La Muy 15

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REVIS TA GRA TUIT A SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2018



26 Risografía. La precisión de lo imperfecto

03 Nuevos horizontes

28 Filmar la fiesta. Miradas al ritual flamenco

EN 1.000 CARACTERES

06 La constancia de lo efímero Manuel Grosso OPINIÓN

08 Ponce Jiménez, el inventor cofrade Rancio

OPINIÓN

10 “¿Qué pasa contigo, tío? ¿Es que no brillan mis ojos?” Una aproximación a la estética de lo borde Fran G. Matute REPORTAJE

14 Elogio de la duda Juan Luis Manfredi OPINIÓN

16 Fatiga digital. El software de la especie Antonio García Maldonado REPORTAJE

20 Predecir, preleer, preoír Óscar Gómez ANÁLISIS

22 El árbol de la música Óscar Gómez

CREATIVOS - HISPATALENTOS

24 Rebelión tecnológica en el campo Laura Montes

I+D- HISPATALENTOS

67 En el concierto. (Mahler) Juan Lamillar

Cristina Cruces Roldán

POESÍA

REPORTAJE

68 Encuentros de arena

32 Rafael Laureano. Entre Venecia y Sevilla J. G.

ARTE

36 Como una ola. Movidas artísticas en la Sevilla de la Transición Peter Abbad DISEÑO

40 Trascendencia y brujería en moda y cosmética Lourdes Rodríguez MODA

42 Seleka

La MUY THE WALL

44 Prófugos de cemento y metal La MUY

SEVINTAGE

48 Manu Sánchez

Beatriz C. Bravo RELATO

70 Perfidia de España. Una macrocopla así llamada María José Andrade RESEÑA LITERARIA

72 La sevillana que inventó el barroco portugués José María Rondón REPORTAJE

74 Gervasio Iglesias. Éxito y gloria J. G.

HEREJES DEL SUR

78 ¡No vale Buji! Paco Brida

OUTSIDERS

80 Donde se esculpen las canciones. Un recorrido por algunos estudios de grabación de Sevilla Vidal Romero

Alejandro López

MÚSICA

ES MUY

84 Bond, James Bond. Con licencia para arrasar

60 Oro parece, plata no es. ¿Qué es? Amaro Sánchez de Moya

Tali Carreto CINE

OPINIÓN

62 Manuel Castillo Juan Luis Pérez FUE MUY

64 El drama se mama Taite Cortés OPINIÓ

Página 01

04 El ángel del centeno

MICRORRELATOS

EMPRESAS - HISPATALENTOS

88 Esto no es una pipa Marina Nosequé VIÑETA

SEPTEIMBRE - OCTUBRE

CARTA DEL DIRECTOR

Eduardo Cruz Acillona

Número 15 :

Javier Gotor

Fátima Ramírez

66 El final está cerca (III)

SUMARIO

La niña bonita!


SOMOS MUY

Periodista y escritor

Andalucía pop (Centro de Estudios Andaluces, 2017) y comisario de la exposición itinerante Días de Viejo Color. Vestigios de una Andalucía pop (1956-1986), con la que pretende reivindicar la valía artística de la posmodernidad andaluza.

Juan Luis Manfredi

Antonio García Maldonado

COLABORADORES Manuel Grosso

Profesor universitario, escritor y promotor cultural

Julio Muñoz, Rancio

Periodista y profesor universitario

Óscar Gómez

Periodista, especializado en ciencia

Laura Montes Periodista

Fátima Ramírez Periodista

Peter Abbad Diseñador

Lourdes Rodríguez

CEO, Coolhunting community @mlourdesrr

Página 02

Niccolò Guasti Fotografo

Amaro Sánchez de Moya

Arquitecto, decorador y pintor muralista

Taite Cortés

Periodista y directora de comunicación

Marina Nosequé Ilustradora

Eduardo Cruz Acillona Periodista y escritor

José María Rondón Periodista y escritor

Beatriz C. Bravo

Historiadora del Arte y escritora erótica

Número 15 :

SEPTEIMBRE - OCTUBRE

Tali Carreto

Gestor cultural y promotor

COLABORAN EN ESTE NÚMERO Fran G. Matute

Es periodista, crítico y gestor cultural. Colabora habitualmente con El Cultural de El Mundo y la revista Jot Down. Es autor del libro de entrevistas Días de Viejo Color. Testimonios de una

Analista y consultor político.

Cristina Cruces Roldán

Catedrática de Antropología Social en la Universidad de Sevilla. Autora de catorce libros y decenas de artículos, se ha especializado en el análisis de la sociabilidad, los estudios de género y patrimoniales en el flamenco. Ha dirigido el Programa de Doctorado sobre Flamenco de la US y redactado diversos informes técnicos, como los de Pastora Pavón y dos propuestas para la UNESCO. Acaba de publicar Flamenco. Negro sobre blanco(2018), una compilación de sus artículos sobre cine, patrimonio, investigación, bibliografía y neoflamenco.

Juan Luis Pérez

Estudios de Piano con R. Coll, Composición con M. Castillo, Dirección Coral con R. Rodríguez y Dirección de Orquesta con M. Galduf y J. Kalmar. Es profesor por oposición de Fundamentos de Composición y Música de Cámara. Ha trabajado con la Compañía de Víctor Ullate y con el Ballet flamenco de Andalucía. Con la ROSS ha realizado grabaciones con obras de M. Castillo, J. Rodrigo y J. M. Sánchez Verdú; también con la Orquesta de Córdoba y de Jaén; con la Filarmónica de Málagaha ha grabado música de Germán A. Beigbeder. La Asociación de Amigos de la ROSS le concedió el premio Paraíso en el año 2003. Es director honorario de la Joven Orquesta G. A. Beigbeder de Jerez.

Juan Lamillar

Poeta y escritor. Premio Internacional de Poesía Luis Cernuda del Ayuntamiento de Sevilla, Premio Nacional de Poesía Vicente Núñez de la Diputación de Córdoba y IX Premio de Poesía Villa de Rota.

María José Andrade

Periodista y fundadora de la web Mujeres Valientes. Trabaja producción en la redacción de los Servicios Informativos de Canal Sur Radio.

Jesús Barrero Fotógrafo.

Sr. Nada

Ilustradora.

AGRADECIMIENTOS Juan Luis Acosta Palacios, Cuartel General de la Fuerza Terrestre, Alberto Rojas, Ricardo Pachón, Juan Lebrón, Pepe Morón.

S TA F F Javier Gotor Director

Alejandro López Redactor Jefe

Indalecio Rodríguez Marketing

Marcos Fernández Publicidad

Jacobo Carmona

Diseño y Maquetación.

E D I TA GLOZ Comunicación Integral S.L. C/ San Isidoro, 19 41004 Sevilla Tlf.: +34 666 912 073

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Ya han quedado atrás los coleccionables con la primera pieza de regalo y aparece a la vuelta de la esquina octubre, ese mes en el que nos dejamos de chiquitas y empezamos a meternos de lleno en el barro. Dejamos de meter barriga y de hacernos fotos ridículas para continuar con otras que lo serán aún más. Se acaban las cortinas de humo políticas veraniegas de cada año protagonizadas en éste por los másteres y empezamos a hablar de presupuestos y cosas más serias. Comienza una nueva etapa, un nuevo curso con una dura noticia para el mundo del periodismo local y autonómico al que quiero hacer referencia. Ha cerrado la segunda cabecera más antigua del país. No vivimos buenos tiempos para esta profesión tan noble y tan imprescindible para crear una identidad cultural y social. Una identidad que El Correo de Andalucía contribuyó a crear, ideologías aparte. Eso de la identidad cultural y social me hace pensar que algo va mal en Andalucía. Y es que no hay identidad política. Por supuesto que existe la identidad andaluza pero intuyo que no trasciende más allá del plano lingüístico, emocional y cultural (que es fundamental). Desde hace años no existe, por ejemplo, una agrupación que represente los intereses de los andaluces ni en la alta ni en la cámara baja como sí ocurre con otros territorios españoles. Con esta reflexión no quiero alentar al nacionalismo separatista sino todo lo contrario. De andalucismo, andaluces y Andalucía hablamos en esta revista con Manu, un andaluz, nazareno y universal. Lo que siempre hemos pretendido mostrar en esta revista: lo local

como ejemplo de lo universal. Esta portada la protagoniza uno de esos a los que sí le importa la sección de Andalucía de los periódicos. Digo de los pocos porque es de las secciones menos cliqueadas en los medios de comunicación. En esta nueva etapa en La Muy podrás leer las firmas de siempre, esas que llevan con nosotros desde enero de 2016 y que continúan ilustrándonos con sus opiniones certeras, contradictorias, combativas, sorprendentes, heréticas e íntimas. Seguirás leyendo a los de siempre contar cosas nuevas, a nuevas plumas escribir secciones de siempre. Podrás continuar descubriendo las tendencias artísticas más vanguardistas proyectadas desde el sur para el resto del mundo, los reportajes más jugosos, la fotografía más atrevida y el diseño más limpio que hemos sabido hacer y que así continuará siendo. La función de los medios de comunicación como éste no es otra que la de recordar y aportar al ideario colectivo lo que Sevilla y el sur son: la combinación perfecta de tradición y vanguardia, disfrute y esfuerzo, innovación y artesanía, alegría y tristeza. En esta nueva etapa de La Muy dejaré de dirigir la revista por motivos personales y profesionales. A veces la vida te pone en momentos, lugares y situaciones en los que hay que tomar decisiones y elegir. Acaba aquí la etapa más fructífera de mi carrera periodística y comienza otra. A partir de ahora esperaré a que el cartero deje la revista bajo la puerta, porque La Muy me hace falta. Hace falta. Le doy el testigo a Alejandro, Indalecio, Marcos y Jacobo a los que les agradezco todo el esfuerzo y profesionalidad. Adelante compañeros, hay mucho por contar. -

Una canción: Nuevo día de Lole y Manuel.

SEPTEIMBRE - OCTUBRE

H

a llegado septiembre y, como cada año, ha sacudido todas las conciencias, las añoranzas y todo resto de olor a mar o montaña que cada uno mantuvimos en el recuerdo y en la pituitaria. También ha exprimido las carteras porque el Tourmalet real de la etapa anual es septiembre y no enero, que a su lado es una llana.

Javier Gotor

Número 15 :

TEXTO:

CARTA DEL DIRECTOR

NUEVOS HORIZONTES

Página 03

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EN 1.000 CARACTERES

Página 04 Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

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EL ÁNGEL DEL CENTENO FOTOGRAFÍA:

Jesús Barrero

“M

uchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Ahora solo estoy yo. Solo estoy yo, me encuentro al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar caer a él. Desearía correr sin mirar adónde voy, y que alguien saliera a mi encuentro para cogerme antes de que me precipite. Que me vigilaran… y que me guardaran. Yo desearía que existiera un ángel de la guarda entre el centeno. Pero sé que el centeno solo es cieno, que los niños son adultos al borde del fracaso, que la soledad es real y que nadie vigila para evitar que caigamos al precipicio. Y lo más desgarrador, que el ángel de la guarda es un Ícaro, caído entre el centeno”, pensó desolado J.D. al hallar aquella figura de marmolina en el campo. Tras él caminaba su hermana, la pequeña Phoebe, tarareando esta canción: “Si un cuerpo encuentra a otro cuerpo, cuando viene entre el centeno...”. Aquello le reconfortó. -



OPINIÓN

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LA CONSTANCIA DE LO EFÍMERO TEXTO:

Manolo Grosso

Página 06

E

ste año se celebrará una vez más el Festival de Cine Europeo, algo que afortunadamente está plenamente consolidado. Habría que recordar a los más jóvenes que la cita tiene sus orígenes en 1980, con la presencia de Sylvia Kristel, la conocida actriz de Enmanuelle. Cuatro ediciones después y avatares mil, el entonces alcalde de Sevilla, Manuel del Valle, decidió quitárselo de encima. No sería hasta el año 2000 cuando a Rojas Marcos se le ocurrió revivirlo con la excusa de la candidatura olímpica de la ciudad, bajo el paraguas de la denominación de Festival de Cine y Deportes, algo bastante disparatado pero que sirvió para enlazar en 2004, bajo el mandato de Alfredo Sánchez Monteiserin, con el actual Festival de Cine Europeo, que mantuvo sorprendentemente el siguiente alcalde Juan Ignacio Zoido. Por lo que vemos tiene buena salud.

Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

Cuento todo esto porque, gracias a esta serie de eventos de carácter efímero, se ha conseguido al fin que Sevilla sea la sede este año de los premios del cine europeo y el próximo año se traslade la entrega de los Goya, eventos ambos de indudable trascendencia. Creo poder hablar con cierto conocimiento de causa sobre estos capítulos de la historia del cine y Sevilla porque, que yo sepa, he sido el único que ha participado en todas y cada de estas diferentes citas. La historia da para un libro, o dos, pero siempre ha tenido unas connotaciones idénticas, a saber: la ignorancia supina de los responsable políticos, la lucha titánica de los organizadores por contar con un presupuesto mínimamente coherente y la aparición de depredadores que han querido, y algunas veces logrado, manipular los diversos eventos en su beneficio particular. Sería la historia negra del Festival, desde sus inicios, que estuvieron unidos a la actividad política de ETA en el Festival de Cine de San Sebastián, a sus ansias de una mayor comprensión de lo estrictamente cultural de la última época. Sea como fuere, lo cierto es que aquí sigue para bien y que ahora, después de tantos años, está dando sus frutos. En Sevilla todo es efímero, casi nada dura lo suficiente para poder consolidarse; en el camino han quedado citas

tan importantes como los Encuentros de Música de Cine, pioneros en su género, y tantos otros que mejor no recordar. Solo lo que perdura da sus frutos, y aquí se quiere todo rápido y en la mano, por eso el Festival de Cine Europeo puede ser un ejemplo de que la continuidad merece la pena. Otro puede ser la Bienal de Flamenco, que aún sigue en una confusa y convulsa historia de lo que debería ser una cita ineludible y, desde luego, un referente de algo tan nuestro como es el flamenco. Pero desgraciadamente somos así, somos incapaces de pensar mas allá del momento en el que vivimos. Si lo piensan bien, la Feria de Primavera, que ya no de abril, incluso la Semana Santa, nacieron gracias a la consolidación de lo efímero. Que algo perdure en esta ciudad es especialmente difícil de ahí que la gente con ideas nuevas se aburra y termine abandonando sus sueños. Uno de los factores de esa precariedad radica en que nadie conoce cómo se evalúan los resultados, nada tiene que ver con el éxito de público o económico, dependen del capricho de quien ejerza el mando en ese instante, entre otras cosas porque todos los eventos son de carácter público y apenas hay iniciativa privada… y ya saben lo que ocurre con los cambios, el que llega siempre opta por el borrón y cuenta nueva. Solo espero que los actuales responsables, que me consta se miden por otros parámetros, se hayan dado cuenta de que gracias al posicionamiento del actual Festival se han alcanzado objetivos importantes como las dos ceremonias antes mencionadas. El mensaje final sería que lo efímero también obtiene sus frutos, frutos a los que se podría haber llegado antes de no haber existido tantísimas trabas de todo tipo; y no estaría mal, aunque esto sé que es imposible, que no escuchasen los cantos de sirenas -y sirenos- que tanto abundan en esta ciudad. -



OPINIÓN

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PONCE JIMÉNEZ, EL INVENTOR COFRADE TEXTO:

Rancio

Página 08

E

s 14 de enero de 1973 y el inventor cofrade Rafael Ponce Jiménez se la está jugando. Los problemas de siempre entre hermandades y costaleros parecen haber llegado a un punto de tensión máxima y se busca cualquier alternativa. El Museo de las Cofradías, que existió y duró solo 10 años porque estas cosas son de movimiento, de verse en la calle y, sobre todo, de esperarlas durante todo el año, está repleto de gente para ver qué es eso de “El paso autopropulsado”. Esta deliciosa historia es real. La primera vez que la leí fue en el injustamente olvidado blog de Julio Domínguez Arjona, pero antes había fantaseado mil veces con usarla como trama en alguna novela. Una vez más, la realidad de Sevilla es más extrema que cualquier imaginación.

Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

Me imagino a Ponce Jiménez en aquel momento de máxima expectación en el Museo de las Cofradías como a RobertHoudin, el mago francés. Robert-Houdin fue el padre del ilusionismo moderno. Sus trucos eran tan innovadores que, cuando los hacía por primera vez, la gente en vez de disfrutarlos, se aterraba por pensar que estaba delante de un demonio burlón. La sorpresa era tal que la mayoría de las veces era detenido por la policía de Napoleón III para que explicara el truco si no quería ser condenado por brujería.

ante el pánico del teatro, el árabe disparó y Houdin “atrapó” la bala con la boca. El mensaje quedó claro en la población: A la guerra contra unos a los que les disparas y muerden las balas, iba a ir un guardia. A Robert-Houdin, su tiempo lo acabó respetando (y aprovechando) tras los temores iniciales. Se convirtió en una estrella y en la fuente de la que luego bebieron los más famosos magos de la historia. No pasó así con Rafael Ponce Jiménez. El texto de su hija, que aparece en el blog de Domínguez Arjona, es maravilloso: “Los pasos llevaban un motor de baterías y ruedas excéntricas, que al tener distintos anclajes daban el movimiento del paso de cristo o de palio, (una avanzaba más que otra, etc.), tengo entendido que los revirados mecánicos eran muy buenos. El Cristo que se presentó es el que está en la Iglesia de San Roque donde la mesa de la Hoja Parroquial. La Virgen fue cedida por su amigo Pablo Carrión”. A Ponce Jiménez no lo corrieron a gorrazos pero casi. Su invento no tuvo ninguna aplicación y se amontonó en la lista de ideas que hoy parecen locuras pero que un día se plantearon para nuestra Semana Santa. Quién sabe qué habría sido de nuestra fiesta si eso se hubiera extendido, pero quién sabe también qué habría imaginado la creativa mente de Ponce Jiménez si hubiera tenido algo de reconocimiento. -

Su historia no acaba ahí. Napoleón III, preocupado porque en Argelia (por entonces colonia francesa) algunos líderes religiosos locales estaban siendo cada vez más admirados por la población, que le otorgaba poderes sobrenaturales, mandó a Robert-Houdin a hacer alguna demostración de su magia. Houdin se encajó allí, reunió a todo Argel en un teatro y le pidió a un árabe que subiera y le disparara con una pistola a la cara desde pocos metros. Después de mucho dudar, y Una canción: Pedaleando de Estricnina.



REPORTAJE

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“ ¿QUÉ PASA CONTIGO, TÍO? ¿ES QUE NO BRILLAN MIS OJOS?” Una aproximación a la estética de lo borde

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Página 10

TEXTO:

Fran G. Matute

Estudios recientes tan enjundiosos y necesarios como Culpables por la literatura. Imaginación política y contracultura en la transición española (1968-1986) de Germán Labrador, Bikinis, fútbol y rock & roll. Crónica pop bajo el franquismo sociológico (1950-1977) de Adrian Vogel o Cómo acabar con la contracultura. Una historia subterránea de España (1970-2016) de Jordi Costa son un claro ejemplo del interés que la contracultura española está cobrando en los últimos años, hasta el momento poco considerada no ya solo desde la investigación académica sino dentro de la construcción del relato de nuestra historia oficial. Estos y otros textos vienen por fin a reivindicar la valía artística de toda aquella cultura marginal que surgió con fuerza en distintas ciudades de España sobre todo a lo largo de los últimos años del franquismo, cuya capacidad transgresora no escapa a nadie. Incluso a día de hoy sigue sorprendiendo el arrebato de contemporaneidad que contenía la mayoría de dichas propuestas.

A

Número 15:

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

lgunos de estos estudios se han atrevido a situar el origen de todo el movimiento contracultural español en Sevilla, en concreto alrededor del hoy célebre y casi mítico Manifiesto de lo Borde del grupo Smash. Pero a pesar del esfuerzo realizado hasta el momento por contextualizarlo, el Manifiesto sigue siendo un texto de lo más críptico. Sobre su autoría sobrevuelan varias versiones, no tanto contradictorias como confusas. Sobre su origen, pocos se han atrevido a fijar una fecha exacta no solo de gestación sino de publicación. Ahora que el texto se reivindica como pionero dentro de la historia de nuestra contracultura se hace más necesario que nunca reevaluar lo que sabemos sobre él. Datar su nacimiento resulta imperativo, toda vez que en paralelo a su creación surgieron otros textos como mínimo de igual interés. Ahí tenemos la enigmática Breve historia del underground madrileño, que Eduardo Haro Ibars escribió alrededor de 1967, si bien es cierto que no supimos nada de ella hasta 1974, cuando su amigo Martín Lendínez la hizo pública en la revista Papeles de Son Armadans; o el muy estudiado Manifiesto Canción del Sur, creado en Granada en 1968 por el poeta Juan de Loxa y los cantautores Carlos Cano y Antonio Mata. Incluso dentro de la música progresiva, el grupo catalán Máquina! elaboró en 1969 una Exégesis maquinizada y musical de la máquina, que bien podría ser considerado

el primer manifiesto rock realizado en España. La cosa se complica un poco más al conocer que el sevillano grupo de teatro Esperpento desarrolló en paralelo a Smash su propia Estética de lo Borde.

Un anarquismo visceral

El encuentro en el club Dom Gonzalo entre Gualberto García y Gonzalo García-Pelayo podría servirnos de pistoletazo de salida a esta historia. García-Pelayo, dueño del club, propone al de Triana formar un grupo de rock “teniendo muy claro que han de convertirse en la punta de lanza de la escena musical que se estaba formando en Sevilla”. Julio Matito y Antoñito Rodríguez acudirán a la llamada de Gualberto. Nace así Smash, corría el año 1968. García-Pelayo se convertirá en el mánager del grupo. El danés Henrik Liebgott y el cantaor Manuel Molina se unirán después. El éxito les llegará en 1971 con El garrotín, para muchos la primera canción que fusionó el rock con el flamenco. Para el grupo, en cambio, significó el principio del fin. A pesar de su corta existencia, Smash ocupó siempre un lugar privilegiado dentro de la llamada música progresiva española, que vivió su boom a partir de 1970. Ya en noviembre de 1969, la revista Fotogramas se sacaba de la manga un “especial underground” en España, con referencia a músicos como Pau Riba o el grupo Máquina!. Célebre fue también el coloquio que tuvo lugar en la sede de la revista Discóbolo, publicado en mayo del citado año, y en el que participaron miembros de Smash, Máquina!, Música Dispersa y Simun. En febrero de 1971, Vázquez Montalbán (bajo el pseudónimo de Luis Dávila) escribiría para la revista Triunfo un artículo titulado Música progresiva a cinco duros. En 1972, el periodista Ángel Casas publicaría el ensayo 45 Revoluciones en España (19601970), en el que dedicaba un generoso apartado a la música “undregrum (sic)”, con especial atención a las aportaciones del grupo Smash. En ninguno de estos textos se hace referencia, tan siquiera de pasada, a la Estética o al Manifiesto de lo Borde. La primera mención pública que se conoce sobre la existencia de un manifiesto elaborado por Smash se produce en diciembre de 1970, en un artículo titulado Un anarquismo visceral, firmado por Eduardo Chamorro y publicado en la revista Triunfo. En dicho artículo se extractaban algunos fragmentos de un texto sin acreditar (escrito, no obstante, por García-Pelayo) titulado Estar en el rollo. Estética de lo Borde. De dichos fragmentos destaca la siguiente reflexión: “De una forma espontánea, y por el hecho quizá de ser andaluces,


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REPORTAJE

Página 12 SEPTIEMBRE - OCTUBRE Número 15:

surgen en nosotros unos principios estéticos que podríamos definir genéricamente como bordes. Pensamos que, de alguna manera, lo borde es lo que mejor se adapta a una verdadera expresión del pueblo español en la actualidad. Lo borde es quizás la única salida colectiva como medio de expresión común de los sentimientos distorsionados y exasperados de un pueblo en determinadas circunstancias de frustración”. A continuación, se concretaba esta propuesta estética: “Como ejemplo de lo borde podemos poner a todo el cante gitano andaluz (la bulería en especial), a los mismos cantaores gitanos (incluso en sus rollos personales), a Valle-Inclán y Buñuel (personajes llenos de sentimientos frustrados, con pasiones descaradas y bordes por tanto) o Arrabal…”. GarcíaPelayo sentaba así las bases teóricas de la Estética de la Borde. De su “cosmogonía” (esto es, del Manifiesto) aún no se tenían noticias. Habría que esperar hasta enero-febrero de 1972 para que el Manifiesto de lo Borde viera públicamente la luz en la revista CAU. Construcción, Arquitectura, Urbanismo, en cuyo número 11 se dedicó un dosier exhaustivo a la música progresiva española. En aquel dosier, un artículo del poeta y dramaturgo Francisco Díaz Velázquez, amigo íntimo de los miembros de Smash, analizaba en profundidad la Estética de lo Borde. En dicho texto, Díaz Velázquez dice: “Y de nuevo el lenguaje nos hace sospechar que hay algo detrás de este grupo de muchachos que hacen música. (…) He vivido con ellos durante un tiempo y pienso que el hecho de que usen un lenguaje peculiar no es un snobismo sino una necesidad: cuando se usan palabras nuevas es porque hay nuevas ideas que no pueden ser expresadas con las palabras de siempre. (…) Al intentar hablar de la forma de vida Smash usaré sus términos sin aclarar más que lo imprescindible”, y es entonces cuando aparecen por primera vez los hombres de las praderas, los hombres de las montañas, los hombres de las cuevas lúgubres y suntuosas... Contaba ahí Díaz Velázquez que alguien osó una vez preguntarle a uno de los Smash si era o no un hombre de las praderas. “¿Qué pasa contigo, tío? ¿Es que no brillan mis ojos?”, respondió tajantemente. Díaz Velázquez es quien emplea por primera vez la expresión “cosmogonía” para referirse a todas estas ideas y conceptos que conforman el Manifiesto, que no parecen ser más que concreciones, ejemplos y posicionamientos de aquella Estética de lo Borde planteada inicialmente por García-Pelayo en la revista Triunfo. El mismo Gonzalo así lo confirma, cediendo a su vez gran parte del protagonismo a Julio Matito, el más combativo de los Smash: “La idea de aquel manifiesto es mía, pero quien la desarrolló fue, sobre todo, Julio. Él siempre quiso zarandear la cultura española desde el rock, y el famoso manifiesto no es más que eso, un intento de incorporar el rock al pensamiento de la época”. Al ser preguntado por las pretensiones de este texto, Gualberto coincide sin embargo con Díaz Velázquez a la hora de enfatizar la importancia que tenía entonces el uso de un lenguaje propio por parte de Smash: “Su pretensión real no sé cuál pudo ser, la verdad, quizás dejar constancia de una forma de expresarse, de una época en la que las cosas estaban cambiando rápidamente y nosotros estábamos contribuyendo a ello, gracias a nuestra forma de pensar y tocar, por supuesto, pero también gracias a nuestra forma de

hablar. Cuando escuchábamos una canción decíamos “este tema es monstruoso” o “qué rollo han cogido en ese solo”. Esta forma de hablar llamaba mucho la atención entre los músicos y aficionados que conocíamos en Madrid y Barcelona, hasta el punto de que terminaban incorporándola a su vocabulario. Esto ayudó también, sin duda, a la consideración de Sevilla como uno de los centros musicales de España.” Tanto Gualberto García como Henrik Liebgott reconocen a su vez que las ideas que componen el Manifiesto proceden de diversas fuentes. Al margen de las aportaciones que hicieran los propios miembros de Smash, suelen citarse aquí, sin demasiada precisión, a Silvio Fernández Melgarejo, a Miguel Ángel Iglesias, a Joaquín Salvador, a Juan El Camas o al propio Díaz Velázquez como eventuales contribuyentes de frases y expresiones relacionadas con “lo borde”. Parece en cambio que hay cierta unanimidad a la hora de reconocer que el grueso de la citada “cosmogonía” bebe sobre todo de las ocurrencias del pintor Toto Estirado. Tratar en todo caso de averiguar qué ideas o expresiones corresponden a cada uno de ellos resulta hoy día tarea imposible. Dado que la primera mención pública a una Estética de lo Borde se produce en diciembre de 1970 y no es hasta enerofebrero de 1972 que el Manifiesto de lo Borde se hace público (hay quien asegura, no obstante, que circuló mecanoscrito entre los allegados al grupo), todo apunta a que su gestación debió de tener lugar a lo largo de 1971. La propia referencia a Manuel Molina (esas “bulerías con sonido eléctrico”), que hasta ese año no había entrado a formar parte de Smash, así parece confirmarlo.

Karl Marx contra los Beatles

Hace mucho frío fuera y el trayecto entre Sevilla y Salamanca se les está haciendo eterno. En el autobús viajan los miembros de Smash y de la compañía de teatro Esperpento con la intención de representar Antígona, de Sófocles, en la versión de Bertolt Brecht. Para entrar en calor, GarcíaPelayo no para de hablar: “Los Beatles han sido mucho más revolucionarios que Karl Marx”, afirma para escándalo de los allí presentes. Esperpento nace, al igual que Smash, a finales de 1968. José María Rodríguez-Buzón, Pedro Álvarez-Ossorio, Juan Carlos Sánchez, Roberto Quintana, Antonio Andrés Lapeña, José Manuel Padilla, Amparo Rubiales, Miguel Rellán o Alfonso Guerra son algunos de sus primeros integrantes. Desde sus inicios, el grupo quiere intervenir con sus representaciones en el discurso público de la ciudad. Su propia organización interna trata de emular a la de un partido político. Alfonso Guerra se convertiría en el ideólogo de la compañía. “Nos dio a todos un seminario sobre marxismo. Para prepararnos nos hizo leer el libro de un jesuita llamado Jean-Ives Calvez. Así es cómo yo “aprendí” marxismo. De la mano de Alfonso Guerra y a través del libro de un jesuita”, relata Amparo Rubiales en sus memorias. Con Smash representarán Antígona, su primer montaje, en dos ocasiones. Una en Sevilla y la otra en la ya citada Salamanca. Álvarez-Ossorio recuerda cómo surgió esta colaboración:


Tras Antígona, el grupo representará Farsa y licencia de la Reina Castiza, de Valle-Inclán. La obra se estrenará el 7 de junio de 1969 en Sevilla, y supondrá la primera aproximación práctica de su propia Estética de lo Borde. “Lo que Esperpento pretendía conseguir con la Estética de lo Borde era una síntesis entre la subcultura popular (la desarrollada, por ejemplo, por el Teatro Chino de Manolita Chen, donde aparecía lo erótico, lo sensual, lo personal, lo individual, frente a lo colectivo y social) y los planteamientos teóricos de un teatro brechtiano, un teatro combativo, un teatro de lucha”, explica Álvarez-Ossorio. Manolita Chen fue de hecho la “inspiración académica” del personaje de la Reina Castiza, interpretado por Amparo Rubiales. La obra de Valle-Inclán servía así a Esperpento no solo para criticar a la monarquía sino, sobre todo, para reivindicar lo popular frente al elitismo y la vanguardia.

Alfonso Guerra: hasta para el grupo Esperpento, los Beatles terminaron resultando mucho más revolucionarios que Karl Marx.

Bordeando “lo borde”

La Granja Viena era una cafetería situada en la Alameda de Hércules, enfrente del Siete Puertas, “un sitio de putitas”. Allí, entre 1960 y 1969 desplegó su magisterio Juan Blanco de Seda, conocido por todos como El Pájaro, un sabio marginal que gustaba de filosofar con cualquiera que “no fuera malaje”. “Juan convirtió La Granja en una escuela renacentista, abierta las veinticuatro horas del día al conocimiento y a los dos universos convergentes de la calle: el culto y el popular. Las clases diarias sobre filosofía y el transitar de artistas y personas vinculadas a otras ramas del saber que participaban en las tertulias, creaban una dinámica constante de estímulos que cada oyente solía digerir a su manera”, afirma el actor “Willy” Calderón Reina, discípulo de Blanco. No era raro ver por allí a Alfonso Guerra, a Paco Díaz Velázquez, al poeta Juan Manuel Flores o al propio Julio Matito. Pero “si sus risas se oían desde fuera, lo más probable es que estuviera dentro Toto Estirado”. Estirado, “pintor y creador ingenioso del lenguaje jipi y roquero que exportó desde Sevilla al resto del país”, era un asiduo a las clases de El Pájaro. Allí se cuenta que escuchó hablar por primera vez de “lo kitsch”, movimiento estético que rápidamente rebautizó como “lo borde”. El resto, como se suele decir, es leyenda de la historia de nuestra contracultura .

Para Esperpento, el concepto de “lo borde” nace “políticamente de las tensiones dialécticas entre el poder central y la región andaluza; la exteriorización del pueblo andaluz ante presiones y mandatos foráneos, y culturalmente de la exacerbación de las fórmulas de expresión impuestas. (…) Ante el desvirtuamiento de lo autóctono que obstaculiza la comunicación y la consiguiente toma de conciencia, el andaluz reacciona espontáneamente “ultrapasando”, desbordando esas fórmulas, en un intento desesperado por no ser ni negado ni asimilado, por no ser colonizado”, explica el grupo en Aproximación a la Estética de lo Borde, texto hecho público en septiembre de 1972, dentro del Boletín de Teatro que publicaba entonces el Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla.

El presente texto no hubiera sido posible sin la generosidad con la que han compartido sus recuerdos Gonzalo y Javier GarcíaPelayo, Gualberto García, Antonio Rodríguez, Henrik Liebgott y Pedro Álvarez-Ossorio, así como sin las aportaciones de Jesús Ordovás, Antonio Gómez, Adrian Vogel y Luis Clemente. Parte del análisis de la Estética de lo Borde aplicada por Esperpento bebe de los estudios realizados por Pastora Moreno. Las memorias de Amparo Rubiales se titulan Una mujer de mujeres (2008). Miky Mata y Pisco Lira (amigos ambos de Paco Díaz Velázquez) me pusieron sobre la pista de la conexión entre Juan Blanco, Toto Estirado y “lo borde”. Los recuerdos de Calderón Reina sobre La Granja Viena se extractaron de la obra Juan Blanco, el último filósofo griego (2013). A todos los que me han dedicado su tiempo, gracias.

La palabra “borde” tiene para Esperpento una doble acepción: “borde” como límite de algo, lo cual era la situación en que se encontraba entonces el pueblo andaluz; y “borde” como modo popular de manifestarse, y que lleva al andaluz a adoptar una forma de contracultura contraria a lo que se entiende como buena educación.

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Esta Estética de lo Borde alcanzaría su cénit en 1970 con el montaje del Cuento para la hora de acostarse, de Sean O’Casey, que contó con una escenografía muy pop, en la línea de la película Yellow Submarine, diseñada por el arquitecto Juan Ruesga, y que se ensayó, casualidades de la vida, en el club Dom Gonzalo, donde unos pocos años antes se había formado Smash. García-Pelayo le ganaba así la batalla ideológica a Un libro: Con la noche a cuestas de Manuel Ferrand.

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“Smash ya era un referente importante en Sevilla para todos los que éramos jóvenes. Nuestro Antígona había sido todo un acontecimiento en España. Era una representación muy influida por el Living Theatre, pero nos fallaba la cuestión musical. Tras verlos tocar en directo, pensamos que sería buena idea que nos acompañaran en el escenario, así que les propusimos participar en nuestra siguiente representación, para la cual solo quedaban tres días. Smash no había visto nunca nuestra obra, así que al día siguiente la representamos para ellos. Durante aquel primer ensayo recuerdo que me senté al lado de Gualberto para ir explicándole lo que estaba ocurriendo en el escenario. Al rato me dí cuenta de que estaba tomando notas, pero al fijarme bien veo que lo que estaba es pintando flores. Pensé, ¿este tío se está enterando de algo? Pero sí, se estaba enterando de todo perfectamente.”


OPINIÓN

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ELOGIO DE LA DUDA TEXTO:

Juan Luis Manfredi

Número 15:

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

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E

s cansino. Cada día en la prensa, en las redes sociales, en la tienda de la esquina y en tu móvil encuentras a una persona que te dice cómo, cuándo y por qué cambiar, mejorar o reposicionarte. A menudo, emplea palabras huecas, anglicismos o postureos a la moda que resuenan en tu cabeza cuando consigues entenderle. ¿Qué querrá decirme con eso de “la vida sin filtros”, “educación centrada en el alumno”, “un vinito”, “invierte ahora en criptomoneda”, “la vida natural” y todo este palabrerío taumatúrgico? Me supera porque creo que detrás de la repetición de conceptos y lemas no hay más que contraseñas de la modernidad política y social, pero poco contenido sustancial. Encuentro al gurú en todas partes. En la educación, cuando veo que la escuela ya no sirve para nada y que hay que derribar los muros, acabar con los libros y capidisminuir la autoridad del profesor ante la multitud inteligente de Wikipedia, alumnado y AMPAS. En la política, el gurú ofrece soluciones mágicas a los problemas complejos del paro estructural, la globalización, las migraciones o la Unión Europea. Todo se soluciona con un simple decreto y una sonrisa. Intuyo que por ahí viene el populismo y su pensamiento mágico. En el periodismo, todos los listos tienen la solución a la pérdida de credibilidad e ingresos que sufren las cabeceras tradicionales. “No han sabido entender la dinámica” dicen, como si alguien supiera por dónde vendrá el desarrollo. En la economía, el sabihondo te abruma con el cambio tecnológico, lo que verán nuestros hijos y el final de no-sé-cuántos-negocios. Claro que las tecnologías han cambiado el entorno, pero tenemos más incertidumbres que certezas. Aunque soy periodista, tengo debilidad por la Historia y sé por las lecturas que los gurús aciertan pocas veces con sus previsiones y sus diagnósticos. Me aburren porque – ahora- ya sabemos que los individuos no nos conducimos por expectativas racionales, sino por emociones. Si todo fuera lógico, razonado y rebatido, no tendríamos Brexit. Y la Historia de la Humanidad sería un aburrido despliegue de argumentos, refutaciones y comprobaciones científicas. Claro que necesitamos arúspices para sentirnos satisfechos, pero casi siempre nos funciona mejor la tarea forense que la previsión. Por esto, pienso que debemos elogiar la duda, hija bastarda del conocimiento. No podemos aprender nada nuevo,

si no tenemos dudas, si no consideramos que nuestro planteamiento puede someterse a revisión y esperar nueva información. En esto consiste la inteligencia y no tanto en la capacidad de saber qué nos deparará el futuro. La duda es valiosa para el ciudadano, porque no se fía de la palabra dada, sino de los hechos. Es esencial para el negocio, porque obliga a replantearse una y otra vez el funcionamiento de la compañía. La vacilación es motor de la virtud pública, porque dudar sobre las consecuencias de las decisiones que tomamos como políticos o representantes asegura menos medidas arbitrarias. La duda es también un elogio de la lentitud, de la indecisión y de la introspección. Quienes venden soluciones universales en forma de crecepelo, referendo o móvil de nueva generación, olvidan que las personas necesitamos “salir” un momento para pensar y tomar una decisión pausada. Bajo la sombra de la duda, somos libres pensadores. En la creencia de gurú, somos esclavos de un proceso mental que apalanca prejuicios y limita el crecimiento individual. Como el escribiente de Bartleby, si esto va de mi desarrollo personal y profesional, preferiría no hacerlo. Vaya, que prefiero ser temeroso (de la duda) antes que gurú (de Twitter). La duda es el disco duro de nuestras decisiones, porque en momentos de presión nos podemos fiar más de la incertidumbre que de la Verdad en mayúscula. Si no nos interrogamos por las externalidades, lo fiamos todo a dos tipos de gurús: quienes se lanzan al vacío siguiendo su intuición -ay de los gurús lemmings - o bien quienes esperan al que el mercado imperfecto de la información termine de rellenar todas las casillas. Será mejor aceptarlo. La avalancha de datos no está correlacionada con la certeza, sino con la duda. Podemos tomar decisiones informadas, podemos ignorar el entorno o bien podemos ser flexibles y manejar las inseguridades. En todo caso, no es nada recomendable fiarse al criterio del gurú, cuyo negocio está en acertar en el génesis, el desarrollo, las consecuencias o las interrelaciones de cada proceso vital que nos rodea. De verdad, qué hartura de gurús. -



CIENCIA

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FATIGA DIGITAL. EL SOFTWARE DE LA ESPECIE -

Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

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TEXTO:

Antonio García Maldonado

Maimónides profetizó que “El Mesías llegará, pero podría retrasarse”. Una afirmación que puede aplicarse a muchos de los vaticinios que hemos escuchado en los últimos años respecto al efecto que las nuevas tecnologías tendrían en nuestras vidas. Obras como Sapiens y Homo Deus, del afamado Yuval Noah Harari, nos han hablado con éxito reciente del potencial benéfico o dañino –pero en cualquier caso disruptivo– de estos avances en Inteligencia Artificial o en el uso del Big Data. Otros, como el ingeniero venezolano José Luis Cordeiro, han puesto negro sobre blanco, incluso, la inminente “muerte de la muerte” gracias a los avances en terapias genéticas de reparación y rejuvenecimiento. Y, mucho antes, cuando Internet comenzaba a generalizarse en los hogares, la desaparición de libros y periódicos en papel se anunciaba para principios de la nueva centuria en favor de unos dispositivos electrónicos que enriquecerían mucho nuestra relación con la lectura.

S

in embargo, estamos ya a punto de entrar en la tercera década del siglo XX y muchos de esos cambios no se han producido, o no lo están haciendo a la velocidad e intensidad vaticinadas. Lo ha hecho, sobre todo, en ocio y logística empresarial. En cuanto a medicina, si bien es verdad que los avances terapéuticos han sido enormes, la propia retórica triunfalista que se extendió hace dos décadas hace que veamos con sorpresa cómo persisten enfermedades letales como el cáncer o la ELA. La generación que ahora entra en la cincuentena creyó que sería la primera en estar libre de según qué enfermedades y, sin embargo, acude ahora a las mamografías y las colonoscopias con la misma angustia con la que lo hicieron sus padres y madres. Eso sí, con bastantes más posibilidades de supervivencia que ellos. Pero, aun siendo mucho, no era lo que esperaban. Frente a los vaticinios de rejuvenecimiento e inmortalidad, seguimos falleciendo, y muchas veces con dolor y zozobra. Persisten los obituarios de gente “sin edad de morirse”. Y ante este hecho las vías de consuelo siguen siendo tan esenciales como los sedantes, la religión o el epicureísmo. Frente a las posibilidades remotas de la física cuántica y los multiversos, la vida sigue desarrollándose bajo parámetros comunitarios bien básicos y atávicos. La resistencia y vuelta del nacionalismo o de ideas comunitaristas han pillado a contrapié a los portavoces oficiosos del ser humano cosmopolita, científico, racional e hiperconectado. Cuando creíamos que deberíamos estar devorando ensayos tecnológicos y estudiando ingeniería urbana, seguimos yendo a las procesiones, H. D. Thoreau y otros naturalistas son best-seller y muchos se empeñan en seguir estudiando filosofía, antropología o periodismo. El mundo del libro es un buen exponente del desajuste entre las previsiones de tecnólogos y futuristas y la realidad. Según informó la Asociación de Editores de Reino Unido, la venta de libros electrónicos siguió cayendo este año, mientras que la de los impresos subió un 7%. En Estados Unidos las cifras fueron similares, y dado que este país funciona como anticipador de tendencias globales, cabe pensar que se produzca un comportamiento similar en Europa en los próximos años. Son cifras que levantan polémica entre los defensores del libro electrónico, que discrepan de la forma de cálculo. Pero lo cierto es que, de haberse cumplido sus expectativas, no habría ninguna duda respecto a los datos, aún con la misma metodología. Tampoco aquí –ni siquiera en la prensa, mucho más afectada por la digitalización y las redes– se ha cumplido el axioma reduccionista de


Una de las certezas que deja la resaca de la crisis, con la vuelta de ideologías y discursos que dábamos por superados, es que si había algo inmortal en el ser humano no son sus células, sino sus atavismos y costumbres ancestrales. Es decir, el software de la especie, no el hardware del individuo. Y que líderes políticos, académicos, empresarios y analistas en general, subestimaron durante los felices años del optimismo globalizador lo más básico de la naturaleza humana. Frente a un mundo inasible, frágil, acelerado e incierto gracias, en parte, a esas tecnologías que venían a salvarnos del sufrimiento y el trabajo físico, el ciudadano global no se ha echado en brazos de la ciencia y la tecnología, sino que ha vuelto la mirada hacia atrás, en busca de las viejas certezas. Algunas inocuas o beneficiosas, como el regreso al campo y la naturaleza, y otras potencialmente devastadoras, como el resurgir de los nacionalismos, el integrismo religioso o el uso intensivo de combustibles fósiles. En su libro Innovación y tradición, el historiador de la ciencia británico David Edgerton escribió hace algunos años uno de los matices más interesantes respecto al discurso tecnológico. No criticaba desde el escepticismo, sino que contextualizaba los avances que se nos vendían como revolucionarios. Su conclusión es clara: dependemos mucho más de descubrimientos y avances muy básicos sin oropel o glamur que de los grandes logros científico-técnicos que se nos llevan anunciando durante años. Pedía una mayor dosis de realismo y escepticismo, a riesgo, si no, de generar falsas expectativas. Y en esto último, el tiempo también le ha dado la razón. Como señala Edgerton, con este entusiasmo irreflexivo corremos el riesgo de pasar por alto las tecnologías realmente

revolucionarias para la sociedad de nuestros días. Algunas realmente antiguas como los preservativos, el cemento o el frigorífico. Hay un ilusorio futurismo de la llamada era de la información, como dice el autor, que ha distorsionado la verdadera naturaleza de nuestra relación con la técnica. Algo que también se ve, por ejemplo, en la insistencia desde las élites empresariales y tecnológicas para fomentar la formación en especializaciones científicas en lugar de las humanidades. Una insistencia, por cierto, que no es nueva ni propiamente capitalista, y mucho menos liberal. Ya lo hizo el Che siendo ministro de Industria de Cuba o los dirigentes soviéticos durante varias décadas, con los resultados conocidos. Es en este paralelismo donde se evidencia cuánto tiene también de ingeniería social el discurso del optimismo desaforado con los nuevos avances científico-técnicos.

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lo disruptivo. Frente a A o B, los ciudadanos, la sociedad, insisten en imponer por la vía de los hechos A y B.


CIENCIA

¿El fin del trabajo? No tan rápido

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En la era del algoritmo y el machine learning, dos discursos polarizan el debate. Uno sostiene que los robots nos dejarán sin trabajo, algo que obliga a pensar en salvavidas como la Renta Básica Universal. Otro, que los robots harán los trabajos más penosos y duros, y que para los humanos quedarán los más creativos e interesantes. Para los defensores de esta última opción, se dará otra vez la “destrucción creadora” que teorizó el economista Alois Schumpeter. Se enfrentan así una distopía y una utopía entre las que, ciertamente, hay posiciones más matizadas. Pero partiendo de, o tendiendo a, estos dos polos. ¿Qué nos dicen los datos hasta ahora? El elemento básico comienza por no ser estrictamente tecnológico, sino político y moral: la digitalización ha producido que, de la tarta de la riqueza, cada vez se vaya un trozo mayor a retribuir el capital en detrimento del trabajo. ¿Será porque no hay tantos trabajadores en el proceso productivo? Podría pensarse, pero lo cierto es que la economía tecnológicamente más avanzada, Estados Unidos, tiene la tasa de ocupación en máximos históricos. En cambio, lo que contraintuitivamente sucede es que la productividad no aumenta casi nada. Es una paradoja que los analistas económicos aún no han resuelto.

Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

Por otro lado, dado que leemos cada día que los robots y la inteligencia artificial avanzan exponencialmente, cabe preguntarse qué tipo de empleo se está creando y, sobre todo, cuál se espera que se cree. Según todo lo anterior, se deduciría que predominarán empleos altamente cualificados, creativos, bien remunerados y con prestigio social. El trabajo sucio, para las máquinas. Vayámonos a la economía estadounidense para comprobar si se está cumpliendo la tendencia que sugiere el vaticinio digital optimista. El organismo oficial de estadísticas de EEUU publicó hace no mucho un estudio (Occupations with the most job growth) sobre las proyecciones en el empleo hasta 2026. El objeto del análisis era identificar los trabajos con mayor crecimiento en la economía de la próxima década. Según sus cálculos, los ingenieros y desarrolladores de softwares y aplicaciones no serían los que más crecerán. Estos están en un tercer lugar, por detrás de los trabajadores sanitarios a domicilio y del personal dedicado a los cuidados y asistencia en general. También subirán un 29% los auxiliares clínicos, y un 22,5% las secretarias del sector médico. Y llama la atención, por lo que podría parecer desde fuera un proceso muy mecanizado,

que los trabajadores encargados de procesar comida rápida crecerán un 16,8%. Lo relevante del análisis es que el incremento de número de trabajadores se producirá en los extremos: entre los mejor pagados –analistas de mercado, ingenieros, directores de operaciones, financieros– y los peor pagados –enfermeros, asistentes, camareros y trabajadores domésticos–. El efecto sustitución en el empleo ha funcionado esencialmente en los trabajos propios de la clase media. Un panorama que hace prever una polarización económica, social y política de la que ya hemos empezado a ver algunos efectos en forma de populismos. Esto explica, también, el aumento de la desigualdad y la crisis de la democracia, incapaz de generar el sentido de pertenencia de antaño. El pacto social está herido de muerte, y ante esa asunción tácita, el voto se hace más imprevisible y cabreado. Cada sector, según se encuentre en la parte beneficiada o no de esta tendencia, verá la realidad con gafas optimistas o pesimistas. Pero hay un efecto innegable, y es que las nuevas tecnologías traen, junto a muchísimos efectos beneficiosos, daños colaterales. Unos perjuicios que los más entusiastas del porvenir digital han desechado como cantatas de nostálgicos, perdedores e inadaptados. A su vez, los más críticos sobrevaloran la capacidad de echar el freno a esta dinámica del progreso científico-técnico. No todo es producto de la conspiración del gran capital. La nueva revolución digital nace de un instinto humano primigenio, impulsado por la curiosidad que nos llevó al espacio o nos condujo a explorar los fondos abisales. No hay villanos, y esa es quizá una de las sensaciones más desoladoras cuando aparecen los problemas. El justo medio aristotélico sugiere que no debemos echarnos en brazos de utopías regresivas como el decrecimiento o la vuelta a la tribu. Pero también señala su responsabilidad a la comunidad de entusiastas tecnológicos. Por dos razones esenciales. Porque crearon y aún crean expectativas exageradas respecto de los plazos de los cambios benéficos, y eso genera frustración y desconfianza a medio plazo. Y, segundo, porque se olvidaron y se olvidan con displicencia de los daños colaterales que produce. Que no son pocos. -


LA MITAD DE LAS ESCUELAS EN SIRIA ESTÁN VACÍAS O DESTRUIDAS

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ANALISIS

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PREDECIR, PRELEER, PREOÍR TEXTO:

Óscar Gómez

El cerebro humano tiene la capacidad de anticipar palabras o frases de estructura sencilla antes de que sean pronunciadas por un interlocutor, o antes de leerlas en una publicación. Un estudio científico sobre la forma en la que se produce esa predicción demuestra además su importancia en la fluidez de las conversaciones o en la agilidad lectora.

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“S

abía que ibas a decir eso”. Todos hemos oído esa frase o la hemos pronunciado durante una conversación. Y tiene que ver también con la forma en la que se sincronizan los cerebros de los interlocutores, de la que hablaremos unos párrafos más adelante. De momento, nos ocupamos de la forma en la que nuestro cerebro ocupa espacios en blanco, predice palabras no pronunciadas o no leídas, completando estructuras que le son familiares.

Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

“Voy corto de combustible, así que tengo que parar en…”. Si dejamos la frase en ese punto, la persona que nos escucha completará automáticamente con el complemento “la gasolinera”. E incluso, en algunos casos, creerá haberla oído. Hasta ahora, este fenómeno se había asociado con la capacidad humana de elaborar mentalmente las diferentes frases que escucha o lee. Sin embargo, un estudio del Basque Center on Cognition, Brain and Language demuestra que, mientras las personas leen o escuchan, además de estimular las áreas cerebrales implicadas en la compresión y decodificación de la información, se pone en marcha la red relacionada con la producción del lenguaje. Esta red es un complejo sistema compuesto por diferentes partes del cerebro que se activa cuando un emisor desea elaborar un mensaje. El proceso abarca desde la selección mental de las palabras, los sonidos y los fonemas, hasta la pronunciación. Es decir, mientras escuchamos o leemos, estamos hablando, componiendo mensajes, de alguna manera. El experimento

Para demostrar la implicación de la estructura de producción del lenguaje en ese proceso adivinatorio de

palabras, los científicos desarrollaron un experimento que consistía en hacer leer en una pantalla, palabra por palabra, un total de cien frases a dos grupos de voluntarios mientras que se medía su actividad cerebral. Uno de los grupos tenía que hacerlo mientras pronunciaba una sílaba constantemente, y por tanto dedicando a esa tarea las estructuras cerebrales de producción del lenguaje. El otro grupo, en cambio, solo debía leerlas mientras que chasqueaba la lengua; un ejercicio mecánico. Como consecuencia, los voluntarios de este último grupo, con el sistema de producción de lenguaje libre, adivinaron un mayor número de palabras. El estudio del BCBL conecta con otro de los realizados por esta institución científica vasca, y en el que consiguió demostrar que se produce una sincronización de las ondas cerebrales de dos personas que mantienen una conversación, hasta el punto de poder distinguir cuando están hablando sin verles ni oírles, simplemente cotejando sus electroencefalogramas en los que se recogen los impulsos eléctricos de sus cerebros. Los neurocientíficos estudian ahora también si esa sincronía neuronal se produce también cuando dos personas hablan idiomas distintos, que no entienden, lo que explicaría cómo somos capaces de entendernos en un contexto en el que no manejamos los mismos códigos lingüísticos. A todos nos ha pasado durante un viaje exótico, ¿no? Esa comunión cerebral de la que hablan los investigadores podría ser la clave de muchos aspectos que tienen que ver con las relaciones interpersonales, en la medida en la que los impulsos eléctricos se adecúan a los estímulos auditivos,


en ciudades que nos son desconocidas y sin utilizar la tecnología digital, entre otras cosas para hacer la experiencia mucho más enriquecedora y divertida.

Un santuario para el cerebro

Un viaje al futuro

El centro vasco BCBL es uno de los iconos globales de la investigación en la actividad cerebral durante los procesos relacionados con el lenguaje, pero también en relación con otros muchos aspectos cognitivos. Buscando siempre un enfoque atractivo para la sociedad, desde el punto de vista divulgativo, los científicos que trabajan con programas del centro han desarrollado en los últimos años investigaciones curiosas y prácticas, como la que asegura que, aunque hablemos varios idiomas, siempre recurriremos a aquella en la que aprendimos a calcular para hacer operaciones matemáticas. O ese otro estudio que indica que el cerebro registra una actividad más destacada en su parte frontal cuando tiene que procesar un oxímoron como silencio atronador, al contener dos expresiones de significado opuesto. La utilidad de los videojuegos de acción para combatir la dislexia en los niños o para mejorar la movilidad física después de un ictus; la mayor riqueza de vocabulario en castellano entre los hispanohablantes ancianos que en los adolescentes (algo que nos puede resultar bastante obvio, por cierto, simplemente con darnos una vuelta por los pasillos de un instituto), o las distintas redes neuronales que se activan en función de si hablamos una lengua transparente (se pronuncia como se escribe) u opaca (se pronuncia de una manera distinta) son otros de los tenores de las investigaciones del BCBL. Y también han sido objeto los trabajos nacidos de este centro de pequeñas guías de consejos prácticos para aprender idiomas o para orientarnos

El estudio sobre la anticipación del lenguaje tendrá una aplicación práctica en el diseño de mecanismos efectivos para trabajar con afecciones del habla, por ejemplo, teniendo en cuenta que la producción y la comprensión no pueden tratarse como compartimentos aislados, sino como distintas parte de un sistema global. Pero además abre otras puertas a una teoría defendida por una numerosa corriente de la neurociencia: que toda nuestra vida está basada en la predicción, en la anticipación de los estímulos que vamos a percibir a través de los sentidos, un instante antes de percibirlos. En cierto sentido, todos tenemos la capacidad de sentir el futuro, aunque sea a un muy corto plazo de milisegundos. -

Un podcast: Mejor vete de Univisión.

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ajustando el ritmo a lo que escucha por parte de la persona que habla.


HISPATALENTOS

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EL ÁRBOL DE LA MÚSICA TEXTO:

CREATIVOS

Óscar Gómez Francisco Gómez Pinteño

FOTOGRAFÍA:

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La danza, el cine o la música independiente son los territorios que ha explorado el compositor sevillano Miguel Marín. De talento reconocido en todo el mundo, será difícilmente reconocido (ni reconocible) por las calles de la ciudad en la que vive. No le veremos haciéndose selfies con fans que le aborden por la calle Sierpes, aunque sus composiciones hayan puesto banda sonora a piezas de danza y a producciones audiovisuales en todo el planeta.

H

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ay ocasiones, tan escasas como recomendables, en las que la música tiene la capacidad de construir atmósferas tan densas que no dejan escapar ni uno solo de los pensamientos de quienes la escuchan. A cada intento de huida, una nota (o incluso un silencio a contratiempo) bloquea la salida de la imaginación, para que se quede encerrada entre las melodías y los ritmos. Se llama música. O mejor, Música, con mayúsculas, en la medida en la que tiene detrás un conocimiento, una honestidad y un trabajo que la elevan a esa condición de nombre propio. La Música de Miguel Marín, tres emes mayúsculas en el mismo sujeto, es así: atrapa, concentra a la mente en una única actividad, que es la de escucharla si se dedica a ello todo el flujo mental. Porque no siempre es eso lo que pretende el compositor. Hay muchas músicas en las composiciones de Marín. El salto definitivo de la carrera de Marín llegó con su pertenencia a la banda de ambient pop británica Piano Magic, durante su estancia en el Reino Unido. Con esta formación icónica del indie llegó a grabar tres discos, así como la banda sonora de la película de Bigas Luna Son de mar.

Constructor de paisajes

La capacidad de construcción de atmósferas musicales sonoras, como si se tratara del arquitecto que dibuja las

líneas que después levanta y materializa con las percusiones y bases electrónicas, es el perfil más reconocible del artista andaluz. Y también su voz, personal y que siempre lleva en la primera escucha a pensar que no es, realmente, la primera. La causa de esa confusión mental es el parecido del timbre y el tono con el de David Bowie, una circunstancia que divierte al compositor, en la medida en la que la anécdota se reproduce con frecuencia. La aventura de Marín en la cuna del pop llegó hasta 2015, cuando Piano Magic estaba viviendo los estertores del éxito de la formación, y decidió regresar a su tierra natal para dedicarse a otros proyectos, como la formación de la banda Montgomery con la que publicó el disco It’s happening. En el tema que abre el trabajo, You know that kind of girl, la personalidad vocal de Marín (y por cierto, el sorprendente parecido con Bowie antes referido) se ponen de manifiesto. El álbum, con continuas referencias femeninas y con la presencia de dos mujeres en las filas de la banda, cuenta con “influencias provenientes de la electrónica más experimental y de baile, el pop-rock o la música negra orleanniana”, según la propia definición de sus integrantes. Son las fuentes de las que bebe Miguel Marín, que ha alcanzado la madurez profesional (hace mucho que alcanzó la artística) como para decidir los proyectos en los que quiere trabajar. Con su místico alias en la guerra de la música, que no es


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otro que el de Árbol, persigue proyectos que integren performance con piezas de danza para ponerles el contexto sonoro, y también busca escenarios, el contacto con el público. El olor de la sangre, diría Springsteen. Y experimentación, como las piezas en las que ha incorporado ritmos y sonidos producidos por objetos domésticos convertidos en instrumentos de urgencia creativa. Melodías de oriente

Marín es un músico de espacios. De crear espacios con su música, pero también de acompañarlos, de redefinirlos con la incorporación de sus composiciones, como hizo con el Pabellón de España en la Expo de Shangái, en 2010. Fue el sevillano el encargado de crear la ambientación sonora de un proyecto en el que también participaba Bigas Luna como conceptualizador de uno de los espacios del simbólico edificio.

de Árbol para piezas de danza contemporánea pero también, por ejemplo, para las ambientaciones de creaciones audiovisuales comerciales de marcas de moda o perfumería, para las que también ha trabajado. No en vano, la creatividad de Miguel Marín guarda similitud con el arte de vender: identificar una necesidad o crearla, y luego atenderla, llenarla, en este caso con música. Y la forma en la que está más presente es en los montajes de danza contemporánea en los que trabaja de la mano de distintas compañías nacionales e internacionales. Llenando espacios de emociones complementarias. Bloqueando cada lugar por el que la mente trata de evadirse con un arreglo, con una nota que dibuja fronteras en el ambiente. (Ocurre en ocasiones, que la música tiene la capacidad de construir atmósferas tan densas que no dejan escapar ni uno solo de los pensamientos de quienes la escuchan). -

Asia se ha empeñado en forjar vínculos con el músico sevillano a lo largo de su trayectoria. Poco menos que una casualidad fue lo que le hizo empezar a trabajar con compañías de danza de la India, que constantemente le requieren para viajar por los cinco continentes. Y esos viajes, esos trabajos, han influido también en las creaciones de Marín, que dice de sí mismo que es un músico español que no suena a España, porque suena a muchos lugares diferentes del planeta. Esas referencias están en los trabajos Un cómic: La aventura de la Primera Vuelta al Mundo.


HISPATALENTOS

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REBELIÓN TECNOLÓGICA EN EL CAMPO

I+D

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TEXTO:

Laura Montes

Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

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Algo está cambiando en el campo. Tractores automatizados, sistemas de última generación para controlar los cultivos, plataformas virtuales de gestión, cámaras térmicas y multiespectrales para la creación de mapas de precisión... La agricultura se suma a la transformación digital y lo hace de la mano del GPS, drones o pantallas táctiles que buscan modernizar un sector aparentemente tradicional, o eso creíamos.

U

n tractor labra las tierras de una finca agrícola con total precisión. Lo hace de forma automática y no se desvía ni un milímetro de su línea de trabajo. En el interior de la cabina, el conductor se limita a supervisar la tarea del vehículo, que ha sido previamente configurado para llevar una conducción completamente autónoma. El vehículo sigue una serie de pautas monitorizadas desde una tablet que ha sido instalada en su dirección para reducir al máximo el margen de error y aumentar la rentabilidad de la producción. Antes, el sólo roce del volante por parte del agricultor podía provocar un error de cincuenta centímetros o hasta un metro. Ahora, el margen no llega a los dos centímetros y medio. Es casi inexistente. Al mismo tiempo, en una plataforma virtual se están almacenando los movimientos, velocidades y horas de trabajo del vehículo en una base de datos que servirá al agricultor para conocer al detalle cómo evoluciona la cosecha y cuál es el rendimiento de su maquinaria, entre otras muchísimas funciones. Es la nueva agricultura 4.0, una auténtica revolución del campo que viene de la mano de la tecnología y la innovación para rentabilizar costes, ahorrar gastos y modernizar un sector eminentemente tradicional. O eso, al menos, es lo que parecía porque la realidad es otra bien distinta. Los drones sobrevuelan entre las plantaciones, hay sensores instalados y los vehículos llevan incorporadas pantallas que monitorizan la conducción. Y es que, la tecnología, la digitalización de los usos y el Big Data han llegado al campo de forma sigilosa para iniciar una auténtica

revolución desde dentro que está marcando un antes y un después en la agricultura. De ello se encargan ya empresas andaluzas lideradas por ingenieros técnicos agrícolas e ingenieros agrónomos que están aplicando el conocimiento y la innovación para mejorar las tareas agrarias. “Hace quince o veinte años era impensable que se pudieran realizar labores automatizadas en el campo y con la precisión que podemos hoy”. Quien habla es Salvador Correa, el gerente de Soluciones Agrícolas de Precisión Agrosap, una empresa de base tecnológica cien por cien andaluza, creada hace una década en Córdoba y con sede también desde hace unos años en Sevilla, que trabaja a diario en la creación y desarrollo de aplicaciones tecnológicas para agilizar y mejorar el medio agrario. Son pioneros en la creación de una plataforma virtual llamada Agroplanning, una aplicación web diseñada expresamente por ellos para el seguimiento, análisis y optimización de flotas agrícolas, así como también para la planificación de tareas y la visualización y manejo de sensores climáticos. La herramienta se adapta a las necesidades de cada agricultor y permite, entre otras funciones, la monitorización de la maquinaria agrícola y del cultivo de la explotación. Esto supone el control a distancia de todo lo que ocurre en el campo. “Un empresario agrícola, desde su casa, puede ver a través de un dispositivo móvil qué está pasando en su finca en cada momento, visualizar todo su listado de vehículos, un mapa donde localizarlos a tiempo real y ver qué están haciendo, a qué velocidad van, las horas que llevan


Drones y sensores

La aplicación del I+D al medio agrario va más a allá. Esta pyme trabaja ampliamente en el desarrollo de la llamada agricultura de precisión, ofreciendo una interpretación exhaustiva de la cosecha a través de mapas de rendimiento y del estado del cultivo. Es aquí, precisamente, donde tienen un papel aún más destacado tecnologías como los sistemas GPS, drones, sensores o tabletas que, lejos de lo que pudiera parecer, se adaptan a la perfección al entorno rural. Estos ingenieros se ayudan de todas estas herramientas para crear una serie de mapas de variabilidad del cultivo que permite, por ejemplo, saber qué porcentaje de abono exacto debemos aplicar a cada zona del cultivo. “Tradicionalmente, se echaba la misma cantidad del producto en todos los sitios de la finca cuando, quizás, no se necesitaba. Ahora, con estos mapas, podemos saber el abono que pide la tierra en función de los datos que hemos obtenido anteriormente”, explica el responsable de Agrosap. Para ello, se sirven del GPS, de una flota de drones equipados con cámaras térmicas

y multiespectrales e incluso hacen uso de las imágenes del satélite que están disponibles. Pero hay más. Los drones también se utilizan para detectar enfermedades, plagas o déficits hídricos, entre otras muchas aplicaciones. “La gente no se imagina la tecnificación que tiene a día de hoy la agricultura, es un pilar fundamental de la economía que, quizás, ha sido el que ha soportado mejor la crisis que hemos sufrido”, asegura Salvador Correa. Bien lo saben, desde luego, en el seno de esta pyme que nació justo con el estallido de la burbuja inmobiliaria y que, pese a ello, ha sabido buscarse un hueco en el sector agrario ofreciendo servicios innovadores a los agricultores. Sus orígenes están en la Universidad de Córdoba donde nació como una spin-off de la mano del catedrático e investigador Juan Agüera y del profesor de la Hispalense, Manuel Pérez Ruiz. En la actualidad, este equipo de ingenieros, que lleva en su ADN la transferencia tecnológica, continúa vinculado al mundo de la investigación y participa en numerosos proyectos de I+D que buscan mejorar y economizar la tarea agraria. En este nuevo curso que arranca, de hecho, participan como empresa colaboradora en el nuevo Máster en Agricultura Digital e Innovación Agroalimentaria que pone en marcha la Universidad de Sevilla. La tecnología avanza de forma imparable y los agricultores lo saben. El nuevo reto ahora es completar la digitalización agrícola y continuar implantando una silenciosa pero arrolladora rebelión tecnológica en pleno campo. Una canción: El abuelo Frederick de Los Delinqüentes.

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en funcionamiento y los informes de rendimiento”, detalla Correa sobre esta herramienta de desarrollo propio que ya utilizan agricultores de toda la Península Ibérica, muchos de ellos con maquinarias desplazadas en países como Chile o Argelia. La plataforma permite también crear alarmas ante situaciones inesperadas, avisos para el buen uso y el mantenimiento preventivo de la flota e incluso servir como mecanismo antirrobo.


HISPATALENTOS

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RISOGRAFÍA. LA PRECISIÓN DE LO IMPERFECTO TEXTO:

EMPRESAS

Fátima Ramírez

Número 15 :

SEPTIEMBRE- OCTUBRE

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En el barrio de la Macarena, en el taller de impresión Último Mono, se encuentra la única máquina de risografía del sur de España. Una técnica de impresión que tiene la capacidad de conjugar la imperfección que hace única a la artesanía con la precisión de la tecnología japonesa. Ecológica, original y económica, capaz de crear colores imposibles, la Riso abre un abanico de imágenes únicas que Andrés Simarro y Alberto Canales se han propuesto descubrirle al mundo.

F

ue al ver una postal en blanco y negro en una librería de Londres cuando a Andrés y Alberto se les iluminaron los ojos y vieron con claridad las bondades de la risografía. Una técnica de impresión imperfecta, casi rudimentaria, que ofrece tonalidades únicas, de colores luminosos sobre papel reciclado. Hicieron las cuentas en su cuaderno repleto de columnas de ingresos y gastos y compraron una máquina Riso en el año 2016. Hoy, casi tres años después, siguen siendo los únicos capaces de hacer funcionar a esta máquina que, a primera vista, se asemeja bastante a una fotocopiadora. Y es que ese era el objetivo que la empresa japonesa Riso tenía cuando creó esta técnica en los años 70, crear una “máquina de batalla” para meterse de lleno en las oficinas de medio mundo ofreciendo un producto rápido y económico, perfecto para tiradas medias de entre 50 y 10.000 copias. Lo que no se esperaron nunca los japoneses es que en pleno apagón analógico su máquina de rodillos fuese salvada del desguace por ilustradores y diseñadores gráficos.

La técnica

La risografía tiene algo de fotocopia y otro tanto de serigrafía. Hay por ahí algún cursi que dice que es la hija de ambas técnicas, pero en Último Mono defienden que la Riso tiene nombre y características propias. “Es una máquina de impresión por plantilla o Stencil printer”, heredera de las rudimentarias multicopistas. La esencia de su sistema es básicamente la misma: una plantilla impregnada en tinta sujeta a un rodillo que pinta el papel. Claro que aquí la impresión se complica bastante.

La Riso trabaja a partir de una imagen digital: es importante saber ajustar la intensidad de color de ese archivo digital para que el resultado sea lo más fiel posible al original, “es cuestión de afinar”, asegura Andrés. Con un cabezal térmico la máquina perfora, casi de manera microscópica, un papel plastificado por una cara; estos pequeños agujeritos serán los que permitan el paso de la tinta. Así se crea el máster, una plantilla que es la clave del éxito de esta técnica de impresión. “A lo mejor la gente cree que esto es darle al botón y te vas a tomar café. He llegado a crear el máster hasta cinco veces para dar con el tono exacto. Tienes que estar bastante presente y activo en el proceso, controlarlo bien”. La plantilla se fija al tambor o stencil y, a partir de su giro, se crea la imagen. Pero aquí radica otra complicación: cada tambor es de un único color, por lo que hay que crear tantos máster como colores precise la impresión, y hay que disponer de tantos tambores como colores necesitemos, algo que no siempre es posible porque la gama de tintas es limitada. Que no cunda el pánico, los japoneses han pensado en todo y las tintas que se emplean en risografía son de colores planos, muy intensos pero transparentes, permitiendo “extraer todos los grises entre el 100 y el 0 que es el blanco”. “Aunque el dibujo sea a una tinta, resulta rico en cuanto a tonos”. El secreto está, como siempre, en la masa. La risografía emplea tintas oleosas elaboradas a base de soja (ya os dije que era japonés), que permiten la superposición de colores generando tonos nuevos. Además ofrece colores flúor y dorados, muy difíciles de lograr con otras técnicas.


Parte del encanto de esta técnica es su imprecisión, ya que ofrece un aspecto como “hecho a mano” gracias a la disparidad de las tintas que provocan, a veces, bordes imprecisos y zonas algo más pigmentadas. El resultado tiene “un encanto especial porque el registro no queda perfecto”. “Nosotros nos esmeramos bastante en que las imperfecciones sean las mínimas por respetar el trabajo de arte o de diseño pero, es verdad, que esa frescura la tiene la técnica”. Beneficios

Una de las grandes ventajas de esta técnica de impresión es su respeto al medio ambiente. En su diseño se “esmeraron para que fuera muy ecológica” porque “los recursos, emisiones y residuos son mínimos”. A diferencia de una impresora láser que usa calor, o de la serigrafía que necesita agua, la Riso “es una técnica austera”, ya que trabaja en frío y el único desperdicio que genera es el papel perforado del máster.

el arte o el diseño gráfico, fue gestada “como una impresora más, pensada para las oficinas”. Poco a poco diseñadores, artistas plásticos e ilustradores van apostando por esta técnica que ofrece impresiones únicas. Mucha culpa de ello tiene Último Mono, porque Andrés y Alberto están empeñados en mostrar cómo es, cómo funciona y qué se puede sacar de ella. “Hemos dado cursos y charlas, ahora vamos a Málaga a un festival de cultura urbana”. “Ya no es solo por una cuestión de negocio, nos gusta tanto y creemos que tiene tantas posibilidades que nos mola compartirlo y que la gente vea lo que es”. Sobre la mesa tienen cubiertas para unos discos de vinilo, fanzines, carteles y publicaciones con el sello Último Mono Ediciones. “Es un producto de más calidad. Es algo más elaborado de lo que sería una impresión normal”. En Sevilla, “el diseño cada vez está más presente y más cuidado”. Por cierto, por si alguien se lo pregunta, hoy la postal londinense sigue bien custodiada en un cajón de su taller de la calle Aniceto Sáenz. -

Al necesitar menos energía, la Riso es bastante más económica que otras técnicas, “cuesta menos de la mitad porque es una máquina con consumibles relativamente baratos, no gasta mucha tinta”. Y es que la risografía nunca estuvo pensada para Un disco: The end the Maiden Trip de The Sundays Drivers.

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Si importante es la tinta, importante es también el papel. En Último Mono emplean papel reciclado de 250 gramos de grosor como máximo. “Debe ser lo más poroso posible para que soporte bien la tinta al aceite, por lo que no es conveniente utilizar papeles estucados o satinados.”


REPORTAJE

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FILMAR LA FIESTA. MIRADAS AL RITUAL FLAMENCO -

Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

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TEXTO: Cristina

Cruces Roldán

Traducir con éxito para la pantalla la emoción, el sentido comunitario o la experiencia compartida del flamenco en acto, ha sido una búsqueda incesante desde que, en 1905, la directora francesa Alice Guy recogiera para Gaumont bailes gitanos por alegrías y tangos en las calles de Granada. El siglo XX se moteó de todo tipo de apuestas fílmicas sobre la fiesta, en tono de artificio o con pretensiones etnográficas, a modo de reconstrucción documental o como propuestas de ficción, entre las que maduraron frutos insólitos —casi siempre en el entorno del bronce— como los fondos sacromontinos de María de la O (1936), los encadenamientos ambientales de barrios, azoteas, puertos, plazas y miradores de Duende y Misterio del Flamenco (1952), o las historias cruzadas de música y pasiones de Los Tarantos (1963). Desde los años setenta, cine y televisión nutrieron producciones hoy indispensables como Rito y Geografía del Cante, un proyecto “de campo” emitido entre 1971 y 1973 que permitió, con la belleza granulosa de su blanco y negro, conocer o reconocer barrios, familias, músicas, juegos, tradición y modernidad del flamenco cercano a los años de la Transición. El Ángel, de Ricardo Pachón (1984), o Caminos flamencos (1988) rastrearon una década después los territorios gitanos de la Baja Andalucía a la búsqueda de las esencias jondas.

U

na prueba de la universalidad del lenguaje flamenco, con detalles de ficción social, fue la gran acogida internacional de la trilogía de Carlos Saura Bodas de sangre (1981), Carmen (1983) y El amor brujo (1986). Con Sevillanas (1992) y Flamenco (1995), el director dio vida a un nuevo género musical que tendría continuidad años más tarde en Flamenco, Flamenco (2010). Nuevas producciones de inspiración jonda inundaron el final de siglo con cintas convencionales o proyectos independientes, en forma de documental, corto o largometraje, y presentaron el ritual flamenco desde una multiplicidad de miradas cinematográficas cuya estela perdura en el siglo XXI. Inés, ma soeur (1996), La leyenda del tiempo (2006), El cante bueno, duele (2010), Los sabios de la tribu (2013), Triana pura y pura (2013) o Alalá (2015) son algunos ejemplos recientes. Pero filmar la fiesta no es tarea fácil. ¿Cómo convertir una sucesión vertiginosa de fotogramas en un testimonio vivo del ritual flamenco? ¿De qué modo superponer a las técnicas cinematográficas el alma que envuelve la música y la danza en una ilusión de pertenencia social? Separadas por una década, la serie El Ángel (1984) y la película Flamenco (1995) pueden funcionar como estudios de caso, destinados respectivamente a televisión y cine, sobre algunas de estrategias fílmicas para “contar” el flamenco. Siéntense frente a ellas y asistan con nosotros a dos secuencias que trasladan al espectador, cada una con su propio lenguaje, una fiesta flamenca: la reunión-homenaje a Diego del Gastor del capítulo Las fronteras del flamenco, y el número de fiesta por bulerías de Jerez que abre el largometraje.


El Ángel es una serie documental dividida en seis capítulos, que testimonia las formas gitanas a través del recorrido por diferentes emplazamientos andaluces. Flamenco es una magna producción comercial. Una película concebida ajena al tiempo y al espacio, donde contextos y significados culturales se advierten sólo en algunos de sus números: las bulerías de Jerez, la zambomba, el fandango, el concierto final de “nuevo flamenco”... Las dos secuencias escogidas aspiran a ser relatos verosímiles que reflejen el flamenco privado, e incorporan una mirada subjetiva. Pero la serie y el largometraje que las contienen emplean procedimientos distintos: El Ángel busca la carga profunda “de raíz” vivencia-realidad; Flamenco aspira a la epidermis de la belleza artística y estética. El Ángel responde a una función “testigo” del documental sobre lugares y ocasiones “reales”, de difícil acceso. Introduce un cierto story line y una ordenación temporal, pero su vocación no es narrativa, sino la de un docudrama orientado a la programación cultural, esto es, alejada de las grandes audiencias televisivas. Su eje vertebrador es la autenticidad flamenca georreferenciada, viva, el paisaje humanizado y las costumbres de los gitanos de Morón, Triana, Lebrija o incluso los pisos del Polígono Sur, con planos generales de paisajes y espacios privados: patios, tabernas, casas de campo… En la secuencia de Morón, creemos estar en una fiesta porque el viaje nos ha conducido allí: un local decorado con elementos típicos y otros funcionales, y unos actores que los socializan. El espacio potencia el sentido de privacidad, intimidad, contacto y cercanía, que se representan como claves de la fiesta. Su director Ricardo Pachón, que compartía una sincera red afectiva con los protagonistas de la secuencia, ocupa el

papel de cronista-narrador, y el acontecimiento festero se reconstruye con sujetos auténticos, incluso si los detalles de microfonía o indumentaria artística delatan una preparación previa. Flamenco, por el contrario, trata de acercar al espectador al ritual por la vía de la técnica y la pura emoción. El cuidado tratamiento de los encuadres, la fotografía, la práctica inexistencia de narración y la distribución de los tiempos contribuyen a otorgar mayor profundidad y peso visual a las secuencias, que se nos aparecen así como auténticas por la depuración de su forma. Cada número es ajeno y yuxtapuesto al anterior, exclusivo, y el relato construido es fragmentario, abierto. La película carece de espacio narrativo real: toda ella se desenvuelve en el medio representado anónimo de la Plaza de Armas de Sevilla, un “no lugar” acondicionado con fondos neutros, formas limpias, líneas rectas, colores planos, simplicidad de paneles y espejos. Flamenco busca la abstracción, “limpiar” el espacio para hacer resaltar, sin asperezas, la forma. El plano general de presentación de nuestra fiesta por bulerías expresa esa motivación, con dos cuerpos horizontales: una alineación inferior de 19 sillas, combinando el blanco puro y el color rojizo, cálido, y uno superior de cristales de colores. A pesar de estas diferencias, la estructura espacial contribuye a la idea de integración en ambos relatos. La disposición sistémica del grupo busca la negación del escenario, aspira a la ilusión coreica de la fiesta. Ilusión porque la exigencia de orientación dominante ante las cámaras obliga a recomponer el coro de manera imperfecta; se optará por el semicírculo,

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Fotogramas de El Ángel de Ricardo Pachón (1984). Capítulo Las fronteras del flamenco.


REPORTAJE

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más abierto en Flamenco, más cerrado en El Ángel. En la secuencia jerezana, los actores se disponen en dos niveles, de pie detrás y sentados delante, y así permanecen estáticos, sin mirarse, sin relacionarse. La formación de los actores en El Ángel es más cerrada, y las estrategias de cámara simulan el carácter autocentrado y denso de las reuniones flamencas: juegos de zoom, planos de espalda, encuadres incompletos, sombras, solapamientos... El clavijero de la guitarra de Paco del Gastor tapa el rostro de Fernanda; el mástil de la guitarra de Camarón se esconde tras su perfil; Andorrano escucha las falsetas mirando hacia dentro. Los figurantes se mueven por el fondo, contemplan las acciones o se relacionan entre sí; comen, fuman, hablan. La estructura espacial se modifica en cada escena. Cantes, toques y bailes buscan, en ambas filmaciones, una equivalencia realista. Se ensartan así la salida de la guitarra, la micropieza de baile o cante, la vuelta a la rueda de acordes, el cante de copla suelta y el “baile corto” como modalidad festera natural. Las dos son discursos cerrados, subdivididos en unidades contenedoras, pero administran el tiempo interno de forma distinta. La secuencia bulearera de Flamenco, de apenas once minutos, no responde a la estructura real de la fiesta, sino a elementos mínimos de ésta: cante de salida, patá de baile para una estrofa suelta, y pieza final en grupo. Cada intérprete de las cuatro parejas de cantaor/a – bailaor/a ocupa un tiempo idéntico, mínimo respecto a su duración natural, un único espacio, un solo papel no intercambiable. La reunión flamenca de Morón se construye, en cambio, como una larga secuencia dramática de casi 40 minutos, precedida de una presentación con planos cortos. Sus cuatro escenas

cinematográficas se sitúan en unas mismas coordenadas de espacio-tiempo, y los cambios de ritmo, actores, encuadres y dinámicas no rompen el efecto ambiental, la clave cultural. En El Ángel existen la sucesión, la anterioridad y la posterioridad; suceden unas cosas porque lo hacen otras. La acronía, la silepsis, son en cambio la clave de Flamenco, un documento “abierto” en un tiempo detenido. Rígido, pero también limpio. No existen relaciones, ni causalidades, ni temporalidad: cantes y bailes se nos muestran como fugaces, aunque esencialmente perdurables. ¿Son actores los protagonistas, o impostan un papel? Sencillamente, son flamencos. No desempeñan un rol: lo encarnan. Reproducen relaciones escudadas en el parentesco, la vecindad o la etnicidad; cantan, bailan o tocan individualmente, pero el conjunto rezuma colectividad. Las relaciones horizontales y no anónimas son la ficción dominante en el relato: mujeres y hombres se saludan, charlan, comen juntos. Después de un portentoso contrapicado medio en la salida de Flamenco, la Paquera de Jerez reclama a Dieguito de la Margara, le canta y lo arropa con su brazo. La cámara juega con planos secundarios antes de la entrada al cante de Fernando de la Morena, de las letras del Barullo y el Torta, con detalles de los rostros del grupo que muestran aprobación, alegría, participación, convivencia, con acciones que se diseccionan (incluso si no hubo ensayo previo) como un preparado y cuidado simulacro de gran belleza plástica. La pauta de El Ángel, en cambio, es la imprevisibilidad de las respuestas, la tensión psicológica, la incapacidad de preestablecer recorridos o tiempos fijos. La cámara “está dentro”, se detiene en planos secundarios,


en efectos desapercibidos, en una botella, un cigarrillo de perfil, en planos cruzados de jaleos o abrazos… Sucesos naturales no buscados que recuerdan afinidades personales, signos comunicativos compartidos y un lenguaje musical, verbal y gestual común. La música convive con la charla y el comensalismo, la conversación o las risas. Pero la verosimilitud es solo un efecto. Ambas secuencias están montadas. En El Ángel, se suceden una escena inicial, dionisiaca, con el baile corto de dos cantaores (Andorrano y Paco Valdepeñas) que trasladan al espectador envolventes efectos con vueltas, giros, saltos, llamadas y marcajes, expansión y recogimiento, efectos irregulares y entrecortados, y una segunda escena, pa escuchá, que modifica el ritmo escénico con una sucesión bulerías conmovedoras y el rajo de la voz de la Fernanda. La tercera concentra planos muy sostenidos de Camarón de la Isla, con una tensión creciente para el baile de Carmelilla Montoya, que se entrega al cante obviando el enfoque frontal de cámara. Antes de la apoteosis final, después de los bailes de Changuito e Isidro Vargas, y con el concurso de las guitarras de Rafael y Raimundo Amador, canta Aurora Vargas a Pepe Ríos, Paco de Gastor y otros intérpretes, que salen y entran hacia el foco central, sirviéndose de tiempos, direcciones y formas cambiantes. Los picados de cámara refuerzan la idea de unidad, el contrapicado vigoriza el de participación, el travelling da continuidad la escena, los planos incompletos sumergen al espectador en sensaciones de imprevisión y libertad.Esa llamada a la espontaneidad sazona el final de ambas secuencias. En Flamenco, la “fuga” por bulerías se somete a la mímesis de marcajes y llamadas de Diego de la Margara, Manuela Núñez,

Sebastiana Romero y el Mono. No bailan al cante: se alinean frontalmente respecto al público imaginario de la pantalla de cine. En El Ángel, la última bulería conduce a un final caótico en el que diversos flamencos emergen de puntos distintos de la reunión, formando parejas y grupos circulares. El enfoque nos devuelve sombras y planos cortados, los puntos de interés rotan, las direcciones fluyen y escapan a las convenciones cinematográficas, obligando a la cámara a “meterse dentro” dando lugar a segundos de caos, desequilibrios y desajustes de composición. Son los dos momentos que simbolizan la condición liberadora y a la vez comunitarista del flamenco, y la salida final en grupo fuera de plano nos anuncia el final de la fiesta, un rito construido en nuestras dos secuencias desde estéticas, formas de mirar y universos fílmicos impagables. Marídenlas con la revista. -

Un libro: Con la noche a cuestas de Manuel Ferrand.

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Fotogramas de Flamenco de Carlos Saura (1995). Fiesta por bulerías.


ARTE

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RAFAEL LAUREANO Entre Venecia y Sevilla TEXTO:

Javier Gotor

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a humildad de la persona combina con la grandiosidad de su obra equilibrando de manera inusual a este sevillano que no rompe tópicos, sino que los reconstruye utilizando las reminiscencias del arte clásico y la vanguardia contemporánea. Artista inteligente que sabe mamar de la loba que más y mejor leche tiene, fue uno de los pintores becados por la multidisciplinar Fundación Antonio Gala. Un Gala arrugado que lo mira con curiosidad desde la pared de su estudio mientras prepara otra reinterpretación de un tópico primaveral: el lunar. Su lado italiano le viene en el nombre: Raffaello Laureano.

¿La etapa en la Fundación Antonio Gala supuso una revolución?

Sí, porque ten en cuenta que me aprueban la solicitud el último año de la carrera. Antes de entrar me debía a los trabajos académicos y, aunque tenía obra propia, en Córdoba es donde comienzo a desarrollarme. Durante veinticuatro horas al día estaba pintando y elaborando el proyecto pictórico propio. Esa vomitera artística del estudiante recién salido de Bellas Artes, en la que quieres hacer realmente lo que te da la gana, la tuve en la Fundación. Hay un salto entre lo que hacía allí y lo que hago ahora, pero sin esa experiencia no sé qué hubiera sido de mí.

Número 15:

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Escritores, pintores, escultores, músicos… Muchas disciplinas artísticas juntas y países de todo el mundo. ¿Cómo se digiere todo eso?

Fue una experiencia muy enriquecedora. Sobre todo, me di cuenta de que los procesos creativos, las dificultades, de todas las disciplinas artísticas son iguales. Durante la fecundación cruzada nos reuníamos y planteábamos nuestros problemas, dudas y avances en cuanto a los proyectos. Rubén Jordán, músico de mi promoción, me decía “Pintas de la misma manera que yo compongo: pintas una base y vas incorporando capas, aunque en ocasiones dejas esa primera base al igual que yo que voy componiendo una base musical y a partir de ahí añado melodías”. ¿Eras de los niños que pintaban dientes picados a los famosos en las revistas?

No. Yo era de los que hacía pasitos y pintaba sobre las estampas de las imágenes de Semana Santa, las carátulas de las películas de Disney… En el colegio pensaba que no sabía dibujar porque mis compañeros pintaban narices rojas planas cuando yo dejaba huecos sin colorear y mezclaba tonos. Al

tiempo me di cuenta de que intentaba dar textura y brillo a esa nariz de payaso. ¿Tus padres no te dijeron aquello de escoge algo que tenga salida?

Mi padre solo me dijo: “La única herencia que te voy a dejar es la de que seas lo que tú quieras y te apoyaré hasta el final.” ¿Don o talento?

Para desarrollarte en una disciplina artística necesitas tres cosas: trabajo, trabajo y trabajo. Ninguna obra mía es fruto de una inspiración divina, sino de echarle horas, leer mucho. ¿Cómo vive un figurativo en un mundo de abstracciones artísticas?

Dentro de las artes plásticas contemporáneas en Sevilla hay dos ramas: los que pintan carteles y los que hacen arte contemporáneo, y no comulgo con esa tendencia separatista. Por ejemplo, me gusta mucho la Semana Santa y creo que se pueden añadir determinados elementos contemporáneos a la cartelería cofrade. ¿Por qué no hacerlo? Al fin y al cabo el arte es una forma de comunicación y ese canal es muy potente. ¿Cómo llegas a hacer tu primer cartel?

Empecé aquí en Benacazón y pronto me encargaron el cartel de las Glorias de Sevilla. Que por cierto me costó un disgusto con la fundación Antonio Gala porque no querían que aceptase ningún encargo externo. Lo hice medio a escondidas y durante los fines de semana. Llamó mucho la atención al ser horizontal y estar cortado. ¿Se hacen buenos carteles?

Si hablamos de los de la Semana Santa, hay que todo. Hay de todo. Cuando doy los workshops sobre cartelería, siempre digo que hay dos tipos de carteles: los tipo ensalada que siempre


¿Mediocridad?

¿Cómo es el proceso creativo de Rafael Laureano?

Empiezo leyendo mucho sobre lo que se me encarga y analizo justo lo que no quiero hacer. Desde que empiezo hasta que acabo la obra sufre evoluciones y no se parece en nada a lo que contemplé. Soy más lento de concepción que de ejecución. También dedico mucho tiempo al montaje y enmarcado de la obra.

Hay cosas buenas y otras muy, muy mediocres. Suelen ser herencias del realismo mágico y un batiburrillo que se encuadra en lo “clásico”. En los cuarenta, cincuenta y sesenta se estilaban los carteles alargados como la cartelería de cine y eso no se considera clásico ahora. ¡Qué incongruencia!

Dicen que las obras no se terminan, se interrumpen, ¿no?

¿Y si hablamos de la cartelería general?

Si lo dices porque pinto los marcos, no. Es simplemente por llevar la contraria. Me gusta que la obra se integre en el lugar donde la colocas.

Es similar y sigue las tendencias de lo que se hace en el resto del mundo. Es cierto que no todo lo moderno o lo que dice ser moderno me gusta. Hay carteles de autores muy reputados en la pinacoteca de la Maestranza que todos sabemos el tiempo que han dedicarlo a hacerlo. Lo que no me entra en la cabeza es cómo encargan a un artista un cartel, conociendo su bagaje pictórico y artístico, y se sorprenden al ver la obra final. En ocasiones me han hecho peticiones de obras tan concretas que he declinado. Si quieres un Rafael Laureano, quieres un Rafael Laureano con mi estilo y mis características y forma de hacer las cosas. ¿Qué tiene que tener un buen cartel?

Debe tener colores planos, debe ser figuralista o realista, una tipografía incluida en el cartel. Es fundamental el carácter publicitario de este tipo de obras. La manera de leer ese cuadro es diferente a la de la obra que vas a colocar en el salón de tu casa. Otro tema a explorar y que en mi caso creo que ha servido para dar más vida a un cartel es el de hacer merchandising.

Así es. Suelo tener bastante claro cuando acabar una obra. Parece que me lo dice. ¿Se te quedan pequeños los lienzos?

¿Cuál es tu inspiración a la hora de crear esas composiciones tan complejas?

Por ejemplo, en la obra de la Esperanza de Triana, parto claramente de las cerámicas renacentistas de forma redonda que consistía en una madonna rodeada con una orla en relieve. Posteriormente viene el barroco y Rubens hace lo mismo pero pintando flores sin relieve. Eso lo llevo al siglo XXI. Realmente no invento nada. Me interesa aprender de lo pasado y adaptar al presente. Cualquier tiempo pasado fue mejor.

En la pintura soy de los que piensa que sí. ¿Qué época artística te hubiera gustado vivir?

Al principio de mi carrera me sentía muy atraído por el Impresionismo. Posteriormente el Barroco, pero ahora me encanta el estilo Gótico. Me parece uno de los estilos más

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tienen una figura principal que suele ser un Cristo, luego una secundaria que es un paso de palio, una de las puerta de la catedral o la Giralda y como aliño lleva el elemento que une todas las piezas sueltas que es el incienso. El otro tipo es el autobiográfico en el que aparecen sus devociones, familia e hijos.


ARTE

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elegantes. Me aporta ideas caducas que me parecen geniales. Me atrae esa manera de estructurar la obra con una figura principal enmarcada por un tapiz sujeto por ángeles dejando siempre semi oculto un paisaje al fondo. Me aporta elementos que puedo utilizar para hacer un retrato. ¿Qué elementos contemporáneos son fetiches para ti?

Me gusta ayudarme de materiales que antes no existían como el metacrilato o las flores preservadas. ¿A qué artistas contemporáneos sigues?

Me gusta mucho la obra escultórica del artista Jaume Plensa, la arquitecta Jenny Sabin, el pintor inglés Justin Mortimer, el belga Michaël Borremans… ¿Alguna obra te ha quitado el sueño?

Número 15:

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

Muchas obras, porque al final adquiero una responsabilidad que no me deja dormir. También me sucede cuando empiezo a trabajar un cuadro y no logro dar con la tecla que me haga avanzar. Eso me genera ansiedad. ¿Pintas para los demás?

Al principio sí. Ahora pinto para mí mismo, para que me guste a mí. Estoy tan seguro de mi trabajo, del proceso previo y de que lo que presento al cliente es lo que yo quería hacer, que me importa poco la opinión de los demás. ¿Qué relación tienes con Venecia?

Una relación de amor. Cuanto más voy más me enamoro. Todo empezó con una conversación por Facebook a través de la cual una persona se puso en contacto conmigo para comprar un cuadro del Alcázar. A partir de ahí comenzamos a tener más relación y empecé a exponer en galerías venecianas.

¿Te has planteado salir de Sevilla?

¿Por qué no? Quizá Venecia si el día de mañana empiezo a tener un volumen muy alto de trabajo allí. ¿No crees que gastamos más dinero en lo materialmente efímero?

Evidentemente. Gastamos miles de euros en coches que pierden su valor al salir del concesionario o en iPhones que al año se quedan obsoletos. Sin embargo no estamos educados en gastarnos mil euros en una obra que posiblemente el año que viene valga el doble. ¿Sueñas vender un cuadro por un millón de euros?

Nunca me he planteado eso. El ascenso de tu tarifa debe ser de manera natural. El precio lo pone el comprador y el vendedor. Es un acuerdo. Yo puedo estar de acuerdo en desprenderme de esa obra por una cantidad y el cliente en adquirirla por la misma. De todas formas hay mucho bluf en el arte contemporáneo pero como lo hay en todos los ámbitos. Hay quien se vende muy bien, otros que tienen padrino y otros que no tienen nada de eso. ¿Crees que es necesario creer en una imagen para representarla?

En el caso de la pintura no tiene por qué, si hablamos de carteles cuya función es publicitaria. Sin embargo, sí creo que aporta valor añadido a una obra de carácter devocional, como pinturas para capillas o en el caso de la imaginería. ¿Cómo pintarías tu paraíso?

Utilizaría colores suaves. El paraíso es un lugar de descanso. -

Música: Sinfonía de los jazmines de Rubén Jordán.



DISEÑO

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COMO UNA OLA

Movidas artísticas en la Sevilla de la Transición

TEXTO:

Peter Abbad

Número 15:

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Tras la deseada muerte del general Franco en 1975, con el paso de la Dictadura a la Democracia, se inicia en España la época más brillante de su historia contemporánea. Aquel proceso político, conocido como “La Transición”, estaba basado en el diálogo, la tolerancia y la reconciliación, y permitió que germinara una nueva generación de creadores artísticos que, contagiados por el clima de cambio y libertad de su tiempo, forjaron una nueva visión del lenguaje plástico andaluz. Una visión que inundó nuestras vidas, calles e instituciones de color y de modernidad, equiparándonos a nuestros vecinos europeos.

esde mediados de los años sesenta, con la llegada de los tecnócratas a la administración franquista, comenzó una tímida pero imparable apertura del país hacia estándares internacionales. Un proceso que incluyó entre sus logros una notable recuperación económica e industrial (el llamado “milagro español”), la aparición de nuevas clases medias y obreras, una gran mejora en la calidad de la enseñanza, sobre todo en la universitaria, y un gran aumento demográfico.

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entre muchos otros, ayudaron a moldear una tipología de diseño que, si bien bebía de influencias externas tan diferentes como el postmodernismo o el minimalismo, enlazaba también con el lenguaje de la tradición local. De ahí que en sus trabajos abundará el uso de materiales nobles como la madera, el mármol, el acero y el vidrio. Eso sí, se trataba de un diseño de carácter artesanal, que salvo casos excepcionales estaba integrado dentro de sus proyectos de arquitectura.

En Sevilla, estos cambios provocaron el nacimiento de una nueva sociedad, crítica y urbana, que se fue incorporando, de manera lenta pero progresiva, a las pautas de ocio y consumo implantadas en el resto de Europa Occidental desde los años cincuenta. Con la llegada de estos nuevos tiempos, la vida política y cultural de la ciudad entró en ebullición, gracias sobre todo a la aparición del Estado de las Autonomías y la creación de nuevas instituciones andaluzas. Instituciones, como el Parlamento o las diferentes Consejerías, que demandaban todo tipo de contenidos relacionados con el mundo del diseño y el arte, necesarios para dotarlas de la nueva apariencia formal y simbólica. Este escenario de modernidad sevillana, carente de precedentes históricos, alimentó a una generación de artistas que en muchos casos fueron pioneros, y que procedían fundamentalmente del mundo de la arquitectura y las bellas artes.

En el campo de la pintura, auténtico fenómeno de su tiempo, coincidieron cuatro circunstancias felices que no se volverían a repetir de manera simultánea en la historia reciente de Sevilla. La primera, la aparición de una hornada de artistas contemporáneos andaluces con proyección internacional. En segundo lugar, la existencia de marchantes de renombre ubicados en la ciudad, como Juana de Aizpuru (fundadora en 1970 de la mítica galería que lleva su nombre y en los ochenta de la Feria Internacional de Arte ARCO) y Pepe Cobos (La Máquina Española, en 1984), que gestionaron la difusión y distribución de la obra de los jóvenes artistas. Un tercer factor era la existencia de un mercado internacional, nacional y local, ávido de nuevos nombres, dispuesto a comprar obra y con los bolsillos repletos de dinero. Y por último, una corriente cultural y política que favorecía las vanguardias y los nuevos movimientos culturales.

Dentro del entorno del diseño industrial y la arquitectura, este movimiento estaba encabezado por José Ramón Sierra, responsable de la rehabilitación del Monasterio de la Cartuja de Sevilla, en 1987. Junto a él, los gaditanos Juan Suárez Ávila y Guillermo Pérez Villalta, el malagueño José Pérez Seguí y el sevillano Guillermo Vázquez Consuegra,

Fue así, casi por arte de magia, como Sevilla se convirtió a mediados de los ochenta en una referencia dentro del mercado internacional del arte contemporáneo. La ciudad estaba llena de personajes postmodernos (que localmente se conocían como “modernos” a secas) que convirtieron la noche, los bares y la calle en su hábitat natural, una sofisticada Movida sevillana que no tenía nada que envidiar


Página 37 De izquierda a derecha, y de arriba a abajo, dibujo de Fau Nadal para la revista Figura (1983). Portada de Pérez Villalta para el Nº 1 de la revista Figura. Martirio (1986) con complementos Andrés. Cartel Feria (1984) de José Ramón Sierra.


DISEÑO

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a su hermana madrileña. El arte comenzó a marcar la agenda de la ciudad como si fuera un trampantojo, ocultando sus limitaciones y maquillando su realidad. La curiosidad por lo nuevo espoleaba el constante ir y venir de un público entregado a las suntuosas exposiciones que servían de escaparate al fenómeno, una realidad que fue recogida de manera minuciosa por cronistas destacados de la época como Kevin Power, Mar Villaespesa o José Luis Brea, tanto en su revista Arena como en multitud de artículos de prensa nacional e internacional. En la escudería de Juana de Aizpuru figuraban artistas andaluces ya consagrados en los setenta, como Gordillo, Gerardo Delgado, Carmen Laffón, Rolando, Chema Cobo o Joaquín Sáez, que se complementaban con nuevos pintores como Pedro Simón, Lacomba, Ignacio Tovar o Gonzalo Puch. A mediados de los ochenta, una nueva generación sucede a la anterior, con jóvenes precoces como Salomé del Campo, Moisés Moreno, José María Larrondo o Rogelio López Cuenca. Al mismo tiempo, en la Máquina Española, brillan con luz propia Federico Guzmán, Rafael Agredano, Patricio Cabrera, Curro González o Guillermo Paneque. Todos ellos constituyen el denominado Grupo de Sevilla, bautizado con este nombre por la periodista de El País Fietta Jarque. Al calor de este impulso nacieron otras galerías de renombre, como Fausto Velázquez (1984) y Rafael Ortiz (1988), mientras se suma a la fiesta otro nutrido grupo de artistas emergentes: Ricardo Castillo, Fau Nadal, Curro Casillas, Pilar Albarracín, Pepa Rubio, Antonio Sosa o Abraham Lacalle. Iniciativas privadas a las que también se apuntaron organismos oficiales como el Colegio De

Arquitectos, que organizó en 1984 la revolucionaria muestra Ocho Pintores Juntos. Estos nuevos pintores estaban influidos por movimientos artísticos internacionales como la transvanguardia, la nueva figuración, el neoexpresionismo alemán, el arte conceptual y las tendencias abstractas. Su actitud estética y su postura frente a la realidad diferían, pero todos compartían un momento histórico y una experiencia orientada hacia el mercado de consumo. Por eso, no sorprende que en su obra gobierne una marcada preferencia por la imagen. Una imagen imponente, seductora y rabiosamente moderna. Como cualquier movimiento, la posmodernidad sevillana también tuvo su propia referencia editorial, la revista Figura, cuyo primer número se publicó en la primavera de 1983. Editada y financiada por alumnos de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, dirigida por Concha Ollero y con redactores como Guillermo Paneque y Agredano, Figura no era un fanzine más, sino una revista de arte de vanguardia en toda regla. Como tal, cumplió una función social y ayudó a transformar el mundo artístico sevillano e ilustró y difundió la información de algunos movimientos internacionales que no se hubieran conocido de otra forma. Todo ello gracias a una plantilla de colaboradores que incluía a los artistas, críticos de arte y periodistas culturales más prestigiosos del momento. El diseño de moda y complementos estuvo representado por otro grupo, el colectivo Fridor (contracción cañí de Free Door), fundado en 1982 por Carmen de Giles y los


hermanos Andrés y Manolo Martín. Por su taller del Patio de San Laureano pasó buena parte de la modernidad sevillana, un espacio que funcionaba de un modo warholiano, y que ejercía una gran influencia estética sobre el resto de los colectivos. Sus trabajos como figurinistas para la compañía de Salvador Távora, Alfonso Zurro en La Jácara o artistas musicales como Martirio, fueron muy reconocidos. El diseño gráfico y de interiores sevillano sintió una gran fascinación por la geometría, las texturas y las tipografías excéntricas de los años veinte y treinta. Pero sin duda, su gran fuente de inspiración fue el posmodernismo representado por el italiano Ettore Sotssas y su grupo Memphis. La funcionalidad, tanto a nivel visual como formal, pasó a un segundo plano y el puro placer estético se convirtió en la finalidad artística. Se utilizaban extravagantes diseños geométricos, colores llamativos, formas muy decorativas y constantes alusiones al art decó y el arte pop. En general, casi todos los artistas plásticos del momento hicieron sus pinitos en forma de carteles, posters o logotipos, utilizando técnicas mixtas. Todavía no existía un terreno delimitado entre pintores y diseñadores, así que artistas como Javier Alonso, Ernesto de Ceano o el propio Colectivo Fridor se convirtieron en genuinos representantes del oficio. En el campo de la ilustración no se puede olvidar a Manolo Cuervo y sus famosos carteles para el festival de Jazz de Sevilla, o el irreverente Nazario, con sus inolvidables portadas de discos o sus colaboraciones para la revista El Víbora.

se hizo la Movida. Se convirtieron en el refugio perfecto de los artistas para celebrar los constantes happenings de las galerías y compartir sus ideas. Una segunda casa donde devorar las lisérgicas noches, repletas de desenfreno y vitalidad. Casi todos los garitos estaban en el centro de Sevilla, una zona que todavía estaba abandonada y por gentrificar. Nombres como Nodo, Sangre Española, Discoteca Centro’s, Centro Negro, S.A.L de Sevilla (Sevilla Air Lines) o Área 2 figuran en la memoria colectiva; espacios transformados cada año por los propios artistas-clientes, y que servía al resto de los ciudadanos para estar a la última. A pesar de las drogas, el paro y la crisis económica, el periodo que va desde finales de los setenta a finales de los ochenta fue una Edad de Oro para la ciudad de Sevilla. Una etapa fundacional donde, a la vez que se crearon todas las instituciones actuales, se dio forma a nuestra sociedad. Por primera vez en la historia contemporánea de la ciudad, la curiosidad y el ansia de conocimiento pudieron más que el miedo y la ignorancia. Artistas procedentes de todos los estratos sociales se mezclaron entre ellos, dando forma a una Movida sin comparación, que todavía hoy no se valora en su auténtica dimensión. Por la calidad y cantidad de personajes será una época difícil de repetir. Será recordada como una ola; una ola de esperanza y libertad. -

Y al igual que la Transición se hizo en los bares, en los bares Una canción: Estoy mala de los nervios de Martirio.

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De izquerda a derecha, Rocío Antona por Curro Casillas. Cubertería de Pérez Seguí (1980). Sopera Lope de Vega de José Ramón Sierra (1985).


MODA

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TRASCENDENCIA Y BRUJERÍA EN MODA Y COSMÉTICA -

Lourdes Rodríguez

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TEXTO:

En relación a la tendencia del nuevo consumidor místico, ya mencionada en un artículo anterior en La Muy, se observa una evolución de ese misticismo hacia una trascendencia superficial e, incluso, de “brujería” moderna, rodeada de un halo de consumismo, que nada tiene que ver con la conexión espiritual de la que se hace gala.

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na señal interesante de este cambio en los hábitos de consumo es como hace unos años los artículos de bienestar místico sólo podían encontrarse en tiendas especializadas y ahora se encuentran en grandes tiendas como Home Depot, que ya cuenta con un estante repleto de lámparas de sal del Himalaya (que se dice que emiten los mismos iones negativos saludables de un paseo a lo largo del océano); Amazon, que ahora es un importante distribuidor de difusores de aceites esenciales; o IKEA, que vende asequibles alfombras imitando la piel de oveja para que pueda colocarlas en todas las superficies de su hogar. Sin olvidar el emblema de los millennials, la tienda de moda Urban Outfitter, que ya vende ramilletes de plantas, minerales e inciensos para rituales. Además del aumento en el consumo de plantas de interior, todo ello para crear el ambiente adecuado que permita alcanzar el bienestar holístico deseado. Es llamativo que en revistas de moda como Fashionista se hace mención a este tipo de productos, que además no son nada asequibles, ya que la vela de palo santo puede alcanzar los 75 dólares.

Las consumidoras empiezan a confiar en métodos tradicionales y ancestrales de belleza y bienestar, influidas por líderes de opinión como Gwyneth Paltrow en su blog Goop, o The FlowerChild Bruja, una joven que vende con éxito arreglos florales con componentes esotéricos para ayudar al bienestar y el equilibrio energético. Conceptos como ritual o poción pasan a ser elementos comunes en productos de higiene y cosmética. Surge ahora una nueva tipología de cosmética funcional, que pone en valor conceptos poco tangibles como energía, equilibrio o vibraciones positivas. Estas marcas acompañan su comunicación y marketing de elementos asociados a aspectos espirituales y trascendentales como piedras y minerales energéticos, velas de palo santo e incluso rituales de “brujería”. Se trata de un nuevo concepto de belleza que está íntimamente unido a la salud y a la aceptación de lo natural como bello. Superfoods, probióticos, flores y plantas… Ingredientes conocidos y, sobre todo, muy naturales, serán las claves de esta nueva cosmética.


De izquierda a derecha:

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Piedras de masaje facial de PURA Deluxe smudging de Sage Goddess Piedras energéticas decorativas de Geo Gems Palo de incienso juniper rigde white sage de Urban Outfitters Vela de palo de santo de La Labo

Como máxima de este movimiento podríamos decir que “La longevidad es el nuevo anti-aging (antienvejecimiento)”. Es decir, la preocupación por estar saludable es más importante que el hecho de parecer más joven; la clave es la salud y la belleza natural. El cuidado personal, por tanto, es esencial, no sólo un momento de indulgencia. Las mujeres ocupadas se están dando cuenta de que el tiempo que se dedican a ellas mismas no es un lujo, sino una necesidad. Una de las marcas más representativas de este movimiento es la de May Lindstrom. También en la web de la marca de cosmética natural 8 Faces se puede comprobar el tipo de mensaje que se lanza asociado a sus productos. Entramos en una era que se ha llamado lunar everything porque parece que todo lo femenino está relacionado de alguna manera con el astro lunar y sus fases. Como ellos mismos mencionan en su web: “Se creía que las 8 fases del ciclo lunar simbolizaban las 8 caras de una diosa, cada una representando un aspecto diferente de la mujer”. Despertar los sentidos y aprovechar las propiedades funcionales de cada elemento. En los

productos de la marca 8 Faces destacan en su comunicación que “el aroma vibrante y estimulante de la toronja, el geranio y la lavanda deleitan al espíritu mientras calman la mente”. Esta nueva consumidora mística está incorporando rituales en su día a día para conseguir un estado de bienestar pleno, tanto físico como mental y también espiritual. Todo debe estar alineado e integrado, desde la decoración del hogar, la alimentación, el estilo de vida y, por supuesto, la cosmética y la higiene. Unas acciones que tienen más relación con la apariencia y la proyección de una imagen ideal en Instagram que con el supuesto mundo interior trascendente. -

Una serie: Big little lies de David E. Kelley.


THE WALL

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alta de la gestión y venta al lienzo. Es un galerista sevillano atraído por el grafiti desde los años noventa y con el que ha ido trabajando, experimentando, innovando desde entonces. Con Delimbo ha conseguido reunir a los mejores representantes del street art de Europa. En su primera exposición individual (Galerie Adda&Taxie, París), lejos de una expresión purista de grafiti en la calle, este autodidacta trabaja sobre lienzo la abstracción, describiendo una pequeña introspectiva de su inconsciente. Utiliza colores brillantes, expresa una armonía latente. La temática aborda una producción de taller sin olvidar su naturaleza urbana: trenes, bombardeos, siempre marcan su curso y enriquecen su investigación plástica. Es Rafael Seleka.


Página 43 Arkhè, Seleka, desde el 9 de septiembre al 8 octubre en Galerie ADDA&TAXIE, París.


SEVINTAGE

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PRÓFUGOS DE CEMENTO Y METAL -

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l Quevedo más satírico disfrutaría con sus anécdotas anales; de sus experiencias salen varias docenas de sonetos dedicados al ojo del culo. Por ellos han pasado posaderas de todos los colores, tamaños y castas. Sabios a fuerza de soportarnos, notan cuando alguien se sienta con recelo por no ensuciarse con su piel de madera, cemento o metal, pero también cuando un alma se deja caer a plomo bajo el peso de la tristeza. Reconocen el roce de un costillar clochard y las espaldas bañadas en mal vino de tetrabrik. Testigos mudos de primeros besos adolescentes y de manos impacientes que buscan sexos inéditos; notarios de porros y litronas; cuevas de Altamira al aire libre, telesketchs con frases de amor ferozmente cándidas, adorablemente soeces. Entre ellos también existen clases sociales, diferenciadas por la nobleza de sus materiales y el emplazamiento. Nada nuevo bajo el sol, el mobiliario urbano también es víctima de la desigualdad. De más o menos calidad, con mejor o peor diseño, ubicados en el centro o en el extrarradio, todos, sin excepción, cumplen la condena del atavismo involuntario, la de estar injertados en el suelo de la ciudad sin posibilidad de escape. La emancipación de los bancos es una quimera… ¿o no? Me gusta creer que esos bancos que vemos medio arrancados, achacándolo al vandalismo, en realidad son prófugos de cemento y metal con ansias de libertad.


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MANU SÁ NCH EZ

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Alejandro López Niccolò Guasti

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¿Es usted surnormal?

Surnormal profundo, hasta la médula. Así lo he declarado en un desnudo integral en forma de libro; menos mal, porque si llego a hacerlo en forma de almanaque hubiera sido muy desagradable… Me parecía oportuno aportar, además de un título y un libro, un concepto nuevo, la surnormalidad. ¿Y qué es la surnormalidad?

Al sur se nos explica muchas veces desde el nor, desde el exotismo. El exotismo es algo que vive en el ojo del forastero: la India es exótica para el que venga desde fuera, supongo que para quien tenga un apartamento en la orilla del Ganges será de lo más habitual del mundo los ritos funerarios; en todo caso, estará pendiente de si hace poniente o levante a ver si coge olor a ceniza los saris de la acera de los pares o de los impares (risas). La surnormalidad es la normalidad del sur, tenemos que dejar de reivindicarnos y defendernos, porque eso puede sublimar algo parecido al complejo. Que nos conozcan, y la mejor manera de darnos a conocer es contándonos, contando nuestra forma de ver la vida, que tiene mil y una caras, es heterogénea, plural y heterodoxa. ¿Usted asegura que la humanidad es del sur?

Es curioso que en el norte más al norte del Polo Norte la brújula seguirá señalando al norte, y eso quiere decir que científicamente todos estamos en el sur de manera inevitable. ¿Qué fue lo primero que aprendió en su casa?

El poder de lo gregario, somos muy familiares, muy clan, muy tribu. Que la casa no termina en la puerta; era una casa de puertas abiertas, donde tus amigos eran los niños del bloque, la familia era la vecina de arriba, donde se hablaba por el ojo patio para saber si hacía falta sal y el patio de la casa era la plazoleta donde todos jugábamos con todos. ¿Eras dador o recibidor de yoyas en el colegio?

He tenido una suerte tremenda, vivía con cierto estupor la dualidad de ser el emplollón de la clase y a la vez el gamberrete. He tenido mucha suerte con el colegio que eligieron mis

padres, de una congregación francesa muy peculiar, donde estudiábamos religión católica y los preceptos de otras religiones… nos decían que la buena y verdadera es la nuestra pero que habías otras. Nos explicaron la religión desde la fe y también desde la historia de la religión. Lo recuerdo como una etapa maravillosa, con amigos con los que todavía sigo manteniendo relación. Y no hubo grandes dadores ni recibidores de yoyas, es verdad que hubo momentos de gran crueldad en ambas direcciones… no olvidemos que he tenido gafas desde chico (risas). ¿Siempre quiso ser humorista?

Mi verdadera vocación es la de contador de historias. Me reconozco escribiendo desde chico oraciones para ser leídas en el día de la Virgen en el colegio, relatos cortos, poemas en ese momento romántico perturbador en la adolescencia… En una encerrona de mis amigos del baloncesto me suben a un escenario de broma. Creía que iba a quedar en lo anecdótico, pero había un matrimonio ahí que no había probado: ver la realidad desde el humor, buscar el doble sentido, colarse donde sea por la puerta de atrás. Creo que es algo innato en una sociedad como la nuestra, que como método de supervivencia tiene el humor, como cristal que ponemos a las gafas para ver la realidad. Ahí descubrí que mi gran vocación era la escritura y mi gran oportunidad el humor. Y escuché ese paraparapapá (imita el sonido de un timbre), sonó la campanita y dije este es el camino. ¿Suena ese paraparapapá y qué le dicen en casa?

Primero, sorpresa. Depende de en qué rol me conocieran. Los compis del baloncesto, como compartimos muchas horas, sí sabían que el humor era una parte importante de mi personalidad; pero los que me conocían de vernos en besamanos y pensaban si este es el tío más serio… porque de entrada mi pose es un poco de muñidor de La Mortaja, no tengo una cara especialmente divertida. En casa es curioso… el sistema es tan academicista que nos enseñan matemáticas, historia de la literatura, ciencias sociales, religión, cosas muy curriculares pero todo lo que tiene que ver con la creatividad es extraescolar y extracurriculuar. Si te gusta el deporte, tiene que ser una clase extraescolar; la pintura, tienes que tener la suerte de que tus padres te apunten a un taller; la escritura, te tienes que aprender que escribió Pío Baroja y Unamuno pero no te enseñan a escribir un relato. Y es curioso que en nuestra tierra no nos enseñen solfeo, que ni siquiera se hable del flamenco ni nos enseñen a componer la guitarra o el piano. Te enfocan la vida académica a que seas médico, abogado, ADE, y si te quieres dedicar a una vocación que es extraescolar, en vez de decir “Mamá, papá, quiero ser escritor o bailarín”, lo primero que debes decir es lo que no quieres ser. ¿Cómo fue en su caso?

Yo, para decir quiero ser escritor, lo primero que tuve que decir es no quiero ser ingeniero en telecomunicaciones. Esto hace que el punto de partida sea entre valiente, duro y contracorriente. Empiezas decepcionando, destruyendo, aunque quieras construir. En casa sentó como un jarro de agua fría, el niño se ha escarriao. ¿Le apoyaron en su decisión?

Es verdad que con dieciocho años que yo hiciera monólogos y humor parecía un hobby que no iba ser mi destino, y puedo

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ueve las palabras a la velocidad de los míticos dedos de Jerry Lee Lewis en el piano, abrumando con su rapidez para la metáfora y la respuesta brillante. Sus neuronas, en un ático a casi dos metros de altura, intercambian información para amasar el pan suyo de cada día, el del humor inteligente y contestario. Ciudadano antes que nada, de izquierdas, aborrece las injusticias y lucha desde la tribuna que sea contra el machismo, el racismo, la mentira, el supremacismo del norte y los falsos estereotipos que endosan a Andalucía. Lo hace desde la alegría, tesoro del sur que reivindica, junto a las papas con chocos y el carnaval de Cádiz, le pese a quien le pese. Ateo y cofrade, folclórico y moderno, devoto de El Selu y Les Luthiers, no cree que la modernidad esté en la resta, sino en las sumas. Como el Zorro, deja su firma en el aire con un ceceo que pone al límite el frenillo de su lengua. Zeta de Dos Hermanas, zeta del final de sus apellidos, Sánchez Vázquez. Hablamos con Manu Sánchez.


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El humor es como los culos: cada uno debería decidir qué hacer o qué deja de hacer con el suyo, solo y exclusivamente con el suyo. entender que mis padres pensaran “Este se ha escarriao y se va a arrepentir”. Entonces senté a mis padres y les dije “Mira, soy Sánchez Vázquez, no soy (y engola la voz) ni Osborne, ni Domecq, tampoco Dominguín ni de la saga de los Flores, pero me encantaría dirigir y producir”. Mi padre es tornero fresador y mi madre administrativa, así que les expuse “Tengo que empezar un camino, y no es que yo quiera hacer monólogos en salitas durante toda mi vida, quiero hacer tele, teatro, escribir y por aquí creo que es el principio de ese camino. Dadme la oportunidad y si no florece, abortamos el plan y retomamos lo académico y la ingeniería en telecomunicaciones”.

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¿Y los primeros pasos de ese camino?

Se fueron dando de forma segura: al año y pico Tomás Summers confió en mí para estar en la televisión, y al año y pico ya tenía programa propio, De la mano de Manu, un late night, formato que siempre había soñado tener, donde conseguí tener responsabilidades en toda la parte creativa y de guion. Luego, monté la productora, la empresa 16 Escalones, al tiempo que me hice responsable de producir al cien por cien el programa y otros programas; produjimos exposiciones culturales, el teatro, producir para otra gente, la cosa fue creciendo y mis padres vieron que era un proyecto serio y vital, y les tengo que agradecer que, aunque a ellos les entrara el pánico, apostaron y creyeron en mí. ¿Está infravalorada la vertiente empresarial de los que se dedican a la cultura?

Se toma poco en serio que el arte es una industria, que mueve una cantidad más que considerable de dinero. Hay países como Francia que entiende la cultura como parte fundamental de su PIB y lo protegen con leyes. Aquí, en Andalucía, estamos empezando a descubrir lo bien que viene tener rutas relacionadas con el cine, que Alberto Rodríguez sea un referente nacional, tener a Benito Zambrano, que el Alcázar sea el Reino de Dorne y que en la Plaza de España vivía Leia. Empezamos a ser conscientes de la importancia de una industria que mueve mucha pasta. Dedicarse a esto es muy serio y rentable, y la rentabilidad y el arte no están reñidos en absoluto.

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¿En su caso, la faceta de humorista fagocita la de empresario y emprendedor?

Un poco sí. Hubo un momento en que decidimos dar el salto a México con la obra The Hole y vivimos la posibilidad de hacernos con la gerencia de un teatro, que rebautizamos como Gran Teatro Molière en Polanco, un espacio espectacular de 3.000 metros cuadrados. Tras esta experiencia empresarial, nos apetece, y mucho, replicar la fórmula aquí y llevamos tiempo buscando en Sevilla algún espacio que convertir en un teatro comercial. Hubo un acercamiento con el ayuntamiento para convertir la sala San Hermenegildo en el primer teatro flamenco con programación cien por cien flamenca del mundo. Lo tenemos en la agenda empresarial. Acabamos de estrenar Infarto, una obra para uno de mis maestros, Santo Rodríguez, que hemos escrito y dirigido, junto con Fernando

Fabiani, y que girará por toda España. En su día tuvimos en Sevilla la exposición Los guerreros de Xian… También estamos en el terreno de las startups, aportándoles contacto con los medios y repercusión en el público. Y el cine, que es un objetivo a largo plazo. ¿Rechaza la visión bohemia del arte?

Cuando el arte es rentable no quiere decir que se haya vendido al mejor postro ni perdido su esencia ni doblegado al sistema. Hay ejemplos de arte muy rentable, y eso tiene que ver con la mejora de la calidad de vida. Una sociedad a la que le falta para comer difícilmente irá al teatro… pero debemos reivindicar la cultura como bien de primera necesidad: hay que dar de comer al cuerpo pero también al alma y a la mente. Y probablemente eso nos haga más libres. Por eso al arte se le intenta poner palos en la rueda para que termine siendo poco rentable, más pequeño y así la ciudadanía pueda ser lobotomizada con más facilidad. ¿Dónde está la frontera entre el humor y el mal gusto?

De todo se puede hacer humor, eso es un hecho indiscutible. El mal gusto y el buen gusto corre de cuenta de cada uno. De todo se puede hacer un poema, un prospecto; de todo se puede hacer porque se puede hacer. Dónde está la legalidad, la ilegalidad, ahí es donde sí podemos abrir un bonito debate. El humor no es más que una forma de la libertad de expresión, que, además, tiene un fin que es la risa, hacer pensar o molestar, transgredir… El humor es la libertad de expresión con intención. Y creo que la libertad de expresión no debería tener ningún límite legal; límites sociales, que cada uno le ponga los suyos. Estoy a favor de que Hitler pueda editar y publicar Mein kampf, y quiero creer en una sociedad tan sana y formada que le dé la espalda a ese libro en lugar de abrazarlo. ¿El abucheo es antiséptico?

Todo el que tiene la posibilidad de expresarse públicamente tiene que estar dispuesto al aplauso y al abucheo. Y creo en una sociedad sana, que aplauda una serie de cosas que considero plausibles y abuchee otra serie de cosas que considero abucheables. Lo que cada uno considere plausible y abucheable entra en la libertad de cada uno, sin lugar a dudas. El humor es como los culos: cada uno debería decidir qué hacer o qué deja de hacer solo y exclusivamente con el suyo. Y Rober Bodegas jugó con culos ajenos…

Yo utilizo mi humor y mi libertad con una autocensura, es la mía, solo mía, que cada cual elija la suya. El humor es una herramienta tan potente que yo decido personalmente utilizar esa herramienta de manera molesta, ácida, punzante, sarcástica… El humor, gracias a dios, molesta, si no me dedicaría a otra cosa; a mí el humor blanco no me gusta, como no me gustan las cosas blancas: no me gusta el pescao en blanco, me gusta bien frito y con papas; no me gusta el arroz en blanco porque es de malito; y no me gustan las noches en blanco, prefiero las que termino sudao y espelucao porque ha sido de colores. Y si uno tiene un misil, hay que saber dónde


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apuntarlo, si al cuartel de los malos o a una guardería; yo prefiero al cuartel de los malos. Me iba a responder a la polémica con Bodegas.

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El humor como arma poderosa cumple una función contestataria, revolucionaria y valiente cuando es de abajo a arriba, de las clases oprimidas a las clases poderosas. Yo, que soy de clase obrera, en la obra El rey solo donde mi humor dispara a la monarquía, a la jefatura de estado hereditaria; en El último santo disparo contra la política religiosa y los estamentos; en El buen dictador contra la política y la demagogia. Yo decido utilizarlo de una manera concreta: contra el poderoso. Se pueden hacer chistes machistas y feministas, pues yo decido hacerlos feministas e ir en contra del machista, contra el opresor y a favor del oprimido. Es mi elección personal. Y esa es la libertad, una cosa que viaja en dos direcciones. Todo aquel que opina públicamente debe estar preparado a ejercer la libertad y a las consecuencias de haberla ejercido. Y la consecuencia es preciosa, es la libertad de los demás, porque la libertad en una sola dirección no es libertad. Lo que hace Rober Bodegas en el famoso monólogo sobre los gitanos no son chistes inocuos, quiere hacer una pirueta, la de enfrentarse a las prohibiciones en la tele, y en la pirueta se mata. Se ha querido vestir de transgresor y no lo es; lo habría sido hacer el monólogo en las Tres Mil Viviendas… Nos ha vendido que ha puesto a un colectivo para verse reflejado en sus estereotipos pero lo que hace es un acto de racismo barato, y contra el racismo barato me rebelo. Ese humor de abajo a arriba asusta a más de uno, ¿no?

Amenazas de muerte, violencia, coacción, prohibición, censura, imposiciones legales, arrestos, detenciones… esto para mí está fuera de toda comprensión, pelearé con uñas y dientes contra eso. Seamos sinceros: nadie está en la cárcel por hacer chistes contra gitanos o machistas, los problemas vienen cuando te metes con dios, con el rey, con los políticos.

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¿Ha tenido “llamaditas” tras una actuación?

Claro. Son llamadas cobardes porque nunca llaman en primera instancia y con un mensaje claro de “Te prohíbo de esta línea a esta línea, que no vuelva a ocurrir”… Son llamadas de alguien que tú deduces que alguien ha llamado a un alguien que ha llamado a otro alguien y al final te llegan consejos para dejar de hacer esto porque “no es el momento”, “ahora no toca”, “quizás aquí te has precipitado”, “oye, te acuerdas que íbamos a renovar una cosa, igual ahora se complica porque se han puesto nerviosos con lo que has dicho”… Según en qué sitios no te programan. Al final, la censura no es un señor vestido de nazi con un boli rojo que entra en tu oficina con otros diez soldados y te tiran los folios y te tachan; es sutil, servil y siempre cobarde. No nos escandalicemos: toda cadena tiene línea editorial, un director de contenidos y, al final, en lo privado cada empresa puede decidir la línea que quiera, eso no es censura, es una decisión empresarial; en lo público sí me cuesta más encajarlo, que no se apueste por la diversidad, pluralidad y libertad. Entonces ¿existe la censura?

La censura se va haciendo más cobarde y mezquina conforme vas bajando: no vaya a ser que mi jefe me diga, no vaya a ser que le moleste al jefe de mi jefe de mi jefe, y cuando has bajado cuatro jefes, el jefecillo de tres al cuarto tiene pánico,

pavor y horror a no terminar de pagar el pisito que se ha comprado en Chipiona. “Quillo, no me des dolores de cabeza”, te dice. La censura no es ni muy glamurosa, es simplemente la intención de que la cobardía vestida de tranquilidad acabe siendo contagiosa. La cultura incomoda y molesta, y no es que estén en contra de lo que piensas, sino de que hagas pensar y remuevas el avispero. ¿Hay una suerte de complejo en los humoristas del sur?

Hay una cosa preciosa en el humor, que lo tiene el arte en general: al final, hay valores universales y, más allá de guiños locales, lo gracioso es que las madres, por ejemplo, se parecen en todo el mundo. Tú puedes contar esa realidad con el chip de que tu realidad salga ganando o perdiendo. Hay gente del sur que hace monólogos en Madrid y dice “Mi madre andaluza llegó aquí y, cuando vio un Starbucks, preguntó por Pepe Starbucks”, como si en Málaga, Cádiz o Sevilla no supiéramos qué es Starbucks porque aquí no ha llegado el progreso ni internet; o puedes llegar a Madrid y decir “No entiendo que vuestro plato típico sea un bocadillo de calamares cuando tenéis la playa más cercana a quinientos kilómetros, y yo ni siquiera os voy a recordar que soy del sitio de donde os mandamos los calamares”. Al final has contado la realidad pero has salido ganando. ¿Existe un humor andaluz?

No creo en el humor con pasaporte, sí en el humor con denominación de origen. Me encantan Les Luthiers y no sé si hacen humor argentino; sé que hacen humor en argentino y es universal. Creo que no existe la categoría de humoristas andaluces. Los Morancos, Julio el Rancio, Miki de Cai, Manu Sánchez, Juan Carlos Aragón, El Selu, Yuyu… qué es el humorista andaluz. Cada uno le da su sello: Juan Carlos Aragón y Paco Gandía pueden tener en común todo o nada, según se haga el análisis. Sí es verdad que hay un arma que nos echan a la cara, no de doble filo, sino de siete u ocho filos, porque al final te acabas cortando: que los andaluces somos graciosos. Los andaluces somos alegres, la mayoría. Por las horas de sol, la tendencia a vivir en el ágora, la necesidad de apoyarnos en una comunidad que ha vivido en patios de vecinos, por los momentos de fatiga que si no es con humor habrían sido difícilmente superables, porque decimos cosas como que donde más te ríes es un velatorio, y si no nos reímos, qué vamos a hacer… Es una filosofía de supervivencia muy sana. Nos intentan tirar a la cara lo de gracioso, y lo dicen con tono despectivo. Oiga, intente quitarse esa arrogancia. El humor se practica a diario en el sur, y no tenemos que avergonzarnos: es más fácil que las mejores carteras sean de Ubrique porque es donde más se hacen; es probable que haya un humor muy bueno en Andalucía porque se hace mucho el humor aquí, entendemos la vida a través del humor. ¿Se reniega de esa realidad?

No entiendo los que se reivindican en una especie de superioridad moral cuando dicen “Yo soy andaluz y no soy gracioso”; pues mire usted, lo lamento, es como jactarse de que no te guste el queso, pero sentirte orgulloso de que no te guste el queso… No entiendo cómo la gente se siente orgullosa de no saber hacer algo. Si tenemos la virtud de entender la vida con humor, sintámonos orgullosos de tenerla. Que no nos ganen esa pelea, que luchar contra el estereotipo de


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Nadie está en la cárcel por hacer chistes contra gitanos o machistas, los problemas vienen cuando te metes con dios, con el rey, con los políticos. andaluz gracioso es decir que somos alegres. Luego está quien no siendo gracioso se obliga a bailar como mono para los visitantes, esa sí es muy evitable.

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¿Qué hace genial a un humorista?

Les Luthiers me parecen unos genios del humor. Los ingredientes son que algo tan a la mano de todos como las palabras resignifiquen tanto y de una manera tan acertada algo que todos teníamos a un palmo de las narices y no nos lo habíamos visto venir. Una palabra que simplemente entonándola de una manera diferente o haciendo una pequeña pausa signifique algo totalmente contrario, o totalmente intencionada que nada tiene que ver con su significado original… eso me parece genial. Cuando la genialidad no es puntual, sino muy repetida, entonces hablamos de genios. Gila me parece un genio, se enfrentaba desde el humor y el estereotipo, se reía de la misma gente que se estaba riendo cuando hacía de hipercateto. Cuando el cómico le pone el espejo a la sociedad para que se ría de sus propios defectos y tome conciencia, me parece una genialidad. El Selu me parece un genio, retrata perfiles perfectamente y pocos estudios sociológicos más acertados hay de la antropología gaditana y universal, porque aunque se centra en perfiles locales acaba teniendo fuerza porque son universales. ¿El artista debe mostrar su ideología?

Planteárnoslo parece que deja al artista sin la posibilidad de ser ciudadano. Usted ha elegido una profesión en la que tiene que negar su condición de ciudadano, tiene que tener principios e ideología en el ámbito de lo privado, en la clandestinidad, y eso lo veo, cuanto menos, contraproducente e incoherente con el motivo por el que abrazo esta profesión. Entiendo el arte como sinónimo de libertad, de dentro a fuera, una explosión. Yo he decidido ejercer mi libertad de una manera responsable como ciudadano. Quiero pensar que la sociedad es tan sana como para aceptar que todos pensamos de manera diferente y que eso no hace que si soy de izquierdas, que lo soy, alguien de derechas no se pueda reír conmigo, como yo me río con cómicos que sé que son de derechas. Disfruto con Dalí y se puede leer a Pérez Reverte o La Fiesta del chivo de Vargas Llosa y no estar de acuerdo con el autor, como puedo reconocer que Antonio Burgos escribe como los ángeles aunque no estoy de acuerdo nunca, en ninguna ocasión, con lo que dice. Yo voy a restaurantes donde no sé si el cocinero es socialista, ultraliberal o comunista, pero como le salgan buenas las papas con chocos me da igual. Ha mencionado a Antonio Burgos, ¿le sigue teniendo bloqueado en Twitter?

Sigo bloqueado, algo que celebro bastante porque dice que uno se mide por la calidad de sus enemigos y, aunque no lo considero como tal, sí hay muchas cosas sobre las que no opinamos parecido. Hubo un momento en que me atreví a hacer un ejercicio de un Antonio Burgos para Antonio Burgos, para que se viera desde el otro lado de su pluma, que sin duda la tiene, muy buena y muy notoria, y la reacción fue

un bloqueo en Twitter. Me atreví porque él me ha tratado con mucho desprecio, me llama “el cateto ilustrado”, con esa pulsión de los clasistas, despreciando a los que somos de un pueblo como Dos Hermanas con ciento cincuenta mil habitantes… eso, un pueblo. ¿Por qué llama la atención, por ejemplo, que Pepe Viyuela o Beppe Grillo hagan política?

No hace mucho había cementerios para cómicos, como una profesión proscrita y maldita. Parece que seguimos siendo vagos y maleantes. Parece como si la política no fuera la representación del pueblo, porque en el pueblo hay un montón de profesiones, de hecho nos definimos por las profesiones: qué quieres ser de mayor, abogado, futbolista, carpintero… Hay retazos de este clasismo gremial en el que se valida a según qué profesiones para ser tomadas en serio, para tener el título de ciudadano de primera. Si eres abogado o registrador de la propiedad, eres ciudadano de primera, puedes ocupar un cargo político; pero si eres actor, pintor, parece que no eres ciudadano de primera y se te vetan algunas posibilidades. Si eres Pepe Viyuela, Beppe Grillo o Toni Cantó, más allá de que gusten más o menos en sus profesiones o sus opiniones, surge la duda, es noticiable, es curioso: ha decidido ser político. Luego nos quejamos de los políticos profesionales… La política es una función representativa de la sociedad y es más sano cuando la gente ha ejercido de otras cosas, está como más capacitada para entender la realidad y ser un buen representante. ¿Y usted?

Creo que política hacemos muchos porque creo en la política con mayúsculas, que va más allá de lo que hacen los políticos; la hacemos todos. Con esta entrevista posiblemente estemos haciendo política, si la comentan tres colegas tomando café estarán haciendo política o si alguien pone un tuit quejándose de la ciudad también la estará haciendo. Creo que soy más útil desde el lado en que estoy ahora mismo, y ahí voy a seguir por bastante tiempo. ¿Qué sentido tiene la monarquía española en 2018?

Me parece curioso que el máximo cargo en un país, la jefatura del estado, sea hereditaria. Hereditario es el astigmatismo, los pies planos, la diabetes, la hipertensión; lo hereditario, por inevitable, no debería estar en el territorio de la jefatura del Estado. La jefatura del Estado confiada al esperma más rápido me parece cuanto menos arriesgado, incluso un poco temerario. Es como si a la nieta de Fernando Alonso le diéramos ya el carné de conducir porque sabemos que su abuelo condujo bien, pues yo que sé… Si nos parece peligroso que esta muchacha cogiera un camión por una autopista, que alguien coja un país sin pasar examen, que no es otro que el de la democracia… A mí me cuesta trabajo que se presente a la monarquía española como adalid de la democracia, de una democracia que empieza de mí pa allá, sin salpicar. Quieren democracia sin salpicar. Es verdad que Juan Carlos I juega un papel importante en la transición como punto de encuentro,


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con un pacto de mínimos que cumplió su función social en un momento histórico concreto, pero que tengamos una constitución que diga que el hombre prima sobre la mujer y que Felipe VI, siendo el tercero, se salte a piola a Elena y Cristina por ser hombre, me parece que estamos en el terreno de lo anacrónico y pintoresco. ¿Republicano entonces?

Me defino republicano. La monarquía tiene poco recorrido, y será una cosa que caiga por su propio peso. Felipe VI sí me parece un tío superpreparado, que se ha tomado de manera responsable su papel; para mí, sería un perfecto candidato a presidente de la república o jefe del estado, que tuviera la posibilidad de enfrentarse a las urnas y demostrar que está muy preparado… Pero el problema no es que esté muy preparado, el problema es que si no llega a estar preparado también habría sido jefe del estado. Tenemos puesto en la carta magna que si no es maravilloso también nos lo comemos.

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¿A favor de la Memoria Histórica?

Cualquier ejercicio de memoria es sano, no nos puede dar miedo recordar. Hagamos ese ejercicio de memoria histórica para no repetir errores, pero parece que vamos cuesta abajo y sin frenos a repetir precisamente lo que queremos evitar. Que haya tanta gente diciendo que no hace falta ese ejercicio de memoria es muy chivato de que hace más falta que nunca, porque algunos habían echado serrín por lo alto al vómito, y ese serrín hay que recogerlo y dejar todo limpito o acabará apestando, y mucho. ¿No cree que se estén reabriendo heridas?

Lo que no hay que reabrir son cicatrices, porque si hay heridas es que todavía no había cicatrizado. Las heridas hay que abrirlas para desinfectarlas y que cicatricen de manera sana. Probablemente llega el momento de, por qué no, revisitar admirando la Transición para hacer una segunda transición. Se declara feminista, ¿por qué?

Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

El hombre debe ser feminista como perteneciente a la potencial parte opresora; o empezamos a ser feministas los hombres o esto será una guerra de trincheras. No se hubiera podido abolir la esclavitud si Lincoln, que no era esclavo y era blanco como un bidé, no hubiera sido abolicionista. Decir que solo podemos defender las causas que nos tocan directamente es afirmar que no existen los principios y solo existen los intereses; y yo creo en los principios. Eso sí, los hombres tenemos que llegar al feminismo y preguntar “Dónde nos ponemos”, lo que no podemos querer es liderar el feminismo. ¿Autorizaría un referéndum en Cataluña?

A mí no me da miedo saber qué opina la gente. Un referéndum consultivo para saber qué opinan de verdad los catalanes, y luego ya veremos qué se hace con lo que opinan. Me hace gracia cuando se dice que vote toda España, vale, podrán votar en Dos Hermanas, en Soria y en Islantilla, pero lo que opinen en Soria tiene que valer pa ná. Antes de llegar a este punto, que se hubiera consultado y no haberle quitado importancia a la campaña de ese referéndum, donde haber podido explicar por qué había que votar sí o no. Ya veríamos qué hacer, igual es el momento de dar un paso al federalismo, a ver si estos están proponiendo una España de dos velocidades como aquella que Andalucía desactivó el 4-D, cuando el pueblo

tomó conciencia política para rechazar las comunidades de primera y segunda. Pero no me da miedo la democracia. ¿Y qué piensa de algunas declaraciones que culpan a Andalucía de los males de Cataluña?

Hay una parte independentista supremacista, los que dicen que Cataluña estaría mejor si los andaluces no estuvieran chupando del bote con las subvenciones y el PER; mire usted, eso es mentira. O los que dicen que las matrículas universitarias están allí caras porque aquí están bonificadas casi al cien por cien; es mentira. Su independentismo es un independentismo de derechas, hacen políticas económicas de derechas, así que hay que decirles que sean conscientes de que lo que están votando ustedes es un programa de derechas. Durán y Lleida, durante un tiempo el político mejor valorado del país, dijo en una suite del Ritz que los andaluces estaban todo el día en el bar gastándose el PER, pero es que Artur Mas, para defender la inmersión lingüística, dice que a los niños andaluces ni se les entiende; qué necesidad tiene de meter a nuestros niños para defender un idioma tan maravilloso como el catalá… Y Quim Torra habla de la pureza genética del catalán ario… Mezclar política y genética huele de lejos a nazismo. Ese mirar por encima del hombro es innegable. Llegar a la independencia por el ajuste de cuentas me parece muy tramposo. ¿Perjudica a Andalucía que el PSOE lleve gobernando cuatro décadas?

Creo que es sana la alternancia en política. Pero me parece peligroso echarle la culpa a los votantes. Cuando escucho al PP decir que lleva cuarenta años ganando el PSOE, yo creo que debería hacer un poco de autocrítica y pensar “y yo llevo cuarenta años sin ser capaz de ganarle al PSOE, ¿me habré equivocado en los mensajes, en el candidato, en la propuesta, en lo que digo en el resto del España?”. ¿De verdad hay que echarle en cara al votante que cuando no vota lo que creo que tiene que votar se ha equivocado? ¿De verdad nos explican a todos que los otros son más tontos que nosotros? Escucho a los andaluces diciendo que no entienden cómo los valencianos siguen votando al PP; en Valencia no entienden cómo los andaluces siguen votando al PSOE; y nadie entiende en Madrid cómo los catalanes votan a Junts Pel Si, pero en Cataluña los de Junts Pel Si no entienden cómo puede gobernar Carmena en Madrid. Hagamos un ejercicio de empatía, porque en democracia lo que está demostrado es que ganar, gana cualquiera, lo difícil es saber perder, y eso implica aceptar el resultado, hacer autocrítica, cambiar el mensaje… ¿Y qué me dice de la posverdad?

Creo que nos la han colado con la posverdad, esa palabra no hacía falta, ya había una, se llama mentira. Dulcifica lo que es la mentira, todo el mundo está en contra de la mentira pero la posverdad genera debate y entonces ya nos la han colado. Como se hace política de trinchera, acabamos teniendo políticos mediocres que nos representan con mentiras asumidas de por medio. ¿Usted tiene el máster? No lo tiene, pida perdón, explique lo que quiera, asuma la responsabilidad de que la ciudadanía le diga le perdonamos o no. Pero nos saltamos toda esta parte, hay gente que se lo ha perdonado sin que pida disculpas. Nos han colocado en la incómoda posición de defender mentiras que no son ni nuestras, por una cosa de trinchera. Estamos legitimando la mentira, tanto es así que la hemos rebautizado de una forma


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La jefatura del Estado confiada al esperma más rápido me parece cuanto menos arriesgado. más estética, posverdad, fake news. Esto es mentira, hemos decidido maquillarla, disfrazarla, poner flores a lo que apesta. ¿Qué significa para usted el carnaval de Cádiz?

Es un referente. Me parece un ejercicio con poco parangón. En todos los medios hay directores de contenidos, línea editorial, dirección, estás un poco esclavo de encontrar quién, cómo y dónde. Y en carnaval ocurre una catarsis, que solo se da en ese periodo: ponen los micros de las radios, las cámaras de las teles, las redes sociales, todo luces y taquígrafos y se abre el telón, y nadie ha revisado ese repertorio, nadie, y es la única vez que sucede, sale por la radio, por las televisiones, por todas partes, y nadie, absolutamente nadie, ha revisado ese material. Además los que se suben ahí son el pueblo, la gente, que han estado ensayando más o menos, escribiendo más o menos, y entonces pasa lo que pasa en carnaval, que te encuentras grandes genialidades y grandes mamarrachos, porque nadie ha revisado ese material. Lo importante es que es un ejercicio de libertad.

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Y la libertad es imprevisible, ¿no?

No nos podemos echar las manos a la cabeza si se abre el telón y escuchamos una barbaridad, y si alguien dice algo que al público le parece reprobable, pues que se abuchee, que no se aplauda. Me parece sano y catártico. Esto hay que saber explicarlo: no avala el medio de comunicación lo que se está diciendo, no avala el ayuntamiento aunque estén en el teatro, nadie está avalando; se avala y se defiende el ejercicio de libertad absoluto que supone el carnaval. Se defiende la libertad absoluta para decir la mayor genialidad o el mayor mamarracho. A mí me encantan de igual manera las grandes genialidades que las grandes mamarrachadas, lo de en medio me aburre mucho, pero es el peaje a pagar.

Número 15 :

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¿Y si le rapeo “Ya no pierdo energía ni siquiera cuando Manu Sánchez salta de rociero a progre modernito” de ToteKing?

mochila hay muchos fracasos, mi historia no se escribe a base de triunfos. El anhelo de triunfos en el futuro es lo que te hace seguir caminando. Fracasos, los seguirá habiendo, y ahí es donde hay que tirar de confianza, de equipo, de oficio, de optimismo crónico, de inconsciencia, para seguir pa´lante. Eso sí, cuando te la dan con la mano vuelta, duele. ¿Sus pasiones?

El baloncesto, el cine, viajar, porque lo de conocer es de las sensaciones que más me gustan y, sin lugar a dudas, comer y beber. Comer y beber son de las cosas más maravillosas que el ser humano puede hacer, porque mira que el sexo es otra de mis grandes pasiones, pero comer y beber va más allá del sexo: se puede hacer con tu madre, tu padre, hermanos, colegas, solo, delate de un montón de gente, con tus suegros… Tres nuevos proyectos en los que anda embarcado: Tu cara me suena, La cámara de los balones y su futura paternidad.

Los tres son muy diferentes: uno a corto, otro a medio y el otro a larguísimo plazo. Tu cara son tres o cuatro meses de una aventura apasionante, donde voy a aprender, disfrutar, reír mucho y espero que acabe siendo una semillita más sembrada en mi carrera. La cámara es a medio plazo, un proyecto que espero que se alargue mucho en el tiempo; es una ventana preciosa de humor en la Cadena SER de quince minutos para toda Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla. Inauguro la cuarta etapa de La cámara: la inició el maestro Araújo, luego Miguel Doña y Fran Ronquillo, y la brillantísima etapa de Yuyu y el comandante Lara, que han dejado el listón muy alto y por eso apetece el reto. Y la paternidad, pues esa es para siempre, ese es el proyecto más ambicioso de mi vida, que afronto con total ilusión, y creo que va a estar por encima, que me perdonen, de cualquier otro proyecto. Otro proyecto a largo plazo: presidir el Betis.

A mí me gusta mucho ToteKing, y el rap andaluz y sevillano. Creo que cuando el Tote preparaba el disco 78 andaba un vídeo viral mío, el de Folclórica y moderna, donde yo ponía sobre la mesa algo que me parece interesante: ya sabemos que se puede ser moderno siendo rapero, lo que me parece interesante es que seamos capaces de contar al mundo que el flamenco es moderno, que El Pali era moderno, que aquí ya estaba Triana con Jesús de la Rosa haciendo cosas muy modernas, que El lago es muy moderno… que pare ser moderno no hay que abrazar lo oficialmente moderno según lo mainstream o undenground, que Marifé de Triana es moderna y que no hay nada más moderno que Lola Flores diciendo que “Quien no se ha dado alguna vez un pipazo con una amiga”. Esto intentaba con aquella parodia de Folclórica y moderna. Y ToteKing que, a lo mejor es que no le gusto, él a mí me encanta, vaya por delante, decidió meter ese verso. La verdad que el Tote sería un gran aliado en esto de decir “Mire usted, se puede ser rociero y moderno”.

(Risas) Es broma, pero alardeo de mi beticismo porque estoy en la misma trinchera de mis hermanos sevillistas. Veo triste ser de aquí e importar pasiones que responden a centralismos culturales que nos hacen poco favor.

¿Está preparado para el fracaso?

-

Si no estuviera preparado, no iría por dónde voy. En la

Y a más largo plazo aún, ¿tiene pensado su epitafio?

No, pero quiero un entierro de disfraces, lo estoy peleando con mi familia. Me hace ilusión imaginarme a mi padre muy compungido con un tutú… A mí me da igual de qué me vistan, la única duda que tengo es con o sin gafas. Mi madre ha pedido que la entierren vestida de flamenca y mi padre, que es más serio que una cómoda de caoba con tiradores dorados, dice que si muere mi madre, que no la viste flamenca. No respeta la última voluntad de mi santa madre. Ella dice que como más se divierte y los mejores ratos que ha pasado son vestida de flamenca y que, si allí arriba hayalfo, habrá feria seguro, y que la coja preparada.

Un libro: Nada es sagrado de Raoul Vaneigem.


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OPINIÓN

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ORO PARECE, PLATA NO ES. ¿QUÉ ES? -

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TEXTO:

Amaro Sánchez de Moya

L

a conquista brutal de la imagen sobre la palabra que impera de Oriente a Occidente, dando la vuelta al mundo, acerca culturalmente, por primera vez en la historia, al primer y tercer mundo; y lo que es más sorprendente, a las sociedades más avanzadas con las más retrógradas, pues no cabe duda de que en todas las sociedades del mundo, independientemente de su tradición y de su grado de civilización, domina el imperio cultural de la imagen.

Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

Sin voluntad de hacer un canto al elitismo, siento admitir que pienso firmemente que cuando un fenómeno cultural une a muchos, o incluso a todos, es porque es superficial e hijo del facilismo tanto de forma como de contenido. La cantidad a expensas de la calidad es un principio que ha tomado las riendas en un mundo ávido de follows y likes, de entretenimiento fácil, de voyeurismo y de experiencias virtuales fáciles de consumir, para mantener entretenidas unas mentes que están de menos en menos adiestradas para comprender, asumir, emitir o desarrollar conceptos de cierta complejidad o trascendencia. Ya en el lejano siglo XIX, Oscar Wilde, afamado por sus axiomas lapidarios, se lamentaba de que los jóvenes de su época conocían el precio de todo pero el valor de nada. Pero hoy es aún peor, porque actualmente se confunde el precio de las cosas con su propio valor. ¿Por qué? Porque ya no hay capacidad para diferenciar ambos conceptos, y aun menos para tener el criterio de valorar, más allá de seguidores, likes y éxitos inmediatos, la calidad de una cosa. Solo se puede medir su éxito.

La pérdida de la batalla de la palabra es la pérdida de la batalla del pensamiento y, por ende, el de la verdad (o el de acercarse a la verdad). Porque en el baño de imágenes lo único que importa es la apariencia de la cosas y no el valor de las mismas. Parecer que se es feliz, más que serlo; parecer que se es guapo, más que serlo; parecer que se está en un sitio maravilloso, más que estarlo; parecer que se tiene éxito, más que tenerlo… Y para engañar al interlocutor ya no se usa la inteligencia: dialéctica y retórica son vilmente relegadas por el photoshop o por herramientas menos sofisticadas, que ponen un cielo azul o dientes blancos a diestro y siniestro para vender un ideal (que no idea) de exigua felicidad y éxito allá donde en realidad solo hay nubarrones y dientes mellados. Esta es pues una cultura que ignora el valor y desprecia los valores, y, por lo tanto, nos convierte en unos transmisores del engaño, de la vacuidad, de la superficialidad y de la publicidad basada en imágenes y desprovistas de contenido verbal, que nos somete sin retorno a un atontamiento cultural, que en palabras de Vargas Llosa “relega al desván de las cosas pasadas el ejercicio de pensar y sustituye las ideas por imágenes”. Yo no sé qué pensarán ustedes, pero se ha pagado un precio muy alto para poder poner de acuerdo por primera vez en la historia a todo el mundo. La tabula rasa que nos ha igualado a todos, pero por abajo, no parece que nos traiga ni oro, ni plata… ¿qué será? -



FUE MUY

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MANUEL CASTILLO TEXTO:

Juan Luis Pérez

Número 15 :

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Manuel Castillo Navarro-Aguilera nace en Sevilla en 1930. Músico vocacional, se forma primero en su ciudad natal con Antonio Pantión y Norberto Almandoz. “La composición iba conmigo desde chico, mi juguete favorito era el piano, donde me entretenía en sacar de oído la Danza del Fuego de Falla”. En Madrid estudia piano con Antonio Lucas Moreno -andaluz y especialista en la música de Turina- y composición con Conrado del Campo. Finalizados sus estudios en España se traslada a París, donde continúa su formación pianística con Lazar Levy y entra en contacto con la célebre compositora y, sobre todo, profesora Nadia Boulanger.

e regreso a Sevilla en 1954 obtiene la cátedra de piano del Conservatorio. En 1956, llevado por una vocación tardía, ingresa en el Seminario de Sevilla, llegando a ordenarse en 1963. Pocos años después abandona el sacerdocio. Ya en 1960 obtiene el Premio Nacional de Música por la obra pianística Preludio, diferencia y tocata. En 1990 volvería a recibir dicho galardón, esta vez como reconocimiento a su trayectoria.

D

y desarrollo del trabajo de composición de esta sinfonía y, además, tuve que preparar algún ensayo con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla para su estreno, el cual fue dirigido por el maestro Sutej. En aquella charla de presentación de la sinfonía me atreví a definir a Castillo como un “compositor necesario”. Cuando después él lo supo, me dijo que le había gustado esa definición; hoy, con su obra vital ya culminada, me parece aún más acertada.

En 1964 será nombrado director del Conservatorio de Sevilla, al que elevará considerablemente de nivel hasta su renuncia en 1978. Ya en 1972 había iniciado su trayectoria como catedrático de composición. Tras una intensa vida dedicada a la composición, a la interpretación y a la docencia, y después de numerosos reconocimientos, Manuel Castillo fallece en Sevilla el 1 de noviembre de 2005.

Compositor necesario

Como compositor y como profesor, Manuel Castillo nos abrió a muchos andaluces al pensamiento y a la creación musical de la primera mitad del siglo XX y, aunque no participase en la vanguardia de la segunda mitad, nos “informó” de la misma, sin compartirla pero respetándola: así, por ejemplo, nos inició en sus clases de composición en el conocimiento de dos compositores a los que, aunque alejados estéticamente, admiraba especialmente: Cristóbal Halffter y Tomás Marco. ¿En aquél entonces quién podía en Andalucía haber hecho esta labor? ¿Quién podía componer y enseñar música superando a la vez concepciones musicales ancladas en un pasado demasiado remoto entonces? No olvidemos que mientras la Europa libre se recuperaba del tiempo perdido por la tragedia nazi y empezaba a superar el dodecafonismo de la Segunda Escuela de Viena, en la España de posguerra el tiempo de la modernidad -de por sí ya lento en nuestra patriase ralentizó. Por eso era “necesario” que alguien se impusiera la labor de superar esta triste situación.

Con motivo del estreno de su tercera sinfonía Manuel Castillo tenía previsto dar una conferencia sobre la misma. Llegado el momento me pidió que lo hiciera yo, pues él ya no se sentía bien como para enfrentarse a un acto público donde tuviera que hablar. Al fin y al cabo yo había conocido la gestación

En Andalucía, ese alguien fue Manuel Castillo. Continuó de esta forma con el espíritu de su admirado maestro Norberto Almandoz que fue quien, en sus años de formación, le introdujo en el conocimiento de lo que se hacía entonces en Europa.

Su amplia obra se distribuye en géneros muy diversos. Pianista y organista profesional, dedica buena parte de su catálogo a estos instrumentos (conciertos para piano y orquesta, obras para órgano, música de cámara) así como a la guitarra. Compone canciones y música coral, así como un destacado corpus de música orquestal (incluyendo tres sinfonías).


Sevilla, ¿un inconveniente?

Castillo sintetizó, como compositor, de manera muy personal los estilos que él sintió más cercanos a su manera de sentir la música. No comparto, desde luego, la opinión, que él – creo que por respeto- nunca desmintió categóricamente, de que Castillo parte de Falla y Turina. Si, sobre todo, en sus primeras obras, se puede detectar cierto “nacionalismo” a lo Falla, es más por influencia francesa (Ravel, Debussy) que por la del genio de Cádiz. En su etapa de madurez sus grandes influencias fueron Bartók, Stravinsky y, más desde un punto de vista estético que técnico, Arnold Schönberg, cuyas ideas le sirvieron para superar las influencias centralizadoras del lenguaje de aquéllos y abrazar un tipo de atonalidad que culmina en la que para mí es su obra maestra: la Sonata para piano.

Tampoco podemos compartir la opinión de que a Castillo y a su obra le perjudicó el permanecer demasiado apegado a su tierra. Desde luego, en lo personal era inimaginable verlo viviendo en otro sitio que no fuera Sevilla y, si permanecer aquí fue un inconveniente para la difusión de su obra, estoy convencido de que fue un precio que él pagó gustoso.

Alguna vez se ha dicho de Manuel Castillo que triunfó sobre las “falsas vanguardias” de su época, las cuales le habían despreciado. Esto es totalmente incierto. Ni las vanguardias fueron falsas -esos supuestos cadáveres gozan de una envidiable salud- ni despreciaron a Castillo -preguntemos si no a Halffter, a Marco o a de Pablo-; sin pertenecer a la vanguardia Castillo se sintió, si no cómodo con lo que hacían, sí con los que la hacían, los cuales le trataron siempre con sincero afecto y con un profundo respeto por su trabajo (salvando las distancias estéticas su situación es semejante a la de X. Montsalvatge).

El principal “enemigo” de la obra de Manuel Castillo fue, en mi opinión, la desprendida generosidad de su carácter. Sólo así se explica el lamentable estado en que quedó su obra: desperdigada, sin control y difícil de conseguir en la mayoría de los casos. No es que él fuera descuidado con sus creaciones -las catalogaba y guardaba meticulosamente- sino que nunca tuvo el orgullo que como compositor debería haber tenido hacia sus obras, y por ello no protegió debidamente su difusión. A día de hoy, y gracias al celo de sus herederos y de diversas instituciones públicas (especialmente andaluzas), esa situación ha cambiado notablemente. Desgraciadamente la música de Castillo y la de sus compañeros de generación es poco interpretada en la actualidad. No es este el lugar para indagar los motivos de ello. Compositores esenciales de una época señera de la historia musical hispana, esperan su momento. -

Un documental: Manuel Castillo: la elección voluntaria.

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El Castillo compositor


OPINIÓN

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EL DRAMA SE MAMA TEXTO:

Taite Cortés Sr. Nada

ILUSTRACIÓN:

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M

i amigo Pablo que contó con su gracia argentinachoquera un agarrón que tuvieron otros amigos míos (mexicanos) por no sé qué de una infidelidad y concluyó el relato con un “¡Qué de Televisa tiene esta gente en las venas!” que me arrancó una carcajada. Y es que el drama no viene de serie. El drama se mama desde la cuna y se alimenta a diario hasta que te envuelve como una realidad virtual hiperbólica e histriónica en la que resuelves etapas con llantos y desesperación.

Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

¡Qué de culebrón llevo también en mis venas! Lo cavilaba el otro día escuchando un concierto de Lombo por Bambino, que una es bambinista confesa y practicante. Y recordaba cómo he cantado a voz en grito sus canciones en el coche mientras remedaba gestos y flequillazos para asombro de los viandantes y demás conductores, cómo he protagonizado desplantes y desesperaciones al son de desgarradoras letras de no menos desgarradoras historias de pasión y amores imposibles. Cómo he soltado sin pensarlo soy ese amor que negarás para salvar tu dignidad o he recriminado dónde estuviste, ay amor, de madrugada, cuando busqué tu calidez cobarde en la nieve sin sol de mi almohada, o he claudicado al dictado de yo era una llama viva y viva, Y ya no me tengo casi en pie, voy como un barco a la deriva. He crecido con discos de Marifé e historias de mujeres que lloraban su vergüenza de abandonadas La Loba, vaya una fama, no callarse ¿qué mas da? Pero a ver quien me lo llama con la cara levantá; he pegado pasillazos con una toalla a modo de bata de cola mientras lloraba a la reina María de la Mercedes o cantaba a un novillero Madrina, por fuera jardín de rosas, por dentro zarza de espinas, Madrina, mi pena es de Dolorosa pues nadie me la adivina. Y no sólo al dictado de las letras de Quintero, León y Quiroga he trazado esta línea vital. También he bebido de otras fuentes igual de dramáticas y dramosas, de las rancheras de José

Alfredo --Ojalá que mi amor no te duela y te olvides de mi para siempre; Y morir en tus brazos es mi ilusión o Quiero ver a qué sabe tu olvido sin poner en mis ojos tus manos-, de la infinita saudade de los fados -quién no se ha dejado abandonar en ese Si eu soubesse que morrendo tu me havias de chorar por uma lágrima túa me deixaria matar. Y me he bebido -y me sigo bebiendo- telenovelas previsibles y simplonas que no sólo me acercan el habla de mi México amado sino que me llenan las sobremesas -escasísimas pero como se siguen estupendamente- de pasiones, desamores, engaños y lloreras que se prolongan durante capítulos, malvados que piensan en voz alta y buenas buenísimas que acaban triunfando sobre las malas de malolandia. Quizás es a causa de esta dieta rica en infortunios, desdichas y desventuras que durante años he visto normal que las relaciones en la vida real tengan ese punto de chile habanero de los altibajos, que sean como un recorrido en Dragon Khan donde las discusiones y los abandonos compensen la euforia de los reencuentros y las reconciliaciones. Pero igual que se sale de los carbohidratos, se puede salir del drama en vena, en el día a día y hasta en el whatsapp -que los mensajes han destilado estilo bambinista y fatalista-. Y yo me estoy quitando, llamadme madura. Pero a mis taitantos me he dado cuenta que una relación es algo más que atracción fatal; que las dinámicas tóxicas terminan por generar enganchaera pero, también, sobredosis; y que una relación sosegada y sólida puede tener su punto picante pero sin llegar a enchilar. Hoy miro al drama de lejos. Lo he mamado, lo sigo cantando pero ya no va conmigo. Y me descubro escuchando y cantando por Bambino y pensando “cuidado esta gente, la vida que llevaban”. Una canción: Reírse de Bambino.



MICRORRELATOS

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EL FINAL ESTÁ CERCA (III) -

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TEXTOS:

Eduardo Cruz Acillona

Todos mis amigos alaban mis gustos, resaltan mis mejores cualidades, destacan lo mejor de mi carácter… Me gustaría agradecérselo personalmente, pero no sé cómo se para este dichoso horno crematorio…

Buscó su nombre en Google y la pantalla le escupió un arrogante “0 entradas”… Pinchó la opción “Voy a tener suerte” y el McAffee detectó un virus en el disco duro… Respiró hondo y pulsó CTRL+ALT+SUP… En el cibercafé recuerdan que era una buena persona…

Herido en su orgullo, se empeñó en conseguir hacer la “O” con un canuto. Aunque siempre le salía con faltas de ortografía, acabó desarrollando una exitosa carrera política.

Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

Mi artículo de opinión en el periódico de hoy servirá mañana para envolver el pescado. Imposible disimular la cara de besugo.

Puso un circo y le crecieron los payasos. No veas cómo se reían los enanos…

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“Un magnífico día de playa”, dijeron las nubes. Y extendieron sus sombras sobre la arena arruinando la mañana a los bañistas...

El abuelo se lamentó de lo lejos que tenía las zapatillas… Justo en la otra punta del diccionario.

Besó sus labios y no sintió nada… Los volvió a besar… Nada… Separó su cara del espejo y, mirándose a los ojos, pensó: “¿Será que ya no me quiero?”…

Destripó el aparato de radio pero en su interior no halló a nadie. Era una voz interior la que le decía que, si estuviera en Canarias, le quedaría una hora más de vida…

Después de leer El retrato de Dorian Gray, mandó instalar un elegante marco en el espejo de su cuarto de baño. Pensaba que, así, se aseguraría la vida eterna. Murió a las pocas horas, tras resbalar en la bañera. El cristal del espejo estaba empañado.

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AUTOR:

POESÍA

EN EL CO N CIE RT O (MAH L E R) Juan Lamillar Jai_Pi_Gi

(Poema inédito)

Número 15 :

Mientras mastica esta música su miedo por no gritar lo suficiente el miedo del que escucha, mientras suenan timbales de agonía y tiemblan los triángulos sutiles, yo miro, espectador de las primeras filas, a una violinista de dolida belleza, y sus ojos abriéndose a la búsqueda de tantas imposibles melodías, y sus manos que rescatan la música en el mismo momento en que ya ha huido. Es su rostro el antídoto del doliente veneno de estas notas que se recrean, fugaces, en la muerte. Aunque ella participa en su creación y sabe los senderos para llegar al claro de este bosque final alzado en llamas, el desdén de sus labios certifica la vida.

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

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ILUSTRACIÓN:


EROTISMO

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ENCUENTROS DE ARENA TEXTO:

Beatriz C. Bravo Jai_Pi_Gi

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ILUSTRACIÓN:

N

Número 15 :

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

ota el color de su espalda rindiéndose a los encantos del sol a cada segundo que pasa, pero lo único que mantiene su atención es su vecina de toalla, al menos diez años mayor que él, pero tan sensual que cada vez que fija su mirada en ella, su sangre le bombea el corazón con tanta fuerza que reza para que no bombee nada más que pueda dejarle en evidencia. Tras un largo baile de risas y bromas entre ambos, decide intentarlo, acompañado de los vítores mal disimulados de sus amigos. El primer paso es la conquista de su toalla, un triunfo equiparable a la toma de un territorio. El segundo paso lo da ella, jugueteando con un polo que desaparece entre sus labios, abarcándolo por completo con la lengua. Succionando. Le mira directamente y la sangre comienza a bombearle más abajo. Por alguna razón no se siente avergonzado, así que no esconde su erección cuando ella le escudriña con su mirada mientras el helado sucumbe al fin bajo su lengua.

y gimiendo un poco entre sus labios. Su lengua aún está fría por el helado y la sensación contra su piel ardiendo es brutal. Tantea la parte de abajo del bikini, húmedo por el mar y por sus besos y frota su erección contra ella, imaginándose el sabor de la explosión salina de su sexo contra su boca, bosquejando mil maneras de follarla en su mente. El ruido de los bañistas se manifiesta de nuevo cuando ella interrumpe el beso. Recoge rápido y murmura “ahora vuelvo” a sus amigas. Controla tan bien la situación que por un momento es consciente de la diferencia de edad, habituado a llevar él las riendas. - ¿Vienes? – Le apremia. - Donde tú quieras. -

Se crea un breve silencio tenso en la playa abarrotada de gente. Su movimiento es tan rápido que le pilla desprevenido cuando le besa con la boca abierta. Incorporándose a su altura Una canción: I kissed a girl de Katy Perry.



OPINIÓN

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PERFIDIA DE ESPAÑA. UNA MACROCOPLA ASÍ LLAMADA TEXTO:

María José Andrade

“Las malas lenguas cultas la llamaban Aspasia, como a la mujer de Pericles, aquella que, con su perfidia, llenó de sangre el mundo de las calles de Samos y Megara”… Eso es la perfidia: la maldad extrema.

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sí es Perfidia de España. Una macrocopla así llamada. Una novela que, publicada en una pequeña editorial, se hace grande y se crece entre las páginas que conforman esta historia coral, en la que Sevilla es la protagonista. Una ciudad que con fama de abierta, juerguista y jaranera, guarda el silencio y el miedo tras las puertas de los grandes palacios y las casas más humildes. “Yo me identifico con el notario que aparece en Perfidia de España”. El que se presenta de esta manera es Javier Ros, autor de una novela singular, irreverente y realista. Un profesor sevillano, doctor en Ciencias de la Educación, antropólogo y narrador artesanal, que ha levantado acta de todos los entresijos de una época en la que Sevilla era y no era. Una Sevilla que existía a duras penas conviviendo con un universo paralelo poblado de señoritos, juergas, vicio y copla.

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Sí han leído bien... copla. Esa partitura que definió tan bien a una parte de esa sociedad que se identificaba con las letras de autores universales como los maestros Quiroga y Rafael de León. Ellos que representaron el “saber popular que encierra todo el saber: que es saber sufrir, amar, morirse y aborrecer” y que pusieron música a más de una noche de desenfreno “con coplas que nos han matado”.

El notario asiste perplejo a una época violenta y grosera en la que hay hambre. Hambre de comida, hambre de conocimiento, hambre de saber, hambre de libertad... Hambre. Unos años en los que se paseaban por las calles sevillanas los que se llamaban a sí mismos, “salvadores de los valores de una nación grande y libre”, y en cuyas casas se tapaban los “pecados” bajo los rezos y la mudez de sus virtuosas mujeres. Fuster abrirá la caja de Pandora en forma de testamento. Una herencia que será recibida con el rencor de los años de abandono en un orfanato de Sevilla; años en los que la rabia dio paso a la envidia que anidó en el corazón de Estrellita y que la convertirá, de la noche a la mañana, en la mujer rica con la que siempre soñó. Un sueño que se hará realidad en Perfidia de España. Un espectáculo de variedades que presentará en la Feria de Abril de 1958 y que terminará en una guerra campal por un premio un tanto curioso para nuestro siglo XXI pero que en los años cincuenta era un auténtico tesoro: un jamón de Trévelez.

Y ahí, en la ciudad que nunca quiso dejar de ser el centro del mundo, José Fuster Benjumea, notario del Ilustre Colegio de Sevilla, escribe y describe la conducta humana en un escenario en el que su “amada Patria” le obligó a ver, oír y callar. Un hombre que, como otros muchos hombres y mujeres, sufrió un exilio interior que ocultaba lo que su alma anhelaba.

Personajes abandonados a su suerte. Prostitutas que se venderán por un techo en el que cobijarse. El blanco de los marineros estadounidenses. Las dudas de un cura de pueblo que se debate entre el amor a Dios y la pena por no tener una familia. Queridas abandonadas. Traiciones y muertes. La vergüenza presente en una Sevilla que se debate en una doble moral. La distinción entre clases. El terror a que sean descubiertos los ideales de valientes como Aquilino; el hombre que no podía escapar pero sí disimular tras sus chistes.

José Fuster decidió relatar y dejar constancia de todos los sucesos que, en una noche de una lejana Feria de Abril, tuvieron lugar en un teatro de variedades. Un relato cruel y descarnado que encerró bajo la llave de su honradez, y en el que mostraba La piel de zapa consumida por los excesos de una generación privilegiada por el régimen franquista.

Perfidia de España es el resumen de la “Sevilla que reza, peca y canta… devota del jamón, las gambas y la paella”. Es la crónica de una España que comienza a huir con disimulo en trenes de madera y a días de distancia de su destino. Es la crónica de una generación huérfana que, en pro de una vida mejor, llega hasta Alemania con bocadillos de chorizo


Un mundo irreal en el que la “gente de bien”, toma distancia de los “desgraciados” que habitan en el circo que recorre Andalucía de feria en feria. Una metáfora hecha a imagen y semejanza, de una vida que trascurre tras los visillos del recelo de todo un país que ya no tiene lugar para el que mirar sin disfrazarse. Perfidia de España es la capea de los señoritos. La copla no escuchada que se mezcla con los mariachis en una noche de alcohol y putas. Es la mantilla y la peineta. Es el secreto de confesión de los vicios que son perdonados con la bula de comilonas. Perfidia de España es un homenaje a los que se quedaron entre las paredes de una noche eterna. A los que se marcharon renegando de una España cainita. A las mujeres que sufrieron el abandono y el maltrato de unos hombre que no las respetaban por el simple hecho de ser unas sirvientas que “no servían ni para parir”. Perfidia de España es el Circo Eduardini. Es el notario Fuster. Es Merceditas. Es la tata Cloti. Es Inmaculadita. Es Oswaldo. Es Tien-Tsin. Es el bar Plata. Es el golferío sevillano. Es el alma malvada que recorre los recovecos de las Siete Revueltas. Es Carmela “La Guapa”. Es la marquesa de Pedroche. Es el arte de los maestros Quiroga y Rafael de León. Es la Virgen Milagrosa que de casa en casa va como La falsa monea. Es el reverso de los cuadros de las tallas más veneradas de la ciudad, que celosamente guardan las fotografías de Lenin y de Stalin (una “travesura” de los hijos que respiran nuevos aires). Perfidia de España es la playa de María Trifulca “con sus puestos de melones, kioscos de refrescos, garitos y tabernas diversas”. Es el destructor Jefferson con su marinería por la calle de la Sierpes y por la que más de una mocita suspira. Es la Alameda de Hércules. Es el “tío del bigote”. Es el limpiabotas que toca el pianillo en la calle Alemanes. Es el censor que mal disimula en una borrachera su “desviación sexual”. Perfidia de España es Inocencio, el hijo de la mano derecha de Queipo de Llano que en el largo viaje sin retorno,

en el mítico Catalán, descubrirá la verdadera cara de un padre que mató sin piedad bajo la orden de “a sangre y fuego”. Perfidia de España es Sevilla llorando y amando entre copla. Es María de la O. Es Tatuaje. Es La Lirio… Perfidia de España es el fin de fiesta de una noche en que “Dejaste el caballo y lumbre te di, y fueron dos verdes luceros de mayo tus ojos pa mí… Ojos verdes, verdes como la albahaca verdes como el trigo verde y al verde, verde limón…”. -

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envueltos en papel de periódico y maletas llenas de fotos en blanco y negro, espanto y pérdida.


PINTURA

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LA SEVILLANA QUE INVENTÓ EL BARROCO PORTUGUÉS TEXTO:

José María Rondón

Josefa de Ayala, bautizada en 1630 en la iglesia de San Vicente con el padrinazgo de Herrera el Viejo, alcanzó fama, riqueza y, sobre todo, reconocimiento artístico desde su taller instalado en la pequeña localidad de Óbidos (Portugal). Desde allí, trabajó géneros como el bodegón, ejecutó importantes retablos e impulsó un Barroco de personalidad única, más amable, menos severo. En su testamento reclamó que

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udo haber sido monja de clausura, mística arrebatada, feminista sin saberlo o poderosa terrateniente. Pero la de Josefa de Ayala o Josefa de Óbidos –la vila portuguesa en la que residió casi toda su vida- es una de esas existencias que quizá se entienden mejor a contracorriente de la Historia. Por encima de todo, fue una artista extraña y pulcra surgida en el calambre del Barroco, que asumió como algo más que un movimiento estético. Para ella fue un modo de conducta, un desacuerdo con la austeridad, una actitud que trascendía el arte para ser, mejor que nada, un modo de estar fieramente en la vida. Esa soltura le dio munición para elegir su senda, tan poco explorada en su tiempo: una pintora de éxito en el siglo XVII. Pero, hasta plantarse con voz propia en el circo del arte, Josefa de Ayala (Sevilla, 1630- Óbidos, Portugal, 1684) gastó una biografía con inéditos engranajes. Ella inauguró linaje en el matrimonio formado por el portugués Baltasar Gómez Figueira y la sevillana Catalina Camacho de Cabrera Romero. La madre era hija de un militar de alto rango. El padre, al parecer, probó fortuna en la vida castrense incrustado en un contingente militar que partió en 1625 hacia Cádiz para luchar contra los ingleses. Poco después llegó a Sevilla, donde intentaría ganarse la vida con el pincel. Allí había una colonia lusa muy importante. “Una cuarta parte de sus moradores son nacidos en Portugal”, escribe, por esas mismas fechas, el cronista e historiador Manuel Severim de Faria. “En muchas de sus calles se habla nuestra lengua, y no la castellana”, añade. Según consta en los documentos preparatorios del enlace, la boda se resolvió en un plazo breve, quizás por el embarazo de la novia. La ceremonia, de la que no se ha hallado aún registro en los archivos parroquiales, tuvo que celebrarse hacia finales de 1629. Sí consta, en cambio, que la niña fue bautizada en la iglesia de San Vicente el 20 de febrero de 1630. Francisco Herrera el Viejo ejerció de padrino. La presencia del afamado pintor podría explicarse por dos razones: o bien el padre de Josefa aprendía el oficio de pintor a sus órdenes y, por tanto, parece lógico que el maestro

aceptara patrocinar a la primogénita de su discípulo, o bien Herrera el Viejo se encontraba entre las amistades del abuelo sevillano de la niña, bien relacionado en la ciudad. Luego, poco se sabe de la carrera artística en Sevilla del padre de Josefa, Baltasar Gómez Figueira. Queda constancia de que el 13 de junio de 1631 superó la prueba para ingresar en el gremio. Los pintores Miguel Güelles, Francisco Varela y Jacinto Zamora lo juzgaron “hábil y suficiente” en el arte de la pintura al óleo y el dorado y lo describen como “un joven de buen cuerpo, los dientes apaisados de hasta edad de veinte y siete años”. El 20 de febrero de 1632 nació la segunda hija, Luisa, muy enferma al parecer, hecho que aceleró su bautismo. También consta el paso por la cárcel del progenitor de la pintora por un asunto de deudas en 1633, hecho que obligó a intervenir como avalista al rico comerciante portugués Simón de Fonseca y Pina. Posiblemente, este revés económico desencadenó que Gómez Figueira abandonase Sevilla en 1634, llevándose a su mujer y a sus dos hijas. La familia se instala, primero, en Peniche, y después, en Óbidos. En 1644 recibe uno de sus más importantes encargos: seis tablas para el altar mayor de la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, en Coimbra. Y allí, posiblemente, ya le acompaña su hija mayor, pues en su primera obra conocida, un grabado de Santa Catalina, aparece la firma: Josepha d’Ayalla, em Coimbra 1646. La estampa es, sencillamente, soberbia. “Es extraño que en un país sin tradición en el arte del grabado, una mujer tan joven y, necesariamente, sin experiencia ejecute una obra de tanto nivel”, valora Joaquim Oliveira Caetano, uno de los comisarios de la última gran exposición dedicada a la artista (Museu de Arte Antiga, Lisboa, 2015). A partir de ahí toma vuelo la trayectoria vital y artística de Josefa de Ayala, que poco o nada tiene que ver con la imagen de una pintora ingenua, rústica, voluntariosa, casi provinciana con la que generalmente se la ha despachado. Porque, hasta fecha reciente, ella había quedado, por lo general, miniaturizada a relleno de los grandes artistas


“Cuando nos acercamos a la documentación conocida sobre Josefa de Ayala, ésta revela una autonomía infrecuente entre las mujeres del siglo XVII. Su independencia estaba basada en una absoluta seguridad económica”, vinieron a alumbrar los expertos del Museu Nacional de Arte Antiga (MNAA) a raíz de la exposición que se le dedicó hace tres años. Y esos ingresos provenían de los negocios y las tierras, pero también de la pintura, “que ciertamente fue la base de su libertad”, recalcaron desde la pinacoteca lisboeta. De su vida se sabe que ingresó en un convento de clausura, pero que no llegó a profesar. Allí, eso sí, conoció los textos de Teresa de Ávila, que le acompañaron el resto de sus días. Con toda probabilidad, Josefa de Ayala aprendió el oficio en el taller de su progenitor, acaso el ecosistema ideal para formarse artísticamente y pasar desapercibida en un hábitat puramente masculino. En esos primeros años, la colaboración entre padre e hija es estrechísima, tal como se descubre en los bodegones, género que ambos introducen en Portugal. De 1647 datan sus primeras pinturas de pequeño formato, y hacia 1660 arranca a trabajar en los grandes, especialmente retablos, que tienen un rotundo éxito. Con apenas treinta años, ella ya es una pintora de gran fama, con una producción que ha superado a la de su padre. Tanto es así que a la muerte de éste, ocurrida en 1674, la artista rechaza continuar con el taller de su progenitor. No obstante, ya en 1663, la pintora aparece en algún documento como “mujer emancipada”. Esta figura jurídica, equiparable a la viudez, es la única que le permitía a una mujer realizar negocios, firmar contratos y hacer transacciones sin la vigilancia de un hombre, ya fuera

padre, marido o tutor. No se sabe qué motivos económicos o afectivos están en el origen de esta independencia, pero sí su consecuencia artística: el éxito de su producción religiosa, donde consolidó imágenes con sello propio. “El drama está en la tierra y ella quiere reflejar el gozo en el mundo celestial”, explican los expertos de la pinacoteca lisboeta. “Las penas ya las vemos aquí, ¿para qué reflejarlas? Josefa de Ayala aspira a representar la felicidad que nos espera”. Ocurre así con sus representaciones del Menino Jesús, Salvador do Mondo, que harán fortuna entre coleccionistas y amantes del arte más allá de su tiempo. Son niños de cuerpo rechoncho, con tules transparentes y joyas en el pelo, que aparecen rodeados por guirnaldas de flores. Con todo, la aparente amabilidad de la imagen queda trastocada por una señal leve, pero indicativa del futuro que aguarda a la criatura. Así, a veces, la cinta del sombrero no es tal, sino una corona de espinas; otras, el escapulario que luce en el pecho contiene el acrónimo de la cruz, Inri. “Josefa de Óbidos no tiene nada de mojigata ni de infantil y, técnicamente, tampoco era una artista menor”, concluyen hoy los expertos. En un caso ciertamente extraño en el siglo XVII, Josefa de Óbidos no contrajo matrimonio y vivió rodeada de criados y de dos sobrinas, a las que pidió en su testamento que sus bienes estuvieran vinculados a un linaje femenino. Las últimas voluntades de la artista –redactadas un mes antes de su fallecimiento, que ocurrió el 22 de julio de 1864- revelan un profundo sentimiento religioso, con un aprecio por los ritos externos y un conjunto de devociones particulares muy propias del tiempo y el lugar que le tocó vivir: “Que todos me ayuden a alcanzar la divina misericordia para el perdón de mis pecados y que mi alma sea llevada ante la Gloria para la que fue creada…”. -

Una película: La mejor oferta de Giuseppe Tornatore.

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del siglo XVII, situada en la amplia estela de Francisco de Zurbarán, o, en el mejor de los casos, como aventajada intérprete de las particularidades que adoptó el Barroco en Portugal, acaso menos fiero, menos radical: alegre, colorista Apenas esto, cuando todo lo suyo despacha un voltaje único, intransferible, con algo de esa inquietud que alberga la inocencia cuando se nos presenta en su forma más pura.


HEREJES DEL SUR

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GERVASIO IGLESIAS EXITO Y GLORIA TEXTO:

Javier Gotor La Muy

FOTOGRAFÍA:

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a primera persona del singular y del plural se mezclan de manera irremediable en las respuestas, tanto como las segundas personas en las preguntas, y no por incoherencia sino por todo lo contrario. Del individuo al grupo y de lo local a lo universal. Esa es la filosofía de este niño grande que pelea día a día con los bancos para que le dejen contar historias que ocurren en su tierra. Productor por casualidad de la llamada Generación Cinexin, la generación de oro del cine andaluz. Es Gervasio Iglesias.

¿Qué recuerdos tienes de tu infancia?

Tenía un gran mundo interior. Los recuerdos que tengo son fantaseando en mi cuarto, jugando solo, leyendo. Tengo una hermana mayor que yo y se fue pronto de casa. No tuve mucho contacto con ella. Jugaba en el pasillo a los cowboys y a hacer ligas de fútbol. Leía mucho. Me encantaban los relatos fantásticos y la ciencia y los programas de Jiménez del Oso de terror.

SEPTIEMBRE - OCTUBRE

¿Por qué más libertad?

Para nada. La veíamos mientras comíamos. Lo único que no me aburrían eran las películas y el Un, dos, tres.

En aquel momento, y ahora también, todo estaba centralizado en Madrid con una forma de contar las historias, de qué historias debían contarse. Nosotros aquí dimos la primera pedalada para poner en marcha nuestra pequeña industria poniendo tú el piñón y el plato para llevarla a donde quieras. De esa manera cuentas historias que de otra forma no se hubieran contado.

¿Qué era el cine para ti?

La primera fue Underground.

No eras un niño pegado a la televisión.

Número 15 :

de que podíamos hacer lo que queríamos aquí y de que si lo hacíamos desde Andalucía, lo haríamos con mucha más libertad que en otros sitios.

Los primeros recuerdos son de muy niño, y recuerdo lo bien que me lo pasaba. Más adelante hay un momento de mi vida en que sí me quedo fascinado con el cine que es al ver La guerra de las Galaxias, Apocalipsis Now y Arrebato. Resumen lo que me gusta: cine de género, fantástico y de historias potentes. Es lo que hacemos nosotros. Cine de género pero con historias por debajo. ¿Qué ha significado para el cine andaluz la Generación Cinexin?

(Resopla y toma aire) Fue una semilla que germinó donde parecía imposible que germinara porque no había estructura, pero como éramos muchos salió. Nos empezamos a convencer

Nadie pensaba con aquello que íbamos a llegar al punto en que estamos hoy. Además te decían que esa historia era muy local. No entendían que la potencia que tenían esas historias es que son universales. Eso es lo importante. Y estaba Alberto Rodríguez.

Exacto. Todos pensábamos que Alberto conseguiría algo en el mundo del cine porque era muy bueno. Esa es nuestra suerte, que hemos tenido a Messi en el equipo y que tirara para adelante. Esa generación, ¿ha bebido del cine anterior de Saura, Bollaín…?

Claro que sí. De hecho, Bollaín fue el primero que me dio


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una oportunidad en el cine. Con diecisiete años monté con otros amigos un Cine Club en el pabellón de Uruguay. Allí proyectábamos películas rarísimas pensando en que no iba a ir nadie. Y resulta que se llenaba. Tras ése, fuimos haciendo festivales de cine para arruinarnos y cada vez iba más público. Uno de los ciclos fue con Bollaín con Las dos orillas. El ciclo era en fin de semana y el lunes le devolví los cortos. A los quince días me llamó porque le llamaron para una serie en Canal Sur y me dijo que me fuera con él. El único motivo por el que me llamó fue porque fui la persona que le pedí lo cortos que más pronto se los devolvió. ¿Qué momento vive ahora el cine andaluz?

Un momento muy ilusionante y muy delicado. Esto está funcionando porque muchos años se ha hecho un trabajo muy calculado. Lo importante ha sido producir, producir y producir para contar bien nuestras historias y hacerlo con calma. Además, hemos tenido una solidaridad con los demás extraordinaria. Ahora es el momento de la gran expansión y el peligro que trae es que entre gente que no tenga ese espíritu y quiera conseguir beneficios propios. Creo que si pasara, esta industria no está tan madura como para soportarlo. A nivel creativo es un momento fantástico, y además la gente se está pudiendo dedicar a esto sin tener trabajos paralelos. El que se crea que ya ha hecho algo en su vida, está acabado. Hay una frase que me encanta: “Es mucho más fácil sobrevivir a un fracaso que a un éxito”.

Y qué momento más apasionante el que vivimos de cambio en el sector, ¿no?

Es tremendo. Es lo bonito de esto, que cada cinco años el sector audiovisual da un bandazo. Cambian las formas de producir, las de contar las historias al público. El desarrollo tecnológico ha provocado un cambio en las ventanas de consumo. Cambia la narrativa de cuando haces películas a cuando haces series. Me parece maravilloso que por primera vez en Andalucía hemos partido desde la misma línea de salida que el resto de comunidades productoras de cine del mundo. Si hace quince años alguien te dice que la serie con mayor presupuesto de España va a ser hecha en Andalucía y contando una historia de Sevilla, nadie se lo hubiera creído. ¿La bajada del IVA es la solución para que las salas de cine se vuelvan a llenar?

No va a influir. Me parece muy justo que se haya bajado porque no puede estar tan gravado el consumo cultural. En su momento sí hizo que la gente dejara de ir al cine porque se estaba creando la tormenta perfecta. Pero ahora vivimos en un momento totalmente diferente, es el momento de las plataformas. Ya nadie piratea películas.

Se han hecho dos cosas importantes: productos con mucha calidad y reproducidas en HD en una pantalla de plasma y


HEREJES DEL SUR

“Me gustan los fracasos de verdad. Si hay fracaso es que ha habido riesgo y para que haya éxito tiene que haber riesgo” -

con un buen equipo de sonido. Al final compensa pagar diez o quince euros al mes más que el rato que te pasas buscando la película para encontrarla con mala imagen. Lo último que queda es la inmediatez. Que se estrene la película y la puedas ver en tu casa. ¿Y el futuro de las salas de cine?

Quedarán películas comerciales hechas para las salas y películas para las plataformas. Y creo que está bien. Sin embargo, si el precio de las plataformas fuera de cien euros, la gente se lo pensaría.

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¿Habéis tenido que romper muchos tópicos?

Cada vez menos. Al principio sí. Recuerdo cuando hicimos 7 vírgenes, en los círculos de Madrid decían que éramos unos chavales a los que les había sonado la flauta. Pensaban que no estábamos capacitados, el acento andaluz era otro problema. De hecho, en el documental de Alejandro Sanz, Alejandro nos contaba los problemas que había tenido con eso hasta que consiguió el éxito con Corazón partío. ¿Qué ocurre con el acento andaluz?

Ocurría. Ahora es todo lo contrario. Antes nos veían como gente sin estudios y sin preparación y actualmente no es así, y eso se refleja en las películas. La última serie que he visto es El día de mañana de Movistar. Uno de los personajes principales es Jesús Carroza. En la novela era un personaje catalán con un acento muy marcado y, sin embargo, en la serie deciden dar ese papel a un andaluz con su acento. Lo que antes era de segunda categoría ahora es un valor. En definitiva, se han dado cuenta de que esta forma que tenemos de contar las historias que pasan aquí es mucho más vanguardista. Se nota mucho en los mercados internacionales. La gente se interesa mucho por saber lo que se está haciendo en Andalucía. Hemos sido los dueños de contar nuestras historias y eso es fundamental para una cultura.

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¿El cine es solo entretenimiento?

En la primera capa. Por debajo estás contando una historia de peso que habla de cómo somos y cómo es nuestra sociedad. Para contar algo, tienes que hacerlo de principio a fin para que el espectador no lo deje a la mitad y para eso tienes que entretener. ¿Buscas historias que trasciendan?

Hay una gran diferencia entre el éxito y la gloria. El éxito te lo da el público de forma inmediata y la gloria te la da el tiempo. Todos aspiramos a esas dos cosas. Algo que sea muy reconocido en el momento pero sobre todo que permanezca en el tiempo. Me gustan las dos, pero si tuviera que elegir, elegiría la gloria sin duda. Eso son los cásicos.

¿La industria cultura tiene el apoyo político necesario?

No me gusta hablar de política. Soy muy escéptico. Está claro que los datos de puestos de trabajo de las industrias culturales en España son muy importantes. Y en Andalucía hay un dato apabullante. En el sector de técnicos audiovisuales la tasa de paro es cero. En el sector audiovisual sí se apoya porque genera empleo y aportamos al PIB. ¿Se ha abusado de la subvención?

Se abusó porque había mucho dinero y a los políticos les interesaba la foto. No era lo debidamente difícil conseguir un millón de euros para hacer una película. Y mira con ese presupuesto haces una película con pocos actores y que no entra en el mercado. Esa visión del exceso de subvención creo que estuvo muy dirigido por un sector mediático después de la famosa gala de los Goya que se politizó demasiado. No me gusta que en actos que engloban a todo el mundo del cine se lancen proclamas políticas. Hay gente de izquierdas, de derechas y gente que no es de nada. ¿Tú no eres de nada?

Soy escéptico. Mi forma de ser en la vida y mis valores y pensamientos son vanguardistas, siempre buscando nuevos límites y, por tanto, desde una terminología antigua podría decirse que soy más de izquierda. Pero bueno, esa terminología es del siglo XX. Hay pocos políticos que no caen en la endogamia de mirarse el ombligo y de entrar en una burbuja, alejándose de la realidad. No me gusta mezclar la cultura con la política porque es un barro en el que no debe estar. Antes has dicho que con un millón de euros para una película no haces nada. ¿Cuánto vale hacer cine?

En España el coste medio es de dos millones seiscientos mil euros. Para hacer una cosa de calidad necesitas siete u ocho semanas de rodaje mínimo, con un equipo de técnicos con sueldos modestos, pero sumando alrededor de unas cuatrocientas personas, el coste es elevado y si quieres llevarlas a las salas, necesitas una inversión en publicidad grande. Las películas que están funcionando en España están en una horquilla de entre tres millones y medio a seis millones. Eso no te garantiza el éxito pero esto no es escribir un libro en que el coste es tu tiempo. Se espera un final de año e inicio de 2019 muy potente para Andalucía y Sevilla desde el punto de vista audiovisual ¿no?

Van a ser cuatro meses muy buenos. Viene el Festival de Cine Europeo, que se valora mucho en Europa, los premios del cine andaluz (ASECAN) y luego los Goya. Eso genera riqueza y posiciona la ciudad como lugar con capacidad de hacer cosas, y hacerlas bien. Andalucía desde el siglo XIX se ha vendido


“Andalucía es un gran plató cinematográfico, pero también es un gran centro de producción” -

como una tierra de servicios. Siempre dicen que este es un gran plató cinematográfico, y lo es, pero también es un gran centro de producción.

de Plata. Llegamos todos y cuando llegó Alberto un poco más tarde, empezamos a aplaudirle.

En unos premios Goya diste las gracias a dos personajes andaluces: Camarón y Silvio. ¿Por qué?

Claro. Y lo bonito es que sigue siendo el mismo tío que cuando empezamos. Todos seguimos siendo los mismos hasta para hacer los sanedrines en los que vemos los cortes y vamos a degüello.

¿Qué tipo de ofrendas?

Ya habían hecho La leyenda del tiempo y aquello no había funcionado, y entonces Pepe Roca se llevó a Camarón a Punta Paloma para estar allí tranquilos. Por lo visto, el segundo día dice Pepe que salió a fumar y que, cuando abrió la puerta, había una cola de mil gitanos con ofrendas de todo tipo, desde cabritillos, niños para que los tocara, platos soperos de cocaína… De todo. Y eso lo abrumó. Has hecho casi de todo: películas, documentales musicales, series, cortos… ¿Con qué disfrutas más trabajando?

¿Tienes miedo al fracaso?

No. A mí lo que me gusta es que los fracasos sean fracasos. No me gusta quedarme en medio. Dicen sobre Nietzsche que te gusta o lo puedes detestar, pero si te deja indiferente no eres un ser humano. Pues igual. Si hay fracaso, es que ha habido riesgo y para que haya éxito tiene que haber riesgo. Si ni molestas ni enfervorizas, es que no has hecho nada nuevo. ¿El hombre es un lobo para el hombre?

Para nada. No hay cosa que más me guste que la gente. Otra cosa es el poder y el dinero y lo que eso provoca. Somos seres tan maravillosos que nos inventamos cosas tan abstractas como las matemáticas, la música o el dinero. Si tu vida fuese una película, ¿qué género sería?

Una comedia de ciencia ficción. Cuando estoy con alguien, me gusta que pasen cosas, si no, no me interesa. ¿Hay cantera?

Con las películas y documentales musicales. Las dos cosas que me apasionan y a las que creo que le tenemos cogido el truco.

Viene gente detrás pegando fuerte. Sobre todo David Sainz con la gente de Malviviendo. Y vendrá otra después. Por eso hay que intentar que la estructura, que es buena pero precaria, se asiente.

¿Por qué decidisteis hacer Omega?

¿En qué estáis trabajando ahora?

Para mí, Omega es la primera vez que escucho Esta no es la manera de decir adiós. Me pongo a llorar como un tonto. Ahí entendí a Morente. ¿Cuál ha sido el mejor momento de tu vida?

Espero que no haya llegado todavía (risas). Hay dos o tres momentos a nivel profesional que no olvidaré nunca: uno es el día que le ponemos a la familia Morente el primer corte de la película. Nos vamos a su casa del Sacromonte. Allí estaban todos. Cuando acaba la proyección, me dijo Estrella “Gerva, gracias por volver a traer a mi padre al salón de mi casa”. Fue la primera vez desde que murió Enrique que vieron algo de él. El otro momento es cuando le ponemos el corte a Alejandro Sanz de su película, porque hay un momento en el que se pone a llorar cuando ve la parte de México. No sabía que hubiese nada de esa etapa. Otro momento fue cuando pasamos 7 vírgenes en San Sebastián y por la tarde nos llamaron para decirnos que habíamos ganado la Concha

Acabamos de terminar de rodar una comedia con un director argentino en la que participa Dani Rovira con muy buena pinta, estamos levantando el próximo proyecto de Juan Cruz y la próxima película con Alberto que puede ser que sea de ciencia ficción. No habéis hecho nada sobre la Guerra Civil.

Alberto y yo muchas veces hablamos de que nunca se ha hecho una buena película de género de guerra sobre la Guerra Civil. Pero de momento hay otras cosas que me apetece contar antes que la Guerra Civil. Gracias por tu tiempo, Gervasio.

Gracias a ti. -

Un libro: Doble esplendor de Constancia de la Mora.

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Son dos influencias. Representan muchas de las cosas que me gustan. Silvio es un tipo que tiene una forma mágica de ver la vida. Vivió ajeno al dinero durante toda su vida. Creo que es una forma de vida que aún persiste en Andalucía. Cuando montamos la productora, nuestro eslogan era “El dinero no es el fin, es el medio”. Camarón siempre me ha parecido un héroe griego clásico con ese final trágico. Tenía el don, y siendo una persona que no hablaba, revolucionó el cante. Cuando su pueblo lo empieza a seguir, se abruma. Le llevaban ofrendas.

¿El líder?


OUTSIDERS

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¡NO VALE BUJI ! TEXTO:

Paco Brida

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¿Quince minutos u horita y media? ¿Cómo son tus siestas? Con la mano en el corazón, reflexiona y sé sincero. Yo soy de siesta de horita larga, pantalón desabrochado, barriga por encima del calzoncillo, zapatos quitados, calcetines bajados y mando en la mano. Qué pasada la siesta, no somos conscientes. Las mejores son las que se dan el día que vienes de tomarte seis o siete birras con los colegas, has comido algo rápido en casa y te dejas caer en la orejera, madre mía… como diría Rocio Jurado, “Qué no daría yo”.

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ues bueno, yo intento hablar algo de deporte desde un punto de vista un poco outsider, y aunque la siesta debería ser deporte nacional no van por ahí los tiros. Resulta que la semana pasada llegaba yo con media docena en lo alto y me dejé caer en la butaca; cuando aún andaba por el primer sueño, me despertaron los chavales de la urbanización con un balonazo en la pared de mi casa. Mira que pone bien claro en los cartelitos que se prohíbe jugar a la pelota, pero mire usted, estamos en verano, si no jugamos a la pelota en agosto, ¿cuándo lo vamos a hacer? Total, después de este travieso episodio, me dije, ¿dormirme otra vez? Voy a escribirle al churrita a ver si quiere un porracito en el chiringo. Como era de esperar, me dijo que en cinco minutos nos veíamos. Y entre copita y copita nos pusimos románticos y empezamos a recordar viejos juegos peloteros que practicábamos cuando éramos unos zagales. Como somos unos cansinos y nos gusta el alpiste tela, nos dieron las diez de la noche. Eso sí, echamos un rato extraordinario. Paso a dejaros pinceladas de lo que aquella charla dio de sí... - ¿Illo, churra, tú jugabas a la reina? - Illo, copón, la reina… Todavía me acuerdo en un recreo jugando a la reina, te pongo en situación. Suena la campana, salimos de clase, Manolo traía un balón nuevo de la comunión, Migue soltó la frase clave: “Último que toque el larguero se pone”. Los de hueso ancho siempre llegábamos los últimos, total que me tocó ponerme de portero. Había que unirse por

parejas, meter goles en una portería y clasificarse para la siguiente ronda. Los dos mejores como siempre se congeniaban para jugar juntos, pero resulta que aquel día los dos mejores no tuvieron su mañana, vamos ni los dos mejores ni ninguno de los demás de la clase. Apareció por la cancha de futbito el Isra, era uno de los quinquis del colegio, estaba en la clase B, éramos rivales para todo. La verdad que Manolito por aquel entonces era carajote, quién diría que hoy en día esté el tío trabajando en Camberra para una multinacional. Balón nuevo, impecable, recreo, más Isra… nada bueno podía salir de ahí. A la primera de cambio cogió el balón la criatura, pegó un bombo y a Manolito se le iba a salir el corazón por la boca… el balón embarcado en los pisos de al lado del colegio. Nunca más vimos el balón de Manolito. Encima la madre castigó al chaval por empanao. A final de curso nos enteramos de que en los pisos donde embarcábamos las pelotas había un retén de chavales siempre alerta por si caía un balón para cogerlo y subírselo a casa. Un disgusto, churra. - Pues Paco, yo me acuerdo tela de los recreos del comedor, a una y media de la tarde, con las lentejas todavía en el gañote, el Lorenzo apretando y jugando una alemana. ¿Te acuerdas de la alemana? Mismo ritual, último que toque se pone. Un portero con diez y el deca, de cabeza, y cuando te iban metiendo goles, te iban quitando un trocito de vida, se acercaba la hora fatídica. Muchas veces te salvaba la campana y teníamos que volver a clase, pero otras aparecía la magia del culitos (Culitos: Dícese de un castigo juvenil por perder a la alemana). Acuérdate del día que vino a jugar Samu, el tartaja. Estaba medio


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descoordinado; como era de esperar, le metieron los 11 goles en un rato. Ea, pues nada Samu, al lío. Se puso ese chaval en pompa, con el culo apretado, pusimos el balón en el punto de penalti y… ¡apunten, fuego! Le pusimos el mojino a caldo. Llegó a clase y la profesora de música le preguntaba por qué se sentaba de lado. No veas el ratito de Samu tocando con la flauta el Himno de la Alegría. Entre el pompis calentito y la tartamudez, parecía David Guetta. ¡Qué cafres éramos! -Otro jueguecito guay era el que no caiga, ese ya nos cogió más mayores. Para vacilarle a las niñas. Cuando se acercaba el verano, la ropita más apretada, la pelota volaba por los aires, valía todo excepto con la mano, el objetivo era que no cayera al suelo. Me acuerdo que una tarde se vino arriba don Paulino, y a la primera que le dio a la pelota, con las ganas, se tropezó… un mal estiramiento. Gracias a Dios no se lesionó… mucho peor, reventó los pantalones de pinzas. Imagínate a ese hombre por el patio del colegio, andando con las piernas juntas y buscando como loco una bata de laboratorio. La imagen fue esperpéntica, yo confieso que le vi un huevo que salía por la entrepierna. -La verdad es que éramos felices en el colegio. Yo escucho a mis sobrinos ahora y nada más que hablan de maquinitas, de móviles y de mierdas, los millennials que se llaman. Nosotros éramos más callejerialls. Acuérdate, churra, en los campos del colegio, seis partidos a la vez en una misma portería. El portero haciendo los deberes antes de entrar en clase, el que la tira va a por ella, no vale buji, los balones Mikasa, las botas

de Alfonsito, los días de lluvia se acortaban los campos… qué barbaridad. A todo esto, tú eras un fuera de serie haciendo volaítas… o pataítas, como dicen por Jerez. Me acuerdo yo que te comías el bocata que te hacía tu vieja, le quitabas el papel de plata, lo redondeabas como bola de cera y no veas la que formabas. Tú llegaste a jugar en el equipo de fútbol del colegio ¿no? - Sí, sí, fui un par de días y en el primer partido nos metieron nueve los del colegio de al lado. Paco, nosotros éramos buenos entre nosotros, a nuestro nivel, si nos sacabas del hábitat perdíamos mucho. - ¿Quieres otra copita? - ¿Otra copa, Paco? Antes molábamos, éramos sanos, corríamos detrás de una pelota y respirábamos bien al acostarnos. Maldita la hora en que empezamos a comprar el lote para dos y descubrimos que el caldito de los caracoles había que pedirlo en vasito de café. Ahora lo más cercano que estamos de una pelota es cuando vamos al Decathlon a por unos botines pa correr. Por cierto, ¿pronador o supinador? - Jamón mismo. -

Una ración: Pulpo lait del Bar Revuelta en el Terrón.


MÚSICA

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DONDE SE ESCULPEN LAS CANCIONES Un recorrido por algunos estudios de grabación de Sevilla

TEXTO:

Vidal Romero

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El de la música es un mundo repleto de personalismos. Cantautores con voz ronca y discurso social, artistas capaces de hacer bailar a miles de personas, bandas de rock de sonido afilado y pulso agresivo, flamencos que se pliegan (o no) a la tradición, raperos que juegan al borde de lo políticamente correcto e incluso experimentadores en la frontera del ruido; todos ellos se reparten la atención cuando se plantan en un escenario, bajo el calor de los focos, o cuando desgranan en periódicos y revistas su escurridizo idilio con la inspiración.

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ara llegar a ese punto, sin embargo, hay que movilizar a un pequeño ejército de personas, que trabajan junto a los músicos y les ayudan a esculpir sus ideas. Y entre los más importantes están los productores, esos tipos capaces de hacer alquimia con las máquinas de sus estudios y transformar unas toscas maquetas en canciones con brillo dorado.

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Fantasmas en el estudio

En muchos casos, los productores se han curtido en bandas de todo pelaje antes de saltar a ese otro mundo gobernado por previos, ecualizadores, micrófonos y mesas de mezclas. ¿Pero qué lleva a una persona a dejar de lado el protagonismo de los escenarios y pasar a un plano secundario, a realizar un trabajo que la mayoría de los oyentes ni siquiera son capaces de apreciar? Para Jordi Gil, responsable de Sputnik Recording Studios, “el tránsito fue muy natural y progresivo. Con dieciséis años ya grababa maquetas caseras en cuatro pistas de casete. Y más tarde, a principios de los noventa, entré a tocar en Strange Fruit, la banda de Andy Jarman, que era lo suficientemente amable e ingenuo como para prestarme su equipo: un ocho pistas digital, una caja de ritmos Roland TR808 y varios sintetizadores con los que me lo pasaba pipa”. En la actualidad, Sputnik ocupa toda una nave de San Jerónimo, pero las primeras versiones del estudio fueron mucho más humildes. “Comencé en Triana, en casa de mi familia, donde mi madre y mi padre demostraron una paciencia infinita. Luego alquilé un local de ensayo en las afueras, por el que pasó gente como Chencho Fernández o José A. Pérez, de I Am Dive. Recuerdo una ocasión en la que mi padre me llevaba en coche, junto a seis raperos del Polígono Norte, sin saber muy bien si hacía lo correcto. O a mi madre en casa, esperando en la puerta del salón a que termináramos una toma. Que se tomaran esas molestias me hacía pensar que aquella idea valía la pena; algo

que nunca les he dicho”. Más tarde, Gil comenzó a tocar con Lavadora, “un grupo formado para componer las bandas sonoras de las películas de Santi Amodeo y Alberto Rodríguez. Su guitarrista, Enrique de Justo, había construido un estudio casero junto a la Alameda de Hércules. Es un investigador incansable, y de él aprendí muchísimo”. El siguiente paso fue “un local en Conde de Torrejón, en el que monté mi primer estudio profesional”, mientras intercalaba “estancias en Seattle, trabajando como asistente en el estudio Orbit Audio, donde aprendía de Joe Reineke, un auténtico eye-opener para mí”. Todo este periplo culminó con la mudanza a su ubicación actual, un espacio con dos estudios independientes, que pueden funcionar veinticuatro horas al día, y que ofrece servicios de masterización y posproducción para cine. Un lugar por el que han pasado artistas como La Mala Rodríguez, Iggy Pop, Sr. Chinarro, Sari Schorr o Maga, pero que nació con dificultades. “La obra del Sputnik actual duró mucho y fue cara y dolorosa para mí”, recuerda Gil. “Cuando terminó estaba exhausto, me había quedado literalmente sin energía. Para recuperarme, necesitaba un sitio que tuviera eso que me pone de los estudios de grabación: esos fantasmas que campan a sus anchas. Y allí no estaban. Fue difícil entrar en ese espacio desalmado durante el primer año. Pero luego, poco a poco, comenzó a cobrar vida. Hicimos discos bonitos, la gente que pasaba por allí dejó su rastro, y esa energía permanece. Por eso, cuando me llevo el portátil para trabajar lejos del estudio, sé que debo dejar una parte para terminarla en Sputnik”. Un museo de cacharros antiguos

Cuenta Paco Prieto, el hombre fuerte de Happy Place, que el estudio nació como extensión del sello que lleva el mismo nombre, hace ahora casi diez años. “Fue por necesidad y por el bien de la humanidad (con un par), para publicar cosas que nos parecían muy interesantes, pero que apenas interesaban a la industria. Además, estábamos hasta las narices del indie nacional”. Prieto habla con propiedad porque, además de productor, sigue ejerciendo como músico de manera activa. “Durante los últimos seis años he tocado con la banda de Pájaro, y aunque entre el estudio y mi trabajo como productor me queda poco tiempo para participar en otros proyectos, salir de gira es algo que no puedo evitar, me pone muchísimo. Eso sí, reconozco que el mundo de la furgoneta se me hace cuesta arriba. Será que me he vuelto algo burgués y que estoy un poco mayor, excesos aparte”. En cuanto al estudio, “al principio estaba en mi casa, pero más que un estudio casero se trataba de un museo de cacharros antiguos y polvorientos metidos en una casa; prácticamente


Sputnik Recordings Studio

Y es que Prieto es un tipo que reconoce disfrutar más en el estudio cuando se implica a nivel emocional. “Durante la grabación del último disco de La Big Rabia pasaba por una ruptura sentimental y cada vez que le daba al play lloraba como un niño al que le quitan a su madre. Los tres discos de Pájaro me han hecho mejor músico y mejor persona, aunque también me han quitado veinte años de vida. Trabajar con Silvia Pérez Cruz fue un flipe, igual que con Riverboy, Saxos del Averno, Julián Maeso, Guadalupe Plata o All La Glory”. Un catálogo de trabajos que no le impiden fijar los pies al suelo (“Hoy día mantener un estudio de grabación es un negocio poco rentable: si quieres ganarte la vida, haz cualquier cosa, pero nada que implique depender del arte o la cultura en este país”), pero que le permiten tener fe en el futuro. “Da igual tener un estudio en la playa, en la montaña o en un sótano del barrio de La Chana en Granada. La banda o artista que flipe con tu sonido y con tu forma de trabajar hará lo posible por ir y compartir su trabajo”. Comer con hambre

Como sus dos compañeros, el cordobés Raúl Pérez, de Estudios La Mina, fue cocinero antes que fraile: tocaba la guitarra y cantaba en bandas desde adolescente. “A los diecinueve años me mudé a Sevilla para estudiar sonido, cambié de instrumento y empecé a tocar el bajo en The Baltic Sea. Me encontré con una ciudad llena de proyectos y conecté muy rápido con varias de las bandas que surgieron en aquel momento, así que abandoné otros trabajos para dedicarme

solo a grabar, y ya han pasado catorce años”. Un pasado del que le quedan más que recuerdos porque, como reconoce, “a la hora de producir, grabar o mezclar, me siento más cercano a la mentalidad de músico que a la de ingeniero. Entender el estudio como un instrumento, o varios a la vez, permite que me mueva con una libertad que el prisma de lo técnico-teórico no me daría”. Lo que diferencia a La Mina de los dos estudios anteriores es su intención de inmersión, su voluntad por “capturar a la banda en un entorno conocido”. Un afán que se tradujo primero en la construcción de un estudio portátil, que permitía acudir a los locales de ensayo, y que después evolucionó hacia un modelo de estudio residencial, “en el que ese espacio lo diseño yo y el entorno está además aislado, sin interferencias cotidianas”. Un espacio con cocina y dormitorios, “con instrumentos a mano y alguien preocupado por sacarte bien en las tomas. De ese modo, el músico solo se tiene que dedicar a sus canciones”. El primer esbozo de La Mina se produjo en 2007, durante la grabación de Si bajo de espaldas no me da miedo…, el álbum con el que debutó Pony Bravo. “Nos trasladamos a una hacienda del Palmar de Troya durante un mes. Después de aquello encontré una primera casa en Palomares; luego vendrían seis años en Espartinas y tres más en Montequinto. Son diez años en un formato que se ha convertido en forma de vida: cada mudanza ha significado una renovación de votos”. La última de estas mudanzas llevó La Mina a una urbanización privada, en la que ocupa un chalet de generosas dimensiones, con techos altos y hasta una piscina. Para Pérez, la ventaja de aislarse en un entorno no urbano es que “te da mucho control sobre el proceso: no hay interrupciones, ni existe la posibilidad de desviar la atención. El estado habitual es relajado, y eso te vuelve más productivo y en sintonía con el trabajo que estás haciendo. Además, como productor paso más tiempo con la banda, y eso nos conecta a un nivel más personal. Y por otro lado, ha permitido que el ochenta por ciento de la gente con la que trabajo venga de fuera de Sevilla”. Fiel a su idea de que el estudio es un instrumento, la elección de la casa vino dada también por sus posibilidades intrínsecas. “Tener una altura de siete metros en el salón se ha convertido en mi mejor efecto para tratar las baterías, mientras que un baño alicatado junto a la sala de amplificadores aporta alegría al sonido de los bajos. Son medios que vienen dados y que utilizo a diario. Suelo trabajar en proyectos donde lo aséptico no es una ventaja; por el contrario, toda resonancia que añada carácter a la grabación se convierte en un recurso adicional”. Recursos que conocen

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teníamos que ir saltando por encima de los instrumentos. Bastó una mirada de reojo de mi compañera de casa para que cogiera los trastos y nos mudáramos al estudio actual, en una nave de Gelves: cuando vimos la sala principal, con cien metros cuadrados diáfanos, se nos saltaron las lágrimas”. Un espacio que, no podía ser de otra manera, les empujó hacia una nueva aventura: las Happy Place Sessions, grabaciones en directo de algunas de sus bandas favoritas (no siempre pertenecientes al sello), a la manera de las míticas Peel Sessions, pero incorporando imagen de video. Eso sí, Prieto reconoce que su modelo era otro, y que “en aquel momento flipábamos con el sonido y la realización de From The Basement, del productor Nigel Godrich. Así que con mucha menos pasta, pero con las mismas ganas, nos embarcamos en ese proyecto. Queríamos ver las bandas en estado puro, sin trampa, sin luz espectacular, sin maquillaje ni producciones que huelan a ordenador”.


MÚSICA

Happy Place

de sobra artistas como David Cordero o los ya citados Pony Bravo, a los que Pérez considera familia (“Son discos en los que gobierna la satisfacción propia, y con los que suelo disfrutar de una manera especial: es como comer con hambre”), pero también Niño de Elche, McEnroe, The New Raemon, Novedades Carminha o Kiko Veneno, que ha grabado en La Mina el que será su próximo disco.

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En los últimos años, gracias al abaratamiento de la tecnología y al desarrollo del software, se han popularizado los home studios o estudios caseros. ¿Qué os parece esta realidad?

(Jordi Gil) Hay muchas cosas que se pueden hacer en casa, con paciencia y entusiasmo, que serían difíciles de desarrollar en un estudio. Pero yo adoro los estudios de grabación. Me encantan. Me gustan todos. Hay algo en la sensación de entrar en esos espacios de acústica imposible que me puede: todo el tiempo que alguien ha empleado en diseñarlos, en buscar con paciencia el equipo para las salas de control, la música que ha surgido en esos espacios, las bromas, las peleas… de alguna manera, todas esas experiencias impregnan el ambiente.

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(Raúl Pérez) Yo me siento heredero directo del home studio; así es como empecé, y creo que ha sido un elemento democratizador definitivo dentro de la composición y la edición musical. Montar un pequeño equipo en casa y hacer canciones te invita a pensar en términos globales. Al preparar una maqueta abandonas tu ego de instrumentista en favor de la canción, es algo que añade perspectiva y la posibilidad de reencauzar tus ideas, y eso me parece un ejercicio vital para cualquier músico. (Paco Prieto) Es cierto es que se “ha democratizado” la tecnología, o al menos eso es lo que nos venden. Pero al final, muchos compositores pierden el tiempo en leer manuales, ver tutoriales en Youtube y hacerse pajas mentales. Y los músicos y compositores deben de dejarse la piel haciendo canciones, buscando un sonido propio. Poder grabar en tu casa y experimentar es un flipe, pero no deja de ser una herramienta para estimular la creatividad: tener infinidad de lienzos y acuarelas no te convertirá en un mejor pintor. Eso sí, mola mucho cuando llegan bandas al estudio con parte del trabajo hecho en casa y con multitud de ideas grabadas. En la mayoría de los casos muchas de esas pistan se quedan tal cual. ¿Qué ventajas aporta un estudio profesional sobre estas instalaciones de andar por casa?

(P. P.) Muchas posibilidades: el espacio de trabajo, poder grabar

a la vez a muchos músicos, grabar en cinta de dos pulgadas, utilizar instrumentos con cacharros reales, sin necesidad de simuladores. También hay que tener en cuenta que ciertos géneros musicales no tienen que pasar por la grabación en un estudio profesional, mientras que en otros géneros, sin un estudio de verdad, se pierde la mitad. Y por último, es una pena que con esa democratización estén desapareciendo oficios que para mí son esenciales en un buen disco o canción, como los de ingeniero, arreglista o productor. (R. P.) Aporta el mejor equipo posible, para que todo suene como quieras, y no como puedas. En mi caso, no me refiero solo a microfonía, ecualización, previos y procesadores; también intento tener todo tipo de instrumentos y amplificadores, algo que necesita de mucho espacio e inversión. Y por supuesto, alguien con experiencia, control de las máquinas y un lenguaje musical desarrollado, para servirte el plato en la mesa. (J. G.) Me gusta mucho grabar en directo. Cuando compré la nave donde está ahora Sputnik, me prometí que la mitad del espacio tenía que ser sala para los músicos. Por eso tengo un recuerdo especial de la grabación del primer disco de O Sister!, en la que sólo usamos un micro en el centro de la sala. Si quería que el contrabajo sonara más, le decía al músico que se acercara al micrófono; se puede decir que estaba mezclando a la vez que grababa. ¿Hasta qué punto es importante la tecnología en el estudio? Vivimos un momento extraño, en el que conviven bandas que intentan grabar sus canciones utilizando tecnología analógica con más de cincuenta años de edad, con otras que manejan ordenadores y efectos digitales como el Autotune.

(P. P.) Justo en la mitad, para mí es un equilibrio perfecto. Adoro cualquier cacharro antiguo con polvo, pero también el Autotune como herramienta creativa. Eso sí, como corrector de voces lo odio a muerte: el músico tiene que practicar y afinar. Y si no lo consigue, cambiar el tono de la canción. (R. P.) Si me obligas a escoger entre un grabador de cinta y un PC, me quedo con este último, pero como me lo puedo permitir, utilizo las dos cosas. En todo lo relativo al trabajo pesado de un estudio (almacenaje, grabación, automatización), la tecnología aporta unas posibilidades de acceso instantáneas, lo que supone un ahorro de tiempo precioso. Por su parte, lo analógico o vintage significa textura y cierto culto a nuestra memoria musical, una recreación del sonido de aquellos discos que nos marcaron, según un determinado recuerdo personal.


La Mina

Otra paradoja actual es que, a pesar de la facilidad de acceso que hay a la música de todo tipo, el álbum es un formato que está en desuso. Cada vez es más común que las bandas publiquen videos en vez de discos, y eso afecta a la manera de componer y grabar. ¿Cómo os afecta ese cambio de paradigma?

(R. P.) Sin duda, esa accesibilidad ha influido en la concepción de la obra, y por tanto en el proceso en el estudio, igual que en otros momentos influyeron los diferentes formatos por su duración o su física. Por ejemplo, pensar en grabar un vinilo te llevaba a dejar el tema más ligero para el final de cada cara, para minimizar la pérdida de calidad que supone la inclinación de la aguja en el extremo. Hoy, en muchos casos, ni siquiera se piensa en la fabricación: las sesiones de grabación son más cortas y más próximas entre sí. Si antes partíamos de una obra “cerrada“, con cierta unidad, ahora nos movemos hacia un continuo creativo mucho más abierto. Estamos en la era de las suscripciones, y en la música el formato video-single es una fórmula de suscripción hacia el artista, que juega con una periodicidad, expectación y promoción continuas. De todos modos, creo que estas son fórmulas que funcionan mejor en la música pop, pero no tanto en géneros más densos o de desarrollo, en los que un álbum de treinta o cuarenta minutos ofrece un margen mayor para completar el discurso del artista. (J. G.) Hacer un disco con mucho esfuerzo y que desaparezca del mercado en una semana es descorazonador. Por eso, tiene mucho sentido sacar video-singles. Aunque es una práctica más habitual en proyectos alejados del rock, que sigue aferrado a la estructura del álbum. (P. P.) Hay espacio para todos los formatos, aunque es cierto que ha cambiado la manera de consumir y escuchar música: en Estados Unidos la primera plataforma de streaming musical es Youtube. Y creo que todo esto es una vuelta a las décadas de los cincuenta y los sesenta, cuando los álbumes eran una manera económica de tener la colección de singles de un determinado artista. A nivel de sello, también nos ha obligado a mantener otra estrategia: un disco como novedad aguanta poco, pero lanzar singles poco a poco y publicar el álbum más tarde puede resultar más atractivo.

Siguiendo con esa cuestión, gran parte del público ha dejado de escuchar música en equipos de alta fidelidad, para hacerlo a través de móviles, tabletas o altavoces de ordenador. ¿Tiene sentido seguir grabando con calidad para que después sucedan esas cosas?

(P. P.) A mí se me caen las lágrimas cuando, después de haber terminado unas mezclas, el bajista te dice que su bajo no suena: la criaturita confiesa al final que lo único que tiene para reproducir música son los altavoces de su portátil. También hay quien opina que dejar un instrumento en un panorama solo a la izquierda o la derecha puede hacer que una parte del público del bar donde suene la canción no la escuche… Y la verdad es que, si a la hora de producir tuviera que pensar en el tonto que se pone al lado de un altavoz en el bar, o en que la mayoría de la gente escucha la música con los altavoces del móvil, sería mi fin. Y no como productor, sino como ser humano. (R. P.) Según el informe del IFPI, el 84% de los chavales entre los 16 y los 26 años escuchan música sólo en el móvil. Aparte de esta cuestión generacional, una tendencia que va en aumento, las industrias tecnológicas han estado muy centradas durante los últimos años en la portabilidad, en detrimento de la calidad de sonido. Pero creo que a partir de este momento esas mismas empresas empezarán a invertir en sistemas de audio y conversiones con más calidad. Es algo que los servicios de streaming ya hacen. (J. G.) Los últimos diez años han sido muy crueles en ese sentido. Los discos cada vez sonaban mejor y cada vez se escuchaban peor. Sin embargo, ahora que la industria discográfica por fin ha terminado su deambular, se ha consolidado el streaming como fuente de escucha mayoritaria y ha aparecido el altavoz portátil Bluetooth, las bases están servidas para un nuevo estándar. Son buenas noticias. (R. P.) Hace veinte años un mezclador o masterizador pasaba horas corrigiendo un disco con monitores y sistemas lujosos, pero hoy no puedes dar por bueno un trabajo sin escucharlo en un iPhone o un sistema Bluetooth, con ecualizadores dinámicos y loudness automático. Mientras peor sea el medio, más necesitas afinar, para conseguir que la información no pierda el equilibrio, a pesar de todos los filtros que tiene que atravesar. Un libro: El sonido y la perfección de Greg Milner.

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Estamos sumergidos en un revival constante de todas las épocas, que parece no acabar tampoco en el plano tecnológico. Yo vivo todo esto como una búsqueda y un equilibrio entre lo práctico y lo exclusivo. Siempre estoy buscando material, tanto viejo como nuevo, y cuando algo suena bien me lo quedo. Y cuando vendo, me arrepiento.


CINE

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BOND, JAMES BOND Con licencia para arrasar

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TEXTO:

Tali Carreto

La espantada de Danny Boyle al frente de la que será la 25ª película del agente 007 –si exceptuamos ese Nunca digas nunca jamás de un Connery tomando prestado el esmoquin a los Broccoli fuera del canon oficial y aquel delirio a golpe de chasquarrillo pop que era Casino Royale- se ha unido en las últimas semanas al insistente rumor de que será Idris Elba quien tome el relevo de Daniel Craig en su siguiente aventura, convirtiéndose, si se diera el caso, en el primer Bond interpretado por un actor de color. Adelantémonos a tan peculiar acercamiento a un mito pop en constante reinvención con otra aproximación nada recurrente al hablar del agente secreto más querido en el universo, con perdón de Anacleto. Olvídense de chicas en bikini, villanos con dedo de oro y hasta del Aston Martin. Y permítannos presentarles cómo nació…

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SEPTIEMBRE - OCTUBRE

Sin ir más lejos, nuestra guadianesca Mostra de Valencia le dedicó en su 32ª edición un congreso –con concierto incluido- en el que figuras tan dispares como Fernando Savater, Luis Alberto de Cuenca, Silvia Grijalba e Inocencio Arias, entre otros, analizaron el fenómeno Bond desde múltiples e inesperados frentes, abordando cuestiones tan poco habituales como su relación con la diplomacia española, las parodias bondianas o la figura del héroe en la era de Wikileaks.

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ue levante la mano quien no conozca a este tipo siempre bien trajeado, con un vodka martini – agitado, no revuelto- en la mano y cara de hacer saltar el casino y encamarse con la reina de la noche con solo un par de pestañeos. James Bond es ya historia popular, una figura legendaria capaz de saltar con fortuna de un medio a otro (de los libros al cine, pasando por el cómic), calzarse diferentes rostros en la gran pantalla sobreviviendo en la taquilla y salir airoso de todo entuerto, incluso de los envites de las feministas. Nacido hace más de medio siglo en unas vacaciones en Jamaica y pasadas ya sus cincuenta primaveras como mito del celuloide, ni siquiera extraña que haya recibido homenajes de lo más variopinto.

Ya en 2007 se nos habían adelantando -cómo no- los franceses, siempre tan despiertos, cuya Biblioteca Nacional en colaboración con la Universidad de Versalles, entre otras no menos prestigiosas instituciones, le dedicó un seminario

donde sociólogos, semiólogos, antropólogos e historiadores de toda Europa, Estados Unidos y Canadá debatieron sobre geopolítica en el universo 007, la filiación del agente con la literatura heroica antigua y medieval e incluso los hábitos alimenticios de tan peculiar personaje. ¡Estos gabachos están locos! O no. Porque la vigencia de James Bond en el imaginario popular demuestra que, lejos de un mero personaje con éxito, estamos ante todo un mito capaz de resistir todas las interpretaciones posibles. Claro que como bien sabemos, toda leyenda tiene su parte de realidad…

Fabricando el hombre perfecto

Lejos de elucubrar su creación en la más absoluta abstracción, el escritor Ian Fleming fabricó su personaje con retazos de su propia vida y añadiendo las dosis necesarias tomadas de otras personalidades para nada ficticias. Corría febrero de 1952 cuando el británico se lanzó a escribir Casino Royale, primera de las novelas protagonizadas por el agente con licencia para matar. Y Fleming creó a Bond a su imagen y semejanza: ambos se educaron en las mismas escuelas, ambos se pirraban por los huevos revueltos y el café, compartían gustos en mujeres y hábitos –como beber, fumar y vestir camisas de mangas cortas- y, por si fuera poco aun, ambos habían llegado al mismo nivel en sus respectivas carreras: los dos tenían el rango de comandante. No en vano muchas son las voces que han destacado que Bond, el personaje, no es sino una idealización de Fleming, el autor, sobre su propia persona. Pero no fue el único apunte que Fleming tomó de la realidad. Para dibujar su aspecto físico, el escritor de Chitty Chitty Bang Bang (sí, también le dio por coches voladores más allá del Aston Martin) prestó a Bond su altura, su color de ojos y hasta su corte de pelo. Claro que en pos de esa idealización, también concibió a su agente con un rostro más bello, similar al de Hoagy Carmichael, cantante y compositor (suya es, ahí es nada, Georgia on my Mind) que muchos recordarán como el pianista de Tener y no tener, aquella joya del cine con Bogart y Bacall. La mismísima Vesper Lynd, esa zorra de cuidado que rompió el corazón de nuestro héroe y germen de su miedo al compromiso más allá del revolcón de turno, describe a Bond en Casino Royale de la siguiente manera: “Me recordaba bastante a Hoagy Carmichael en cierto sentido. Ese pelo negro cayendo sobre su ceja derecha. (…) Pero había algo más cruel en su boca, y sus ojos eran fríos”.


Pero Fleming siempre negaría haberse inspirado en dichos modelos, y si hacemos caso al historiador Keith Jeffery, la única fuente de inspiración para Fleming dentro del reservado mundo de los espías fue Bill “Biffy” Dunderdale, a la sazón amigo íntimo y agente del MI6 (el Servicio de Inteligencia británico donde también milita Bond), aficionado a las mujeres bellas y los coches rápidos (y caros). Sexbond, sexbond

Resueltos aspecto físico y los secretos de la profesión, faltaba lo que ha hecho de Bond una leyenda. Sí, aciertan: hablamos de su facilidad para acabar llevándose la chica de turno al huerto. ¿Quién no ha soñado alguna vez con emular a Bond y su licencia para, ejem, follar? Pues saquen sus agendas, mitómanos: la última aportación que Fleming añadió a su particular cóctel la tomó prestada de Porfirio Rubirosa, alias “Rubi”, también conocido como “El Casanova del Caribe”. Figura digna de un biopic en toda regla (Antonio Banderas lleva años al parecer acariciando el proyecto), este diplomático

y playboy dominicano, fallecido en 1965, era casi un Bond de carne y hueso: se movía con soltura en ambientes elegantes y no poco peligrosos (era amigo íntimo del dictador Trujillo), le perdía su pasión por la aventura (fue buscador de tesoros en el Caribe y piloto de bombardero) y se aficionaba con facilidad a la velocidad (también ejerció como piloto de Fórmula 1 para Ferrari). Para colmo de similitudes, su lista de amantes daría para empapelar la Gran Muralla china: Jayne Mansfield, Ava Gardner, Kim Novak, Marilyn Monroe, Veronica Lake, Danielle Darrieux, Dolores del Río, Rita Hayworth… todas, y algunas más, pasaron por sus sábanas. Truman Capote, cronista siempre tan fino, dijo de él que más allá de sus maneras de gentleman, su mejor arma de seducción era su enorme pene, ¡de 30 centímetros de longitud! “y tan grueso como la muñeca de un hombre” (lean Plegarias atendidas y encontrarán, entre otras perlas, tan rotunda descripción). Ni Austin Powers tendría tanto mojo para repartir. Más adelante, resultaría cuanto menos curioso que el propio Fleming acentuara otros encantos de Bond en obras posteriores a la exitosa adaptación del personaje para la gran pantalla. En Al servicio secreto de su Majestad, publicada en 1963, tan solo un año después del triunfo en las taquillas de medio mundo de 007 contra el Dr. No, el autor acentuaría la ascendencia escocesa del héroe –su padre, Andrew Bond, pertenecía a una estirpe de banqueros de las Highlandsfascinado por la encarnación que Sean Connery había realizado de su propia creación. Pero volvamos al momento de la creación. Fleming aun necesitaba un último –y decisivo- elemento que añadir a su ecuación en la búsqueda de un personaje inmortal: su nombre. ¿Cómo bautizar a un tipo capaz de las mayores proezas? ¿Cómo dar con un nombre de pila y un apellido que jamás se olvide? ¿Cómo diablos se presenta

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Claro que para diseñar su personaje, Fleming también necesitaba modelos más cercanos a Bond que un cantante y actor. Necesitaba espías, y encontró los mejores ejemplos en agentes encubiertos como Sidney Reilly o William Stephenson, auténticas leyendas en el arte de la guerra entre bambalinas, o en el aristócrata Sir Thomas Bond, colega del pirata británico Francis Drake, aventurero, explorador y posible espía al servicio de la reina Isabel I. El lema de su familia, tomado de una visita a España, era precisamente: Orbis Non Sufficit, que traducido al castellano de a pie quiere decir El mundo nunca es suficiente. ¿Les suena, verdad?


CINE

en sociedad el mejor espía del mundo? Para el mayor de los problemas, Fleming optó por el camino fácil. En sus vacaciones en Jamaica, donde el autor ideó el personaje, y como buen aficionado a observar las aves, Ian Fleming estaba familiarizado con el libro Birds of the West Indies, publicado por primera vez en 1936 y firmado por un tal James Bond, ornitólogo especializado en especies del Caribe. Al escritor, que buscaba un nombre que sonara “tan vulgar como fuera posible”, le sedujo éste “tan corto, nada romántico, anglosajón y muy masculino”. Fleming

contactó con el Bond original, solicitándole poder utilizar su nombre para bautizar su creación. “Adelante con ello”, fue su respuesta. Y así nació el segundo James Bond. Con el paso de los años, en 1964, justo antes de morir, Fleming envió una copia de la primera edición de Solo se vive dos veces, su última novela, al ornitólogo. “Al James Bond real, del ladrón de su identidad”, rezaba la dedicatoria.

Otros Bond de andar por casa

¿Solo se vive dos veces? O encuentre a un Bond hasta en la sopa

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Maxwell Smart / Superagente 86 Una mañana el productor Dan Melnick llamó a Buck Henry y Mel Brooks y les espetó: “Hay dos grandes éxitos ahí afuera. Uno es Bond, y el otro es Clouseau”. Así nació el Agente 86, en permanente lucha contra Kaos. ¿Qué sería de nosotros sin Don Adams y su zapatófono? Supongo que estaríamos igual, pero más serios. Derek Flint / Flint, agente secreto, F de Flint Estaban las chicas neumáticas (Gila Golan, Sigrid Valdis), el villano de turno (un Edward Mulhare antes de prestarle El coche fantástico a David Hasselhoff) y el plan diabólico de turno, pero ni rastro de Sean Connery. Le sustituía un James Coburn adicto a las artes marciales y al choteo. Tuvo secuela, sí, pero no tanto éxito como para alumbrar una saga. Charles Vine / Licencia para matar, Cuando las balas vuelan, O.K. Yevtushenko En tan solo tres películas, este agente con doble cero pero del que desconocemos su último número pasó por Florida, su Inglaterra natal ¡y España! Sí, la última fue dirigida por José Luis Madrid (el mismo tras El último tango en Madrid, sic), con un presupuesto de risa. Tom Adams, tras La gran evasión, se evadía también de la realidad que daba gusto.

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Jim West / The Wild Wild West O como se le llamó en México: Espías con espuelas. Mix bizarro –como su remake en pantalla grande con Will Smithpero encantador de aventuras a lo Julio Verne, estética far west y hasta artes marciales. Robert Conrad y su inseparable Ross Martin anticiparon el steam punk y se enfrentaron en 104 episodios a todo tipo de villanos, incluyendo Richard Kiel, más conocido entre los bondmaníacos como “Tiburón”. James Tont / Operación U.N.O., Operazione D.U.E. Precursor de Austin Powers, Johnny English y hasta del mismísimo Jimmy Bond personificado por Woody Allen en la paródica Casino Royale, el cómico Lando Buzzanca también se adelantaba a su tiempo y hasta a Spotify: el villano, Goldsinger, era un capo discográfico. Y aunque no condujera un Aston Martin, su 600 se convertía en submarino en caso de necesidad.

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Basta revisionar las temporadas de Los Simpson, ese barómetro de la cultura popular, para darse cuenta de la enorme influencia del héroe creado por Ian Fleming en la mitología pop. Ya se sabe: si no has estado en Springfield, no vales nada, baby. Y la sombra de Bond está por doquier en sus calles: en Homer definido cuando nuestro papá preferido detiene la fusión nuclear el contador se detiene en 007 (como ocurría en Goldfinger); en Icthy y Scratchy, la película Bart tortura un muñeco de Bond metiéndole en el microondas mientras acaricia a Bola de Nieve II cual Blofeld; en Conexión Springfield la secuencia inicial del sofá imita a los míticos créditos de toda peli bondiana, Krusty tiene tres tetillas (como Scaramanga, villano Bond de altura) y su secretaria se llama Pennycandy, en clara alusión a la Moneypenny del MI6.… y así hasta el infinito. Incluso hay un capítulo dedicado íntegramente a parodiar la iconografía de Bond, Solo se muda dos veces. Lo de Bond con la cultura popular es un romance eterno: videojuegos (Hideo Kojima, creador de Metal Gear Solid, le cita como una decisiva inspiración, y la saga GTA incluye guiños por doquier a la filmografía del agente), cómics (de nuestro Anacleto a la foránea Beautiful Killer, versión sexy de 007, de todo hay en la viña de la cuatricomía), coches (gana Aston Martin por goleada, pero hay para todos los gustos: BMW, Lotus, Citroen…), cócteles (Smirnoff ha llegado a crear el Vesper y el Quantum of Solace)… Y de música, ni hablemos. Títulos de crédito con voces de estrellas aparte, ni siquiera los Beatles, el fenómeno fan más grande del mundo junto a Elvis y Jacko, escaparon a su impronta. Bond soltaba esta perla en Goldfinger: “Tomar Don Perignon sin helar es aun peor que escuchar a los Beatles sin tapones en los oídos”. Los Fab Four, siempre tan majos, se tomaron con humor la broma y respondieron con Help!, parodia a su manera de las tramas detectivescas del agente. Incluso colaron en el filme –y en el disco, edición americanauna versión de la famosa intro de la saga y George Harrison apareció en algunas fotos de promo con un 007 bordado en su polo. Con los años, McCartney le cogería el gustillo y acabaría entregando una de las mejores melodías de toda la saga Bond junto a sus Wings: Vive y deja morir. Qué sabias palabras.

Una bebida: Dry Martini, mezclado pero no agitado.


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VIÑETA




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