te asisten y ayudan. Mis compañeros de semáforo mantienen su familia aquí y también en África. Sevilla es acogedora. Y hay algo que es más importante que el oro y la plata: tenemos paz. ¿Cómo se imagina dentro de quince años? ¿Quizás vistiendo una toga? Estoy en el camino de conseguir una carrera. Si sigo con la salud que tengo, creo que Howard estará aquí ayudando a la justicia. Del semáforo a su tribunal… y casado por fin, y con niños (risas).

¿Y por qué prohibieron ir a su entierro? Porque mi madre estaba en contra de la injusticia y de los engaños, porque los ricos allí le quitan todo a los pobres… y ella estaba contra esto. Por denunciar la injusticia… [Cuando dábamos por concluida la entrevista, la imagen ignominiosa del entierro solitario de su madre aviva en Howard la necesidad de seguir contando cosas. Ya no nos mira, se ha embarcado en un monólogo en el que aflora mucho dolor. No osamos interrumpirlo. Solo escuchamos] Quiero conseguir la nacionalidad española; si no la consigo, no voy a reconocer a mí país porque es un país que no reconoce a sus ciudadanos. Es muy duro. No solo me rechaza sino que intenta borrarme, como si nunca hubiera existido… y luego lo de mi madre. Por eso, si no consigo la nacionalidad, no me importa, seguiré viviendo aquí con mi permiso de residencia, estoy bien. No voy a ser beneficioso para mi país porque maltrató a mi madre y a mí… Mi padre también murió. Se fue a Sudáfrica para que no lo asesinaran cuando cayó el gobierno en Liberia. Luego, lo mataron disparándole para atracarle… Yo era el primer hijo. Tenía una hermana más pequeña. También murió… Estaba en el colegio interno y llegaron los soldados para coger a los niños por la fuerza. Después de dos semanas en un campamento militar salí huyendo… No he llegado a disparar. Sí me pusieron un arma en las manos… Muchos amigos con once, doce, catorce años acabaron siendo niños soldados. En dos semanas solo… Les decían “Esto es una bala. ¿Y qué es una bala?”, y respondía “Un muerto”. Los niños gritaba “Soy soldado, no tengo miedo de esto, como voy a morir solo esto me mata”, señalando la bala. Luego, alcohol y marihuana, hasta convertirlos en drogadictos… Así les lavaban el cerebro. Les enseñan a no tener miedo a matar y morir, solo quieren armas, marihuana y les dan orden de disparar, y disparan. Son máquinas de matar. Es muy duro. [Nos atrevemos a interrumpir]

¿Quiere añadir algo más, Howard? Sí, por favor. (El gesto de Howard se vuelve serio, sus ojos se entornan como para intentar apresar un dolor que quiere rebozarse. Continúa con voz cavernosa). Cuando murió mi madre, una persona me contó una injusticia en África. Mi madre no hizo nada malo y cuando murió, el pueblo decía que nadie fuera a su entierro… y eso me duele mucho como hijo. Perdí la comunicación con ella después de la guerra. Me dolió mucho.

Y a pesar de todo, sonríes… ¿Y qué hago? (risa resignada). Gracias y mucha suerte, Howard.

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Una canción: Jammu África de Ismaël Lô

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MIGUEL DE MOLINA Rojo y maricón POR LA OLIVETTI MELLADA

“Debutamos esa tarde en el Teatro Pavón de Madrid. Al terminar la función, se presentaron tres señores. Me dijeron que el director de seguridad quería verme. Reconocí que uno de ellos era el director de seguridad. Estábamos solos en el teatro. Iban disfrazaditos, con unas boinas y unos impermeables blancos, los tres iguales. Me sacaron impunemente. Me metieron en el coche. Tiramos por Recoletos hasta la Cibeles. Les pregunté “¿No íbamos a la Dirección General de Seguridad?”. “Adonde vamos, lo vas a saber ahora”. Me llevaron hasta los altos de la Castellana. Me maltrataron. Me dieron ricino. Me cortaron el pelo a tirones… y no veas el martirio que fue. Me golpeaban con los puños de las pistolas, tan fuerte que tenía la sensación de que me daban tiros. Cuando se cansaron, se llevaron el pelo como un trofeo y me dejaron tirado como un perro. Creí que me habían matado porque por aquellos días el “paseo” era una cosa ordinaria. Me quedé sin sentido, porque me habían partido los dientes de la boca. Caía ese agua menuda de Madrid y eso me refrescó la cara, me levanté y salí corriendo como un desesperado hasta que encontré un taxi; el hombre me llevó al Teatro Pavón. “Por favor, no diga nada”, le dije al taxista”.

A

ún duele el cuerpo, como en una solidaridad de huesos machacados, al escuchar cómo contaba Miguel Frías de Molina la brutal paliza que le propinaron tres desconocidos -jamás quiso revelar sus identidades- aquella noche en Madrid. Esa madrugada comenzó a ser consciente de que debía huir de España. Su exilio en Argentina duró cincuenta y un años. Su vida acabó con una deuda no saldada, la de regresar un día a su Málaga natal “a decirle a los malagueños lo malagueño que soy yo por el mundo, que es cuando tiene mérito”. Miguel de Molina murió en 1993 en Buenos Aires convertido en una estrella de la copla y en un andaluz universal. Miguel nacía el diez de abril de 1908 en Málaga, en una familia muy humilde. Aquella España de los primeros años del siglo XX era un país de pobreza y miseria, con un sur subdesarrollado en manos de los grandes terratenientes y los señoritos. Su infancia de escasez le marcó, tanto como para obsesionarse con la idea de “escapar de aquella humildad y agradecer a mi madre lo que hizo por mi familia, porque mi madre fue una mártir”. El pequeño creció en un verdadero matriarcado, marcado por el coraje de su madre, que constituyó un referente importante en su vida: una mujer que sacó adelante a toda la familia ya que el padre, enfermo de epilepsia, pasaba los días postrado en la cama. Estudia en un colegio de los Salesianos con una “beca de

limosna”. En aquel centro comienza a sufrir la crueldad de la incomprensión y el rechazo a lo diferente. “Decían que estaba afeminado, pero yo era un niño gracioso y me gustaba estar con la gente”. Ante esta situación, sus padres no tienen más remedio que meterlo en un reformatorio, donde Miguel estará pocos meses. Con tan solo trece años se marcha del hogar familiar y llega a Algeciras, ciudad portuaria donde comienza a trabajar en un burdel regentado por Pepa la Limpia. Ella y su amante, que habían cogido cariño al joven Miguel, le invitan a viajar a Granada para asistir al Concurso de Cante Jondo, organizado por Manuel de Falla y Federico García Lorca, y que acabaría ganando un desconocido Manolo Caracol. Aquel viaje es una suerte de epifanía para el malagueño: descubre que quiere dedicarse al mundo del espectáculo. A la ciudad de la Alhambra viajó un adolescente sin rumbo en la vida y regresó un hombre con toda su vida centrada en un afán, ser artista. De regreso, abandona el burdel de La Limpia y comienza a organizar espectáculos para turistas en Granada y Sevilla. Por fin en 1931, recién proclamada la II República Española, comienza a dedicarse profesionalmente al espectáculo ya con el nombre artístico de Miguel de Molina. Una peculiar forma de interpretar la copla y su arrebatadora personalidad le procuran el éxito desde muy pronto, popularizando canciones como El día que nací yo y, sobre todo, Ojos verdes, que pasan a formar

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parte del repertorio sentimental del pueblo, que hace suyas las pasiones que aquel cantante esbelto y hermoso es capaz de desplegar en un escenario. “Serrana, me das candela / y te doy este clavel / Ven a tomarla en mis labios / que yo fuego te daré”. Estos ardientes versos de Ojos verdes en labios de Miguel eran un himno a la sensualidad en una España que se aproximaba al precipicio de una guerra. Aquella copla fue escrita para él en una noche barcelonesa, nada más y nada menos que por Rafael de León y Federico García Lorca. En una mesa del café de Oriente de Barcelona, y tras el estreno de Doña Rosita la soltera con Margarita Xirgu, se sientan Lorca, De León y Miguel de Molina, y allí mismo, en un mano a mano maravilloso, los dos poetas van escribiendo la letra de la copla para el malagueño. Incluso Federico bromea con Rafael sobre el sospechoso uso del color verde en la copla, muy cercano al plagio de su Romance sonámbulo. La reunión termina entre risas y con una maravillosa letra que, sin embargo, no estrenará Miguel; lo hará en plena guerra civil Rafael Nieto, y después la cantará Estrellita Castro en una versión del maestro Valverde. El de Málaga entró en cólera al ver “su canción” en las bocas de otros artistas, aunque no se convirtió en un éxito hasta que él la cantó en 1939, haciéndola suya sobre los escenarios. Sin duda, era más que un intérprete. Era un creador: al cantarlas, las coplas adquirían una nueva dimension y dejaban de ser lo que habían sido para empezar a formar parte del

propio artista. Miguel se apropiaba de aquellas letras y músicas, y hacía de ellas algo nuevo, les confería una nueva vida como obras. Sí, era un creador, algo que está al alcance de muy pocos artistas. “La bien pagá la hicieron para mí, pero no la estrené. Yo la iba bordando sobre el escenario, le iba añadiendo cosas hasta hacer una creación, y nunca paré de crearla, porque siempre iba añadiéndole cosas distintas”. Quien desee corroborar esta afirmación del malagueño que vea la película Esta es mi vida, que Miguel rodó en Argentina en 1952 y en la que interpreta La bien pagá. La escena no tiene desperdicio. Altamente sensual, juega con un cigarrillo en los labios mientras se pasea con una ambigüedad que lo hace irresistiblemente atractivo por el salon, como una Marlene Dietrich vestida de corto y caireles. Hablar de Miguel de Molina como cantante es reducirlo. Era un artista total, un creador integral, que igual ponía bocabajo teatros con su cante que cosechaba un enorme éxito bailando el Amor brujo de Falla en el Liceo de Barcelona. Su personalidad cautivaba en una España pacata, aquella exhibición de libertad y desafío a lo establecido subyugaba tanto como generaba animadversión. Jugando a su antojo con los cánones para transgredirlos con una propuesta estética y personal valiente, provocadora: viste chaquetillas muy ajustadas y floreadas, blusas con mangas afaroladas y botines multicolores, tampoco oculta su homosexualidad y se atreve a cantar muchas de las coplas en masculino, como Ojos verdes y La falsa moneda. Incluso salía a cantar con el torso desnudo o cubierto tan solo por monedas

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54 pegadas a la piel, incrementando su fama de artista transgresor durante la República. Cuando estalla la guerra civil, Miguel de Molina es una figura consagrada. El golpe militar le coge rodando su primera película en Barcelona, un film que jamás se llegó a estrenar en represalia a su apoyo manifiesto a la República y a la labor de animación de las tropas republicanas con sus espectáculos. “En plena guerra monté con un equipo de artistas un show, y estábamos todos los días en los frentes. Pero nuestra misión era principalmente ir a los hospitales, donde había gente muy joven destrozada. Había un muchacho joven, de una gravedad tal… y quería ir a la sala donde yo cantaba. “No es posible salvarlo, me dijo el médico, tiene el estómago destruido”. Me llegaba a su cama todos los días para preguntarle cómo estaba. Le dije “Esta noche vengo a cantarte”. Fui después de la función a cantarle… y se murió escuchándome. Son las cosas que tiene la guerra, con todo lo cruel que era tiene esos actos de ternura”. Derrotada la República, Miguel recibe la visita nada amable de un empresario del Movimiento que le obliga firmar un contrato para actuar por toda España. Bajo la amenaza de vetarle y de las consecuencias de su apoyo a las tropas republicanas, se ve obligado a rubricar ese contrato. Comienza a trabajar para el empresario, aunque el artista siempre sospechó que tras él había “alguien más importante, relacionado con la Cancillería y el cuñadísimo”. Tras el primer año de actuaciones, decide no renovar aquel contrato. Se lo comunica al empresario la misma noche del Teatro Pavón de Madrid, cuando los tres individuos lo torturaron brutalmente en un descampado hasta desfigurarle la cara mientras le gritaban “Esto por rojo y maricón”. El terrorífico relato que de aquella noche hace el propio Miguel de Molina, y que encabeza este texto, da una idea de la inhumana paliza que recibió. Milagrosamente sale vivo de allí y a los pocos días recibe una notificación de confinación en Cáceres y, luego, en Buñol. Además se le prohíbe trabajar en cualquier lugar de España. Miguel sabe que ha llegado la hora de marcharse del país. Consigue de un amigo un pasaporte para viajar a Buenos Aires. Nada más llegar a la capital argentina comienza a cosechar enormes triunfos. Aquella felicidad será efímera; los tentáculos del régimen de Franco son alargados y llegan hasta su exilio argentino: recibe una orden para abandonar el país. Es extraditado sin más explicaciones a España. En el suelo patrio comienza de nuevo su calvario. Miguel descubre que todas sus desgracias se deben a un siniestro personaje, aquel mismo que estaba tras el contrato leonino de los primeros años del régimen y el ordenante de la descomunal paliza. Es sabedor del enorme poder de esa persona y de su impunidad a la hora de decidir sobre la vida de las personas, así que se propone marcharse en cuanto pueda del país. Ahora huye a México. Al igual que en Argentina, llena los teatros y acumula éxito tras éxito. Sin embargo esa sombra nefasta le sigue acechando a miles de kilómetros de distancia. Ahora se vale de Jorge Negrete, presidente del sindicato que controlaba los teatros mexicanos. Miguel asiste a cómo se intenta reventar algunos de sus espectáculos, colocan petardos en las actuaciones y una de ellas es interrumpida a gritos por

55 el secretario de Negrete, que no era otro que Mario Moreno Cantinflas. En esta ocasión la suerte se alía con el malagueño y recibe una llamada de la nueva primera dama de Argentina, Eva Perón, que le pide actuar en un festival benéfico en Buenos Aires. Acepta y, tras el festival, le llueven los contratos con numerosos empresarios argentinos. Argentina se rinde a los pies de Miguel de Molina. A pesar de alcanzar el estrellato en aquel país, el artista malagueño sigue teniendo una cuenta no saldada. Quince años después de exiliarse, en 1957 regresa a España con una gira que le llevará a recorrer todo el país. Sin embargo, aquella será la gira más amarga de su vida, que es aprovechada por la prensa afín al régimen para volcar toda su inquina en crónicas hirientes que arremeten contra la homosexualidad del artista, dedicándole toda suerte de mofas y desprecios. Es una campaña vil en su contra, orquestada para machar su reputación y ofrecer una imagen depravada y antipatriótica del cantante. En la memoria de Miguel volvía a resonar ese eco doloroso “Por rojo y maricón”. Estaba condenado a muerte civil. Entristecido, regresa a Argentina. Será la última vez que pise el suelo español. En la última entrevista que concedió, el artista reconocía con desolación que la dictadura franquista “ha construido el mito de Miguel de Molina a fuerza de mentiras. Siempre han querido pintar mi vida de una manera sucia”. Esa impotencia quizá le llevó a escribir su autobiografía Botín de guerra, testamento de su memoria que, sin embargo, no vio publicada en vida; se publicaría diecinueve años después de su muerte, en 2012. De nuevo en Argentina, Miguel siguió actuando y siendo reconocido como una estrella del espectáculo en aquel país. En 1992 el gobierno español le concedió le nombró caballero de la Orden de Isabel la Católica en reconocimiento a su contribución personal al mundo del arte en España. Un año después Miguel de Molina falleció en Buenos Aires con 86 años de edad. Fue enterrado en el cementerio de la Chacarita, en el panteón de la Asociación Argentina de Actores, donde aún hoy reposan sus restos mortales. Tras su muerte, la figura de Miguel de Molina se ha agigantado en una especie de venganza póstuma contra quienes le vilipendiaron. Más de un siglo después de su nacimiento es el gran icono de la copla española, su máximo representante, su mártir y su santo. Son numerosos los libros escritos sobre él así como las películas y obras teatrales inspiradas en su biografía. Esta reposición de su honra y la reparación de las injusticias que con el malagueño se cometieron no hacen más que engrandecer una vida marcada por la libertad, la honestidad y la creación. A esta resurrección artística y personal solo le falta saldar una deuda con Miguel de Molina, algo que él deseaba haber hecho antes de morir: regresar a su tierra. Quien sabe si, al menos, algún día podrán regresar a Málaga sus restos mortales.

Un libro: A sangre y fuego de M. Chaves Nogales

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TEL AVIV en seis ciudades

El final está cerca (V) POR EDUARDO CRUZ ACILLONA

POR ENRIQUE R. DE LOPE

Diferente Cuando se piensa en Israel, es difícil abstraerse de los tópicos más manidos. La ciudad de Jerusalén, polémicos asentamientos o los conflictos territoriales son las primeras imágenes que se nos vienen a la mente, o desde otra perspectiva incluso sus competitivas universidades o sus empresas de tecnología punta. Un micromundo tan fascinante como endogámico. Pero al margen de Premios Nobel (cerca de una docena en lo que va de siglo), la tecnología militar más avanzada del mundo o la espiritualidad de una ciudad tres veces santa, hay “otro Israel”, más lúdico y más festivo, y quizás menos conocido -por ahorapara el gran público. Es el Israel sensual y moderno, creativo y abierto. El Israel de Tel Aviv. Inclasificable Población volcada hacia el mar, ha sabido conjugar como pocas la historia de una ciudad varias veces milenaria como Jaffa con la creación de una nueva ciudad a mediados del siglo pasado. Salpicada de innumerables ejemplos de la arquitectura de la escuela Bauhaus, que sus fundadores importaron desde Alemania, combina la historia con playas interminables de fina arena, aguas cálidas y una extensa oferta en deportes náuticos a la altura de los destinos acuáticos más renombrados del mundo (National Geographic la ha denominado la Miami Beach del Mediterráneo). El Tel Aviv del turismo. Amigable Considerada como una de las ciudades más amigables del mundo con la comunidad LGBT pese a estar situada en una de las regiones donde más se persigue la diversidad sexual, esta ciudad hebrea es una urbe relativamente joven (su fundación teórica tuvo lugar en la primera década del siglo XX), y ese espíritu emprendedor parece estar impregnado en sus habitantes. Porque hay lugar para todos, incluso para las mascotas que tienen su lugar reservado en las playas. El Tel Aviv de la tolerancia.

Creativa Reconocida como Patrimonio Mundial por la UNESCO, se la pueda considerar una de las ciudades más modernas y vanguardistas del mundo. Así, en su Museo de Arte se pueden visitar exposiciones del arte más atrevido, y en el mercadillo de Nahalat Binyamin dos días a la semana más de 200 artistas seleccionados se reúnen para mostrar sus trabajos en joyería, pintura, cerámica, etc. El Tel Aviv del arte. Sostenible También ha sabido potenciar una mentalidad ecológica y de preocupación por el desarrollo sostenible (por algo su nombre en hebreo significa la Colina de la primavera), y como muestra el Parque Yarkon, un espectacular oasis urbano de más de 300 hectáreas a lo largo el río Yarkon, que comprende un impresionante parque acuático, canchas de deporte, incluso un santuario para pájaros y mascotas. El Tel Aviv ecológico. Divertida Y si por el día es atractiva, se podría decir que por la noche es cuando la ciudad mediterránea muestra todo su esplendor. Considerado un verdadero paraíso gastronómico, ofrece una oferta de restaurantes para todos los gustos, estilos y presupuestos. Terrazas, discotecas y conciertos salpican sus calles, y es que está considerada una de las ciudades con una vida nocturna más variada e intensa de todo el mundo. No importa la hora que sea, siempre está sucediendo algo. El Tel Aviv que trasnocha. Por todo esto, y por mucho más, Tel Aviv ha sido nombrada por el New York Times como la ciudad más cool del Mediterráneo. No sé a qué estás esperando.

lamuy . viajes

Aun a sabiendas del destino que le esperaba, el cántaro no podía dejar de ir a la fuente en los brazos de aquella mujer. -

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Fúsil en mano, le gustaba salir a buscar a sus presas. Que se las pusieran maniatadas y con los ojos vendados junto a aquel paredón no le parecía profesional. Un cartel sin dueño junto a la puerta de la iglesia: “Tengo mujer y cuatro hijos. Una ayuda”. El cura sale a fumarse un pitillo… Una mujer le echa unas monedas. Otra acelera el paso murmurando “¡qué vergüenza!”. Tras la abolición de la pena de muerte, el verdugo conocido como Jack el Destripador arrastró la deformación profesional el resto de su vida. -

Una canción: Jaffa de Franklin & Renana

El 25248 es el número del Gordo. Él mismo sujeta el cartel en ambas fotografías: de frente y de perfil.

Durante los recreos, solían esconderse en los lavabos para ponerse parches de nicotina. Nunca les pillaron. La niña abrió su regalo y descubrió extrañada una estufa. “Es tu nueva casa de muñecas, hija”, le aclaró Satán. El ramo de flores traía una nota manuscrita: “Hoy, también. 15 de febrero”. Era su primer trabajo y le temblaba el pulso. En la facultad, nunca había tenido que amputar una oreja para forzar el cobro de un rescate.

Dos horas llevaba colgado el cartel de ‘Vuelvo en 5 minutos’. Su autor sólo volvió al día siguiente. En forma de esquela.

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Preguntas

El acecho

POR VICTORIA LEÓN

POR BEATRIZ C. BRAVO

Antes de conocernos, ¿quiénes fuimos?

¿Qué extraños ocuparon nuestras vidas,

tomaron decisiones por nosotros,

sembraron el camino de imposibles

y tejieron el manto de esta culpa

que hoy estremece nuestro corazón

y ahoga nuestro insomnio cada noche?

La pregunta es ociosa, en cualquier caso.

Otra distinta en realidad tememos.

Después de conocernos, ¿quiénes somos?

¿Quiénes ya no seremos para siempre? (Poema inédito)

lamuy . poesía

S

alivar. Ese acto presuntuoso de disfrutar el futuro sin tenerlo. Salivar, morderte el labio, masajear con tus dedos esa línea desnuda de la nuca que no alcanza la tela de tu camiseta. La piel se eriza y crees que podrías correrte con tan solo un contacto. O quizás sólo si vuelve a mirarte, quién sabe. Quizás no haga falta ni que te toque. Respiras vertiginosamente aunque el aire pesa y es difícil trasladarlo a los pulmones. Sois dos en un espacio cerrado. El acto de no deber pero desear fluctúa de una esquina a otra en este ascensor ingrávido. Sería romántico si los latidos que sientes no se concentrasen solamente en la entrepierna, o si el ascensor no fuese tan pequeño que impide que el romanticismo quepa con todas sus letras. Tampoco te hace falta, el deseo ya te hace sentir plena. Miras sin que se dé cuenta, o quizás miras para que se dé cuenta de que estáis solos. Te acercas sólo un poco. Puedes oler su piel a esta distancia. Su espalda es ancha y piensas en la posibilidad de perderte en ella. Su respiración agitada resuena en tus oídos y lo único que te apetece es tocarle, dibujar con las

yemas de tus dedos su contorno, bajar poco a poco, rodearle, leer su musculatura. Hace demasiado que dejaste de contar el tiempo en minutos y empezaste a hacerlo en miradas y caricias furtivas. Han sido muchas y aún así has fantaseado con todas y cada una de ellas. Y ahora estáis aquí. Cada vez más cerca. El único gesto que él hace seca tu boca y moja tus bragas al mismo tiempo. Aprieta un botón y el ascensor se para. Y tu cerebro se para. Y tu respiración se para. Y tus piernas se abren un poco. Dices que es para no caerte. Sabes que no es verdad. Tarda en darse la vuelta lo justo para arrugar tu falda y esconder las bragas en tu bolso. Todo termina aquí. Aquí comienza todo.

lamuy . erotismo

Una canción: Wicked Game de Chris Isaak


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Díptico de Sevilla en los comienzos de la fotografía POR JOSÉ MARÍA RONDÓN

Hay una ciudad fijada en sales de plata, congelada en el alma de los daguerrotipos, las vistas estereoscópicas y el humo de la pólvora fotográfica empleados por Luis Masson y Emilio Beauchy Cano en sus trabajos a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX: en los retratos familiares, en las vistas de monumentos y en las primeras instantáneas con aroma a periodismo.

E

n el álbum alguien se asoma desde la azotea del Alcázar a una ciudad que ya no existe; en una azotea hay ropa tendida y soleada a la luz de días de hace siglos; un grupo de gente observa desde el otro lado del tiempo como fantasmas que siguen mirando aunque hace mucho que murieron y un Guadalquivir fuera de sí espejea el perfil de la ciudad. Hay una Sevilla fijada en sales de plata, congelada en el alma de los daguerrotipos. La del Gran Poder detenido a una hora extraña a las puertas de la iglesia de San Lorenzo. O la de la Catedral taladrada en su techo. Son episodios de la novela gráfica de la ciudad que firmaron dos pioneros: Luis Masson y Emilio Beauchy Luis Masson, más que “un fotógrafo de muertos” De Luis Masson se sabe que nació el 31 de julio de 1835 como Louis Leon Masson en Tours, Francia, y que cuando llegó a Sevilla ya tenía el oficio rozado por la fotografía. Al menos así lo presentan Juan Antonio Fernández Rivero y Teresa García Ballesteros en el libro Descubriendo a Luis Masson (Ediciones del Genal) al comprobar la notable calidad de su primera producción en la capital andaluza. “Podemos suponer que trabajó previamente en el taller de algún fotógrafo profesional”, señalan los autores, quienes lo sitúan, quizás, en la infantería de técnicos que la industria fotográfica de París reclutó en pleno auge para ampliar sus catálogos de vistas de ciudades. Masson abrió estudio en la primavera de 1858 en el número 50 de la calle Escobas (actual Álvarez Quintero), donde también tendría su vivienda. Según consta en los padrones municipales, con él residían su mujer, Lorenza Simonin Berard, y su madre, Luisa Bene y Bene [sic]. En dura competencia con otros fotógrafos (Jules Beauchy, Alejandro Massari y Gumersindo Ortiz, entre otros), el francés ofreció sus servicios de forma reiterada con anuncios en el periódico El Porvenir: “Retratos de todos los tamaños sobre placa, cristal y papel. Taller de fotografía y daguerreotipo [sic] de Luis León, calle Escobas número 50. La señora Luis [sic] retrata también a señoras”. Sin embargo, la principal actividad del nuevo negocio no fueron los retratos. “Desde sus inicios sería la realización de vistas y monumentos, y en menor medida la reproducción de

pinturas, las facetas en las que invirtió mayores energías, pues, eran actividades menos extendidas”, señalan Fernández Rivero y García Ballesteros, especialistas en la fotografía del siglo XIX. Ellos calculan que Masson tomó unas 800 imágenes durante su estancia en Andalucía, donde permaneció hasta 1870. La mayoría, de Sevilla (el Alcázar, la Catedral, algunas vistas del Guadalquivir…), pero también de Málaga, Granada, Córdoba, Cádiz y Jerez. Fueron, acaso, sus mejores años. Incluso ganó fama en el exterior. Su nombre fue incluido con una mención honorífica en el catálogo oficial de la Exposición Universal de Londres de 1862. “L. Masson, el fotógrafo francés que ha fijado su residencia en la capital de Andalucía (calle de Génova) y que con tanto acierto va reproduciendo todos los monumentos antiguos y modernos de esta parte de España, todas las obras del inmortal Murillo y todas las vistas más pintorescas de este hermoso suelo, fue premiado en el departamento francés de la Exposición. ¿Por qué no quiso honrar nuestro departamento exponiendo en él las obras que admiramos los aficionados de Andalucía?”, anotaron los corresponsales enviados allí por la Diputación de Sevilla. Acaso por la fama, Masson llegó a situarse en la órbita de Antonio de Orleans, duque de Montpensier, quien mantuvo una peculiar fascinación por el joven invento de la fotografía. Precisamente, esta relación sobrevuela en la extraña salida de Luis Masson a Madrid, donde posiblemente llevó a cabo alguna misión a su servicio. “Si llegó a tener algún papel, por pequeño que fuera, en las intrigas del aristócrata, o quizás sólo por su inclinación política, aquél era un buen momento para ausentarse de la corte”, sugieren Fernández Rivero y García Ballesteros, quienes también achacan a esta relación la casi ausencia de trabajos suyos en la Biblioteca Nacional o en el Palacio Real. Tras ocho años sin noticias ciertas, aparece instalado de nuevo en Sevilla en 1879. “La fotografía L. Masson está abierta todos los días desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Retratos de todos los tamaños y según el arte fotográfico más moderno. Vistas y copias de los cuadros del Museo, sacadas de los originales. Calle Santa María de Gracia, esquina a la Campana”, se lee el 2 de noviembre en el periódico El Porvenir.

lamuy . fotografía

Pero, a partir de aquí, casi todo es confusión. ¿Tuvo un hijo? ¿Murió en Sevilla o lo hizo en Francia, a donde regresó tras el fracaso de su segunda aventura comercial en la capital andaluza? Definitivamente, su rastro se pierde en 1881. Emilio Beauchy, el primero de los fotoperiodistas De Emilio Beauchy Cano dicen los que saben que estuvo entre los primeros fotógrafos de prensa en España. Fue otro sevillano de raíz francesa con el ojo hecho a todo lo que de novedad había en lo cotidiano. Ganó fama como autor de retratos familiares y de tipos populares, pero acabó por convertirse en el principal cronista de la ciudad desde que decidió salir a la calle con una cámara. A través de sus córneas dejó testimonio de todo lo relevante en la ciudad, desde el desplome del cimborrio de la Catedral en 1888 a la riada de 1892, desde el traslado de los restos de Colón al entierro de Espartero; también, claro, las fiestas: la Semana Santa, la Feria de Abril… De la procedencia de este fotógrafo da pistas el apellido, que viene a ser el más breve de los relatos de la Historia. El suyo mantiene, además, una narración que no se agota del todo. Emilio Beauchy lleva uno de origen francés enganchado a la aventura de su padre, Jules Beauchy Perou (c. 1815- c. 1883), natural de la localidad de Esquennoy, a noventa kilómetros de París, quien recaló hacia 1839 en Sevilla para abrir en el número 102 de la calle Sierpes un bazar de productos vinculados a las Bellas Artes. Ofrecía allí desde marcos y espejos y biselados hasta litografías, tintas, plumas y papeles, así como perfumes y navajas dobles de afeitar. En aquel comercio, Jules (Julio) Beauchy introdujo un gabinete fotográfico a comienzos de la década de 1850 bajo el remate publicitario de Fotografía francesa, dedicándose principalmente al retrato de la burguesía y la aristocracia. Su hijo Emilio aprendió allí bien pronto un oficio que ejercería ya desde 1865, con apenas dieciocho años. A partir de ese momento, su producción fue heterogénea, abarcando numerosos temas que iban desde el retrato de la tradición familiar de su progenitor, en la que se convirtió en un consumado experto, hasta la confección de un amplio catálogo de vistas de Sevilla, reclamo para los viajeros que hacían parada en la ciudad.

Su derrape hacia la fotografía periodística habría que achacarlo al auge que tuvo la prensa ilustrada en el último cuarto del siglo XIX y a su vinculación con el grupo de profesionales que encabezó en Sevilla el pintor Ramiro Franco para nutrir de imágenes de sucesos a las editoriales. Con él colaboró para el más acreditado de los semanarios gráficos de la época, La Ilustración Española y Americana, al que sumó, una vez asentado prestigio, otros como La Ilustración, de Barcelona, y las publicaciones de temática taurina Pan y toros y Sol y sombra, ambas editadas en Madrid. Todo ese currículo está acreditado en el libro Sevilla. Objetivo fotográfico de Emilio Beauchy (Universidad de Sevilla), coordinado por el profesor Luis Méndez Rodríguez. Una de sus primeras colaboraciones apareció el 30 de mayo de 1885 en La Ilustración Española y Americana. Se trata un grabado sacado a partir de una fotografía de su autoría que fija el regreso de una hermandad a la conclusión de la romería del Rocío. También se hizo habitual en la plaza de toros de la Maestranza, retratando por primera vez la lidia desde el callejón, aunque, sin duda, una de las instantáneas que alcanzó mayor difusión internacional fue la que tomó del derrumbamiento del cimborrio de la Catedral el 1 de agosto de 1888. “Para los suscriptores de la publicación, Sevilla eran las imágenes que Emilio Beauchy enviaba”, señalan los responsables de la exposición. El fotógrafo, quien retrató a las cigarreras, fijó la actividad de los cafés-cantantes y plasmó los cortejos de Semana Santa –bien en su transcurrir por la carrera oficial en la plaza de San Francisco, bien en mitad de la calle, con el paso detenido-, debió dejar su actividad hacia 1908, sustituyéndole su hijo Julio, llamado así en honor de su abuelo y único fruto de su matrimonio con María de la O García Palacios. Los últimos años de su vida los pasó entre Sevilla y Utrera, con residencia en la calle San Fernando número 15 de la capital. Durante una de sus estancias en la localidad sevillana, donde vivía su hijo en una de las plazas principales, falleció en 1928.

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Una canción: La plegaria del paparazzo de Jorge Drexler


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ALBERTO GONZÁLEZ TROYANO POR CÉSAR RINA

Nos sentamos a charlar con Alberto González Troyano, uno de los últimos supervivientes de la República de las Letras. Trashumante entre Cádiz y Sevilla, conoce como nadie la literatura y los estereotipos andaluces. Acaba de publicar para el Centro de Estudios Andaluces un vademécum sobre los prejuicios de esta tierra: La cara oscura de la imagen de Andalucía. Este profesor domina los estereotipos románticos, si bien su patria es la duda, la de la estirpe estoica de Machado. No es difícil entrevistarle, se muestra disponible y entra con bravura. Le definen como un rastreador insaciable de lo desconocido. Su pensamiento nutre y fertiliza.

Parece que la imagen de Andalucía tiene bastantes caras oscuras. ¿Le queda alguna cara luminosa? Perduran caras luminosas, en efecto. El problema reside en que embelesan demasiado a la gente, se han convertido en omnipresentes y tienden a excluir la aparición de otras nuevas. Apenas aceptan la crítica y se reproducen con demasiada facilidad. En su libro Andalucía tiene cara de Julio Romero de Torres, ¿por qué? Julio Romero de Torres ha logrado dar la imagen más precisa de una cierta Andalucía. Es una Andalucía vista desde un solo lado del espejo. Pero no todo en su pintura es cartón piedra o envejecida postal. De vez en cuando transita por sus cuadros un oscuro rincón cordobés, en el que la pena, el puñal y el silencio trágico resultan, por una vez, verosímiles. Esos toques negros han salvado su obra y permanece como una reliquia entre tanta falsa pandereta y luminosidad. Los tópicos románticos de la pandereta siguen vivos dos siglos después, incluso parece que han sido asumidos como marcadores culturales de Andalucía por… ¡los propios andaluces! Aquellos tópicos románticos fueron elegidos y seleccionados porque respondían a lo que el público decimonónico buscaba. Aquí resultaban creíbles y lograron que Andalucía se convirtiera en un escenario literario que complacía a nativos (dispuestos a actuar) y a visitantes (dispuestos a aplaudir). El espectáculo se puso en marcha y se mantiene con vida, dos siglos después, porque es rentable, cuenta con fuerza (se reactualiza), y los propios andaluces se sienten a gusto con ese despliegue de imágenes propias que ellos mismos interpretan.

En su opinión ¿qué vienen buscando “los guiris” a Sevilla? Se viaja para conocer al otro, al diferente, y a este respecto Sevilla responde, con comodidad y sin sobresaltos, a esas expectativas exteriores. Todas las ciudades turísticas han asumido un papel teatral para contentar a sus visitantes y si aquí, además, como decía Cernuda, a los andaluces les gusta disfrazarse de andaluces, la función está garantizada varios meses al año. Parece que se conforman con ver y fotografiar.¿Ya no les interesa probar el gazpacho o el serranito? El centro está repleto de franquicias multinacionales, ¿se imagina logos o publicidad colgando de la Giralda? El turista, por desgracia, se ha convertido en un personaje autómata. En poco se le puede ya modificar. El problema más grave reside en la incidencia de estas oleadas de visitantes en el aprecio por parte de los andaluces de la cultura y de las tradiciones propias. Las manifestaciones culturales tienden a transformarse en mercancía y negocio, pero, además, si se acelera este tránsito, sin contrapartidas, el estereotipo de una Andalucía, mero espectáculo festivo, puede ensombrecer a todo lo demás. ¿Se “disfraza” el sevillano para que el turista se lleve la experiencia completa? De momento, cabe pensar que el sevillano se “disfraza”, primero para contentarse a sí mismo. Por narcisismo. Pero la mirada y el aplauso de los otros también contribuyen a preferir el espectáculo en lugar de otros trabajos en los que hay que indagar y arriesgarse.

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Se han publicado miles de páginas desmintiendo los tópicos de Andalucía y, sin embargo, por encima de Despeñaperros parece que no calan demasiado. Los estereotipos y los prejuicios los inventan los otros (los de afuera) como una forma de conocimiento simplista y de manipulación interesada. Tópicos y prejuicios hay en todas partes y no hay que ser demasiado susceptible. Son mecanismos fáciles para situar a pueblos diferentes. En el caso andaluz, lo preocupante es la reiteración de una misma gama de tópicos, que analizados de cerca responden a intereses claros de otras regiones españolas. Es una forma de justificar sus privilegios “nórdicos” frente a los que prefieren la fiesta y la holganza. Pasa igual en el sur de Italia. Aunque no se debe olvidar que a la composición de estos estereotipos negativos también, en parte, han contribuido los propios andaluces. No todo en los tópicos es inventado, siempre hay un punto de partida que lo facilita. Y no se pueden cambiar con el solo esfuerzo interno de los andaluces. Pero siempre beneficiaría que a la denuncia de los falsos enfoques exteriores, se uniera, en lo posible, en Andalucía, un cierto ejercicio público de autocrítica.

“Las manifestaciones culturales tienden a transformarse en mercancía y negocio, pero, además, si se acelera este tránsito, sin contrapartidas, el estereotipo de una Andalucía, mero espectáculo festivo, puede ensombrecer a todo lo demás”

Próximamente vendrán de visita los padres de un amigo inglés. Le gustaría llevarles a alguna corrida de toros pero no sabe por dónde empezar la explicación. Usted ha escrito como nadie sobre el tema, ¿qué le aconsejaría? Las fiestas de toros, en la actualidad, han perdido fuerza y su continuidad corre un cierto peligro. Pero esta situación no la han causado solo las ofensivas animalistas, esta debilidad es consecuencia, además del propio estado de las corridas, de la que han desertado numerosos aficionados, pero sobre todo del olvido y ruptura de la rica tradición cultural en la que se

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64 apoyaba la tauromaquia. Si los toros no se enmarcan en los tres siglos que lo han hecho históricamente posibles, con toda la cultura artística y literaria que los justifican, se convierten en un espectáculo anacrónico y cruel. Esa cultura es la que los hace comprensibles y es la que debe ser recuperada y vivificada para explicársela a tus amigos ingleses. Pero en España ese cometido pedagógico se ha perdido, ya apenas quedan aficionados e intelectuales que transmitan ese pasado. Sin embargo, esa pasión didáctica, apologética, sí existe en Francia. Este país vecino es la gran esperanza para el mantenimiento de la fiesta de toros. Mi amigo, el inglés, es creyente y quiere meterse a costalero. Tampoco sé por dónde empezar… Creo que un inglés puede integrarse muy bien en el mundo costalero. Creo que no tendría problemas en un ambiente siempre hospitalario con los que asumen sus tradiciones. Pero quizás su mejor función sería explicarles a los jóvenes andaluces que esa entrega siempre debería ir acompañada de otras ilusiones. El peligro de estas dedicaciones estriba en que monopolicen en exceso la energía disponible en la juventud. El mundo andaluz a veces mira demasiado hacia atrás, hacia las costumbres que cuentan ya con el prestigio de su pasado. Y la nueva sociedad exige estar atento también a otras opciones de vida, de trabajos y de ideas. Por tanto hay que estimular los ambientes que abren expectativas y no reincidir demasiado en los que provocan un cierto ensimismamiento en lo mismo. Entre el mito de Carmen y el de la Tierra de María Santísima, ¡nos va a explotar la cabeza! Andalucía, por motivos que se podrían explicar, cuenta con una rica literatura. Ha provocado la imaginación tanto de nativos como de extranjeros. Lo que en otras regiones y países no sería verosímil, aquí se enraíza y resulta creíble. Personajes muy peculiares y conflictos sociales que en otras partes no aceptarían los lectores, localizados en Andalucía la gente se los cree, funcionan en la imaginación y se convierten en mitos que alcanzan larga vida. Andalucía, y, más en concreto, Sevilla sirve para enmarcar una serie de tipos inventados por autores de otros rincones del mundo. A pesar de ese peculiar origen han servido para airear una imagen pública que ha prevalecido sobre otras mucho más históricas y reales. Así, se da el caso de una ciudad construida por artistas que ni siquiera la han visitado. Sin embargo, esa imagen es la que se ha difundido. Una perplejidad más con la que hay que enfrentarse y reflexionar sobre ella. ¿Queda algo de cultura en el espectáculo? A estas alturas es difícil pensar en una manifestación cultural que no acabe subida a un escenario y transformada por tanto en mercancía y espectáculo. No parece posible escapar a ese circuito de supuesta degradación, pero quizás una oportunidad estribe en retrasar la llegada, en moverse por espacios todavía inéditos y denunciar la fosilización que siempre aguarda en el horizonte. Y, sobre todo, en Andalucía quedan muchas cosas, autores, obras, lugares, costumbres por descubrir y, sobre todo, por airear. Esa es una espléndida labor: poner un patrimonio nuevo alcance de los que no se conforman con vivir y revisitar,

una y otra, vez las mismas tradiciones. Lo recién descubierto y novedoso acabará convertido en pasado y tradición asumida. Decía Pascal en sus Pensamientos que la razón le decía que debía sacrificar la razón. ¿Se siente identificado? Uno, y tal vez el mayor, descubrimiento de los últimos tiempos nos ha mostrado que el ser humano es múltiple en afectos, en deseos, en posibilidades. Por tanto, reducir ese potencial a una sola opción supone tanto como silenciar las restantes. La razón pascaliana puede ser primordial pero hay que indagar las otras posibilidades y sentimientos que aguardan su momento. ¿Qué le llevó al estudio de la literatura? Tal como está la vida real hay que alimentarse también de lo que dicen y proponen las vidas imaginarias de la literatura. Sin libros que nos sacaran de nuestro cerrado horizonte cotidiano, ni descubriríamos un pasado que es nuestro, ni sabríamos transmitirles a nuestros contemporáneos nuevas formas para enfrentarnos con los conflictos de ahora. De tanto leer a los románticos, ¿algo se le ha pegado? Agotada la ilusión de un mundo en continuo progreso, propia del ideario ilustrado dieciochesco, los románticos imaginaron otra forma de ilusionarnos, propusieron otras ideas y otros comportamientos, entre ellos el amor-pasión, para seguir buscando utopías para medio engañarnos. Fue un movimiento del que dependen muchas de nuestras mejores creencias. A esta revista no le gustan las etiquetas, ¿cuáles son las más dañinas? Que no le gusten las etiquetas a esta revista puede ser su mejor valor. Uno puede asumir una etiqueta siempre que no la convierta en un hábito perenne, sistemático o dogmático. Tampoco hay que caer en el relativismo de que todas las etiquetas valen por igual. Cuando una etiqueta te domina estás perdido: ella decide por ti. Como papelitos que son, las etiquetas deben ser borrables, dejando su huella pero sin marcar. Esta tierra ha sido rica en herejes y heterodoxos: literatos, pensadores, artistas... ¿Con cuáles se queda? Sevilla y su provincia, Utrera, han producido dos personajes que lo reúnen todo: comportamiento, ideas, obras… Dedicarse a ellos puede justificar toda una vida. Leerlos supone la mejor manera de comprender el problema de Andalucía y de España. Dos nombres de heterodoxos que, en el cambio del siglo dieciocho al diecinueve, deben llenarnos de orgullo: José Marchena y José María Blanco-White.

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Una canción: Andalucía de Rocío Márquez


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PHIL MANZANERA En la frontera POR VIDAL ROMERO

Se le recuerda sobre todo por haber formado parte de Roxy Music, esa banda que compartió con luminarias como Bryan Ferry, Andy Mackay o Brian Eno durante toda la década de los setenta. Pero Phil Manzanera (Londres, 1951) es también autor de un puñado de discos que exploran los cruces y relaciones entre el rock experimental y la música latina, y productor de un sinfín de artistas, entre los que abundan nombres españoles tan dispares como los de Antonio Vega, Mónica Naranjo o Héroes del Silencio. Pasó por Sevilla para participar en las jornadas profesionales del Monkey Week, y aprovechamos para hablar de todos sus proyectos pasados, su particular visión acerca de las músicas latina y española, y las conexiones que mantiene con la ciudad desde principios de los noventa. Su madre era colombiana y su padre inglés, pasó parte de su infancia y primera adolescencia en diferentes países de América Latina. ¿Cómo influyó esta situación en su percepción personal de la música? Mi madre me dio mis primeras lecciones de guitarra a los siete años, en La Habana. Se trataba sobre todo de acordes de acompañamiento para canciones cubanas y latinas, estándares como Cielito lindo o Cuando salí de La Habana. Antes de eso había escuchado algunas canciones de Disney, pero nada más llegar a Cuba descubrí aquella radio maravillosa, en la que sonaban todo tipo de boleros, y también grabaciones de las big bands del Tropicana de los años cincuenta. Mi educación prosiguió en Caracas, donde nos mudamos más tarde, y durante las numerosas visitas a la familia de mi madre en Colombia. Música costera como las cumbias y el chachachá, o lo que luego se convertiría en la salsa. Fue así como aprendí a escuchar y apreciar el groove latino, como comprendí que la música de baile es algo positivo. Con diez años le enviaron a estudiar a Londres, al Dulwich College, donde tenía compañeros tan interesantes como Bill McCormick, Charles Hayward o David Rhodes. ¿Cómo era vivir en un lugar así, en el Londres de los sesenta? Desde luego, suena a mucha creatividad reunida bajo un mismo techo. Cuando llegué al internado, mi mundo cambió por completo. En Venezuela había escuchado a Elvis y a Cliff Richards and The Shadows, pero allí pude asistir de primera mano a los primeros pasos de The Beatles y The Rolling Stones, y a toda la música estupenda que surgió en Londres e Inglaterra durante los sesenta. A través de Bill y su hermano,

Ian Macdonald, entré en contacto con Robert Wyatt, y con apenas diecisiete años conocimos también a David Gilmour. Las bandas que ambos tenían, The Soft Machine y Pink Floyd, ejercieron una influencia definitiva en mi manera de entender la música. Algo a lo que también contribuyeron David Rhodes, Charles Hayward y The Velvet Underground. Durante la entrevista abierta que dio usted en Sevilla, en la última edición del Monkey Week, contó algo que me pareció sorprendente: que Roxy Music era una banda que, a pesar de su popularidad, siempre estaba en números rojos. ¿Cree que hemos idealizado esa época de algún modo? En realidad, la mayoría de las bandas tienen ese mismo problema. Hace poco estuve leyendo la autobiografía de Roger Daltrey, y yo también me sorprendí al descubrir que nuestra trayectoria financiera tenía muchos puntos en común con la de The Who. Así que imagino que sí, que es muy fácil echar la vista atrás y mirar a esa época con gafas de color de rosa. En cualquier caso, la vida era entonces mucho más económica, y por otro lado, con poco más de veinte años, prefería disfrutar de todas aquellas experiencias y diversión antes que amasar una montaña de dinero. Un capítulo importante dentro de la historia de Roxy Music fue la manera en la que experimentaron con el sonido; en particular con el procesado de instrumentos a través de máquinas de cinta y sintetizadores que realizaba Brian Eno. ¿Tuvo algo que ver con su decisión de convertirse en productor años más tarde? Mi padre tenía una máquina de cintas en los sesenta, y poder utilizar ese aparato estimuló mi interés por las

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grabaciones. Con mi primera banda, Quiet Sun, ya solíamos grabar los ensayos, para poder escuchar lo que hacíamos y progresar cada vez más. Y una vez que conocí a Eno, el equipo mejoró y eso me permitió aprender muchas más cosas. Solía grabar las guitarras de Roxy Music antes de entrar al estudio, para comprobar que todo funcionaba bien, pero también para experimentar y comprender mejor el proceso de grabación de un disco. Después de mucho tiempo ensayando con Eno en su apartamento, y de estudiar a fondo cómo trabajaba Chris Thomas, el productor de Roxy Music, me vi preparado para enfrentarme a mi primera coproducción, que fue el segundo disco de Eno, Taking tiger mountain (by strategy) (1974). Al año siguiente hice también Diamond head y el disco de Quiet Sun, y simplemente se convirtió en algo que podía hacer.

que hoy en día sería inimaginable.

Su debut en solitario, Diamond head, es un disco muy difícil de categorizar. Además, incluye sonidos latinos y alguna canción en español, algo muy inusual en 1975. ¿Cómo fue recibido por el público? Tuvo buena aceptación, debido a que yo era uno de los integrantes de Roxy Music. Llegó a alcanzar el puesto 25 en las listas, y al igual que el disco de Quiet Sun, que se publicó casi al mismo tiempo, recibió muy buenas críticas.

Gran parte de su carrera posterior ha consistido en colaboraciones con músicos latinos. Siempre me he preguntado si esos discos eran la consecuencia de conocer a esos músicos y luego decidir que quería grabar con ellos, o si por el contrario ha buscado en cada momento la compañía ideal para desarrollar ideas que tuviera de antemano. Es casi siempre algo que ha sucedido por casualidad. La gente me pregunta a menudo si quiero producirles un disco, y si me gustan las canciones y me encuentro a gusto con los implicados, simplemente lo hago.

El disco tiene un listado de colaboradores impresionante, que incluye a Brian Eno, Robert Wyatt, Charles Wayward, Andy Mackay, Bill McCormick, John Wetton o Paul Thompson. ¿Cómo consiguió reunir tanto talento bajo un mismo techo? En realidad, que me ofrecieran la posibilidad de grabar un disco se convirtió en una excusa para quedar con los amigos y pasarlo bien, aprovechando el dinero de la compañía de discos. Además, tenía completa libertad para hacer lo que quisiera, algo

Algunos de aquellos músicos tocaron también en el disco de Quiet Sun, la banda que habían montado en el colegio. Teniendo en cuenta que ya había alcanzado el éxito con Roxy Music, y que estaba lanzando una carrera en solitario, ¿por qué decidió grabar esos viejos temas? ¿Se trataba de una especie de ajuste de cuentas con el pasado? Durante la grabación de Diamond head dispuse de tiempo de estudio de sobra, así que hicimos muchas grabaciones recuperando ese material antiguo. Tuve un colapso al final de las sesiones, pero se trataba de una oportunidad que no quería dejar pasar.

Hablemos de su relación con España. Creo que la primera producción que realizó aquí fue para una banda malagueña, Los Mosquitos. ¿Cómo sucedió aquello? Bill MacCormick y yo montamos un sello en 1986. Fuimos a una conferencia musical en Cannes, el Midem, y allí conocimos

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68 a un montón de chicos y chicas españoles que tenían pequeños sellos independientes. Gente como Paco Martín, que me preguntó si estaría interesado en producir a Los Mosquitos, una banda que había fichado. Yo tenía un estudio de grabación y nunca había trabajado con músicos españoles, así que acepté. Un poco más tarde me llamó Pito, el manager de Héroes del Silencio, y ahí dio comienzo mi carrera como productor de rock en español. El disco tuvo mucho éxito, y eso me abrió muchas puertas. De hecho, ha trabajado con artistas muy populares, como Antonio Vega, Gabinete Caligari o Mónica Naranjo. ¿Qué recuerda de aquellas producciones? Todas llegaron a raíz del éxito con Héroes del Silencio. Me encantaba la atmósfera que se producía en el estudio y el hecho de que nos comunicáramos en español. Además, tuve la suerte de que se trataba de gente con mucho talento, con la que era fácil realizar un buen trabajo. Con Mónica Naranjo sucedió una cosa divertida. Grabamos Sobreviviré en apenas unas horas y le dije que mi trabajo estaba terminado. Ella no se lo podía creer, así que alquiló un estudio en una isla, y seguimos probando cosas durante un par de semanas. Al final, nos quedamos con la primera versión. También fue responsable de coordinar Leyendas de la guitarra, un espectáculo producido para la Expo’92 en el que participaron algunos de los guitarristas más populares de la historia del rock, el blues y el flamenco. ¿Cuál fue su nivel de implicación? Los organizadores me llamaron, y no sólo me ofrecieron la dirección artística de los cinco días que duraba el ciclo, sino también la posibilidad de protagonizar uno de los espectáculos. Había un presupuesto de siete millones de libras, y eso me permitía llamar a los mejores músicos del mundo. ¿Quién se habría negado a una oferta como esa? Escogí los temas que sonarían cada día y distribuí a los músicos que estaban disponibles en jornadas temáticas. Para mi noche reservé a todos los músicos que no encajaban en ninguna de las categorías escogidas, pero que podían ayudar a vender el espectáculo a las televisiones de países como Estados Unidos. Por ejemplo, Bob Dylan. Tengo entendido que también conoció a su mujer en aquel espectáculo. Así es, era la encargada de prensa. Fue algo muy romántico, nuestros ojos se encontraron y supe de inmediato que había dado con mi alma gemela. Antes ha hablado de los estudios de grabación que construyó hace años en Surrey, los Gallery Studios. En la biografía de Robert Wyatt, Different every time (2014), comenta que la auténtica razón para construirlo era asegurarse de que Wyatt dispusiera de un espacio en el que pudiera grabar sus discos sin restricciones ni limitaciones. ¿Cómo se siente ante el hecho de que se trate de un artista que ha sido, en general, ignorado por la industria musical? Siempre he pensado que Robert es uno de nuestros tesoros

69 nacionales, y también se trata de una persona fundamental en mi educación musical. Cuando mi estudio estaba en Chertsey ya le ofrecí utilizarlo cada vez que quisiera, durante el tiempo que necesitara. Y luego, cuando me mudé a Surrey, diseñé el espacio pensando en sus problemas de movilidad, para que pudiera estar allí con comodidad. Es una persona muy respetada por la mayoría de los músicos, y parece que la industria empieza también a hacerle caso. Me gustaría terminar con un par de cuestiones acerca de la situación actual de la industria musical. Para empezar, la manera en la que se consume la música ha cambiado mucho en los últimos tiempos, gracias al auge de programas como Youtube o Spotify, que potencian la escucha de canciones sueltas o de listas de reproducción. Esto significa que el “álbum” es un formato que podría extinguirse en un futuro próximo, al menos como una herramienta comercial. ¿Qué opina de esta evolución? La mayoría de los músicos con una cierta edad todavía piensan en un corpus de trabajo de entre treinta y cincuenta minutos, en el que existen varias canciones vinculadas a través de las letras o el sonido, y lo llaman álbum. Los más jóvenes, por su parte, componen pensando en cómo se escucha la música ahora mismo, que es a través de las redes sociales o mediante algún servicio de streaming. Sea como sea, la mayoría de los artistas quieren o tienen que tocar en directo, y eso les obliga a pensar en un repertorio que satisfaga a su audiencia durante al menos una hora. Para mí, eso es como hacer un disco. Por otro lado, la música latina parece haber alcanzado un papel protagonista en la última década, algo que imagino que le hará feliz. ¿Es la consecuencia del cansancio que demuestran algunas formas de la música occidental, como el rock, el pop o el jazz? ¿O tiene más que ver con la facilidad de acceso a la música que existe ahora mismo, que permite al público buscar artistas más allá de los que publicita la industria? Siempre han existido grandes músicos en España y en los países latinos. Lo que sucede es que, como tú dices, los canales que ha abierto el streaming permiten llegar a rincones que antes no eran tan accesibles. Y además, el público está más receptivo hacia todos esos ritmos y groove que posee en abundancia la música latina. Es su oportunidad para coger ese tren, y no parece que vayan a dejarlo escapar. Para terminar, ¿qué opina de Rosalía? Me encanta Rosalía.

Un libro: Different Every Time. The Authorised Biography of Robert Wyatt de Marcus O’Dair

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Fan films. ¡Para ti, que eres fan! POR TALI CARRETO

¿Quién dijo miedo? Pasa de escuelas de cine y hasta de rular ya de productora en productora con un guion bajo el brazo. La inmortalidad está a la vuelta de la esquina. Te basta y te sobra con coger el iPhone o la GoPro, disfrazar a tus colegas de tus héroes favoritos y convencer a tu familia de que un friki también puede llegar lejos, muy lejos. ¡Bienvenido al maravilloso mundo de los fan films!

“¿Y qué diantres es un fan film?”, te estarás preguntando. Pues según nuestra querida Wikipedia, “se define como fan film o fanfilm a la producción audiovisual creada por aficionados de un determinado personaje o historia”. Y no duda en añadir: “la disponibilidad de cámaras económicas y herramientas de edición de vídeo en ordenadores domésticos permite la realización de películas a cualquier persona que disponga del tiempo suficiente y pueda organizar un grupo de personas suficientemente numeroso”. ¡Ante todo, organización! En el ámbito de los fan films, donde prima el amateurismo tanto como la devoción, hay pues lugar para todo: cortos, largos, mediometrajes, tráileres, teasers… y por supuesto, ¡falsos tráileres de pelis inexistentes! Aquí lo que prima es la imaginación, aunque está bien claro que el auge y la proliferación de estos fan films se deben también a eso que los estudiosos de la comunicación llaman “la democratización de la tecnología”. En cristiano: hoy en día cualquiera puede romper la hucha y llegarse al Media Markt más cercano a pillarse una camarita digital decente y un programita de edición resultón, para una vez filmada su creación colgarla en Internet para uso y disfrute del personal. Ojito, eso sí, con lo que cuelgas. Dado que todo fan film implica la utilización de personajes, tramas y hasta marcas registradas por productoras, más de una de ellas anda al acecho

de la caza y captura de los fan films y sus directores. Y no precisamente para aplaudirles la broma. Aunque siempre hay quien anima a explotar su legado -como George Lucas, del que hablaremos más adelante- lo usual es que gigantes como Paramount o DC Comics pongan el grito en el cielo si alguien osa tocar sus personajes. Los historiadores en el noble arte de los fan films aún recuerdan como Games Workshop logró prohibir la comercialización de Damnatus, un fan film teutón que adaptaba personajes de la exitosa saga de juegos Warhammer 40.000 (en Youtube aún circula algún que otro tráiler… de los que cortan el hipo). La todopoderosa MGM también tiene fama de malas pulgas: allá también por los inicios del fenómeno, consiguió retirar de Youtube Moonraker ‘78, un fan film ¡30 años antes! Y es que esto de los fan films no es un fenómeno propio de los millennials. Porque como diría un fanático de Star Wars: “Comenzó hace mucho, mucho tiempo…”. Échale la culpa al indy Si rastreamos en los archivos de la cinefilia buscando los orígenes de esta singular corriente cinematográfica, nos daremos de bruces con Donald F. Glut. De sobras conocido en el mundillo friki por sus incursiones en el cine, el cómic, la televisión y la novela fantástica, sólo entre 1953 y 1969 el bueno de Glut rodó 41 films con personajes como Superman, The Spirit o Spider Man, entre otros. Y todos ellos, claro, sin

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importarle un pimiento derechos de autor ni posibles pleitos con las majors. Con dos cojones. Las películas, eso sí, dejaban bastante que desear, rodadas en un blanco y negro paupérrimo y con unos efectos especiales cuando no risibles, inexistentes. Pero solo por su desfachatez, su carencia de complejos y títulos imposibles como Superman Vs. The Gorilla Gang –con ese actor enfundado en un traje de gorilaco cutre a más no poder- bien merecen una revisión. Además, el cineasta tejano fue todo un pionero. Y un visionario. Ahora que él dedica su tiempo libre, que diría Perales, a seguir rodando beldades como Tales of Frankenstein o Dance with Werevolves (qué gran nombre: Kevin Costner aún debe tener sudores fríos) le han salido imitadores a cascoporro y rodar un fan film se ha convertido en el pan nuestro de cada día. Pero antecedentes cuasi prehistóricos como este a un lado, ¿dónde comienza esta afición desmesurada por rodar fan films? Los cronistas no se ponen de acuerdo. Hay quien fija como fecha fundacional el año 1977 y un corto de 13 minutos, Hardware Wars, parodia de ya imaginan qué, con un Monstruo de las Galletas en lugar de Chewbacca (Cookie por Wookie, ahí está la gracia) y un Darth Vader con la voz tan distorsionada que nadie del resto del reparto le entendía un carajo. Hardware Wars, dirigida por Ernie Fosselius, un colaborador habitual del añorado Jim Henson, llegó a las pantallas tan sólo siete meses

después del estreno de la primera parte de la saga galáctica. Tan tempranero fan film tiene, no obstante, un serio competidor a la hora de adjudicarse el título de “primer fan film de la historia”: hablamos de Raiders of the Lost Ark: The Adaptation. Bajo tan sugerente nombre hallamos un remake calcado toma a toma del original de Steven Spielberg, realizado por tres adolescentes durante siete largos años, desde 1982 a 1989. Cuando comenzaron tan arduo rodaje, Eric Zala, Jayson Lamb y Chris Strompolis no sumaban juntos siquiera 36 años: el mayor de ellos tenía 12 años y el menor 10. Para llevar a cabo su proeza, y como en todo fan film que se precie, contaron la colaboración desinteresada de todos aquellos que les rodeaban: vistieron a todos su colegas como nazis, “mataron” al hermano de Eric una y otra y otra vez, y hasta sustituyeron al divertido mono que aparecía en En busca del arca perdida por un perro… ¡que también hizo el saludo nazi! Una vez terminado, su particular remake comenzó a circular entre conocidos y cayó en manos de Eli Roth –sí, el firmante de la sangrienta saga de Hostel- que se lo descubrió a su vez a Harry Knowles, el intocable pope de internet que hace y deshace en las modas hollywoodenses desde su página Aintitcool.com… y de ahí, al estrellato. Incluso fueron carne de Vanity Fair en marzo de 2004, tras su estreno -¡sí- en salas comerciales. Mientras Paramount se decide o no a incluirla como extra en la edición definitiva en 4HK de la cuatrilogía de Indy, en Netflix podemos hincarle el

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72 diente a Riders! The Story of the Greatest Fan Film Ever Made, emotivo documental de 2015 que cuenta cómo los amigos se reúnen 30 años después del inicio de su, nunca mejor dicho, aventura para rodar la última escena que les quedaba: la lucha entre el héroe y un musculoso nazi esquivando las alas de un avión en marcha. Seguro recuerdan la escena de marras… y cómo acababa la cosa, con porción extra de pizza de bratwurst. Por cierto, el productor Scott Rudin, el mismo de La familia Addams, lleva años queriendo llevar las vidas de esta pandilla tan cinéfaga a la gran pantalla, de la mano de Daniel Clowes. El autor de Ghost World es un fan acérrimo declarado de este fan film, así que rizando el rizo, quizás en esta moda del biopic que parecemos sufrir nos llegue pronto el metafanfilm. La rehostia. Hasta el infinito ¡y en mallas! Desde aquel bisoño remake casero del profesor Jones – disponible, como todo en esta vida (y en este reportaje) en su Youtube, ¡señora!- mucho ha llovido ya. Los frikis y los geeks parecen dominar y repartirse el mundo. Sólo hay que echar un vistazo a Eurovisión. Y el universo de los fan films, claro, es un campo idóneo donde cultivas sueños de lo más freak. Los primeros en ver el filón, ya lo hemos dicho, fueron esos fanáticos de los sables láser y demás parafernalia galáctica. En TheForce.net, algo así como la Biblia para los seguidores de Star Wars, puedes encontrar infinitas piezas creadas por jovenzuelos con mucho acné, cineastas en ciernes, artesanos de los f/x con demasiado tiempo libre y, en su mayoría, tipos sin novia o con una pareja igual de friki o más. ¡Ejem! Los hay que se pegan días enteros convirtiendo el garaje familiar en una nave nodriza y los hay también que se pegan tres años atrapados entre maquetas y no se dan ni cuenta de eso del espacio-tiempo. Es el caso del autor de Revelations, considerada por muchos como la obra cumbre del género: tres años tardó Shane Felux en terminar este mediometraje de apenas 47 minutos y que se distribuyó online una semana antes del estreno mundial del esperadísimo Episodio III, La venganza de los Sith. Para los adictos a los fan films hay otra pieza fundamental: Broken Allegiance del australiano Nick Hallam, 23 minutos repletos de efectos especiales y con una ambientación más que lograda. Tantos y tantos son los fan films dedicados a la saga galáctica que hasta el mismo George Lucas anima a que sigan adelante con ellos, creando incluso los Official Star Wars Fan Film Awards, cuyos aspirantes competían en el portal AtomFilms. com, hoy engullido por Comedy Central y activo solo como Atom.com. Eso sí, papá Lucas anima a realizar parodias, documentales y mockumentaries –o falsos documentales- en detrimento de los filmes, llamémosles, serios. Así, cortos como el encantador George Lucas in Love, clips como Star Wars Gangsta Rap y seriales tan delirante como Troops –un Cops protagonizado por las fuerzas imperiales- se han convertido ya en parte de Star Wars por méritos propios. Otra saga espacial, Star Trek, no se queda atrás. La serie Hidden Frontier, creada y realizada absolutamente por trekkies (esos tipos como tú y como yo, pero capaces de saludar

haciendo la V y hasta de hablar klingon), alcanzó la friolera de 50 episodios y 7 temporadas online. Los fan films son capaces hasta de obrar milagros impensables en los calendarios de las productoras originales: Star Trek: New Voyage nació con la intención de filmar las dos temporadas que la serie original canceló en 1969 y tuvo tal éxito que hasta algunos actores de antaño se volvieron a enfundar el traje, caso de los veteranos Walter Koenig y George Takei. Normal, por tanto, que los fan films haya proliferado como setas tras la lluvia, y hoy día, en plena eclosión del blockbuster en mallas –vean si no ese fenómeno de las taquillas llamado Vengadores: Endgame- se multipliquen hasta el infinito. Y más allá: desde 2011 y hasta 2014 el luchador de artes marciales Benjamin John Francis Fodor fue un paso más allá del fan film y creó su propia Liga de la Justicia en Seattle, Rain City SuperHero Movement, equipo de superhéroes ¡reales! que con su alter ego al frente, Phoenix Jones, y junto a integrantes como Red Dragon, Catastrophe, The Mantis o El Caballero, entre otros, luchaba contra el crimen en las calles. Eso sí que es ser fan(ático). Fan films muy top The Dork of the Rings (2006). Una parodia de dimensiones épicas ¡con elfos seguidores de Elvis! Batman. Arkham Asylum (2007). El mejor Batman no es el de Nolan. Y nosotros sin saberlo. Grayson (2004). Mucho antes del DC Universe, un falso tráiler que se come a muchas de sus pelis. The Green Hornet (2006). Realizada por un ayudante de dirección de Godard. Ver para creer. Pink Five Strikes Again (2004). Para muchos, una de las mejores coñas marineras a costa de Yoda y compañía. Voldemort: Origins of the Heir (2018). O como J.K. Rowking se rasga la capa viendo una precuela mejor que Criaturas fantásticas. Dragon Ball Z: The Fall of Men (2015). En la Fox aun deben estar preguntándose si es así como se hace una película con Goku. Fan-O-Rama (2016). Si aún no has visto a Bender en imagen real, ¡corre a Youtube, insensato! Super Power Beat Down (desde 2012). Combates a toda leche entre tus superhéroes preferidos. Lo que siempre has soñado. The Punisher: Dirty Laundry (2012). O cuando un fan film tiene pasta: Thomas Jane de nuevo como El Casti. Phil Joanou como director. ¡Y Ron Perlman en el reparto!

Algo de comer: Un menú del MenocDonald de Cádiz (que para eso estamos con las réplicas).

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Con firma ILUSTRACIÓN DE SR. NADA

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